Opiniones / Por emujeres
Autoría: v.a
Marcela Lagarde y de los Ríos.
Doctora en Antropología y etnóloga mexicana, ha sido diputada y presidenta de la Comisión
Especial de Seguimiento a los Femicidios en la Cámara de Diputados de México.
Para mis socias de la vida, pág.
80, Edit. horas y HORAS
“Por definición las mujeres que
ejercen la prostitución no son autónomas. Por definición son cuerpo objeto para
el placer de otros. Su cuerpo subjetivo, su persona está cosificada y no hay un
“yo” en el centro. En esa situación no
existe la posibilidad de construir una persona que se autodefine, que se auto
limita, que se protege y se desarrolla a sí misma. Aun cuando pueden ser
independientes económicamente y hasta mantener hijos, maridos, amantes.
La autonomía es un concepto
dinámico del desarrollo personal, de enriquecimiento de la propia persona. En las mujeres que ejercen prostitución no la
hay. Como tampoco hay autonomía en las mamás de diez hijos, pues qué autonomía
puede haber ahí. Pueden ser mujeres que hacen muchas cosas, que van y vienen,
pero están cosificadas como seres que encuentran su sentido práctico y
filosófico en los otros.
En ambos casos, en las mujeres
que trabajan en la prostitución y en este tipo de mamás, son ambas
profundamente enajenadas.
Para ser autónomas, todas las
mujeres, prostitutas, madres, castas, puras, monjas y célibes, necesitamos redefinir nuestras
vida en torno a nosotras mismas y dejar de ser objeto. La autonomía es muy puntual y pasa por que
las mujeres dejemos de ser cosificadas para los otros., Mientras lo
seamos, podemos tener riqueza o
pobreza, pero ninguna somos ni sujetos
ni autónomas.”
Victoria Sau Sánchez, Licenciada den Historia Contemporánea,
Doctora en Psicología, ha sido profesora de la Sección de Psicología de la
facultad de Filosofía y Ciencias de la Educación de Barcelona, investigadora y
escritora feminista.
Ponencia presentada en la
Comisión Mixta de los Derechos de la Mujer y de Igualdad de Oportunidades, 12
de julio de 2006.
“Mi opinión desde hace mucho
tiempo sobre la prostitución es que es la última esclavitud del mundo
occidental, atenta al sentido mismo de democracia.
Es una institución
masculino-patriarcal según la cual un número
indeterminado de mujeres no llega
a ser distribuido a hombres concretos por el colectivo de varones a fin de
que queden a merced no de uno solo sino
de todos aquellos que deseen tener acceso a ellas…
En los cuadernos de quejas
previos a la revolución francesa, las mujeres ya pedían la abolición de la
prostitución.
Yo sería partidaria de prohibir a
los varones comprar sexo esclavo. El modelo sueco me parece, de momento, dentro
de Europa, el más interesante hasta conseguir la abolición absoluta…
Pienso que el voto de las mujeres
que ahora ya tenemos todas las europeas, tiene que contribuir a la abolición de
la prostitución…”
Somalí Mam, Premio Príncipe de Asturias, Presidenta de la
Asociación MAM-AFESIP ESPAÑA. ACCIÓN PARA LAS MUJERES EN SITUACIÓN PRECARIA.
Ponencia presentada en la Comisión Mixta de los Derechos de la Mujer y de
Igualdad de Oportunidades, julio de 2006.
Otro resultado horrible de la normalización de la
prostitución es el aumento de la violencia; presenciamos casos donde las
jóvenes han sido objeto de prácticas muy violentas por los clientes en la
pornografía, y vemos cómo se generalizan conductas como la violación en grupo.
En Asia también hay lo que se llama la violación colectiva. La violación
colectiva se produce mucho en Asia y
está aumentando mucho. Es un grupo de chicos que piden una prostituta y cuando
la prostituta llega, han sido violadas por cuarenta o cincuenta personas… hace
tres años, y este año han cambiado el concepto de violencia, han comprado dos
mujeres, dos chicas, dos víctimas que han sido violadas y después matan a una y
dejan a la otra para que vuelva y hable con otras mujeres.
Y las drogas también, y el sida.
Las drogas en este momento, y hablo de Claude Pen, la prostitución en Camboya,
el 80 % son adictas a las drogas. Y me gustaría
preguntarles si hay algún trabajo
en el que hay un perfil normal donde estas circunstancias puedan ser
admisibles. Si se considera la prostitución como profesión sin analizar los
índices de violencia y las consecuencias sobre el cuerpo y la salud física de
las mujeres, estamos actuando con hipocresía, incluso de forma absolutamente
estúpida”.
Gemma Lienas. Escritora. Comparecencia en el Congreso de los
Diputados, 4-6-2006.
Al argumento de: -es preciso
legalizar esta actividad para que las
prostitutas puedan realizarla en mejores condiciones-
Si esta es la razón, legalicemos,
entonces, la ablación del clítoris para las niñas subsaharianas o asiáticas.
