El trauma como
requisito previo y como consecuencia de la prostitución
8/1/2017
Por la Dra. Ingeborg Kraus, en Montreal, Canadá, el
05/10/2016.
Texto original en Trauma and Prostitution: “Le traumatisme
comme pré-condition et conséquence de la prostitution”
Traducción: Olga Baselga
Gracias por invitarme aquí en Montreal, especialmente en los
espacios V.I.E. (1) y C.L.E.S. (2).
Judith Hermann (3)
dijo: "Si un trauma no recibe reconocimiento, se manifestará bajo la forma
de síntomas".
"Responder al trauma de la explotación sexual". El
título de nuestro encuentro es de por sí un paso importante para la curación de
las víctimas, porque le ponemos nombre al delito: ‘la explotación sexual’;
percibimos su gravedad: ‘trauma’; y entablamos diálogo con la víctima, no lo
dejamos en un mero "responda usted".
Así pues, esta conferencia que han organizado ustedes es un
reconocimiento, una respuesta importante a los traumas de las víctimas.
Estuve en el Congreso Mundial de Salud Mental de las Mujeres
(4), que se celebró este año en Dublín. El mensaje estaba claro: el desarrollo
sano y duradero de una sociedad depende de la salud mental de las mujeres. Y la
salud mental de las mujeres está directamente ligada al respeto que una
sociedad tenga hacia los derechos de las mujeres: la igualdad de género, la
protección de las mujeres contra todo tipo de violencia, los derechos
reproductivos de las mujeres, el acceso a la atención sanitaria...
Algunas imágenes del año pasado nos impactaron. Primero, la
imagen de Donald Trump, rodeado por una docena de hombres, firmando un decreto
en contra del aborto. Después, la ley firmada por Putin, autorizando la
violencia doméstica. Y el alza del islamismo radical oprimiendo al máximo a las
mujeres en muchos países árabes es aterradora.
El mensaje de la conferencia estaba muy claro: la salud
mental de las mujeres debería ser una prioridad en las agendas políticas del
mundo entero. Todavía estamos muy lejos, es más, ¡estamos ante un deterioro a
escala mundial de los derechos de las mujeres! Se hizo un llamamiento en ese
congreso: mujeres psiquiatras y psicoterapeutas del mundo entero, ¡métanse en
política!
La pregunta es legítima: ¿por qué me han invitado? ¿Yo, que
vengo de un país que ha convertido la prostitución en una profesión como
cualquier otra, un país que no reconoce los traumas inherentes a la
prostitución?
Curar un trauma significa ponerle nombre a lo que se ha
ocultado, destapar las mentiras. Y eso es lo que he hecho: he puesto palabras
donde había silencio. Así que no estoy aquí por casualidad, sino porque he
hecho todo lo posible para romper el silencio, que – según creo – es
sintomático de una sociedad que ha interiorizado al agresor. Empecé con un
llamamiento en mi ciudad natal (5), luego escribí un manifiesto y movilicé a
expertos alemanes en traumatología para
adoptar una postura (6), y finalmente puse en marcha una petición
mundial (7) en varias lenguas, dirigida a la Canciller Angela Merkel (8),
pidiendo la abolición de la prostitución.
Este mensaje también es importante para ustedes: no se
callen, levanten la voz, porque si nos callamos unas y otros, pasamos a formar
parte del sistema criminal y deshonramos a las víctimas.
La cuestión de la abolición de la prostitución siempre
vuelve a ponerse en tela de juicio, incluso por parte de aquéllas y aquéllos
que se autodenominan feministas. Pero si es que no resulta en absoluto difícil
de entender: bastaría con preguntar a cualquier político si le gustaría que su
esposa o hija fuese prostituta. La respuesta será claramente ¡NO! ¿Qué
significa esto? Pues que habría mujeres que ‘valdrían’ para ello y otras que
no.
