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lunes, 10 de agosto de 2020

El mito de la pulsión sexual incontrolable

 

EL MITO DE LA PULSION SEXUAL INCONTROLABLE

12/7/2017

6 de agosto 2017

Por Francine Sporenda

Original: https://revolutionfeministe.wordpress.com/2017/08/06/le-mythe-de-la-pulsion-sexuelle-incontrolable/revolutionfeministe.wordpress.com/2017/08/06/le-mythe-de-la-pulsion-sexuelle-incontrolable/

Traducción Maura López

Colaboración: Maite Sorolla


(Suzzane Blac)

 

El argumento de la pulsión sexual incontrolable es un cliché central del discurso de legitimación y excusa para las violencias masculinas. Si solo se trata de responder a la pregunta: “¿las pulsiones sexuales masculinas son verdaderamente incontrolables?”, la respuesta es obvia e inmediata: no, no lo son. Porque -a menos que estén locos o borrachos- los hombres no violan a las mujeres cuando las condiciones externas no son propicias y si no están casi seguros de quedar impunes (o de creer estarlo): no violan en público, ya sea en un restaurante, en el trabajo, en una estación de tren, o en el supermercado. El acting out de un violador ocurre después de una evaluación de los riesgos y de las posibilidades de éxito. Debe haber ausencia de testigos (salvo sin son cómplices), relativa debilidad física de la víctima, que esta esté incapacitada por el alcohol o la droga, etc. Si el riesgo es demasiado grande, el acting out se suspende. Además, el argumento de la pulsión incontrolable es igualmente inválido en los casos de hombres que golpean a sus parejas, según ellos cuando están furiosos no pueden dejar de golpearlas, pero sí pueden controlarse cuando se trata de su patrón. La violación no es el resultado de una pulsión sino de un cálculo y hasta de una estrategia.

 

En cambio, lo que es necesario analizar más en detalle es el papel que juega este remanido argumento en el discurso patriarcal y cuál es el mensaje relativo a la sexualidad masculina que transmite.

 

Afirmar que las pulsiones sexuales masculinas son incontrolables es, en primer lugar, plantear un enunciado paradójico: es sugerir al mismo tiempo que las pulsiones sexuales son altamente peligrosas, asociales e incluso criminales y sin embargo no pueden ni deben ser reprimidas: está mal, pero no podemos hacer nada para remediarlo, “boys will be boys”. No es posible entonces sancionar la violación, el incesto y la pedofilia, como mucho se pueden canalizar esas «pulsiones» hacia la prostitución que, en el discurso patriarcal tradicional, existe precisamente para preservar a las mujeres y los niños de la violación. Lo que constituye una falacia, dado que no se ha aportado ninguna prueba que indique que la prostitución reduce la cantidad de violaciones sino que, por el contrario, diversos estudios señalan que en reglas generales, en las culturas donde hay más prostitución hay más violaciones. En todo caso, no existe ningún otro crimen, asesinato, robo, etc, para el cual el discurso dominante diga: es un delito que no debe ser castigado, en un “delito aceptable”.

 

«Todos Violadores»

 

Lo que es más, son los propios hombres patriarcales los que se describen a sí mismos como depredadores y criminales sexuales en potencia, es la virilidad en sí misma la que plantean como esencialmente salvaje, amoral y por encima de la ley. Y nos dicen que no hay que intentar reprimir sus pulsiones porque sería imposible: esas pulsiones son naturales, biológicas, hormonales y no se puede ir en contra de la naturaleza.

 

Que dichas pulsiones sean presentadas por el discurso patriarcal como «naturales» apunta a hacerlas pasar, del mismo modo que a las otras pulsiones naturales—comer, beber, etc– por necesidades biológicas vitales cuya satisfacción es imperativa, sin la cual estaría en peligro la supervivencia de los individuos que no puedan satisfacerlas. A los hombres les gusta insistir en el hecho de que la no-satisfacción de sus pulsiones sexuales es dolorosa (el síndrome de los “pelotas explosivas”) y provocaría debilitamiento físico, trastornos psicológicos y depresión. Esta equiparación de los deseos sexuales masculinos con necesidades vitales es aceptada como una evidencia en el discurso dominante a tal punto que justifica la creación de un «servicio sexual» (en claro, la disponibilidad gratuita de mujeres prostituidas) pagado por los contribuyentes, del que deberían disponer los individuos inválidos de sexo masculino. Esta argumentación, en la que se justifica la puesta a disposición de prostituidas para los inválidos, la pulsión sexual masculina no solo se naturaliza, sino que además se medicaliza, se trata de un derecho a la salud: ¿quién se atrevería a negar a un macho que sufre, prestaciones sexuales que le son prácticamente prescritas por un médico?

 

El argumento de las pulsiones sexuales incontrolables opera a favor de la naturalización de una construcción social; el deseo masculino se convierte en necesidad para conferirle una evidencia indiscutible. En reglas generales, los dominadores naturalizan los elementos fundadores de su dominación para ocultar su historicidad y hacerla parecer inamovible.

 

¿Quién, ante una tal urgencia sanitaria, se atrevería a recordar que eyacular no es una necesidad, que nunca un hombre ha muerto de castidad? Y que aun si admitimos la hipótesis no-científica de que una descarga regular de los testículos es necesaria para la buena salud masculina, todos los hombres pueden hacer ellos mismos esta descarga, incluyendo a los minusválidos—a menos que estén amputados de las dos manos.

 

Pero no, para que los hombres se sientan bien, deben imperativamente eyacular en orificios corporales -vagina, boca o ano- y no en cualquier orificio, no en los orificios masculinos, única y exclusivamente en los orificios femeninos. Aún si los individuos de sexo masculino poseen dos orificios perfectamente idénticos a los femeninos, para los hombres heterosexuales está fuera de cuestión considerar que puedan servir a satisfacer sus pulsiones: solo los orificios femeninos están sexualizados en tanto que los orificios masculinos escapan a esta sexualización. Entre paréntesis, un participante en Facebook hablaba de “santuarización de la vagina” con respecto a una denuncia feminista de la noción de “deber conyugal”: para él, las mujeres no deberían hacer tanta historia cuando son obligadas a tener relaciones sexuales no deseadas. De hecho, si hay algún orificio que esté santuarizado, no es la vagina de las mujeres -puesta a disposición de los hombres por el matrimonio, la pornografía, la violación, la pedofilia y el incesto- sino los orificios de los hombres heterosexuales, cuyo rechazo a dejarse penetrar es tan obsesivo como su exigencia de penetrar a las mujeres de todos los modos posibles.

 

La noción de pulsión incontrolable sirve principalmente para eximir de responsabilidad a los hombres. con esta afirmación de incontrolabilidad, los hombres dicen: hagamos lo que hagamos, por más atroces que sean los crímenes sexuales que cometemos, no debemos ser considerados responsables: “no somos nosotros, son nuestras pulsiones”. Pulsiones de las cuales los hombres hacen responsables a las mujeres —hasta a las niñas— culpándolas de ser provocativas y tentadoras.

 

En fin, la noción de “pulsión incontrolable“ contiene una amenaza: si esas pulsiones salvajes y asociales que pueden estar dirigidas hacia cualquier blanco no pueden ser saciadas, constituyen un peligro para el orden público. De manera implícita se perfila el fantasma de hordas de hombres en celo que inundarían las calles, agrediendo sexualmente a todo lo que esté a su alcance, incluyendo niñas y mujeres llamadas “respetables” atentando de esta manera contra la propiedad de otros dominantes o inclusive contra la de los dominantes mismos.

 

Por todas estas razones, las pulsiones sexuales incontrolables serían una realidad inalterable, una característica que define la masculinidad que deberíamos aceptar sin discutir y solo podríamos, en el mejor de los casos, organizar su satisfacción de manera de no perturbar demasiado el orden social. Esto implica obviamente que las mujeres deberían resignarse a ser violadas a voluntad por los hombres porque esas pulsiones son más fuertes que todo y nada puede interponerse en su camino: es inútil resistirse, sométase al derecho de acceso sexual masculino, su destino inevitable es el de ser penetrada. «Biology is destiny» decía Freud…

 


           (Suzzan Blac)

 

PULSIONES DE GEOMETRIA VARIABLE

 

Salvo que esas pulsiones masculinas no-controlables/no-reprimibles no lo son para todos los machos: observamos que los comportamientos sexuales delictivos o criminales son desaprobados y severamente castigados si los perpetradores pertenecen a ciertas categorías sociales, en particular a las minorías étnicas y/o económicamente desfavorecidas. Es interesante señalar, con respecto a este tema, que en los estados  esclavistas del sur de los Estados Unidos, los casos de esclavos negros que hayan violado mujeres blancas, (mujeres e hijas de sus amos) con las que sin embargo convivían como esclavos domésticos son casi inexistentes, (el fantasma de los negros violadores de mujeres blancas se desarrolló a partir de la abolición de la esclavitud para denunciar como peligrosa la libertad otorgada a los hombres negros). Y si hay una cierta tolerancia (por solidaridad masculina) hacia las pulsiones sexuales de los hombres que pertenecen a esos grupos dominados, es solo a condición de que dirijan sus ataques a mujeres pertenecientes a su misma clase social o su grupo “étnico”. Sin embargo, si esas pulsiones sexuales quisieran ser saciadas con las esposas o hijas de hombres de las clases dominantes, estas deben ser controladas o severamente castigadas. En cambio, observamos que los hombres ricos y poderosos pueden cometer crímenes y delitos sexuales sin recibir ninguna condena penal, ni siquiera social -el ejemplo de Polanski,  Tron,  Baupin y  Dominique Strauss Kahn nos lo recuerda.

 

Y obviamente, solo las pulsiones sexuales masculinas son incontrolables. Cuando se trata de las mujeres, sus deseos sexuales no son nunca presentados como «necesidades» o «pulsiones» que no deben ser controladas, al contrario, en la mayoría de las culturas, se hace todo lo posible para controlar la sexualidad femenina.

