Prostitución y Condiciones de Salud
Intervención de Kattya
Pérez Chávez
Lic. en Psicología,
investigadora de la Universidad de Buenos Aires, Facultad de Psicología.
La dimensión de género
en el problema de la prostitución nos resultó muy potente para indagar en la
salud de mujeres que ejercían dicha práctica cuando tuvimos la oportunidad de
hacer una investigación exploratoria sobre el tema. Esto fue desde la cátedra
de Psicología Preventiva de la Facultad de Psicología y con aprobación y
subsidio de UBACyT, en el año 2000.
Nos planteábamos hacer
una evaluación participativa e interactiva de las condiciones de
salud-enfermedad y de posibles estrategias de prevención, reducción de riesgos
y daños, apuntando a promover salud y reflexividad.
Mucho de lo que dicen
las intervenciones que me precedieron coincide y reafirma ciertos aspectos que
consideramos relevantes en aquel momento: entre ellas las posibilidades, y
sobre todo las limitaciones de identificar a la prostitución como trabajo o
trabajo sexual, que era como la asociación AMMAR proponía entonces; la
importancia crítica predisponente del desempleo y de las condiciones de trabajo
insuficientes, como es el hecho de que no haya guarderías a cargo de las
empresas, los horarios extensos y los bajos salarios; todas estas cuestiones
fueron señaladas por las mismas mujeres que participaron del estudio, al mismo
tiempo que entendían a la prostitución cercana a la esclavitud, de alta
exposición a las violencias, incluso al abuso frecuente de la policía.
Otro de nuestros
objetivos en ese momento era aproximarnos a un problema oculto en las
descripciones epidemiológicas y más aun en la formación de profesionales.
Lo paradójico es que la
prostitución está en las calles, en los diarios, en las consultas de salud, en
las escuelas, es difícil ignorar su magnitud y sin embargo de eso poco se habla
más allá del “caso policial” o de la culpabilización de quienes son de algún
modo las víctimas. La culpa –y vergüenza- que expresaban las entrevistadas
tenía correlatos en las injurias corporales, en los padecimientos psíquicos y
en conductas de no cuidado de la salud.
Insisto en marcar el
déficit que entraña en la formación de profesionales de ciencias sociales,
humanas y de salud el tratamiento responsable y desde la perspectiva de género,
de la prostitución como otros problemas que afectan enormemente, por ejemplo el
aborto y la violencia.
Una aclaración
relacionada con los aspectos éticos de la investigación es que el trabajo que
llevamos adelante fue subsidiado, y por fuera de los gastos que demandaba la
UBA, utilizamos el subsidio en la compra y distribución de materiales de
reducción de riesgos, resultado de una evaluación y relevamiento de necesidades
formulados por las entrevistadas. Compartimos así el recurso con las veintiséis
mujeres que participaron del proyecto, aun cuando parte del equipo de
investigación trabajó ad honorem; y no por constricción de funcionario, sino
porque no se asignaron las rentas correspondientes.
En segundo lugar,
siendo la nuestra una materia electiva, el impacto en la formación de
psicólogos está bastante recortado. Problemas y perspectivas académicas que se
mantienen eclipsados por las hegemonías de turno.
En esta presentación,
comparto con ustedes en la necesaria apertura del problema para que no quede
cerrado en cotos, reducida su complejidad, extensión y determinantes.
En el contexto de
guerra y crisis de parámetros externos e internos las personas que ejercen
prostitución son cada vez más pobres, en desventaja, menores o inmigrantes. La
“profesión más vieja del mundo” crece con el desempleo y el libre mercado.
En la perspectiva
feminista de género asumida, me parece que el análisis de la prostitución se
afinca en las dinámicas del poder, en los procesos de la subjetividad y la
situación de pertenencia social o grupo particular.
La dominación es una
forma privilegiada de la relación social en el
capitalismo, el ejercicio del poder sobre el otro contiene un plano
material pero se inscribe también en el universo simbólico y valorativo o ethos
colectivo.
En lo económico, la
prostitución es considerada como uno de los grandes negocios por los montos de
dinero que genera; pero al igual que otras actividades de la economía paralela
(como la venta de armas, el juego clandestino, la tratas de personas o el
narcotráfico) se encuadra en la “destructividad” del modelo productivo; crece y
se extiende en paralelo con la marginación o exclusión del mercado de ,
trabajo, las peores condiciones de contratación, y el cierre de plantas
productivas; y forma parte también de la libre mercantilización a niveles
extremos.
Existen también
vínculos directos con el poder, sin los cuales sería imposible que se sostenga
el negocio, paralelos al surgimiento de una “industria de la Moral” asentada
ideológicamente en la nueva derecha.
Así es que en
instituciones importantes, legislaturas, ministerios y fuerzas de seguridad, se
han precipitado escándalos vinculados a la prostitución.
En ese sentido, creo
que es importante mantener la denuncia de los intereses que sostienen y
promueven el negocio de la prostitución, aun a pesar de los movimientos que se
efectivizan en derechos jurídicos de quienes la ejercen. Hay países y
provincias que directamente son productores y exportadores de personas para su
comercio y hay países que plantean un modelo de apertura y tolerancia. Pero de
esta manera también se permite el proxenetismo y se ve libertad allí donde hay
sojuzgamiento, tal es así que el 80% de las prostitutas de Amsterdam, en
Holanda, son extranjeras e indocumentadas.
Otro modelo es el de
Uruguay donde la legalización incluye chequeos, jubilación, bolsa de trabajo u
otras cosas alternativas que quizás se fueron logrando, pero el problema es que
sigue habiendo condiciones propiciatorias de la prostitución y no de trabajo
genuino, dignificante.
En el plano de la
subjetividad, es preciso dar lugar a preguntarnos por el erotismo, por los
erotismos de nuestra época. El erotismo
difiere del impulso sexual animal por cuanto significa, al igual que el
trabajo, la consecución de un fin; pero en este caso ese fin es el placer, la
voluptuosidad. La conciencia de la muerte distingue lo humano del animal;
operándose allí un reemplazo del instinto ciego por el juego voluntario, por el
“cálculo del placer”.
La diversidad genérica
que comienza a reconocerse abre a considerar las trayectorias del erotismo, sus
condicionantes. En la película de Arturo Ripstein, “Principio y fin”, la joven
que se prostituye, ha sido criada en una familia marginal de México, por una
madre atormentada y hermanos a cargo, es quien tiene la misión de mantener a
todos, pero fundamentalmente su posición es de “fea” de excluida como ser
deseante y deseable. Cuando imprevistamente un hombre abusa de ella y luego le
tira un dinero, ella supone, cree haber encontrado en la prostitución algún
reconocimiento como ser sexuado por parte del otro. Pero es desde el narcisismo
desbastado para un proyecto identificatorio que se opera semejante distorsión.
Una de las
entrevistadas nos decía: “Todos te dicen que sos linda!”
Cuando las prácticas
son de abuso o de violación, la crueldad ahí presente cuestiona los patrones de
sociabilidad, del lugar del otro en el cálculo del placer, de las variaciones
entre una sociedad y otra. La construcción de alteridad, depende del ethos colectivo,
de que esté basada en parámetros de inferioridad-superioridad o en la
diferencia; en las jerarquías o en la igualdad, en la hospitalidad o la
exclusión.
En las antípodas del
goce unilateral, la reificación del otro y la belleza-poder estandar que la
prostitución conlleva, es preciso recuperar los derechos sexuales y de género,
a la luz de las cuestiones del buen vivir, del placer, del erotismo, del juego
y del arte.
Por último, si bien
afirmamos que la prostitución atraviesa la sociedad en su globalidad, también
es cierto que no tiene los mismos alcances, y que estos afectan
diferencialmente a las personas y grupos poblacionales de acuerdo a género,
ciclo vital, etnia, e inserción social.
La desprotección o el
desamparo de niñxs, de inmigrantes, de travestis, de pobres, etc., convierte a
estos sectores en desaventajados sociales, en materia de explotación abusiva.
Vivir en una favela, en una villa miseria o determinadas zonas marca unos
futuros y no otros. La prostitución interviene de este modo en reproducir
condiciones de vulnerabilidad a las enfermedades, a la discriminación, a la
violencia y a la criminalización.
En el orden jurídico se
han ido logrando algunos avances destinados a la promoción de derechos de las
minorías sexuales, o de la infancia a través de la Convención de Derechos del
Niño, etc. pero contrastan en el plano de la cotidianeidad con los procesos
económico-políticos que gestan nuevas condiciones para el crecimiento de
prácticas inhumanas –como es la prostitución infantil- reproduciendo
desigualdades y exclusiones; distorsiones y manipulaciones ideológicas o
afectivas.
En la perspectiva
crítica que venimos trabajando, la evaluación participativa e interactiva de
condiciones de género y de vida constituye un instrumento apto en beneficio de
las poblaciones, para identificar problemas, prioridades, dificultades, y
alternativas.
Posibilita actuar desde
de las diferentes situaciones en términos de derechos humanos, sociales,
culturales y sanitarios y los diversos significados sociales y significaciones
en que se integra la problemática de la prostitución. Muchas gracias.
MESA REDONDA:
Relaciones de género en la prostitución
Prostitución y
Condiciones de Salud
Organizada y
coordinada por el Área de Géneros.
Equipo de Educación
Popular - Pañuelos en Rebeldía
II CONGRESO
INTERNACIONAL DE SALUD MENTAL Y DERECHOS HUMANOS. U.P.M.P.M 14-15-16 de
noviembre 2003
http://www.panuelosenrebeldia.com.ar/index.php?option=com_content&task=view&id=185&Itemid=254
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En este blog las imágenes son afiches,
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para no revictimizarlas.
Se puede disponer de las notas publicadas siempre y
cuando se cite al autor/a y la fuente.
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