Las violencias que aceptamos hacia algunas mujeres son, de
hecho, una buena proyección de las disfunciones de nuestra sociedad. Las
mujeres de los burdeles alemanes son tratadas como máquinas destinadas a
producir más y más. Se ha convertido en una industria y ya no es una relación
viva. También es reflejo de una sociedad cercenándose. Será humana con cierto
número de personas afines, y menos humana, incluso cruel, con las demás. Y ¿qué
dice eso de nosotros, cuando ha dejado de afectarnos el sufrimiento ajeno?
Muchas personas me acusan de moralizar. La compasión no es moral o justicia,
sino una obligación.
Aceptar este mal es a claudicar ante la violencia contra las
mujeres. Es aceptar vivir en una sociedad injusta. Es reflejo de una humanidad
que está perdiendo su alma. ¿Por qué y cómo es esto posible, sobre todo para
una sociedad democrática, basada en los derechos humanos?
Cuando hablamos de traumas, también hay que reflexionar
sobre cómo los traumas individuales y colectivos afectan a una sociedad.
Deberíamos preguntarnos: ¿acaso no estamos ante la repetición de traumas
colectivos del pasado? De hecho en Alemania hay buena cantidad de ellos, sin
reconocer ni superar.
Cuando hablamos de un trauma, hay que comprender sus
dinámicas. Y una de ellas es permanecer en silencio, "cállate" acerca
de lo que se le hizo a alguien. Les voy a dar algunos ejemplos:
La Alemania nazi atacó, deportó, mató, metió en campos de
concentración. Y por estos crímenes no fueron los hombres, sino las mujeres
alemanas las que tuvieron que pagar. Cuando los soldados de la Liberación
llegaron a Alemania, violaron masivamente a las mujeres. No sólo por los
soldados rusos en Berlín, no, en toda Alemania, las mujeres fueron violadas. Y
en casa, a menudo les pegaban sus maridos. No se les permitía hablar, tenían
que callarse y reprimir su sufrimiento. Este proceso mental, el negar y callar
el trauma, y reprimir el sufrimiento, lo han ejercido cumplidamente los
alemanes y parece haber pasado de una generación a otra. "Si no se supera
el trauma, sucederá de nuevo", dijo Janet hace ya 100 años. Así pues, me
pregunto si este silencio sobre la prostitución tiene algo que ver con nuestra
historia. Las mujeres fueron violadas, y tuvieron que guardar silencio. Ahora
sus hombres violan, y siguen cultivando el silencio.
En segundo lugar, tenemos una larga historia de patriarcado.
Para legitimar la dominación y la explotación de las mujeres y los niños sin
sentirse culpables, es necesario negar el daño.
Si lo miramos a la luz de la historia de la
psicotraumatología, observamos que el fenómeno de la negación llega hasta sus
propias raíces: los traumas mismos se han negado durante mucho tiempo. Freud,
el fundador del psicoanálisis, estudió a las mujeres (en aquel momento llamadas
"mujeres histéricas") y descubrió que todas ellas habían sido objeto
de abusos sexuales en su infancia. Cuando esto llegó a oídos de los hombres del
Colegio de Médicos de Viena, presionaron a Freud, y tuvo que cambiar su tesis.
La cambió mediante el desarrollo de la teoría de las fantasías, negando la
realidad. Freud dijo que, de hecho, estas mujeres habían soñado con estos
abusos, que los habían deseado, que sólo eran quimeras. Una vez más, negar la
violación y "¡guardar silencio!"
Cuando Bowelby y Ainsworth (9) descubrieron que los niños
con conducta de apego desorganizado sufrían abandono y / o violencia sexual,
les cortaron la financiación. Cuando las feministas de los años 70 dijeron que
las mujeres que han sufrido violencia doméstica tenían los mismos síntomas que
los soldados de Vietnam, les dijeron que la violación no existe en el
matrimonio, y que por tanto no es ningún trauma. Otra vez: ¡guardar silencio!
Hoy en día, cuando decimos que la prostitución es violencia y que provoca
traumas severos, tenemos que oír en ocasiones "No, es una elección, es un
servicio sexual, es un trabajo".
Así
pues, tenemos una negación del trauma y la orden de callarse. ¿Por qué? Todo
está destinado a proteger un tema tabú: la sexualidad masculina y su supuesto
derecho a la satisfacción, sin restricciones o límites.
