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viernes, 13 de abril de 2018

Prostitución, una tortura irreparable: Alika Kinan, víctima de explotación sexual en Argentina


Prostitución, una tortura irreparable: Alika Kinan, víctima de explotación sexual en Argentina
Posted by admin On marzo 27, 2018
Por Angélica Jocelyn Soto Espinosa

Una mujer en condición de prostitución está sometida a violaciones sistemáticas y tiene que activar todos los dispositivos psicológicos para sobrevivir. Es tan desgastante como ir quitándonos los órganos poco a poco. Es una condena de muerte. Una mujer que ha pasado muchos años en situación de prostitución no tiene reparación ninguna, no hay dinero que pague la tortura que viven..

Así lo explicó en entrevista Alika Kinan, sobreviviente de explotación sexual en Argentina que ganó en 2016 un juicio contra sus proxenetas al demostrar que fue víctima de trata de personas, y responsabilizó al propio Estado argentino de haber permitido este delito.

Alika Kinan


EL CORAZÓN DE LA TRATA DE PERSONAS ESTÁ EN LA PROSTITUCIÓN

Alika, que padeció 16 años la explotación sexual con fines comerciales en un burdel en Tierra de Fuego en Argentina, está en contra de reglamentar la prostitución y explica desde su propia vivencia por qué esta industria –aun cuando parece voluntaria- es clave para perpetuar el delito de trata de personas, y atenta de forma irreparable e irreversible contra la vida y la integridad de las mujeres.

Angélica Jocelyn Soto Espinosa (AS).- ¿Cuál es el vínculo entre la prostitución y la trata de personas?

Alika Kinan (AK).- “El discurso reglamentarista, que hoy está instalado completamente en el feminismo liberal y que se ha convertido en un movimiento, coloca la trata de personas y la prostitución en diferentes lugares, pero están relacionados porque la explotación sexual, que es uno de los principales fines de la trata de personas, ocurre mediante la prostitución que es donde se comercializan los cuerpos.

“Si desvinculamos los temas no podemos entender a profundidad la trata de personas con fines de explotación sexual comercial porque perdemos de vista dónde y cómo se genera la oferta de cuerpos, y por qué hay una demanda de los hombres sobre las mujeres y las niñas. El corazón de la trata está en la prostitución.”

AS.- ¿Cómo se genera esta oferta; es decir, cómo opera el sistema proxeneta para captar mujeres?

AK.- “Hace una década hablábamos de la trata de personas como el secuestro de una niña para prostituirla, pero la historia misma nos ha demostrado que existen otras formas de captación que hacen este delito más complejo, dos de ellas son el enamoramiento y la vulnerabilidad.

“La vulnerabilidad es una situación de desprotección o de indefensión que los proxenetas aprovechan para captar, convencer o enganchar a la persona. La vulnerabilidad puede ser económica, pero también hay una relacionada a la integridad sexual de las mujeres; es decir, cuando una mujer ha sufrido una violación, acoso o abuso en la infancia o adolescencia, se pierde como sujeta sexual, se desprende de su propio cuerpo que ha sido utilizado por otros, y eso también la hace vulnerable.”

AS.- Con este antecedente, ¿las mujeres en condición de prostitución pueden ejercer de manera efectiva sus voluntades y derechos?

AK.- “En la prostitución, las más oprimidas son las niñas y las mujeres, no importa su nivel socioeconómico o educativo. Tenemos que analizar que en este sistema, además del capitalismo, el patriarcado se ha encargado sistemáticamente de coaccionar todas nuestras acciones para convertirnos en dependientes.

“Una mujer que está en condición de explotación sexual no es dueña de su ser, de su placer, de su deseo. Nada de eso tenemos en situación de prostitución. No sólo somos pobres económicamente, somos unas desposeídas de nuestro cuerpo y no tenemos un lugar desde donde ejercer derechos.”

AS.- ¿Por qué, a pesar de esto, algunas mujeres en condición de prostitución defienden que es su elección?