 

En realidad, las pulsiones masculinas no son incontrolables, son simplemente incontroladas, y son incontroladas porque los que ejercen el poder no las utilizan para controlarse ellos mismos, sino para controlar a los dominados. Si los dominados han asumido tempranamente que no pueden obtener lo que desean, deben aceptar vivir con la frustración y refrenar sus «pulsiones», de otra manera corren el riesgo de crearse muchos problemas, los dominantes, en cambio, pueden “gozar sin restricciones”: los instrumentos de control sexual y social –leyes y normas—que elaboran no se aplican a ellos. Los deseos sexuales presentados como necesidades imperiosas y no negociables son característicos de la sexualidad del dominante: solo los deseos de los dominantes son órdenes. Ser dominante es poder hacer pasar los deseos por necesidades y las necesidades por derechos. La noción de “derechos sexuales“ es obviamente inadmisible dado que la sexualidad implica una interacción con un partenaire: no puede haber “derecho sexual” así como no puede haber “derecho a la esclavitud”, porque no puede haber derecho a disponer de otra persona.

 

Las pulsiones sexuales solo son controlables y reprimibles para los dominados. Y al ser las mujeres la categoría más dominada desde hace miles de años, podemos plantear que cuanto más patriarcal es una cultura, más serán reprimidas sus pulsiones sexuales a tal punto que se convirtieron en mínimas y hasta inexistentes en culturas donde la sexualidad femenina se resume a la  prestación de un servicio.

 

De hecho, si la depredación sexual masculina es presentada paradójicamente como una “criminalidad buena” que no debe ser reprimida, es porque es una cuestión central para el patriarcado por diversas razones que vamos a exponer.

 

En primer lugar, recordemos que la noción de crimen no es absoluta ni inmutable, es esencialmente relativa—no hay crimen en sí mismo: el carácter criminal de un acto no depende tanto del acto en sí mismo como del valor que se confiere a la víctima y al perpetrador, y su lugar relativo en una jerarquía. Matar a un negro o a una mujer – con más razón una mujer negra–, no es como matar a un hombre blanco. Matar a un animal no es un crimen. La depredación sexual masculina, cuando solo afecta a mujeres, es en el mejor de los casos “formalmente” criminalizada: concretamente, observamos que aunque la violación y la pedofilia sean legalmente crímenes, son generalmente juzgados como delitos- y la gran mayoría de estos crímenes ni siquiera llega a judicializarse.

 

En cambio, esta depredación sexual masculina, cuando se dirige a otros hombres es muy mal tolerada socialmente. Para empezar porque feminizar a los dominantes haciéndoles padecer penetraciones, atenta simbólicamente contra la dominación masculina. La idea de que cada hombre pueda convertirse en presa sexual para otros hombres, es decir, ser penetrado y por lo tanto ser tratado como una mujer, es literalmente insoportable en el sistema patriarcal. Esa fantasía patriarcal ansiógena, la visión de una total anarquía sexual, de una gran orgía indiscriminada donde los hombres se penetrarían unos a otros destruyendo así la jerarquía de los sexos que funda el orden social, se conjura a través de la homofobia que estigmatiza muy fuertemente dichas prácticas entre los dominantes. La agresión sexual masculina nunca debe estar dirigida hacia otros hombres, esto destruiría la solidaridad masculina en la cual se basa el patriarcado. Vemos estadísticas que recuerdan que en los Estados Unidos, cada tres minutos una mujer es violada, cosa que no indigna a tanta gente y no modifica en nada el orden social. En cambio, ¿imaginamos las consecuencias sobre la dominación masculina si estas estadísticas fueron violaciones de hombres por otros hombres?

 

Recordemos que en las sociedades patriarcales, las leyes, las instituciones y las prácticas sociales garantizan y organizan el derecho incondicional al coito para los hombres. Este acceso sexual garantizado e ilimitado se basa originalmente en las dos instituciones complementarias del patriarcado: el matrimonio y la prostitución, la mamá y la puta. Acceso sexual ampliado por el acceso “ilegal” de la violación, la pedofilia y el incesto, y este invento del patriarcado moderno, la “liberación sexual” de las mujeres. Pero hay que comprender que este derecho no apunta solamente a asegurar la satisfacción de los deseos sexuales masculinos, cumple otra función aún más importante: en primer lugar, cada vez que un hombre penetra a una mujer se reafirma como dominante, ya que la penetración es por excelencia el acto que establece como dominador al penetrante y el/la penetrado-a como dominado-a (no es necesario recordar todas las palabras del vocabulario popular que establecen esta equivalencia penetrado=dominado: follar, empernar, empomar, etc). Y cada coito es no solamente una reafirmación del estatus dominante del penetrador sino del sistema patriarcal en general. Y cada vez que una mujer se deja penetrar, en la visión patriarcal, reconoce implícitamente su estatus individual de subordinación y su pertenencia colectiva al grupo dominado.

 

Cada penetración es la expresión sexual de la relación de poder patriarcal entre hombres y mujeres y funciona para poner a las parejas en su lugar: la mujer abajo, el hombre arriba (recordemos que la posición del misionero fue impuesta por la iglesia por su carácter “jerárquicamente correcto”). El coito, acto jerarquizante por excelencia, tiene un sesgo fundamentalmente político porque es el paradigma fundador de la dominación masculina. De allí surge la pregunta: ¿se puede abolir la dominación masculina si la heterosexualidad sigue siendo la norma?




(Suzzan Blac)

 

Todas las prácticas que degradan a las mujeres - insultos, humillaciones, torturas - son sexualizadas también porque son operadoras de jerarquización. La pornografía que pone en escena todos esos actos representa el paroxismo de esta sexualidad jerarquizante – como la dominación masculina está cuestionada actualmente, debe ir más lejos y con más fuerza para reafirmar su poder y re-inferiorizar a las mujeres. Con este objetivo, esos actos jerarquizantes deben multiplicarse y diversificarse al infinito, todos los orificios deben ser ocupados, nuevas formas de degradación deben ser inventadas: debe haber siempre más sexualidad para que haya más dominación.

 

Frente a la erosión (relativa) del poder patriarcal, hay una doble contraofensiva de restauración de dicho poder: mediante la religión que apunta a devolver a la mujer a su rol de mamá (reproductiva), la pornografía apunta a devolverla a su rol de puta (objeto sexual). Las fronteras entre estas dos funciones son porosas, las mujeres se ven obligadas ahora a asumir las dos.


El COITO ES POLITICO

 

Lo que enuncia explícitamente el argumento de la pulsión incontrolable es que el acceso sexual masculino debe ser incondicional e ilimitado y que nada debe restringirlo, aunque este acceso sexual implique perpetrar violencias destructivas para las personas afectadas y con un alto costo para la sociedad. Y correlativamente, que este derecho incondicional al acceso sexual garantizado a los hombres tiene por consecuencia que es prácticamente imposible que las mujeres escapen al coito. Pero este enunciado oculta un hecho fundamental: que este acceso sexual ilimitado no es prioritariamente una cuestión de satisfacción de las pulsiones, sino de conservación del poder sobre las mujeres. Como mencionamos anteriormente, en la visión patriarcal una mujer penetrada es una mujer sumisa. El consejo que daban los sexólogos del siglo XX a los maridos era la de penetrar regularmente a su mujer para garantizar su docilidad. Los Munducurus (pueblo del Amazonas) nunca han oído hablar de sexología, pero uno de sus proverbios dice lo mismo: «domamos a nuestras mujeres con la banana». De hecho, si la pulsión sexual incontrolable debe ser aceptada a pesar de ser potencialmente criminal, es porque es parte integrante y condición misma del ejercicio de la hegemonía masculina. Esta criminalidad no debe ser reprimida porque es ella la que garantiza en última instancia la subordinación de las mujeres.

 

Detrás del pretexto de las “pulsiones incontrolables”, el mensaje codificado que se envía a los hombres es “no controlen sus pulsiones, al contrario, denles rienda suelta porque son el instrumento de su poder, cuanto más penetren a las mujeres, más serán obedecidos”: es crucial para garantizar el poder masculino que las mujeres sean “bombardeadas” de penetración. Y en consecuencia, si los actos que confieren la dominación son la penetración, la invasión, la irrupción y el marcado, un dominante debe poder efectuarlos lo más frecuentemente posible. De allí el consumo intensivo de Viagra y de pornografía que, al maximizar las erecciones, apunta a maximizar la ocupación masculina del cuerpo de las mujeres, por lo tanto a maximizar la dominación masculina. Las imágenes pornográficas proporcionan además instrucciones detalladas de como concretar esta ocupación.

 

Acto jerarquizante por excelencia, el éxito del coito presupone también la existencia de una jerarquía: las mujeres emancipadas de la tutela masculina que se comportan como iguales y no respetan las normas de la femineidad (es decir de la subordinación) no provocan erecciones —salvo que se trate justamente de castigarlas por su emancipación; por su falta de sumisión, son consideradas “castradoras”. Las “brujas”, esas figuras históricas de la rebelión femenina, han sido perseguidas (entre otras cosas) porque se las acusaba de reducir a los hombres a la impotencia (incluso de robarles sus penes para coleccionarlos en cajas). Reducir a los hombres a la impotencia sexual es confiscar su poder, se considera que la pérdida de poder sexual lleva a la pérdida de poder político —de allí nuevamente la vital importancia de recurrir a la pornografía y al Viagra. En realidad, esta reivindicación de la liberación “natural” de las pulsiones incontrolables no es ante todo una reivindicación masculina al placer sexual sino una estrategia de dominación.

