“Si un político defiende que la prostitución es un trabajo como
cualquier otro, debería demostrarlo prostituyéndose”
Ana de Miguel es profesora del
Departamento de Filosofía Moral y Política de la Universidad Rey Juan Carlos y
ha participado esta semana en la II Escuela de Pensamiento Feminista de Aragón,
organizada por el Gobierno autonómico
“Nos dicen que han elegido
libremente ser diputado o diputada, ser ejecutiva o de emprendedora con 3.000
euros de sueldo y, claro, ¿qué van a hacer si otras eligen estar desnudas, en
bragas rojas, con tacones tras un escaparate?”
“La libre elección es una
tomadura de pelo para los que no pueden elegir nada. El esquema neoliberal es
que todo se puede comprar y vender, y es repugnante”
“A la derecha neoliberal le compensa
apoyar lo que llaman ‘libre elección’ de las mujeres en el aborto para
justificar la prostitución y los vientres de alquiler”
Ana Sánchez Borroy - Zaragoza
28/04/2019 -
La filósofa Ana de Miguel
(Santander, 1961) ha participado esta semana en la II Escuela de Pensamiento
Feminista de Aragón, organizada por el Instituto Aragonés de la Mujer.
Discípula de Amelia Valcárcel y de Celia Amorós, dirige el curso de “Historia
de las teorías feministas” del Instituto de Investigaciones Feministas de la Universidad
Complutense de Madrid.
Desde que escribió Neoliberalismo sexual, ¿piensa que el mito de la
libre elección se ha ido imponiendo más todavía o está retrocediendo?
Francamente, creo que estamos
consiguiendo combatirlo. Lo que pasa es que es un gota a gota, conferencia a
conferencia, charla a charla, libro a libro... Mi experiencia y la de otras
compañeras es que no hay un sitio en que demos una charla en que no acabe todo
el público convencido. Sin embargo, es muy difícil contrarrestar a todo el mundo
de la creación, de los medios de comunicación de masas… el mundo que llega a
los jóvenes y las jóvenes.
El arte y la creación inhibe su
juicio crítico; el mito de la libre elección se mueve en eslóganes que llegan
muy bien a la gente joven y al resto también. Son eslóganes de tipo
"porque tú lo vales", "tú, que eres libre", "que eres
una transgresora" que tratan de uniformarles y hacerles a todos idénticos.
A través de una libertad entendida como libre elección, se les está
introduciendo una concepción de la vida que se reduce a considerar tu cuerpo y
el de los demás como un recurso para el éxito social, incluso para ganar dinero
en la prostitución
La libertad y la libre elección
es un gran valor por el que ha luchado mucho el socialismo y el feminismo, entendido
como no estar sujeto ni subordinado a nadie. Ahora, este valor se reconvierte
en una apología del capitalismo neoliberal, que mantiene que todo se puede
comprar y vender y que el único límite es el consentimiento individual de las
personas. Este es el esquema neoliberal, que es repugnante: todo se puede
comprar y vender. El mundo es un centro comercial, tonta serías si no sacaras
partido a tu mejor recurso, que es tu cuerpo. Es tremendo.
¿Cómo funcionan esos eslóganes del mito de la libre elección?
Por ejemplo, “mi cuerpo es mío”
es un eslogan del movimiento feminista, con todo derecho. Es muy importante:
significa “mi cuerpo es mío” en el sentido de que no es tuyo ni del Estado; no
es de otros. El neoliberalismo lo ha convertido en la idea de que tu cuerpo es
tu mercancía, en “tráelo al mercado, nos interesa ponerlo detrás de un
escaparate y venderlo”, en “sácale rendimientos” a lo que una socióloga
denominaba “tu capital erótico”.
Por eso, tenemos unas
generaciones nuevas en las que su cuerpo se ha convertido en su cárcel. Para
ellos, el cuerpo es una fuente de identidad muy importante, de valorización, y
esperan mucho del sentido de su vida a través del éxito que les pueda dar su
cuerpo. La cuestión es cómo este neoliberalismo sexual refuerza a su vez el
neoliberalismo económico. La desigualdad entre hombres y mujeres siempre ha
actuado legitimando el orden social y económico de cada tiempo. Entonces,
ahora, la idea de que el sexo es bueno, que se puede y se debe comprar y
vender, de que no hay límites para la compra y venta de los cuerpos... refuerza
todo el neoliberalismo global, que es la supercreencia de que todo se puede
comprar y vender.
Ana de Miguel en la II Escuela de
Pensamiento Feminista de Aragón
Ana de Miguel en la II Escuela de
Pensamiento Feminista de Aragón JUAN MANZANARA / ZARAGOZA
Le preguntaba si el mito de la libre elección está avanzando desde
2015, porque ahora algunos partidos políticos han abierto también el debate de
los vientres de alquiler...
Sí, la prostitución y los vientres
de alquiler tienen más cuestiones similares que distintas, porque las dos
significan convertir el cuerpo de las mujeres en un cuerpo de libre acceso para
que los demás disfruten de lo que entienden que es su placer o su sentido de
vida, en forma de placer sexual o de tener un hijo como sentido de vida. Es un
cuerpo para que se realicen sus deseos. También hay gente que hace del sentido
de su vida follar con mujeres: llegar a X cifra, probar todas las etnias...
