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miércoles, 2 de agosto de 2023

“El porno feminista no existe”


                                                                                        Mónica Alario, en la jornada abolicionista vasca.

 

“El porno feminista no existe”

MERTXE ARRATIBEL

29 MARTXOA, 2023

 

¿Porno y feminista son ideas compatibles? La filósofa feminista y especialista en esta materia, Mónica Alario Gavilán, lo niega rotundamente: “El porno feminista no existe. Esta idea apareció en los años ochenta en EE UU desde dentro de la industria de la explotación sexual y en un momento histórico en el que el movimiento feminista estaba centrado en criticar la pornografía y ésta peligraba. Decir que el porno feminista era posible fue una jugada maestra”.

 

Era también el momento histórico perfecto para que ese concepto pudiese calar. “Justo después de la revolución sexual, ninguna quería que la llamasen puritana, y la solución fue decir: estoy en contra de esa pornografía y a favor de esta otra”.

 

Sin embargo, para Alario, no hay pornografía buena, como no hay prostitución buena, porque la pornografía equipara violencia con sexo y está contribuyendo a que los hombres se exciten con la violencia sexual. “La pornografía transmite que el sexo puede ser violento, pero no deja de ser sexo; es dominación masculina, pero no deja de ser sexo”, apunta. Ese pensamiento es el que está también detrás de la gran cantidad de agresiones sexuales que padecemos las mujeres en los ámbitos público y privado.

 

“Las feministas no estamos criticando el porno porque haya poca variedad -especifica-. Hacer variedades nuevas no arregla los problemas que señalamos”.

 

4 ideas fundamentales

Esta filósofa experta en violencia sexual participó en la I Jornada Abolicionista organizada por Euskal Herriko Feminista Abolizionisten Koordinakundea  (EHFAK) en Gasteiz el pasado sábado. Le acompañaron como ponentes las feministas supervivientes de la prostitución Sarah Berlori y Carol L.

 

Alario expuso las conclusiones de su tesis doctoral, una investigación de seis años sobre cómo la pornografía promueve la violencia sexual y se ha convertido además en la educadora sexual de las nuevas generaciones. Le preocupan, en particular “las consecuencias que para las mujeres y niñas pueda tener la equiparación de porno y sexo”.

 

Sus investigaciones, destacó, han arrojado cuatro “ideas fundamentales”:

 

1-Los hombres ejercen violencia sexual porque les excita sexualmente

 

Violan porque quieren, aunque existe un constructo social que transmite que violan porque necesitan. Alario se mostró crítica con la defensa de la prostitución hecha por el actor Telmo Irureta en los premios Goya. “Dice barbaridades como que tiene derecho al sexo. No, el sexo no es un derecho, es un deseo. Si tienes ganas y no quieren te aguantas y no pagas por violar”. A juicio de la filósofa, si la falta de deseo de una de las partes en la relación no excitara, no se podría ejercer la violencia sexual que se da en la prostitución. “Al final, todo en el patriarcado está ensamblado para que no pongamos la responsabilidad en quien la tiene, el hombre. Se dice: ese tío esta arrebatado por esa necesidad y la responsable es la mujer que ha despertado el deseo. Otro mito que apoya la violencia sexual es el de la fantasía de la violación, “la idea de que las mujeres tenemos el deseo de sufrir violencia sexual y por lo tanto no sería violencia”. Según explica, los grandes filósofos de la sexualidad y sexólogos han empleado la estrategia de hacer pasar los deseos de los hombres por deseos de las mujeres y la violación pasa de ser una responsabilidad de los hombres a nuestra. Lo que están diciendo es que un profundo deseo instintivo animal hace que las mujeres deseemos cosas en contra nuestra supervivencia e integridad. Es una desfachatez”. Aportó el dato de que 1 de cada 4 niñas sufre violencia sexual y la mayoría de los casos se dan dentro de las familias.

 

2-Los hombres tienen el poder de poner nombre a las cosas y a cualquier cosa que les excite se le llama sexo

 

Vivimos en una sociedad androcéntrica. La visión de los hombres genera la cultura dominante. La consecuencia es que “en la sociedad patriarcal cualquier cosa que excite sexualmente a los hombres pasa a ser denominado y considerado sexo, aunque de hecho no lo sea, aunque sea violencia”. Señaló que lo vemos todos los días en los medios de comunicación. “Nos encontramos con oxímoron como sexo no consentido, forzar a alguien a tener sexo o  tener sexo con menores. Nada de esto es sexo. Es violencia y es importante cambiar la terminología y llamar a las cosas por su nombre”. La misma manipulación semántica se produce al referirse a la prostitución. Se habla de cambiar sexo por dinero y matiza: “El sexo no se puede comprar. Es coacción. Se puede comprar un consentimiento viciado, pero no sexo”. Asume que “nos llamen puritanas por reivindicar que es necesario el deseo para mantener relaciones sexuales” y que “a las feministas que nos posicionamos contra porno nos acusan de antisexo” y subraya que “es curioso cómo funciona el lenguaje y cómo cala. No tenemos problemas con el sexo, sino con que se llame sexo a la violencia sólo porque excita a los hombres. Hablamos de justificar la violencia contra la mitad de la humanidad llamándola sexo”.

 

3-No es que en el porno los hombres se exciten a pesar de la violencia contra las mujeres, sino con esa violencia

 

“En los miles de formatos de la pornografía y todo el rato las mujeres expresan dolor y que son prácticas desagradables. A pesar de que les duela, de que aparezcan niñas, drogadas… Se excitan precisamente porque ellas no quieren y porque les duele. El video más visto, con 225 millones de visitas, es una violación colectiva. Los hombres se excitan con sensación de poder y eso hace que cada vez la pornografía sea más violenta, más humillante y más en contra de la humanidad y de los derechos básicos de mujeres y niñas”. La pornografía, resume, “no va de sexo sino de ejercicio de poder masculino y de supresión de la humanidad de las mujeres hasta la eliminación de su existencia. Este es su abanico y no hay límite. No hay ninguna barbaridad o forma de tortura que mi cerebro pueda imaginar que no encuentre en una página de porno y sea consumida impunemente por muchos hombres”.

 

4-Ver porno es muy duro para cualquiera que considere a las mujeres seres humanos

 

“Si consideramos a mujeres seres humanos dignos, somos capaces de identificar las más sutiles prácticas de denigrar, deshumanizar y humillar. Todos hombres que ven porno y se excitan no consideran a las mujeres seres humanos”. Estos hombres, entiende Alario, no empatizan con las mujeres y ello “permite explicar las magnitudes de violencia devastadoras. 4 de cada 10, como poco, son capaces de desconectar del sufrimiento y la vulnerabilidad de las mujeres y de comprar su cuerpo en contextos prostitucionales”.