AK.- “En los rescates, las fuerzas de seguridad esperan que las mujeres se lancen a sus brazos y les digan ‘soy víctima’. Para muchas es muy difícil que se reconozcan como tal porque la prostitución es tan desagradable, tan tortuosa, que prefieren creer que lo disfrutan.

“Creer que una está porque quiere o por amor a su proxeneta es una forma de sobrevivir, ya que sería devastador psicológicamente entender que no hay escapatoria. Y en realidad no la hay porque una vez que entran en el sistema prostituyente, la culpa y la estigmatización social las acorrala. Es fácil para el imaginario social decir que esa mujer está ahí porque quiere o porque le gusta, pero ellas no solamente sobreviven a quien paga por sexo, incluso afuera sobreviven a toda la sociedad que las estigmatiza.”
 
Prostituta.Stalin Céspedes

AS.- Según tu experiencia ¿la prostitución tiene elementos cercanos a la esclavitud?

AK.- “Toda la configuración que tiene la prostitución es una forma de esclavitud moderna, pero yo redoblo la apuesta y digo que es una forma de tortura. Es equiparable a la tortura que sufren los soldados en la guerra.

“Una mujer en condición de prostitución está sometida a violaciones sistemáticas y tiene que activar todos sus dispositivos psicológicos para sobrevivir. Es tan desgastante como ir quitándonos los órganos poco a poco. Es una condena de muerte. Una mujer que ha pasado muchos años en situación de prostitución no tiene reparación ninguna, no hay dinero que pague la tortura que viven.

“Esto es así porque un producto se puede vender una vez, pero a las mujeres las vendes infinidad de veces, y ninguna mujer explotada sexualmente se convierte en millonaria porque por más que te esfuerces dentro de la industria, el dinero que generas sirve nada más para cubrir los daños físicos que te causa la prostitución.

“En mi experiencia, al día siguiente de haber estado con varios hombres, el dinero que recibía (sólo me daban 30 o 40 por ciento de lo que generaba) era para comprar la pastilla del día después, comprar antisépticos para la vagina y medicamentos. No existe ningún tipo de enriquecimiento para la mujer que está en condición de prostitución, pero sí para quienes son dueños de los prostíbulos que se garantizan el 60 por ciento de la ganancia.

“A nosotras nos guardaban el dinero en cajas fuertes porque decían que no teníamos la capacidad de resguardarlo. Decían que todo lo que generábamos se iba al pago de vivienda, multas por llegar tarde, productos de higiene y alimentación, que supuestamente son gastos para mejorar nuestras condiciones. Si regulamos, no es para mejorar las condiciones de las mujeres es para reforzar la industria.”

AS.- ¿El reconocimiento de derechos laborales es la vía para evitar estas prácticas?

AK.- “Estos reclamos que vemos hoy se hicieron hace 100 años. La libreta sanitaria se instauró hace 100 años en México y Argentina, y no era para garantizar ningún tipo de derechos, sino para garantizar que las mujeres no enfermaran a los hombres. Yo misma, hace 10 años, estaba en una libreta sanitaria y en ningún momento se procuraba mi salud, era para desechar a las que estábamos enfermas.

“Entre más buscamos en nuestra propia historia nos damos cuenta que esto que reclaman a modo de derecho ya existió y fue lo que permitió que se consolidaran impunes las redes de trata con la participación del Estado.”

AS.- Aún con la garantía de derechos, ¿la prostitución es riesgosa para la vida y la integridad de las mujeres?

AK.– “En la prostitución no hay ninguna garantía de salir viva. A largo plazo hay un alto riesgo de terminar enferma de VIH/SIDA, o como drogadependiente con una condición absolutamente irreversible por las grandes ingestas de alcohol y consumo de estupefacciones. Es muy fácil dentro de esos mercados tan marginales acceder a drogas, que incluso son una herramienta necesaria para dejar de sentir dolor.

“A corto plazo, cuando entras a una habitación con un hombre desconocido lo que sabemos es que si no accedemos a todo lo que pide en esa habitación cerrada, con toda nuestra vulnerabilidad expuesta, podemos ser violadas o asesinadas. Esto incluso con derechos o garantías sanitarias.”



