Mujeres embarazadas están
siendo legalmente prostituidas
Mujeres embarazadas están siendo legalmente prostituidas -esto es el capitalismo en su forma más
baja.
Seis hombres
pagaron por follar en grupo a una mujer prostituida en un burdel legal en
Alemania, todos ellos solicitaron una mujer con un embarazo avanzado. Después
de soportar esta horrible experiencia -que fue perfectamente legal- ella dijo
que sintió como si hubiese prostituido a su criatura no nacida.
Cada vez que alguna noticia sobre el burdel Bunny Rach, en
Nevada, se me aparece en las redes sociales, raramente resisto leerla. En 2012,
pasé un tiempo en este burdel, acompañada por el proxeneta más grande de USA,
Dennis Hof. Encontré mujeres que están tan tristes como desesperadas, y tan
decepcionadas de que la legalización empeoró las cosas, en vez de mejorarlas.
Una mujer, en avanzado estado de embarazo, le preguntó al administrador del
burdel si podía tomarse seis meses libres para tener a su bebé y luego volver
sin tener que postular nuevamente a su antiguo trabajo. El administrador le
dijo que le iría mejor seguir trabajando embarazada, “porque hay muchísimos
hombres que quieren apretar las tetas de una embarazada”.
Cuando leí el artículo titulado, “El Derecho de Una Mujer a
ser Una Trabajadora Sexual Embarazada” en el blog de Bunny Ranch, escrito por
una mujer prostituida llamada Summer Sebastian, que tiene la triste fortuna de
trabajar allí, supuse que Dennis Hof habia encontrado, simplemente, una nueva
forma de sacarle dinero a los cuerpos de las mujeres.
Me volví feminista de adolescente, a inicios de 1980,
participando en campañas en contra de la industria del porno. En ese entonces,
no sabíamos mucho acerca de cómo el porno y la prostitución son indivisibles.
Lo que descubrí en ese tiempo fue que, cualquiera fuera el “kink” [fetiche] de
un hombre, existiría un género para él. Y esto fue unos años antes de la
invención del internet.
Uno de esos géneros era porno de embarazadas. Encontré,
buscando en viejas ediciones de la revista Hustler, mujeres en avanzado estado
de embarazo y mujeres desnudas fetichizadas por sus grandes barrigas y pechos
hinchados. Recuerdo las fotografías de
hombres adultos chupando esos pechos, mientras que otros se eyaculaban sobre esas
barrigas.
Después de un tiempo, aprendí a dejar de preguntarme cómo es
que los hombres llegan a tener fantasías acerca de forzar sexo en mujeres que
están cercanas a dar a luz, y mentalmente guardé bajo llave dentro de la caja
“horror” a esos hombres que coleccionan fotos de plantas de pie de niños y
niñas prepubescentes.
Recientemente terminé una intensiva investigación de dos
años sobre el tráfico sexual global, me ayudó para recordar cómo la pornografía
es simplemente prostitución con una cámara. Al visitar burdeles –tanto legales
como ilegales- alrededor del mundo, he visto cómo los compradores de sexo
obtienen lo que demanden en tanto tengan dinero para pagar por ello. Hay una
historia que jamás olvidaré. Seis hombres pagaron para follar en grupo a una
mujer prostituida en un burdel legal en Alemania, todos ellos solicitaron una
mujer con un embarazo avanzado. Después de soportar esta horrible experiencia
-que fue perfectamente legal de acuerdo a la ley alemana- ella dijo que sintió
como si hubiese prostituido a su criatura no nacida. Por supuesto, ella no hizo
eso. Pero el proxeneta, o “dueño de burdel” como la legalización exige que se
le dignifique, ciertamente lo hizo.
Donde la prostitución es legal, como en Alemania, Países
Bajos, Australia y Nueva Zelanda, los proxenetas legales venderán literalmente
lo que sea a cualquiera, sin preocuparse de que la fuerza policiaca intervenga.
Donde no existen leyes contra la bestialidad, una mujer en
un burdel legal puede ser penetrada por animales, cuan grandes sean, y nadie
está infringiendo la ley. Es muy probable que la mujer resulte lastimada y
altamente traumatizada, pero ¿a quién le importa esta mujer en un sistema donde
el lucro triunfa sobre la seguridad y dignidad?
El aumento en el número de mujeres embarazadas a la venta en
el comercio sexual calza perfectamente con la noción neoliberal de que el
cuerpo de la mujer no es nada más que un mercado, donde todo está a la venta.
Como descubrí recientemente al investigar el mercado de leche materna en Cambodia,
gente blanca y rica de occidente, no tiene problema en explotar los cuerpos de
mujeres morenas pobres para su propia conveniencia.
Summer Sebastian argumenta en su artículo que prostituirse
estando embarazada no es nada más que un bien plan de negocios. Si la
prostitución realmente fuera un “trabajo como cualquier otro”, ¿entonces ella
debería solicitar fuero maternal? No se me ocurre ningún otro trabajo donde
estar embarazada sea ventajoso para las mujeres, ni siquiera si se trabaja como
partera (que, por cierto, es la verdadera profesión más antigua) Sebastian esta
simplemente jugando de acuerdo a las fuerzas del mercado. Los hombres que pagan
por sexo deshumanizan a las mujeres que
compran, y eso quiere decir cada parte de ellas, incluyendo la criatura no
nacida que crece dentro de ellas. A
algunos de estos hombres simplemente no les importa en absoluto que la mujer a
la que abusan está embarazada, y podría
sufrir complicaciones en su salud al tener el tipo de sexo duro que muchos
puteros demandan, o al estar en riesgo de contraer enfermedades de transmisión
sexual.
Otros se excitan sexualmente con la idea de que un feto
cercano a estar completamente formado participe de algún modo en el acto de
prostitución. Esto es extremadamente perturbador. Pero no debería sorprendernos
–los hombres que pagan por sexo pagan por consentimiento. Ellos no saben o no
les interesa si la mujer que compran está traumatizada, incómoda, o le es
indiferente el hombre que entrega el dinero. Cuando deshumanizas a una persona
con el objeto de obtener placer sexual propio, dejas de preocuparte por
cualquier humanidad involucrada, incluyendo la tuya.
* * *
Por Julie Bindel
Fuente:
https://malditaradfem.wordpress.com/2017/04/23/mujeres-embarazadas-estan-siendo-legalmente-prostituidas/
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