¡La prostitución es violencia contra la
mujer!
2/6/2017
Conferencia de la doctora Ingeborg Kraus
del 25.11.2016 en Estrasburgo
Texto original:
http://www.trauma-and-prostitution.eu/2016/12/02/prostitution-ist-gewalt-gegen-frauen/
Traducción: Adriana Zaborskyj
Con motivo del día internacional contra la
violencia hacia la mujer, se reunieron el director de las regiones de Champaña
Ardenas, Lorena y la Alsacia, el director regional de la autoridad sanitaria,
en trabajo conjunto con las asociaciones: Centro de Información de los derechos
de la mujer y de la familia (CIDFF por sus siglas en francés), Movimiento del
Nido Francia y Penélope 67, para un simposio sin fronteras sobre el tema:
“Prostitución y salud: Retos y cambio de perspectivas en Europa
Quiero agradecer a los organizadores y
organizadoras por este simposio
franco-alemán. Este gran evento, tras la introducción de la ley para la
reducción del sistema de prostitución en Francia al lado de Alemania, tiene un
valor simbólico para nosotros. Creo que, de hecho, hay que despertar a
Alemania. Alemania, que en muchos temas europeos lleva la vanguardia, puede
necesitar la ayuda de Francia y de Suecia.
Con motivo del día internacional contra la
violencia hacia las mujeres, quiero presentar los dramáticos efectos de la
prostitución tras su legalización en Alemania e informar y probar que la
prostitución es violencia contra las mujeres. Para finalizar hablaré sobre
tales efectos psicológicos.
Quise enfocarme también en la violencia por
qué las discusiones políticas en Alemania no han incluido abierta y realmente
este aspecto. La prostitución se ha visto como un juego privado donde el estado
no se ha inmiscuido.[1]
Ingeborg Kraus |
1.
Violencia en la prostitución:
Hay un gran estudio nacional del año 2004
en Alemania sobre el impacto de la violencia [2]. Entre las 10.000 mujeres
encuestadas hubo 110 prostituidas, con los siguientes resultados: 82%
enumeraron formas de violencia psicológica, el 92% habían experimentado acoso
sexual, el 87% vivieron violencia física y el 59% violencia sexual.
Hay un segundo estudio del año 2001 de
Zumbeck en Alemania, con 54 mujeres prostituidas, que revela que todas ellas
han experimentado traumas [3]. El 70% fueron atacadas físicamente y el 68%
sexualmente.
La decisión “voluntaria” de entrar en la
prostitución requiere ciertas precondiciones. Las mujeres prostituidas que han
acudido a mi consulta, han tenido todas una historia de falta de protección en
su infancia y en consecuencia una falta de auto-protección. Esas mujeres
aprendieron muy pronto a “desconectarse”. En este punto hay una gran variedad
de estudios que demuestran la relación entre haber sido víctima de violencia en
la infancia y la prostitución. Los estudios de Zumbeck en Alemania han mostrado
que el 65% de las mujeres en su infancia fueron violentadas físicamente y que
el 50% sufrieron violencia sexual.
La
violencia en la prostitución tiene muchas caras:
Comienza con una vestimenta ligera en el
frío o también con tener que estar completamente desnudas.
En la prostitución callejera prevalecen las
malas condiciones de higiene, no hay posibilidades de lavarse, no hay
protección, no hay seguridad, es oscuro, hace frío, se está expuesto a la
mirada de los compradores de sexo y de los transeuntes, quienes juzgan,
minusvaloran e insultan, etc.
En los burdeles primero las mujeres son
encerradas. La autoridad la tienen el propietario, lo que significa que él
decide quién entra y quién no. Cuando alguien busca tener contacto con las
mujeres tiene que “caerle bien” al propietario. El contacto con el mundo
exterior está estrictamente reglamentado. No cualquiera puede hablar con las
mujeres. Las mujeres no son libres.
En los burdeles las mujeres no tiene libre
determinación. No tienen derecho a hablar o a hacer demandas. Son como lo
describe Manfred Paulus: “prisioneras desde el comienzo de esas, en gran parte,
subculturas criminales bajo la luz roja. Dentro de la jerarquía de ese medio
ellas se encuentran en el nivel más bajo. Están privadas de sus derechos,
indefensas e impotentes”[4].
