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lunes, 31 de mayo de 2021

Rosa Cobo: “Quien vea la pornografía y la prostitución fuera del capitalismo no ha entendido nada”

Rosa Cobo: “Quien vea la pornografía y la prostitución fuera del capitalismo no ha entendido nada”

Entrevista a la socióloga y autora del libro 'Pornografía. El placer del poder' (Ediciones B, 2020)

Sara Montero El sábado, 19 de diciembre de 2020

Termina el día y te quedas solo en la habitación. No concilias el sueño tras un día de estrés en el trabajo o el instituto. Tienes el móvil en la mano. Vídeos porno numerosos, gratuitos y a un clic. Quizá en dos días repitas esta rutina, habrá un tercero. Tú piensas que es tu intimidad, pero es algo que replican millones de hombres todos los días. Es una estructura, configura tu mirada, tus relaciones y es un negocio millonario. Y todo sobre la base de la misoginia. En el libro Pornografía. El placer del poder (Ediciones 8, 2020), la socióloga Rosa Cobo anima a pararse a pensar, a hacerse preguntas y a ser crítico con un sistema que está creando un nuevo relato patriarcal.

 

Cobo plantea interrogantes cuyas respuestas pueden resultar incómodas, pero que considera esenciales. Para documentarse, ha visto cientos de vídeos porno. Ha navegado por bukakes, incestos simulados, fotogramas que muestran a mujeres aniñadas, violaciones ficticias... Pocos días antes de que la profesora de Sociología de Género se siente a hablar con cuartopoder, el New York Times publicó un artículo de investigación en el que denunciaba que Pornhub permitía que cualquiera suba un vídeo sin controlar que no estén protagonizados por menores o que el origen no sean agresiones sexuales. El artículo ha provocado que la plataforma tenga que eliminar 10 millones de vídeos. 

 

Tras la investigación, Cobo se confiesa preocupada por lo que las nuevas generaciones, sin educación sexual, están aprendiendo sobre sexo en el porno. Y recuerda: “Yo no hablo de todos los varones, sino de los que agreden, de los nuevos bárbaros del patriarcado”.

 

-Usted dice en el libro que cuando se critica la prostitución o la pornografía, se contraargumenta que la crítica es moral y, de esta manera, se difumina la cuestión política de ambos temas, ¿cree que estamos perdiendo la capacidad de ver las estructuras de poder en temas como el porno o la prostitución?

 

Sí, la influencia ideológica tan enorme e invasiva del capitalismo neoliberal hace que a quienes estamos en la izquierda, en el feminismo o en las filas del pensamiento crítico a veces nos resulte costoso identificar las estructuras de poder que explotan a los individuos. Por un lado, expresamos nuestra solidaridad con los individuos explotados, pero al mismo tiempo no vemos con la suficiente precisión las estructuras de poder que los oprimen.

 

- Cuando hablamos del porno hablamos de estructura de poder también empresarial e internacional como es la industria del porno, ¿cuesta relacionar un acto íntimo como puede ser la masturbación con una gran trama empresarial?

 

"La pornografía y la prostitución son las dos caras de la misma moneda"

 

-La pornografía y la prostitución son las dos caras de la misma moneda. Es la conclusión a la que he llegado tras años de estudiar las dos. Esa moneda es la industria de la explotación sexual. Es la segunda o tercera, en términos de beneficios a escala global en las economías ilícitas. Es muy importante señalar que una buena parte de la pornografía transita en el mundo de a economía ilegal, como es la explotación sexual.

 

Es difícil ver la sexualidad, que tiene que ver con el placer, la gratificación y la intimidad, convertida en una industria.

 

-Usted también aprecia racismo y clasismo en algunos vídeos que vemos en los grandes contenedores de porno. Dice que en muchos vídeos ser migrante, empleada o esclava es “fuente de erotismo”.

 

-La pornografía es una narrativa que se articula a través de estereotipos que funcionan en la sociedad, como que los negros tiene una sexualidad insaciable. Eso ya lo sabíamos, pero hasta que yo no he estado estudiando los vídeos pornográficos, no he llegado a comprender la extraordinaria fuerza que tienen todos esos estereotipos.

 

Más allá de esos estereotipos, esta industria está dirigida por grandes y medianos empresarios proxenetas. Quienes trabajan en esta industria y la habitan es gente que tiene condiciones de enorme vulnerabilidad y grandes faltas de recursos, ¿quiénes son los sectores sociales que tienen esas condiciones? En Europa, indudablemente, las mujeres migrantes, como son la mayoría de las que están en la prostitución. Quien quiera ver la pornografía y la prostitución fuera del capitalismo no ha entendido nada. Es el capitalismo el que ha articulado esta industria y la ha convertido en un mercado enormemente beneficioso.

 

-Usted dice que el porno impone una nueva normatividad para la mujer. Las coloca como servidoras sexuales y servidoras precarizadas.

 

"Hay cientos de vídeos pornográficos donde el argumento fundamental es la violencia masculina"

 

Yo he hablado de servidoras sexuales, servidoras domésticas, servidoras reproductivas y servidoras laborales. El capitalismo neoliberal nos está otorgando a las mujeres unos espacios específicos dentro del mercado. Uno de esos espacios es la explotación sexual. Sí hay una propuesta de convertirnos en servidoras sexuales, igual que con las mujeres de las maquilas hay un intento, bastante exitoso, de convertirlas en servidoras laborales. Es decir, se deja atrás la idea del trabajo para convertirnos en servidoras. No digo yo que no ocurra también en otros casos, pero nosotras estamos analizando a las mujeres.

 

En el porno hay una propuesta de cómo debe ser definida y resignificada la feminidad y la masculinidad normativa. Ellas son definidas como seres sexuales, no cuentan sus deseos. El deseo masculino es unilateral, no se negocia. Los varones son definidos como seres ensimismados en sus deseos, agresivos, violentos, hay cientos de videos pornográficos donde el argumento fundamental es la violencia masculina. A mí me parece que es inaceptable.  Los adolescentes replican las prácticas que ven ahí. Esto es lo que digo en el libro.

 

                                                                           Rosa Cobo


-Usted dedica alguna línea a Mayo del 68. En los 60 se pone en marcha ese relato de la libertad sexual que llega hasta hoy, ¿nos engañaron un poco a las mujeres para estar siempre disponibles sexualmente?¿Al final los únicos que tenían libertad sexual eran ellos?

 

-Eso nos explicaron las feministas de la tercera ola, que no aceptaban el modelo de sexualidad que proponían ellos. Fue una propuesta hecha para los varones a los varones. Sostenía que las mujeres teníamos que estar sexualmente disponibles siempre. Eso lo podemos ver por cómo es la publicidad, la pornografía, el canon de belleza... Fueron  procesos intensivísimos de la sexualización de lo femenino.