AS.- ¿Consideras que el discurso reglamentarista afecta al combate de la trata de personas que sí es reconocido como un delito?

AK.– “Afecta de manera muy nociva porque el discurso reglamentarista es el mismo del proxenetismo. Con este discurso estamos dando rienda libre a todos los proxenetas, dejamos de tener el poder de denunciar y los proxenetas se convierten en empresarios. A ellos les estamos garantizando impunidad, y en ninguna medida les estamos garantizando mejores condiciones de vida a las mujeres que están con situación de prostitución.

“La prostitución es un privilegio netamente machista que tienen los hombres de poseer y utilizar los cuerpos de las mujeres. Hay que preguntarnos quién se beneficia, quién genera su propia economía en función del cuerpo de las mujeres valiéndose de su vulnerabilidad. Sabemos que las redes de trata y el lobby proxeneta generan 40 mil millones de dólares anuales en el mundo. Es tanta su ganancia que las sanciones no les hacen nada”.

“Con este discurso, las mujeres más neoliberales tratan de eliminar como sujeto político del feminismo a la mujer. ¿Pero a quién quieren poner como sujeto? Todos los días batallamos desde el feminismo radical para que el feminismo siga siendo para y por las mujeres.”

AS.- ¿Cómo combatir la trata de personas desde la prostitución?

AK- “La trata de personas, que es un negocio tan millonario, resurge y adopta medidas camaleónicas para poder sobrevivir. El Estado puntualmente requiere a nivel global leyes antitrata y políticas estatales de reinserción social, económica y educativa para las mujeres y las niñas que dejan la prostitución. Hay que señalar a quienes pagan por sexo, sin prostitución, no hay trata. También se necesitan partidas presupuestarias generosas para la reinserción y la reparación, aunque en realidad a mí me robaron 16 años de mi vida que nadie me va a devolver”.

Luego de años de trabajo de recopilación de pruebas y reconstrucción de hechos, Alika no sólo logró la cárcel para tres tratantes, sino que consiguió un juicio histórico contra el municipio de Ushula y el Estado argentino para que –por primera vez- indemnizara a una víctima de trata de personas. Si bien sólo admitió pagar 780 mil pesos de reparación, esta sentencia –asegura Alika- es ahora un antecedente al que pueden recurrir otras mujeres en el mundo para llevar a juicio a su propio Estado por permitir la trata de personas a través de reglamentar la prostitución.

Fuente:
http://www.la-critica.org/semblanzas/entrevista-prostitucion-una-tortura-irreparable-alika-kinan-victima-de-explotacion-sexual-en-argentina/





sábado, 10 de marzo de 2018

El putero moderno se consiguió una niñera


El putero moderno se consiguió una niñera
Mujeres por laAbolición de la Prostitución·  
viernes, 16 de septiembre de 2016

 Link al original: http://www.feministcurrent.com/2016/08/24/modern-john-got-queer-nanny/

 El putero moderno se consiguió una niñera
Pasa algo raro en los debates sobre la prostitución: mientras que la casi todos los que solicitan servicios de índole sexual son hombres, la abrumadora mayoría de los intelectuales que defienden la prostitución son mujeres.
Se trata de un fenómeno extraño que, ciertamente, merece que se lo analice por separado.
En teoría, el putero tiene razones de sobra para preocuparse. Está, por primera vez, en el centro de la discusión: los legisladores, cada vez con más frecuencia, los tienen a ellos (o a la “demanda”, para usar un término empleado por las ONG) en la mira y el modelo nórdico ha sido elogiado por el Parlamento Europeo, que reconoce que es el modelo que mejor combate la trata de personas. Además, los movimientos conformados por sobrevivientes de la prostitución crecen día a día en todo el mundo. Las mujeres se animan a alzar la voz, como sucede en Prostitution Narratives: Stories of Survival in the Sex Trade (“Narrativas de la prostitución: historias de supervivencia en el comercio sexual”), un libro de publicación reciente que devela lo que los puteros realmente les hacen a las mujeres en prostitución. Es la primera vez en la historia que tantas mujeres colectivamente revelan lo que pasa en el mundo de la prostitución, un mundo en el que, hasta no hace mucho, un hombre podía hacer casi cualquier cosa con una mujer sin que nadie se enterase. Esos tiempos ya se acabaron: el putero se está volviendo una figura visible.


Crece la tensión. ¿Hemos llegado a un punto en la historia en el que a una mujer le tiene que gustar un hombre para que él pueda acostarse con ella?

 A pesar de todo esto, al putero no se le conoce la voz. No necesita hablar. Como siempre, cuando un hombre está bajo amenaza, llega una mujer para ayudarlo: a la vanguardia del discurso que intenta presentar a la prostitución como un “trabajo” no está el putero, sino la académica mujer. En cualquier revista, conferencia o evento en el que se esboce una leve crítica al putero, ahí se alzará una académica proprostitución para defenderlo. ¿Quién es esta académica? Ella se denomina una “subversiva”, una “revolucionara” o una “feminista”, incluso. Por esa razón es que el putero la necesita de embajadora: que una mujer como ella defienda la prostitución hace que parezca el epítome de la liberación femenina: un intercambio de bienes por dinero que es justo para ambas partes, una práctica moderna y socialista que además es pro LGBT y queer. Pero, el  putero la necesita más que nada porque, cuanto más hable ella, más nos olvidaremos de que él existe. El acuerdo tácito pactado entre el putero y la académica proprostitución es que ella va a hacer todo lo posible por defender el modo de actuar del putero, al tiempo que se asegura de que nunca se hable de él. La académica, entonces, habla sin parar sobre la prostitución, pero jamás nombra al putero, porque ella está para asegurarse de que la discusión sobre la prostitución siempre termine en las mujeres. La académica queer usa a la mujer prostituida como escudo protector del putero. Le hace de todo: la analiza, la reconstruye y la deconstruye, la presenta como modelo a seguir y hasta la usa de micrófono (es decir, para acrecentar su fama como académica). A través de este mecanismo, se posiciona como la feminista “buena” que lucha contra las feministas “malas”. La jugada imita la prostitución a la perfección: la prostituta es visible, se la ve en la calle y en los bares, pero el putero sólo pasa por ahí sin ser visto, lo que hace él no genera vergüenza ni hace que se tejan mitos alrededor de su figura.

La función de la académica queer es asegurar la continuidad de ese status quo para el putero.
Ante lo que nos encontramos es una defensa de la prostitución pensada como un escudo doble, ya que a cualquiera que quiera debatir sobre la prostitución le va a costar llegar al putero, porque en el medio se encuentran la académica y la “trabajadora sexual”. Cualquier intento que se haga de hablar de lo que hace, piensa o dice el putero rebota y se termina convirtiendo en una discusión sobre las identidades de las mujeres o en una pelea. La académica proprostitución tiene su propia definición de “debate intelectual”: le dice “escuchar” a cuando ella habla. Asegura que no está de por sí a favor de la prostitución, sino que solamente “escucha a las trabajadoras sexuales”. Cuanto más fuerte habla, más asegura de que eso es prueba de que “escucha”. Cuando se le presenta una persona que no está a favor de la prostitución, denuncia que se la está “silenciando”. El surgimiento de los movimientos conformados por sobrevivientes de prostitución ha mostrado que la supuesta capacidad que tiene la académica para escuchar a las mujeres en prostitución, está condicionada. Cuando las sobrevivientes hablan en contra de la prostitución, la académica queer puede proceder de dos formas: o directamente no las escucha o argumenta en contra de ellas. Ahí es cuando queda al descubierto que  no defiende a la voz de las “trabajadoras sexuales”, sino al putero.


Canadá penaliza al putero.