 

El ACCESO SEXUAL CONDICIONA LA DOMINACION MASCULINA

 

Si para garantizar el poder masculino sobre las mujeres, los hombres patriarcales deben mantener su capacidad de penetrarlas lo más frecuentemente posible, la otra condición de dicho control es que ninguna mujer pueda escapar a esta penetración

 

Por este motivo se ponen furiosos cuando las mujeres pretenden negarles este acceso, por ejemplo, defendiendo el derecho al separatismo y a espacios femeninos no mixtos. Desde este punto de vista, el movimiento trans puede ser visto como una contraofensiva patriarcal que apunta (entre otras cosas) a impedir a las mujeres cerrar la puerta en las narices de los hombres y para encontrarse entre ellas en espacios exclusivamente femeninos –la reivindicación insistente de los trans es irrumpir en esos espacios no-mixtos.

 

VIOLACION Y PROSTITUCION, CONDICIONES DEL ACCESO SEXUAL ILIMITADO

 

El matrimonio es una forma institucionalizada de asegurarse este acceso sexual: en el matrimonio tradicional, el esposo tenía el derecho legal de tener relaciones sexuales con su esposa aunque esta no lo deseara y podía exigir su «derecho conyugal» (la otra cara del «deber conyugal» de las mujeres) mediante la violación si fuese necesario. La violación formaba entonces parte del matrimonio, era su fundamento, la noche de bodas no era más que una violación legal -y sigue siéndolo en muchos países. Pero todavía actualmente en los países occidentales, el sexo conyugal es presentado como consentido cuando en realidad es obligatorio.

 

Pero el matrimonio es insuficiente para que el acceso sexual masculino sea verdaderamente ilimitado, debe ser necesariamente completado con otras formas «salvajes» de acceso sexual para que ninguna mujer pueda sustraerse: la prostitución, la violación, la pedofilia y el incesto.

 

Por empezar, porque dichas formas de acceso sexual amplían la variedad de mujeres disponibles que incluye no solo a las esposas, sino potencialmente a todas las mujeres ya que la violación por definición permite el acceso sexual a todas las mujeres, en tanto que la pedofilia y el incesto la extienden a los niños (el acceso sexual pedófilo permite el « grooming » precoz de las niñas a la sumisión).

Pero también porque al ser la penetración/violación lo que define la virilidad, las relaciones aparentemente consentidas con mujeres, como en el matrimonio, no son suficientemente superiorizantes para los hombres; Es imperativo que estos puedan tener relaciones sexuales no consentidas para sentir la totalidad de su poder de dominante (la industria de muñecas sexuales ha comprendido bien esto y fabrica muñecas con un ajuste «violación»). El dominante, para gozar plenamente de su dominación debe forzar a la dominada, no solamente «poseer» su cuerpo, sino quebrar su voluntad (tener voluntad propia es lo que la define como sujeto). Si la mujer quiere lo mismo que el dominante –relaciones sexuales–, la voluntad del dominante no puede afirmarse plenamente. El matrimonio actual «consentido» ya no procura ese sentimiento de dominación omnipotente, solo la prostitución y la violación pueden procurarlo: los hombres saben que la persona prostituida no desea tener relaciones con ellos si no, no sería necesario pagarle. De esta manera, la prostitución desenmascara la realidad oculta de las relaciones heterosexuales: la violación de las mujeres es central en el sistema patriarcal, pero esta violación debe ser presentada como «consentida» en las sociedades neopatriarcales «de igualdad de derechos» porque se supone que las interacciones sexuales están basadas en el consentimiento. En las sociedades tradicionales donde la violencia patriarcal se muestra abiertamente, nadie dice que la prostitución es consentida.

 

VIOLACION Y PROSTITUCIÓN

 

La violación garantiza que ninguna mujer pueda escapar al acceso sexual: toda mujer está a la merced de una violación —inclusive una mujer presidenta o primera ministra, por el solo hecho de que un hombre, aun si está en lo más bajo de la escala social, posee un pene, posee el poder de poner a una mujer en su lugar de inferior al violarla. Como tal, la violación es un instrumento esencial de la dominación masculina: por empezar, sirve para controlar a las mujeres y a garantizar su docilidad aterrorizándolas. Sobre todo si ninguna mujer puede protegerse totalmente contra este acceso sexual forzado, ninguna mujer puede ser verdaderamente considerada como igual a los hombres ya que en todo momento un macho puede violarla: la violación sostiene la asimetría de poder fundamental entre hombres y mujeres. Mediante la violación, paga o no, el hombre patriarcal cuya hegemonía se ve debilitada por los logros feministas se reconstituye como dominante. Experimenta la dominación masculina plena y completa tal como la conocen sus ancestros masculinos. Entra en un espacio de no derecho donde puede negar absolutamente la humanidad y los derechos humanos de las mujeres, lo que - explícitamente en todo caso—el principio de igualdad de sexos proclamado en las sociedades occidentales ya no le permite hacer. Los clientes de las mujeres en situación de prostitución dicen con frecuencia que no sienten verdadero placer—pero que comprar un cuerpo femenino es para ellos una inyección de pura dominación, como una inyección de heroína para un drogadicto. Tener una erección y penetrar a una mujer prostituida, eludir el hecho de que ella no lo desea pagándole (el que paga manda), cruzar los límites que ella pone al uso de su cuerpo, humillarla, imponerle prácticas dolorosas o peligrosas, marcarla con una eyaculación facial, como un perro que hace pis para marcar su territorio es la apoteosis de la virilidad patriarcal.



(Suzzan Blac)

 

La prostitución convierte la violación en algo fácil y sin riesgo al proveer una categoría de mujeres —pobres, minorías étnicas, etc— para ser violadas: garantiza que en cualquier lugar, en cualquier momento, cualquier hombre pueda violar sin ninguna consecuencia penal o social si tiene un poco de dinero para pagar. Además, la relación sexual con una mujer prostituida maximiza la dominación porque maximiza la diferencia jerárquica: no solamente la persona prostituida es una mujer, sino que proviene de un medio social inferior, es más pobre, pertenece a una minoría étnica: la desigualdad de género se multiplica por la desigualdad de clase/dinero/ «raza». Es por eso que los hombres se niegan con vehemencia a ser privados de la prostitución: la abolición los desposee de una parte esencial de su poder, porque el poder sin abuso de poder no es la totalidad del poder. Solo la prostitución y la violación permiten a los hombres experimentar la totalidad de los derechos de acceso sexual que el sistema patriarcal les da sobre las mujeres, y sienten como una castración que se los prive de una parte de ese poder: la penalización del cliente constituye un atentado insoportable al orden patriarcal, y es mucho más grave para ellos que la simple pérdida de los «servicios sexuales». Cuando los hombres declaran: «Soy un pobre hombre solitario, solo puedo tener relaciones sexuales con prostituidas», la lectura es «no puedo encontrar mujeres porque me niego a tratarlas como seres humanos, cosa que sí puedo hacer con prostituidas».

 

Por último, el argumento de la pulsión incontrolable sirve para recordar a las mujeres que esta amenaza de violación se cierne sobre ellas permanentemente: si los hombres controlaran sus pulsiones ya no provocarían miedo a las mujeres. Es con su ausencia de control que los hombres controlan a las mujeres: el argumento del no-control de las pulsiones sexuales es en si mismo un instrumento de control.

 

Como el acceso sexual masculino incondicional es la base de la subordinación femenina, debe ser constantemente defendido frente a las tentativas feministas de limitarlo, y hemos visto el papel esencial que juega la pornografía en la contraofensiva patriarcal alentando a los hombres a maximizar la violación de mujeres y a inventar sin cesar nuevas formas de violentarlas.

 

Sin embargo, no es la única razón de esta constante reafirmación que condiciona el ejercicio de la virilidad, y de su fragilidad oculta. En la ideología patriarcal, la dominación masculina se justifica con la afirmación de la superioridad «natural» de los hombres. Pero si esta superioridad «natural», en cuyo nombre los hombres se reservan la posesión del poder, debe ser constantemente reafirmada es porque es una superioridad sin contenido objetivo, una pura afirmación basada en un postulado falaz: la confusión entre superior y dominante. En el sistema patriarcal, no se es superior porque se posea (más que las mujeres) cualidades que establezcan de manera objetiva la superioridad (inteligencia, instrucción, valentía, altruismo etc) sino que por el contrario es la dominación lo que prueba la superioridad: se es superior porque se oprime a ciertos grupos, se es superior porque se es dominante y no dominante porque se es superior. De hecho, las cualidades que permiten a un grupo oprimir a otro no tienen nada que ver con algún tipo de superioridad, por el contrario, lo que garantiza el éxito de un opresor es la ausencia de empatía, la manipulación y la violencia: los hombres patriarcales dominan a las mujeres por sus vicios y no por sus cualidades, dominan con su inferioridad.

 

La superioridad masculina debe entonces reafirmarse constantemente porque es engañosa y se basa en una impostura. El patriarcado la naturaliza para presentarla como inalterable, pero si fuera «natural» no sería necesario reafirmarla constantemente. Y en esta afirmación de la incontrolabilidad de las pulsiones masculinas, el patriarcado de forma contradictoria dice a las mujeres: «nuestra dominación (por la sexualidad) es inamovible pero no intenten cambiarla». De la misma manera que si la sumisión de las mujeres fuera tan natural, no sería necesario asegurarse de controlarla constantemente. La superioridad masculina es una afirmación vacía de contenido que funciona tautológicamente: el patriarcado crea la realidad con el discurso, detenta el poder de designar porque detenta el poder: somos superiores porque tenemos el poder de afirmarnos como tales.

 

Por último, los hombres que afirman la existencia de pulsiones incontrolables saben muy bien lo que dicen: saben que la virilidad patriarcal es en si misma criminal y es esta misma criminalidad la fuente de su poder: detrás del argumento de la pulsión incontrolable, no es la «naturaleza» que habla, es el patriarcado.

 

Palabras clave: prostitución, violación, dominación masculina, virilidad, patriarcado.