 Fuente: 

http://andra.eus/el-porno-feminista-no-existe/?fbclid=IwAR1775GhInN-ZKQ0SdX7yx9lvdiSAhu-pp4PHqccuwG9tm27xESRKq1rTZ8

 

Nota: la imagen y las negritas son copia del original.







miércoles, 26 de julio de 2023

“No es real, es ficción”: Nacho Vidal se refiere a la industria del cine para adultos

 

Estos comentarios de este “actor porno”  resultan valiosos en cuanto habla de la trastienda de lo que es el negocio de la pornografía y muestra los daños que causa.

El entrevistado aduce que muchas escenas son ficción, que partes están elaboradas con inteligencia artificial, pero eso no exime a la pornografía de ser una escuela perversa de sexualidad. Ante la represión que sigue existiendo sobre la sexualidad, el placer compartido, la pornografía aparece como una opción para los jóvenes de saber acerca de cómo se procede en una relación sexual. Al mismo tiempo reproduce el esquema misógino social.

Al mismo tiempo representa la segmentación del ser humano producida por esta sociedad al convertirlo únicamente en cuerpo, y a su vez, de ese cuerpo solamente determinadas zonas. La persona como integridad desaparece.

Pareciera ser una eficaz reproductora, trasmisora de parámetros culturales basados en sistemas como por ejemplo el patriarcal y el capitalismo en la medida en que si existe y avanza es porque produce grandes ganancias.

La pornografía se incluye dentro de la perversión del deseo, de las prácticas.

Alberto B Ilieff


“No es real, es ficción”: Nacho Vidal se refiere a la industria del cine para adultos

La industria del cine erótico mueve millones en todo el planeta.

11/5/2023

 

La industria de la pornografía mueve millones y millones, no solo de dólares, sino de euros al rededor del mundo. De acuerdo con Rankia, se estima que al menos circulen unos 100.000 millones de dólares.

 

Según Tele Madrid, tan solo en España, el 70 % de los consumidores de estas producciones son hombres de edades que oscilan entre los 25 y 40 años y el 30 % restante, son mujeres.

 

Así, muchos consumidores de este tipo de contenido creen que todo lo que sucede ahí, es real, o que las relaciones sexuales suceden tal como se muestra allí, un poco exagerado (incluyendo posturas, sonidos, rendimiento, etc).

 

Nacho Vidal dijo que no recomienda trabajar en la industria del porno

Nacho Vidal habla de su trabajo y revela su estado de salud mental: “Estaba deprimido, no quería hacer nada”

Sobre esto, una autoridad en ese tema es el afamado actor español Nacho Vidal, quien recientemente estuvo en entrevista con el periodista Jordi Évole en su programa Lo de Évole, y habló sobre diferentes temáticas, su salud, y la industria del séptimo arte en su rama erótica.

 

El actor también expresó: “Mira, yo... Hubo un momento en que cogí conciencia y me puse a trabajar con preservativo, y a no coger más del cuello, y no más del pelo, y no nalguear, porque venían los niños jóvenes y me decían: ‘¡Tío, yo cojo a mi novia y hago todo lo que le haces tú a las actrices porno!’”.

 

“Y yo ‘¡oh! ¡Cuidado!, que esto no es el sexo. ¡Esto es cine! No es real. Es ficción’. Y entonces empecé a entender que los chavales estaban tomando eso como el sexo”, agregó.

 

Además, dijo que la forma en la que se hacen las cosas ahora, ha cambiado: “La pornografía de ahora no tiene nada que ver con la que yo hacía. No hay contacto visual (mientras mostró con los dedos los ojos de ambos), pasión, no hay conexión”.

 

“Juego 6000 euros contigo a que en 5000 escenas conmigo no vas a encontrar una en la que no bese a la chica”, expresó el artista, quien también habló del tema de salud, luego de pasar tantos años allí.

 

“Yo no tengo ninguna dependencia de drogas. Mi fin de semana era comprarme un gramo, 8 latas de cerveza y masturbarme 8, 10, 12 horas. Solo”, indicó, haciendo alusión a que el placer sexual, no lo es todo en la vida. “Deprimido, no quería ver a nadie, no quería hacer nada”, agregó.

 

“Yo no le recomiendo a nadie que se dedique al porno”. ¿Por qué?, cuestionó Évole, ante lo que él contestó, con un deje de lamento: “Porque te van a ver toda tu pu** vida en internet. Yo he sido más años Nacho Vidal, que Ignacio Vidal”, manifestó.

 

“Yo soy un pringao (ingenuo) y me han metido ahí... porque me han metido ahí. Y en todo he sido un pringao. Yo he sido una buena persona. No soy un hijo de pu**. No me merezco ese final. Yo he vivido demasiado como para terminar solo en la oscuridad”, añadió.

 

Sin embargo, el actor no desconoce la cantidad de dinero que mueve esta industria: “He ganado muchísimo más dinero del que yo me podía esperar cuando trabajaba de portero o de pizzero y me lo reventé a lo grande”.

 

Las declaraciones del actor desdibujan lo que muchas personas a lo largo de la historia han idealizado, en cuanto al cine, independientemente del género que se esté hablando.

 

 Fuente:

https://www.semana.com/gente/articulo/no-es-real-es-ficcion-nacho-vidal-se-refiere-a-la-industria-del-cine-para-adultos/202338/

Nota: las letras en negrita y el subrayado son copia del original.





miércoles, 1 de febrero de 2023

Trata de personas y pornografía: No, nada de “libre decisión”

 

Trata de personas y pornografía: No, nada de “libre decisión”

LUIS LUQUE

16 ENERO, 2023

 

 



La imagen de una actriz porno sonriendo ante la cámara en un filme del género puede ser la “prueba definitiva” de que, si está metida en ese mundo, es por su propia voluntad. Nada más tranquilizador que ese gesto para quien, tratando de que la conciencia no le encienda una bombilla roja, quiera ver en el rostro risueño de la joven un salvoconducto para su afición a estos productos. Es “porno ético”, qué duda cabe.

 

Detrás de la cámara, sin embargo, puede estar alguien con un arma de fuego apuntando a la muchacha, o pronosticándole una paliza como no se ha visto si no se muestra particularmente “entusiasta”. Les ha ocurrido a chicas (y a chicos) en situación de vulnerabilidad por sus malas circunstancias familiares o económicas, o por ignorancia, a quienes gente con apariencia de respetabilidad han atraído con falsas promesas de trabajo como modelos, actores, etc. Personas que han firmado “contratos” que las obligan a filmar escenas de alto contenido sexual que derivan sin demasiado protocolo en pornografía. Una vez “en ambiente”, ¿qué más da algún que otro exceso? ¿Qué importa traspasar este límie o aquel otro, aunque se incumpla lo pactado?

