Vientres de alquiler: la hermana pequeña de la prostitución
Por Antonio Gómez Movellán -
08/03/2017
La prostitución, la pornografía comercial y la subrogación
no son más
que expresiones del machismo de nuestra sociedad y todas ellas
significan
la explotación de las mujeres por los hombres. Hacer pasar los
vientres de alquiler como una práctica inocua o una mera transacción mercantil
es no
ver lo que existe detrás de esta realidad.
El laicismo y el humanismo siempre se han pronunciado contra
la explotación de la mujer al tiempo que ha levantado el derecho de las mujeres
a la libre reproducción y una sexualidad plenamente libre, incluido el aborto y
al ser la última depositaria de las decisiones en relación a su propio cuerpo;
siempre se han manifestado en contra de las constricciones que las iglesias o
las leyes injustas han impuesto a la mujer en las distintas civilizaciones y a
lo largo de los siglos. Concretamente la Iglesia Católica, en nuestro país, ha
sido la institución que más daño ha hecho a las mujer al mantenerla relegada a
una posición de sierva del patriarcado, influyendo en el Estado para que
promulgara leyes en ese sentido. Todos los derechos civiles y sociales de las
mujeres han sido contestados por la iglesia católica: el divorcio, el aborto y
cualquier medida emancipadora de la mujer; incluso hoy en día sigue presionando
a los poderes públicos en contra de los derechos de las mujeres, de los
homosexuales, de las lesbianas y transexuales. En España, la Iglesia católica
tiene cada vez más problemas para que la sociedad acepte su moral y por eso
pretende mantenerla en sus colegios. La lucha por una educación laica ha sido
una de las primeras luchas que en el siglo XX emprendió la mujer en España para
liberarse de la nefasta tutela católica. Desgraciadamente esta asignatura está
aún pendiente en nuestro país ya que los colegios católicos son mantenidos por
el Estado y decenas de miles de catequistas adoctrinan en los colegios públicos
en la moral católica.
Desde el humanismo y laicismo se apoya el derecho moral y
legal inequívoco de todas las mujeres a la autonomía sobre su propio cuerpo y
las opciones reproductivas. El acceso de las mujeres a la planificación
familiar, anticoncepción, control de la natalidad, anticoncepción de emergencia
y los servicios sanitarios plenos debe reivindicarse como un derecho básico de
las mujeres y la financiación pública no puede ser utilizada para comprometer
estos derechos escudándose en visiones morales religiosas o de éticas privadas.
Igualmente el laicismo y el humanismo se han pronunciado contra todo tipo de
discriminación para las personas que por su identidad y orientación sexual se
encuadran en el LGTB y aboga por una equiparación absoluta en derechos a las
personas heterosexuales incluyendo el matrimonio, la adopción y el acceso a las
técnicas de reproducción asistida. Sin embargo, la denominada maternidad
subrogada no se encuentra en esta perspectiva de liberación y emancipación.
Nadie puede estar a favor o en contra del uso de técnicas
reproductivas asistidas; simplemente son técnicas que han sido desarrolladas
por la medicina y la biología. El problema es que estas técnicas se conviertan
en un mero negocio en el cual la mujer sea exclusivamente un vientre de
alquiler. La violencia, física y mental, que supone el tener un embarazo solo
por dinero, en la cadena del negocio de la procreación, es un hecho de una
agresividad extrema.
La subrogación altruista es una cortina de humo, que no
existe en la práctica a gran escala. La denominada subrogación maternal es una
industria y en los países donde solo se permite la subrogación altruista, el
dinero se da a las mujeres bajo manga. La subrogación maternal está construida
sobre una muy antigua noción patriarcal de la reproducción, como en el famoso
relato bíblico de Agar; Abraham, debido a la esterilidad de su mujer Sara, tuvo
un hijo, Ismael, con la esclava egipcia Agar, del cual son descendientes los
ismaelitas. Después de tener a Ismael, Agar fue maltratada y expulsada por Sara
al desierto. Se trataba de mantener la dinastía del patriarca Abraham como
fuera, incluso utilizando y maltratando a los esclavos.
