"No existiría la trata si no existiera la prostitución; hay una
conexión inseparable"
Taina Bien-Aimé, directora de la
Coalición contra la Trata de Mujeres (CATW), ha visitado España para participar
en un congreso contra este tipo de "esclavitud moderna" que, según la
ONU, es la más frecuente
"La trata con fines de
explotación sexual ocurre en todas partes y a nuestro alrededor. Es un crimen
que está escondido, pero a plena vista. Está delante de nuestros ojos, pero no
la reconocemos", explica
La experta apuesta por el modelo
abolicionista de la prostitución y las multas a clientes. "No puedes ser
feminista y estar en contra de la violencia de género, pero no de la
prostitución", asegura sobre el debate a este respecto en el feminismo
Marta Borraz
10/02/2019 -
Taina Bien-Aimé, directora de la
Coalición contra la Trata de Mujeres (CATW) FERNANDO SÁNCHEZ
Apenas encuentra un hueco para
atender a los medios. Va de un sitio a otro y no se quiere perder ninguna de
las mesas redondas que forman parte del congresoAvances y retos de futuro en la
lucha contra la trata y la explotación sexual de mujeres y niñas, celebrado en
Madrid el pasado lunes y martes. Charlamos con Taina Bien-Aimé, directora de la
Coalición contra la Trata de Mujeres (CATW), mientras se relaja un rato para
comer algo en una cafetería de la capital.
Ha venido desde Nueva York, donde
forma parte de la Comisión para la Igualdad del Ayuntamiento de la ciudad, para
compartir espacio junto a decenas de activistas de todo el mundo para abordar
la trata con fines de explotación sexual, el tipo de "esclavitud
moderna" más frecuente, según la ONU. La jornada, organizada por la misma
CATW y por la Comisión para la Investigación de Malos Tratos a Mujeres ha
estado marcada por una férrea defensa de la abolición de la prostitución.
¿Cuál es la situación de la trata con fines de explotación sexual a
nivel global?
No hay ningún país en el mundo en
el que no haya mujeres que son víctimas de trata con fines de explotación
sexual. Si miras el mapa global, hay mujeres en situación de trata en todos los
países, muchas víctimas en su propio territorio porque la trata no es solo un
fenómeno internacional, sino que también es un fenómeno doméstico, nacional. La
definición según el Protocolo de Palermo, el instrumento internacional más
importante en este sentido, no requiere el movimiento de las personas, así que
cualquiera puede ser tratada en su propia ciudad y en su propio barrio.
¿Hay cifras fiables?
Todo el mundo quiere saber
cuántas personas son víctimas de trata y hay una necesidad de tener números
encima de la mesa, sin embargo, tenemos muchos retos por delante en este
sentido. Algunos gobiernos publican cifras y reportan a las agencias de la ONU,
pero estos números dependen de las víctimas que fueron identificadas y ahí hay
muchas limitaciones. No es fácil, pero los Estados deben hacer un esfuerzo
todavía muchísimo mayor.
¿Es una prioridad para los gobiernos?
Los gobiernos no hacen
prácticamente nada contra la trata. Fallan muchas cosas en la persecución de esta
vulneración de los derechos humanos y hay un gran déficit de leyes y muy pocos
protocolos y poco efectivos para la mejor identificación de las víctimas por
parte de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. Además, los tribunales apenas han
emitido sentencias, hay una falta de jurisprudencia. La trata con fines de
explotación sexual ocurre en todas partes y a nuestro alrededor: en internet,
en burdeles y clubs, en la calle, en una habitación de hotel...Es un crimen que
está escondido, pero a plena vista. Está frente a nosotros y delante de
nuestros ojos, pero no la reconocemos.
¿Qué medidas son urgentes para luchar contra la trata con fines de
explotación sexual?
Es necesario implementar el
modelo abolicionista de la prostitución. Hay que despenalizar a las mujeres
prostituidas, dejar de perseguirlas, penalizar a los hombres que compran
prostitución y proveer de ayudas y opciones laborales a las mujeres.
El Gobierno español ha asegurado que está preparando una ley integral
contra la trata. Entre otras cosas, se han barajado medidas que tienen que ver,
precisamente, con las multas a los clientes de prostitución.
