Rosa Cobo: “El capitalismo ha declarado
la guerra a las mujeres”
Rosa Cobo es una de esas mujeres que llevo leyendo y
oyendo toda mi vida feminista. Teórica imprescindible, esta profesora de
Sociología, cuya tesis dirigió Celia Amorós, ha desarrollado su trayectoria profesional
no solo en el campo teórico, sino también en el práctico, como asesora en el
desaparecido Ministerio de Igualdad y como directora del Centro de estudios de Género y
Feministas de la Universidad de A Coruña.
Rosa Cobo es una mujer que habla con claridad, expone sus
pensamientos de forma ordenada y concisa, se le nota que maneja bien tanto la
teoría como la práctica. Autora de varios libros sobre el patriarcado y el
feminismo, fue pionera en definir el patriarcado moderno. Su última obra, La
prostitución en el corazón del capitalismo ha calado con fuerza
mediática.
Vino a Sevilla en el marco del XII
Congreso Andaluz de Filosofía, dedicado este año a la Filosofía,
Mujeres y Naturaleza. Su intervención trató sobre “Feminidad y maternidad
de Jean Jacques Rousseau”. Justo antes de marcharse, pudimos charlar unos
minutos sobre feminismo, algo que deseaba hacer desde hacía mucho, mucho
tiempo.
–¿Cómo definirías el feminismo?
–El feminismo es un compromiso que
adquirimos para que desaparezca cualquier forma de desigualdad y opresión hacia
las mujeres. El objetivo sería que las mujeres lleguemos a tener los mismos
niveles de libertad y de igualdad que tienen los
varones. Eso, por una parte. Por otra parte, el feminismo es un movimiento
social con una tradición intelectual de tres siglos de historia que ha luchado,
históricamente, articulado en torno al principio ético y político de igualdad.
–¿Es compatible el feminismo con el
capitalismo?
–No, no es compatible. Hay un problema
de fondo. El feminismo es un movimiento social interclasista, porque todas las
mujeres, de todas las sociedades, de todas las clases sociales, con diferentes
formaciones culturales o cualificaciones profesionales, estamos permanentemente
expuestas a ser objetivo de formas distintas de violencia patriarcal.
Independientemente de cualquier consideración. Mujeres de clase alta y mujeres
de clase baja. Eso es un elemento que es imposible no tener en cuenta y que, en
muy buena medida, condiciona la actividad política y la actividad intelectual
del feminismo. Dicho esto, el capitalismo se ha convertido en una de las
fuentes primordiales de desigualdad y de explotación de las mujeres. El
capitalismo, históricamente, ha hecho una alianza con el patriarcado. De ahí la
frase: “Patriarcado y capital, alianza criminal”. Las mujeres somos
mayoría en los trabajos a tiempo parcial, en el trabajo sumergido, en los
salarios de pobreza, en los trabajos donde no hay contrato. Las tareas menos
cualificadas son las más feminizadas. El capitalismo ha declarado,
indudablemente, la guerra a las mujeres y lo ha hecho junto al
patriarcado. Por lo tanto, no es un posible un feminismo transformador y
emancipador que no tenga una vena fuertemente anticapitalista.
–Las áreas que ocupan mayoritariamente
los hombres están mejor dotadas económicamente, como la ciencia. ¿Es porque las
ocupan los hombres o las ocupan los hombres porque es donde está el dinero?
–Creo que es muy difícil saber
exactamente cuál de las dos razones es la primera. Lo que sí parece es que hay
una razón, y es la que tiene que ver con la socialización. Las niñas son
socializadas desde pequeñas para no ocupar el centro del escenario simbólico y
el centro del escenario material. Somos socializadas para aceptar que son los
varones los que van a ocupar esos lugares de relevancia y esos lugares de poder
y decisión. Este elemento que tiene que ver con la socialización y la permanencia
de los estereotipos sexistas puede explicar el lugar donde nos ubicamos las
mujeres.
Pero, además de la socialización,
existen mecanismos que nos van colocando en “lugares secundarios de la vida
social”, como diría Simone de Beauvoir. Por ejemplo, cuando los
varones tienen que elegir a colaboradores, que probablemente van a sucederles
en sus puestos de poder, seleccionan en mayor medida a otros hombres en vez de
a mujeres. Hay una serie de lógicas de funcionamiento de la vida social, de
larga tradición, que hace que las mujeres seamos, permanentemente, expulsadas
de los lugares donde hay recursos y donde hay poder.
“El feminismo es un movimiento social interclasista”
–¿Puede el feminismo apoyar la
explotación de las mujeres, tanto la prostitución como los vientres de
alquiler, apelando a “la libre elección”?
–Este es un tema que requiere una
profunda reflexión. Es muy importante decir que la mayor parte del movimiento
feminista tiene una posición abolicionista sobre la prostitución, y una
posición crítica acerca de la explotación reproductiva, los vientres de
alquiler. Y es importante porque se está diciendo que existe un debate muy
fuerte dentro del feminismo, pero que en realidad se trata de un debate entre
una amplia mayoría y una pequeñísima minoría, que son quienes defienden que la
prostitución es una forma de vida, como otra cualquiera.
También hay que puntualizarlo porque, si
no, daría la impresión de que el movimiento feminista está escindido por la
mitad, y no es cierto. En la historia del feminismo hay una larguísima
tradición, desde Mary Wollstonecraft, que manifestó que la
prostitución era una forma extrema de explotación sexual contra las
mujeres. Forma parte del ADN del feminismo. Por lo tanto, no
hay que desembocar en el estereotipo que dice que unas feministas pensamos una
cosa y otras otra.
Tampoco podemos olvidar que hay
una poderosa coalición de intereses capitalistas y patriarcales para que
siga existiendo la prostitución y los vientres de alquiler. Porque la
prostitución se ha convertido en una de las economías criminales e ilícitas que
proporcionan más beneficios, que converge en una estrategia de desarrollo para
algunos países y algunas zonas del mundo que no han tenido un aparato
productivo que les haya permitido engancharse a la economía global. Se alienta
la existencia de circuitos semiinstitucionalizados por los que transitan las
mafias, a través de los cuales son exportadas las mujeres, desde los países
pobres hacia los que tienen más recursos, para ser explotadas sexualmente.
“La prostitución se ha convertido en una de las
economías criminales e ilícitas que proporcionan más beneficios”
Los grandes argumentos que utiliza esta
alianza criminal para mandarnos el mensaje de que la prostitución es un trabajo
como otro cualquiera son los mismos que utiliza para enmascarar la explotación
económica: la libertad individual. Ese es el gran mantra. La idea de la
que trata de convencernos los sistemas de dominio patriarcal es que si los
individuos que están explotados afirman que esa explotación no existe, con su
propia palabra sería suficiente para desactivar esa explotación.
Sin embargo, si algo sabemos, es que una
cosa son los individuos que están explotados y la opinión subjetiva que tengan
acerca de la situación en la que viven, y otra muy distinta es una realidad
social, una institución que puede, o no, tener un carácter represivo de
explotación. La prostitución lo tiene, independientemente de la opinión de los
que obtienen beneficios, como es el lobby del sexo.
–¿Qué ha significado el 8M para el
movimiento feminista en España?
–Creo que lo que ha ocurrido en España
este último 8 de marzo no es algo que se haya improvisado. Desde el año 2014
hemos tenido episodios clarísimos de que el feminismo español se estaba
convirtiendo en un movimiento de masas. La característica de este 2018 es que
se ha convertido en movimiento de masas a nivel internacional. El caso
del #MeToo ha puesto de manifiesto con claridad que se
ha producido un clima ideológico y político que ha hecho posible que se
produzca un grito colectivo de rabia, en el que hay una advertencia
al patriarcado: ¡Ya basta, no lo vamos a tolerar! No vamos a tolerar lo que
creo que se ha convertido en el corazón de esta cuarta ola feminista, la lucha
contra la violencia sexual.
A pesar de que la sociedad española, y
otras sociedades, se han desarrollado y aumentado sus niveles de bienestar, la
violencia contra las mujeres y la violencia sexual persiste como si no
hubiéramos evolucionado. Esto nos tiene que servir para comprender el
momento histórico que estamos viviendo.
Sin duda hay un antes y un después del
8M, y vamos a ver con nuestros propios ojos durante los próximos años cómo
avanzamos en derechos, vamos a conquistar espacios de igualdad y libertad, con
la suficiente lucidez para saber que todos los movimientos históricos
de avance son muy efímeros y que siempre tratarán las fuerzas reactivas de
articular una poderosa reacción ideológica y material.
Fuente: La
giganta digital
http://lagigantadigital.es/el-capitalismo-ha-declarado-la-guerra-a-las-mujeres/?fbclid=IwAR3dRul09ioR_ZVvyYI7X20K0N-uSM3kcRTBEBeKWJetDKL_CqNu7zEOo74
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