Las mujeres se encuentran en una relación
completamente asimétrica frente a los hombres: “Hoy en la prostitución parece
que cerca del 90% de las mujeres de los países pobres de la Unión Europea
vienen del este. Cerca del 30% son menores de 21 años. La mayoría no habla alemán
y algunas son incluso analfabetas. No practican sexo seguro, no pueden poner
límites ni negociarlos. Están en situación de inferioridad. No tienen poder
para hacer cumplir sus demandas. Por 30 euros hacen todo lo que los puteros
quieran. Están completamente desbordadas, completamente traumatizadas.”[5]
Una gran dificultad adicional está en que
estas mujeres, en su mayoría, son victimizadas por sus propias familias. Los
ingresos procedentes de su actividad van a familia en su país de origen. Así,
el salir de la prostitución está vinculado a profundos conflictos internos. No
sólo se liberan de la opresión de un proxeneta extranjero sino que se tienen
que separar de su propia familia. La prostitución, así como opera actualmente
en su mayoría en Alemania es, en realidad, peor que la prostitución forzada ya
que el tratante de personas no es un desconocido sino la propia familia.
La altísima renta diaria de alquiler
también es violencia (hasta 180 € debe pagar diariamente una mujer). Lo que
significa que las mujeres deben atender hasta 6 puteros antes de lograr ganarse
un euro.
Las tarifas planas de los burdeles van
contra la dignidad humana. Es humillante saber que por 50 € se vende el paquete
completo incluidas cerveza y salchicha.
Los “compradores de sexo” se han vuelto aún
más perversos desde la legalización y las prácticas sexuales implicadas son
mucho más peligrosas. La violencia contra las mujeres prostituidas se ha
elevado gracias a ella. En muchos foros de puteros los hombres alardean de cómo
“le dieron” a una prostituida y le dan una calificación [6]. Obviamente lo ven
como un derecho masculino dar una calificación a la mujer por usarla de algún
modo. Circulan listas-menú con deseos de los puteros.
Mientras en el extranjero
esto es indignante y visto como tortura, en Alemania se ha convertido en algo
normal. Aquí un par de ejemplos [7]:
AFF= sexo anal con el puño (la mano entera
por el ano), AO= todo sin condón, Marrón-Blanco= juego con heces y esperma, DP=
paquete doble (sexo con dos mujeres) o doble penetración (dos hombres con una
mujer), EL= chupar los huevos, FF= follar con el puño, FP= francés puro (sexo
oral sin preservativo y sin eyaculación), GB= eyacular en la cara, GS= sexo
grupal, Kvp= caviar pasivo (la mujer se deja cagar), Nsp= seco natural pasivo
(la mujer se deja mear), OV= sexo oral (mamada o chupada), SW= sanduche (una
mujer entre dos hombres), tlb= sin tabú (TODO está permitido), ZA= lengua en el
culo (chupar el ano).
Por supuesto estas prácticas riesgosas
aumentan las tasas de infecciones. Hay un estudio científico de la doctora Anna
Wolff del año 2008, que da una mirada al estado de salud con énfasis en las
enfermedades de transmisión sexual [8]. 110 mujeres prostituidas fueron
examinadas en Lübeck. El 26% tenían una enfermedad de transmisión sexual que
requería tratamiento. El 42% de las mujeres padecían de una infección o una
infección aguda.
Reinan condiciones de trabajo desastrosas:
las mujeres son completamente dependientes del negocio: muchas trabajan, comen
y duermen en los burdeles.Viven en un mundo paralelo sin derechos y sin salida
al mundo exterior. La mujer mercancía está siendo explotada al máximo bajo las
más duras leyes del capitalismo en Alemania: Maximización del beneficio y bajo
costo, etc.
Los horarios de trabajo son peligrosos para
la salud: las mujeres prostituidas tienen que estar permanentemente “listas”
para los “clientes y duermen un máximo de 5 horas por noche.
Muchas mujeres viven como nómadas en
Alemania. No tienen un lugar fijo de residencia y son trasladadas de un burdel
a otro para ofrecer variedad a los compradores de sexo. Muchas veces no saben
ni siquiera dónde están.