Me gustaría explicarles cómo se describe la prostitución
desde una perspectiva psicotraumatológica.
Tenemos
dos tipos de traumas: el segundo origina un trauma complejo.
Cuando examinamos la epidemiología de los traumas (10),
constatamos que el riesgo de desarrollar un TEPT (Trastorno de Estrés
Postraumático) es mayor o menor dependiendo del tipo de trauma. La violación
presenta el riesgo más alto de desarrollar un TEPT. Por tanto, la primera
lección que debemos aprender es que no resulta fácil separar la mente del
cuerpo.
Cuando
nos fijamos en la prevalencia de las violencias sexuales, es decir, en el peor
tipo de trauma, debemos afirmar que están ampliamente extendidas. A nivel
mundial (11), el 20% de las niñas sufren violencia sexual, y los niños del 5 al
10%. Una investigación nacional (12) realizada en 2014 en Francia arroja las
mismas cifras. L@s niñ@s son las víctimas más frecuentes de violencias
sexuales. Hay una alta tasa de re-victimización (el 70% de ell@s se convertirán
en nuevas víctimas de la violencia sexual en la edad adulta).
El agresor procede del entorno cercano. Así pues, los que
deberían cuidar de los niños son los agresores. Los que deberían ser dignos de
la confianza de los niños son los que abusan de ellos.
Muriel
Salmona, una psiquiatra francesa, me invitó a París el año pasado para hablar
de la situación en Alemania y nos hemos dado cuenta de que tenemos las mismas
estadísticas. Aquí tienen una investigación de 2004 hecha por Monika Schröttle
(13) en Alemania, sobre 10.264 mujeres, con edades comprendidas entre los 16 y
los 25 años.
El daño que causa un trauma complejo es un problema a escala
nacional y a la sociedad le cuesta millones de euros. Van der Kolk, director
médico del Centro de Investigación de Traumatología en Brookline /
Massachusetts, dijo que cuando los soldados regresan de la guerra, los
periódicos se llenan de ellos, y cuando las mujeres se convierten en víctimas
de la violencia doméstica, a nadie le importa. Muriel Salmona (14) dice que seguimos
viviendo en la cultura de la violación.
¿Y la prostitución,
entonces? ¿Es violencia? ¿O es un servicio?
Se han realizado muchos trabajos de investigación que tratan
de determinar si las mujeres en situación de prostitución sufren violencia.
Éstos son, de nuevo, los resultados del estudio realizado por Schröttle (13) en
2004. En aquel momento, la mayoría de las mujeres en la prostitución eran
alemanas (80%). A la vista de estas cifras, no se puede decir que sea un
trabajo como los demás: el 92% han sufrido acoso sexual, casi el 90% violencia
física y mental, y el 59% violencia sexual. Hoy en día, las cifras serían aún
peores, yo diría que el 100% de todas, porque tenemos sólo el 5% de mujeres
alemanas trabajando en la prostitución, y el 95% de otros lugares. Las
condiciones han empeorado.
Desde la ley de 2002, que convertía la prostitución en un
trabajo como cualquier otro, se puede comprobar que cada vez encontramos más
perversiones entre los clientes de la “industria del sexo” en Alemania. Las
prácticas son cada vez más peligrosas, con un aumento de la violencia hacia las
mujeres y una falta de protección hacia las mismas. Hay un ‘menú’ (15) que
circula por Internet, donde los consumidores pueden elegir lo que quieran de
una larga lista. Voy a citar sólo algunos ejemplos:
AF = beso negro
AFF = Fist-fucking
anal
AO = completo sin
condón
Braun-Weiss =
jugar con heces y semen
DP = Sexo con 2
mujeres o doble penetración (2 hombres en una mujer)
EL = lamer los
testículos
FFT = Fist-fucking
total
FP = sexo oral sin
condón
FT = sexo oral sin
condón y tragar el esperma
GB = eyaculación
en la cara
GS = sexo en grupo
Kvp = un hombre
defeca sobre una mujer
SW = una mujer
entre dos hombres
TBL = no hay
tabúes, todo vale
ZA = lamer el ano.