 

Hubo otra propuesta feminista que consistía en obtener placer, gratificación sexual, de una forma compartida y en la intimidad. Son dos propuestas de sexualidad que arrancan de los 60, pero hay una enorme desproporción entre ellas. La primera ha sido articulada por el mercado y el mercado tiene mucho poder.

 

La otra hay quien la vive en la intimidad, pero a mí me preocupa la juventud que consume pornografía. No están consumiendo ese modelo de sexualidad más humano, que satisface los deseos de ambas partes, sean los que sean. Lo importante es que no te los impongan.

 

-Citando a Celia Amorós, usted habla de las heterodesignaciones patriarcales. Por un lado tenemos un feminismo fuerte y crítico, por otro, cientos de vídeos pornográficos en internet imponiendo significados machistas sobre el sexo. Habla de nuevos modelos de masculinidad hegemónica, ¿cuáles son?

 

-Hablo de tres modelos, aunque es solo una aproximación. Hay un sector minoritario masculino que en sí mismo constituye una herida en las entrañas del patriarcado porque se ha distanciado críticamente de algunos de sus privilegios. Son nuestros aliados, comprenden la lucha feminista y entienden que la desigualdad es excesiva. Probablemente son muy pocos y es muy difícil saberlo.

 

Hay otro sector de varones, que creo que es mayoritario en una sociedad como la española,   que aceptan a regañadientes los espacios de libertad e igualdad que hemos conseguido las mujeres. Ellos aceptan que las mujeres estén en el mercado laboral y tengan carreras, pero luego son muy estrictos en el control sobre la esposa y la familia. La familia es un espacio que se democratiza con mucha dificultad en términos de la autonomía de las mujeres. Nosotras seguimos siendo las que se encargan de la familia, de los hijos y del trabajo reproductivo.

 

Luego hablo de otro sector de varones, que no sé cuál es su dimensión, que está detrás de las economías ilegales, los feminicidios, la prostitución y buena parte de la pornografía. Son los que tratan de proponer un nuevo modelo de lo que tiene que ser un hombre y una mujer. La pornografía es el lenguaje que han encontrado para hacer valer esa propuesta.

 

-Usted habla de que hay hombres que para justificar que ven porno agresivo intentan elaborar un discurso positivo sobre él. Esto incluye procesos de “desconexión moral” que dan lugar a un “entumecimiento emocional”, ¿qué mecanismos operan?

 

-¿Puede un hombre estar masturbándose viendo escenas de niñas y después apartar esa mirada cuando ve a las amigas de sus hijas o a las niñas en general?¿La pornografía crea una mirada masculina hacia todas las mujeres? Esas son las preguntas que me hice. Es imposible no hacértelas después de ver pornografía.

 

También sé que hay consultas de psicólogas que están comenzando a recibir hombres, y también mujeres aunque menor medida, que tienen una enorme dificultad para poder tener una vida sexual que su pareja acepte porque se han habituado a excitarse con las prácticas pornográficas de una violencia extraordinaria. Llegan a las consultas con mucha angustia.

 

-Siempre se dice que el sexo es ficción, que no hay que confundirlo con la realidad. ¿Los casos que comenta sugieren que el consumo masivo de pornografía podría derivar en disfunciones sexuales?

 

-En muchos casos sí. La pornografía se ha globalizado, en el sentido fuerte del término, desde 2008. Aún no tenemos suficientes investigaciones para saber los efectos que va a tener, que yo creo que van a ser extraordinariamente peligrosos. A mí me preocupan las chicas adolescentes y preadolescentes, aunque también los chicos.

 


-¿Por qué?

 

"Las primeras experiencias sexuales de los chicos no son con chicas, sino con vídeos pornográficos"

 

-Las primeras experiencias sexuales de los chicos no son con chicas, sino con vídeos pornográficos. La pornografía se ve a un solo clic y la ve gente muy joven, cuya primera experiencia ha sido con una práctica violenta. Y no hablo de golpes, asfixias e incestos, que también hay muchos vídeos sobre esto, sino de vídeos pornográficos en los que los varones ponen en pie su deseo y son ellas las que tienen que satisfacerlo. Es un acto violento porque no hay reciprocidad. Estos chavales, que han tenido sus primeras experiencias con este tipo de vídeos, pueden tratar de replicarlas con las chicas.

 

Creo que esto puede provocar una enorme insatisfacción en las chicas, que no encuentran su sexualidad cumplida o satisfecha con prácticas violentas y que no tiene en cuenta lo que a ellas les gustan.

 

-Usted dice que el siglo XXI va a haber una lucha por el contrato sexual.

 

- Es el corazón del sistema patriarcal. El contrato sexual comienza con una política de distribución de las mujeres: una para cada varón y unas pocas para todos. Así tenemos el matrimonio y la prostitución como las dos grandes instituciones que regulan la sexualidad. Ese contrato sexual tiene unas características. Hay cuerpos que no deben ser tocados por los varones: los de las niñas. El incesto es la ley de las leyes que marca no solo el paso a la cultura y la comunidad, sino una especie de límite que el sistema patriarcal.

 

Yo lo que he visto en la pornografía, y jamás pensé que lo vería, es la relevancia y el crecimiento en el contexto pornográfico que está tomando el imaginario del incesto. Esto quiere decir que hay una propuesta de romper el contrato sexual a favor del reforzamiento de los privilegios patriarcales.

 

-Es cierto que en los grandes contenedores de porno vemos vídeos titulados “jovencita”, “alumna con el profesor”, “incesto”, ¿por qué en el porno sí se traspasa ese límite?¿qué mecanismos operan para que veas un vídeo que simula un incesto si luego en la vida real te parece una aberración?

 

- He tratado de interpretar eso, de acercarme. Esto es un fenómeno lo suficientemente complejo que requiere más investigaciones. Yo mantengo una hipótesis, que seguramente te parecerá exagerada, pero la mantengo. Creo que lo que los varones querían hacer en privado, ahora lo quieren hacer en público. No quieren tener límites y barreras. ¿Todos los varones? No, sino esa fratría masculina que no quiere que las mujeres tengan un proyecto de vida autónomo. Son ese grupo de varones que agreden, lo que yo llamo los nuevos “bárbaros del patriarcado”. Son los que no quieren abandonar el mundo de los privilegios patriarcales y cada vez quieren tener más y más poder.

 

-De hecho, usted dice que los hombres quieren abandonar los privilegios de la misoginia también sufren presiones.

 

-La pornografía es un universo lleno de sentido. Les envía un mensaje para que no se distancien de los privilegios masculinos: las mujeres están ahí para que puedan acceder a sus cuerpos cuando quieran. Es muy difícil comprender la pornografía mainstream si no la interpretas con estas claves. La brutalidad es demasiada.

