CONFERENCIA
“ MUJERES DAÑADAS POR EL EJERCICIO DE LA PROSTITUCIÓN”.
Dr. Francisco Orengo García
|
Otto Dix |
Médico Psiquiatra
Unidad Psicosocial. Dirección General de la Mujer.
Comunidad Autónoma de Madrid.
Introducción
En el marco del encuentro de trabajo
sobre víctimas de la prostitución y tráfico de mujeres con fines de explotación
sexual organizado por la Dirección General de la Mujer de la Comunidad Autónoma
de Madrid el pasado mes de Octubre de 2001, se presenta esta ponencia sobre los
daños psíquicos y físicos que la prostitución causa en las mujeres que la
ejercen.
Violencia y daño psíquico
Existe
en los últimos años una línea de trabajo en Salud Mental y Psiquiatría que se
ocupa de la prevención, diagnóstico y tratamiento de las personas que, como las
mujeres prostituidas, son sometidas a graves abusos y maltratos en la esfera
psicosexual o también las que han sido victimas de violencias inusuales. Los
programas terapéuticos incluidos en instituciones como la propia administración
de veteranos americana, o las llamadas “Clínicas de Trauma” extendidas por
instituciones psiquiátricas de las
mejores universidades y hospitales americanos, holandeses, alemanes etc. se
encuentran enmarcadas dentro de lo que se viene conociendo como
Psicotraumatologia.
Independientemente
del largo pasado histórico del concepto que quedaría por razones de espacio
fuera de esta introducción, éste se refiere a aquella clínica que se agrupa en
dos grandes grupos nosológicos dentro de los trastornos psíquicos, como son los
trastornos por estrés postraumático y los trastornos disociativos, sin
descartar otras entidades psiquiátricas que aparecen con frecuencia de forma
comórbida (depresión, ansiedad, bulimia, intentos de suicidio, abusos de
sustancias, trastornos somatoformes etc.).
Realidad social y violencia de género
Los
datos exactos de prevalencia de maltrato, violencia y abuso sexual existente
son desconocidos por la difícil obtención de datos reales. Los datos oficiales
hablan de un 10-12% de la población
afectada por formas severas según fuentes diversas (Ministerio de Justicia,
Dirección General de la Mujer, IMAIN). Según el Instituto de la Mujer, más de
20.000 mujeres formularon denuncias por malos tratos en los juzgados españoles
durante 2000. En cuanto a las mujeres que se prostituyen y son usadas por
prostituidores, resulta imposible determinar su número exacto pero datos
recientes (Barahona 2001) estiman la existencia en España de unas 300.000
mujeres en el ejercicio de prostitución.
En
cuanto a las consecuencias que los diferentes tipos de maltrato producen a
nivel psíquico, es creciente la literatura científica que demuestra la
existencia de una relación causal entre los malos tratos y abusos de toda
índole y el desarrollo de patologías
psiquiátricas graves.
De
hecho, existe en la actualidad todo un acerbo de datos clínicos que demuestran
que los pacientes abusados y maltratados brutalmente desarrollan síntomas como
pesadillas terribles, falta de capacidad de respuesta al medio, agresividad,
conductas de evitación y/o episodios de pánico y alucinaciones dentro de lo que
se conoce como trastorno de estrés post-traumático. Mas abajo se explica con
mayor detalle el trastorno.
También
se sabe, que muchos de los intentos de suicidio múltiples en jóvenes, las autolesiones,
ciertas formas de bulimia que llegan a constituir hasta un 30% de los llamados
trastornos de alimentación, tiene una vinculación causal con el maltrato y
abuso, sobre todo sexual. Finalmente, muchos pacientes con abusos de
sustancias, las consumen desde una situación psíquica compatible con un estado
disociado de consciencia.
Prostitución, estrés postraumático,
lesiones físicas y repercusiones sobre la sexualidad
Corroborando
las impresionas clínicas ya existentes, en el estudio internacional sobre
estrés postraumático y prostitución realizado en cinco países (Zambia, USA,
Tailandia, Turquía y Sudáfrica) con 475 mujeres
se encontró (Farley et al., 1998)
que:
1º) 67% cumplían criterios diagnósticos de estrés postraumático
2º)
había una fuerte presencia de abuso sexual infantil (50-90% en diferentes
estudios) y una importante correlación del mismo con síntomas de estrés
postraumático.