 Esta académica es de las hacen denuncias en las redes sociales si se cruza con un hombre que cree que sabe más que ella o que acapara mucho espacio en el transporte público, o si alguien la trata de “preciosa” o si alguien dice que las mujeres se embarazan y no usa el término “personas”, que es más abarcativo. Uno no puede evitar preguntarse cómo es que la indignación que le nace ante esos detalles logra convivir con la insensibilidad que demuestra al hablar de una industria que, según estudios, es la más mortal para las mujeres. No hay que olvidar que para ella, al igual que para el putero, la mujer en prostitución es “otro tipo” de mujer. Es cierto que la académica emplea un tono de admiración para hablar de la prostituta, mientras que el putero utiliza solamente desprecio, pero, en el fondo, se trata de lo mismo. La verdad es que la académica queer no es una revolucionaria o una feminista, ya que ni siquiera intenta defender a las mujeres, sino que, más bien, es la niñera del putero. Se trata de una de las funciones más antiguas pertenecientes al patriarcado. La académica lo tranquiliza cuando está preocupado y considera a sus enemigos como propios. Vigila que nadie le saque los juguetes, sin importar lo que él les haga a los demás. Es como aquella niñera de antaño que siempre trataba al hijo varón de la familia como niño y amo al mismo tiempo: obedecía sus pedidos, limpiaba el lío que dejaba y lo subía al regazo para que llore. La niñera, más que cualquier otra mujer dentro del patriarcado, es la figura de la mujer comprensiva. No soporta ver a su joven amo con hambre y por eso él siempre come antes de que ella se prepare algo, pero nunca lo trata como a un hombre con responsabilidades. Sin importar cuántos años tenga, para ella siempre va a ser un niño que no puede controlar su comportamiento. La niñera fue la que permitió que los hombres de clase alta sean, al mismo tiempo, jefe y niño irresponsable. No se puede entender al patriarcado sin comprender cómo la “niñera” le dio forma a los hombres que se encuentran en los escalafones más altos de la masculinidad. El putero personifica a este tipo de hombre. El tipo de hombre que da órdenes y pretende que le cumplan todos los caprichos, pero que no se hace responsable de su comportamiento. Si le arruina la vida a otras personas, les contagia ETS a mujeres en situación de prostitución y a la propia esposa, contribuye a que se mantenga el negocio de la trata de personas, ¿cuál hay? Ni que fuese problema de él...

 El putero de la actualidad no tiene una niñera literal, pero encontró algo parecido en la académica proprostitución: una niñera queer que lo tranquiliza cuando está alterado, se encarga de sus necesidades y lo defiende del mundo exterior. De esta manera, el putero puede seguir fanfarroneando sobre todas las “putas” que se va a coger en los viajes que haga, aunque él nunca aceptaría que su hija se hiciera prostituta (ni tampoco se casaría con una). Puede seguir mirando películas porno pero cuidado con que la novia se porte como “una puta”. Nunca la niñera lo va a retar. Nunca va a entrar en los foros de puteros donde los hombres se congregan para darles una puntuación a las prostitutas a decirles que no tienen que llamarlas “putas”, que el término correcto es “trabajadoras sexuales”. La niñera nunca lo va a retar por estigmatizar a las mujeres o por tener dobles estándares. Los hombres son hombres, después de todo… Bien, si es así, entonces que crezcan y que hablen y se defiendan ellos solos. Si pagar por sexo es algo que está muy bien, que hablen y cuenten qué hacen y por qué, y que lo hagan utilizando sus propias palabras, las mismas que usan cuando van a los prostíbulos. Y cuando las supervivientes señalen a los puteros, que las niñeras se corran, que no dejen que los hombres se les cuelguen de la pollera en busca de protección. A las niñeras queer del mundo, les pregunto: ¿les pagan para hacer de embajadoras de los puteros, siquiera, o trabajan gratis? ¿Se ofrecen gratis, como lo han hecho mujeres por siglos, para proteger a los hombres y para no se los obligue a madurar y hacerse cargo de los que hacen? Niñeras queer, a ustedes les hablo: renuncien. También ustedes se merecen algo mejor.

Fuente
https://www.facebook.com/notes/mujeres-por-la-abolici%C3%B3n-de-la-prostituci%C3%B3n/el-putero-moderno-se-consigui%C3%B3-una-ni%C3%B1era/540043682870231/