 

Si la persona no acepta ir a más, a actos de mayor violencia y degradación, el “empresario” dispone de métodos más coercitivos. Los ha sufrido la joven canadiense Jessa Dillow Crisp, obligada por sus familiares a filmar vídeos de este tipo ya desde que era menor de edad. Según testimonió para un artículo de la organización Fight The New Drug (FTND, de activismo contra la pornografía), “me apuntaban con un arma y me decían que si no seguía haciendo lo que me decían, me dispararían. Me estaban violando, pero yo tenía una sonrisa en el rostro. Tuve que actuar como si lo disfrutara”.

 

Si para lograr que alguien acceda a actuar en estas tragedias reales intervienen la coacción o el engaño, o ambos, no se puede hablar de decisión libre, por mucho que la chica o el chico exhiban una sonrisa Colgate. Son personas traficadas, tratadas como objetos: “cosas” vendibles, aprovechables, desechables…

 

No, no lo disfrutan, con lo que ya puede ir desperezándose la conciencia del consumidor “ético”.

 

La violencia, muy presente

Con ayuda de la responsable de un refugio para víctimas de trata con fines de explotación sexual, Jessa pudo escapar de una red de tráfico y pornografía en 2010, y se radicó desde entonces en EE.UU. El suyo es un ejemplo de superación: en lugar de aislarse en su dolor, enmudecer, anularse, tomó la senda de los estudios universitarios, obtuvo un máster en Salud Mental y fundó una ONG contra la trata de personas, BridgeHope, en Denver, Colorado. Con sus conocimientos y preparación, ha impartido formación sobre el tema a funcionarios del Departamento de Estado, del de Seguridad Interna y de la Fuerza Aérea de EE.UU.

 

La joven, que ha accedido a contestar varias preguntas de Aceprensa, sabe de lo que habla cuando aborda la relación entre el porno y la trata.

 

— ¿Cuál es el perfil típico de una persona víctima de trata con fines de explotación en esta industria?

 

— Es imposible definirlo, porque la industria de porno se mueve en función de la demanda de los compradores. Allí donde los traficantes detecten una demanda de pornografía, allí donde haya gente dispuesta a pagar por esto, hacia allí se dirigirán y crearán víctimas, que no encajan en un molde específico: pueden ser niños, niñas, adolescentes, mujeres y hombres, individuos LGBTQ+, no binarios, queer…

 

– ¿Podría darse algún porcentaje aproximado de cuántas de las personas que participan en vídeos pornográficos son víctimas de la trata?

 

— Me es imposible cuantificar ese porcentaje, pero lo que sí puedo decir es que todos los materiales fílmicos de abuso sexual infantil son trata, y los datos indican que la edad promedio a la que filman a víctimas menores de edad es a los 12,8 años (Bouché, 2018). De hecho, un término muy común de búsqueda de material pornográfico es adolescente (Waugh, 2015).

 

Por otra parte, Polaris (2020) muestra, con datos acopiados por la National Human Trafficking Hotline –una línea de ayuda–, que el porno es la tercera forma más común de tráfico sexual de adultos y menores.

 

En general, como afirman mis amigos de FTND (2022), “si alguien es engañado, manipulado o coaccionado para la producción de pornografía, eso se califica legalmente como tráfico sexual. Por ejemplo, si un actor porno se presenta en el plató y descubre que la escena es mucho más agresiva o degradante de lo que le habían dicho, y su agente lo amenaza con cancelar sus otras contrataciones si no sigue adelante con esta, se califica legalmente como tráfico sexual” (párrafo 20), lo que básicamente significa que la trata dentro de la pornografía es más común de lo que uno podría imaginar.

 

“Aunque parte de la pornografía sea consentida, es imposible distinguir qué es pornografía ‘ética’ y qué es trata”

 

— Si es común la trata, lo es entonces la violencia acompañante…

 

— La violencia física se emplea a menudo como forma de control. En mi caso se utilizó tanta, que si alguien me decía algo o me amenazaba con un objeto para obligarme psicológicamente a hacer cosas que no habría hecho por libre albedrío o elección, las hacía. Todo lo que los espectadores podían ver era mi sonrisa, pero las armas que me apuntaban durante la filmación no las captaban los camarógrafos.

 

— ¿No existe entonces, para el consumidor, una manera eficaz de identificar si la persona es víctima de la trata o si realiza esas escenas con plena responsabilidad y consentimiento?

 

— No hay forma de diferenciar, a la vista, entre quien está ahí por elección y quien es víctima de trata y está siendo forzado. Aunque parte de la pornografía sea consentida, es imposible distinguir qué es pornografía “ética” y qué es trata. Además, hay que tener en cuenta que muchas personas que eligen el porno como ‘profesión’ a menudo son violadas, obligadas a hacer cosas que no figuran en sus contratos, y experimentan violencia y traumas extremos durante el rodaje. La industria perpetúa el daño en beneficio económico de los productores.

 

                   Jessa y su esposo, John Crisp (foto: cortesía de la entrevistada)

 

Cuando el porno pone el listón

La violencia en el porno trasciende, sin embargo, el plató. Si el consumidor entiende que las prácticas que ve en pantalla son perfectamente reproducibles, el sufrimiento y la degradación hincarán el colmillo en otras personas.

 

FTND subraya que los traficantes y los abusadores sexuales utilizan estos materiales para preparar a sus víctimas, reducir sus inhibiciones y desensibilizarlas para que “normalicen” lo que, acto seguido, les sucederá a ellas (sobre esta práctica testificaron recientemente ante miembros del Senado francés varias víctimas de trata). La mencionada web cita el testimonio de Elizabeth Smart, una muchacha de Salt Lake City que en 2002, a los 14 años, fue secuestrada durante nueve meses.

 

Según narró Smart, su captor la obligaba a ver pornografía antes de atacarla sexualmente. “Estaba obligada a hacer las cosas que hacían estas mujeres en las fotos. Era casi como si estuvieran poniendo el listón, estableciendo el estándar de lo que mi secuestrador me iba a obligar a hacer después… Casi sentía como si esa pornografía fuera mi sentencia”.

 

Una sentencia que, de forma distinta, pero igualmente negativa, afecta también al espectador y a las personas con las que este se cruce en la vida real. Hay múltiples estudios sobre el tema, uno de ellos muy reciente, el de un equipo británico-estadounidense que examinó los comportamientos de 2.815 consumidores de porno de Alemania, Taiwán, EE.UU. y Corea del Sur. Los investigadores constataron que el visionado de estos materiales incidía de modo notable, en las personas muestreadas, en el desarrollo de una actitud de “cosificación sexual” hacia otras.

 

“La aceptación de la cosificación sexual puede conducir a la aceptación de la violencia contra las mujeres –apuntan–, pero también hay datos que sugieren que no hacen falta formas extremas de cosificación sexual (por ejemplo, una agresión) para afectar negativamente a las víctimas, pues incluso una cosificación sexual sutil en el día a día puede perjudicar el bienestar emocional de las víctimas”.

 

“Aquellas imágenes no definen quién soy”

 

Del pantano del porno nadie sale limpio. Las víctimas, las que menos, y su recuperación es ardua. Jessa, que como experta en salud mental ha hablado con cientos de supervivientes, nos habla de un proceso difícil: “Dado que la curación dura toda la vida, encontrar recursos como vivienda, atención médica, de salud mental y becas para su educación es muy difícil, y se necesitan más servicios para evitar que estas personas vuelvan a ser explotadas”.

 

Tampoco salen indemnes quienes hunden a estas personas en el fango, ni quienes disfrutan del espectáculo desde la orilla. Hay varios perjuicios, y muy interconectados.

 

“El usuario de pornografía suele referir pensamientos negativos sobre sí mismo y dificultades para conectar sexualmente con su pareja”

 

— ¿Cómo se traduce el daño en la vida personal de los consumidores y en sus relaciones sociales?

 

— A nivel neurológico, cuando las personas se autocomplacen sexualmente ante estímulos externos, experimentan una oleada del neurotransmisor del bienestar llamado dopamina, lo que crea una correlación entre pornografía y placer. La dopamina no solo desempeña un papel en las cualidades adictivas del porno, sino que, a medida que una persona sigue consumiéndolo, puede desarrollar una tolerancia a este. Así, lo que solía desatar el subidón de dopamina en el pasado puede requerir otras formas y tipos de porno para crear sensaciones similares de placer. Esto a veces conduce al uso ilícito de material de abuso sexual infantil y/o a la compra de personas que son objeto de trata en el comercio sexual.

 

Por otra parte, el usuario de pornografía suele referir una menor autoestima, menor confianza, más experiencias de depresión y ansiedad, así como pensamientos negativos sobre sí mismo. Además, manifiesta dificultades para conectar sexualmente con su pareja, para fomentar una relación emocional y física con ella.

 

— Por último: a las personas obligadas a participar en vídeos pornográficos, ¿les es posible superar esos recuerdos desagradables y evitar que influyan en sus vidas una vez rescatadas?

 

— Como profesional de la salud mental y como superviviente de la pornografía, creo que es posible curarse y sobreponerse a los recuerdos desagradables de haber sido explotada en el porno, aunque también es increíblemente difícil. Al igual que es difícil recuperarse de una operación quirúrgica importante, hacerlo de las heridas sexuales, físicas y emocionales relacionadas con la explotación que tiene lugar en la producción de pornografía es extremadamente arduo. Requiere no solo trabajo duro y perseverancia, sino un dedicado equipo de profesionales formados que estén equipados para guiarla a una a través del proceso de recuperación.

 

Personalmente, he tenido que aprender a vivir sabiendo que las imágenes de mi humillación, mi violación y el dolor sádico que sufrí se siguen comprando en todo el mundo, lo que significa que sigo siendo objeto de trata y explotación a través del porno. Hoy, sin embargo, soy una superviviente, escritora, oradora, poetisa, esposa, profesional de la salud mental y estudiante de doctorado. Aquellas imágenes no definen quién soy.

 

Fuente:

https://www.aceprensa.com/sociedad/pornografia/trata-de-personas-y-pornografia-no-nada-de-libre-decision/

Nota: las imágenes y palabras en negrita están en el original.







domingo, 2 de enero de 2022

Sabemos quiénes somos y lo que queremos

 

Sabemos quiénes somos y lo que queremos

16/08/2021

AUTORA

Puri Liétor

Psicóloga sanitaria y activista Feminista

“El porno es un producto cultural y económico que ha sido diseñado y creado por varones y destinado mayoritariamente al público masculino, donde se erotiza la subordinación de las mujeres y se transforma en una fuente de placer masculino: el placer del poder. El imaginario pornográfico contiene relatos cuyo elemento narrativo es la violencia, a veces extrema, contra las mujeres. El porno no es ficción, crea realidad y lo hace para disciplinar a las mujeres, ya que el estatuto fundamental de las mujeres en los relatos pornográficos es el de proveedoras del placer de los varones, lo que contribuye a moldear la sexualidad de las mujeres desde el interés masculino, y ha tenido como consecuencia que se haya impuesto una interpretación masculina de la sexualidad en el imaginario colectivo.

 

Por eso la pornografía y la prostitución van de la mano, y podemos afirmar que una de las funciones que cumple la pornografía es la de ser la pedagogía de la prostitución.

 

Marta Elisa de León, que estuvo durante diez años en el mundo de la prostitución, explica en el libro que escribió en 2012 sobre su experiencia: “Mi conclusión: casi todos los hombres están programados y la culpa, en parte, es de la pornografía. Toda esa imaginería tan exagerada y antinatural, hace mucho daño. Muchos hombres viven tan enganchados a todo ese mundo de imágenes que luego son incapaces de sentir deseo por algo que no esté dentro de esos parámetros. Y tampoco saben relacionarse con normalidad con una mujer, porque no tienen otra referencia mental salvo la pornográfica”. (Marta Elisa de León, “Las ocultas. Una experiencia de la prostitución”).

 

Las representaciones pornográficas enseñan a puteros y mujeres prostituidas a normalizar un imaginario sexual en el que la agresividad y el sadismo contra las mujeres forma parte de la industria de la explotación sexual”.

 

Estos fragmentos pertenecen al último libro publicado por la prestigiosa socióloga Rosa Cobo Bedía, “Pornografía. El placer del poder”, y la hipótesis central que desarrolla en este trabajo es la visibilización de los grupos masculinos con poder económico y cultural que están proponiendo a la conciencia de nuestra época una redefinición de lo masculino y de lo femenino.

 

La reorganización del capitalismo y la reestructuración del patriarcado se alimentan y sostienen gracias a la sexualización y mercantilización de las mujeres, y su alianza ha normalizado una nueva categoría de mujeres, las servidoras, en concreto servidoras sexuales, laborales y domésticas, que tienen en común una situación socioeconómica de desamparo que las conduce a transitar por los circuitos de supervivencia del capitalismo global.

 

Y eso es posible porque el modelo socioeconómico globalizado actual mantiene la misma desigualdad estructural ancestral que impone una socialización diferencial para mujeres y para varones, y a través de los usos, las normas, las costumbres, las leyes y las políticas públicas, o precisamente por la carencia  de éstas, mantiene la subsidiariedad de las mujeres respecto a los varones. Y a los varones esta subsidiariedad nunca ha parecido molestarles, en ninguna de sus variantes, ni la han considerado impropia, al contrario, la han institucionalizado para normalizarla. Pero esta flagrante injusticia fue denunciada desde sus inicios por  el pensamiento Feminista, articulado después en una Teoría ética y política Feminista y estructurado en una Agenda Feminista con propuestas, objetivos y vindicaciones, que en todo momento han rechazado todas y cada una de las variantes en que se reproduce esta subsidiariedad, y consecuentemente han exigido su eliminación.