Visita nuestro canal de Youtube con interesantes videos traducidos y subtitulados en español: https://www.youtube.com/channel/UCuDKy2DjYr3Egw6iX1h1tcQ/videos

 Fuente

https://traductorasparaaboliciondelaprostitucion.weebly.com/blog/el-mito-de-la-pulsion-sexual-incontrolable






viernes, 25 de mayo de 2018

Pornografía




PORNOGRAFÍA
Ismael López Fauste: "En el caso de La Manada se dieron todos los elementos del lenguaje pornográfico"
Entrevistamos a Ismael López Fauste, periodista y autor del libro: "Escúpelo: crónicas en negro sobre el porno en España".
cinex
DANIEL SEIJO
@SEIJODANI SOCIÓLOGO EN CIERNES. COLUMNISTA Y COORDINADOR EN NUEVA REVOLUCIÓN
PUBLICADO
2018-05-14

¿Cómo llegaste a entrar en contacto con la industria del Porno?

Entrevisté a Amarna Miller y al lobby editorial pornográfico le encantó mi forma de presentarla, por lo visto. Ella todavía no era famosa, estaba a punto de empezar porque ya le habían preparado la portada en Interviú. Después de aquello empecé a trabajar como escritor fantasma para ellos.

¿Existen abusos en la industria pornográfica en España?

Existen en todas las industrias pornográficas del mundo. Empezando desde la ocultación de la verdad, las dificultades para salir de ella y eliminar los vídeos o las propias coerciones una vez dentro. Luego tienes los abusos de los compañeros, que se eliminan con un buen montaje final, y si te vas al porno “ético” o “feminista” tienes los sueldos bajísimos, los rodajes larguísimos y los mismos abusos que en lo “mainstream”, solo que cortan un poquito más de cara al producto final.

 
Ismael López Fauste
¿Cómo es el rodaje de una escena porno?

Depende mucho de la productora y del tipo del público al que vaya destinada. Pero sacado de Escúpelo en palabras de uno de los productores más importantes, las chicas solo tienen que ser muy guapas y dejarse follar.




¿Existe un negocio de prostitución tras los grandes nombres del porno?

Y tras los pequeños. Te doy una frase: "no conozco a ninguna compañera que no se dedique a la prostitución", es de una actriz porno. Si haces cuentas, el porno, con toda la piratería que tiene detrás, no da para vivir. Es un escaparate para prostituirse y subir el caché de la chica en cuestión. Las redes sociales ayudan mucho en eso para contactar con los puteros.

¿Tiene un control sanitario efectivo en la industria pornográfica?

El último periodista que me preguntó eso intentó desmentirme y lo único que encontró fue el certificado de un análisis de sangre de 2016 que le enseñó una actriz porno en activo. Nada más. Lo que yo he visto son análisis de sangre capilares, que no demuestran nada. En dos años colaborando con el lobby jamás he visto a nadie haciéndose análisis efectivos contra ETS cada dos semanas como se nos ha vendido. Sin ir más lejos, se tapaba mucho tener gonorrea y otro tipo de infecciones, y en el último evento al que acudí todos se fueron a sus casas con herpes.

¿Paga impuestos el porno español?

Desde mi experiencia, no. Existe la posibilidad de declarar impuestos, pero no se hace. Una compañera me comentó que consiguen evadir mucho al cobrar a través de empresas como Payoneer, o haciendo contratos no válidos o contratos comerciales en eventos que nunca llegan a declararse. Eso en España. Por supuesto, todo lo que funciona fuera de el país, que es la mayoría, es mucho más fácil de ocultar. Hablo de Budapest, Los Ángeles y demás zonas calientes de rodaje. Y luego tienes la prostitución a través de distintos contactos, que es lo que se oculta detrás de tanto viaje. Eso por supuesto funciona en B.

¿Es posible un porno feminista?

Si el porno fuera ético o feminista estarían atendiendo a todas las compañeras explotadas que no pueden retirar sus vídeos, que han sido abusadas, violadas o tratadas. Me gustaría muchísimo ver a alguien con la camiseta de “puta feminista” yendo a los polígonos a pasar frío y a ayudar a compañeras en lugar de reclutar muchachas en redes sociales. No soy quien para decir qué es feminista y qué no lo es. Pero si el feminismo es acaparar cámara para ocultar la realidad del 95% de las mujeres que venden su sexo, entonces no he entendido el feminismo.

¿Tiene cabida el activismo feminista desde la pornografía?

No lo tengo claro. Ahora mismo la única forma de activismo que se me ocurre ahí dentro es que esas "activistas" empiecen a dar la cara y a señalar a quienes cometen los abusos. Pero por otro lado esas "activistas" también son cómplices y están ahí colocadas para taparlos o evadir la atención. Existe gente muy valiente, eso sí puedo decirlo. Piensa que yo no he grabado porno, toda esta información me viene de gente que está ahí dentro y que se la está jugando a que les pillen. No sé si lo que hago ayudará a mejorar la situación, pero desde luego lo que motiva a mis fuentes es eso. Lo que está claro es que el empoderamiento de algunos nombres depende de guardar silencio o explotar a las de abajo. Al final se nos ha vendido como una vocación y en realidad se está explotando una necesidad. Hay gente muy lista sacando provecho.

Solo diré lo que leí hace tiempo en un tuit, que los títulos de vídeos porno cada vez se parecen más a los titulares de sucesos relacionados con violencia machista
Escribías columnas para diferentes actrices porno. ¿Que clase de mensajes debían transmitir tus artículos?

Feminismo y lujo. Trabajar poco y cobrar mucho. Acostarte con quien quieras y disfrutar un montón. Estoy salida todo el día y te haré lo que quieras. Soy insaciable. Es muy básico. El porno sigue teniendo argumentos muy de revista de gasolinera aunque se haya sustituido el soporte impreso por Risto Mejide o Erika Lust.

Has convivido durante varios días en un casting con actrices y aspirantes a actores porno ¿Qué destacarías de su actitud fuera de cámara?

Aquello no era un casting, era un evento de prostitución encubierta y la gente iba a hacer valer su dinero con todo lo que ello implica. Se vivió muy poca empatía esos días y a la "empresa" le importaba muy poco. ¿Cómo puedo resumirtelo? las chicas hablaban mucho de "pasar por el aro". Digamos que tenían una tolerancia especial tanto para atragantarse y recibir golpes como a sentarse y comer junto a la persona que acababa de agredirlas. La publicación de tu libro "Escúpelo" ha tenido que esquivar bastantes zancadillas antes de poder publicarse

¿Has sufrido presiones por parte del entorno de la industria pornográfica?

He sufrido alguna amenaza, sí. El mayor bache fue cuando antes de eliminar la descarga gratuita del libro desaparecieron las reseñas, entrevistas y menciones en los pocos medios que me apoyaron. Querían que el título desapareciera, no solo que no estuviera disponible, también que no se supiera que había existido.




¿Te han respaldado compañeros de la prensa?

No. Antes de publicarlo por mi cuenta ofrecí todos mis documentos de forma desinteresada a prácticamente todos los medios de comunicación que no tuvieran un compromiso con la derecha conservadora. No por nada, pero mis tiros no van por el lado moralista. Nadie me hizo caso, por supuesto, pero a la vez publicaban entrevistas de gente a la que había conocido en el porno y no hacían referencia alguna a irregularidades. Se debe a que son amigos, por supuesto. Te he mencionado varios ejemplos y te pongo otro: imagina que me entrevista Andreu Buenafuente, sería muy problemático que lo hiciera en septiembre porque seguramente estará preparando la promo del siguiente Salón Erótico. Están todas las entrevistas en Youtube, si no desaparece. No falla un solo año. Hace no mucho una periodista de Eldiario.es llegaba a increparme con información privada sobre mí, lo cual no me explico porque a este periódico también le ofrecí la información y les pedí ayuda durante el periodo de las amenazas. Pero no lo achaco a una complicidad total. A veces también es ignorancia. Yo mismo no hacía demasiado caso al discurso que habla de corrupción hasta que no lo vi con mis propios ojos.

Los eventos del porno los financian empresas de prostitución y las productoras facilitan el contacto con las chicas en privado para, como ellas dicen, “alquilarlas”
¿Suponen actrices como Amarna Miller un intento de renovar la cara del porno?

Los anuncios de prostitución están desapareciendo. Casos como el de Miller son una forma de renovar esa propaganda para hacer atractivo el consumo y esa actividad para una nueva generación. Ahora ya no se anuncian fotos de chicas en las páginas de contactos. El método ha cambiado, ahora dicen “métete a puta” y te cuentan una historia muy bonita que omite partes de realidad, precisamente las más crueles. No soy partidario de centrar toda la atención en un personaje porque consiguen la promoción que buscan. Prefiero entenderlo como un fenómeno; han puesto a una chica con la que se identifica una generación entera, con toda una estructura de apoyo detrás, funcionando en redes sociales, apelando a un público menor de edad, para lavar la cara de un negocio. Me asusta más que nadie se haya planteado las consecuencias de respaldar este tipo de discurso sin investigar lo que puede haber detrás. Hay chicas suicidándose, siendo tratadas, y ellas no tienen un hueco en los medios de comunicación. Además de renovar la industria, también están plantando un árbol que oculta el bosque. Pablo Iglesias e Ínigo Errejón han llegado a defender a Amarna Miller

¿Consideras que Podemos cuenta con todas las versiones de la historia tras el Porno?

Lo desconozco por completo. Dos veces he conseguido acceder a dos personas de la cúpula de Podemos nacional, una de ellas responsable de feminismos. En ambos casos se me ha colgado el teléfono a media entrevistas o se ha cortado la comunicación al tratar información muy puntual. Esto es lo que puedo responderte al respecto. Pregunté, por cierto, si era cierto que en las últimas elecciones plantearon introducir en el Congreso a una representante del lobby. No obtuve respuesta. También te digo que he recibido apoyo a título personal de personas que forman parte del partido, pero siempre de una forma privada y como informantes.