Al leer algo así, no necesito más estudios para analizar si
la prostitución es un servicio o no. Lamer el ano de un desconocido no es un
trabajo. ¡Debemos detener la negación!
Tenemos que hacernos otras preguntas: ¿Cómo una mujer puede
soportar esto?
Esto es lo que dice la experta alemana en traumatología
Michaela Huber (16) al respecto:
- "Para permitir que unos extraños penetren su cuerpo, es necesario extinguir ciertos fenómenos naturales: el miedo, la vergüenza, el asco, la extrañeza, el desprecio y la auto-culpabilización.
- En su lugar, estas mujeres ponen indiferencia, neutralidad, una idea funcional de la penetración, una reinterpretación de este acto como ‘trabajo’ o ‘servicio’.
- La mayoría de las mujeres que ejercen la prostitución han aprendido, a través del abuso sexual o el abandono en la infancia, a desconectar”.
Por eso, cuando analizamos la condición previa para entrar
en la prostitución, debemos darnos cuenta de que la mayoría de las mujeres han
sufrido graves formas de violencia en su infancia. Tenemos 3 estudios (17): uno
por Melissa Farley, y los otros dos por institutos de investigación alemanes.
Vemos que las violencias sexual y física predominan ampliamente.
Segunda lección que aprender: no se trata de si existen dos
grupos diferentes en nuestra sociedad, es decir, el grupo de ‘trabajadoras
sexuales felices’ por un lado, y el grupo de las que sufrieron abusos siendo
niñas por otro. No, es un único grupo, el mismo. Son las niñas que fueron
abandonadas por la sociedad en el pasado y que son abandonadas por la nueva
sociedad de hoy en día. El sistema de la prostitución utiliza a estas niñas
traumatizadas para sus propios fines.
Entonces, ¿qué le pasa a una persona que ha sufrido un
trauma?
Aquí les dejo una frase que recordé hace unos años, cuando
esta mujer, que sobrevivió al 11 de septiembre de 2001, fue entrevistada por la
televisión alemana:
"He necesitado 10 años para comprender que ya no era
una víctima sino una superviviente".
Volvió a casa, se lavó, se quitó el polvo de encima, pero
había algo en su cerebro de lo que no podía deshacerse. De hecho, desarrolló un
trastorno de estrés post-traumático
Los estudios han demostrado que el TEPT Síndrome de Estrés
PosTraumático (18) es muy común entre las mujeres en situación de prostitución.
Por eso mismo, primero me gustaría explicarles qué es el TEPT.
Este trauma es un daño que afecta:
A la biología y
anatomía del cerebro
Al cuerpo
Al comportamiento
/ relaciones
A la psique
Primero
les voy a presentar la neurobiología del trauma:
Éstas son las partes del cerebro involucradas en el trauma:
El córtex
prefrontal
El ‘cerebro
primitivo’
El sistema
límbico, con la amígdala y el hipocampo.
El córtex prefrontal tiene la capacidad de comprender y
estar en una situación, de intentar tomar decisiones, recordar el pasado,
reaccionar, calmarse.
El ‘cerebro primitivo’ tiene funciones primitivas: es
nuestro sistema nervioso autónomo que activa los órganos que nos mantienen
vivos. Es el que hace latir el corazón más rápido, acelera la respiración, etc.
La amígdala es nuestro sistema de alarma. Tiene dos
funciones:
- Es la que efectúa un ‘barrido’ constante de nuestro entorno para detectar si algo quiere matarnos y estamos en peligro; produce hormonas que nos ponen en un estado que nos permite sobrevivir; es la reacción de lucha o huida.
- También es una memoria, ya que hay que recordar lo que era peligroso para nosotros.
El hipocampo es el creador de memoria. Es decir, cuando le
llega la información, la contextualiza, organiza, agrupa y almacena.
Así pues, si alguien está angustiado, la amígdala se activa
y envía mensajes a nuestro cuerpo a través de las glándulas, que producen
hormonas para ponernos en situación y luchar, huir o quedarnos inmóviles.
Hay 4 hormonas (19) implicadas:
- La adrenalina, encargada de ponernos el cuerpo en situación de lucha para mantenernos vivos, o de escapar.
- El cortisol, que nos da la energía para llevar a cabo la reacción de lucha / huida.
También hay dos hormonas para bloquear el dolor:
- Los opioides, que son morfina natural. Nos protegen del dolor, pero también bloquean todas las demás emociones. Por eso, a veces, puede que las mujeres que han sido violadas –y hablan de lo que les ha pasado— lo cuenten sin emoción.
- La oxitocina, que produce sentimientos agradables. Para bloquear el dolor, el cuerpo se pone en un estado de bienestar. La gente describe su(s) trauma(s) y sonríe. Esto puede resultar muy desconcertante, y también podría explicar las altas tasas de re-victimización. La prostitución puede ser un comportamiento autodestructivo para reducir el dolor interno.
Por tanto, las víctimas del trauma tendrán una mezcla
combinada de estas hormonas. Esto puede subir y bajar, etc., pero cuando nos
encontramos en peligro y no podemos escapar, la concentración de hormonas nos
paraliza. El córtex prefrontal se ve inundado por las catecolaminas y desde ese
momento somos incapaces de tomar decisiones. Sabemos lo que está pasando, pero
no lo podemos detener, así que nos disociamos.
Podemos ver las dos reacciones y sus consecuencias.
Tercera lección a recordar: el sistema de la prostitución se
beneficia del fenómeno de la disociación, en el cual las mujeres son incapaces
de defenderse. Ellas hacen sus cuerpos disponibles y sufren una violencia
extrema. Estas mujeres están cada vez más traumatizadas.
El fenómeno de la disociación no es algo que se pueda
activar o desactivar según se desee. La disociación puede permanecer ahí. Las
funciones integradoras existentes pueden ‘apagarse’ durante períodos
prolongados. Me quedo impresionada cada vez que veo a estas mujeres
reconectándose a la vida. Después de un tratamiento exitoso, algunas me dicen,
"Ahora puedo sentir dolor", o "Ahora puedo sentir y la comida
tiene sabor" o "Ahora entiendo quién soy".
Si sólo se tratase del fenómeno de la disociación, los daños
de la prostitución se limitarían a ese nivel, pero también existen los
recuerdos traumáticos. Durante la disociación, gran parte del cuerpo y el
córtex están anestesiados. Percibimos las cosas, pero no todas se rememoran en
el córtex. Dado que el hipocampo no funciona adecuadamente durante los traumas,
la información y contextualización de los incidentes no pueden almacenarse
correctamente. A causa de ello, las víctimas de traumas no siempre son capaces
de decir "esto me pasó a mí, en ese momento, en ese lugar". También
puede haber amnesia, lagunas en la memoria. Algunas partes de la experiencia
traumática se almacenan en otra parte del cerebro, a la que llamamos ‘memoria
traumática’ (una parte de la amígdala).
Les voy a mostrar dos fotografías (20), de los cerebros de
una pareja que fue víctima de un grave accidente de tráfico. Les hicieron una
tomografía computerizada, y alguien leyó la historia del accidente.
- Aquí vemos la
reacción del hombre: reacciona con lucha / huida.
- La mujer se
disocia.
Se trata de un experimento realizado por Van der Kolk, que
se preguntaba por qué una persona reaccionó de esa manera y la otra con una
disociación. Cuando habló con la mujer, se dio cuenta de que había sido víctima
de abandono en la infancia. Por eso aprendió a desconectar a una edad temprana.
Esto implica que la memoria traumática está llena de información
que pone a la amígdala a todo ritmo cada vez que se la necesita. Esto es lo que
nos pone en situación de reaccionar con lucha / huida, o disociación.
Esto explica las elevadas tasas de re-victimización entre
las víctimas. Han aprendido a bloquearse en cuanto les provocan. Ya no pueden
defenderse o protegerse.
