ENTREVISTA - Richard Poulin,
profesor emérito de la Universidad de Ottawa
"Los hombres no quieren ver qué hay detrás de la
prostitución"
Richard Poulin se tapa los ojos
durante la entrevista.
IRENE HDEZ. VELASCO | Madrid
02/01/2017
Richard Poulin se presenta a la
entrevista con una chapa en la solapa de la chaqueta que deja ya muy claros
cuáles son sus principios: "Ninguna mujer nace para puta", un lema
que recoge el título del libro escrito por la colombiana Sonia Sánchez, una
superviviente de la prostitución. Porque este canadiense, profesor emérito del
Departamento de Sociología y Antropología de la Universidad de Ottawa y autor
de numerosos libros y estudios sobre la prostitución y la trata de seres
humanos con fines de explotación sexual, está considerado como uno de los
mayores estudiosos mundiales en esa materia.
Las encuestas en España muestran
como cada vez son más fuertes los llamamientos a favor de que se regularice la
prostitución como si se tratara de un trabajo más. ¿Qué le parece?
Me parece una monstruosidad. Pero
déjeme decirle que mientras los llamamientos a favor de una reglamentación de
la prostitución son muy fuertes en Europa, son relativamente débiles en América
del Norte. Además es necesario distinguir entre quienes están a favor de que no
se reglamente para nada la prostitución y de quienes parten de la premisa de
que la prostitución es un trabajo como cualquier otro, y que lo que hay que
hacer es aplicarle las leyes laborales y punto. Según el razonamiento de estos
últimos, los burdeles son lugares de trabajo, ambientes laborales como los de
cualquier empresa, y sería ilegal la prostitución que se llevara a cabo fuera
de esos lugares reglamentados. Lo que le puedo decir es que no hacer nada ante
la prostitución o regularla como un mero trabajo más sería algo muy grave que
haría subir de manera inaudita el número de mujeres y niñas dedicadas al sexo
de pago y al turismo sexual. Y eso que ahora mismo cada vez se necesitan más
prostitutas, porque cada vez son más numerosos los hombres que pagan para tener
relaciones sexuales. Es algo que estamos viendo en Alemania, en Holanda, en
Tailandia, en España...
¿Está aumentando entonces en
España el número de hombres que pagan por sexo?
Sí. De hecho, España es el país
con mayor demanda de mujeres que ejercen la prostitución de toda Europa.
¿Y cómo se explica que, en una
sociedad en la que existe desde hace tiempo libertad sexual, el negocio de la
prostitución sea tan suculento?
A finales de los años 70 las
feministas norteamericanas ya plantearon si esa enorme libertad sexual no
implicaba también una sumisión sexual, porque para que la liberación sexual sea
realmente una liberación es necesario antes que la opresión contra las mujeres
desaparezca, y la opresión no ha desaparecido. La prostitución de hecho es una
forma de opresión contra la mujer, y sigue existiendo a pesar de que existe
libertad sexual porque sigue existiendo opresión.
¿Qué les diría entonces a quienes
sostienen que hay mujeres que ejercen la prostitución libremente, porque les da
la gana?
Hay muchos niveles de respuesta.
A nivel sociológico les diría que se sabe que buena parte de las mujeres que
son reclutadas para la prostitución son menores de edad. Y se sabe que muchas
de ellas son chicas que han huido de su casa porque han sufrido agresiones
sexuales y que justo en ese momento en que escapan y están lejos de sus
familiares es cuando son reclutadas para la prostitución. Es también por eso
por lo que para ellas es más fácil hacerse prostitutas, porque para sobrevivir
a las agresiones sexuales ya desarrollaron la capacidad de disociarse de su
cuerpo. Piense que, según los estudios, entre un 75% y un 83% de las
prostitutas fueron anteriormente víctimas de violencia sexual.
¿La prostitución es entonces una
continuación de la violencia sexual?
Sí. Es complicado, pero se lo voy
a tratar de explicar con un ejemplo. Cuando yo empecé a hacer encuestas e
investigaciones sobre la industria del sexo, entrevisté en Canadá a varias
strippers, a varias de esas mujeres que bailan desnudas delante de hombres sin
que estos puedan tocarlas, sólo mirarlas. Cuando hablaba con ellas, estas
jóvenes decían estar encantadas de bailar desnudas ante esos hombres que no
podían tocarlas, lo consideraban como una especie de venganza por las
agresiones sexuales que habían sufrido anteriormente, sentían que ahora eran
ellas las que podían explotarlos a ellos... Pero después de pasar algunos meses
en la industria del sexo, bailando desnudas, esas mujeres cambiaban de discurso
y decían que un culo es un culo, subrayando que los hombres no van a ver
mujeres, sino culos. Y lo mismo ocurre en la prostitución. Al principio hay
mujeres que creen que ejercen un poder sobre los hombres, pero luego acaban
dándose cuenta de que son los hombres los que tienen poder sobre ellas. Para mí
en estos momentos como sociólogo es más interesante hacer entrevistas a mujeres
que han sobrevivido a la prostitución que a mujeres que la ejercen. Porque las
que están activas en la industria del sexo tratan de legitimar su actividad, como
hace seguramente usted como periodista cuando alguien ataca a los medios de
comunicación.
¿Cuál es la responsabilidad de
los hombres que pagan por sexo?
Su responsabilidad es absoluta,
total. Si los hombres no pagaran por la prostitución se acabaría con la
prostitución, así de sencillo. Porque la industria de la prostitución se ha
hecho para el disfrute de los hombres. Da igual que implique a niños, a niñas,
a jóvenes de ambos sexos, a mujeres adultas... Es una industria dirigida al
placer del hombre.
Y si es así, ¿por qué muchos
hombres no quieren hacerse esos planteamientos? Porque no se los hacen, ¿no?
No, evidentemente no se los
hacen. Como mucha gente no se hace reflexiones cuando compra una camiseta o
unas zapatillas fabricadas por niños del tercer mundo. Los hombres no quieren
oír ni quieren ver lo que hay detrás de la prostitución. No quieren saber que
al llegar a los 16 años una de cada tres mujeres ha sufrido agresiones
sexuales, lo que significa que la violencia hacia las mujeres es gigantesca. En
Canadá, el movimiento feminista es muy fuerte y tenemos buenas cifras al
respecto. Y si existen esas cifras tan enormes de violencia sexual es porque
hay muchísimos hombres que cometen violencia sexual contra las mujeres, es
posible que ascienda a un hombre de cada tres. Todo esto se lo comento para
hacerle ver que las relaciones sociales entre hombres y mujeres son complicadas
y que eso explica en parte por qué a los hombres les parece normal pagar por
sexo. Muchos hombres siguen pensando que la mujer debe ser sumisa y que la que
no lo es, se merece ser agredida.
Escuchándole resulta claro que
usted está en contra de la prostitución. Pero la pregunta del millón es: ¿Cómo
se puede acabar con ella?
No, no es la pregunta del millón.
En realidad resultaría bastante fácil acabar con la prostitución si se
implantara el modelo sueco. Ese modelo, que se aplica en Suecia desde 1999,
penaliza al proxeneta y penaliza a los clientes de la prostitución, pero no a
las mujeres que ejercen la prostitución. Además, lo que también es importante
es que ofrece medios a las mujeres que quieren salir de la prostitución, muchas
de las cuales no tienen estudios porque como ya le he dicho fueron captadas con
14 o 15 años. Asimismo, el modelo sueco también cuenta con programas educativos
en las escuelas dirigidos a evitar que el día de mañana las niñas puedan ser
reclutadas para la prostitución y que los niños puedan convertirse en clientes
de prostitutas, en prostituidores. Gracias a todo esto, el número de mujeres
que se prostituyen en Suecia ha bajado muchísimo, así como el de hombres que
pagan por sexo. Allí, por ejemplo, ya no hay trata de mujeres, porque para los
proxenetas no resulta rentable.
Sin embargo, lo que muestran las
encuestas en España y lo que denuncian numerosos especialistas es que cada vez
más jóvenes consideran el sexo de pago como algo normal, como una forma de
diversión, de ocio...
La prostitución está banalizada y
la industria del sexo y de la pornografía aún han banalizado más la
prostitución. Podríamos definir a la pornografía como propaganda de la
prostitución, y cada vez son más los jóvenes que consumen pornografía y a
edades más tempranas. En Canadá, por ejemplo, la edad de los violadores ha
bajado.
Usted también relaciona
capitalismo y prostitución. Sin embargo, la prostitución existe desde siempre,
desde mucho antes de que surgiera el capitalismo...
Sí, pero lo que ha hecho el
neoliberalismo es impulsar esa idea de la que hablábamos al principio de que la
prostitución debe desregularse. El neoliberalismo considera que cada uno es
responsable de lo que hace, y según esa premisa las mujeres que se prostituyen
son responsables de prostituirse. Antes se reglamentaba la prostitución por
cuestiones de higiene y de salud pública, para evitar la propagación de enfermedades
venéreas. Hoy se desregula porque se considera que quien la ejerce lo hace
libremente. Es una diferencia enorme.
https://amp.elmundo.es/sociedad/2017/01/02/58692f5f468aebbd108b45e0.html?__twitter_impression=true
No hay comentarios:
Publicar un comentario