mayo 4, 2020
Por Teresa Domínguez
¿Puede sorprendernos algo más en cuestión de violación de derechos humanos
de las mujeres en La India? Rita Banerji llamó mi atención hace unos días sobre
un hecho muy preocupante, que la llenaba de estupor y repugnancia: el
mercado negro para bebés «sobrantes» por fecundación in vitro y
vientres de alquiler de parejas blancas. Una realidad que se
vislumbraba en algunos casos, pero que ha tomado cuerpo de manera prominente y
floreciente, en el mercado negro de un país que se supone ha puesto límites al
negocio de la maternidad subrogada, precisamente por los abusos a los que se
someten tanto a las mujeres como a los bebés.
Para aumentar las posibilidades de concepción y garantizar a los clientes
el producto en los nueve meses, las clínicas de subrogación indias
pueden jugar a dos bandas para asegurar sus ganancias través de la
transferencia simultánea de embriones en dos madres gestantes para
los mismos clientes y estos pagan a unas u otras en función de
los «resultados» y/o pueden implantar cinco o seis embriones a la
misma mujer. Mujeres que en el 90% de los casos ni siquiera saben leer ni
escribir, ni se les proporciona el contrato al que son sometidas. Una
vez embarazadas, se supone que se las somete a abortos selectivos, para
llevar a término uno o dos embriones, en función de lo acordado con los
clientes. (Esto en sí mismo ya es de por sí, bastante poco ético y muy
peligroso para ellas).
Sin embargo, ahora parece que todo se recicla y sería una lástima no poder
sacar beneficio de tan lucrativo negocio. Los embriones «extras» fertilizados
y/o implantados no se descartan necesariamente. Y dado que la mayoría de los
clientes de la India son personas occidentales blancas, las clínicas reconocen
que tienen un excedente de gametos: óvulos «blancos», esperma y
embriones que pueden venderse como material suelto o convertirse ya en
bebés blancos en vientres «subrogados» y luego venderse a parejas sin que lo
sepan (o sí) ni los propietarios del material genético, ni por supuesto los clientes.
Recientemente una pareja de Australia contrató un vientre de alquiler en
India e hizo pruebas de ADN al bebé que creían «suyo». Las pruebas mostraron
que no tenían relación genética alguna con el recién nacido. ¿Entonces de quien
era el bebé?.
La clínica dijo que no podían darles esa información, no podían decirles de
quién era. Claramente porque el propietario del material genético ya había
recibido «su bebé». Y no es el único caso. El año pasado, una pareja India
acudió al Tribunal Superior de Justicia de Bombay alegando que creían que el
bebé que la clínica les entregó no era suyo y exigieron una prueba de ADN.
Según cuenta Rita Banerji, el Gran Poder Judicial de la India «siempre a la
vanguardia» de los sistemas que violan y abusan de los derechos humanos y
civiles, informó a la pareja que no permitirían una prueba de ADN a menos que «acordaran
una declaración jurada para quedarse con el menor incluso si la prueba fuera
negativa«. Y nos preguntamos cuántas personas que han ido a La India a
contratar un vientre de alquiler, les han hecho la prueba de ADN a los bebés que
compraron, para establecer que eran «suyos» genéticamente.
Se preguntaba la escritora e investigadora si las clínicas en ese país tienen bebés de piel marrón y otros de piel blanca, de repuesto, para entregar a los compradores, para completar el lucrativo acuerdo financiero. Y se preguntaba, además, si los occidentales blancos que van la India a buscar úteros de alquiler BARATOS, alguna vez pensaron que sus gametos, o sus embriones adicionales, los «restos», los que se supone destruyen o hacen abortar selectivamente a «sus gestantes», a sus órdenes, poniendo en peligro la vida de las madres. Ellos.. sí, ¿Pensaron alguna vez que sus «genes» podrían estar creciendo en otros vientres de alquiler y ser vendidos a otros postores, usando mujeres más pobres, úteros de segunda y comerciados en el mercado negro?
Teresa Domínguez
“No seré una mujer libre mientras
siga habiendo mujeres sometidas”
Fuente
Nota: las imágenes y negritas están en el original
No hay comentarios:
Publicar un comentario