La Organización de las Naciones Unidas
quiso hacerse aconsejar en asuntos de prostitución y sus preguntas fueron:
“¿cómo funciona lo del derecho reproductivo en mujeres prostituidas?”. Mi
respuesta fue que es completamente absurdo hablar de derecho reproductivo en
tal contexto. Las mujeres embarazadas actualmente son muy buscadas por los
compradores de sexo. Ellos quieren sentir el cuerpo del niño dentro de la mujer
durante el sexo. Por esto son tan frecuentes los abortos tardíos en el
extrajero o las mujeres entregan en libre adopción al niño poco después del
parto. Para servir a ese mercado el objetivo es embarazar nuevamente a las
mujeres tras el nacimiento del niño.
En
Berlín actualmente el sistema de adopción debe tener más bebés para entregar
que padres que buscan adoptar [9]. El estrés y la situación emocional de las
mujeres embarazadas durante el ejercicio del sexo como en una línea de montaje
no solo es perjudicial para la futura madre sino para el desarrollo del niño en
el vientre materno.
La violencia no solo tiene lugar en la
prostitución. Las mujeres tampoco tienen protección fuera de ella: experimentan
violencia física por parte de sus proxenetas, los dueños de los burdeles y los
tratantes de personas hasta la muerte. Viven violencia psicológica a través de
las miradas despectivas y la exclusión de la sociedad. No son tomadas en serio,
son discriminadas y serán siempre “ex-putas”.
Y es que también en la llamada
“prostitución de lujo” tiene lugar la violencia. La sobreviviente alemana de la
prostitución, Marie, lo describe así [10]: “el “respeto” de los hombres hacia
mi no era respeto hacia mi directamente sino al billete que habían invertido.
Para trabajar en la prostitución, sobrellevar los olores de hombres
desconocidos y sentir su piel sobre el propio cuerpo, una mujer tiene que
sobrepasar todos sus límites. Aunque yo no experimenté nunca el tipo más
horrible de prostitución, esa vida me alcanza aún después de haber salido de
ella y es una ola que aún me golpea”
La sexualidad requiere la interacción de la
mente y el cuerpo. Para posibilitar que una persona extraña penetre el propio
cuerpo es necesario desconectar funciones naturales, que de otra forma serían
inevitables: el miedo, la vergüenza, el miedo a lo desconocido, el asco, el
desprecio, el olor, el dolor, etc. Esta
desconexión es un fenómeno que se llama disociación. El alcohol y las
drogas ayudan además a sobrellevar el dolor psicológico. Solamente bajo la
condición de una disociación patológica es posible el uso de la vagina como un
instrumento de trabajo libre de sensaciones.
2.
Los daños psicológicos a causa de la prostitución:
En Alemania no hay controles de salud y
prevención para mujeres en situación de prostitución. Debido a esto hay muy
pocos datos recogidos sobre los efectos de la prostitución. Por lo tanto las
mujeres han sido entregadas a un medio violento y perjudicial.
El estudio de Zumbeck del año 2001 encontró
que el 60% de las mujeres en la prostitución han desarrollado un pronunciado
trastorno por estrés postraumático. Los estudios de Schröttle y Müller del 2004
prueban un alto consumo de medicamentos: 67% de las mujeres en la prostitución
toman calmantes para el dolor y el 38% tranquilizantes.
Sin embargo quiero señalar que el aumento
de los daños psicológicos en las mujeres que aún se encuentran en la
prostitución a menudo no es fácil de mostrar. Hace poco hice acompañamiento a
una mujer a quien el comprador de sexo le introdujo clavos en la vagina. Su
comentario al respecto fue: “no me duele, todo está bien señora Kraus”. A
menudo los centros de consejería y la policía no entienden qué significa
disociación y qué formas puede tomar. El dolor psicológico será por primera vez
accesible para las mujeres solo cuando encuentren el camino de salida de la
prostitución.
Los periodistas me preguntan enfáticamente
con frecuencia si de verdad a las mujeres les va tan mal en la prostitución.
