30/04/2020
AUTORA
Berta O. García
Docente
¿Qué pasará con los bebés que van
a nacer de vientre de alquiler en Ucrania durante este periodo de confinamiento
y cierre de fronteras debido al Covid-19? Esta era la pregunta que me rondaba
la cabeza. Los medios se hacían eco de la situación que vivían algunas familias
«atrapadas» en Kiev, pero ¿y los bebés que nacerían solos?, ¿tendría el Estado
ucraniano previstas medidas de protección y tutela hacia los bebés nacidos en
Ucrania por vientre de alquiler de ciudadanas ucranianas? No se sabía nada de
ellos.
Lo cierto es que el Estado ucraniano se ha desentendido de esos bebés.
Nos enteramos en qué situación viven por las redes sociales y la web de la
empresa de vientres de alquiler Biotexcom,
que sigue operativa en Ucrania a pesar del escándalo en el que se vio envuelta
en 2018 por tráfico de personas, falsedad documental y evasión de impuestos,
entre otros delitos.
Es la propia empresa la que
muestra a esos bebés en sus cunas en un gran salón del hotel Venecia en Kiev
–hotel a disposición de los clientes que contratan el paquete de alquiler de
vientre VIP–, a cargo de cuidadoras en un régimen laboral cuando menos abusivo,
ya que Biotexcom se jacta de tenerlas allí confinadas con los bebés por
periodos de 30 días, sin poder ver a sus seres queridos más que por
videoconferencia.
Así pues, el Estado ucraniano
discrimina a esos bebés simplemente por el procedimiento por el que han venido
al mundo, a pesar de –insisto– haber nacido en Ucrania de madres ucranianas. Una vulneración flagrante de derechos y
garantías por parte del Estado de Ucrania hacia recién nacidos por encargo y
contrato en su territorio, almacenados en
stock por una o varias empresas que no cuentan con autorización legal de
tutela, guarda y custodia de menores.
Imagen de BioTexCom de sus
instalaciones. Es la principal empresa en Ucrania de alquiler de mujeres con
fines reproductivos
Esta dejación de funciones por
parte de Ucrania y lo que ello revela de desprotección hacia la parte más
débil, el bebé, que es el objeto de contrato de la mal llamada «gestación
subrogada», viene a sumarse a todo lo que venimos denunciando sobre la práctica
de los vientres de alquiler. Mientras tanto, la empresa Biotexcom continúa su
actividad a todo ritmo, ofreciendo incluso contratos online de vientres de
alquiler.
Biotexcom sigue operativa en Ucrania a pesar del escándalo en el que se
vio envuelta en 2018 por tráfico de personas, falsedad documental y evasión de
impuestos,
Estos días atrás saltó a los
medios el desmantelamiento de una red de
tráfico de menores que operaba en Ucrania. Se detuvo a varias personas que
regentaban una clínica de vientres de alquiler y se dedicaban a vender recién
nacidos a ciudadanos chinos «solteros de una cierta orientación» (así aparecían
descritos y entrecomillados en los medios), involucrados también en matrimonios
ficticios con ucranianas. El viceministro de Interior de Ucrania Anton Gerashchenko emitió un comunicado en el que
calificaba a la clínica como «supermercado
para la venta de bebés», lo que me lleva ineludiblemente a preguntarme si
acaso las clínicas que operan según la legalidad ucraniana no lo son también.
Es curioso cómo en unos contextos se utilizan los términos «compra» y «venta» y
en otros no, cuando el objeto de la transacción comercial –sea ésta legal o no– es siempre un bebé y es siempre a cambio
de dinero.
Lo más sorprendente es que Gerashchenko añadió que el alquiler de vientres
no está regulado en Ucrania, aunque tampoco prohibido por ley, y afirmó que
Ucrania no debería ser «un campo de juego semilegal para la trata de bebés».
Ojalá esta reflexión lleve a buen puerto y Ucrania prohíba de una vez por todas
la explotación reproductiva de sus mujeres y la compraventa de recién nacidos. No obstante, hay una tarea pendiente y
urgente aún a resolver por parte del Estado: la protección y tutela inmediata
de esos bebés que siguen en manos de las empresas que se dedican a venderlos.
Nota: imágenes y negritas están en la nota original
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