Sólo unas palabras sobre la memoria traumática: esta memoria
no funciona bajo los mismos principios que los del córtex. Es una especie de
caja negra a la que no tenemos acceso consciente, y ni siquiera sabemos que
existe. Esta memoria recoge las experiencias traumáticas sin orden ni
concierto, sin ninguna noción de espacio o tiempo. No es semántica, no tiene
lenguaje.
Se
puede activar en cualquier momento con los acontecimientos ‘detonantes’ que
reaniman el trauma: un olor, un color, un sonido, imágenes, palabras, frases,
etc. En ese momento se desencadena una intensa ansiedad, como si la persona
estuviera reviviendo el trauma en su momento preciso. Es lo que llamamos
‘flashback’.
Estas reacciones se denominan TEPT (Trastorno de Estrés
Postraumático). Es como tener una bomba de relojería en la cabeza.
Aquí he enumerado los síntomas del TEPT: el trauma es una
respuesta de miedo. El cuerpo sigue sintiendo como si el trauma todavía se
estuviese produciendo, una y otra vez. El cerebro está dañado y nos hace pensar
que el peligro sigue ahí, que no se ha ido.
Así pues, aquí tienen las reacciones de un TEPT simple, es
decir, de una persona que ha sufrido un trauma de tipo I, como el del 11 de
septiembre 2001.
¿Qué pasa ahora si alguien se ve expuesto repetidamente a
abusos traumáticos, que incluso son conocidos por personas que deberían
preocuparse por ello? Se pueden imaginar que nuestro sistema de alarma está
totalmente desajustado y que nuestra capacidad de calmarnos y sentirnos seguros
no se ha desarrollado. Muchos estudios sobre el TEPT mostraron una alta
comorbilidad con otros trastornos mentales. (21)
Imagen
Las
víctimas de abusos interpersonales y crónicos están en un desamparo permanente.
No había ningún lugar seguro, ninguna persona segura para
ellas. No saben qué significa eso.
Est@s niñ@s también desarrollan un sentimiento de sí mism@s
en ese entorno. Los que deberían ayudarles les hacen daño. De tal manera, el
‘yo’ se destruye en el abandono, la decepción, la culpa, la humillación y el
aislamiento.
El/la niñ@ desarrolla un profundo sentimiento de vergüenza,
porque cree que lo que le ha sucedido es culpa suya.
Estas personas, al llegar a la edad adulta, responden a
numerosos criterios diagnósticos (22). Pero quizás sólo tengan uno. Es el
trauma complejo (23).
Hace más de 30 años que los expertos en psicotraumas vienen
deseando que este nuevo diagnóstico sea aceptado en el sistema de
clasificación. La solicitud fue rechazada en 1994, cuando salió el DSM4 (Manual
de Diagnóstico de los Trastornos Mentales IV), y fue rechazada de nuevo en 2013
para el DSM5. Van der Kolk dice que tenemos un sistema de diagnóstico insensato
que ignora la vida de las personas. Se limita a clasificar a las personas según
los diagnósticos, describiendo los síntomas, pero sin identificar qué padecen
realmente las personas.
Así que otra vez, ¡guardar silencio!
1. Las personas con
un trauma complejo tienen dificultades para regular sus emociones e impulsos.
Tienden a reaccionar de forma excesiva al estrés, les resulta difícil calmarse.
No han aprendido a calmarse. A menudo, se vuelven auto-destructivas, porque el
dolor externo es más fácil de soportar que el interno: trastornos de la alimentación,
auto-mutilación, adicciones, prostitución...
1. A menudo tienen
síntomas disociativos. La información y las experiencias no son narrativas. No
pueden hablar de lo que les ocurrió porque el trauma no está integrado en su
memoria disponible. La experiencia traumática les sigue afectando, sigue
teniendo un impacto en sus vidas, pero no saben por qué, no lo pueden formular.
No hay ningún ‘archivo’ en el cerebro de estas personas en que puedan contar lo
que les ha pasado. Su memoria está fragmentada. La única manera de escapar,
cuando no te puedes escapar físicamente, es hacerlo con la mente: disociarse.
