Trastorno de Estrés
Postraumático
Por Alberto B Ilieff
Uno de los trastornos centrales en las persona en
prostitución y en las víctimas de trata de personas es el estrés postraumático.
El Trastorno surge como respuesta tardía o diferida a un
acontecimiento o a una serie de acontecimientos estresantes o a una
situación de naturaleza excepcionalmente
amenazante o catastrófica, que causarían por sí mismos malestar generalizado en
casi todo el mundo (por ejemplo, catástrofes naturales o producidas por el
hombre, combates, accidentes graves, el ser testigo de la muerte violenta de
alguien, el ser víctima de tortura, terrorismo, de una violación o de otro
crimen).
Ciertos rasgos de personalidad o antecedentes de enfermedad neurótica, si
están presentes, pueden ser factores predisponentes y hacer que descienda el
umbral para la aparición del síndrome o para agravar su curso, pero estos
factores no son necesarios ni suficientes para explicar la aparición del mismo.
Es importante resaltar que cualquier persona sometida a determinadas
situaciones que superen su posibilidad de procesar subjetivamente lo acontecido
sufrirá estas consecuencias. Sus antecedentes no serán los responsables del
estrés postraumático.
Se trata de una reacción orgánismica adaptativa ante una
situación abrumadora que no puede ser elaborada. Para lograr la adaptación las
personas desarrollan una nueva forma de vida
que implica cambios básicos en los modos de sentir, pensar y actuar.
Una cuestión importante al abordar este tema es que hay
que estudiar el trastorno por estrés postraumático a lo largo del ciclo vital,
por eso se llama postraumático. Incluso se debe considerar la posibilidad
del estrés retardado, llamado así
porque se manifiesta largo tiempo
después de la experiencia traumática original y que, en general, se produce
cuando la persona nuevamente se ve expuesta a un estímulo similar a aquel que
la hubiere dañado.
Una de las características significativas de este estrés abrumador en los casos de trata de
personas y prostitución es que está
provocado por el hombre, a diferencia de los desastres naturales o
enfermedades. Aquí el origen es
netamente humano, irrumpe la crueldad, ya no la inconciente de los elementos
naturales donde no existe voluntad específica de dañar, sino la consciente de un igual. De este modo
se hace evidente la destructividad
colectiva sancionada socialmente, lo cual destroza el tejido de la confianza humana. Un hecho
azaroso o producto de la naturaleza no provoca tanto daño como el causado por
otro ser humano precisamente porque se sabe es un acto conciente y dirigido
hacia la persona que es victimizada. Esto hace que se pierda la capacidad de
confiar en los demás, de establecer vínculos profundos significativos, lo que
también hace que se impida el pedido de ayuda o la aceptación de la misma.
Ante estas situaciones el yo vulnerado se fragmenta, se
produce un corte abrupto existencial, todo proyecto de vida es destrozado, los
restos que quedan son armados fantasiosamente ya sin posibilidades concretas ni
contacto con la realidad. Si la persona es reintegrada al medio social lo hará
a partir de un menor nivel de
adaptación.
El Trastorno de Estrés Postraumático aún siendo una
respuesta adaptativa es la base de
síntomas y síndromes, siendo una de las más significativas y abrumadoras las
repetidas invasiones del presente por el pasado, el resurgimiento irruptivo de
miedos y ansiedades, del entumecimiento de la conciencia, de las reacciones de
alerta y de los flash-backs, que son el retorno repentino e intrusivo de los
fenómenos disociativos en la consciencia total o parcialmente vigil.
Es común que se de
un estado de hiperactividad vegetativa con hipervigilancia, un
incremento de la reacción de sobresalto e insomnio.
Los síntomas por su carácter irruptivo se acompañan de fuerte
ansiedad y de depresión y no son raras las ideaciones suicidas. El consumo
excesivo de sustancias psicótropas o alcohol puede ser un factor agravante.
Algunos otros signos son:
Emocionales:
miedo, ira, pesadumbre, irritabilidad, depresión, pensamientos o intentos de
suicidio, sensación de culpabilidad, de inutilidad, desesperanza, desinterés,
sentimiento de vacío, dificultad para disfrutar.
Intelectuales:
confusión, desorientación, indecisión, dificultad de concentración, problemas
de memoria.
Físicos:
tensión, fatiga, irritabilidad, insomnio, dolores mal definidos, taquicardias,
nauseas, temblores, cambios en el apetito o en el impulso sexual.
Sociales:
desconfianza, serias dificultades para establecer relaciones afectivas,
problemas laborales o escolares, sensación de abandono o de ser rechazado.
El comienzo sigue al trauma con un período de latencia
cuya duración varía desde unas pocas semanas hasta alrededor de 6 meses. Se
estudiaron casos en que la sintomatología surgió incluso mucho tiempo después.