 

Y en el siglo XXI, desgraciadamente, aún se mantiene como uno de los objetivos de la Agenda Feminista  la Abolición de la pornografía y la prostitución:

 

–”Prostitución en Cuba: “Ahora trabajamos por internet” (18/2/21): María (seudónimo), con solo 17 años de edad, es una de las jóvenes cubanas que se dedica al negocio del sexo. Desde muy joven recae sobre sus hombros todo el peso del sustento económico familiar; por eso se prostituye desde los 14 años. “Mi familia y yo estamos sobreviviendo ahora, debido a la pandemia, gracias a Internet y las redes sociales.  Hago videollamadas en vivo, bailo, me masturbo, hago todo lo que me piden, a lo único que no llegamos es a la penetración pero así ellos resuelven sus ganas y mi familia y yo nuestra supervivencia.  Recuerdo que de niña  muchas veces me acosté con un vaso de agua con azúcar en la barriga. Mi padre ganaba muy poco y apenas alcanzaba para comer, así que cuando vi la posibilidad de sacar dinero de mi cuerpo no lo pensé dos veces porque no tuve muchas opciones”.

 

Rosa (seudónimo) siguió el mismo camino que María: optó por la prostitución para tener con qué alimentar a su madre y sus hermanas. “La primera vez que me acosté con un extranjero la recuerdo como el peor día de mi vida. Yo era casi una niña y aquel viejo tenía casi 80 años. Cuando empezó a tocarme yo me quería morir, explica la joven. No sabes el asco que se siente cuando te acuestas con alguien que no te gusta. Ahora, aunque obtengo menos dinero y sigo teniendo que hacer cosas que no me gustan es una ventaja no tener que acostarme con ellos, aunque tendré que seguir así porque no hay nada más para mí”.

 

 –“La indiferencia de la Universidad Colombiana ante la prostitución de sus estudiantes” (18/5/20): El principal argumento de quienes ejercen esta actividad es que el motivo para ello es la difícil situación económica y los altos precios de las matrículas. También está la modalidad de intercambiar sexo por calificaciones, que es otra extensión crítica de la situación. En 2017 el psicólogo e historiador Juan Manuel Estrada Jiménez escribió el libro “Universidad y Prostitución“: “En muchas universidades son famosos los catálogos de estudiantes que ofrecen servicios sexuales. Hay catálogos especializados en atención a extranjeros.  La prostitución se naturalizó en las universidades. Las nuevas generaciones han sido condicionadas para actuar sin prever las consecuencias o sin importar que sus decisiones engendren consecuencias negativas. La indiferencia de autoridades administrativas y académicas representa una cómplice validación de estas prácticas.  Mientras la joven pague la matrícula y aporte dinero a los dueños del negocio (que por lo general son empresarios y políticos, no académicos o investigadores), nada importa lo que pase”. Según Estrada, “las universidades católicas que se pronuncian en contra de sentidas necesidades como la del aborto legal y gratuito, no hacen nada por enfrentar y frenar la prostitución universitaria”.

 

Así mismo, concluye que “enfrentar la prostitución universitaria, implica para la universidad desenmascarar su propia indiferencia ética frente a la educación y a las crisis sociales”.

 

         –Prostitución: ¡nunca más! (18/9/2018 Por: Sandra Norak, superviviente de la prostitución, y la Dr. Ingeborg Kraus, psicóloga clínica y psicoterapeuta experta en trauma):  “Cuando se habla de prostitución en la sociedad alemana, se observa cómo la ley regulacionista de 2002 ha promovido la idea de que ésta es un trabajo como cualquier otro. Pero la prostitución deja profundas cicatrices en el cuerpo y en el alma. La salida no es comparable a un simple cambio de trabajo. Una vez atrapadas en el sistema prostitucional, es muy difícil salir y muchas no lo consiguen jamás. Para estar en situación de prostitución, y soportar las incontables penetraciones de desconocidos, que siempre van unidas a una violencia inmensa e inconmensurable, humillaciones, mentiras y la mayor ausencia de humanidad, es necesario tomar una actitud que minimice activamente la violencia, como creer que no es tan horrible y se puede sobrellevar. Psicológicamente es posible recurrir al mecanismo de disociación como una estrategia de autodefensa, pero las secuelas psicofisiológicas que siempre comporta su recurso son persistentes y altamente incapacitantes.

 

Ninguna mujer tendría que recurrir a estrategias que minimizaran el impacto que el comportamiento violento de sus semejantes, normalmente varones, les ocasiona, y mucho menos debería ocurrir contando con la complicidad de los poderes públicos, cuya perpectiva economicista se ve reflejada en decisiones políticas que permiten que la violencia sexual en forma de prostitución no sea reconocida como tal por la sociedad ni por el Estado, sino que se trivializa como un servicio viable.  A las personas prostituidas, la legalización de la compra de sexo les enseña que la violencia que experimentan no es tal, porque pueden ser compradas para uso sexual. El Estado señala con su legislación liberal que la prostitución no es violencia sino un trabajo. Este punto de vista se acepta, incluso en muchos centros de asesoramiento. Es peligroso porque se incita a la prostitución sin informar en primer lugar de la inmensa violencia a la que quedan expuestas.

 

Cuando mi proxeneta me arrastró (Sandra) a un burdel por primera vez y siendo yo adolescente, tuve un mal presentimiento y quise huir. Era joven e insegura y no sabía cómo comportarme o el peligro que corría. Me introdujo a la prostitución insistiendo en que todo era normal y no debía ser tan estrecha. Recordé el posicionamiento de nuestro gobierno afirmando que es un trabajo, y que los proxenetas y directores de burdeles, son entrevistados en programas “serios” en los que se refieren a ellos como empresarios en lugar de como criminales. Recordé que describen la prostitución como si no fuera realmente una mala experiencia. Precisamente esa imagen de normalidad es la que también nuestro Estado comunica con su legislación. Así que por eso me fue todavía más difícil ver que estaba deslizándome hacia un entorno de violencia criminal. No es así como describían la prostitución ni como lo hacen ahora tampoco. Justamente nuestro Estado es responsable de dar ejemplo y orientar a las personas jóvenes y vulnerables. Si mediante la prohibición de la compra de sexo el Estado me hubiera indicado claramente: “la prostitución es violencia y una violación de la dignidad humana” entonces, ese traficante de personas lo habría tenido mucho más difícil para meterme en la prostitución. La triste verdad es que nuestro Estado ha asumido la violencia sexual contra las mujeres como algo normal. Eso es lo que demuestra esta legislación liberal sobre la prostitución y eso es lo que aprende la gente; así es como crecen los niños, creyendo que no es violencia que personas en prostitución sean penetradas y despojadas de su dignidad a diario”.