Cuando el debate de los vientres de alquiler llegó a este país, hace cinco o
seis años, creamos el lema "no somos vasijas". Era una respuesta
desde la filosofía moral y política, utilizando la frase de Aristóteles de que
las mujeres son “como vasijas vacías” en las que los hombres ponen el semen
creador. De esta forma, con esa frase, creábamos argumentos, que es lo que
necesitamos para convencer a la gente.
Con el tema de los vientres de
alquiler se ha conseguido de una manera relativamente rápida y profunda porque
la argumentación es de mucho peso sobre el mundo que queremos hacer, como
sociedad, no como personas individuales, sino como comunidad humana que somos.
La clave del éxito es que toda la izquierda y todo el feminismo, a pesar de
muchas renuencias iniciales, al final ha comprendido que no podía apoyar
convertir a las mujeres por libre elección en cuerpos de libre acceso. Porque
cuando dejamos a la libre elección cuestiones importantes, ¿qué estamos
ofreciendo a la gente que solo tiene su cuerpo, como les ocurre a los millones
de personas que llegan por el sur o el este de Europa? Cuando dices que se
prostituya solo la que quiera, estamos diciendo que se prostituyan las que no
tienen más que su cuerpo.
La izquierda se ha puesto de acuerdo, pero en los partidos de la
derecha...
(Interrumpe) Es que la derecha no
tiene vergüenza, ¿qué vamos a decir? Quienes mantengan que la prostitución es
un trabajo como otro cualquiera, quienes defiendan que las mujeres tienen que
ser libres para venderse o vender trozos de su cuerpo… si un político o una
política mantiene esto, tiene una oportunidad de oro de demostrárnoslo. Si les
parece que la prostitución es un trabajo como otro cualquiera, con lo que están
invitando a alumnas y a miles de parados de este país a que tomen nota y lo
realicen, que nos demuestren que es un trabajo como otro cualquiera: igual que
van a un mercado, se ponen un delantal y venden pescado un rato, que vengan al
polígono Marconi y que se prostituyan unas horas. Así nos mostrarían que es un
trabajo como otro cualquiera. Si no, pensaremos que son unos hipócritas: nos
dicen que han elegido libremente ser diputado o diputada, ser ejecutiva o de
emprendedora con 3.000 euros de sueldo y, claro, ¿qué van a hacer si otras
eligen estar desnudas, en bragas rojas, con tacones tras un escaparate? ¿Tú has
elegido las bragas y el escaparate y yo he elegido ser diputada para luchar
contra el independentismo? Es que la libre elección es una tomadura de pelo
para los que no pueden elegir nada.
¿Le preocupan los cuestionamientos que hacen partidos como el PP, Vox o
incluso PACMA del derecho al aborto?
El derecho al aborto no me
preocupa tanto porque creo que el tren de la libertad, hace ya años, marcó un
hito. El derecho al aborto no es una cuestión de mercado. Por eso, nada tiene
que ver con el mito de libre elección, no es comparable con los vientres de
alquiler o con la prostitución. Es cierto que los derechos de las mujeres
siempre están en cuestión, pero creo que a la derecha neoliberal le compensa
mucho más apoyar lo que llaman “libre elección” de las mujeres en el tema del
aborto para justificar la libre elección en la prostitución y los vientres de
alquiler. Y es así porque hay mucho dinero por medio, hay un grandísimo
negocio. Las agencias ganan fortunas y están en manos de personas que tienen
nombres y apellidos, ligadas al poder político. Es algo que ocurre a escala
mundial.
¿También es un mito, en cierta medida, la elección de nuestro propio
físico? Con dietas, cirugía estética…
Sí, es una disciplina corporal
brutal, sobre nuestro yo individual y colectivo. Los mitos dan respuesta a
cuestiones importantes para el ser humano, con una verdad irracional y de forma
narrativa, artística. Hay que tener en cuenta que estamos en una sociedad en la
que no se suministra a los jóvenes y las jóvenes respuestas sobre el sentido de
su vida. Lo que escuchan continuamente es que no hay futuro, que esta sociedad
es una mierda, que qué va a ser de ellos, que van a formarse mucho y trabajar
en precario… el discurso oficial que les llega es un horror.
A la vez, de forma acrítica,
vehiculada en canciones o películas, les va a llegar una verdad distinta: que
la vida sí tiene sentido si me miras aquí, en bikini, lo guapa que estoy, la
ensalada tan buena que me he tomado, lo feliz que estoy en el gimnasio… Es patético.
¿Por qué es un mito? Porque la felicidad de las personas que aparecen en las
revistas, si es que la tienen, no viene de ahí: viene de que tienen muchísimo
dinero, tienen familias estables, declaran que lo más importante son esas
familias.
Estamos en plenas elecciones generales, ¿piensa que el 8M puede influir
en las urnas?
Sí, claro que influirá. Porque no
es solo el 8M; voy mucho a las librerías y la cantidad de libros que hay muy
bien escritos sobre el mito de libre elección, sobre cómo se reproduce la
desigualdad en sociedades como la nuestra, sobre explicar los fundamentos de la
división entre chicos y chicas como algo que envenena las relaciones entre
ellos... Hay muchísimas cosas publicadas muy buenas. Creo que el 8M es también
la consecuencia de que los jóvenes y las jóvenes discuten en los botellones y
los institutos. A la vez, hay mucha confusión, pero la tarea de una vida es ir
deshaciendo esa discusión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario