Mostrando entradas con la etiqueta violencia contra la mujer.. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta violencia contra la mujer.. Mostrar todas las entradas

domingo, 2 de enero de 2022

¿La pornografía es prostitución?

 

¿La pornografía es prostitución?

29/09/2021

AUTORA Maria Serat

Investigadora e historiadora colombiana, analista de derechos humanos, prostitución y trata con fines de explotación sexual y crímenes de lesa humanidad en el marco del conflicto armado colombiano.

 

En las variadas formas de explotación sexual de la mujer emergen dos términos entre los cuales no existe una mayor diferencia, pudiéndose afirmar que son similares porque sólo los separa una delgada línea: se trata de la pornografía y la prostitución. Algunas personas afirman que las mujeres en prostitución son las mismas de la pornografía, forman parte del mismo núcleo económico de la explotación sexual, luego son equivalentes; otras, que son categorías disímiles de actividades de dos “industrias – empresas” separadas y así en las dos se refiera a compra de sexo por dinero, la pornografía es una industria multimillonaria que impregna con visos de legalidad la cultura contemporánea y la prostitución no.

 

Las raíces etimológicas de las palabras

Para adentrarse en su análisis es práctico  iniciar con el origen etimológico de las dos palabras encontrando que el término «prostitución» proviene del latín prostitutio, –ōnis que a su vez proviene del verbo prostituere, que significa exhibir para la venta, traficar con el cuerpo; prostituir designa literalmente exponer a la persona públicamente a posibles compradores, exhibirla a las miradas del público. Desde este ángulo la prostitución es la actividad en la que la mujer es mercantilizada para mantener relaciones íntimas con otros seres humanos a cambio de una retribución que generalmente recauda el explotador o proxeneta.

 

Pornografía (πορνογραφία) es un neologismo creado en el siglo XIX, compuesto por las palabras griegas πόρνη (pórnē, ‘prostituta’ ‘ramera’) y γράφειν (gráphein, ‘grabar, escribir, ilustrar’) y el sufijo –ία (-ía, ‘estado de, propiedad de, lugar de, sobre algún tema’), cuyo significado no es una representación gráfica del sexo o la sexualidad en general, sino la descripción o ilustración de las personas prostituidas o de la prostitución, dicho de otra forma, del sexo con fines comerciales. Inicialmente se refería sólo a libros, tratados o estudios de alto contenido sexual, pero con el tiempo se empieza a aplicar a todos los productos comerciales que provocan excitación sexual en el espectador: películas, fotografías, pinturas, música, animaciones, literatura, historietas, audios, entre otros.

 

Prostitución convencional vs online

En el caso de la prostitución se ha querido decir que en lugar de ser un tercero quien explota la prostitución de una mujer, es ella misma, es decir es ella es quien “ejerce la prostitución” y no un tercero quien la explota. En el caso de la pornografía, se ha querido decir que son acciones fingidas y no reales, incluso, una fantasía cinematográfica, ficción o magia.

 

En la práctica son los productores/pornógrafos/proxenetas quienes piden a la mujer que tenga una actividad sexual frente a un dispositivo de video con el objeto de provocar la excitación del consumidor de porno, a cambio de una compensación en dinero. Muchos de estos actos se hacen con violencia, humillación, violación y degradación. Estos actos sexuales realizados directo en cámara y/o grabados en una película o video, tienen una finalidad comercial y es su circulación en el mercado virtual. Esto es lo que se ha llamado la “prostitución online o prostitución 2.0”.

 

Sin embargo, un acto pornográfico no solo explota a la persona en el momento de realizarlo, sino que persiste en el ciberespacio por tiempo ilimitado. Cuando se negocia con su imagen una y otra vez, por parte del consumidor de pornografía, depredadores, tratantes, estudios o plataformas, la mujer es explotada comercialmente repetidamente, sufriendo un daño irreparable.

 


La diferencia entre prostitución online y prostitución convencional es que, en la primera, la mujer es prostituida ante la cámara, ya no experimenta estos actos sexuales directamente, sino a distancia. El hecho de que la mujer utilizada sexualmente sea transportada en papel, celuloide o virtualmente puede hacer que la transacción parezca más distante, pero no menos real, es un acto sexual comercial para las personas involucradas, porque lo virtual es real y el sexo de una persona se intercambia por dinero de otra, siendo los medios, el intermediario y el tratante o proxeneta.

 

Dos caras de la misma moneda

La prostitución online, es un fenómeno creado para proporcionar mujeres prostituidas a la “industria del sexo”, pero también para crear una forma legal que influya políticamente y “blanquee” el negocio, legitima la explotación sexual de la mujer y con la ayuda de los medios, el cine, la publicidad se contribuye a generar tolerancia de la sociedad frente a esta violencia contra las mujeres. Esto significa que está vinculada íntimamente a la prostitución, la produce, y crea demanda para sí misma. La prostitución online es adictiva, crea y acrecienta el deseo en los consumidores aumentando más y más la demanda y con ella la trata de mujeres y niñas con ese fin.

 

La distorsión de las relaciones sexuales y la degradación de la mujer están presentes en la prostitución convencional y en la prostitución online. La relación entre prostitución virtual/filmada y convencional es circular; sin prostitución, no habría prostitución virtual, y mientras haya este tipo de pornografía, habrá prostitución. La prostitución virtual, es ideología, anuncio, marketing, pedagogía de la prostitución; en la calle/reservado/burdel, es el motivo; una difunde la idea de una sexualidad masculina dominante, violenta y la segunda permite implementarla; en las dos se realizan actos intrínsecamente de prostitución. En la “pornografía” las personas dependen de dueños y  administradores de estudios y plataformas, en la prostitución convencional de dueños y administradores de burdeles, residencias, clubes, pisos,…unos y otros son proxenetas que viven de la explotación sexual del cuerpo de las mujeres.

 

En la  “pornografía” se venden incluso prácticas violentas que luego se practican luego en la prostitución tradicional; las mujeres son las mismas, las actividades son las mismas, las relaciones de poder son las mismas, la desigualdad es la misma, la dominación sexual es la misma, en las dos ocurre actos de violencia sexual a cambio de un precio o valor. Son las dos caras de la misma moneda: la industria de la explotación sexual.

 

Esta industria  súper poderosa está envenenando con sus proxenetas, abogados y políticos corruptos a la familia y a la sociedad convirtiendo la prostitución virtual o pornografía en una actividad comercial legalizada, perfectamente integrada y disponible a domicilio y sin ninguna ética dejan de lado el proceso formativo de las nuevas generaciones mientras ellos usufructúan el dinero generado de la explotación sexual de la mujer.

 

Fuente:

https://tribunafeminista.elplural.com/2021/09/la-pornografia-es-prostitucion/

sábado, 20 de octubre de 2018

Rosa Cobo: “El capitalismo ha declarado la guerra a las mujeres”


Rosa Cobo: “El capitalismo ha declarado la guerra a las mujeres”


Rosa Cobo es una de esas mujeres que llevo leyendo y oyendo toda mi vida feminista. Teórica imprescindible, esta profesora de Sociología, cuya tesis dirigió Celia Amorós, ha desarrollado su trayectoria profesional no solo en el campo teórico, sino también en el práctico, como asesora en el desaparecido Ministerio de Igualdad y como directora del Centro de estudios de Género y Feministas de la Universidad de A Coruña.
Rosa Cobo es una mujer que habla con claridad, expone sus pensamientos de forma ordenada y concisa, se le nota que maneja bien tanto la teoría como la práctica. Autora de varios libros sobre el patriarcado y el feminismo, fue pionera en definir el patriarcado moderno. Su última obra, La prostitución en el corazón del capitalismo ha calado con fuerza mediática.
Vino a Sevilla en el marco del XII Congreso Andaluz de Filosofía, dedicado este año a la Filosofía, Mujeres y Naturaleza. Su intervención trató sobre “Feminidad y maternidad de Jean Jacques Rousseau”. Justo antes de marcharse, pudimos charlar unos minutos sobre feminismo, algo que deseaba hacer desde hacía mucho, mucho tiempo.
–¿Cómo definirías el feminismo?
–El feminismo es un compromiso que adquirimos para que desaparezca cualquier forma de desigualdad y opresión hacia las mujeres. El objetivo sería que las mujeres lleguemos a tener los mismos niveles de libertad y de igualdad que tienen los varones. Eso, por una parte. Por otra parte, el feminismo es un movimiento social con una tradición intelectual de tres siglos de historia que ha luchado, históricamente, articulado en torno al principio ético y político de igualdad.
–¿Es compatible el feminismo con el capitalismo?
–No, no es compatible. Hay un problema de fondo. El feminismo es un movimiento social interclasista, porque todas las mujeres, de todas las sociedades, de todas las clases sociales, con diferentes formaciones culturales o cualificaciones profesionales, estamos permanentemente expuestas a ser objetivo de formas distintas de violencia patriarcal. Independientemente de cualquier consideración. Mujeres de clase alta y mujeres de clase baja. Eso es un elemento que es imposible no tener en cuenta y que, en muy buena medida, condiciona la actividad política y la actividad intelectual del feminismo. Dicho esto, el capitalismo se ha convertido en una de las fuentes primordiales de desigualdad y de explotación de las mujeres. El capitalismo, históricamente, ha hecho una alianza con el patriarcado. De ahí la frase: “Patriarcado y capital, alianza criminal”. Las mujeres somos mayoría en los trabajos a tiempo parcial, en el trabajo sumergido, en los salarios de pobreza, en los trabajos donde no hay contrato. Las tareas menos cualificadas son las más feminizadas. El capitalismo ha declarado, indudablemente, la guerra a las mujeres y lo ha hecho junto al patriarcado. Por lo tanto, no es un posible un feminismo transformador  y emancipador que no tenga una vena fuertemente anticapitalista.
–Las áreas que ocupan mayoritariamente los hombres están mejor dotadas económicamente, como la ciencia. ¿Es porque las ocupan los hombres o las ocupan los hombres porque es donde está el dinero?
–Creo que es muy difícil saber exactamente cuál de las dos razones es la primera. Lo que sí parece es que hay una razón, y es la que tiene que ver con la socialización. Las niñas son socializadas desde pequeñas para no ocupar el centro del escenario simbólico y el centro del escenario material. Somos socializadas para aceptar que son los varones los que van a ocupar esos lugares de relevancia y esos lugares de poder y decisión. Este elemento que tiene que ver con la socialización y la permanencia de los estereotipos sexistas puede explicar el lugar donde nos ubicamos las mujeres.
Pero, además de la socialización, existen mecanismos que nos van colocando en “lugares secundarios de la vida social”, como diría Simone de Beauvoir. Por ejemplo, cuando los varones tienen que elegir a colaboradores, que probablemente van a sucederles en sus puestos de poder, seleccionan en mayor medida a otros hombres en vez de a mujeres. Hay una serie de lógicas de funcionamiento de la vida social, de larga tradición, que hace que las mujeres seamos, permanentemente, expulsadas de los lugares donde hay recursos y donde hay poder.
“El feminismo es un movimiento social interclasista”
–¿Puede el feminismo apoyar la explotación de las mujeres, tanto la prostitución como los vientres de alquiler, apelando a “la libre elección”?
–Este es un tema que requiere una profunda reflexión. Es muy importante decir que la mayor parte del movimiento feminista tiene una posición abolicionista sobre la prostitución, y una posición crítica acerca de la explotación reproductiva, los vientres de alquiler. Y es importante porque se está diciendo que existe un debate muy fuerte dentro del feminismo, pero que en realidad se trata de un debate entre una amplia mayoría y una pequeñísima minoría, que son quienes defienden que la prostitución es una forma de vida, como otra cualquiera.
También hay que puntualizarlo porque, si no, daría la impresión de que el movimiento feminista está escindido por la mitad, y no es cierto. En la historia del feminismo hay una larguísima tradición, desde Mary Wollstonecraft, que manifestó que la prostitución era una forma extrema de explotación sexual contra las mujeres. Forma parte del ADN del feminismo. Por lo tanto, no hay que desembocar en el estereotipo que dice que unas feministas pensamos una cosa y otras otra.
Tampoco podemos olvidar que hay una poderosa coalición de intereses capitalistas y patriarcales para que siga existiendo la prostitución y los vientres de alquiler. Porque la prostitución se ha convertido en una de las economías criminales e ilícitas que proporcionan más beneficios, que converge en una estrategia de desarrollo para algunos países y algunas zonas del mundo que no han tenido un aparato productivo que les haya permitido engancharse a la economía global. Se alienta la existencia de circuitos semiinstitucionalizados por los que transitan las mafias, a través de los cuales son exportadas las mujeres, desde los países pobres hacia los que tienen más recursos, para ser explotadas sexualmente.
“La prostitución se ha convertido en una de las economías criminales e ilícitas que proporcionan más beneficios”
Los grandes argumentos que utiliza esta alianza criminal para mandarnos el mensaje de que la prostitución es un trabajo como otro cualquiera son los mismos que utiliza para enmascarar la explotación económica: la libertad individual. Ese es el gran mantra. La idea de la que trata de convencernos los sistemas de dominio patriarcal es que si los individuos que están explotados afirman que esa explotación no existe, con su propia palabra sería suficiente para desactivar esa explotación.
Sin embargo, si algo sabemos, es que una cosa son los individuos que están explotados y la opinión subjetiva que tengan acerca de la situación en la que viven, y otra muy distinta es una realidad social, una institución que puede, o no, tener un carácter represivo de explotación. La prostitución lo tiene, independientemente de la opinión de los que obtienen beneficios, como es el lobby del sexo.
–¿Qué ha significado el 8M para el movimiento feminista en España?
–Creo que lo que ha ocurrido en España este último 8 de marzo no es algo que se haya improvisado. Desde el año 2014 hemos tenido episodios clarísimos de que el feminismo español se estaba convirtiendo en un movimiento de masas. La característica de este 2018 es que se ha convertido en movimiento de masas a nivel internacional. El caso del #MeToo ha puesto de manifiesto con claridad que se ha producido un clima ideológico y político que ha hecho posible que se produzca un grito colectivo de rabia, en el que hay una advertencia al patriarcado: ¡Ya basta, no lo vamos a tolerar! No vamos a tolerar lo que creo que se ha convertido en el corazón de esta cuarta ola feminista, la lucha contra la violencia sexual.
A pesar de que la sociedad española, y otras sociedades, se han desarrollado y aumentado sus niveles de bienestar, la violencia contra las mujeres y la violencia sexual persiste como si no hubiéramos evolucionado. Esto nos tiene que servir para comprender el momento histórico que estamos viviendo.
Sin duda hay un antes y un después del 8M, y vamos a ver con nuestros propios ojos durante los próximos años cómo avanzamos en derechos, vamos a conquistar espacios de igualdad y libertad, con la suficiente lucidez para saber que todos los movimientos históricos de avance son muy efímeros y que siempre tratarán las fuerzas reactivas de articular una poderosa reacción ideológica y material.

Fuente: La giganta digital
http://lagigantadigital.es/el-capitalismo-ha-declarado-la-guerra-a-las-mujeres/?fbclid=IwAR3dRul09ioR_ZVvyYI7X20K0N-uSM3kcRTBEBeKWJetDKL_CqNu7zEOo74