Quieren escuchar diagnósticos. Muchas mujeres presentan de hecho trastorno de
estrés postraumático, pero no solo eso: también trastornos de ansiedad y
depresion son frecuentes.
Pero, ¿qué diagnóstico se le da a una mujer
que está tan traumatizada que no habla?. ¿Qué diagnóstico se le da a una mujer
que ya no siente el dolor cuando le meten clavos en su vagina?. Nos topamos con
frecuencia con los efectos de múltiples traumas.
Una de mis colegas, que trabaja con un
programa de salida de la prostitución, me dijo que solo algunas pocas mujeres logran
salir. Las mujeres “trabajan” hasta que se desmoronan físicamente. Es solo una
cuestión de tiempo hasta que eso pasa.
¿Por qué ocurre esto?, me pregunto. Porque
la voluntad de estas mujeres está rota. Ellas no ven ningún futuro para sí
mismas, no tienen sueños, ni identidad aparte de la prostitución. Están
reducidas a la naturaleza construida de ser “prostitutas” y no encuentran
ningún camino para salir de allí. Están atrapadas en su trauma y su vergüenza.
Las jóvenes que llegan a Alemania están
completamente desbordadas, completamente traumatizadas. Muchas piden
psicofármacos y drogas después de sus primeras experiencias. Dicen que de otra
manera no se podría soportar este “negocio”. Algunas mujeres están unas pocas
semanas y dicen: “aquí estoy muerta, ya no puedo sonreir”. Algunas lo soportan
por años y afirman: “Tengo niños y casa, tengo que seguir adelante”. Las
mujeres están profundamente traumatizadas, desarrollan depresiones, pesadillas,
dificultades físicas. Tienen reacciones psicosomáticas como dolores de
estómago. Están enfermas y se sienten enfermas. Se expande una gran
desesperanza dentro de ellas.
Lo mismo informa Jana Koch-Krawcak cuando,
como trabajadora social, va al burdel. Allí se encuentra con mujeres
desvalorizadas, que han perdido completamente el contacto consigo mismas.
Reaccionan con miedo o con apatía. Parece obvio que necesitan cualquier cosa
menos sexo. Pero allí se encuentran los compradores que se burlan de su
“maldición”. Se rien y se divierten.
¿Cómo funciona esto?. Me hago la misma
pregunta que Caroline Emcke se hizo en su libro “Contra el odio”[13]. Si, ¿cómo
funciona esto de no ver la urgencia de las personas, sino solamente las
necesidades propias?, ¿cómo es esto posible?
Esto es posible porque los hombres piensan
que tienen derecho a tener sexo y para eso les está permitido usar a las
mujeres. La mujer está atrapada en una imagen socialmente construida, a saber:
en una imagen de “bestia sexual insaciable”. Se le niegan sus demás
necesidades, se le deshumaniza, ella es tan solo eso. Esto permite al comprador
de sexo cualquier forma de falta de escrúpulos, su empatía está bloqueada y en
su lugar se encuentra la indiferencia.
Por medio de mecanismos de represión y
juegos mentales la sociedad se engaña y la política se sacude la
responsabilidad. Se niega la violencia y se oculta la realidad. ¿Y para qué
todo esto?
Todo esto para proteger un tema fuertemente
tabú, y es la sexualidad masculina y su dócil e irrestricto concedido derecho a
su despliegue. Gracias a lo cual se protege también a la industria del sexo y
sus vertiginosas ganancias. Alemania es El Dorado para proxenetas, dueños de
burdeles y traficantes por la ley del 2002 y seguirá siendolo por la ley del
2016.
“La normalización de la prostitución tiene
también efectos tremendamente devastadores para la sociedad en general: apoya y
consolida actitudes jerárquicas discriminatorias de los hombres hacia las
mujeres en la nación. ¡La prostitución es violencia contra las mujeres!.
Afianza y promueve relaciones de género patriarcales, es el símbolo del poderío
masculino sobre la mujer así como el envilecimiento de las mujeres como
colectivo” [14].
¡Gracias!
Dra. Ingeborg Kraus
Fuente
http://www.tribunafeminista.org/2017/02/la-prostitucion-es-violencia-contra
"Prostitución
y traumas” Dra.
Ingeborg Kraus
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