Al argumento de: -Es un trabajo
como otro cualquiera-
Algunos datos Entre el 63% y un
80% de las prostitutas han sido víctimas de violaciones. Las prostitutas corren
un riesgo 40 veces mayor de ser asesinadas que el resto de la población
femenina. Mías del 68% de prostitutas sufren estrés postraumático ¿Se puede considerar un trabajo una actividad
que comporta tanto riesgo para la integridad de las mujeres?
La prostitución es un negocio
mundial casi de la misma magnitud que el del tráfico de armas y del tráfico de
drogas. Y en España se supone que la cifra de negocio se sitúa sobre los 18.000
millones de euros.
Teniendo en cuenta estos datos no
es de extrañar que los llamados empresarios del sexo estén luchando duramente
por conseguir la legalización de su negocio.
Alguna frontera habrá que ponerle
al mercado, o terminaremos fagocitados por él. Por ejemplo, en Estados Unidos
se están planteando ya regular la compra-venta de órganos humanos para atajar
–justifican- un mercado negro cada vez más floreciente. Si regulan ese mercado
en lugar de perseguirlo, la injusticia del sistema se acentuará porque los
ricos comprarán órganos, mientras que los pobres no tendrán otra opción que
venderlos y, además, no podrán acceder a los transplantes, que quedarán fuera
de sus posibilidades económicas…”
UGT. La prostitución una cuestión de género. Secretaría para la
Igualdad. Diciembre 2005.
“La prostitución, para UGT, es
una manifestación de violencia de
género, y como tal debería tratarse e
integrarse en nuestro ordenamiento jurídico, en las políticas, en nuestra
educación y en nuestra cultura social.
El origen de la prostitución se encuentra en el antiguo
esclavismo y en la trata de mujeres.
Según Peter Szil, psicoterapeuta
especializado en educación sexual y con larga experiencia en la materia, pone
de relieve en sus trabajos que, a parte de los perfiles individuales de los
hombres que compran sexo, hay una visión compartida por el resto de la
población masculina que hace posible la práctica de la prostitución.
Dicha visión, según este experto,
está basada en la certeza de que su sexo les otorga derecho a disponer de su
entorno, del espacio y del tiempo de otros y, en primer lugar, de otras. Este
derecho se extiende también al cuerpo y
a la sexualidad de las mujeres. Tratándose de un derecho, es legítimo
conseguirlo y preservarlo, aunque sea con violencia.
Los estudios de este
psicoterapeuta ponen de manifiesto que la pornografía y la prostitución enseñan
y reafirman el rol masculino.”
Rosa María Hermoso Martínez (Jefa del Servicio del Área de Igualdad
del Ayuntamiento de Sevilla) Centro Municipal de Atención a Mujeres
Prostituidas “Leonor Dávalos” Comparecencia ante en la Comisión Mixta de los
Derechos de la Mujer y de Igualdad de Oportunidades, julio de 2006.
“El ejercicio de la prostitución
en sí mismo es un atentado contra los derechos humanos.
No hacemos una distinción entre
prostitución libre y forzada. Para nosotras la prostitución es un fenómeno en
sí, en diferentes condiciones, pero es un fenómeno único y exclusivo.
Andrea Dworkin dice que el
incesto es el campo del cargador para la prostitución, según la experiencia que
ellas han tenido con mujeres en prostitución. Este dato, que nosotras también
hemos ido observando a lo largo de nuestro trabajo, lo hemos tenido nosotras
mismas silenciado, el hecho en sí que también es silenciado por las víctimas,
nosotras también lo teníamos silenciado porque no nos atrevíamos, desde nuestra
humildad de atención en nuestro Centro, a darlos. Pero posteriormente, con la
constatación clara y con la investigación con datos, sobre todo, de Melissa
Farley hemos podido comprobar que es cierto.”
Rosa Cobo Bedia, Doctora en Ciencias Políticas y Sociología,
profesora de Sociología de la Universidad de la Coruña. Ponencia presentada en
la Comisión Mixta de los Derechos de la Mujer y de Igualdad de Oportunidades,
julio de 2006.
“Uno de los grandes mitos que
está alimentando el reglamentarismo es la idea de la libertad sexual. La
libertad sexual es uno de los conceptos que se oponen de una manera más radical
a la prostitución. La prostitución es una forma onerosa y una forma
extraordinariamente dura de ganarse la vida.
Y fíjense ustedes que allá donde aumentan los niveles de bienestar de
una sociedad y donde disminuye la desigualdad, de una manera inmediata las
personas de esa sociedad, las mujeres de esa sociedad dejan de ser ese
grandísimo contingente, que cuando había más pobreza eran de la prostitución.
De hecho, como ustedes sabrán, más del 90 por ciento de las mujeres que ejercen
la prostitución en España son inmigrantes, de modo que es imprescindible para
poder entender el fenómeno social de la prostitución entender que hay una
relación de necesidad entre prostitución y desigualdad, entre prostitución y
pobreza. Y ese es el único motivo por el cual la mayoría de las mujeres que
ejercen la prostitución son mujeres inmigrantes….. El contrato tiene que tener límites, y las
sociedades en las que vivimos ponen límites al contrato, pese a que el
liberalismo haga una exaltación de que el contrato no tiene que tener límites.
Existe el límite en la propia esclavitud, existe límite, por ejemplo, al
trabajo infantil, existen límites a contratar que tú puedas vender tus propios
órganos; la libertad de contrato ha de ser limitada.
La libertad sexual está vinculada
al deseo y al placer, y en las mujeres prostituidas no hay libertad sexual ni
placer, sólo hay una forma de ganarse la vida, y esto es ya suficiente para que
las feministas mostremos toda nuestra solidaridad con estas mujeres…
El neoliberalismo tiene un deseo
ilimitado, que es el de que todo lo que existe forme parte del mercado, que
todo se pueda vender y todo se pueda comprar, incluidos los cuerpos de las
mujeres.”
Vivas Larrui, Presidenta de la Comisión de Igualdad de Jueces para
la Democracia, magistrada de la Sala del Tribunal Superior de Justicia de
Cataluña.
Ponencia presentada en la
Comisión Mixta de los Derechos de la Mujer y de Igualdad de Oportunidades,
julio de 2006.
“Cabría preguntarse cómo vamos a
armonizar que en una cadena de producción de una empresa con convenio colectivo
en la que se regulan las buenas prácticas y en la que hay prevención de riesgo
decir –abro comillas de una sentencia-: “me gustas más cuando no llevas las
bragas debajo de la bata” –cierro comillas-. Es una humillación y se sanciona a
quien lo haga, al trabajador, acosador y a la propia empresa si no ataja esa
conducta.
El Instituto de la Mujer y el
Consejo Audiovisual tienen apartados para denunciar los anuncios sexistas que
den una visión de subordinación de la mujer y al mismo tiempo las páginas de
los diarios de más tirada contengan bajo el epígrafe “contactos“ la mayor
escenificación de la subordinación, la desigualdad y el insulto anunciando la
venta de sexo con frases como las siguientes que extraigo del apartado de
contactos 56, apartado relax, del mismo periódico que leí anteriormente ese
dato del 20 de junio, en el que se dice, por ejemplo, nuevo local, preciosas
esclavas; amas severas, sumisas, complacientes; bueno, bonito, barato; nuevas
señoritas, noche y día, experiencia de 25 años nos avala; furcia obscena sin
espera; sumisa vocacional; joven atractiva y erótica para amos exigentes; 25
euros, preciosas barbies rusas y brasileñas; minifalda y sandalias, 18 años,
francés sin, aniñada y desnuda.
¿Es que vamos a tener
trabajadoras a las que se pueda humillar, maltratar, acosar, porque forma parte
de un contrato? ¿ Les vamos a aplicar una ley diferente? ¿Señalaremos cuántos
coitos pueden hacer en una jornada de ocho horas? ¿Felaciones? ¿Si han de
dejarse atar o insultar? ¿Regularemos el periodo de descanso cuando estén
menstruando? ¿No es eso estigmatizar? ¿Diremos cuáles son los tiempos mínimos
de permanencia en cada prostíbulo? ¿Aceptaremos que el cuerpo es una “cosa” y
que no sirven las mujeres de cierta edad o de cierta complexión? ¿Dónde queda
la dignidad y el respeto a la imagen de esas mujeres y de todas las
mujeres y de todos los hombres? ¿Dónde
ponemos el valor de las personas, de la igualdad? ¿Cómo cumplimos el mandato
constitucional de remover los obstáculos que impidan lograrla?
Elaborar un estatus de trabajo no
suprime la estigmatización y suprimir la estigmatización de las mujeres
prostituidas no pasa por dar normalidad al hecho de vender sexo por dinero.
La prostitución, en conclusión,
es una discriminación y es atentatoria a la igualdad entre los hombres y las mujeres.”
Hace pocos años nadie hubiera
apostado por que la violencia intrafamiliar se examinara más allá de los
tribunales penales. Hoy, no lo consideramos privado; hoy entendemos que una
agresión no es tolerable, incluso se la mujer quiere dejarse pegar o no lo
denuncia. No es tolerable para nosotros
vender ovocitos o riñones, podemos donarlos, pero no sería tolerable regular el
trabajo infantil solo porque hay muchos niños trabajando o admitir,
parafraseando a Gemma Lienas que las empresas de pasarela pueden contratar a
anoréxicas de la talla 34 porque hay que salvaguardar el derecho de las
anoréxicas. Se puede y se debe respetar el derecho individual, pero que una o
varias personas se prostituyan, vendan sus órganos o de dejen morir en la
extrema delgadez no implica que el Estado sea neutral y a su demanda lo
regule.”
Fuente: