'La prostitución en el corazón del capitalismo'
infoLibre adelanta un capítulo del libro de
Rosa Cobo que saldrá a la venta este lunes 22 de mayo
Rosa Cobo Publicada 22/05/2017
La escritora feminista Rosa Cobo
publica el libro La prostitución en el corazón del capitalismo (Catarata), que
saldrá a la venta este lunes 22 de mayo. infoLibre adelanta aquí uno de sus
capítulos.
Rosa Cobo
es profesora de Sociología del Género en la Universidad de A Coruña y directora
del Centro de Estudios de Género y Feministas en esa universidad.
La industria internacional del sexo
La prostitución es el corazón de
una industria internacional del sexo que incluye una gran variedad de negocios,
desde macroburdeles o locales de striptease hasta editoriales, desde casas de
masaje hasta agencias de "acompañantes", desde películas hasta
revistas sobre pornografía, sin olvidarnos de las cifras del turismo sexual. La
industria del sexo no acaba en el conjunto de negocios que forman parte del
sector de la prostitución, pues también otros muchos actores económicos se
lucran de esta industria y contribuyen a su apuntalamiento. En efecto, diversos
negocios cuya función no está directamente vinculada con la prostitución sirven
a sus intereses y también se sirven de esta industria para incrementar sus
beneficios. Entre ellos, hay que destacar principalmente hoteles, empresas de
bebidas alcohólicas, periódicos, farmacias, taxis o karaokes. ¿Qué ocurriría si
las empresas productoras y distribuidoras de bebidas alcohólicas se negasen a
surtir a los burdeles o lo periódicos no aceptasen publicar anuncios de locales
o pisos en los que se ejerce la prostitución? Lo que quiero señalar es que la
prostitución es el eje de todo un sector económico que se articula en torno a
los cuerpos de las mujeres prostituidas. El centro de la industria del sexo son
los cuerpos de las mujeres, que se han convertido en las mercancías sobre las
que se ha edificado esta industria global. Y más concretamente, toda esta
actividad económica se sustenta sobre la vagina y otras partes del cuerpo
femenino, que se han convertido en el fundamento de un negocio organizado a
escala global.
Hasta los años ochenta del siglo
XX la prostitución apenas ha tenido impacto económico en las cuentas
nacionales. Su dimensión más relevante ha sido la poderosa marca patriarcal
sobre la que originalmente se edificó esta práctica social. Sin embargo, la
aparición del capitalismo global a partir de los años setenta cambia el rostro
de la prostitución y la convierte en parte fundamental de la industria del ocio
y del entretenimiento. En efecto, a partir de esa época, al industria del sexo
se ha ido globalizando con la ayuda de las redes informacionales, pero también
con la contribución de redes criminales.
Hace poco más de tres décadas la
prostitución era un conjunto de burdeles con mujeres autóctonas que ejercían la
prostitución con encargadas y jefas que gestionaban, a veces paternalistamente,
esos pequeños negocios.
Antes existían muchos
"clubes de alterne" pequeños. Eran lugares íntimos, casi familiares.
Ahora quedan cada vez menos, y los que quedan han vivido una transformación
radical, tanto en la forma como en la manera de funcionar. Los pequeños clubes,
en su mayoría, están desapareciendo, sustituidos por los megalocales de
striptease con show-girls y chicas exhibiéndose con la mínima ropa posible. Son
negocios que a veces incluso funcionan con licencia de hotel... Los pequeños
locales donde tantas mujeres ejercían de manera más o menos discreta una forma
de prostitución light, porque no solamente no estabas obligada a acostarte con
los clientes, sino que además podías ganar mucho dinero sin necesidad de ello,
son ya cosa del pasado.
En esa antigua forma de
prostitución no existían apenas mujeres migrantes, ni tráfico de mujeres para
la explotación sexual ni circuitos criminales. En otros términos, ese viejo
canon de la prostitución correspondía al capitalismo previo al neoliberalismo,
y, por ello mismo, su dimensión más relevante era la patriarcal.
El nuevo canon de la prostitución
solo puede ser explicado en el marco de tres sistemas de dominio: el
patriarcal, el neoliberal y el racial/cultural. En efecto, varones de todas las
clases sociales acceden sexualmente a los cuerpos de mujeres pobres, migrantes
y pertenecientes a culturas, razas y regiones del mundo que el Occidente
etnocéntrico ha conceptualizado como inferiores. Este es el rostro que ofrece
la prostitución en los países con altas tasas de bienestar. En aquellos países
con índices de pobreza significativos puede variar el componente cultural o
racial en el consumo interno de sexo, pero permanece invariable la explotación
sexual de las mujeres por varones de todos los estratos sociales. En efecto,
"como en todo fenómeno de prostitución, las minorías étnicas y nacionales
están sobreexplotadas". Varones de sus propios países, de regiones
próximas y de países occidentales acuden a comprar sexo barato de mujeres que
necesitan recursos para sobrevivir. Si bien la marca de clase ha estado
presente en la prostitución anterior a la globalización capitalista, en esta
época de creciente mercantilización de los cuerpos de las mujeres, la pobreza y
la extrema pobreza de las mujeres, es decir, la jerarquía de clase, ha
adquirido una dimensión que no tenía en el pasado.
Sorina Vazelina |
La globalización económica ha
hecho posible que la prostitución se convierta en un lugar de intersección
entre el norte y el sur, pues el sur exporta mujeres para consumo sexual de los
varones del norte. Y los hombres del norte viajan a países del sur a comprar
sexo y ejercer el derecho patriarcal que les autoriza a usar sexualmente a las
mujeres en el marco de la prostitución. Esta industria conecta el norte rico y
el sur endeudado. Y, además, contribuye a crear una nueva afiliación entre los
varones del norte y los del sur. Con más o menos recursos, los varones
occidentales comparten con los del resto del mundo la posibilidad de usar
sexualmente a las mujeres que el capitalismo neoliberal y los distintos
patriarcados han situado en esos lugares acotados para satisfacer el deseo masculino.
Incluso en algunos países en los que la prostitución ha sido legalizada, los
demandantes no solo creen tener el derecho a usar sexualmente a las mujeres
prostituidas, sino que tienen consagrado por ley ese derecho. La cartografía
global de la prostitución muestra a varones de los países centrales cruzar
regiones e incluso continentes para acceder a cuerpos de mujeres y niñas de
otras razas y culturas que solo tienen su cuerpo para sobrevivir. Son
migraciones puntuales de los demandantes de prostitución para comprar sexo
barato, racializado y, muchas veces, infantil.
La teoría feminista ha propuesto
la necesidad de estudiar la política sexual de todas las instituciones para
comprender las lógicas patriarcales que habitan en su interior. Pues bien, en este
sentido, la política sexual de la prostitución muestra sociológicamente el
carácter interclasista de los demandantes y la composición femenina y sin
recursos de aquellas que ejercen la prostitución. La lógica patriarcal y la
lógica de clase se funden en la prostitución.
La característica más
significativa del capitalismo avanzado es su globalización. Y esa exigencia ha
llegado a la prostitución. La globalización desactiva las fronteras para el
capital y las mercancías. Y la mercancía sobre la que está edificada la
industria del sexo, los cuerpos de las mujeres, no pueden permanecer dentro de
los límites del Estado nación. Sobre todo porque esa "mercancía"
escasea en las sociedades del bienestar y hay mucha disponible en los países
con altas tasas de pobreza. Lo que quiero decir es que la globalización de la
industria del sexo exige que los cuerpos de las mujeres puedan ser
deslocalizados de sus países de origen y sean trasladados a países en los que
la demanda no se cubre:
El tráfico, el turismo sexual y
el negocio de las esposas que se compran por correo han asegurado que la severa
desigualdad de las mujeres pueda ser transferida más allá de las fronteras
nacionales, de manera tal que las mujeres de los países pobres puedan ser
compradas con fines sexuales por hombres de los países ricos. El siglo XX vio
el hecho de que los países ricos prostituyen a las mujeres de los países pobres
como una forma de colonialismo sexual.
Como afirmaba en el primer
capítulo, siguiendo los análisis de Saskia Sassen, una característica
fundamental del capitalismo global es la lógica de expulsiones que pone en
funcionamiento para lograr en poco tiempo y sin economías productivas unos
niveles de beneficios impensables. Desde este punto de vista, las mujeres
prostituidas no solo representan una de las grandes expulsiones del siglo XXI,
sino que son sometidas a las mismas reglas que otras mercancías para el
consumo. La prostitución es así el máximo exponente de la deslocalización
neoliberal, pues las mujeres son trasladadas de los países con altos niveles de
pobreza a los países con más bienestar social para que los varones demandantes
de todas las clases sociales accedan sexualmente a los cuerpos de esas mujeres.
Si bien el cuerpo de las mujeres prostituidas se convierte en una mercancía muy
codiciada por los traficantes y proxenetas porque proporciona altos beneficios
con bajos costes. Esta forma de funcionamiento del capitalismo, la
deslocalización de la producción menos cualificada a países con pocos derechos
laborales y altas tasas de pobreza, se ha extendido a las mujeres prostituidas.
Sin embargo, esta deslocalización de mujeres para la industria del sexo tiene
elementos que la convierten en una auténtica expulsión. Son mujeres expulsadas
de su condición de ciudadanía, de sus contextos culturales, de sus entornos
familiares y de sus proyectos de vida. Son expulsadas de sus espacios físicos y
emocionales y, cuando llegan a los destinos proyectados, ya son seres sin
historia; nadie las conoce aquí y tienen que negar lo que son allí, en su país
de origen. Por el camino aprendieron a ocultar su historia, y en muchas
ocasiones su lengua, como condición de posibilidad para adoptar la nueva
identidad que se le ofrece, la de mujer prostituida.
Burdel Chanel. Argentina. Foto elacnasta.com.ar |
La prostitución, como hemos dicho
anteriormente, tiene tres marcas, sin la identificación de las cuales no es
posible la comprensión de esta realidad social: la patriarcal, la capitalista
neoliberal y la cultural/racial. En la intersección de estos tres sistemas de
poder ha crecido la industria del sexo y han aumentado tanto los consumidores
de prostitución como el número de mujeres de las que se alimenta este negocio
global. Sin embargo, en estos momentos, la estructura que sostiene esta
industria está pilotada por las lógicas económicas que gobiernan el capitalismo
global. Solo esto explica los enormes esfuerzos que se están haciendo para que
el acceso sexual al cuerpo de las mujeres sea percibido como un asunto de
consumo para los varones y de libre elección para las mujeres prostituidas. El
imaginario colectivo, resultado en muy buena medida de las estructuras de poder
patriarcales y capitalistas, ofrece la imagen de la prostitución como un acto
libre de ellas y un acto de consumo de ellos. Dicho de otra forma, las élites
dominantes intentan que la prostitución sea vista como un contrato libre entre
dos partes que están igualmente interesadas en firmarlo.
Si, como hemos afirmado, la
prostitución se encuentra en la confluencia de tres sistemas de poder, el
capitalista, el cultural/racial y el patriarcal, el propio título de este
capítulo es en sí mismo una propuesta de cómo debe ser interpretada esta
práctica social. En efecto, la prostitución es una industria esencial para la
economía capitalista, para la economía criminal, para los estados que ven en
esta institución una fuente de ingresos públicos, pero también las
instituciones del capitalismo internacional, como el Banco Mundial o el Fondo
Monetario Internacional, que ven en lo que han conceptualizado como industria
del entretenimiento y del ocio unos ingresos que pueden garantizar la
devolución de la deuda. Poulin afirma que "el Banco Mundial, el Fondo
Monetario Internacional y los planes de ajuste estructural proponen préstamos a
los estados para desarrollar empresas de turismo y entretenimiento".
Fuente
http://www.infolibre.es/noticias/politica/2017/05/18/la_prostitucion_corazon_del_capitalismo_65209_1012.html