Si los gobiernos quieren abordar
la trata con fines de explotación sexual, una de las mejores herramientas para
hacerlo son esas estrategias que intervienen en la demanda de prostitución, que
combaten y erradican la demanda. La prostitución es un negocio, es la ley de la
oferta y la demanda: si acabas con la demanda, el negocio se cae.
Hay organizaciones que aseguran que la vía de multar al cliente
precariza a las mujeres y las traslada a espacios más hostiles en los que es
más difícil que ejerzan sus derechos.
Es necesario mirar la realidad de
la prostitución en el contexto de la violencia basada en el género. Si
empleamos este mismo argumento para el caso de la violencia doméstica [en
inglés se utiliza el término violencia doméstica para referirse a la violencia
que se da en la pareja], podríamos decir que si apartas al marido agresor de la
situación y del hogar, también estás arrebatando a la familia la persona, por
ejemplo, que lleva el dinero a casa, el sustento económico o el padre de los
hijos.
Por eso, junto a la medida de las
multas, hay que encontrar soluciones que incluyan dar oportunidades económicas
y de trabajo a las víctimas y a las supervivientes. Nuestra meta y nuestro
objetivo es que todas las personas puedan alcanzar su potencial máximo y que no
sean compradas y vendidas como mercancía en un mercado de cuerpos de mujeres.
Organizaciones como Amnistía Internacional han incidido en la necesidad
de separar trata y prostitución, pero usted mezcla ambos conceptos. ¿Por qué?
La trata es un vehículo que el
tratante usa para llevar a la víctima hacia la prostitución. Es un medio. En el
caso de la trata con fines de explotación sexual, es el vehículo que usan para
llevar a las víctimas a los clubs, a los prostíbulos y burdeles. El destino
último es la prostitución. Hay una conexión que es inseparable. No existiría la
trata si no existiera la prostitución.
Este debate se ha trasladado al feminismo, en el que hay un fuerte
debate entre feministas que abogan por la abolición de la prostitución y
feministas que creen en la regulación. ¿No hay un posible punto común? ¿Cómo
está afectando al movimiento feminista?
Lo que tenemos en común es que
los dos lados creemos que las mujeres no pueden ser penalizadas y
criminalizadas de ninguna forma. Las razones son un poco diferentes y también
lo es la forma en qué abordamos esta realidad, pero ahí sí coincidimos. El
regulacionismo en la práctica provoca despenalizar la industria y el comercio
del sexo entero, al final acaban despenalizados también los proxenetas. Nuestra
posición es que no podemos defender los derechos de las personas explotadas si
despenalizamos a los explotadores.
Son feministas patriarcales que
sostienen los derechos del hombre y su acceso a los cuerpos de las mujeres. La
prostitución es como cualquier otro tipo de violencia contra la mujer y basada
en el género (mutilación genital, violación, matrimonio forzoso...), que lo que
tienen en común todas es que el fin es dar acceso a los hombres a los cuerpos
de las mujeres. Es la conexión entre todos esos tipos de violencia. Así que no
puedes ser feminista y estar a favor de los derechos de las mujeres y contra la
violencia basada en el género y no estar contra la prostitución y que no haya
ningún problema con la prostitución. La prostitución no es una excepción de la
violencia porque, en este sentido, el dinero está comprando el consentimiento.
Y eso no es consentimiento.
Este debate se ha intensificado en los últimos meses en España tras la
creación del sindicato de prostitutas OTRAS, que fue inscrito en el Ministerio
de Trabajo el pasado agosto y cuyos estatutos fueron anulados por la Audiencia
Nacional.
Sí, hemos oído sobre ello. En
prostitución, cuando dicen "mi cuerpo, mis derechos" lo que están
diciendo es "mi cuerpo, los derechos del hombre". Yo creo que es
interesante ver qué tipo de conexiones tienen estos sindicatos con la industria
del sexo y el proxenetismo. No son las mujeres prostituidas en el comercio
sexual las que se están organizando, sino el lobby proxeneta. La mayoría de
mujeres quieren salir de la industria sexual, no quieren quedarse ahí. El
hombre que compra sexo, que por otro lado, al menos en Estados Unidos, no son
una mayoría, ejerce poder y control sobre las mujeres prostituidas.
Fuente
https://www.eldiario.es/sociedad/Entrevista-Taina_0_865813868.html
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