 

-Más allá de la pornografía, en el cine o las series vemos muchos cuerpos sexualizados. Vamos a Instagram y vemos fotos continuamente en posturas sensuales, ¿se está pornificando buena parte de nuestra cultura visual?

 

-Eso es lo que sostiene Natasha Walker. Yo te diría que la pornografía está teniendo una gran influencia en la alta y baja cultura. Se han escrito muchos libros sobre pornografía en los que se habla de ella como transgresión y fantasía. Todo lo que vemos ocurre en la realidad. La penetración doble no es simulada, es verdad, pero la otra parte es quién consume esto y cómo influye en sus novias y sus compañeras.

Fuente

https://www.cuartopoder.es/cultura/2020/12/19/rosa-cobo-quien-vea-la-pornografia-y-la-prostitucion-fuera-del-capitalismo-no-ha-entendido-nada/






miércoles, 11 de marzo de 2020


Argentina. Rosa Cobos: “La novedad de la prostitución en el siglo XXI es la fusión entre los intereses patriarcales y los intereses capitalistas”
Julia Mottura / Resumen Latinoamericano
25/11/2019


A sala llena y con la presencia de Nora Cortiñas entre el público el sábado 23 de noviembre Rosa Cobos, feminista abolicionista y escritora, profesora titular de Sociología del Género en la Universidad de La Coruña,  presentó su libro “La prostitución en el corazón del capitalismo” en la sede de la Federación Argentina de Trabajadores delas Universidades Nacionales ( FATUN ) junto a ATEM “25 de Noviembre”, Alika Kinan Fundación, Librería de las mujeres y Taller permanente de la mujer.

Con claridad y precisión Rosa Cobos desarrollo las explicaciones que sostienen sus investigaciones sobre la fusión entre prostitución, patriarcado y capitalismo. “La prostitución nunca fue mi objeto de estudio preferente”.



Rosa Cobo



“Hace muchos años, ni siquiera era una abolicionista convencida. Era una abolicionista que no había reflexionado sobre la prostitución, porque hace muchos años, no pensaba que la prostitución, era una institución fundamental para la reproducción del sistema de poder patriarcal. De modo que poco a poco me puse a estudiar otras cosas como fueron las políticas económicas neoliberales, y me encontré con la prostitución. Comencé a estudiar las economías ilícitas, y me choqué con la prostitución. Comencé a estudiar las relaciones entre Norte y Sur y me encontré otra vez con la prostitución. Por eso llegué a la conclusión que la prostitución seguramente, era una clave explicativa de múltiples procesos”, precisó.

Luego comentó que a lo largo de sus investigaciones notó la prostitución había crecido muchísimo en los últimos años. Porque la prostitución, no es solo noches, boliches y hoteles, la prostitución es una grandísima industria global. Incluso, argumentó que tiene un funcionamiento similar al que tiene  las multinacionales. También dijo que “las mujeres que son captadas para la prostitución, quienes las captan, enseguida evidencian una articulación entre un país de origen y un país de destino. Desde el ámbito rural en el que esas mujeres son captadas hasta el ámbito urbano al que son trasladadas”.           



Una de las preguntas disparadoras de su investigación es por qué la prostitución se ha convertido en esa gran industria global, en esa empresa multinacional del crimen que es hoy. Cobos, identificó dos razones, una cultural y la otra económica.  Respecto del primer motivo, comentó que el legado del Mayo Francés fue una hipersexualización de la mujer y que ésto articuló directo con el neoliberalismo años después. Puesto que generó nichos de mercado sobre el cuerpo de las mujeres. Sobre la segunda, la respuesta económica, sostuvo que el nuevo canon es una industria global, similar al de las grandes corporaciones capitalistas y que la diferencia es que se nutre y necesita de las economías semiinstitucionalizadas de los países periféricos.





Otro eje importante de su ponencia fue su referencia al crecimiento del sistema proxeneta. Comentó que, por ejemplo, las políticas públicas se orientan principalmente a eliminar el narcotráfico, pero no al desmantelamiento de las redes de explotación sexual. Como se sostiene en la contratapa del libro, “el resultado es un proceso creciente de mercantilización de los cuerpos y de la sexualidad de millones de mujeres en todo el mundo que son expulsadas de los países periféricos y traídas a los países centrales para que los varones de todas las clases sociales accedan sexualmente a sus cuerpos en una operación de colonialismo sexual”.  Por otra parte, al comienzo del libro puede leerse que el objetivo de la autora es “identificar la prostitución como un espacio simbólico y material privilegiado para el análisis del capitalismo global y de los patriarcado contemporáneos, y en la que se encarnan una lógica de explicación sexual, beneficios económicos e indiferencia hacia los derechos humanos”.

Pero en respuesta a la creciente industria de la explotación sexual, la docente sostuvo que también, en su país, notó un aumento de la militancia abolicionista a partir de 2014, momento en que se comenzó a teorizar sobre la Cuarta Ola Feminista. Las razones que detectó son dos: la intolerancia de las mujeres sobre la violencia sexual y por otro lado, la intolerancia sobre la precarización laboral.

En la charla debate, Rosa Cobos sostuvo que su discusión es con el lobbie proxeneta y no con las mujeres en situación de prostitución y, que a diferencias de las posturas reglamentaritas, el abolicionismo no reduce la lucha a la cuestionó de la mujer, sino que la amplían al sistema y a las estructuras del poder. Para clarificar esta diferencia entre las dos posturas político- ideológicas-antagónicas, puso como ejemplo la discusión que ese da en torno a limpiar los baños. Es decir, cuando las mujeres “limpian escaleras o casas lo que se obtiene es plusvalía económica. Pero cuando están en un boliche en situación de prostitución, además de plusvalía económica, se obtiene plusvalía sexual. Y esta sí es una gran diferencia”.

Por otra parte, se declaró Feminista Radical, y desde este marco teórico dijo que el colectivo LGTB+ merece todos los derechos pero que es un movimiento que está en construcción. Entonces,  “una cosa es que merezca todos sus derechos, y otra es que no quiera construir su propio marco interpretativo y se quiera sumar a `nuestro movimiento´ y que nuestro movimiento asuma sus reivindicaciones políticas y que no quieren o no pueden construir un marco interpretativo propio. Y se meten en el nuestro y resignifican nuestros conceptos, cambiandolos de sentido”. Si bien desde Resumen Latinoamericano tomamos distancia respecto de esta posición, consideramos importante compartir sus aportes abolicionistas porque ponen en relieve que la prostitución “se inscribe primeramente en el contexto de las estructuras materiales del patriarcado, aquellas que sostienen y promueven la hegemonía masculina, pero también en las estructuras materiales de la economía global”.

** Rosa Cobos es feminista abolicionista y escritora, profesora titular de Sociología del Género en la Universidad de La Coruña y directora del Centro de Estudios de Género y Feministas de la misma universidad.