El curso es fluctuante, pero se puede esperar la recuperación
en la mayoría de los casos mediante un prolongado tratamiento psicoterapéutico
que puede acompañarse con medicación. Este trastorno en algunas personas puede tener
durante muchos años un curso crónico y evolución hacia una transformación
persistente de la personalidad
Esta alteración es compartida por las personas en
prostitución y trata con los soldados que regresan de la guerra, la población
de zonas en conflicto bélico o que han sufrido atentados terroristas.
Menos de un 5% de la población general sufre este
síndrome, mientras que entre las personas en prostitución lo sufrirían cerca
del 68%, un porcentaje elevado
comparado con un 15% de los veteranos
del Vietnam.
Las personas en prostitución se hallan constantemente
sometidas a situaciones de violencia, el hecho de ser prostituida ya es un acto
violento. Se calcula que el 82%, además,
ha sido agredida por los prostituidores-clientes, el 88% sufrió amenazas
físicas, y un 68% fue violada y el 46%
más de cinco veces. El 87% sufren depresión por prostituirse.
Diaria y reiteradamente las personas que sobreviven con
esta actividad sufren intenso miedo debido a los malos tratos y vejaciones que
pueden sufrir, que pueden incluir golpes, quemaduras con cigarrillos, cortes, e
incluso la muerte.
A todo esto debemos agregar que un
57% (algunos estudios indican más porcentaje) habría sufrido abusos sexuales durante la
infancia.
En su trabajo “Prostitución, tráfico y
estrés postraumático” Melissa Farley
claramente expone:
“En Holanda donde la prostitución es legal al 60%
fueron físicamente asaltadas y el 79% fueron prostituidas como resultado de
coacción. Cualquiera que sea la ubicación física, la prostitución causa gran
daño a las mujeres. Al margen de que el lugar de la prostitución sea interior o
exterior, las mujeres prostituidas son constantemente violadas. Las mujeres en
Chicago denuncian que han sido violadas frecuentemente tanto mientras ejercían
la prostitución bajo techo como en la calle.”
“Las mujeres prostituidas describen la prostitución
como “violación pagada” y como “violación doméstica llevada al extremo”. Hay
muchas similitudes entre prostitución y apaleamiento. Las mujeres que se
prostituyen reciben múltiples palizas cuando las mujeres no-prostitutas reciben
una. Ser pegada por un prostituidor o por un proxeneta es como ser pegada por
un marido o un novio. Las mismas partes del cuerpo son apaleadas. Suceden las
mismas violaciones. Las mismas palabras son arrojadas hacia ellas.
Maltratadores, como prostituidores, utilizan verbalmente el odio racial y sexista
para transformar a la mujer en un objeto, así les pueden hacer cualquier cosa
impunemente. Los mismos métodos de control empleados por los maltratadores en
contra de sus parejas son utilizados por los proxenetas y los que viven a costa
de la prostituta: abuso verbal, minimización y negación de la violencia física
y abuso, explotación económica, aislamiento social, amenazas, intimidaciones,
violencia física, acoso sexual y cautividad.”
“Dos tercios de las mujeres que se prostituyen en 9
países padecen de PTSD. Esta proporción de PTSD es una de las mayores
localizada en estudios de población. Proporciones comparables de PTSD han sido
registradas entre mujeres apaleadas que buscan refugio, veteranos de guerra,
supervivientes de violación y supervivientes de torturas avaladas por el
estado.” *
El uso de drogas y alcohol se agregan a este cuadro.
El resultado general es que el promedio de vida de las
personas en prostitución es inferior al de la media poblacional, la mortalidad
es 40 veces superior a la de la población general.
Es parte integrante de este síndrome y de otros que
veremos, que la persona no vislumbra una salida, se siente prisionera de la
situación, y en la mayoría de los casos lo está ya fuere por los tratantes,
proxenetas o por su extrema vulnerabilidad. Los estudios indican que más del
90% dejarían definitivamente esta actividad si se les brindara el apoyo y las
condiciones necesarias.
Para terminar, quiero recordar que para la Organización Mundial de la Salud el concepto de salud no implica únicamente la
carencia de enfermedad, sino de manera integral, la suma del bienestar físico, psíquico y
social. La prostitución y la trata de
personas quiebran definitivamente esta
posibilidad.
*Este trabajo se puede hallar completo en
http://argentina.indymedia.org/uploads/2011/06/farley_cast.pdf
La mayoría de las IMAGENES han sido
tomadas desde la web, si algún autor no está de acuerdo en que aparezcan por
favor enviar un correo a
alberto.b.ilieff@gmail.com y serán retiradas inmediatamente. Muchas
gracias por la comprensión.
En este blog las imágenes son afiches,
pinturas, dibujos, no se publican fotografías de las personas en prostitución
para no revictimizarlas; salvo en los casos en que se trate de documentos
históricos.
Se puede disponer de las notas publicadas siempre y
cuando se cite al autor/a y la fuente.