Aún piensas que la prostitución es empoderadora tras
escuchar a los «clientes»-prostituidores?
9/19/2017
Por Julie Bindel
Publicado originalmente el 12 de agosto de 2017
Traducción del inglés: María Victoria Cincunegui ;
Colaboracion: Atenea Acevedo
Original en inglés:
http://www.independent.co.uk/voices/sex-work-punters-what-do-they-think-prostitution-exploitation-rape-danger-a7889511.html
Conocí a un putero que me dijo que la prostitución «evita
violaciones» y, como consecuencia, si molestas feministas impidieran que los
hombres 'consumieran prostitutas', se verían forzados a violar a «mujeres de
verdad».
Cuando comencé a militar contra la violencia de género 35
años atrás, los agresores eran invisibles. Escuchábamos hablar casi siempre
acerca de las víctimas, y el agresor era el hombre invisible. Lo mismo pasaba
con las violaciones y con el abuso sexual infantil. En general, se ponía el
foco en las mujeres sobrevivientes de tales atrocidades para que relataran su
«recuperación» o cómo habían ayudado a otras mujeres a atravesar su calvario,
mientras que la desnudez del rey resultaba visible tan solo para unas pocas
personas. Por tal motivo, decidí que uno de los capítulos de mi próximo libro
sobre el comercio global de sexo versaría sobre los «clientes»-prostituidores:
este signo de interrogación, una nube de humo, un rostro pixelado, un hombre
que rara vez tiene nombre.
Durante las conversaciones que mantuve para el libro con 50
sobrevivientes de comercio sexual, escuché mucho acerca de los prostituidores.
Nada de lo cual es agradable, a menos que contemplemos los comentarios extraños
del estilo «al menos se duchó» o «esa vez no me violó, así que sentí alivio».
Mi amiga Emma Humphreys, fallecida en 1998, fue quien
primero me abrió los ojos respecto del abuso en el seno del encuentro entre el
prostituidor y su prostituida. "¿Por qué lo hace?", me preguntó.
"Su verga no se le caerá y él es quien elige hacerlo, no la mujer. Ella
simplemente está desesperada o drogada o siente terror de su proxeneta".
Emma relata aquello que toda mujer inmersa en la
prostitución sabe por demás. El prostituidor tiene casi todas las opciones, y
la mujer, casi ninguna. Ellos pagan por sexo porque, sin el dinero de por
medio, la mujer no prestaría su consentimiento. ¿De qué otra forma denominamos
al sexo sin consentimiento?
He entrevistado a compradores de sexo desde 1999, año en el
cual, junto a sobrevivientes del comercio sexual y otras activistas feministas,
creamos un programa de reeducación para hombres que pagan por sexo en West
Yorkshire. En el año 2009, yo era investigadora en el marco de un gran estudio
realizado en seis países con hombres que pagan por sexo. Fui parte del equipo
que entrevistó a 103 «clientes»-prostituidores en Londres. Más del 50% de los
hombres, que fueron entrevistados exhaustivamente y cara a cara, admitieron que
sabían que las mujeres por las que pagaban eran víctimas de trata, estaban
siendo explotadas sexualmente o su libertad era coartada de alguna otra manera.
No hubo ni uno de ellos que decidiera no tener sexo con la mujer prostituida al
enterarse de esto.
Los hombres –en su mayoría, ingleses blancos– hablaron de
cómo decidían con qué mujer tener sexo, lo cual solía basarse en cómo percibían
la etnia o docilidad de la mujer. «Hice una lista mental. Me dije a mí mismo
que estaría con diferentes razas, por ejemplo: japonesas, indias, chinas… Una
vez que ya estuve con ellas, las tildo en mi lista. Es como una lista del
supermercado», un putero me dijo. «Elegir y comprar tienen algo que ver con la
dominación y el control», dijo otro.
Las mujeres no son nada más que una «escupidera para el
semen de los hombres», como me dijo una mujer prostituida. Esto efectivamente
se corresponde con los dichos de los hombres. «Una prostituta es como la
descarga de una olla a presión», expresó uno. «Pagas por el servicio, casi como
cuando vas a los servicios de la vía pública a orinar o defecar», comentó otro
de los encantos.
En mi libro exploro cómo y por qué la sociedad en su
conjunto compra y a la vez perpetúa la mitología alrededor de por qué los
hombres pagan por sexo. Incluso entre hombres de izquierda, que arguyen ser
profeministas, existe la idea de que el sexo masculino tiene la «necesidad» de
una «descarga». Owen Jones, por ejemplo, al escribir acerca de un caso en el
que tres jueces fueron despedidos por mirar pornografía mientras se suponía que
estuvieran deliberando en los tribunales, reflexionó: «Nada de ello fue ilegal;
sin embargo, se los avergonzó públicamente y fueron despedidos… Quién sabe,
quizás, en su defecto, un juez tenso en busca de un leve y rápido alivio se
concentraría mejor».
La idea de que mirar pornografía –sinónimo de prostitución
filmada y fotografiada– libera tensiones es un justificativo clásico entre los
prostituyentes, tal como ilustra el comentario anterior. En uno de los viajes
de investigación que hice para mi libro a Holanda, país en donde el comercio sexual
fue legalizado en el año 2000, conocí a un putero que me dijo que la
prostitución «evita violaciones» y, como contrapartida, si molestas feministas
impidieran que los hombres 'consumieran prostitutas', se verían forzados a
violar a «mujeres de verdad». Este es uno de los más perniciosos de todos los
mitos acerca de la prostitución. En primer lugar, que nos digan que los hombres
están programados para violar si no tienen sexo es una aberración y debería ser
aborrecida por todas las personas
feministas. Es una de las visiones más pesimistas y equivocadas que he
escuchado acerca de la sexualidad masculina. Aunque igual de peligrosa es la
visión de que algunas mujeres deben ponerse a disposición de los hombres para
ser violadas, así «otras» mujeres pueden permanecer a salvo del ultraje.
Pagar por sexo no es una necesidad y tampoco es un derecho
humano. Sin embargo, sí constituye un derecho para las mujeres y niñas el
crecer en un mundo en que la prostitución sea una reliquia del pasado.
El libro sobre el comercio global de sexo de Julie Bindel
será publicado por Palgrave McMillan el 27 de setiembre de 2017
http://traductorasparaaboliciondelaprostitucion.weebly.com/
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