El putero: un hombre invisible
Hablamos de la demanda de
prostitución en masculino porque en la inmensa mayoría de los casos son
hombres, y es que cuando se analizan algunos fenómenos e instituciones
sociales, a menudo la masculinidad no es tenida en cuenta como situación
privilegiada y son sólo las "otras" a las que se analiza, se
etiqueta, se estigmatiza, y a quienes se les exige transformación. En este
artículo Beatriz Ranea pone el foco en el putero, en quién demanda la
prostitución.
Beatriz Ranea — Feminicidio.net — 17/4/2017
El hombre invisible al que hacía
referencia H. G. Wells no absorbía ni refleja la luz y por tanto, se podía
volver invisible a ojos de los demás. Algo así parece que ocurre con los
hombres que demandan prostitución que pertenecen a ese género con el "don"
de la invisibilidad en algunos debates y análisis.
Hablamos de la demanda de
prostitución en masculino porque en la inmensa mayoría de los casos son
hombres, y es que cuando se analizan algunos fenómenos e instituciones
sociales, a menudo la masculinidad no es tenida en cuenta como situación
privilegiada y son sólo las "otras" a las que se analiza, se
etiqueta, se estigmatiza, y a quienes se les exige transformación. En lo que se
refiere a la prostitución y la trata de mujeres con fines de explotación
sexual, tanto en los estudios, los medios de comunicación, como en la cultura
popular, prostitución tiende a identificarse únicamente con las mujeres dando
lugar a un imaginario colectivo en el que prostitución aparece como sinónimo de
prostituta, como si ésta encarnase en sí misma una institución tan compleja
como es la prostitución.
No suele centrarse ninguna
atención en el resto de actores que intervienen como la demanda, el
proxenetismo, el Estado o la sociedad. En el caso de la demanda, Beatriz Gimeno
sostiene que esta invisibilización "es en sí misma consecuencia de una ideología determinada que
produce representaciones sociales y
sexuales únicas y que ve la prostitución
como natural, y por tanto inevitable". En este sentido, el pensamiento
crítico feminista ha de tratar de cambiar esas representaciones sociales y
marcos de referencia patriarcales, preguntándonos a qué se debe, por ejemplo,
que tanto desde medios de comunicación conservadores como progresistas se siga
poniendo el foco únicamente en las mujeres, ocultando uno de los correlatos que
las acompañan: el de los hombres que pagan por ello.
Hay un interés claro en
invisibilizar a los demandantes porque cuando nos acercamos a la demanda de
prostitución, es fácil observar como los puteros reproducen patrones de un
modelo de masculinidad hegemónica, es decir, un modelo de "ser
hombre" que se aleja del reconocimiento de la autonomía (sexual) de las
mujeres. Para acercarse a la demanda, podemos acceder a los escasos estudios al
respecto o a los foros donde éstos intercambian experiencias, opiniones,
recomendaciones sobre las mujeres o los espacios de prostitución. Algunos
ejemplos de comentarios encontrados en foros:
"Después del tiempo que
lleva uno en este maravilloso mundo, ando buscando nuevas experiencias. Antes
se veía alguna lumi embarazada pero ahora es difícil. Alguno puede facilitar
información de dónde follar con una preñada de más de cinco meses en
Madrid". (Usuario: daddy)
"Rumanita recién llegada, no
habla español, muy servicial, entregada, se deja dedos: Esta acompaña amiga
rubia mal teñida, esta rumana es castaña entregada al 100%, 20 21 años se deja
meter 3 dedos en la vagina, mientras la chupa sin condón, mejor llevar guantes
de látex, la tiras del pelo y la chupa más rápido y no dice nada, se deja. Lo
mejor la corrida dentro de su boca, se lo trata todo y además con sonrisa
incluida. 15€ chupar y tragar. Follar y tragar 20€". (Usuario: mortaldog)
"He estado en la glorieta
más cercana a la avenida real de pinto, donde se ponen las rumanas, y había una
que nunca había visto, morena y con unos tetones de impresión (...) Por 15
euros, solo follar sin chupar ni nada nos hemos ido (el precio lo ha puesto
ella). Cuando estaba a punto de correrme me dice que pare que voy muy fuerte,
total que empiezo a ir más despacio y claro, tardo más, todavía no me he
corrido cuando la muy zorra ha cogido y se ha ido. Hija de puta como la vea la
atropello, me la he tenido que pelar como un mono, y os aseguro que la he
tratado bien, la he dicho que que bonita era, cuando me ha dicho lo de más
despacio más despacio, que si donde, todo la he respetado y no ha durado ni 7
minutos la hija de la gran puta. Por favor, si alguien tiene pensado
suicidarse, que antes la atropelle". (Usuario: tomaguarra)
Éstos son tan sólo tres ejemplos
del proceso de deshumanización de la prostituta que realizan los puteros. Las
prostitutas son representadas como mera corporeidad sin subjetividad. Las
mujeres son percibidas cuerpos devaluados, también, a través del racismo
(sexualizado) que se perpetúa en las relaciones prostituyentes.
Conviene invisibilizar a la
demanda, además, porque con la invisibilidad de la demanda subsiste el poder de
la fratría masculina sobre el que se sostiene la desigualdad estructural entre
mujeres y hombres. Esa fratría que cierra reuniones de negocios en el
prostíbulo; o que acude tras la cena de empresa; que celebra la despedida de
soltero en un club; que se toma unas copas allí tras la reunión del partido o
del sindicato; que celebra la victoria de su equipo; que hace chistes sobre
"ir de putas"; que comparte experiencias de prostitución con sus
amigos o en foros de internet... Como afirma Rita Laura Segato en referencia a
esos clientes que acuden en grupo a la prostitución "es común que estos
grupos tengan el burdel como el local para una confraternización entre hombres
que incluye la celebración de acuerdos, alianzas, negocios y pactos” de los que
se excluye a las mujeres. La fratría se erige sobre la invisibilidad de los
privilegios de la masculinidad hegemónica, donde la mujer existe como
instrumento para representar su hombría tanto en su autoconcepto como frente al
grupo de iguales masculinos.
Los clientes de prostitución no
han conseguido alterar el índice refractivo de la luz como lo hiciera Griffin
en la novela de H. G. Wells, sino que hay un interés claro en invisibilizarlos
como parte del entramado sociopolítico patriarcal donde lo que no se nombra, no
existe. Cambiar el marco de referencia para abordar la prostitución, supone
toda una revuelta feminista.
Fuente
http://feminicidio.net/articulo/putero-hombre-invisible
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