No han aprendido a protegerse, a defenderse. Por eso es tan frecuente la
re-victimización. Una de las formas más agudas de disociación es el desarrollo
de una personalidad múltiple.
1. La manera en que
se ven a sí mismas se ve afectada. Interiorizan a los agresores: se creen
indignas de ser amadas, indeseables. Las víctimas se culpan a sí mismas y creen
que nadie las va a entender. Tienen un gran sentimiento de vergüenza, no sólo
por lo que se les ha hecho, sino porque creen que se lo hicieron a causa de lo
que ellas son.
1. La percepción del
agresor se ve afectada: piensan constantemente en el agresor, se sienten
controladas por él, incluso si ya no está. Adoptan el punto de vista del
agresor para sí mismas, le conceden poder absoluto. Se atan a su agresor porque
esa unión es necesaria para que la/el niñ@ crezca. Muy a menudo, el agresor
también tiene un lado amable. Muchas víctimas de trata llaman a sus proxenetas
‘papá’.
1. No tienen ningún
modelo en su mente de nada parecido a una relación sana. No se puede llevar a
cabo lo que nunca se ha vivido, de forma que muy a menudo se les diagnostica un
trastorno de la personalidad llamada ‘borderline’ (límite).
1. El trauma crónico
también afecta al cuerpo. A menudo sufren somatizaciones.
Así pues, en terapia, les damos herramientas para que se
auto-gestionen. Les damos palabras para nombrar lo que estaba oculto, ponemos
las mentiras al descubierto. Lloramos. Les demostramos que es posible una
relación diferente.
La dinámica del trauma es "no tienes elección".
Comprender lo que ha pasado y lo que han hecho contigo te abre una puerta y te
permite decir: "Tengo elección".
¡Gracias!
Dra. Ingeborg Kraus
Psicóloga y experta en psicotraumatología
Iniciadora del manifiesto "Psicólogos alemanes y
argumentos científicos contra la prostitución"
Bibliografía:
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Belastungsstörungen und Dissoziation bei Prostituierten , Hamburg, 2001.
18.
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Melissa Farley, de 2008, que reveló que el 68% de las mujeres en situación de
prostitución sufrían un TEPT de intensidad similar a veteranos de guerra o
personas que sobrevivían a la tortura.
http://www.trauma-and-prostitution.eu/en/2015/01/26/prostitution-and-trafficking-in-nine-countries-an-update-on-violence-and-posttraumatic-stress-disorder/
– Study de Zumbeck
en Alemania, en 2001, que reveló que el 60% de las mujeres en la prostitución
sufrían TEPT intenso. Zumbeck,
Sibylle: Die Prävalenz traumatischer Erfahrungen, Posttraumatische
Belastungsstörungen und Dissoziation bei Prostituierten , Hamburg, 2001.
19. Dr. Rebecca Campbell: The Neurobiologie of
Trauma. 2015. This video is not available any more:
https://www.youtube.com/watch?v=mTOZE90-fCY
20. Bessel Van Der Kolk: Verkörperter Schrecken.
(The body keeps the score). Probst Verlag, 2016, P. 85
21. Hans Morschitzky: Angststörungen. Springer Verlag,
4. Auflage, 2009. Kapitel: Epidemiologie, Verlauf und Folgen der
posttraumatischen Belastungsstörung, P. 139-145.
22. Wolfgang Wöller: Trauma und
Persönlichkeitsstörungen. Schattauer, 2006, Kapitel 10: Symptomdiagnostik,
P.111-122.
23. Diane
Landberg: Complex Trauma: Understanding and Treatment. 21.01.2016.
https://www.youtube.com/watch?v=otxAuHG9hKo
Esta entada fue publicada en Allgemein, Les violences,
Mécanismes: Dissociation – Troubles Psychotraumatiques, Textes Scientifiques el
17 de julio 2017 por Ingeborg Kraus.
Fuente:
http://traductorasparaaboliciondelaprostitucion.weebly.com/blog/el-trauma-como-requisito-previo-y-como-consecuencia-de-la-prostitucion
Nota: las negritas y las imágenes son del original.
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