Funcionarios corruptos, un eslabón imprescindible en la trata de
personas
Estas redes criminales requieren
de la corrupción pública para operar. La persecución de este tipo de
comportamientos delictivos está aún lejos de ser efectivo
Campaña de sensibilización contra la trata de personas en Cusco (Perú). ANDRÓNIKA ZANS |
BORJA DÍAZ RIVILLAS Y ANA LINDA
SOLANO LÓPEZ
19 JUL 2020 -
Cuando Ana María, menor de edad,
dio a luz en el hospital, el personal sanitario avisó a sus familiares y
contactó con la Fiscalía para investigar las circunstancias de su embarazo. Su
bebé había nacido muy enfermo como consecuencia de la sífilis que ella sufría.
Ana María guardó silencio. Fue su madre quien alertó de que la menor había sido
captada por una red de trata.
Patrullas contra la trata de mujeres
La joven sentía miedo. Tenía muy
presente que, en las fiestas organizadas por su captor, participaban policías
de la zona con los que, tanto ella como el resto de niñas, eran obligadas a
mantener relaciones sexuales. Sentía que no podía esperar ayuda alguna de las
autoridades locales.
El de Ana María no es un caso aislado,
sino una manifestación más del impacto diferenciado de la corrupción en las
mujeres y niñas de América Latina. La corrupción de funcionarios públicos
vinculada al fenómeno de la trata con fines de explotación sexual puede tener
lugar a lo largo de toda la cadena criminal —en el lugar de origen o de
captación de las mujeres, durante el tránsito y en el destino—, pero también en
los sistemas de justicia o de protección de las víctimas.
La corrupción se concreta en
cobros periódicos de dinero o de favores sexuales por parte de funcionarios que
omiten sus deberes de vigilancia, dan aviso de actuaciones de investigación,
falsifican documentación o permiten el tránsito migratorio. En ocasiones, son
los propios funcionarios quienes controlan el negocio ilícito o son miembros de
la red.
Siendo la corrupción un factor
crucial en la trata de personas, su relevancia contrasta con la escasa
efectividad en su persecución. Se han producido actuaciones en diversos países,
pero son pocas todavía las políticas o estrategias estructuradas de prevención
e investigación de dichas prácticas delictivas.
La lucha contra la corrupción
asociada a la trata es precisamente el objetivo de una de las acciones del
programa de cooperación de la Unión Europea con América Latina EUROsociAL +. En
concreto, se impulsa el trabajo conjunto entre redes de fiscales anticorrupción
y de trata de personas en el marco de la Asociación Iberoamericana de
Ministerios Púbicos (AIAMP), con el fin de identificar la naturaleza y alcance
de esta problemática y poder aportar soluciones prácticas.
Anillos de protección en torno a las redes criminales
La mayoría de los casos
identificados de corrupción asociados a la trata implican la facilitación de
operación del lugar de explotación, así como la facilitación de ingreso al país
para las víctimas y, en general, la expedición de documentación, sin que se
cumplan los requisitos.
Los agentes públicos generan
anillos de protección en diferentes niveles para que se consoliden las redes de
explotación, como nos relata Marcelo Colombo, titular de la Procuraduría de
Trata de Argentina. En un primer anillo actúan, sobre todo, fuerzas policiales
e inspectores municipales que dan protección a las organizaciones que controlan
los lugares de explotación. “Esta corrupción la vemos en la falta de controles
de locales nocturnos, en maniobras ilícitas irregulares en el área de
migraciones donde se permite el ingreso de menores de edad sin permiso, se hace
la vista gorda en documentación falsificada en las zonas fronterizas por las
que entran mujeres y niñas que vienen, en muchos casos, engañadas y que acaban
en las redes de trata”, detalla Sergio Rodríguez, responsable de la
Procuraduría Anti Corrupción de Argentina.
La lucha contra la corrupción y
el apoyo a las víctimas son necesarios para a romper con la cadena criminal y
recuperar la confianza de la ciudadanía
Estos actos pueden ser aislados o
formar parte de estructuras que facilitan la economía criminal, lo que hace
importante entender que puede existir un segundo anillo de protección en el
Poder Judicial, inclusive en la esfera de las fiscalías y de las fuerzas
políticas. “Hemos procesado y condenado a numerosos funcionarios policiales y
alcaldes. Tuvimos el caso de un fiscal federal que protegía cuatro lugares de explotación
sexual en asociación con uno de los principales gendarmes de la zona, que
controlaba el negocio”, cuenta Marcelo Colombo. “Por eso es importante mirar
hacia arriba y buscar a los grandes peces, los que verdaderamente se
benefician”, argumenta.
Perú refleja igualmente esta
problemática. En septiembre de 2019, fue desarticulada una red de trata que
funcionaba bajo la protección del jefe de la División Criminal de la XV
Macrorregión Policial de Madre de Dios. Según la acusación, a cambio de dinero,
protegía a la organización y avisaba de diferentes operativos contra la trata.