Fuente






“La prostitución es una industria global”


“La prostitución es una industria global”

RÍO GRANDE.- La Universidad Nacional de Tierra del Fuego Antártida e Islas del Atlántico Sur (UNTDF) llevó a cabo en Río Grande y en Ushuaia la charla: “La Prostitución en el corazón del Capitalismo”. La propuesta, abierta a la comunidad en general, surge en el marco de la Cátedra Libre de Derechos Humanos y del Programa Género y Sexualidades de la Universidad.





Rosa Cobo Bedía brindó la charla “La Prostitución en el corazón del Capitalismo”.


Rosa Cobo Bedía es una teórica feminista española, escritora, abolicionista, profesora de Sociología del Género en la Universidad de La Coruña – España y directora del Centro de Estudios de Género y Feministas de la misma universidad. Es Licenciada en Ciencias Políticas y Sociología; y ha escrito el libro “Hacia una nueva política sexual”.

¿Cuál fue el objetivo de la charla?
“He tratado de argumentar que la prostitución es una institución fundacional del patriarcado, pero que cuando aparece el capitalismo neoliberal lo convierte en una industria global que funciona de una manera bastante parecida a como funciona una multinacional, con unos altísimos niveles de eficacia y racionalidad, que va buscando siempre el mayor beneficio”.

“También he tratado de explicar cómo ésta gran industria de la explotación sexual cuyo corazón es la prostitución, puede funcionar gracias a la complicidad de las grandes instituciones del capitalismo internacional como son el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y los Estados, unos y otros son cómplices, unos alientan y otros se benefician”.

“Y por último, he querido demostrar cómo las mujeres en la prostitución pierden su condición de humanidad y son convertidas en mercancías, en objetos, y para que eso ocurra es necesario deshumanizarlas, y solamente deshumanizadas los prostituidores pueden reclamar o imponer prácticas sexuales con altísimos niveles de violencia”.

¿Cuál debe ser la función del Estado?
“La primera cosa es la que ya ha hecho Argentina, que es prohibir la industria. La segunda cosa es que hay que controlar y desactivar toda la prostitución que es clandestina. Y en tercer lugar hay que multar, penalizar y criminalizar a las personas que consumen prostitución”.

“Y por supuesto también hay que hacer políticas públicas para las mujeres que están en la prostitución; me estoy refiriendo a que las mismas tienen que tener un salario mínimo garantizado, educación, una alternativa habitacional y apoyo psicológico integral. Las políticas públicas tienen que tener como objetivo que estas mujeres puedan llevar las vidas que quieran llevar y que no encuentren ninguna razón para volver a la prostitución”.

¿Qué piensa ante la conocida frase “mi cuerpo, mi decisión”?
“Yo creo que libertad implica elección. Y si la elección la hacés desde una situación de pobreza extrema, desde una situación radical de vulnerabilidad o desde una historia de abusos sexuales, de sometimiento o violencia, no se le puede llamar libertad individual”.

“Más allá de esto, la libertad individual se ha convertido en el gran catecismo del capitalismo neoliberal. La única manera que tienen de que no hagamos una crítica a las instituciones que producen explotación sexual, es señalar que si subjetivamente los individuos que están en la prostitución dicen que están de acuerdo, la explotación desaparece. Y eso no es cierto”.

“Cuando tú te pones a hablar con las mujeres que están en la prostitución te das cuenta que nunca han tomado una decisión, sino que han optado a partir un cúmulo de elementos que está perfectamente dirigido a que ellas acaben en la prostitución. No hay libertad de elección cuando hay una situación de pobreza extrema y una situación radical de vulnerabilidad”.

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Entrevistamos a Rosa Cobo: “Decir ‘no’ a la prostitución es decir no al sistema de poder patriarcal, pero también al capitalismo”


Entrevistamos a Rosa Cobo: “Decir ‘no’ a la prostitución es decir no al sistema de poder patriarcal, pero también al capitalismo”
09/12/2019
Por Daniel Seixo

En Nueva Revolución entrevistamos a Rosa Cobo, profesora de Sociología del Género, directora del centro de estudios Feministas de la Universidad de A Coruña y autora del libro “La prostitución en el corazón del capitalismo”.













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¿Se puede hablar de voluntariedad en la prostitución?

La voluntariedad o consentimiento de las personas que se encuentran en una situación de vulnerabilidad y falta de recursos está viciada. No hay consentimiento ni libertad cuando no hay oportunidades ni derechos. Cuando la vulnerabilidad y la pobreza son el punto de partida, la libertad se disuelve y se convierte en la ley del más fuerte.

¿Está la prostitución estrechamente ligada al sistema capitalista?

La prostitución es una industria internacional ilícita, interconectada, con numerosos brazos en la economía ilícita. Para muchos países es una estrategia de desarrollo. Es algo parecido a una multinacional, con altos niveles de funcionalidad y de racionalidad en términos de beneficios. Las economías ilícitas, y la prostitución es la segunda o tercera a escala global en términos de beneficios, son fundamentales en los procesos de acumulación capitalista. No obstante, la prostitución se encuentra en la intersección de tres sistemas de poder: el patriarcal, el capitalista neoliberal, pero también el colonial.

¿Se puede considerar la prostitución un trabajo?

No. Los cuerpos de las mujeres no son mercancías. El cuerpo es la última frontera de soberanía que tenemos los individuos. ¿Se puede considerar trabajo una penetración anal o una mamada? Es una estrategia de supervivencia para mujeres y niñas que tienen escasas oportunidades para sobrevivir.

¿Por qué ser abolicionista?

El abolicionismo es una posición teórica y ético-política que sostiene que la prostitución es un privilegio masculino que niega el deseo de las mujeres. El abolicionismo sostiene que las mujeres deben ser para sí mismas y no para uso sexual de los varones, a no ser que esté mediado por el deseo de las mujeres. Decir ‘no’ a la prostitución es decir no al sistema de poder patriarcal, pero también al capitalismo. Este  último desea que haya cuerpos en el mercado y el primero busca que los cuerpos que están en el mercado sean de mujeres.



Rosa Cobo

¿Estamos inmersos en una época en la que la mercantilización del propio cuerpo está más presente que nunca?

Sí. En la prostitución, en la pornografía o en los vientres de alquiler. La explotación sexual se ha intensificado de tal forma que se ha convertido en una de las marcas de la explotación patriarcal, capitalista y racial/cultural en el siglo XXI.

¿Cómo influye la clase social en el negocio de la prostitución?

Influye tanto que no hay mujeres ricas en la prostitución. La prostitución se alimenta de mujeres vulnerables y con escasos recursos.

¿Cuál es la salud actualmente de la prostitución en nuestro país?

El negocio de la explotación sexual crece porque no hay leyes que lo detengan. Los proxenetas han encontrado en la sociedad española un paraíso. Lo único que necesitan y por lo que están luchando es por su regulación para así obtener seguridad jurídica y mayor legitimación social. La prostitución seguirá creciendo porque en las cárceles no hay proxenetas. Es el auténtico efecto llamada.

¿Cuál es el perfil del putero?

Acuden a la prostitución hombres jóvenes y mayores, con mayor cualificación profesional y sin ninguna, con más o menos renta socio-económica, de izquierdas y de derechas, católicos, agnósticos y ateos… Acuden a la prostitución aquellos varones que creen que el abuso sexual es un derecho natural. Sin embargo, se observa como tendencia el crecimiento de varones cada vez más jóvenes que acuden asiduamente a la prostitución.

¿Son los jóvenes los clientes más autoritarios y agresivos de los prostíbulos?

Las prácticas sexuales agresivas están creciendo tanto en la prostitución como en el porno.

¿Tiene esto que ver con una estrecha vinculación con el porno y su educación sexual?

La pornografía mainstream está contribuyendo a la formación de un imaginario sexual estrechamente vinculado al imaginario pornográfico.

La prostitución se encuentra en la intersección de tres sistemas de poder: el patriarcal, el capitalista neoliberal, pero también el colonial la prostitución se encuentra en la intersección de tres sistemas de poder: el patriarcal, el capitalista neoliberal, pero también el colonial

¿Es el porno otro tipo de prostitución?

El porno es un fenómeno social muy vinculado a la prostitución, pero también es una realidad simbólica y material distinta a la prostitución. En la pornografía, al contrario que en el cine, las prácticas sexuales no son simuladas, son reales. Por otra parte, la pornografía mainstream es gratuita debido a que es un canal de contactos de prostitución. Sin embargo, el porno es sobre todo una propuesta de los sectores más duros del patriarcado sobre lo que debe ser una mujer en el siglo XXI. La propuesta de la pornografía es la definición de lo femenino como la sexualización extrema.

¿Existe un consentimiento real entre el cliente y la prostituta?

Es un consentimiento viciado y resultado de la vulnerabilidad y pobreza de las mujeres prostituidas. ¿Hay consentimiento cuando una de las partes tiene poder y recursos y la otra parte apenas tiene ni una cosa ni la otra?

¿Qué postura mantienen los diferentes partidos políticos del arco parlamentario español acerca de la prostitución?

Desde el abolicionismo estamos esperando que los partidos que formarán el próximo gobierno hagan leyes abolicionistas como la sueca o la francesa.

¿Existe convivencia del estado con la industria de la prostitución?

El estado promueve la tolerancia hacia la prostitución. Nuestras carreteras, llenas de burdeles, auténticos campos de concentración, son la prueba de que el estado convive bien con la prostitución. Si no fuese así, los ilegalizaría.

¿Como es la realidad de los prostíbulos en España?

Las supervivientes de prostitución, Sonia Sánchez y Amelia Tiganus, los definen como campos de concentración. Espacios sórdidos en los que los puteros ejecutan actos de poder y violencia sobre las mujeres que sobreviven en esos lugares. Escuchar a Alika Kinan nos da una idea de la brutalidad criminal de los burdeles.

¿Existe prostitución de menores en el estado español?

Sí, se han detectado casos y probablemente hay muchos más en situación de clandestinidad. Ahora bien, es completamente ilegal.

¿Qué medidas aplicaría a para frenar la prostitución en la vía pública?

El problema no es la prostitución en la vía pública, sino la prostitución en sí misma. El problema reside en la vulneración de los derechos de las mujeres que están en prostitución.

Locales de “striptease”, macroburdeles, fiestas eróticas con sexo en vivo, casas de masaje, revistas pornográficas, turismo sexual,  anuncios para conseguir sexo en Internet, ¿supone la prostitución tan solo el elemento más cruel de toda una industria de explotación de la mujer?

De las mujeres en prostitución se obtiene plusvalía económica y sexual. Es una de las grandes metáforas de los sistemas patriarcales y neoliberales del siglo XXI.





¿Resulta sencillo acceder a las verdaderas caras tras el control de los prostíbulos?

Para saber lo que hay en los prostíbulos se puede leer un magnífico y breve artículo de Amelia Tiganus: La revuelta de las putas. Ella habla en sus charlas del asco, del sudor, de la violencia, del sistema de multas si no hacen lo que deben hacer: bajar a la hora prevista, contestar mal a un putero, etc. Es un sistema criminal y una nueva esclavitud vehiculada y articulada por el capitalismo criminal.

¿Qué efectos psicológicos y físicos tiene la prostitución en las mujeres?

Los daños son infinitos. Psicológicos y físicos. Depresión, ansiedad, estrés… Infecciones vaginales y bucales, dolores abdominales, enfermedades de transmisión sexual, etc.

¿Resulta posible “humanizar” la prostitución?

Hay realidades materiales que no se pueden humanizar: la prostitución, el trabajo infantil, los vientres de alquiler, las maquilas… La única alternativa es acabar con estas realidades tan opresivas para quienes no tienen oportunidades.

¿Quiénes están detrás de las campañas a favor de legalizar la prostitución?

El lobby de la explotación sexual es muy complejo. En primer lugar, lo forman los que se benefician directamente de las mujeres que están en prostitución, es decir, los proxenetas. En segundo lugar, los que se benefician indirectamente (mercado inmobiliario, agencias de viajes, empresas de bebidas alcohólicas, taxistas, hoteles, etc.) y que están en las proximidades de la industria. En tercer lugar, los demandantes de prostitución, los puteros, que sienten que el acceso sexual al cuerpo de mujeres por precio es un derecho que no quieren perder. En cuarto lugar, los grupos culturales que entienden la prostitución como un acto de libertad en lugar de como un acto de explotación económica y sexual. Hay grupos académicos e intelectuales que creen que la defensa de la libertad sexual es defender la prostitución y no diferencian entre un putero, un proxeneta y una mujer prostituida. La metáfora de la torre de marfil es muy ilustrativa para quienes no han pisado un burdel o un piso de prostitución en su vida. Probablemente si lo viesen, cambiarían de idea.

Podemos observar como en los últimos años la polémica entre colectivos pro-regularización y abolicionistas ha llegado a puntos de máxima tensión. Uno de los episodios más recientes lo encontramos en la suspensión por parte de la facultad de Sociología de la UDC de unas jornadas sobre «trabajo sexual», ¿se mostró usted favorable a esa suspensión? ¿qué motivos la llevaron a tomar esa postura?

Esas jornadas promovían entre el alumnado el trabajo sexual. Bajo mi punto de vista la consideración de la prostitución como un trabajo es una clara vulneración de los derechos humanos de las mujeres prostituidas. El lobby de la explotación sexual necesita a las universidades: en primer lugar, porque si las universidades se pronuncian mayoritariamente a favor de la prostitución como un trabajo, eso se convierte en un argumento de autoridad y en una fuente de legitimidad social; en segundo lugar, porque quieren promocionar la idea de que la prostitución es una solución para resolver cualquier problema económico que pueda tener una estudiante. Promueven la idea de que la prostitución ocasional es una alternativa para la falta de recursos. El lobby contempla a las estudiantes como una población que potencialmente puede cubrir las necesidades de mujeres para su industria; en tercer lugar, porque si los estudiantes varones no reciben el mensaje de que la prostitución está bien, no se ampliaría la población de puteros. La estrategia del lobby de promover la prostitución en la universidad y en secundaria ya se ha puesto en marcha en diversos países, como Argentina o México. Toda industria necesita ampliar el mercado en términos de producción y consumo. Se necesitan mercancías y consumidores. Se necesitan mujeres de diversos estilos para la industria. La universidad puede proporcionar un tipo de mujeres que no están en los burdeles.

Cuando la vulnerabilidad y la pobreza son el punto de partida, la libertad se disuelve y se convierte en la ley del más fuerte

¿Por qué el movimiento feminista está tan dividido en la cuestión de la prostitución?

No está tan dividido en la realidad. Hay mucho interés por parte del lobby de la explotación sexual por sobredimensionar el debate porque si una parte del feminismo está a favor de la prostitución eso es un balón de oxígeno para quienes defienden esa institución. El movimiento feminista está conformado por una red de asociaciones y organizaciones de mujeres que en la mayoría de los casos tienen una perspectiva abolicionista sobre la prostitución aunque no hayan hecho del abolicionismo el objetivo político preferente.

Habitualmente los colectivos pro-prostitución o regulacionistas argumentan que el discurso aboliconista estigmatiza a las prostitutas, ¿comparte esa opinión?

Querer acabar con una institución que es una fuente inagotable de explotación económica y sexual no estigmatiza; lo que estigmatiza es garantizar los instrumentos jurídicos y políticos para que la prostitución siga reproduciéndose históricamente. Eso es lo que hacen las posiciones regulacionistas de la prostitución.

¿Consideran que el gobierno debería actuar contra los intentos por articular sindicatos de trabajadoras sexuales?

Ya lo ha hecho la Audiencia Nacional, que ha reconocido que los sindicatos son estrategias para legalizar la prostitución por la puerta de atrás.

¿Ofrece el estado recursos reales a las mujeres que quieren abandonar la prostitución?

No, en absoluto. Se necesitan políticas públicas: derechos de ciudadanía, es decir, permisos de residencia; solución habitacional; formación profesional; apoyo psicológico integral; salario mínimo garantizado; apoyo a los hijos e hijas de las mujeres que han estado en prostitución…

¿Realmente resulta posible abolir la prostitución en España?

Es posible hacer políticas abolicionistas que disuadan a los proxenetas, que les empuje a ver que sus negocios peligran y no son tan rentables como lo eran cuando la prostitución era tolerada. También es posible que nuestros chicos se socialicen en la idea de que no tienen el derecho a acceder por dinero al cuerpo de mujeres vulnerables y pobres. Al mismo tiempo, se debilita la idea de que si un grupo de mujeres está en prostitución, todas somos potencialmente prostituibles. Las políticas abolicionistas no hacen desaparecen la prostitución, pero la desaparecen y erosionan el imaginario de la masculinidad hegemónica.

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martes, 20 de junio de 2017

Las políticas económicas neoliberales aumentan el trabajo gratuito de las mujeres




26 mayo de 2014
“Las políticas económicas neoliberales aumentan el trabajo gratuito de las mujeres”

Es docente, investigadora y, sobre todo, militante por los derechos de las mujeres. Fue asesora ministerial en el gobierno de Rodríguez Zapatero. Aquí, advierte sobre las consecuencias que provocan en la lucha por la igualdad de los géneros los planes de ajuste en su país y Europa toda. También se suma al debate en torno de la prostitución. Y analiza qué cambió en España con la ley contra la violencia de género.

A su paso por Buenos Aires, adonde vino invitada por una organización regional de mujeres, Cladem, Rosa Cobo Bedia se explayó sobre las consecuencias de los planes de ajuste sobre la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres, el debate en torno de la prostitución –¿trabajo o explotación sexual?– y los cambios que trajo la ley contra la violencia de género sancionada una década atrás en España, entre otros temas.

–¿Cómo están afectando las políticas económicas neoliberales en Europa la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres?

–Europa ya está metida de lleno en las políticas económicas neoliberales. Tienen muchos efectos. Pero hay dos básicos, que se pueden identificar analíticamente. El primero de ellos es que aumenta el trabajo gratuito de las mujeres. En la medida en que el Estado abdica de las funciones que hasta ese momento desempeñaba, esas tareas se desplazan a las familias, donde son las mujeres las que las asumen. Se trata de invisibilizar ese proceso de desplazamiento. Al mismo tiempo, han bajado muchísimo los salarios y, entonces, las familias de clase media tienen que prescindir de una ayuda doméstica y esas tareas pasan a hacerlas las mujeres. También con menos dinero en los hogares se tiende a preparar otro tipo de comidas, ya no un bife, sino platos más elaborados que son más baratos pero demandan más trabajo. Las que cocinan suelen ser las mujeres. Del 2003 al 2014, el trabajo gratuito de las mujeres en España ha subido un 4,3 por ciento. Es un dato paradigmático. Imagínese un país de América latina, como sucedió unos años atrás en Perú o en Brasil, que tenga un crecimiento anual de esa magnitud. Ese trabajo gratuito de las mujeres aumenta sobre otro fenómeno, que también es históricamente nuevo, y es el ingreso masivo de las mujeres al mercado laboral. Por lo tanto, tienen la doble jornada laboral.

Rosa Cobo Bedia

–¿Cuál es el segundo efecto?

–Las mujeres hemos entrado al mercado laboral a partir de los años ’60 y ’70, en un proceso de pérdida de derechos para los trabajadores y de reducción muy significativa de los salarios. En 1973, a partir del golpe militar de Pinochet, Chile se convierte en el primer laboratorio donde se aplican las políticas económicas neoliberales; después fue Argentina, Inglaterra... La reducción de los salarios en los últimos veinte años ha sido de muerte. Es decir, las mujeres entran al mercado laboral en la misma posición que tienen en la sociedad: en una posición de clara desigualdad con respecto a los varones. Las mujeres son mayoría en los trabajos de tiempo parcial, en la economía sumergida, en los empleos más precarios, tienen mayor presencia en las maquilas más descalificadas. La mayor parte de los salarios de pobreza son femeninos. El paradigma que lo explica con muchísima claridad es el de las maquilas. Se tiende a pensar que están sólo en Centroamérica y en el Sudeste asiático. Es muy falso: las maquilas están invadiendo el mundo entero. En España también las tenemos. Los dos grandes fenómenos que explican la posición de explotación de las mujeres son la maquila por un lado y la prostitución por el otro. Son las dos metáforas explicativas de la suerte de las mujeres en el siglo XXI. Hay otro efecto que ya no tiene que ver exclusivamente con las mujeres pero que también puede tener una lectura feminista, y es que han ensanchado el mercado y han reducido muchísimo la capacidad de maniobra del poder político, para poder gestionar el mercado en clave social demócrata, keynesiana, de redistribución económica. En términos generales, las políticas económicas neoliberales están aumentando muchísimo la desigualdad social en clave de un abismo entre pobres y ricos, un fenómeno que era completamente desconocido en Europa desde hacía tantísimas décadas. Es un proceso que está más vinculado a la revolución del siglo XIX, con aquel capitalismo que explotaba de una forma inmisericorde, que con cualquier otro momento que haya ocurrido en el último siglo.

–Mencionó a la prostitución... ¿Qué opina de la postura de algunas organizaciones que sostienen que hay que regularlo como un trabajo?

–Es un debate complicado que está presente en muchas partes del mundo y desde luego ha logrado instalarse en un lugar marginal, pero finalmente en un lugar de la agenda política de los países europeos. Y por el mismo motivo está en el centro del escenario político feminista, sin ninguna duda. La mayor parte del feminismo se inclina por la consideración de que la prostitución es una forma de explotación de las mujeres. Adhiero a esa mirada. También es cierto, y hay que tener en consideración que los países que tienen estados de bienestar más desarrollados en Europa, como es el caso de Suecia, Noruega, Finlandia, Islandia, han llegado a la conclusión de que es una forma extrema de explotación sobre las mujeres. Y están haciendo políticas públicas orientadas a penalizar al cliente y a poner sobre la mesa políticas y recursos que hagan posible que mujeres que están viviendo de la prostitución puedan salir de ella. Es importantísimo poner de manifiesto cómo el feminismo está intentando desplazar el foco de la mujer prostituida al varón prostituidor, al putero, al que se llama cliente, a mi criterio, de una forma bastante blanda. No creo que haya que llamarlo así, porque es reconocer una relación comercial.

–Voces que defienden la prostitución como trabajo fundamentan su postura en el derecho a decidir sobre su propio cuerpo de las mujeres, el mismo argumento con el cual desde el feminismo se defiende el derecho al aborto. ¿Qué responde a ese planteo?

–Hay elección cuando hay posibilidades de elegir. Cuando no hay posibilidades de elegir, no. Una mujer extremadamente pobre, con pocos recursos culturales y que ha sido abusada sexualmente en su infancia –porque la mayoría de las mujeres que ejercen la prostitución lo ha sido y es un aspecto que no se dice–, ¿qué posibilidades de elección tiene? Lo que hay son circuitos semiinstitucionalizados por los que transitan las mujeres para la prostitución, que son los mismos por los que transitan las armas, las drogas, los órganos. Las mujeres van de los países más pobres a los más ricos, y siguen esos circuitos. No se puede decir alegremente que la prostitución es un trabajo como cualquier otro, porque la mayor parte de las mujeres que la ejercen no quieren ejercerla. No pongo en discusión que haya grupos reducidísimos de mujeres que ejercen la prostitución que lo consideren como un trabajo. Dirigí un trabajo de investigación entre 2010 y 2013, financiado por el Instituto de la Mujer en España. En ese marco hemos entrevistado a mujeres que ejercen la prostitución y ninguna de ellas quiere ejercerla. Lo hace porque sencillamente es una posibilidad segura de obtener recursos y mucho más en momentos en que el mercado laboral se ha reducido hasta extremos insólitos. A las mujeres les queda ese recurso para poder vivir, como a gente de poblaciones pobres vender un riñón. Que sea así no quiere decir que sea aceptable. No podemos renunciar a construir una imagen de cómo queremos que sea el mundo. Desde el punto de vista ético y social, no me parece que en esa imagen haya grupos de mujeres para uso sexual de todos aquellos varones que quieran hacerlo. Una ley envía un mensaje a la sociedad. Cuando se legaliza la prostitución se envía el mensaje a todas nuestras mujeres jóvenes –yo estoy pensando en mi hija, de 12 años– de que se trata de una actividad aceptable. Desde luego no quiero que mi hija ni que todas las jóvenes –porque son las jóvenes básicamente las que van a nutrir ese campo– reciban como mensaje que la prostitución es un trabajo como cualquier otro, porque sencillamente no lo es.

–¿Qué secuelas deja la prostitución en las mujeres?

–El uso de alcohol y de drogas es altísimo en ellas. Cuando las entrevistás, te dicen que tienen que beber y tomar drogas porque se les hace insoportable el acostarse con un hombre y luego con otro y luego con otro. Además, es una actividad que desgasta muchísimo porque mientras se acuestan con los hombres tienen que tener unos niveles de control fortísimos para que no se sobrepasen, no utilicen violencia, para que estén el tiempo que tienen que estar, para que no las obliguen a hacer cosas que no quieren hacer. Es un desgaste psicológico extremadamente fuerte y es un proceso de desempoderamiento brutal. Muchas de ellas no utilizan esta palabra pero el significado es ése.

–¿Qué intereses hay detrás de los planteos de legalización y sindicalización de la prostitución?

–Lo voy a decir de esta manera: hay momentos en que cuando no se puede hacer desaparecer fenómenos sociales que son extraordinariamente duros para los que los tienen que vivir, se trata de optar por salidas que mejoren sus condiciones de vida. Pero ya tenemos datos claros y rotundos, como los informes que se han publicado después de tantos años de legalización en Holanda, que sostienen que con la legalización de la prostitución no han mejorado las condiciones de vida de las mujeres que la ejercen. Por lo tanto, no debemos olvidarnos de ese argumento. Si la tendencia es a desnormatizar las relaciones laborales de sectores cada vez más amplios de trabajadoras y trabajadores, a que no haya contratos –le llaman flexibilización–, me pregunto ¿cómo es posible que les vayan a hacer contratos a las mujeres que ejercen la prostitución, sobre todo, si como ocurre en Europa la mayoría no tienen papeles porque son inmigrantes? Su vida no mejora. Lo que mejora con la legalización es la vida de los traficantes, de los dueños de los burdeles y de los varones que saben que tienen cuerpos que son mercancías a su disposición.


–¿Qué cambió en España en la última década en relación con la violencia de género a partir de las leyes que se aprobaron para sancionarla e implementar otras medidas para su prevención?

–A partir de 2004 se empiezan a hacer políticas públicas de igualdad de género y, en ese marco, se aprueba una ley contra la violencia de género. Había más expectativas en torno de esa ley de las que finalmente logró satisfacer. Lo más importante, creo, es el mensaje que se envió a la sociedad de que la violencia contra las mujeres no es aceptable desde el punto de vista moral y social. El umbral de tolerancia se bajó. Eso ha sido muy bueno. Se convirtió, además, en un tema de debate social, político y público, un tema que se consideraba privado. El problema se hizo visible para mucha gente, para la cual hasta ese momento era invisible. La ley tiene una parte impositiva, que se centra en el castigo al agresor, y otra, propositiva, que señala que la violencia contra las mujeres no puede desaparecer si no se hacen políticas de prevención, que tienen que ver con educación sexual en las escuelas, con introducir en los estudios primarios, secundarios y universitarios el problema de la desigualdad entre hombres y mujeres. Hay violencia porque hay desigualdad. Esa parte es la que no se ha cumplido. Ahí también tenemos que decir que la derecha ha sido extremadamente beligerante contra las políticas de prevención. Nunca aceptó introducir la educación sexual en la currícula escolar. En los últimos tiempos, que han sido los peores en España desde que se reinstauró la democracia, como las políticas de ajuste han sido brutales, han desaparecido completamente las políticas sociales y los recursos para las mujeres –aunque no sólo para ellas–. Con lo cual la ley contra la violencia de género se está vaciando de contenidos.

–En Argentina se observa una exacerbación de la violencia hacia las mujeres, con casos que se repiten de mujeres quemadas vivas por sus parejas o ex parejas. ¿Se observa el mismo fenómeno en España? ¿A qué cree que puede responder?

–Podríamos hablar de un canon de violencia patriarcal, que es el de un varón que considera que su pareja es de su propiedad –como en el siglo XIX, cuando no teníamos muchos derechos civiles– y frente a la posibilidad de que ella pueda tener voz, autonomía, pueda irse, utilizan variadas formas de violencia, que en algunos casos desembocan en el asesinato. Ese es el canon de violencia patriarcal que estamos acostumbradas a ver y hemos logrado identificar analíticamente las feministas, y a partir de lo cual hemos generado mucha conciencia e introducido en la agenda política de muchos países. Después, hemos visto que ha habido un surgimiento de nuevas formas de violencia patriarcal. Estoy pensando en los femicidios de Ciudad Juárez, en cómo están aumentando en algunos lugares de Centroamérica los crímenes de mujeres los fines de semanas, adolescentes que se van por ahí a tomar una copa y varios varones las violan colectivamente, y en algunos casos las matan. En maras, en Centroamérica, para que algunas mujeres puedan acceder como miembros de pleno derecho se las obliga a pasar por vejaciones, desde tener relaciones sexuales con los jefes hasta aguantar golpes. Es decir, están surgiendo formas de violencia perpetradas por un varón que no es la pareja de la víctima. Se puede interpretar de esta manera: las mujeres hemos logrado a partir de los años ‘70 más libertad, más igualdad, más autonomía, más independencia económica y por primera vez en la historia –y esto es inédito– podemos decir no a los varones. Y no sólo que podemos decirlo, sino que lo decimos. Las tasas de divorcio son altísimas en muchas partes del mundo, sobre todo en sectores de clase media y media baja. Y no sólo en Europa. Las tasas de natalidad, además, han descendido. Son maneras de decir que no al concepto de familia patriarcal tradicional. Parece que los varones no pueden aceptar ese proceso: que las mujeres les digan que no. Por ejemplo: el 13 por ciento de las mujeres alemanas no quiere tener hijos y no los tienen. Es completamente inédito. Parece que en la medida en que las mujeres ganamos derechos y podemos decir que no a los varones individualmente, los varones colectivamente responden con un tipo de agresividad y de violencia que no estaba en la manera de relacionarse los hombres y las mujeres. No tiene sentido como hecho aislado tomar a una mujer, torturarla, violarla, meterla en cal viva, porque los actos de violencia tienen siempre una dimensión instrumental. Es decir, yo ejerzo violencia contra alguien porque eso me va a producir beneficios. Y, sin embargo, estos actos aparentemente no tienen esa dimensión instrumental. Solamente la tienen si la miramos dentro de un contexto más amplio. Las víctimas de los feminicidios de Ciudad Juárez son mujeres que han salido del dominio masculino, van por las calles, por las noches a los bares, tienen una vida autónoma. Ese es el telón de fondo de esos asesinatos. Una violencia de esas características hace que tu padre, tu hermano, tu novio, te vayan a buscar al trabajo, a la escuela, y que muchísimas menos mujeres salgan a la calle solas sobre todo en determinadas horas. Hace que ellas no tengan la confianza para salir solas.


–¿Por qué si las conquistas que han logrado las mujeres en las últimas décadas tienen que ver con las luchas feministas, el feminismo sigue teniendo tan mala prensa?

–Porque es una teoría crítica de la sociedad que trata de poner en cuestión un sistema de dominio y es el que establecen los hombres colectivamente sobre las mujeres. Todas las teorías críticas de la sociedad siempre generan mucha resistencia social y rechazo por quienes no se benefician: ocurrió con el marxismo, el anarquismo, el ecologismo en países como Brasil y Costa Rica. El caso del feminismo es más grave porque, como decía un filósofo francés del siglo XVII, los hombres son juez y parte al mismo tiempo. Los varones ven amenazados sus privilegios y el feminismo los interpela directamente en la cara y les dice que los privilegios se tienen que acabar, y ellos responden que no son tales, que responden a un orden natural de las cosas. Nadie quiere que le dejen de hacer la cama, de cuidar los hijos, de desarrollar su carrera profesional, ir a jugar a las cartas, a tomar, o compartir las listas electorales de los partidos y el poder, que está en el centro de todo esto. El patriarcado ha subsistido con órdenes económicos muy distintos, pero creo que es un momento histórico muy especial y que hay una alianza a muerte entre patriarcado y neoliberalismo porque las mujeres somos las trabajadoras idóneas para un nuevo mercado laboral sin contratos, para personas intercambiables. Y las mujeres hemos sido definidas como intercambiables siempre. No sé acá, pero en España se decía: “Lo que puede hacer una mujer lo puede hacer otra”, que es una manera de decir que no se requiere calificación profesional ni transformación cultural. En las maquilas puede trabajar cualquiera porque se repite siempre lo que hay que hacer. El feminismo es la teoría crítica que interpela más profundamente los cimientos de la sociedad porque no está pensando en lo público sino también en lo privado. No solamente queremos tener un trabajo bien pagado, entrar en la política y participar en todos los poderes fácticos, sino que además vamos iluminando las relaciones de poder que tienen lugar dentro de las familias.

Fuente
http://www.pagina12.com.ar/diario/dialogos/21-247071-2014-05-26.html