El llamado derecho maternal o paternal, en sí mismo, no deja
de ser otra manifestación de la ideología patriarcal y machista. El humanismo
laicista aborda este asunto desde la perspectiva de la liberación sexual y
huyendo de los modelos patriarcales de la sociedad. Los vientres de alquiler
constituyen una práctica donde los ricos del mundo utilizan a las mujeres de
los países pobres y a las clases inferiores como criadoras para tener hijos
genéticos. Es un retorno al principio del patriarcado, donde las mujeres son
meras criadoras.
Las parejas estériles heterosexuales u homosexuales del
mundo desarrollado quieren tener un derecho para satisfacer sus caprichos
sentimentales a expensas de las madres biológicas de los países pobres. Antes
del desarrollo de las técnicas de reproducción asistida se hacían estas mismas
prácticas, de los vientres de alquiler, pero de forma natural. Es el caso, por
ejemplo, de la monja Sor Maria en España que tenía un comercio de bebes en
varios hospitales de Madrid y también compraba bebes a las mafias de la
prostitución de los años sesenta en España para dárselo a las parejas estériles
católicas, esquivando la legislación de adopción de la época. Este negocio del
tráfico ilícito de bebes siempre ha sido realizado de manera subrepticia por
las órdenes religiosas que han mantenido durante años el control de los
hospicios y de muchos hospitales de maternidad. El descubrimientos reciente de
los restos de 800 cadáveres de bebes y niños menores de tres años en los patios
de un convento en Irlanda ha causado un gran estupor internacional, pero
ninguna sorpresa. En los hospicios siempre han existido esta práctica de
transferencia más o menos legal de bebés; en Argentina, el caso de los bebes
robados de las mujeres desaparecidas en la dictadura causó pavor al mundo pero
fue la iglesia católica argentina quien sirvió de cauce de esta transferencia
de recién nacidos de las jóvenes desparecidas. Incluso Jorge Bergoglio, hoy
Papa Francisco, tuvo que testificar, en el año 2012, sobre la desaparición de
Elena de la Cuadra y sobre apropiación ilegal y el robo de la identidad de su
hija en 1977, Ana Libertad, dando, durante el interrogatorio, evasivas poco convincentes
y muy sospechosas.
Esta práctica de trasferencias de bebes que ha sido
realizada por siglos por las órdenes religiosas
hoy se realizan con prácticas de reproducción asistida por las clínicas
de México, Rumania, Polonia, Ucrania o la India que son los países donde más ha
florecido este negocio; las personas más ricas van a EEUU donde un bebe cuesta
150.000 dólares y las clases medias van a la India o Ucrania donde cuestan la
mitad o menos. Justificar este negocio en la libertad de conciencia es un sinsentido.
Es como si quisiéramos amparar la extracción y el comercio ilegal de órganos
basado en la libertad de conciencia. La pobreza te puede abocar a la
prostitución o te puede abocar a ser una madre de alquiler pero eso no tiene
nada que ver con la libertad de conciencia, nunca es una elección libre.
Pudiera objetarse que pudiera existir una mujer enteramente altruista; en ese
caso regúlese pero de forma muy rígida ya que si no sería el coladero para la
explotación comercial de las mujeres en situación de vulnerabilidad. También
debe regularse la filiación de los bebes producto de este nuevo tráfico
internacional. En México y en la India, se están planteando prohibir la
maternidad subrogada ya que se está comprobando la agresividad extrema de esta
práctica neocolonial. Por su puesto que el turismo sexual en Tailandia puede
ser justificado de mil maneras y cabe verse como una elección libre de las
jóvenes que se prostituyen pero también cabe verse como una explotación y abuso
sexual por los hombres del mundo desarrollado y nunca la prostitución ha sido
una forma para salir de la pobreza; quizás la subrogación maternal sea la
hermana pequeña de la prostitución. El objetivo debe ser detener este negocio.
No estamos hablando de igualdad, ni de liberación ni de emancipación, estamos
hablando de patriarcado y explotación bajo la apariencia de la libre decisión.
Antonio Gómez Movellán
Fundador de al Asociación Europa Laica ( laicismo.org ).
Autor de "La iglesia católica y otras religiones en España"
Fuente
http://diario16.com/vientres-de-alquiler-la-hermana-pequena-de-la-prostitucion/
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