¿Se ha interesado algún partido político por tu trabajo?

Una parte de Izquierda Unida me ha prestado apoyo activo para la difusión a través de medios independientes y también me han ayudado mucho personalmente. No he recibido apoyo de más partidos, pero tampoco deseo, por ejemplo, recibir apoyo del Partido Popular. Vale que considero que Podemos ha tenido un papel importantísimo en el lavado de cara de la pornografía durante su última campaña, pero considero que gastar dinero público en “volquetes de putas” es una declaración de intenciones igual de potente.

¿Estaría dispuesto a dialogar con ellos sobre su experiencia?

Estoy dispuesto a dialogar con cualquier persona o agrupación siempre que se enfoque mi información desde un punto de vista no conservador, moralista, religioso o politizante. Tengo una inclinación a la izquierda, por supuesto, pero cuando hay vidas en juego me agarro a un clavo ardiendo, honestamente. No olvidemos que me siento cómplice de todo el fenómeno.




¿Cómo definirías la industria pornográfica de los países del Este de Europa?

Son las minas de coltán del porno, allí todo vale, pero sabemos muy poco. A una compañera le dio una sobredosis por unas sustancias que le facilitó la propia productora allí para mejorar el rodaje. Sin Europa del Este en Europa no sería rentable hacer porno.

¿Es el porno un trabajo a largo plazo?

Es una de las pocas cosas de las que podemos tener cifras. No lo es. O te jubilas antes de los 30 o te conviertes en proxeneta y explotas a otras mujeres. Cuando hablo de proxenetismo me refiero a la definición de la RAE.

El polémico productor de cine para adultos Torbe ha llegado a "defender" a los miembros de La Manada. ¿Está el porno español en las mejores manos atendiendo a este tipo de declaraciones de una de sus caras más visibles?

Llámalo porno, por favor. Yo veo cine para adultos y también soy “prosex” porque me gusta el sexo. Estos términos, aunque parezca exagerado, acabarán apropiándose del debate. Precisamente quienes más cine para adultos consumen no son tan adultos. Con respecto a tu pregunta, no creo que el porno español esté en manos de Torbe. Pero mientras se hable de él no se hablará de otros personajes. Nos estamos olvidando de que Nacho Vidal estuvo vinculado con la mafia china y fue denunciado en 2012 por maltrato. Que Torbe parezca el diablo hace que el resto del sistema se presente como un mal menor. Sí, es terrible, no tiene escrúpulos, pero hay gente pagando por ese contenido, y ha tenido que ser la Policía Nacional quien destape el caso. ¿Dónde estaban todos esas pornógrafas feministas dando la cara por sus compañeras?

¿Existe abuso de menores en la industria pornográfica?

Existe. También desde la explotación de la figura del menor de edad. A muchas actrices porno actuales les ha venido muy bien poner vocecita cuqui y parecer niñas cuando en realidad son lo suficientemente fuertes como para ver a 20 compañeras hacinadas en un piso de mierda en Budapest y no decir nada. He visto niños por allí. También he sido contactado por menores de edad de 16 años que habían visto una entrevista en Antena 3 que decía que el porno era muy empoderante y buscaban una forma de contactar con las productoras. A quien me lea, le propongo buscar "Pablo Lapiedra menores de edad" en Google, para no alargarme demasiado. Soy un “one man army”, no tengo todas las respuestas y mis recursos son muy limitados. Hay una estrategia de captación de jovenes y hemos visto varias veces a pornógrafos que se han ido de rositas tras intentar comerles la cabeza a través de redes sociales a chicas menores de edad. Aún así no he tenido contacto directo con ninguno de estos casos.

El porno sigue teniendo argumentos muy de revista de gasolinera
¿Has consumido alguna vez porno?

Antes te habría dicho que no tanto. Ahora cada vez veo más. Hay una cantidad considerable de mujeres que se acercaron a la pornografía atraídas por los cantos de sirena y al cambiar de idea no consiguieron borrar los vídeos. Veo mucho porno como documentación. A veces es sorprendente como cuando cambias el chip incluso en un vídeo porno editado puedes ver todas estas cosas de las que hablo.

¿Se puede consumir pornografía de forma "ética"?

Yo pienso que cuando se consume pornografía producida en las condiciones que te expongo en esta entrevista se es cómplice en menor medida. ¿Existe alguien que no produzca en estas condiciones o no guarde silencio sobre las mismas? No conozco ningún caso, y mis fuentes tampoco. No, no creo que actualmente al menos pueda consumirse de forma ética.

¿Qué cambios ha traído internet a la industria de la pornografía?

Han conseguido una difusión tremenda. No la ha creado, desde luego. Ya existía pornografía desde hace tiempo. El abuelo del actual rey era una especie de productor porno de hecho. Pero bueno, de momento ha conseguido crear una generación de porno nativos adictos. El lenguaje audiovisual de la pornografía ha marcado nuestras relaciones y nuestra forma de entender el sexo. Lo estamos viendo todos los días, con casos extremos como el de la manada.

¿Consideras que puede existir relación entre el aumento en el consumo de porno extremo y el aumento de agresiones sexuales grupales?

Considero que debería haber más estudios traducidos al respecto. Personalmente, creo que existe una dependencia hacia productos cada vez más extremos como varios consumidores de porno han reconocido. ¿Tiene que ver con las agresiones? Bueno, en el caso de La Manada se dieron todos los elementos del lenguaje pornográfico, y si buscamos "five guys" en páginas porno nos encontramos con unos vídeos muy semejantes al hecho que tuvo lugar.
Pero yo me preguntaría si no es problemático también presentar a personajes como Nacho Vidal, Rocco Siffredi, Amarna Miller, Sasha Grey y todo lo que representan como unos "putos amos" para una generación de niños en plena formación de su sexualidad.

¿Intenta la industria del porno adueñarse de todos lo relacionado con la sexualidad?

Intentan colarse en nuestra forma de entender las cosas y estar presentes para fomentar el consumo. Cuando me hacen esta pregunta siempre propongo a los chicos que me escuchan/leen que prueben a dejar de consumir porno durante dos semanas y escuchen lo que les está diciendo su propia mente.





¿Qué consecuencias puede tener el dejar la educación sexual en las nuevas generaciones en manos de la industria pornográfica?

Hablamos de algo parecido. Tal y como se está produciendo porno, incluso eso que han llamado porno ético o feminista o la etiqueta que le quieran poner, es lo mismo. Es un producto de consumo, y pretende generar consumidores. No lo sé, ¿queremos dejar nuestra sexualidad en manos del libre mercado y el neoliberalismo más crudo? Si es así, vamos a enseñar a nuestros jóvenes que todo puede comprarse y a nuestras jóvenes que todo puede venderse. Y con dinero de por medio, quien no lo tiene, roba por necesidad. De nuevo saco el tema de las violaciones. No digo ninguna tontería, la categoría “teen” que representa escenas con chicas que aparentan una minoría de edad ahora han evolucionado a la etiqueta “forced” donde unos machos de más de 40 años hacen lo que quieren con colegialas que ponen caras de desagrado ante la cámara. Hay gente consumiendo esto.

Desde tu experiencia. ¿Puede suponer la pornografía o la prostitución una liberación para la mujer?

No soy teórico, así que no sé si “puede”. Sé que actualmente no lo supone en ningún ámbito. Tienes casos todo el día, aunque no salgan en España, de antiguas prostitutas que cuentan su experiencia, y de repente ves a estos supuestos sindicatos como Ammar Y Conxa Borrell, la presidenta de Aprosex, negándome la ayuda Y Hetaira en esta página de Anela Estos son los que se supone que liberan mujeres. Te he dado esa información, ¿te parece que estén liberando a alguien o están camuflando intereses.

¿Existen diferencias en el trato a hombres y mujeres dentro de la industria pornográfica?

Sí, ellos no tienen una caducidad tan temprana y tienes a espaldas plateadas como Nacho Vidal o Rocco Siffredi empoderando a muchachas con los 18 recién cumplidos. No quiero ser desagradable, así que lo dejaré en que el papel masculino es, de lejos, mucho más dominante que el masculino por mucho que quieran vendernos lo contrario. Existe la falacia de que ellas cobran más que los hombres. En este argumento no se tiene en cuenta que todo este negocio está en manos masculinas.

¿Supone la pornografía un retrato distorsionado de la sexualidad humana?

Dejo esas respuestas a especialistas, yo solo soy periodista. Solo diré lo que leí hace tiempo en un tuit, que los títulos de vídeos porno cada vez se parecen más a los titulares de sucesos relacionados con violencia machista .

Los anuncios de prostitución están desapareciendo. Casos como el de Miller son una forma de renovar esa propaganda para hacer atractivo el consumo y esa actividad para una nueva generación
¿Es habitual el uso de drogas en el porno?

Es muy habitual. Facilita las situaciones incómodas y hace más llevaderos los rodajes. También se consumen mucho en fiestas. Consumir cocaína o anfetas tiene muchos sentidos, así que imagino que depende de cada cual, pero no solo se consume antes de los rodajes. Hay mucha gente dependiente de estas sustancias en el porno y en otros muchos negocios. Hacerte una interpretación de ello sería muy arriesgado porque existen muchos factores que te llevan a engancharte a ello.

¿Existen grandes diferencias entre prostitución y pornografía?

Ninguna. Muchas teóricas comentan similitudes cuando en realidad es lo mismo. Forma parte del mismo entramado y solo es un escaparate para una prostitución más cara. Los eventos del porno los financian empresas de prostitución y las productoras facilitan el contacto con las chicas en privado para, como ellas dicen, “alquilarlas”.

¿Qué es el postporno?

Creo que es un giro todavía más supuestamente alternativo a la pornografía. Jamás he conocido ningún proyecto postporno que no dependa de la rama mainstream del porno, así que dudo que exista algo comercialmente independiente en este ámbito. La verdad es que con tanto término nuevo acabo confundiendo. Ahí dentro no se usaban esos términos, la gente alternaba los rodajes con productoras grandes con grabaciones más pequeñas para mantener el flujo de dinero, pero no había una parte “activista” o “artística” en ello.