 

        -PROSTITUCIÓN Y TRATA DE SERES HUMANOS CON FINES DE EXPLOTACIÓN SEXUAL. MÉDICOS DEL MUNDO: Médicos del Mundo considera que la trata de seres humanos con fines de explotación sexual y la prostitución son dos realidades indisociables, que representan una vulneración sistemática de los derechos humanos, como parte de una estructura desigual de género, adoptando un posicionamiento abolicionista frente a la prostitución. Dentro de nuestras acciones consideramos importante poner énfasis en la incidencia política para lograr cambios normativos que protejan a las personas en situación de prostitución y documentamos activamente la vulneración de derechos que sufren, a través de la recogida de testimonios que llevan a cabo nuestros equipos.

 

En los 25 años que llevamos interviniendo con este colectivo, hemos atendido a cerca de 100.000 personas en situación de prostitución y constatando que este hecho vulnera los derechos humanos de las mujeres implicadas y afecta muy negativamente a su salud física, psíquica y social. Sufren estigma social y violencia sistemática, como comprobamos en nuestro trabajo de campo: los testimonios sobre clientes prostituidores que recurren al chantaje emocional para la realización de prácticas de riesgo y las agreden física y verbalmente son alarmantemente frecuentes. Las consecuencias del ejercicio de la prostitución para la salud mental son similares a las que sufren las personas sometidas a torturas.

 

        -”Armengol y Montero analizan los trabajos realizados en Baleares contra la prostitución” (16/7/21): La presidenta del Govern, Francina Armengol, y la ministra de ¿Igualdad?, mantuvieron  un encuentro con representantes del Grupo de Estudio de la Prostitución en Baleares, en la que se han tratado diferentes cuestiones relacionadas con las actuaciones que se han llevado a cabo durante los últimos años para luchar contra la prostitución y la trata de mujeres y niñas con fines de explotación sexual, así como de los proyectos de futuro. Una de las cuestiones que se ha tratado es el estado del proyecto ‘Red de comunidades autónomas por una vida libre de violencia para las mujeres en contextos de prostitución y la eliminación de la trata y la explotación sexual infantil y adolescente’ que lidera Baleares, con la participación de siete comunidades autónomas más y la ciudad autónoma de Melilla.

 

También se ha hecho entrega a la ministra de dos proyectos recientes: el Estudio sobre la prostitución, la trata y la explotación sexual en Baleares, y la Guía para la actuación ante casos de explotación sexual en la infancia y la adolescencia (ESIA).

 

Este es un fragmento de la presentación de Maria Duran i Febrer, Directora de l´Institut Balear de la Dona, del Estudio sobre la prostitución, la trata y la explotación sexual en Baleares: “En España los datos de los consumidores de prostitución son escalofriantes. Se calcula que el 39% de los hombres y jóvenes han acudido al menos una vez al sistema prostitucional, que es el mismo sistema que introduce los niños a la pornografía y en que se inician en la sexualidad un buen número de jóvenes, que esperan de sus parejas el mismo comportamiento sexual que han visto y, si se niegan, les queda el recurso de conseguirlo en la prostitución. De esta manera se retroalimenta el patriarcado.

 

La pornografía desmembra la sexualidad de la afectividad y esta banalización de la sexualidad, el abuso y la violencia sexual a menores tiene como consecuencia que, cada vez más, la infancia y la adolescencia sean objetos de explotación sexual, otra modalidad de prostitución que no sólo afecta el presente, sino que condiciona el mañana.

 

Desde el IBDONA queremos dar las gracias al equipo de la UIB y las entidades y personas colaboradoras que han hecho posible la elaboración de este estudio, que nos ofrece una radiografía del sistema prostitucional que nos muestra cómo afecta a las mujeres y niñas que forman parte, las causas para que las acceden a la prostitución y las consecuencias de ello en su salud y su vida, sin olvidar el papel que desempeñan en la aplicación de la violencia sexual  el cooptador y el prostituidor”.

 

Estudios e informes actualizados y precisos sobre la situación de la prostitución en España en el momento presente, reflejan las mismas conclusiones que en 2007 reflejaba el Informe presentado por la Comisión Mixta de los Derechos de la Mujer y de la Igualdad de Oportunidades sobre la situación de la prostitución en España:

 

“El posicionamiento al que se ha llegado es que la actividad de la prostitución vulnera los derechos humanos de las mujeres prostituidas y perjudica gravemente su salud y su calidad de vida, constituyendo una forma más de violencia de género:

 

— Que la inmensa mayoría de las mujeres prostituidas en nuestro país proceden, también en su inmensa mayoría, de países empobrecidos o en conflicto y llegan a España a través de redes de trata y tráfico o bien impulsadas por una necesidad vital.

 

— Que en el debate social acerca de la prostitución no se encuentra de buen gusto reflejar las actividades que se llevan a cabo en la actividad de la prostitución, ocultando de esta manera la principal fuente de disconfort e insalubridad de la misma y que esta restricción es tan absurda como pretender hablar de arquitectura sin que puedan mencionarse los planos, pero favorece a quienes se benefician de ella: tanto proxenetas como usuarios”.

 

La presentación de un Anteproyecto de Ley contra la Trata en lugar de la presentación de un Anteproyecto de Ley contra el Sistema Prostitucional, por parte de este Gobierno de Coalición, supondría una clara dejación de funciones a la hora de prevenir la violencia sexual inherente en la actividad de la prostitución, ejercida tanto por proxenetas como por prostituidores.

 

ES INADMISIBLE Y POR ESO NO LO VAMOS A ADMITIR.

 

Y acabo mi artículo como lo empecé, recogiendo las palabras de una mujer referente del Feminismo y la Sociología, la maestra Rosa Cobo:

 

“Como conclusión se puede decir que tanto la pornografía como la prostitución se han consolidado como un hecho político de carácter patriarcal que mercantiliza el cuerpo de las mujeres, promueve la desigualdad y fortalece el poder y el dominio masculino”.

Vamos a exigir a este Gobierno de Coalición políticas públicas y medidas legislativas enmarcadas en la Agenda Feminista, porque es la única garantía para que pueda conseguirse la Igualdad Efectiva entre Mujeres y Hombres a la que tenemos derecho.

 

#HartazgoFeminista

#LeyAbolicionistaYa

#PorUnaSociedadIgualitaria

 

Fuente

https://tribunafeminista.elplural.com/2021/08/sabemos-quienes-somos-y-lo-que-queremos/?fbclid=IwAR0AC-OF9qkIR-PiGzDNzDtxZEOC4vv3H4nQ8kNfiAq1iMzN0w6VopETDSM

lunes, 31 de mayo de 2021

Preguntas y respuestas sobre pornografía (parte II)

 

Preguntas y respuestas sobre pornografía (parte II)

21/12/2020

 

Grupo feminista radical, apartidista, de ambito estatal. Divulgar el feminismo y promover y realizar acciones para la abolición de la prostitución, el alquiler de vientres, la pornografía y género

Continuando con nuestro trabajo sobre pornografía, en esta segunda parte nos detenemos en las propias “actrices”, los abusos que pasan y su sufrimiento. De nuevo con el formato de preguntas que, como en la entrega anterior, Maddi Beguiristain Garaikoetxea hizo a Mujeres por la Abolición.

 Las directoras porno “feministas” que son entrevistadas dicen que en el porno es legítimo representar todo tipo de fantasías porque se trata exclusivamente de ficción. ¿Qué opina de que en el porno se simulen situaciones de violación u otro tipo de escenas agresivas?

Para empezar, lo que ocurre ante una cámara NO ES FICCIÓN, le está ocurriendo a una mujer real, de carne y hueso. Y escenificar una situación de terror, miedo, algo tan terrible como una violación, o tener que simular una escena físicamente violenta, no puede desligarse de lo que sucede en la realidad, en la vida de estas mujeres.

Aunque se esté actuando o fingiendo, lo que se está relatando es palpable, y que una mujer tenga que gritar “por favor, no me violes” mientras un hombre la penetra, resulta, cuanto menos, atroz.

Escenificar algo tan horrendo puede llevar a las mujeres a revivir situaciones horribles, o incluso a sufrir mucha angustia por tener que interpretar algo tan cruel.

Por otro lado, para los hombres que “actúan” y para los hombres que “consumen” esos vídeos y esas escenas, esto supone que disfrutan, que sienten placer, se masturban y tienen orgasmos viendo cómo hay mujeres que sufren. Y el sufrimiento que ellos viven con placer, con el que ellos se corren, en sus mentes no deja de ser real.

Lo que deberíamos preguntarnos es: ¿Es acaso legítimo, razonable o éticoque haya hombres que disfruten imaginándose y viendo a mujeres siendo violadas? ¿De verdad podemos creer que esto puede ser compatible con una sexualidad sana (ya no digo ni feminista)?

-¿Existen mujeres que disfrutan el porno? ¿Cómo puede ser eso si en su opinión se trata de algo perjudicial para ellas?

Hay una frase fantástica de Lierre Keith que ayuda a comprender el que haya algunas mujeres que puedan “disfrutar” de su propia subordinación. Dice: “Lo brillante del patriarcado… (es que) no sólo naturaliza la opresión. También sexualiza los actos de opresión. Erotiza la dominación y la subordinación. Las institucionaliza como masculinidad y feminidad. Es decir, naturaliza, erotiza e institucionaliza la dominación y la subordinación. Lo brillante del feminismo, es que nos dimos cuenta”.

Efectivamente, las mujeres pueden llegar a naturalizar la opresión a tal extremo que den no sólo por normales, sino incluso como deseables, las relaciones sexuales basadas en la dominación-sumisión, y puedan así disfrutar del porno.

Pero es precisamente por esto que el feminismo debe cuestionar incluso el deseo, porque el deseo se construye, y porque a las mujeres, mediante la construcción de la feminidad, se nos ha enseñado a erotizar y disfrutar de nuestra propia subordinación. Las feministas creemos que esto no sólo es cuestionable, sino que ha de cambiar, porque supone una forma de mantener el status quo, y de hacer que las mujeres soporten todo tipo de violencias (en este caso la violencia sexual) y en todos los ámbitos (incluso en el ámbito de la pareja).

Citando a Patricia Hill-Collins, “las formas contemporáneas de opresión no fuerzan a las personas, rutinariamente, a someterse. En cambio, articulan un consentimiento hacia la dominación, de modo que perdemos la habilidad de cuestionarla y, por tanto, nos coludimos en nuestra propia subordinación”.

Por ende, la aceptación de la violencia que entraña la pornografía es la puerta a la aceptación de la violencia, en general, en las vidas de las mujeres. Por eso las feministas decimos que la pornografía “es real”, porque sus consecuencias son muy reales.

 

·         ¿En qué se diferencia el porno con una escena de sexo en una película? ¿Por qué considera una admisible y la otra no?

Las escenas de sexo que vemos en las películas, normalmente, son también un reflejo de las relaciones sexuales heterosexuales coitocentristas y falocentristas. Suelen mostrar actos sexuales centrados en el placer masculino, y exhiben una supuesta hipersexualidad femenina que, sabemos, no tiene nada que ver con la realidad (no hay más que ver los estudios sobre la brecha orgásmica, que demuestran que las mujeres heterosexuales son las que menos orgasmos obtienen, con respecto a otras mujeres, y también con respecto a los hombres, tanto hetero como homosexuales).

A este respecto, la “sexualidad en el cine” se asemeja a la sexualidad pornográfica. Al fin y al cabo, ambas se rigen por los mandatos del patriarcado.

 

No obstante, el objetivo de la pornografía es más explícito. Pasa de normalizar o naturalizar los roles de la masculinidad dominante (otorga poder absoluto a los hombres, en la escena y en sus casas) y de la feminidad sumisa (somete a las mujeres), a construir una sexualidad basada en estos roles.

La pornografía es uno de los pilares de los roles sexualesdel género. “El porno” idealiza una sexualidad en la que sólo entiende la interacción entre los sexos basada en una jerarquía. La pornografía es inconcebible fuera del marco de la opresión de las mujeres por parte de los hombres.

“El porno”, per se, es sexista, y condena a las mujeres a la servidumbre sexual, tanto a las “actrices” violadas frente a una cámara, como a las mujeres (e, incluso, niñas) que, a posteriori, padecerán eso en sus relaciones sexuales.

Y, por último, “el porno” es una de las bases, a día de hoy, de la cultura de la violación. Lo es, incluso de manera más firme que el sexo en las películas (aunque, como ya sabemos, en ellas lleguen a mostrarse también escenas de violaciones reales, como la de María Schneider en “El último tango en París”), porque lo hace sin máscara, sin camuflaje. “El porno” es explícitamente brutal, cruel, feroz… porque busca serlo, y porque quienes lo hacen saben que eso es lo que quieren los hombres.

Porque los hombres se acostumbran, y necesitan, y buscan actos sexuales cada vez más perversos y violentos, para satisfacer su deseo de poder. Y, para ello, se vuelcan en la pornografía, que les permite encontrar escenas cada vez más salvajes: desde violaciones (ni siquiera escenas en las que se “fingen”, sino violaciones reales, como sabemos que tienen páginas como Pornhub), sadomasoquismo, pederastia…

Por último, en la pornografía, las cámaras se dirigen hacia los orificios de las mujeres, porque imaginar a las mujeres, en su conjunto, haría que los hombres, quizá, atisbaran que, tras esos “agujeros” por donde han de penetrarlas, hay una persona.

La idea de la pornografía, su finalidad, es simple y llanamente deshumanizar a las mujeres hasta tal punto que los hombres puedan follarse sus agujeros sin pensar en lo que le pueda estar ocurriendo a quien los tiene, porque desaparece ese “quien”, y pasa a ser un “que”, un “algo”; la pornografía permite a los hombres no ver a las mujeres como seres humanos. La pornografía es un arma cargada y letal contra la empatía que un hombre pudiera mostrar a quien debiera ser su igual.



