La investigación sobre el tráfico sexual de niñas y
adolescentes rohingyas
Tráfico sexual de
niñas
Anwara fue llevada a prostituirse en Coxs Bazar.
27 DE MARZO DE 2018
Intentan escapar en busca de una nueva vida pero en muchos
casos terminan sometidas por mafias de prostitución.
Chicas adolescentes de la etnia rohingya, que se encuentran
en campos de refugiados en Bangladesh, están cayendo en manos de traficantes de
personas que las obligan a prostituirse, según reveló una investigación de la
BBC.
A través de estas redes ilegales, los extranjeros que buscan
tener contactos sexuales pueden tener fácil acceso a estas menores que huyeron
del conflicto en Myanmar y que ahora enfrentan una nueva amenaza.
Tal fue el caso de Anwara, de 14 años. Intentó escapar de
Myanmar buscando ayuda en la carretera hacia Bangladesh después de que sus
familiares fueron asesinados.
"Unas mujeres vinieron en una camioneta. Me preguntaron
si iría con ellas", comenta.
Tras aceptar la ayuda, fue montada en un auto con la promesa
de obtener una ruta segura hacia una nueva vida. En lugar de ello fue llevada a
la ciudad más próxima, Cox's Bazar.
"Poco después me trajeron a dos chicos. Ellos me
mostraron un cuchillo y me pegaron en el estómago y me dieron una golpiza
porque yo no estaba cooperando. Entonces me violaron. Yo no quería tener
relaciones sexuales, pero ellos lo hicieron de todas formas", relata.
Historias como la de Anwara sobre tráfico de personas son
muy frecuentes en las zonas próximas a los campos de refugiados.
Las principales víctimas son mujeres y niños que son
tentados a salir de esos centros y sometidos a una vida de trabajo forzado o de
servidumbre sexual.
Un equipo de la BBC junto a la Fundación Sentinel, una
organización no gubernamental creada para entrenar y apoyar a funcionarios
policiales para combatir la explotación infantil, viajaron a Bangladesh para
investigar sobre las redes detrás de esta trata de personas.
Los niños y los padres comentaron que les ofrecían trabajos
en el extranjero y en Dacca, la capital del país, como empleados de servicio
doméstico, en hoteles y trabajadores en cocinas.
Más de 700.000 rohingyas han huido desde el año pasado de
una ola de violencia en su contra en Myanmar y han terminado alojados en muchos
casos de centros de acogida para refugiados.
El caos de los campos ofrece grandes oportunidades para
convertir a los niños de trabajadores sexuales. La oferta de la oportunidad de
una vida mejor a familias que se encuentran desesperadas es una táctica cruel
empleada por los traficantes para conseguir sus objetivos.
"Ya no recuerdo cómo jugar"
Masuda, una chica de 14 años de edad que ahora trabaja
ayudando a una organización no gubernamental, narra cómo fue traficada.
Casi 700.000 musulmanes rohingyas han huido de la violencia en Myanmar desde agosto de 2017. |
"Yo sabía lo que me iba a ocurrir. Todo el mundo sabe
que la mujer que me ofreció trabajo obliga a las personas a tener relaciones
sexuales. Ella es una rohingya que ha estado aquí durante mucho tiempo, la
conocemos. Pero yo no tenía alternativa. No hay nada para mí aquí", dice.
"Mi familia había desaparecido. Yo no tengo dinero. Me
había violado en Myanmar. Yo solía jugar en el bosque con mi hermano y mi
hermana. Ahora ya no recuerdo cómo jugar", agrega.
Algunos padres lloraron por el temor a no volver a saber más
de sus hijos. Otros sonrieron ante la posibilidad de que tuvieran una vida
mejor, pese a no tener contacto con sus familias.
Como dijo una madre, "cualquier lugar es mejor"
que una vida en los campos.
Pero ¿quién y adónde se lleva a estos menores?
Haciéndose pasar por unos extranjeros recién llegados a
Bangladesh buscando tener sexo, un equipo de investigación encubierto de la BBC
intentó lograr tener acceso a los niños.
Operación encubierta
En apenas 48 horas, tras preguntar a los dueños de un
pequeño hotel de playa -un tipo de negocio conocido por alquilar habitaciones
para encuentros sexuales- encontraron los números de teléfonos de unos
proxenetas locales.
Con el conocimiento de la policía, le preguntaron si tenían
chicas jóvenes disponibles para un extranjero, específicamente chicas
rohingyas.
"Tenemos muchachas jóvenes. Muchas. Pero ¿por qué
quieres una rohingya? Ellas son las más sucias", dijo un hombre.
Era un tema recurrente durante la investigación. En la
escala de la prostitución en Cox's Bazar, las jóvenes rohingyas eran
consideradas las menos deseables y las más baratas disponibles.
Los campos de refugiados ofrecen a quienes están buscando
sexo un acceso fácil a los niños.
Hubo ofertas de chicas por parte de distintos proxenetas que
trabajaban como parte de una red. Durante las negociaciones, los periodistas
subrayaron que querían pasar la noche con las chicas inmediatamente.