Independientemente de estas
manifestaciones psíquicas se encontraron en el ámbito físico otras que las
acompañan como son:
*
heridas, magulladuras, fracturas óseas, hematomas en los ojos y contusiones. En
un estudio reciente ( Parriott, 1994) se encontró que un 50% de las mujeres
prostituidas habían sufrido un abuso físico por sus “clientes”. De ellas, un
23% habían sufrido palizas que habían producido fracturas óseas y un 90% de las
mujeres en este estudio habían experimentado violencia en sus relaciones con el resultado de abortos, pérdida de
consciencia y/o heridas en la cabeza.
Solo
un 15% de las mujeres en este estudio no habían tenido nunca una enfermedad de
trasmisión sexual como clamidiasis, gonorrea, sífilis o herpes. Los problemas
ginecológicos son frecuentes pero, especialmente, constituyen una verdadera
plaga el dolor pélvico crónico y la enfermedad inflamatoria pélvica. También se
encontró una alta incidencia de citologías vaginales indicativas de alguna
forma de carcinoma de cuello de útero.
Por otro lado, en el estudio ya clásico de James y Meyerling
(1977) con 136 mujeres entre 18 y 42 años,
se hallaron los siguientes resultados en la comparación de las conductas
sexuales de dos colectivos, unas prostituidas, otras no:
* las prostituidas habían aprendido en el campo de las conductas
sexuales más de experiencias personales
que de lo que les habían enseñado en casa sus padres
* siendo niñas, habían tenido más “aproximaciones” sexuales por
gente adulta
*se habían visto envueltas
con mayor frecuencia en relaciones incestuosas con sus “padres” (17% de
los casos)
* generalmente habían iniciado su actividad sexual a una edad más
precoz (18% <12 años)
*con mayor frecuencia, no habían tenido más relación con su primer
pareja coital que esta.
*habían experimentado una
mayor frecuencia de violaciones (57%).
Veamos a continuación a propósito del
colectivo de personas prostituidas como se manifiesta el TPET.
El Trastorno de
Estrés Postraumático
|
Whiskería |
Este trastorno, incluido en la
clasificaciones de enfermedades de la Organización Mundial de la Salud desde 1980, incluye las siguientes
manifestaciones:
a) Evocaciones de los acontecimientos
traumáticos en forma de recuerdos o imágenes en estado de vigilia o de sueño
sintiendo como si el horror pasado estuviera ocurriendo otra vez.
b) Desapego emocional claro, con embotamiento o
“acorchamiento” afectivo, desinterés por las personas y las cosas así como la
sensación de un porvenir acortado.
c) Conductas de evitación de personas, lugares o
actividades que podrían reavivar el recuerdo del trauma.
d) Síntomas vegetativos de hiperalerta como
insomnio, irritabilidad o accesos de cólera y sensación de estar permanentemente “en guardia”.
e) Sensaciones de despersonalización, como
viviendo la vida a través de un cristal o metida dentro de una burbuja, a veces
sin ni siquiera tener sensaciones del propio cuerpo y
f) Repercusión sociolaboral
El TPET puede ser agudo, crónico o de instauración diferida. La
forma aguda es aquella que aparece en los dos a cinco meses después de
acontecido el trauma severo. La forma crónica es la que perdura después de seis
meses del acontecimiento o acontecimientos traumáticos y la diferida es, como
su nombre indica, la que aparece en un momento posterior.
Otra forma de trastorno de estrés postraumático que se va
adquiriendo a lo largo de la vida en base a terribles experiencias de abuso y
negligencia repetidas se conoce en la literatura profesional como estrés
postraumático complejo ( HERMAN 1994) . En las reuniones del comité de expertos
para la confección del DSM IV se habló
de este tipo de trastornos como “trastornos por estrés extremo”.
Algunas de las características mas
importantes del TPET complejo son:
1ª) Se origina como consecuencia de una
exposición precoz (infantil) y continuada a la violencia, el maltrato o la
negligencia emocional grave.
2ª) Produce una alteración importante
de sentido del Yo (identidad)
3ª) Da lugar a una capacidad de
modulación afectiva pobre
4ª) Produce una alteración en el
control de impulsos que facilita las auto y heteroagresiones.
5ª)
Origina una falta de confianza en los demás que repercute en las relaciones
intimas dificultándolas y facilitando la fobia social.
Psicoterapia rehabilitativa de los daños causados por la
violencia ejercida contra la mujer en el ejercicio de la prostitución
Esquemáticamente
se podría decir que así como cuando se rompe un hueso la función fundamental es
restituir la forma y la función del mismo, siendo necesario para ello un
diagnóstico exacto del tipo y localización de la fractura, un vendaje o férula
adecuadas y una rehabilitación pertinente, del mismo modo cuando una persona
sufre un maltrato tan brutal como el acontecido en el ejercicio de la
prostitución, su aparato psíquico sufre una o más “fracturas”.
En
primer lugar, por efecto del miedo, de la coacción y del dolor infringidos se
altera y distorsiona la percepción sensorial llegándose hasta la pérdida de la
relación espacial entre objetos. Los abusos y maltratos sexuales, rompen
asimismo la vinculación entre sexualidad y afecto invirtiéndose su relación que
pasa a ser la de dos opuestos.
Alguien
abusado sexualmente de manera repetida y a edad precoz pierde o mejor, le es
arrebatada, su capacidad de gozar dando y recibiendo afecto y ternura,
pervirtiendo sus sentidos y convirtiendo su sexualidad y sus sentimientos en
enemigos o en dos aspectos separados entre sí. Este es un daño psíquico
susceptible de ser evaluado y tratado desde la Psiquiatría y Psicoterapia
actuales.
El
concepto esencial de psicoterapia para este tipo de trastornos es el de
integración y catarsis. La integración o reintegración es asimilable a la
función que realiza el traumatólogo o el cirujano que reúne los fragmentos del
hueso o víscera y los cose o une de
nuevo para restituir la forma y posteriormente la función. En la mente las
cosas ocurren, mutatis mutandis, de manera similar. Si el trauma es actual el
proceso de separación de los fragmentos dependerá más del impacto traumático
que de los efectos que el mismo pueda haber desarrollado en el tiempo. Si por
el contrario el maltrato traumático es antiguo, la labor de búsqueda de los fragmentos
puede llevar la mayor parte del trabajo inicial. En ambos casos es trabajo
arduo que exige gran delicadeza y dedicación, pues a diferencia del cirujano o
traumatólogo que cortan, cosen y en ocasiones amputan, el
psiquiatra/psicoterapéuta debe evitar la
retraumatización del paciente evocando recuerdos demasiado dolorosos o
provocando respuestas de miedo y temor incapacitantes.
Es
por ello que el trabajo de reconstrucción y rehabilitación debe estudiar los
recursos psicológicos de que disponía el paciente antes de la situación
traumática, dado que es esencial ajustar la terapia a cada caso.
Todo
este trabajo es delicado, requiere suma paciencia y debe ser llevado a cabo por
profesionales con formación psicopatológica y psicoterapéutica
especializada y con gran sensibilidad
para los problemas sociales.
Dicho
trabajo es realizado actualmente en la Unidad Psicosocial de la Dirección
General de la Mujer de la Comunidad Autónoma de Madrid, centro de tratamiento
especializado de tipo psicoterapéutico y social dirigido a mujeres víctimas de
violencia de género, de pareja o doméstica.
Conclusiones
Los efectos que la prostitución tiene
sobre la salud son devastadores. la prostitución, especialmente en la infancia,
es al menos tan efectiva como la guerra en producir trastornos por estrés
postraumático. los que sobreviven padecen generalmente una mezcla de depresión,
ansiedad y trastornos disociativos. lesiones cerebrales, psicosis y suicidios
son comunes. alteraciones psiquiátricas crónicas, enfermedades somáticas
severas y los efectos de la acumulación de heridas acortan sus vidas.
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