Como dice Gail Dines, “los sistemas ideológicos crean justificaciones para la desigualdad”, y “el porno” es un pilar fundamental para la desigualdad sexual y su justificación, hasta el punto de haber secuestrado por completo la sexualidad.

Dines explica que “El porno está, hoy en día, tan imbuido en nuestra cultura, que se ha convertido en un sinónimo de “sexo”, hasta el punto en que criticar el porno supone ganarse la etiqueta de “anti-sexo”… ¿Pero qué pasa si eres una feminista que es pro-sexo, en el verdadero sentido de la palabra: en el sentido de que eres pro-diversión, pro-placer, pro-lo maravilloso que puede llegar a ser el sexo, pero estás en contra de la pornografía (una forma de sexo que degrada, deshumaniza; un sexo que es típico y genérico, porque no se basa en la fantasía individual, el juego o la imaginación, sino que es el resultado de un producto industrial creado por aquellos que no se excitan con el contacto humano, sino con las ganancias que obtienen en el mercado)?”

La industria de la pornografía tiene un poder inmenso, no sólo económico, sino también de control social, que es mayor que la de la industria del cine. Imaginemos qué significa esto.

·         ¿Es posible destruir el patriarcado si mantenemos la pornografía?

Evidentemente, no. Para acabar con el patriarcado es imprescindible, a su vez, acabar con toda forma de explotación sexual y reproductiva de las mujeres.

El patriarcado se fundamenta sobre el uso y, en el contexto del capitalismo, la mercantilización de la sexualidad y capacidad reproductiva de las mujeres. Cuando las mujeres son mercancía, algo que se puede obtener, algo a lo que se puede tener acceso previo pago, es porque las mujeres son concebidas como un grupo con una autonomía menor. Es porque nuestra libertad se ve restringida por los mandatos de la sociedad patriarcal, que nos convierte a las mujeres en la propiedad privada de los hombres.

La pornografía, al igual que la prostitución, no sólo es una vulneración clara de los DDHH de las mujeres, sino que es un atentado contra los cuerpos de las mujeres. Porque, efectivamente, prostitución y pornografía son la misma cosa: porque una es prostitución grabada, la pornografía, y la otra es a la que acuden los hombres que, gracias a la educación que reciben en la pornografía, buscan liberar sus deseos de dominar, violentar, violar… a mujeres en carne y hueso, la prostitución.

Como bien dice Andrea Dworkin, cuando habla de la explotación sexual de las mujeres, dice: “Prostitución: ¿qué es? Es el uso del cuerpo de una mujer para el sexo por parte de un varón. Él paga dinero, él hace lo que quiere. En el minuto que te mueves de lo que es la realidad, te mueves de la prostitución al mundo de las ideas. Hay mucho que discutir, pero estarás discutiendo ideas, no prostitución. La prostitución no es una idea. Es la boca, la vagina, el recto, penetrado usualmente por penes, algunas veces por manos, objetos, por un varón, y luego otro, y otro, y otro y otro.  Eso es lo que es.

Les pido que piensen sobre nuestros cuerpos, si pueden hacerlo fuera de lo que los pornógrafos han creado en sus mentes, las monótonas y muertas bocas y vaginas y anos de mujer. Les pido que piensen concretamente en sus propios cuerpos usados de esa manera. ¿Cuán sexy es? ¿Es divertido? La gente que defiende la prostitución y la pornografía quiere que sientan una pequeña emoción cada vez que piensen en algo clavado en una mujer. Yo quiero que sientan los tejidos delicados de su cuerpo que están siendo abusados. Yo quiero que sientas lo que se siente cuando pasa una y otra y otra y otra y otra y otra vez. Porque eso es lo que es la prostitución.



La prostitución es, en sí, un abuso del cuerpo de la mujer. Las que decimos esto somos acusadas de ser simples. Pero la prostitución es muy simple. En la prostitución, ninguna mujer se mantiene entera. Es imposible usar un cuerpo humano de la manera en que se usa el cuerpo de las mujeres en prostitución y tener un ser humano entero al final de eso, o durante, o al principio. Es imposible. Y ninguna mujer se completa después.”

·         En definitiva: ¿Qué papel juega el porno en el feminismo? ¿Pueden ir de la mano?

El feminismo, en su defensa de las libertades y derechos de las mujeres, tiene como única vía el abolicionismo de cualquier forma de explotación sexual de las mujeres.

Es decir, que no podemos quedarnos en la superficie, y pensar que “el porno puede cambiar”. Parafraseando a Audre Lorde, “las herramientas del amo no destruirán la casa del amo”; o sea, la pornografía en ningún momento nos será de utilidad a las mujeres, ni conseguirá ninguna forma de “liberación sexual”, puesto que su objetivo primordial es la de perpetuar una sexualidad machista, misógina, y eso es incompatible con una sexualidad libre, sana, ni mucho menos feminista.

Haciendo otra vez alusión a lo que explica Sheila Jeffreys sobre la pornografía como propaganda, dice Susan Brownmiller que “la pornografía, como la violación, es una invención masculina dirigida a deshumanizar a la mujer para reducirla a un objeto de acceso sexual y no a liberar su sensualidad de inhibiciones familiares o moralistas… La pornografía representa la esencia pura de la propaganda contra la mujer.” Es decir, la pornografía es, y será siempre, violencia contra las mujeres y, por ello, contraria al feminismo.


Asimismo, según afirma Helen Longino, “La pornografía miente cuando dice que nuestra vida sexual (la de las mujeres) es o debe estar subordinada al servicio del hombre, que nuestro placer consiste en darle placer a los hombres y no a nosotras mismas, que somos depravadas, y que estamos dispuestas a ser objeto de violación, esclavitud, tortura y asesinato. La pornografía miente explícitamente acerca de la sexualidad de la mujer, y a través de tales mentiras fomenta aún más mentiras acerca de nuestra humanidad, nuestra dignidad y nuestra personalidad”.

El feminismo es un movimiento de liberación de las mujeres como clase sexual, y para la consecución de esa liberación, hay que acabar con todo aquello que sostenga al patriarcado: la prostitución, la pornografía, los vientres de alquiler, el género…

Por eso, y para poder vivir nuestra sexualidad libremente, hay que ser feministas, y hay que abolir la pornografía.

 

Mujeres por la Abolición

 

 

 

Grupo feminista radical, apartidista, de ambito estatal. Divulgar el feminismo y promover y realizar acciones para la abolición de la prostitución, el alquiler de vientres, la pornografía y género

 Fuente

https://tribunafeminista.elplural.com/2020/12/preguntas-y-respuestas-sobre-pornografia-parte-ii/?fbclid=IwAR2PD5NL1e5pVetkGNJUC6hymkELmSrA1BAIy9je48xao8Uod24HVUn_lXg