Melissa Farley: "Legalizar la prostitución sería como firmar un
contrato para que te violen
Sandra Rodríguez
www.publico.es
La psicóloga e investigadora
estadounidense niega rotundamente la legalización de la prostitución como
trabajo y asegura que el modelo nórdico “debería implantarse en todo el mundo”.
Melissa Farley nunca ha sido
víctima de la prostitución, pero asegura entender perfectamente el dolor y el
miedo al que están sometidas diariamente las mujeres dentro de la industria. La
estadounidense ha escuchado miles y miles de testimonios, tras 40 años de
investigación, y sigue escandalizándose con el horror que hay detrás de sus
historias. Asegura que ese es el mayor impulso para su lucha a través de la
psicología y la investigación de la influencia de la pornografía en la
prostitución.
Farley investiga la demanda
masculina del sexo de pago y las consecuencias de la prostitución y la trata de
mujeres en las víctimas. En el marco de las jornadas que se celebraron en
Madrid los días 4 y 5 de febrero, ‘Avances y retos de futuro en la lucha contra
la trata y la explotación sexual de mujeres y niñas’ que organizó la CATW; la
psicóloga asegura con firmeza a Público que la prostitución no puede ser un
trabajo y que sólo puede entenderse como violencia sexual con carácter de
género, que debe ser erradicada junto a la razón de su origen: la pornografía.
Melissa Farley |
¿Por qué es tan importante erradicar la pornografía y la prostitución
para conseguir la igualdad de género?
En cualquier sistema, en el que
aún no hay igualdad entre hombres y mujeres, existe siempre una jerarquía en la
que la mujer está por debajo del hombre en prácticamente todos los ámbitos. Y
en esa jerarquía, las mujeres en prostitución están en lo más profundo de la
desigualdad.
La pornografía, las líneas
eróticas, la prostitución y cualquier forma de discriminación de la mujer a
través de la inferioridad y sumisión en el ámbito sexual, contribuyen a esa
profunda desigualdad. Por ejemplo, los proxenetas van un paso por delante en
aplicaciones como Snapchat, por donde les es fácil captar a mujeres y que no
queden pruebas de ello. Es una herramienta muy peligrosa.
“En un mundo en el que existan la prostitución y la pornografía no
puede haber igualdad de género”
Todo eso está delante de nuestros
ojos y no hacemos prácticamente nada. Tenemos que hablar de la protección de
las mujeres. Se dice que las mujeres en prostitución están protegidas, pero
todos sabemos que no es así. Si mis hijos están pasando hambre, ¿qué
alternativa me queda? ¿Qué me ofrece el Estado? Esas madres existen, en todas
partes.
En un mundo en el que existan la
prostitución y la pornografía no puede haber igualdad de género, y la base de
todo ello está en la educación sexual que recibimos.
¿Cómo podemos re-encaminar esa educación sexual, que recibimos en
función de nuestro género?
Exacto. Es de sexo de lo que
estamos hablando. La prostitución se basa en la educación sexual que recibimos.
Es violencia sexual, sexo basado en violencia. Las mujeres en prostitución
describen el dolor que sufren dentro de la industria del sexo de pago, mientras
otras personas hablan de trabajo sexual voluntario. Legalizar la prostitución
sería como firmar un contrato para que te violen.
La educación sexual es un punto
clave para la erradicación de la prostitución y para modificar esos idearios.
En algunas entrevistas, los compradores de sexo declaran que su educación
sexual ha estado únicamente basada en la pornografía. Así que una de las cosas
principales que tenemos que conseguir es deconstruir la pornografía, sobre todo
por los niños. En la adolescencia es cuando tienen a plena disposición páginas
web gratis sobre pornografía. ¿De verdad creemos que la sonrisa de las actrices
porno es real?
Viendo cómo se están educando
nuestros jóvenes, a base de pornografía, ¿cómo nos puede extrañar que haya
violaciones grupales? Es una de las categorías más visitadas en las webs.
¿Qué consecuencias sufren las mujeres en prostitución?
Hablamos de trastornos
postraumáticos. Conductas suicidas, toxicomanías, trastornos alimentarios…
También experimentan psicopatologías, una disociación con ellas mismas, igual
que los veteranos de guerra.
Además, la violencia sexual
contra las mujeres va de la mano con las actitudes que promueven la creencia de
que los hombres tienen acceso al cuerpo femenino por derecho propio, que son
superiores a ellas y que tienen permiso para cometer agresiones sexuales. Una
vez un comprador de prostitución me dijo en una entrevista que era como
alquilar un órgano por diez minutos, obtienes lo que quieres por dinero sin un
‘no’. Es importante saber también que ese dinero que se usa para la violación
nunca llega a la víctima.
¿Cómo se trabajaría con las mujeres que defienden ejercer la
prostitución libremente?
Depende de la situación que esté
atravesando esa mujer. Si estamos frente a una mujer que está en situación de
prostitución, que se autodenomina trabajadora sexual, quizá no es el momento de
intervenir. Entrarías en una discusión. Lo único que puedes hacer es asegurarte
de que esté bien, de que se encuentre segura, de que tenga lugar donde pasar la
noche y que cubra sus necesidades básicas. ¿Hay alguien que te esté vigilando?
Al resto de mujeres hay que
inculcarles, a través de profesionales de las ramas de la Sociología,
Psicología o Trabajo Social, que el sexo no es un trabajo, que la prostitución
no es un trabajo. Y si lo es, no es sexo; no hablamos de autonomía sexual.
Tenemos que ponerles enfrente los testimonios de las supervivientes de trata y
explotación sexual. Es violencia, es dolor, es un arrinconamiento para darle de
comer a sus hijos. No es amor, ni consentimiento.
En EEUU hay estudios sobre las consecuencias de un balonazo a un
futbolista, pero no sobre la violencia que sufren las mujeres en prostitución
A todas aquellas activistas que
defienden que la prostitución es un trabajo les diría: Si crees que es un buen
trabajo, ¿por qué no pruebas una noche? Tan sólo una noche. Al día siguiente
relatas tu experiencia. Te aseguro que será basada en el terror, como si fuera
la peor película de miedo. En Estados Unidos hay estudios sobre las
consecuencias que tienen sobre los futbolistas los golpes recibidos durante un
partido, pero no los hay sobre la violencia que sufren las mujeres en
prostitución, y puedo asegurar que son mucho mayores.
¿Qué puede hacer el movimiento feminista para que la clase política
incluya la prostitución en su agenda?
El dinero que mueve la
prostitución es un gran incentivo para que la clase política no mueva un dedo.
El dinero marca la diferencia, hay demasiados intereses económicos. El tabaco
es perjudicial para la salud y, sin embargo, hay un negocio mundial que mueve
masas de dinero. También la industria del aceite ha podido tapar veinte años de
investigación sobre el cambio climático. No interesa económicamente eliminar
estas industrias, porque dan mucho dinero.
En el caso de la prostitución, el
modelo nórdico sería el ideal. El movimiento feminista en España es muy fuerte
y tiene poder para presionar a las figuras políticas. Nosotros lo tenemos más
difícil: tenemos a un comprador de sexo como presidente. Tenemos que hacer
entender a la sociedad que el hecho de que un hombre compre el cuerpo de una
mujer no es feminista, y un país que lo permite está muy alejado de conseguir
un modelo de igualdad.
Espero que pronto pueda venir a
celebrar que España ha implantado el modelo abolicionista de la prostitución.
No podemos dejar pasar la oportunidad que tenemos frente a nosotras de la
fortaleza que tiene ahora el movimiento feminista, más ahora que España tiene a
un presidente que se ha declarado abiertamente abolicionista.
Por lo tanto, asegura que el modelo nórdico es la solución. ¿Cree que
habría que implantar alguna modificación en él?
Debería haber variaciones en
función de la situación de cada país, pero son pequeñas diferencias. El modelo
nórdico debería implantarse en todo el mundo. Es una garantía de protección de
las mujeres, un gran paso hacia el feminismo; es el primer escalón para poder
entender que la prostitución no es igualdad de género ni empoderamiento para la
mujer. No hay evidencias de lo que predica el movimiento pro-prostitución sobre
el aumento de seguridad en un sistema reglamentarista como Alemania o la
reducción de la trata. No es un trabajo, no es legítimo.
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