¿Seguirá investigando en relación a la industria de la pornografía en España?

En vista del poco apoyo mediático que he recibido y de los vínculos que he descubierto, dudo que mi situación vaya a mejorar. No, me temo que va a ser imposible investigar, al menos en primera persona. Entiendo que estoy vetadísimo. Sin embargo, he conseguido mucho apoyo con actrices porno de Los Ángeles y Budapest. Voy a seguir ayudando a gente con todo lo que pueda y apoyando que salgan verdades a la luz, pero con un alcance tan limitado mi única opción es seguir trabajando en inglés. El mercado informativo español no aceptaría pegarse un tiro en el pie y reconocer su complicidad con la realidad que he denunciado en “Escúpelo”. Ojalá me equivoque, pero tengo una visión demasiado optimista al respecto.

Te pido unas breves definiciones

Amarna Miller: Influencer. Cara pública de la industria pornográfica actual con el apoyo del Grupo Z. Hace atractivo el negocio del sexo para cambiar la visión de la generación millenial. Tiene un entramado detrás que se beneficia de su mensaje, porque gana consumidores y les acerca a nuevas chicas con las que grabar.
Torbe:  El cabeza de turco. Representa una visión del porno muy casposa y cruda, pero no demasiado distinta de cualquier otro porno por mucho que el maquillaje, la producción y la iluminación estén más cuidados.
Clara Serra:  Te voy a responder con las preguntas que hice y que nunca se me respondieron: ¿Sabía que estaba apoyando un sector que abusa de mujeres? ¿Nunca ha dudado al tener contacto directo y privado con representantes del lobby de lo que tenían a sus espaldas? ¿De verdad puede ser responsable de feminismos de un partido anticapitalista alguien tan cercano a un negocio que funciona como una mafia y es puro neoliberalismo? La única respuesta que tengo es que es fantasía femenina el sexo con violencia y la violación, como dijo en las mismas charlas en las que le abrió las puertas de la universidad al lobby del porno. Me resultaría terrorífico alguien así como ministra de igualdad, considerando su cercanía con el lobby, la verdad.
50 sombras de Grey:  Respondí una entrevista en nombre de una actriz porno sobre este libro. Me parece un best seller orquestado, pero no va mucho más allá.
Pablo Iglesias:  Esta es la persona que colaboró en la difusión del Salón Erótico en 2016, ¿no? De nuevo, tuve muchas preguntas y ninguna respuesta. No sé lo que conoce ni lo que no.
Rosa Cobo:  Creo que Rosa me ha salvado la vida. Fue una de las pocas personas que me prestó atención cuando recibía amenazas y ha sido absolutamente amable conmigo. Me ha apoyado y animado mucho sin ningún interés personal. Es muy probable que me hubiera rendido sin el apoyo de esta mujer.
Erika Lust: Es otra Amarna Miller, y está muy vinculada a Ammar en lationamérica1, la misma asociación que tiene a varias personas imputadas por trata. Otro nombre que oye, ve y calla. También es mala pata siendo feminista no encontrarse con casos de compañeras abusadas y colaborar con la policía para solucionarlo.


1La vinculación de Erika Lust con Ammar se da a través de una integrante y representante mediática del grupo y colaboradora en varios proyectos de Lust. Su nombre es María Riot.


Fuente
https://www.elsaltodiario.com/nueva-revolucion/el-porno-sigue-teniendo-argumentos-muy-de-revista-de-gasolinera-aunque-se-haya-sustituido-el-soporte-impreso-por-risto-mejide-o-erika-lust




domingo, 3 de septiembre de 2017

La otra cara de la pornografía que el lobby del cine X trató de ocultar
Ismael López trabaja como periodista en el mundo del porno: denuncia desde irregularidades con los pagos o con los análisis de sangre hasta un lobby del sexo con fuerte relación con la prostitución.


Foto de archivo de un rodaje porno

MADRID
02/09/2017
BEATRIZ ASUAR GALLEGO

Hace unos meses Ismael López publicó por internet Escúpelo, un libro que cuenta la historia de un joven periodista que vive en el backstage del Cine X, escribiendo para personajes de moda y siendo testigo de los abusos de la industria. Ismael relata esta historia contando su vivencia en un casting porno y con la que busca desvelar el "funcionamiento corrupto de esta industria" y "promover el pensamiento crítico sobre el negocio".

Sin embargo, el autor ha retirado el libro de la red, y afirma que la mayoría de artículos escritos sobre él también han sido despublicados. Varias colaboradoras que participaron en la difusión de Escúpelo también han borrado sus escritos: "Por presiones se ha eliminado todo", cuenta para Público el autor. "Presiones del lobby de la pornografía", asegura.

Durante un par de años, Ismael estuvo trabajando como colaborador de varias revistas, publicando artículos en los que "explotaba la faceta humana de las actrices, como mujeres fuertes e independientes que hace esto como algo vocacional". Entonces, cuenta que tenía una imagen muy mitificada del porno, hasta que asistió a "un rodaje real" en el que vio diferentes abusos que le llevaron a tomar la decisión de alejarse por completo de este mundo.
Ismael cuenta que en los casting porno como en el que él estuvo los hombres suelen pagar en torno a unos 1.000 euros por participar. Pero las mujeres no pagan, si no que cobran. “Un casting lo puedes interpretar como quieras, yo personalmente, creo que es una forma de prostitución con cámaras. De hecho, la diferencia para mi entre un proxeneta y determinados productores porno es que tienen una cámara que graba en HD” declara el autor.

El escritor y periodista Ismaél López


De esta forma, se esconden eventos de prostitución como si fuesen rodajes pornográficos o "eventos deluxe", afirma el autor. "El truco es vender algo que es prostitución pero sin decirlo" señala, afirmando que de esta forma muchas actrices porno participan en estos eventos sin estar bien informadas de lo que va a ocurrir.

"Yo solo conozco la punta del iceberg de los abusos que ocurren" cuenta el escritor, pero en esta parte pequeña que dice conocer ya denuncia abusos sexuales, "la brutalidad de los chicos durante las escenas sexuales era insoportable". Según él, vivió violencia durante el rodaje, vio quejas y vio que no se hizo nada: "Daba la impresión de que la idea de los asistentes era valer su dinero".

También señala irregularidades con temas relacionados con la salud. Para las producciones porno suelen contar que se realizan análisis de sangre, pero Ismael dice que solo ha visto "análisis por contrato: te sacar una gotita de sangre y se moja en un papel y por lo visto te dicen si tiene SIDA, pero consultando posteriormente con médicos eso es falso. No tiene ningún tipo de veracidad".

Otro irregularidad es la economía en negro: "Yo he visto más economía en negro que normal. No he visto declarar muchos impuestos…" Y es cierto que son conocidos varios casos de actores y productores imputados por economía en negro. "Esto supone un serio peligro porque no estás dado de alta a la seguridad social por lo que si pasa algo puedes tener muchos problemas. No critico a las actrices, pero es un problema para la salud".

Dice que no puede dar cifras del dinero que mueve el porno por la gran parte del dinero en negro. Sin embargo, afirma que, como en cualquier empresa, los altos cargos ganan en exceso, las actrices de élite también, pero la mayoría de ellas – que no lo son y que no tienen voz ni en los medios ni en la industria - tienen cachés muy bajos y que es "imposible que se mantengan solo con el dinero que ganan de ahí". Y volvemos al tema de la prostitución: "En muchos casos la pornografía sube el precio de la prostitución, el caché como prostituta. El porno crea prostitutas más caras", y por esto, se recurre a la prostitución.


Portada del libro Escúpelo de Ismaél López

¿Es posible un porno feminista?
Caras nuevas del mundo de la pornografía se declaran feministas. Hay productoras que dicen hacer porno feminista. ¿Es posible realmente cumplir con esto? "Si se busca algo positivo para la mujer debería empezarse a hablar de los delitos y del silencio que ocurre dentro de la industria. Un negocio que coerciona, amenaza y tapa el dolor ajeno no puede ser feminista". Ismael aprovecha para denunciar que el giro de la pornografía hacia el feminismo y la izquierda está mercantilizado.
Esta corriente parece que ha conseguido convertir el porno (y de paso, la prostitución) en una forma de empoderamiento femenino aludiendo al argumento de la "libre elección". Sin embargo, el autor dice que no ve ninguna diferencia entre éste porno "nuevo" y el de hace años: "entrevistas pactadas, mujeres que se retuercen nada más tocarlas y tipos que gimen como bestias. ¿Quizás el plano esté más cuidado y los actores saben quién es Da Vinci? Ya te digo que desde que lo vi por dentro me di cuenta de que era el mismo perro con distinto collar".
A pesar de la despublicación del libro, Ismael dice que no se ha rendido y que quiere seguir investigando sobre pornografía. Está trabajando en una segunda edición de Escúpelo, y afirma que, seguramente, en unos meses habrá más información.

Fuente
http://www.publico.es/sociedad/cara-pornografia-abusos-dinero-negro-prostitucion.html

Nota: las imágenes pertenecen a la publicación original





domingo, 9 de julio de 2017

Fauno



FAUNO                        

Por Alberto B Ilieff

Para esta nota sigo muy especialmente el libro “La pasión erótica. Del sátiro griego a la pornografía en internet” de Ercole Lissardi.*






Según este autor nuestra cultura se halla basada en dos paradigmas referidos a la sexualidad: el amoroso y el fáunico.
Hablar de paradigma no es referirse únicamente a un aspecto intelectual, a determinadas ideas, algo que interesa a pensadores, sino a esquemas de valores y conductas que son constituidos como modelos  reguladores de los comportamientos sociales y que integrados en nuestra personalidad nos constituyen, de ahí que sin darnos cuenta los vivimos, replicamos en nuestra vida cotidiana, por esto su importancia.

El paradigma amoroso ha orientado la cultura occidental. Ha propuesto como ideal el amor sublimado. Es esencialmente discursivo y sostenido fundamentalmente por las instituciones sociales detentadoras de poder: iglesia, estado, academia, leyes. Pero este no es el único, paralelamente ha existido otro, el fáunico, que privilegia el apetito sexual, el deseo, la curiosidad, la voluptuosidad. La voracidad sexual es entendida como un camino de superación espiritual.
Este último paradigma ha sido invisibilizado por las instituciones sociales, no obstante lo cual continuó vigente y ya sea al amparo de la clandestinidad o promovido por esta, ha sido otro de los derroteros posibles de nuestra sexualidad. Quizá sea de esta vertiente de la que surgen ideas tales, especialmente referidas a los varones, como lo insaciable del deseo, lo perentorio, el deseo como necesidad urgente que exige su inmediata liberación, la posibilidad de que su insatisfacción provoque enfermedades o desórdenes sociales como la violación.

                                                   Pan y Siringa. Rubens. 1617

Nuestra cultura y subjetividad se han ido conformando en ambos principios.
De ellos han surgido formaciones simbólicas que los vuelven visibles y que sirven como orientadoras de la cultura e incitadoras a la emulación. Al mismo tiempo hacen de explicación de las conductas humanas, ya sea por imitación del paradigma o en caso extremo, llegando a imaginar una verdadera “posesión”.
Estas formaciones no aparecen por impronta individual sino que son una creación colectiva sometida a la historia, por eso podemos ver distintas versiones que se han ido dando a lo largo del tiempo.


Según Lissardi la primera figura del paradigma fáunico fue el sátiro en Grecia. “El sátiro constituía una fuerza de la naturaleza, representaba la potencia sexual en tanto avidez insaciable e indiscriminada. Era bisexual, como sus inventores, pero de manera bestial, o sea, ignorando los protocolos y regulaciones del deseo que respetaba el ciudadano –o al menos el filósofo- griego.” (pág. 16)   Representan la dimensión animal de lo humano,  de ahí que su figura contenga ambos elementos. “Se los representaba normalmente desnudos e intifálicos. Eran sensuales, borrachines, juguetones y además, según Eurípides, embusteros y cobardes. Su figura híbrida –humanos con orejas puntiagudas- cuernos en la frente, pata de cabra y apéndice caudal equino- estaba estampada sobre todo tipo de objetos de uso cotidiano…” (pág.18)  Su representación era un estímulo pero también un recordatorio de la prioridad que debía darse al deseo sexual.
Al principio eran anónimos, carentes de nombre y discurso. Aparecían como cortejo del dios Dioniso, eran una figura colectiva.


He tomado los siguientes textos de George Bataille***  pues me parece  que muestran con total claridad el ideario fáunico:
“…la muerte y el deseo son los únicos que poseen la fuerza que oprime, que corta la respiración; solo el exceso del deseo y el de la muerte permiten alcanzar la verdad.” (pág. 13)
“…el erotismo es, en un sentido, la afirmación de la voluptuosidad infinita vinculada a la agitación sexual…” (pág.168)
“La actividad sexual se sitúa dentro del resplandor de una luz brutalmente seductora, de un resplandor tan ardiente, tan poderoso que sería casi inútil oponérsele.” (pág. 169)

  
   Ninfas y Sátiro. Borguereau

Con el tiempo estas imágenes van evolucionando hacia una representación más natural que busca excitar directamente el deseo, van del ámbito institucional al de la intimidad del deseo. Un ejemplo es el Sátiro en reposo de Praxíteles o el muy posterior Fauno de Barberini. Si la escultura clásica buscó plasmar la perfección de la belleza en la figura humana, en el Fauno de Barberini la desnudez representa al deseo.


               Fauno Barberini                                           




           



                         
Praxiteles  Sátiro en reposo

En la Edad Media se produce un cambio importante en el que la institución regente, la iglesia católica, pone su impronta. Aparece la figura de Satanás, también un híbrido mezcla de humano y macho cabrío. Es el tentador, el que mediante seducción lleva al alma al pecado y sobre todo al primero de los siete pecados capitales, el de la carne (la lujuria).
“El Satanás de la Iglesia desciende directamente del sátiro, de él recibió los distintivos de su imagen: cuernos, orejas puntiagudas, rabo, pezuñas (Russell, 2006); pero de él recibió también el rasgo que más notoriamente lo definía: la  lubricidad”. (pág.38)
Otra característica que lo liga a la antigüedad clásica es su invisibilidad y omnipresencia susurrante. Al igual que los daimones, seres invisibles que acompañaban y aconsejaban a los humanos cuál era la mejor conducta ante determinado hecho, Satanás susurra al oído una constante invitación al desenfreno provocando con ideas e imágenes pecaminosas. “Satanás no era mudo como el sátiro. Argumentaba, seducía, convencía, hablaba hasta por los codos, de manera que únicamente su presa oía lo que decía.” (pág.39)
Mediante esta figura la iglesia cristiana se encarga de mantener vivo el paradigma fáunico mostrando como este camino está disponible y que, en última instancia, haberlo seguido es perdonable pues el único responsable es siempre Satanás. Es el tentador, el sumo seductor del que no se puede escapar pues el cristianismo mismo nos enseña que todos “somos pecadores” o sea que es imposible escapar al influjo satánico. Juego de doble mensaje en el que prohíbe aquello mismo que es incitado,  necesario pues si la gente no “pecara” el perdón no sería necesario y entonces la iglesia tampoco tendría sentido.

“El circuito tentación/pecado/culpa/absolución solo es perfecto a partir del advenimiento del sacramento de la confesión….Representa el poder de la Iglesia, o sea de los hombres de la Iglesia, para salvarnos de nuestra debilidad humana, de evitarnos el castigo eterno y así poder aspirar a la recompensa de la eternidad. Puesto que no podemos sino pecar, nuestra única salvación es ser absueltos.” (pág. 39)

El análisis de conciencia tiene el poder perverso de hacernos volver a los hechos de nuestra vida, de resaltar y significar aquellos que desde el poder religioso fueron catalogados como malos, pecaminosos, y de ese modo fijarlos en nuestra mente, distinguirlos de entre la multitud de otras conductas. El análisis debe ser exhaustivo, penetrante, buscando los detalles por los que puede aparecer el pecado y que a simple vista quizá aparezcan como inocentes. El buen confesor sabrá interrogar para hallar estos detalles y de ese modo, a partir de quizá hechos insignificantes se va construyendo el acto inmoral. San Francisco de Sales decía que si bien estamos moralmente eximidos del contenido de nuestros sueños, en última instancia, también somos responsables de él.  De este modo el proceso de análisis de conciencia y confesión  no solamente crea los hechos, los organiza y clasifica, sino que los fija en la mente, estableciendo de este modo el círculo que sostiene el poder eclesial


Lissardi  expone con claridad: “La figura….de Satanás es el cemento que mantiene unido el edificio del poder eclesiástico, cuyas piezas claves son la confesión (me someto) y la absolución (te perdono).” (pág. 42) El cristianismo creó el enemigo externo del que pretende defendernos. “Para lograr esa protección construye un sistema de control policíaco que se permite esculcar hasta en el último reducto de la intimidad”.
 






En la modernidad se produce un cambio significativo, Lissardi dice:
“Profundizando el costado juguetón e inocente del modelo clásico, los faunos, a partir de la Modernidad, son completamente estetizados, edulcorados, inofensivos, domesticados, son faunos ya no de la selva agreste sino de jardines de ensueño, son faunos de peluche, pasteurizados, representaciones dirigidas a las elites sensibles y cultas, primero de la aristocracia y luego de la burguesía, meros bibelots para vitrinas frente a las que las damas se sonrojan y los caballeros se aclaran nerviosamente la garganta antes de espetar alguna trivialidad. Ya no expresan la voracidad sexual en toda su potencia, como en la Antigüedad, sino la vaga  e inconsistente nostalgia de un mundo natural, de una arcadia, de una edad de oro que existió alguna vez, antes que se desencadenara la opresión progresiva del proceso civilizatorio.” (pág. 24).

En la modernidad aparece el movimiento de pensamiento llamado libertinismo, fundamental para romper con el yugo que impuso el catolicismo. Se caracteriza por ser asistemático y opuesto a todo dogma. Sostenía la libertad en todas las relaciones sexuales. “Para los libertinos, la vida humana es estrictamente natural y la naturaleza es la perfección divina; los instintos no pueden ser restringidos y no hay pecado si el hombre se comporta de acuerdo a la atracción natural por el placer físico.” (pág. 49) En este contexto es que surge Don Juan.
Para Lissardi Don Juan es la tercera representación del paradigma fáunico, es la encarnación de Satanás.


                                                                                                                   
D. Juan y la estatua del comendador         Haidea encuentra a D.Juan- Ford Madox Brown


Hasta este momento las figuras representativas eran claramente fantásticas, en la modernidad el paradigma es vestido de realidad. “…es el producto de una civilización dominada por la ideología del cristianismo, para la cual el pecado de la carne era el más abominable de los pecados y en el cual, por consiguiente, la represión sexual es el elemento clave para el control del cuerpo social.” (pág. 46)
Don Juan mostraba la fuerza incesante e incontrolable del deseo sexual capaz de avanzar sobre las leyes humanas y divinas. Juega un papel importantísimo en la represión de la sexualidad al mostrar –enseñar- que la voracidad sexual conduce al castigo. “El discurso pedagógico de Tirso** es de doble vía: por un lado a las mujeres les dice “¡Cuidado con los seductores diabólicos!”, por el otro dice a los hombres, “¡Cuidado  con la volubilidad de sus mujeres!”.
“Don Juan, diseñado para ser el símbolo del mal y de lo reprobable, se convirtió en el símbolo popular de la imbatibilidad del deseo. El camino de la represión está sembrado de este tipo de paradojas.” (pág. 48). Operación similar a la de la confesión católica por la que ese proceso en lugar de limpiar la conciencia de las ideas supuestamente malignas la impregna al tiempo que las muestra incombatibles pues todos somos pecadores. Don Juan al mismo tiempo que nos dice que el pecado de la carne nos lleva al castigo muestra que es imposible luchar contra ese deseo.

Moliere en su Dom Juan ou le festin de pierre claramente le hace decir: “…cuando se ha llegado a  ser señor una vez, ya no hay nada que decir, nada que desear, todo lo bello de la pasión ha concluido…..no hay nada más dulce que triunfar sobre la resistencia de una bella persona, y en este tema tengo la ambición de los conquistadores, que vuelan permanentemente de victoria en victoria, y que no pueden resolverse a poner límites a sus deseos. Nada hay que pueda detener la impetuosidad de mis deseos…” (en Lissardi pág. 51)
Don Juan seduce con su deseo porque la mujer desea estar bajo su influjo. Es la forma del deseo.

Lissardi se refiere a Casanova como otro modelo del fauno. Para Casanova  el deseo  no sabe de diferencias de género, de identidad  sexual. “…afirma que el deseo no tiene objeto predeterminado, que el deseo es previo a la determinación genérica, que una vez desatado el deseo no hay más remedio que seguirlo hasta lo que el objeto revele ser.” (pág.71)

En el siglo 20 es la lucha por quitarse el peso –la represión- que impone el paradigma amoroso  para poder acceder a la libertad sexual.
El escritor Henry Miller encarna esta lucha y la herida  que no cicatriza producida entre lo amoroso y lo fáunico, véase especialmente la trilogía La crucifixión rosada: Sexus, Plexus, Nexus. Lissardi lo sintetiza de este modo: “En un mundo empobrecido espiritualmente y miserabilizado sexualmente –el mundo de la masificación- Miller avanza abriéndose las puertas a las patadas. Su sensualidad ya no reprimida es su fuerza y su fuente de seducción.” (pág.33)


                                                                           

Fauno y cabra. Picasso. 1960

Me detengo aquí en estas breves notas del libro de Lissardi para relacionarlo con la masculinidad y la prostitución.

No por redundante quiero dejar de señalar que todas las figuras fáunicas son machos, varones. Esto no es casual, desde la antigüedad misma se ha querido poner en lo masculino una marca distintiva. La masculinidad se halla signada por este paradigma y lo contiene como uno de sus atributos fundantes. Son características atribuidas a los hombres estar “siempre listos”, siempre dispuestos y deseosos de una nueva cópula al punto que para muchos es impensable negarse ante una posibilidad. La mayoría de los varones consideran al deseo sexual  como una necesidad apremiante, que exige su satisfacción y que no puede ser contenida. Estamos lejos de las sutilezas de lo erótico o el refinamiento de  los matices, es la fuerza incontenible del deseo la que nuevamente aparece revestida de ímpetu salvaje, ahora en todo varón. Fuerza tan bestial que de no hallar medios lícitos para su liberación puede conducir al crimen, a la violación.  Aquí es una cita obligada los dichos de San Agustín: “La prostitución es una condición necesaria de moralidad” y “si quitan la prostitución, el placer y la licencia corromperán a la sociedad”. San Agustín y con él toda la cristiandad colocan al placer como causa de la corrupción y a partir de ahí podemos remontarlo hasta el mismo demonio tentador de aquella Eva que hizo fuéramos expulsados del paraíso. La prostitución sería necesaria para contener, normalizar,  este deseo-placer que, de no ser así, podría llevar a la destrucción social. De esta manera el sexo también queda controlado, marcado, es convertido en algo sumamente peligroso porque en sí mismo es placer. Por este motivo debe ser desprovisto de esa esencia maligna, convertido en deber, en transacción comercial, en deber conyugal, en actividad carente de ternura, de afecto, de erotismo, en pura descarga fisiológica y con fines procreativos. El contrato sexual (Carole Pateman), el contrato matrimonial, la heterosexualidad monogámica, el “trabajo sexual”, son algunas de las formas en que se ha normalizado la sexualidad, quitándole la vitalidad para convertirla en un trámite más dentro de la sociedad de producción capitalista.

Como vemos, desde lo fáunico, el deseo-placer es considerado netamente masculino. En la mujer es depositada la contraparte de la elaboración patriarcal: ella desea ser deseada, cae bajo el influjo del deseo masculino, de la seducción del falo, a lo sumo lo que puede hacer es resistirse. Según un mito que circulaba aún por los años sesenta, la mujer no necesitaba de la relación sexual pues naturalmente, mediante la menstruación se liberaba de su tensión. La represión de la sexualidad en la mujer era –es- la norma al punto que  no le era permitido el acceso al placer, era totalmente enajenada de su propio deseo, solamente dispuesta a cumplir con su “deber” matrimonial cuando el esposo así lo deseaba. Reducida a ser la falta de…, la envidiosa del falo, la carente, solo completada por el hombre y/o el hijo.
Paralelamente queda establecidas las funciones dativa para el varón  y receptiva para la mujer, y una jerarquía: el varón es el que completa, el que llena el hueco, el que otorga el hijo.
También podemos analizar la idea que se tiene de la satisfacción sexual, esta se obtiene por la descarga, por la eliminación de la tensión, es netamente evacuativa. Estamos lejos de la visión de la relación sexual como encuentro, como contacto íntimo, como otra forma de compartir y de enriquecimiento o de placer compartido.

Así la construcción social contraponía ante el acoso del deseo masculino, la resistencia y obligación de virginidad, la represión sexual para la mujer. De ahí la necesidad de crear un elemento que permitiese mantener este equilibrio inestable, para eso fue necesario mantener a la institución de la prostitución. De este modo se garantizaba la existencia de un grupo de personas de “mala vida” a las que cualquier hombre, en cualquier momento, pudiera –pueda- tener acceso. El fauno, esa energía natural a la que no le interesan las identidades, los géneros, las historias ni los nombres personales, puede descargarse dentro del marco acotado que le fija la sociedad. El peligro está conjurado.

Por otro lado, la mujer en prostitución confirma el modelo general, ella no desea, acepta lo que el hombre le propone, queda subyugada, dominada, por el falo representado por el dinero. Sigue ocupando el papel de Eva, la seductora que hizo perder el paraíso terrenal a la humanidad al tiempo que es la que espera, en la esquina o el burdel, a que el hombre llegue y la reclame, la complete.
Como vemos, la prostitución es la consecuencia  del paradigma fáunico y sostenedora del sistema patriarcal al fijar a las mujeres en posición de inferioridad y de disponibilidad ante el deseo  masculino.


Tanto el paradigma amoroso como el fáunico escinden a la persona humana y la mutilan volviéndonos una especie de discapacitados al no poder integrar tanto los elementos sensibles, tiernos, amorosos con los físico sexuales. Nos han dado una visión reducida, muy acotada de lo que es la sexualidad y más precisamente, la relación sexual. Es tarea de la prostitución-pornografía  mantener esta escisión
El dios Pan y las ninfas

En la actualidad es clara la construcción de la prostitución como parte del divertimento al que todos y cada vez más, debemos y tenemos el derecho de acceder, ya es parte de la industria de la diversión. En la cercanía de un club de alterne español hay un cartel que lo publicita, obviamente dirigido a los hombres, y que les dice “porque te mereces”, todo hombre merece tener una joven bonita, sana, limpia y dócil para pasar un buen momento de distención sin más responsabilidad que pagar el precio. Es la “industria del entretenimiento” que nos dice que es lo mismo penetrar y eyacular en una persona que ver una película, o subir a la montaña rusa de un parque de diversiones, o una caminata, todo es diversión. 
 


¿se está resignificando lo fáunico? ¿Se lo está convirtiendo en una mercadería más y parte de la diversión?  Se lo está banalizándo.
El sátiro, el demonio ancestral, el deseo incontenible  ahora parecieran ser unas figuras más, entre otras,  en las salidas del sábado a la noche, o para los momentos de aburrimiento y aún de descorazonamiento.
Ya no es el placer lo que mueve, quizá ni siquiera la tensión. El sexo ya no es el motivo, la búsqueda de diversión delata su fondo de aburrimiento. La vacuidad social debe ser ocultada, el placer, el sexo, deben ser eliminados porque pueden subvertir, pueden mostrar que hay algo más acá, más próximo y vital que el mercado y sus mercaderías, en definitiva, que hay un alguien.


Satiro defence. Voltaireart


*“La pasión erótica. Del sátiro griego a la pornografía en internet” de Ercole Lissardi,  Editorial Paidós, colección Entornos. Buenos Aires, 2.013

**Tirso de Molina autor de la obra El burlador de Sevilla y convidado de piedra.  Don Juan es “un libertino que cree en la justicia divina («no hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague») pero que confía en que podrá arrepentirse y ser perdonado antes de comparecer ante Dios («¡Qué largo me lo fiais!»). Si además recordamos que El burlador de Sevilla fue publicada en 1630 podemos concluir que es una obra cuya vocación es moralizante…”
“Protagonista de la obra, El burlador de Sevilla, y personaje en torno al cual gira la obra entera, que durante toda la obra se dedica a burlar a todas aquellas damas que encuentra en estado de gracia para así él poseerlas, haciendo uso de trucos, engaños y burlas y deshonrando de esta forma a la mujer y perdiendo el honor del hombre con el que ella realmente deseaba gozar.”
La obra finaliza cuando Don Juan es llevado a los infiernos sin darle tiempo a confesar y lograr el perdón de sus pecados.
Fuente
https://es.wikipedia.org/wiki/El_burlador_de_Sevilla_o_El_convidado_de_piedra

** George Bataille “Lo imposible”. Ediciones Coyoacan. México. 1996