Entonces comenzaron a recibir fotografías de distintas
jóvenes que, según decían los proxenetas, tenían entre 13 y 17 años. La
cantidad de muchachas disponibles y el tamaño de la red de explotación eran
sorprendentes. Si a los reporteros encubiertos no les gustaba ninguna de las
chicas de las fotos, había montones más.
Muchas de las jóvenes vivían con las familias de los
proxenetas, así que cuando no estaban con un cliente con frecuencia se
encuentran cocinando o limpiando.
"No retenemos a las chicas por mucho tiempo. La mayoría
de los que las buscan son hombres de Bangladesh, pero ellos después se aburren.
Las muchachas más jóvenes causan muchos problemas, así que nos deshacemos de
ellas", dijeron a los periodistas.
Hechas las grabaciones y la vigilancia, el equipo de
investigación presentó las evidencias a la policía local que asignó un pequeño
equipo para montar una operación encubierta.
Las autoridades inmediatamente reconocieron al proxeneta.
"Lo conozco. Lo conocemos muy bien", dijo uno de los agentes. Quizá
era un informante o un delincuente conocido, no quedó muy claro exactamente a
qué se refería.
Como parte de la preparación de la operación, llamaron al
proxeneta y le pidieron que llevara a dos de las chicas que habían visto en las
fotografías a un conocido hotel en Cox's Bazar a las 8 de la noche.
Haciéndose pasar por un cliente extranjero, un miembro de la
Fundación Sentinel esperó a las afueras del hotel con un traductor, mientras
ocultos en un auto estacionado allí los agentes de policías esperaban la
llegada del traficante.
A medida que se acercaban las 8 de la noche el proxeneta
hizo varias llamadas frenéticas para decirle al supuesto cliente que se alejara
del hotel, algo a lo que no accedió. Entonces, envió un conductor con las dos
chicas que habían sido escogidas a través de las fotografías.
Después de pagar, el supuesto cliente preguntó: "Si
esta noche es buena, ¿podemos conseguir más?". El conductor asintió.
Tras el pago, la policía actuó, arrestó al conductor.
Especialistas en el cuidado de menores y de personas traficadas se hicieron
cargo del cuidado de las chicas.
Una de ellas se negó a ir a un refugio, mientras que la
otra, que dijo tener 15 años, fue a una institución de protección social.
Las muchachas parecían debatirse entre la pobreza y la
prostitución. Decían que sin el trabajo sexual no iban a ser capaces de
alimentarse ellas ni a sus familias.
Dark web
Trasladar a mujeres y niñas tanto nacional como
internacionalmente requiere un grado de organización. Internet provee las
herramientas que permiten a los miembros de grupos de delincuencia organizada
tanto comunicarse como comerciar con la prostitución.
El equipo de investigación halló ejemplos de menores
rohingyas que habían sido llevados a Chittagong y Dacca en Bangladesh, Katmandú
en Nepal y Calcuta en India.
En la pujante industria del sexo en Calcuta, las chicas
reciben documentos de identificación indios y son absorbidas por el sistema.
Sus verdaderas identidades desaparecen.
En la unidad de delincuencia cibernética en Dacca, los
policías explicaron cómo los traficantes negociaban a las jóvenes en internet.
Grupos abiertos y cerrados de Facebook sirven como una plataforma para el
funcionamiento a la sombra de la industria del sexo con menores.
En medio de un laberinto de páginas web encriptadas, nos
mostraron una plataforma usada por los pederastas para compartir información a
través de la llamada red oscura. Su objetivo es compartir experiencias acerca
de cómo tener sexo con niños alrededor del mundo.
Un usuario prolífico ofrecía una guía paso a paso sobre cómo
aprovecharse de los niños, específicamente rohingyas, durante una crisis de
refugiados.
La industria del sexo en Bangladesh existía antes de la crisis de refugiados rohingyas, pero su presencia la ha incrementado. Foto: GETTY IMAGES |
Explicaba sobre las mejores formas de evitar ser
descubierto, información actualizada sobre la policía local y las mejores zonas
donde conseguir menores.
"En este momento estoy de vacaciones, agradezco
cualquier idea o sugerencia local", escribió otro usuario.
Ese diálogo ya fue eliminado de internet por las autoridades
pero ofrecía una muestra escalofriante sobre cómo las crisis de refugiados
ofrecen oportunidades para los pederastas y los traficantes para aprovecharse
de las personas más vulnerables.
Tanto dentro como fuera de internet, la red de traficantes,
proxenetas y transportistas siguen comerciando con mujeres y niños sometidos a
explotación sexual en Bangladesh.
La crisis rohingya no creó la industria del sexo en ese
país, pero ha aumentado la cantidad de mujeres y niños disponibles, reduciendo
el precio pagado por la prostitución y manteniendo la demanda más fuerte que
nunca.
Fuente
http://www.el-nacional.com/noticias/bbc-mundo/investigacion-sobre-trafico-sexual-ninas-adolescentes-rohingyas_228586
Nota: las negritas y fotografías están en la publicación original.
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