Almas
sensibles pidiendo caridad para con las prostitutas
Pilar Aguilar
Analista de ficción audiovisual y crítica
de cine. Licenciada en Ciencias Cinematográficas y Audiovisuales por la
Universidad Denis Diderot de París
Uno de los “argumentarios” más utilizados
por las tramas puteras pro-legalización es este: “Vale, sí, quizá la
prostitución no debería existir, pero existe. Y mientras exista, no podemos ser
indiferentes a las condiciones de vida de las prostitutas. Si se legalizara,
esas mujeres estarían protegidas, tendrían derecho a la seguridad social, a la
jubilación…”.
Ante tal alegato, mucha gente de buena
voluntad “pica” porque se dice: “Es verdad, encima de puta, apaleada. Es
horroroso. Hemos de hacer algo para mejorar la vida de esas pobres mujeres”.
Pero, antes de dejarnos llevar por los
buenos sentimientos, hay que pensar si realmente son de verdad los buenos o si,
por el contrario, solo se utilizan para tomarnos el pelo manipulando nuestra
empatía.
Si el afán de los “empresarios” es mejorar
la vida de las mujeres prostituidas, podemos preguntarnos:
1. ¿Por qué no las declaran ya como
camareras, limpiadoras, masajistas, fontaneras, electricistas o lo que
consideren oportuno? Así ellas tendrían nómina, seguridad social, cotización
para la jubilación… Entonces ¿por qué no las dan de alta? ¿son los proxenetas
tan melindrosos que no pueden consentir ni la más mínima mentirijilla en sus
negocios?
2. ¿Y las que se “autoemplean”? (que, dicho
sea de paso, son una ínfima minoría, ínfima, ínfima aunque los medios siempre
las ponen a ellas en “escaparate” a fin de que la prostitución no parezca
nutrirse de miles de mujeres prostituidas y traficadas, sino de unas estupendas
y dinámicas emprendedoras que sufren por no poder declararse como autónomas y pagar
impuestos a fin de contribuir así al bien común). Y vuelvo a preguntar ¿por qué
no se declaran como traductoras, peluqueras o modistas, por ejemplo? ¿Por qué
ha de ser “Como puta o nada”? ¿Su desmedida honestidad les impide mentir en lo
más mínimo y por eso se niegan a darse de alta en autónomos como profesoras de
idiomas, guionistas o quirománticas?… Por cierto, ¿existe oficialmente esta
última ocupación y otras similares? Supongo que sí puesto que no he oído nunca
un clamor “caritativo” pidiendo que se reconozca la profesión de echador de
cartas y/o adivino a fin de que quienes practican tales artes tengan los
derechos y deberes ad hoc.
3. ¿No somos partidari@s de la sanidad
universal? Entonces ¿por qué exigimos que las mujeres deban prostituirse para acceder
a la atención médica? Y ¿por qué no pedimos lo mismo para los varones
emigrantes sin papeles? ¿es que ellos no nos dan penita? ¿o es que pedir que un
negro ponga su culo a disposición de un honrado padre de familia o de una panda
de jóvenes indígenas nos da repelús, pero si el culo es de una negra, entonces
nos parece bien? No me digáis que estamos ante la ley de la oferta y la demanda
pues eso se puede cambiar en un plis-plas con una campaña de propaganda
adecuada, tipo: “Tú no es maricón, qué va, que va. Al contrario: al darle por
culo a esos mierdas de África, Europa del Este, Asia, Oriente Medio que nos
invaden y vienen con la pretensión de quitarnos nuestro trabajo, nuestras
casas, nuestras ayudas sociales, nuestro dinero… te reafirmas como macho
dominante que marca territorio e impone ley”. “Demuestra tu amor patrio,
demuestra tu virilidad fallándote a un árabe”. “Oferta irresistible: mientras
una negra desnuda baila y se contonea ante tus ojos, tú le metes la polla a un
negrazo de metro noventa, negrazo que si te diera una torta, te enviaba a la
otra esquina, pero ahí reside parte del morbo: en teoría el negrata será más
fuerte, pero, en la práctica, lo dominarás absolutamente”.
4. Otro alegato de los pro-legalización es
que las prostitutas tendrían acceso a la jubilación. Este argumentazo me da
mucha, pero mucha, mucha risa y no porque las pensiones se están convirtiendo
en una meta muy utópica tanto para ingenieras aeronáuticas como reponedoras de
supermercado, sino porque ¿alguien que vaya a un puticlub o se pasee por
lugares donde haya prostitutas piensa que esas mujeres tienen más de
veintitantos años?
Sí, alguna debe haber porque la perversión
de follarse a una vieja existe. Nada que ver numéricamente hablando con la de
follar jovencitas e incluso menores y hasta niñas, pero admitamos que un putero
entre diez mil tiene esa “fantasía”… Pues eso, una mujer prostituida entre diez
mil ejercerá más allá de los treinta ¿Y cuántas alcanzarán 65 en el “oficio” y
podrán acreditar los 38 años y 6 meses de cotización que por ahora son
necesarios?
Y así, podríamos seguir argumentando.
Argumentar, por ejemplo, que si lo que
buscan las mafias es el bien de las prostitutas, entonces y en consecuencia,
deberían también exigir garantías sanitarias a los puteros ¿no? Estos, antes de
follar a una mujer, tendrían que mostrar un certificado médico completo y
actualizado (cada mes, por ejemplo). Y, además del condón, serían obligatorios
los guantes profilácticos y las mascarillas (para ellos, claro) ya que una gripe,
una bronquitis, una hepatitis B pueden contagiarse no solo mediante penetración
genital sino con esputos, respiración, contactos corporales, manoseos, etc.
Y, por supuesto, los inspectores de trabajo
deberían irrumpir periódicamente y sin previo aviso en los burdeles para
comprobar que todos los clientes están usando la parafernalia completa
(preservativo, mascarillas, guantes) y que las condiciones de limpieza y
salubridad son adecuadas… ¿no?
Y frente a estos controles no cabría apelar
al derecho “a la intimidad” pues el eslabón básico y primero de ese derecho, el
cuerpo de la mujer, está siendo alegremente violado por el putero.
¿Qué? ¿os hace gracia? Pues no debería
hacérosla: si se pide la legalización por el bien de las prostitutas hay que
ser coherente y arrostrar las consecuencias.
¿O acaso este argumento “caritativo” solo
sirve para manipular las fibras sensibles de quienes nunca se han parado a
pensar fríamente lo que de verdad supone ser prostituida?
http://tribunafeminista.org/2016/11/almas-sensibles-pidiendo-caridad-para-con-las-prostitutas/
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