Un tercer anillo puede darse
cuando la posición de poder de los funcionarios corruptos les permite controlar
el negocio criminal. Así, en el Informe sobre trata de personas con fines de
explotación sexual en Guatemala de la CICIG, se identifican casos de
funcionarios dedicados directamente al negocio de la trata, operando a través
de testaferros. Eran dueños de centros de explotación sexual y lavaban sus
ganancias mediante la inversión en transporte y otros negocios.
Extorsión sexual como moneda de cambio
Una forma de corrupción aún más
compleja de identificar, en gran parte porque está normalizada e
invisibilizada, es cuando la moneda de pago de la facilitación de la trata no
es dinero sino un beneficio sexual impuesto a la víctima por los acuerdos entre
el proxeneta y los funcionarios públicos.
La complicidad de la autoridad
que frecuenta los lugares de explotación genera además una fuerte sensación de
impunidad y miedo a la denuncia por parte de las víctimas. Aida Gatti,
coordinadora de Programa Nacional de Rescate y Acompañamiento a las Víctimas de
Trata del Ministerio de Justicia y DDHH de Argentina, conoce bien este
fenómeno: “En gran parte de los casos, las víctimas de trata cuentan cómo
personal policial, fiscales y jueces reciben favores sexuales a cambio del
encubrimiento. Que las víctimas vean cómo los agentes públicos hablan
amigablemente con los proxenetas refuerza la situación de impunidad. No escapan
porque no saben dónde pedir ayuda”.
Las mujeres y niñas sufren de
manera especial el flagelo de la corrupción. Mural en Río de Janeiro.
EUROSOCIAL+
Esta forma de extorsión sexual,
entendida como abuso de poder para obtener beneficio sexual, tiene doble
naturaleza, como corrupción y como delito de violencia sexual. Esta última
condición presenta retos en materia probatoria, en particular en lo referente
al consentimiento de las víctimas, y se produce además la estigmatización y
dificultades de protección de las mujeres que se atreven a denunciar.
Una estrategia combinada contra un problema complejo
De lo expuesto anteriormente se
deduce que la desarticulación de las estructuras criminales no es suficiente si
no se persigue también la corrupción que les permitió operar. Un punto de
partida en la búsqueda de soluciones es, por tanto, promover una doble mirada
hacia los ámbitos de la trata y la corrupción, generando protocolos conjuntos
para abordar esta problemática dentro de las propias fiscalías.
Otro elemento clave es contar con
organismos capacitados para recibir este tipo de denuncias y asociar trata y
corrupción desde el principio de la investigación. Es igualmente necesario
reforzar los mecanismos de protección de los denunciantes, fomentar la delación
y realizar campañas de publicidad para visualizar esta problemática.
Se debe incluir en las
investigaciones de corrupción las variables asociadas a la violencia sexual
contra la mujer
Ha de fortalecerse, además, la
prevención en las entidades y lugares más proclives a estos delitos, mediante
un análisis de riesgos. Un punto esencial es detectar de forma temprana el
componente de corrupción en los casos de trata. Resulta conveniente incorporar
estrategias propias de la lucha anticorrupción, como el seguimiento del dinero
o la incautación de bienes. La investigación no debe detenerse en la parte baja
de la cadena criminal, sino utilizar herramientas de análisis para detectar los
vínculos entre la trata y las autoridades públicas o los poderes económicos.
Finalmente, es imprescindible
hacer visible la extorsión sexual como delito de corrupción y generar acciones
concretas para combatirla. En este sentido, se debe sensibilizar y capacitar a
los operadores de justicia de los ámbitos anticorrupción, al tiempo que se
incluyen en las investigaciones de corrupción las variables asociadas a la
violencia sexual contra la mujer.
El fortalecimiento institucional,
la lucha anticorrupción y el apoyo a las víctimas, son por tanto
imprescindibles para a romper con la cadena criminal de la trata y recuperar la
confianza de la ciudadanía.
Ana María decidió, un año después
de dar a luz, colaborar con las autoridades. Quiere ayudar en la investigación
contra la red que la explotaba para evitar que otras niñas pasen por lo mismo.
A pesar de su terrible experiencia, ha recuperado la confianza en la justicia e
incluso se plantea ser policía en el futuro.
Borja Díaz Rivillas, responsable
de Buen Gobierno en el Área de Gobernanza Democrática del Programa de
Cooperación de la Unión Europea con América Latina, EUROsociAL+, en la FIIAPP.
Doctor en Ciencias Políticas por la Universidad de Salamanca. Ana Linda Solano
López es consultora sobre corrupción y género del Área de Gobernanza
Democrática de EUROsociAL+ en la FIIAPP. Master en Ciencias Jurídicas por la
Universidad Pompeu Fabra.
Fuente:
https://elpais.com/elpais/2020/07/15/planeta_futuro/1594821972_794679.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario