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lunes, 31 de mayo de 2021

LOS RIESGOS PARA LA SALUD DE LA MADRE EN LA EXPLOTACIÓN REPRODUCTIVA

LOS RIESGOS PARA LA SALUD DE LA MADRE EN LA EXPLOTACIÓN REPRODUCTIVA

28 mayo, 2021

Ana Trejo Pulido

Por Ana Trejo Pulido, creadora de Stop Vientres de Alquiler

 

En la imagen la famosa Dra Nayana Patel (derecha), asistida por el Dr Harsha Vhadarka, están realizando una transferencia embrionaria a una mujer de la India, de la que no sabemos su nombre.

 

Este post incluye parte del capítulo 7 y el capítulo 8 del libro “En el nombre del padre: Explotación de mujeres con fines reproductivos y venta de bebés recién nacidos. Diez puntos básicos para conocer toda la verdad sobre el alquiler de vientres”. Autora: Ana Trejo Pulido.

 

Puedes descargarlo gratuitamente y leerlo completo  aquí.

 

Si te gusta comparte y ayuda a difundir la verdad sobre la #ExplotaciónREproductiva #StopVientresdeAlquiler

 

Los contratos de subrogación representan un ataque brutal a la soberanía sexual y reproductiva de las mujeres, a la soberanía sobre el propio deseo materno, así como una vulneración de derechos humanos fundamentales: derecho de filiación, derecho a la salud materna y reproductiva, derecho a la autodeterminación sobre el propio cuerpo, derecho al libre desarrollo de la personalidad, derecho a la intimidad, a la confidencialidad médica, derecho a la dignidad, a la integridad física y moral; y derecho a no ser vendida, traficada, ni explotada sexualmente. En este post abordo los riesgos de esta práctica desde el punto de vista de la salud mental, física y social de las mujeres que se ven abocadas a actuar como madres de alquiler.

 

La maternidad disociada en la explotación reproductiva

Los embarazos subrogados, por su propia naturaleza de embarazo altamente medicalizado, tecnificado, controlado y enajenado, es un proceso muy agresivo para la salud física y emocional de la mujer y entraña riesgos para el bebé recién nacido. Todos los riesgos para la salud física y mental de las madres de alquiler y sus criaturas se derivan de las condiciones de concepción, gestación y parto impuestas en los contratos de subrogación.

 

La Dra. Miriam Al Adib, ginecóloga y obstetra, señala que en el caso de la subrogación, como en cualquier otro embarazo, no se puede obviar la evidencia científica existente sobre la importancia de garantizar el vínculo madre-criatura para promover una buena salud física y mental de ambos: “respetar al máximo la fisiología del embarazo y el nacimiento, en un entorno que no sea hostil, evitar el estrés psicosocial de la gestante, que el tándem madre-bebé puedan tener las mejores condiciones para apegarse e influirse mutuamente” es crucial para garantizar la salud de la mujer y su bebé[1]. Ninguno de estos principios se cumple en el caso de la explotación reproductiva.

 

En la subrogación, todo el vínculo y reconocimiento materno-infantil, todo el proceso neuro-hormonal que conlleva la gestación y cuya función es generar el enamoramiento entre la madre y el bebé es truncado violentamente, es intencional y planificadamente interrumpido desde el inicio del embarazo cuando se pide a la madre que se desvincule emocionalmente del bebé que está gestando para otros; y culmina cuando el recién nacido, literalmente, es extraído del vientre de su madre y entregado a los compradores, a menudo momentos después del nacimiento; degradando aún más a la mujer y a la criatura.

 

Ekis Ekman afirma que todas las madres de alquiler, independientemente de si perciben la subrogación como una experiencia positiva o negativa, utilizan técnicas de desconexión de sus emociones para establecer una distancia mental con respecto a la experiencia que están viviendo. Es decir, viven sus embarazos disociadas, repitiéndose constantemente que la criatura que están gestando y sienten crecer en su interior pertenece a otra persona, tratando de negar el vínculo que de manera natural se va desarrollando a lo largo del embarazo[2].

 

Algunas agencias informan en sus sitios webs que: “aunque la gestante tiene claro que el bebé que gesta durante 9 meses no es su hijo (y así lo declara en el contrato de gestación subrogada), existe el conocido vínculo materno-fetal, pues el bebé se alimenta y crece gracias a las aportaciones de la mujer que lo gesta. Por esta razón, es inevitable que exista un pequeño sentimiento de pena o impotencia al entregar al bebé”. Afirman que “el coste emocional es grande y no todas las mujeres están capacitadas para ser gestantes en un proceso de subrogación de útero”[3]. Argumentan que esta sería una de las razones por las que las candidatas a ser madres sustitutas tienen que pasar por numerosas pruebas médicas y psicológicas, con el objetivo de evitar posibles consecuencias a nivel emocional. En realidad, los exámenes psicológicos están orientados a determinar si se podrá contar con la docilidad de la madre de alquiler a la hora de entregar al niño.[4]

 

En el contexto indio, la revisión de la literatura realizada por Patel y su equipo informa que los médicos que atendían a las madres de alquiler esperan que estas mujeres fueran tímidas, sacrificadas y complacientes y con control racional absoluto sobre sus emociones en todo momento. Encontraron que el personal médico trivializaba los problemas psicológicos y emocionales que enfrentan estas mujeres ya que consideraban que el dinero que reciben es una motivación suficiente para garantizar que los sentimientos hacia el bebé no se desarrollen. La crueldad del equipo médico también se destacó en algunas de las declaraciones de las mujeres que afirmaban que las enfermeras solían reprender a las mujeres si lloraban durante o después de la entrega del bebé[5].

 


Dadas las circunstancias en que tienen lugar estos embarazos, no resulta difícil anticipar que las madres desarrollarán emociones complejas por el bebé que gestan durante nueve meses. Kajsa Ekis Ekman explica que muchas madres sustitutas, tras entregar al recién nacido, describen una mezcla de aflicción, nostalgia, vacío y culpa, lo que lleva a un 30 por ciento de estas mujeres a someterse de nuevo a todo el proceso con el objetivo de redimir su culpa tratando de hacer feliz a otra nueva familia.[6]

 

Responsables del Ministerio de Justicia en Kiev llevan años viendo situaciones dramáticas, su director, Stanislav Kutsenko, cuenta que en los últimos dos años, unas 50 mujeres han solicitado quedarse con el bebé después de dar a luz[7]. Un informe del departamento de salud británico estima que del 4 al 5 por ciento de las madres sustitutas cambia de parecer y se niegan a entregar al niño[8].

 

A fin de evitar estas situaciones, algunas clínicas de subrogación proporcionan a las mujeres terapia psicológica y grupos de apoyo con el objetivo de que la mujer suprima o bloquee toda clase de vínculo hacia su futuro hijo o hija[9], ignorando el impacto que esta desconexión emocional del embarazo podría tener tanto en la salud de la madre, como del bebé. Por otro lado, el hecho de que la madre logre desvincularse emocionalmente y poner distancia con respecto a futuro bebé que está gestando en su interior, no va a impedir que el futuro bebé a medida que va creciendo se vincule y apegue a su madre[10].

 

En Ucrania, tal y como pasaba en la India[11], las madres sustitutas no suelen tener contacto con los compradores. La empresa Biotexcom, que controla dos tercios del negocio ucraniano[12], mantiene a las madres separadas de las parejas. Incluso en el diseño de las instalaciones médicas se refleja esta política, manteniendo aisladas a las mujeres de los compradores en todo momento. Por ejemplo, en la sala de ecografías, las madres son separadas de las parejas compradoras mediante mamparas que permiten a estos últimos ver las imágenes de las ecografías sin ver a la madre. Responsables de esta empresa afirman sin tapujos que “este proceso puede quebrar a una mujer si es demasiado emocional”, y que “no importa cuán fuertes sean, las madres sustitutas siempre están en un estado delicado justo después de dar a luz. Así que es mejor tener esa distancia entre la pareja y la mujer”[13].

 

La explotación reproductiva busca desde el inicio desvincular a la madre y a la criatura desde un punto de vista legal, emocional, físico y simbólico e implica una “fractura de los sistemas de apego” para los que tanto la mujer, como su futuro hijo han sido biológicamente preparados.

 

Riesgos para la salud de la mujer derivados de la explotación reproductiva

Los partidarios de esta práctica pasan por alto el hecho de que todo embarazo puede derivar en complicaciones como embolias, anemia, hemorragias, diabetes gestacional, hipertensión arterial, preeclampsia, eclampsia e incluso muerte[14]. Además, gestar una criatura que genéticamente no es propia supone un mayor riesgo de complicaciones graves como la preeclampsia[15].

 

La investigación realizada por la Dra. Woo y su equipo en 2018 aporta evidencia sobre los problemas de salud derivados de la explotación reproductiva. Este tipo de embarazos mostraron un mayor número de complicaciones obstétricas para las mujeres, como diabetes gestacional, hipertensión, mayor número de amniocentesis, más placentas previas, así como un mayor número de cesáreas; en comparación con los embarazos espontáneos de estas mismas mujeres. Los embarazos subrogados tuvieron tiempos de gestación más cortos y dieron lugar a un porcentaje mayor de bebés prematuros y un porcentaje mayor de bebés con bajo peso en comparación con los embarazos naturales[16].

 

Desde la perspectiva de la salud mental, el trabajo de Lamba publicado en 2018 sobre el bienestar psicológico y el vínculo prenatal de madres de alquiler muestra que las madres de alquiler tenían niveles más altos de depresión durante el embarazo y el posparto. El bajo apoyo social durante el embarazo, el ocultar la subrogación y las críticas del entorno familiar y social eran factores predictivos de mayor depresión en las madres de alquiler después del parto. Con respecto al vínculo prenatal, las madres sustitutas interactuaron menos con el feto y pensaron menos en él, en comparación con el grupo de control de madres, pero adoptaron mejores hábitos alimenticios y tenían más probabilidades de evitar prácticas poco saludables durante el embarazo[17].

 

El sitio web Surrogate.com describe los 8 pasos del proceso médico de la subrogación[18], los medicamentos que deberá tomar la mujer[19] así como algunos de los riesgos asociados a esta práctica, aunque enfatiza que la satisfacción que supone hacer realidad los sueños de una pareja que desea un bebé, supera con creces las molestias y riesgos que entraña la práctica[20].

 

Esta minusvaloración de los riesgos que entraña la práctica de la subrogación es común en el discurso publicitario de la industria independientemente de si se trata de países ricos o empobrecidos. En países como India a menudo se les dice a las mujeres que el embarazo subrogado será igual que el resto de sus embarazos y las madres de alquiler reciben escasa o nula información sobre las diversas pruebas realizadas, los procedimientos, la tecnología, etc. El proceso de consentimiento informado es inexistente o una mera representación en el que la mujer se limita a asentir y a mostrar acuerdo con la poca información que le ofrecen sobre el procedimiento médico y las condiciones del acuerdo de subrogación[21].

 

La investigación realizada por Sarojini Nadimpally en el contexto indio recoge los testimonios de madres de alquiler expresando su incomodidad al tener que seguir un tratamiento médico agresivo con medicación e inyecciones, que encontraron muy doloroso y cuyo procedimiento desconocían. Todas las decisiones sobre el embarazo son acordadas por los compradores, los médicos y los agentes, excluyendo a las madres de alquiler de la toma de decisiones sobre su embarazo. Las madres de alquiler expresaron su malestar ante este hecho y se sentían intimidadas en el ambiente hospitalario, lo que les hacía más difícil pedir información médica o negociar los términos del contrato.[22] También informaron que padecieron de náuseas, falta de apetito, hinchazón en las piernas, debilidad, movilidad reducida, aumento de peso después del parto o dolor persistente relacionado con la operación de cesárea, teniendo que adaptar su vida dentro y fuera de la casa a esta circunstancia[23].

 

Para lograr que el embarazo se produzca la mujer tendrá que someterse a una hiperestimulación hormonal inyectándose hormonas en el vientre durante semanas, tomar antibióticos y medicamentos inmunodepresores para lograr el embarazo[24]; lo cual en estos tiempos de pandemia del Covid-19 las pone en serio peligro de contagiarse del virus. La hiperestimulación hormonal produce dolor, que a veces exige hospitalización, fallo renal, posible infertilidad futura e incluso la muerte[25].

 

Una vez está preparado el cuerpo de la mujer se procede a la transferencia de embriones[26]. El deseo de los clientes de asegurarse la obtención de un bebé, junto al propio interés de la clínica en tener éxito[27], lleva a que a las mujeres se les implante a menudo múltiples embriones[28], lo cual está desaconsejado desde el punto de vista médico[29]. Los embarazos múltiples son embarazos de riesgo y se asocian a mayor riesgo de hipertensión, preeclampsia, diabetes gestacional y hemorragia postparto[30]. Además se incrementa la posibilidad de someter a la mujer a reducciones fetales que no dejan de ser intervenciones traumáticas[31], para deshacerse de los embriones sobrantes, cuando los compradores solo quieren un bebé, por ejemplo de un sexo concreto, o quieren gemelos pero no triples[32].

 


Desde el punto de vista de los bebés, los embarazos múltiples pueden derivar en nacimientos prematuros o pretérmino, con pesos de nacimiento inferiores al promedio. Los nacimientos prematuros implican una serie de riesgos como parálisis cerebral, dificultades de aprendizaje, desarrollo lento del lenguaje, dificultades de conducta, enfermedad pulmonar crónica y retrasos en el desarrollo[33].

 

Durante la gestación se realizan pruebas de amniocentesis u otras pruebas genéticas invasivas, que tienen riesgos y son dolorosas, para garantizar la integridad genética del gestado[34] y descartar el riesgo de malformaciones o determinadas anomalías genéticas. En caso de detectarse algún problema, se somete a la mujer a un aborto.

 

En un altísimo porcentaje de casos el parto es inducido y por cesárea para facilitar la organización del trabajo de la clínica, maximizar el número de nacimientos por día, facilitar que los compradores puedan asistir al nacimiento de la criatura que han comprado y para evitar cualquier riesgo para el bebé durante el parto[35].

 

La cesárea, que es una cirugía abdominal para extraer al bebé del útero de su madre, se realiza no por indicación médica, sino por imperativo del negocio. Las cesáreas conllevan riesgos bien documentados, incluyendo cortes quirúrgicos erróneos a la mujer y al bebé, infección, hemorragias, histerectomía, dolor severo y dolor a largo plazo en la zona de la pelvis, o en la cicatriz de la cesárea, e incluso muertes maternas relacionadas con la anestesia o con el mismo procedimiento. Los riesgos de las cesáreas para los bebés pueden incluir problemas respiratorios y reducir la bajada de sangre de la placenta al bebé al nacer; y a largo plazo, riesgos relacionados con diabetes infantil, asma, sensibilidades alimenticias y alergias[36].

 

 

El libro de Renate Klein, Surrogacy: A Human Rights Violation recoge múltiples testimonios de madres de alquiler indias como el que sigue: “Hubo muchos problemas con el parto, me pusieron de 15 a 20 botellas IV en sólo dos días. Al final me hicieron una cesárea. Estaba inconsciente cuando la pareja vino y se llevó al bebé. Ni siquiera se lo mostraron a mi marido. El bebé habría cumplido ahora tres años. Pero ni siquiera sé cómo es. Solía pensar que nos invitarían a América. Solía pensar en la madre como una hermana, pero todo se echó a perder. Olvidaron dejarnos una invitación, ni siquiera llamaron para ver si estaba viva o muerta. Ellos terminaron con lo que venían a hacer, recogieron al bebé y se fueron.”[37]

 

 

A las madres de alquiler se les suele administrar medicación para evitar la subida de la leche y por lo general, no se les permite amamantar para evitar la creación de un vínculo entre ella y el recién nacido[38]. En otras ocasiones, el acuerdo de subrogación puede incluir que la madre de alquiler se extraiga leche para alimentar al bebé recién nacido. Algunas agencias anuncian este servicio en sus sitios webs informando de los beneficios de la lactancia materna para la madre de alquiler como una recuperación posparto más rápida, una mayor satisfacción personal por ser aún más generosa; una pérdida de peso más rápida y unos 250 dólares semanales extra. Entre las desventajas señalan el tiempo y el esfuerzo extra dedicados a bombear y lavar las piezas del sacaleches, el esfuerzo adicional para enviar la leche o coordinar la recogida y entrega, y las molestias físicas que pueden surgir con la lactancia[39].

 

Finalmente nos encontramos con la ausencia de seguimiento y atención postparto. Por lo general, ni las agencias, ni las clínicas, ni los compradores asumen ninguna responsabilidad sobre la salud de la mujer después del parto. Las mujeres no reciben atención ni médica, ni psicológica durante la fase de recuperación postparto la cual suele ser lenta y complicada[40]. A nivel físico, las madres deberán recuperarse de la cesárea, pero no van a contar con asistencia sanitaria, ni ayuda de algún tipo, regresando a sus comunidades donde ejercen de cabeza de familia, acarrean con la mayor parte de las responsabilidades y se enfrentan al estigma social por haber realizado esta práctica.[41]

 


[1] Al Adib, Miriam. (2018) Gestación subrogada desde una perspectiva biomédica: lo que el debate científico puede añadir a la discusión ética. Dilemata. Revista Internacional de Éticas Aplicadas. https://www.dilemata.net/revista/index.php/dilemata/article/view/412000244. p.: 17

[2] Ekman, Kajsa Ekis. (2017).Op.cit. p.: 213.

[3] Bayonas, Amalia. (2017) Aspectos psicológicos. Gestante subrogada. Efectos, consecuencias y riesgos de la maternidad subrogada https://babygest.com/es/efectos-y-consecuencias-de-la-maternidad-subrogada/

[4] Ekman, Kajsa Ekis. (2017).Op.cit. p.:207

[5] Patel, A., Kumar, P., & Sharma, P. (2020). pp.: 10 y 11

[6] Ekman, Kajsa Ekis. (2017). Op.cit. p.:226

[7] Blanco, Silvia. (2018) El ‘salvaje este’ de los vientres de alquiler. El País. https://elpais.com/sociedad/2018/09/22/actualidad/1537636094_278287.html

[8] Ekman, Kajsa Ekis. (2017). Op.cit. p.:230

[9] Ekman, Kajsa Ekis. (2017). Op.cit. p.:213

[10] Véase, Comienza el vínculo. El Parto es Nuestro. https://www.elpartoesnuestro.es/informacion/embarazo/comienza-el-vinculo

[11] Pande, A (2014) Op. cit., p.: 619.

[12] Blanco, Silvia. (2018). Op.cit.

[13] Bobyn, Christopher. (2018). Op.cit.

[14] Stanford Children’s Health. (s/f). “Complicaciones del embarazo”. https://www.stanfordchildrens.org/es/topic/default?id=complicationsofpregnancy-85-P04296

[15] Ferrando, N. (2010). Riesgos en embarazo por ovodonación. Reproducción Asistida ORG: https://www.reproduccionasistida.org/riesgos-embarazo-ovodonacion/

[16] Woo, I., Hindoyan, R., Landay, M., Ho, J., Ingles, S. A., McGinnis, L. K., … Chung, K. (2017). Perinatal outcomes after natural conception versus in vitro fertilization (IVF) in gestational surrogates: a model to evaluate IVF treatment versus maternal effects. Fertility and Sterility, 108(6), 993–998. https://www.fertstert.org/article/S0015-0282(17)31941-6/fulltext

[17]  Lamba, N., Jadva, V., Kadam, K., & Golombok, S. (2018). The psychological well-being and prenatal bonding of gestational surrogates. Human Reproduction (Oxford, England), 33(4), 646–653. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5989605/

[18] Véase, American Surrogacy (2020). 8 Steps of the Surrogate Medical Process. Surrogate.com. https://surrogate.com/surrogates/pregnancy-and-health/medical-process-for-a-surrogate/

[19] American Surrogacy (2020) List of Medications Involved in Surrogacy. Surrogate.com.. https://surrogate.com/surrogates/pregnancy-and-health/list-of-medications-involved-in-surrogacy/

[20] Idem.

[21] La agencia International Fertility Centre muestra en este vídeo un ejemplo del proceso por el que tiene lugar el supuesto “consentimiento informado” de una mujer india que se va a prestar a alquilar su vientre. https://stopvientresdealquiler.wordpress.com/2018/02/05/consentimiento-informado-no-explotacion-reproductiva/

[22] Nadimpally, Sarojini. (2015). Op.cit. párr.: 22

[23] Nadimpally, Sarojini. (2015). Op.cit. párr.: 24

[24] Surrogate.com (2020). 8 Steps of the Surrogate…Op.cit.

[25] Sociedad Española de Fertilidad. (s/f) Síndrome de hiperestimulación ovárica. https://www.sefertilidad.net/docs/biblioteca/recomendaciones/sindromeHiperestimulacipor cientoC3por cientoB3n.pdf

[26] Bilbao, A. D., Faura, À. G., Gómez, M. B., Tomás, P. R., de Segura, D. R. G., & Salgado, S. (2020). La transferencia de embriones: cuándo y cómo se hace. Reproduccionasistida.org website: https://www.reproduccionasistida.org/transferencia-de-embriones/

[27] Nadimpally, Sarojini. (2015). op. cit. párr.: 24

[28] Lahl, Jennifer (s/f). Telling the Truth about Surrogacy in the United States. http://cbc-network.org/pdfs/CBC-Lahl_Telling_the_Truth_about_Surrogacy_in_the_United_States.pdf

[29] Bilbao, A. D., Ziarrusta, G. B., de Miguel, D. L. G., Fernández-Sánchez, M., Trolice, M. P., & Reus, R. (2018). Transferencia embrionaria: ¿Cuántos embriones hay que transferir? Reproduccionasistida.org: https://www.reproduccionasistida.org/numero-de-embriones-a-transferir/

[30]  Rodrigo, A., Caballero, M. A., & Salvador, Z. (2018). Riesgos del embarazo múltiple para la madre y los bebés. Reproduccionasistida.org: https://www.reproduccionasistida.org/riesgos-del-embarazo-multiple/

[31] de la Fuente Vaquero, D. P., & Salvador, Z. (2018, julio 19). Reducción de embriones o fetos en el embarazo múltiple. Reproduccionasistida.org: https://www.reproduccionasistida.org/reduccion-de-embriones/

[32] Nadimpally, Sarojini. (2015). op. cit. párr.: 24

[33] Asociación de Padres de Niños Prematuros. APREM (2009). Datos niños y niñas prematuros… http://aprem-e.org/wp-content/uploads/2019/05/APREM-DatosNinosPrematuros.pdf

[34] Bayonas, D. A., Rodrigo, A., & Mestre, C. (2016, noviembre 16). Pruebas médicas a la gestante antes y durante el embarazo. Babygest.com: https://babygest.com/es/control-medico-de-la-gestante/#pruebas-geneticas-invasivas-y-no-invasivas

[35] Nadimpally, Sarojini. (2015). Op.cit. párr.: 23

[36] Coalición para mejorar los servicios de maternidad CMSM. (s/f). Los Riesgos del Nacimiento Por Cesárea Para La Madre y El Bebe. https://www.elpartoesnuestro.es/sites/default/files/public/documentos/parto/cesarea/3.-por ciento20Lospor ciento20Riesgospor ciento20delpor ciento20Nacimientopor ciento20Porpor ciento20Cespor cientoC3por cientoA1reapor ciento20Parapor ciento20Lapor ciento20Madrepor ciento20ypor ciento20Elpor ciento20Bebe_CIMS.pdf

[37] Renate, Klein (2017). Op.cit. p.: 402

[38] Nadimpally, Sarojini. (2015). Op.cit. párr.: 23

[39] The Egg Donor, & Surrogacy Program. (s/f). Breastmilk for surrogacy: To pump or not to pump. Hatch.us: https://www.hatch.us/blog/breastfeeding-after-surrogacy

[40] Nadimpally, Sarojini. (2015). Op.cit. párr.: 25

[41] Lamba, N., Jadva, V., Kadam, K., & Golombok, S. (2018). Op.cit. pp.: 647-648

Fuente

https://stopvientresdealquiler.wordpress.com/2021/05/28/los-riesgos-para-la-salud-de-la-madre-en-la-explotacion-reproductiva/

Los principios de la bioética y los vientres de alquiler

Los principios de la bioética y los vientres de alquiler

22/11/2020

AUTORA  Vanesa Rodriguez Vilas

 

Cuando hablamos de vientres de alquiler es habitual escuchar que son una técnica de reproducción asistida o un tratamiento para la infertilidad. Las feministas tenemos claro y hemos argumentado que no lo es, pero me gustaría añadir por qué para las ciencias de la salud tampoco. Básicamente, porque existen unos principios éticos que hacen que los vientres de alquiler no puedan ser considerados un tratamiento. Uy, ¿unos principios de qué? A continuación, intentaré hacer un brevísimo resumen del origen de la bioética y de estos principios (estáis a tiempo de hacer unas palomitas para acompañarme).

 

La bioética nace en el siglo XX para dar respuesta a los conflictos que surgían entre el avance de la biotecnología y los principios morales. Supone un debate entre la medicina, la filosofía y la ética para responder si todo lo técnicamente posible es éticamente aceptable. Aunque la bioética no es exclusiva de la medicina, en occidente nace y se desarrolla en el ámbito de las ciencias de la salud, muy ligada al ámbito de la medicina, la enfermería, la farmacia, la biología…

 

En 1974 se crea la Comisión Nacional para la Protección de los Sujetos Humanos de Investigación Biomédica del Comportamiento para identificar cuáles eran los principios éticos que deberían cumplirse en la investigación con seres humanos. En 1978, los comisionados publican el «Informe Belmont», en el que distinguen tres principios éticos: respeto por las personas, beneficencia y justicia. En 1979, Tom L. Beauchamp y James F. Childress publican su famoso libro Principios de ética biomédica, donde reformulan estos principios para ser aplicados a la ética asistencial.

 

En la actualidad, la bioética está presente en instituciones de salud mediante los comités de ética asistencial (sí, probablemente en ese hospital al que vas a hacerte una revisión anual hay uno) y los comités de ética de la investigación. El comité de ética asistencial es un órgano consultivo e interdisciplinar al servicio de los profesionales y usuarios de los centros sanitarios para la prevención o resolución de los conflictos éticos que pudieran generarse en el proceso de atención sanitaria. El comité ético de la investigación, tal como indica el Instituto de Salud Carlos III, “tiene como misión garantizar el respeto a la dignidad, integridad e identidad del ser humano en lo que se refiere a la investigación con humanos, con muestras biológicas o con datos de origen humano, así como promover un comportamiento ético en la investigación.”

 

Vaya, ¿hay una ética asistencial? Curioso que con la cantidad de profesionales de la salud que trabajan en este negocio, nadie haya mencionado estos principios, ¿verdad? Si todavía te quedan palomitas y has llegado hasta aquí me gustaría que continuaras leyendo un poco más.

 

Vamos a hipotetizar y a considerar que los vientres de alquiler son un tratamiento médico para la infertilidad, tal como defienden los surropapis y el lobby proxeneta reproductivo. A continuación hablaré del principio de la no maleficencia, de autonomía y de justicia desde el punto de vista de la mujer gestante. Creo que sería incluso más interesante ahondar en estos principios desde el punto de vista de las criaturas, pero lo dejaré para otras pensadoras.

 

El principio de no maleficencia cuya formulación clásica era primum non nocere, ha sido traducida como «en primer lugar, no hacer daño». Según este principio de la bioética, un profesional sanitario nunca debe causar más daño del que ya tenga el paciente; lo primero antes de mejorar una situación, es no generar un daño mayor. Algo muy simple que en la práctica médica diaria se traduce en sopesar riesgos vs beneficios y que conlleva que una actuación no deberá realizarse si los riesgos no superan los beneficios. Ejemplo: si la pastilla del colesterol va a causarte más daño que beneficio, recetártela y recomendártela sería una mala praxis médica. En el caso de los vientres de alquiler, estamos sometiendo a una mujer sana a un tratamiento que no necesita para su propia salud (¿Qué riesgos vs beneficios hemos sopesado aquí?). Dividimos los beneficios de ser “padre/madre” y los riesgos del embarazo y parto en dos personas. Si a mí me duele la cabeza, el tratamiento me lo debo tomar yo, ya que soy la que tiene el problema. Lo mismo si no puedo llevar un embarazo a término. Imaginaos que yo tenga una hernia lumbar y la solución médica sea que se opere a una mujer sana de la India, ¿qué locura verdad?, pues es lo que se está haciendo con los vientres de alquiler. Asumimos que no tener hijos o hijas es una enfermedad, y la cura es poner en peligro la salud de una mujer y quitarle su criatura. ¿En serio? ¿Qué profesional de la medicina pone en peligro la salud de una mujer sana por los deseos de otras personas? Me imagino dos supuestos: el que se ha perdido las clases de bioética en la facultad o el que se está sacando una buena suma de dinero a costa de enfermar a mujeres sanas, y me decanto más por el segundo.

 

El principio de la autonomía es el derecho de los sujetos a decidir sobre su salud. La concreción más evidente de este principio es el consentimiento informado, ya sea verbal o escrito, necesario antes de cualquier intervención. En el caso de los vientres de alquiler, a las mujeres no se les da un consentimiento informado, se les da un contrato. Una de las características de la autonomía es que tiene que ser actualizada en la medida de lo posible. Por ejemplo, cualquier persona que haya hecho un preoperatorio y firmado un consentimiento puede negarse a la cirugía en la puerta de un quirófano sin ser sancionada por ello (ya que han firmado un consentimiento no un contrato, ojo). En el caso de los vientres de alquiler a las mujeres se les obliga a firmar un contrato que las priva de toda libertad y autonomía sobre su cuerpo. No hay opción a negarse ni a decidir sobre su propia salud, estas mujeres han firmado un contrato y su incumplimiento conlleva posibles represalias judiciales y sanciones económicas. Van a ser los compradores los que decidirán dónde vive, qué vacunas se pone, qué pruebas se hace, qué come, si se puede teñir el pelo, si puede tener relaciones sexuales, qué fármacos tomará y cómo, cuándo y dónde será el parto. La supuesta libertad se invoca para la firma del contrato, pero acto seguido queda anulada.

 


Para que exista autonomía, la persona tiene que conocer los riesgos vs beneficios de una práctica; en el caso de los vientres de alquiler, a las mujeres se les informa de los riesgos de un embarazo “normal”. En ningún momento se les informa de los riesgos que supone para su salud la hormonación extra a la que serán sometidas durante todo el proceso de embarazo y parto, como tampoco se les informa de los riesgos psicológicos derivados de vivir un embarazo disociado ni del acto “voluntario” de entrega de a su bebé a los que han pagado para su existencia.

 

El principio de justicia supone la equidad en la distribución de cargas y beneficios. Por lo tanto, ¿a que no sería ético investigar un fármaco con personas de África para luego comercializarlo en Europa? De la misma forma que no sería ético probar un fármaco en niños huérfanos que no van a beneficiarse de los resultados. Las ciencias de la salud necesitan trabajar continuamente con estos principios para que no se repitan errores del pasado. En el caso de los vientres de alquiler, las cargas las sufren mujeres desfavorecidas en situaciones de necesidad y siempre en desigualdad con los contratantes.

 

El lobby del alquiler de vientres y mercado de bebés junto con toda la industria tecnorreproductiva está presionando a la OMS (Organización Mundial de la Salud) para que considere que cualquier motivo que nos impida reproducirnos sea considerado una enfermedad. Como ejemplo, tenemos al señoro David Adamson, experto en fertilidad y miembro de la OMS, que dice: “La definición de infertilidad está ahora escrita de modo que incluye los derechos de todos los individuos para tener una familia, incluyendo a hombres solteros, mujeres solteras, hombre gay y mujer gay. Traza una línea para dejar claro que un individuo tiene el derecho de reproducirse tenga o no un compañero sexual. Es un cambio enorme”.

 

Veamos los pasos: primero, consideramos una enfermedad el no poder tener hijos/as (ya sea por soltería, pareja del mismo sexo, etc), segundo, decimos que tenemos derecho a reproducirnos y, tercero, consideramos los vientres de alquiler una técnica de reproducción asistida. De esta forma podemos deshumanizar el embarazo y el parto diciendo que son una técnica, convirtiéndolo además en la cura para una supuesta enfermedad que se han inventado e intentarán que la OMS reconozca como tal. Ya veis que con dinero y poder hasta la explotación reproductiva y el tráfico de criaturas se puede edulcorar en pleno siglo XXI. Pero que no se olviden de las mujeres, de la fuerza que tenemos, de que no nos creemos el cuento, y de que vamos a luchar por nosotras, por nuestras hermanas y por las criaturas convertidas en moneda de cambio. Y no, señoros, nuestra lucha no es altruista, porque a cambio queremos un mundo sin explotación reproductiva ni tráfico de criaturas.

Fuente

https://tribunafeminista.elplural.com/2020/11/los-principios-de-la-bioetica-y-los-vientres-de-alquiler




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viernes, 8 de mayo de 2020

Fui gestante subrogada altruista y ahora estoy en contra de TODA subrogación



04/02/2020
AUTORA
Redacción Tribuna
La revista de información que te cuenta lo que otros no creen importante
Escrito por NMN
Traducido por Berta O. García @Omnia_Somnia

Fui gestante altruista para una amiga y un amigo que eran pareja; gesté y di a luz a gemelos. Fue una experiencia increíblemente traumática y tuve que recibir tratamiento por el trastorno de estrés postraumático (TEPT) que me provocó. Nunca hablo con nadie sobre mi experiencia, ya que todavía la encuentro completamente devastadora.
Únicamente oímos hablar de experiencias positivas en los medios, impulsadas por las organizaciones que promueven la subrogación. Es importante que la gente sepa también que la subrogación puede salir muy mal, así como el impacto que deja para toda la vida en las mujeres que ofrecen sus cuerpos para que otros los usen.
Me convertí en gestante para una pareja de amigos. Creía ingenuamente que, dado que los partos de mis propios hijos habían ido bien, sería igual de fácil en un embarazo subrogado. Pensé que había investigado mucho y hablé con otras gestantes sustitutas antes de embarcarme en ello.

Únicamente oímos hablar de experiencias positivas en los medios, impulsadas por las organizaciones que promueven la subrogación.

Sin embargo, acepté hacerlo antes de saber lo suficiente sobre los procedimientos médicos extremadamente intrusivos y dañinos a los que tendría que someterme. Creía ingenuamente que simplemente me serían implantados los embriones atendiendo a mi propio ciclo menstrual. No sabía que mi ciclo natural tendría que detenerse químicamente, ni la cantidad de hormonas dañinas y sintéticas que tendría que tomar para crear un ciclo artificial que estuviera coordinado con el de la donante de óvulos.
Una vez que descubrí la cantidad de hormonas que tendría que tomar, sentí que no podía dar marcha atrás sin destrozar a mis amigos. Seguí adelante muy a pesar mío y de las advertencias de mi propio instinto, porque no quería que se ofendieran ni que se disgustaran.
Con el fin de aumentar las posibilidades de éxito, también me convencieron de que me dejara implantar dos embriones. Ahora sé que yo no tenía pleno conocimiento de que gestar y dar a luz gemelos suponía mayores riesgos para mí.
Echando la vista atrás, veo que sacrifiqué mi propia salud y seguridad para dar prioridad a los deseos de los padres intencionales. Me doy cuenta también de que, cuando tomé aquellas decisiones, mi estado psicológico revela que sufría complejo de mártir y que era demasiado abnegada. Pasé completamente por alto mis prioridades personales. Todo era debido a mi falta de autoestima y de asertividad, y porque sólo me valoraba a mí misma por lo útil que era para los demás. Tenía un sentido hipertrofiado de la «entrega».




Con el fin de aumentar las posibilidades de éxito, también me convencieron de que me dejara implantar dos embriones. Ahora sé que yo no tenía pleno conocimiento de que gestar y dar a luz gemelos suponía mayores riesgos para mí.


Esto es algo muy común en las mujeres, ya que la socialización femenina fomenta y entrena a las mujeres y a las niñas a colocarse en segunda posición, a dar prioridad a los demás y a ser «amables». Esta socialización y psicología femeninas deben ser objeto de investigación y estudio y ser tenidas muy en cuenta en el contexto de las gestantes altruistas.

A lo largo del embarazo, experimenté celos y enfados repentinos por parte de la madre intencional, molesta porque yo podía quedar embarazada tan fácilmente. Ambos, tanto ella como él, me presionaban sobre cómo y dónde tenía que dar a luz. Tenía que ser muy asertiva para dejar claro que se trataba de mi cuerpo y que el proceso fisiológico del parto funciona mejor cuando la madre se siente completamente segura y da a luz de la manera en que se siente más cómoda. Tuve que dejar muy claro que esas decisiones me concernían sólo a mí.
Sentí que se creían –hasta cierto punto– «dueños» de mi útero y de mí, y que «merecían» dirigir el parto porque veían a los bebés como «suyos».
El parto resultó ser traumático en extremo, con uno de los bebés ingresado en la unidad de cuidados intensivos neonatales y yo con desgarro perineal de segundo grado.

A partir de ahí, comenzó una horrible pesadilla que duró dos años, ya que las matronas se movieron rápidamente para culparme a mí y acusarme falsamente de haberles impedido ayudar en el parto. Esta culpabilización es una experiencia ya familiar entre las mujeres que sufren partos traumáticos; vivimos en una cultura en la que ya sabemos que la sanidad pública hará todo lo posible para evitar la responsabilidad en las demandas por negligencia médica. Hubo cuatro investigaciones distintas por parte del colegio oficial independiente de matronas que concluyó que todas las matronas que intervinieron en el parto fueron culpables de no intervenir en un caso de emergencia y de no controlar la salud fetal durante el parto. El trauma del parto se agravó posteriormente por el trauma de ser culpabilizada y de tener que soportar durante dos años un montón de investigaciones que finalmente me exoneraron de culpa. En lugar de seguir adelante con mi vida después de la subrogación, tuve que revivir el trauma una y otra vez durante todo el tiempo que duraron las investigaciones.

Tras el parto, la madre y el padre intencionales me abandonaron más o menos por completo, dejaron que me las arreglara por mi cuenta para hacer frente a las mentiras de las matronas y la revictimización de la que fui objeto. No me apoyaron ni me defendieron y me quedé sola para sobrellevar las diversas investigaciones.
Me dolió muchísimo que no me invitaran al bautizo de los gemelos. Me utilizaron por mi útero y luego me desecharon cuando ya no me necesitaban. Fue la experiencia más degradante y horrible. Mi salud mental colapsó y, dos años después de aquel parto traumático, me diagnosticaron trastorno de estrés postraumático (TEPT), por lo que tuve que ponerme en tratamiento.
Nunca le cuento a nadie lo que pasó, ni siquiera a mis parientes más cercanos, no quiero revivirlo. Sólo me decidí a hacerlo a raíz de la Law Commissioners’ consultation. [1]

Me quedaron secuelas del parto, incontinencia y diástasis de rectos (separación de los músculos abdominales) que me provocan problemas a diario. No sé cuáles serán los efectos para mi salud a largo plazo de las grandes cantidades de hormonas sintéticas que tuve que tomar, ni el posible aumento del riesgo de cáncer de mama, ya que no amamanté a los bebés.
Ahora estoy absolutamente en contra de TODAS las subrogaciones, tanto de las comerciales (que en mi opinión son completamente inmorales) como de las no remuneradas o altruistas. El riesgo de abuso es demasiado grande. No se debe alentar a las mujeres a poner en peligro su salud y seguridad emocional y física por la «necesidad» de otras personas de tener bebés. Las mujeres importan. No se debe alentar a las mujeres a ponerse en segundo lugar ni a arriesgar nuestras vidas por otras personas.
Recomiendo ilegalizar TODAS las subrogaciones como lo han hecho otros países. La ley no debe modificarse para facilitar la explotación de las mujeres, tanto de las mujeres que son vulnerables por su pobreza como de las que simplemente tienen buenas intenciones y están mal informadas como yo.

También pienso a menudo en la pobre y joven estudiante de Europa del Este que tuvo que soportar la extracción de óvulos –y sus consecuencias para toda la vida– para pagar sus estudios. Hay muy poco de «ético» en la subrogación.

Comparte tu historia
Creemos que hay muchas mujeres que sufren en silencio una experiencia infeliz, dañina o traumática después de «donar» sus óvulos o de haber sido «gestante sustituta» en beneficio de otras personas. Si desea compartir su historia de forma anónima, nos encantaría saber de usted. https://nordicmodelnow.org/share-your-surrogacy-or-eggsploitation-story/

[1] En Gran Bretaña, período de consulta abierto del 6 de junio al 11 de octubre de 2019 con el fin de reformar la actual ley de subrogación.

Artículo publicado en https://nordicmodelnow.org/2020/01/29/i-was-an-altruistic-surrogate-and-am-now-against-all-surrogacy/


Fuente:

Nota: las negritas están en el original



domingo, 22 de marzo de 2020

Las criadas del sistema capitalista


Las criadas del sistema capitalista
 28/06/2019
Teresa Domínguez

Primero se congelan los óvulos, luego los embriones. Y más tarde, cuando se decide la maternidad o paternidad, se contrata, paga e implanta a una tercera (madre de alquiler) el embrión (propio o comprado) para que lo “incube”. La factura ha de terminar de pagarse con antelación, el contrato especifica todos los detalles a los que está sometida, en especial la madre de alquiler. Que durante todo el periodo dejará de ser una mujer libre, dejará de poder tomar decisiones respecto a su propio cuerpo, salud y vida.


Selección por catálogo de donantes de óvulos.



Precio de óvulos y embriones por lotes



Catálogo de madres de alquiler

Solo después de que la madre subrogada se ponga de parto, hablamos de un año aproximadamente desde la selección de “paridoras” y/o donantes de óvulo, por catálogo, preparación y posterior implantación, los clientes irán al hospital a que se haga efectiva la entrega, de “su” criatura, o “sus” si son más de una. Se harán el vídeo y fotos correspondientes en la mesa de quirófano junto a la madre de alquiler, con un bebé recién arrancado (literal y por cesárea la mayor de las veces) de las entrañas de su madre, en un puro éxtasis de felicidad mientras, la madre sufre las consecuencias físicas, emocionales y psicológicas de un embarazo, parto y post-parto, a veces múltiple y la pérdida de un hijo o hija.




La maternidad subrogada no es nueva, los primeros arreglos legales del alquiler de vientres comenzaron en Estados Unidos en la década de los 80, en aquel momento, incluso después, eran poco comunes los casos y estigmatizados. Según el Centro para el Control de Enfermedades en EEUU, en 2015, los vientres de alquiler representaban solo el 3% de los bebés concebidos en Norte América a través de fecundación in vitro (FIV).

Ahora hay una “aparentemente repentina explosión de demanda”. Y el sector del software no se queda atrás. Según datos de ciertas empresas tecnológicas, en Sillicon Valley han aumentado un 500% (año tras año) la congelación de óvulos. Y la solicitud para maternidad subrogada ahora representan el 20% de todas las consultas que recibe  las empresas para las que trabajan.

Las empresas tecnológicas han comenzado a subsidiar los servicios de vientres de alquiler, como hacían con la congelación de óvulos. Facebook y Google ofrecen generosos incentivos por contratar la maternidad subrogada, por ejemplo, reembolsa a los empleados hasta 20,000$ de gastos, del total de la factura, que puede alcanzar más de los 200.000$, para las “compensaciones” a madres de alquiler, facturas de hospitales y otros gastos. Algunas empresas incluso ofrecen ventajosas líneas de crédito.

En un esfuerzo por “atraer y retener talento”, Young Smith ha pedido a los 98,000 empleados de Apple que averigüen qué tipo de beneficios les interesan más. Todos estos esfuerzos son parte de una tendencia creciente a ofrecer opciones favorables para los empleados en las compañías de Silicon Valley, por un lado para reclutar nuevo personal femenino, y por otro para fidelizarlo, y para ello crea incentivos tanto para la congelación de óvulos como para el contrato de “servicios” de vientres de alquiler. Lo que no limitaría las carreras de dichas empleadas, y por ende de otros interesados. Porque, según fuentes de estas tecnológicas, existe una escasez de mujeres senior en Silicon Valley, por lo que los beneficios ofrecidos por Apple y Facebook podrían verse como un intento de “rectificar el desequilibrio”. Eso sí, lo que no se comenta es que con ello se genera una suerte de subclase de mujeres paridoras, que generalmente pertenecen a estratos sociales inferiores.

Apple dijo en su informe de diversidad este año que su fuerza laboral era 70% masculina, mientras que Facebook informó que su fuerza laboral era 69% masculina. Las empresas más jóvenes, como Uber, Lyft y Pinterest, también ofrecen incentivos para esta práctica bajo la premisa de que ayudan a la “lealtad” de los empleados en el competitivo mercado laboral de Silicon Valley.

Estos subsidios o ayudas también vienen favorecidos por supuestas organizaciones sin ánimo de lucro, que tienen detrás el aval de la industria y lobbys, clínicas, intermediarios, bufetes de abogados eminentes y grandes farmacéuticas: EMD Serono”, negocio farmacéutico de Merck KGaA, la farmacéutica clínica de Mandell, la farmacéutica Integrity RX, etc. (Si te lo puedes permitir económicamente, que nada te impida tener un hijo), donde se explica el entramado de las grandes ferias internacionales para hombres gays en exclusiva. De hecho, este programa de asistencia, anualmente facilita más de un millón de dólares en apoyo financiero a sus clientes, a través de más de 50 proveedores, en dos formas según la necesidad: Servicios gratuitos y con descuentos donados por proveedores líderes en reproducción asistida: 75% de descuento en el precio de ciertos medicamentos para las mujeres sometidas a tratamiento de hiperestimulación ovárica y otros para su uso no solo en las donantes de óvulos, sino para la medicación que necesitan las madres gestantes para que les quede bien implantado el embrión comprado por catálogo. Y subvenciones en efectivo y línea de crédito, a “futuros padres” que se financian principalmente a través de las conferencias y donaciones de amigos del sistema.

Las parejas de hombres homosexuales fueron los primeros en dar el paso para “romper el estigma” de los vientres de alquiler. Según empresas del ramo, los gays suponen en EEUU un tercio de la demanda, 10% hombres solos, y son 60% parejas heterosexuales. Los vientres de alquiler crecen también por una legislación cada vez más permisiva, aunque se siguen produciendo fuertes reacciones, por eso la mayoría lo lleva casi en secreto. De hecho, algunas mujeres simulan incluso su propio embarazo.

Los vientres de alquiler son una práctica extremadamente costosa, y la gente de la comunidad tecnológica puede permitírselo sin tener que faltar al trabajo, ni poner en juego su carrera o su salud.



Pero volviendo a Silicon Valley, Suich califica al “Área de la Bahía” como una incubadora para el futuro de la fertilidad en EEUU. Los vientres de alquiler son una práctica extremadamente costosa, y la gente de la comunidad tecnológica puede permitírselo sin tener que faltar al trabajo, ni poner en juego su carrera o su salud. La publicidad nos bombardea con la generosidad de las madres paridoras, convenciendo de la bondad de unas mujeres que en su mayoría no tiene otra salida. Jennifer Lahl, Presidenta de CBC Network, afirma que estas mujeres son principalmente de clase media-baja, y en su mayoría, mujeres de militares que buscan ingresos extras ya sea, por necesidad, para invertir o para pagar las carreras de sus hijos. Numerosos estudios han demostrado que “las mujeres de militares constituyen un porcentaje desproporcionado de la población de gestantes en los Estados Unidos”. Estas mujeres, consideradas como “sustitutas ideales”, han sido el objetivo del marketing de la industria de los vientres de alquiler. (Estudio del profesor Ziff: ‘The Mommy Deployment”: Military Spouses and Surrogacy in the United States”. Socological Forum, Vol. 32 No. 2)”. Mujeres que son parte de un mundo altamente masculino, de las que usan su mentalidad militar para guiarlas a través del sacrificio de la subrogación.

El sacrificio, la llamada al deber.






Además se procura centrar la práctica como solución a los casos de infertilidad, nada más lejos de la realidad. Hoy por hoy, los vientres de alquiler se han convertido completamente en una “commodity”, una mercancía más, un lujo al que acceden los que pueden pagar, tengan o no, problemas de fertilidad, un lujo que permite acceder a la paternidad/maternidad sin poner en peligro el trabajo, ni el cuerpo, ni la salud propia. Que permite mantener “la agenda”. Porque son gente con vidas “ocupadas”, organizadas, con buen poder adquisitivo, que lo encargan y planifican casi todo.

“Los niños no son bienes o servicios que el Estado puede garantizar o proporcionar. Son seres humanos con derechos.” Maud de Boer-Buquicchio.

“No hay derecho a tener un hijo en virtud del Derecho Internacional”, dijo Maud de Boer-Buquicchio, Relatora Especial sobre la venta y la explotación sexual de niños, incluida la prostitución infantil, la utilización de niños en la pornografía y demás material que muestre abusos sexuales de niños, quien presentó, en marzo de 2018, un informe al Consejo de Derechos Humanos en Ginebra. Afirmando que: “Los niños no son bienes o servicios que el Estado puede garantizar o proporcionar. Son seres humanos con derechos.” Indicando que la maternidad subrogada, es una industria en crecimiento impulsada por la demanda internacional, especialmente de estados ricos que involucran a madres de alquiler en estados en desarrollo. Y confirmando que la subrogación, tal y como se practica actualmente en algunos países, Estados Unidos incluido, generalmente equivale a la venta de niños.

Cientos de asociaciones del mundo hemos firmado el Manifiesto desde CIAMS “International Coalition for the Abolitionof Surrogate Motherhood“, para la abolición universal de la gestación por sustitución. Estamos de acuerdo en que “El interés superior del niño debe estar en el centro de cualquier decisión tomada con respecto a la paternidad y las decisiones de responsabilidad parental”, como afirma la relatora, pero pensamos que para evitar la paradoja de las vulneraciones de derechos de los bebés, hay que focalizar el problema inicial, la explotación reproductiva de las madres.

No basta con mencionar la palabra “altruismo”, los casos verdaderamente altruistas son marginales, el profesor Miklos Lukacs de la Universidad de San Martín de Porres,  Perú,(ciencia y tecnología / Filosofía Política / Epistemología / Ética Aplicada), lo califica de hipocresía terminológica, (vídeo) ya que la mayor parte de los ingresos siguen quedando en manos de los intermediarios, y jamás podrían satisfacer la demanda generada. La idea de que eliminando el pago a las madres se reduce la explotación, es tan estúpida como los argumentos de algunos medios e intermediarios, no sorprende entonces, añade, como países como La India, Camboya, Nigeria, México, etc… todos ellos con legislaciones más laxas, y altos niveles de pobreza, hayan absorbido esta demanda.

Además, países como Reino Unido, Canadá, y estados norteamericanos tradicionalmente “altruistas”, como Nueva York, ya debaten o legislan, nuevos proyectos de ley que permitirían una versión abiertamente comercial de la maternidad subrogada por la falta de mujeres voluntarias y las complicaciones legales de otros países.

Desde colectivos nacionales e internacionales, vamos más allá, y sí consideramos que debe regularse, pero para su completa prohibición, incluyendo el mercadeo transfronterizo. De hecho ya se está trabajando en el desarrollo, de un convenio Internacional para la abolición de los vientres de alquiler inspirado en el trabajo realizado para la abolición de la esclavitud, en el marco de la Organización de las Naciones Unidas.


Teresa Domínguez

“No seré una mujer libre mientras siga habiendo mujeres sometidas”

17 de diciembre de 2015: El Parlamento Europeo aprobó por Resolución el informe anual sobre Derechos Humanos y Democracia en el mundo 2014 y las políticas de la Unión Europea sobre esta materia. En el capítulo dedicado a los derechos de las mujeres y las niñas, el punto 115 expresa:

“El Parlamento Europeo “condena la práctica de la subrogación, que socava la dignidad humana de la mujer dado que su cuerpo y sus funciones reproductivas son usadas como un “commodity”; considera que la práctica de la subrogación gestacional que involucra la explotación reproductiva y el uso del cuerpo humano para ganancias financieras o de otro orden, en particular en el caso de las mujeres vulnerables en los países en desarrollo, debe ser prohibida y tratada como un asunto de urgencia en los instrumentos internacionales de derechos humanos.”

Título inspirado en la columna del columnista del NYTimes Ross Douthat. Statistics

Fuente


Nota: las imágenes y negritas están en el original









viernes, 7 de febrero de 2020

El Observatorio de Bioética y Derecho de la Universidad de Barcelona se posiciona contra el alquiler de vientres

El Observatorio de Bioética y Derecho de la Universidad de Barcelona se posiciona contra el alquiler de vientres

14/02/2019
AUTORA
Redacción Tribuna
La revista de información que te cuenta lo que otros no creen importante

El debate sobre la gestación por sustitución en España se ha intensificado recientemente, con iniciativas como la propuesta de ley presentada por el grupo parlamentario de Ciudadanos (C’s) para regular dicha práctica. En este contexto, el Observatorio de Bioética y Derecho (OBD) de la Universidad de Barcelona ha hecho público el Documento sobre gestación por sustitución. El texto se posiciona claramente en contra de esta práctica, también conocida como “maternidad subrogada”, y defiende que no debe ser una alternativa legal para tener descendencia por lo que supone de «mercantilización del cuerpo humano» y por las «situaciones de vulnerabilidad que genera».

El documento define la “gestación por sustitución” como el proceso que «permite a una pareja (o a una persona sola) tener un hijo mediante la colaboración de una mujer gestante, que se compromete a someterse a técnicas de reproducción asistida para quedar embarazada y a entregar el bebé que nazca a los comitentes, mediante contraprestación o de forma gratuita». El documento apunta los diversos marcos legislativos internacionales que existen actualmente sobre la cuestión. En Europa, la gestación por sustitución solo se admite expresamente en Reino Unido, Grecia y Portugal; en el resto de países existe la prohibición expresa o la no regulación. En cuanto a España, «no existe expresamente una prohibición sino una declaración de nulidad del contrato, con lo que la mujer gestante es la madre a todos los efectos legales». Considerando los impedimentos legales que hay en España, y en general en Europa, algunas personas viajan a otros países donde la gestación por sustitución es legal. Una vez vuelven con el bebé, se encuentran con dificultades legales para que se reconozca el vínculo de filiación, si bien los tribunales pueden admitir ese vínculo en virtud del principio de protección del interés del menor. Ante estas prácticas, el documento advierte que «no es recomendable terminar aceptando la política de los hechos consumados, pues ello contribuiría a normalizar una conducta socialmente cuestionada».

El texto es contrario a esta práctica por lo que supone de «mercantilización del cuerpo humano» y por las «situaciones de vulnerabilidad que genera»



El OBD afirma que la gestación por sustitución «genera numerosos interrogantes acerca de los derechos de la gestante, así como de la situación de explotación de las mujeres». «No es una técnica de reproducción asistida más, pues exige la participación de una mujer en el proyecto reproductivo ajeno que es, cuantitativa y cualitativamente, distinta a cualquier otra colaboración reproductiva», explica el texto. Se señala que implica «estar embarazada intentando no implicarse, ni psicológica ni emocionalmente, y renunciando después a todo vínculo personal, afectivo y jurídico con el nacido». Los autores del documento exponen que la gestación por sustitución produce una instrumentalización o cosificación de la mujer y que «no toda relación humana puede ser absorbida por la dinámica del mercado». En ese sentido, advierten del riesgo de explotación de mujeres vulnerables en países pobres o en vías de desarrollo. Ante el argumento de que si la mujer otorga su consentimiento voluntario para ser madre gestante, no hay explotación, los autores apuntan que «la posibilidad de elección individual viene determinada por la posición socioeconómica». Se recuerda el principio de que el ser humano y sus partes no deben ser objeto de lucro y que, dado que existe un mercado muy lucrativo de miles de millones de euros en torno a la gestación por sustitución, «se deben tomar medidas para que ciertos aspectos de la vida reproductiva no se organicen como meras relaciones de comercio».

Los autores del documento exponen que la gestación por sustitución produce una instrumentalización o cosificación de la mujer y que «no toda relación humana puede ser absorbida por la dinámica del mercado».

El documento está coordinado por las profesoras de la UB María Casado y Mónica Navarro Michel, y forma parte de la Colección de Bioética de Edicions UB, que ha obtenido el Sello de Calidad en Edición Académica (CEA-APQ), otorgado por la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA) y la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT). El documento está publicado en catalán, castellano e inglés.

Fuente
 https://tribunafeminista.elplural.com/2019/02/el-observatorio-de-bioetica-y-derecho-de-la-universidad-de-barcelona-se-posiciona-contra-la-gestacion-por-sustitucion-en-un-nuevo-documento/





domingo, 28 de julio de 2019

Alquilar vientres y regular la prostitución: neoliberalismo 100%


Alquilar vientres y regular la prostitución: neoliberalismo 100%
Ana Bernal-Triviño
Periodista

Los paralelismos que existen entre la prostitución y la subrogación se me hicieron evidentes de inmediato. Dos industrias se benefician de los cuerpos femeninos: una de su sexo y otra de su útero. Dos industrias comercializan funciones humanas básicas: la sexualidad y la reproducción. Y estas constituyen la base de la opresión histórica de la mujer y de su división permanente en ‘putas y santas’”.
Kajsa Ekis Ekman

Cada vez que me preguntan por qué no apoyo ni los vientres de alquiler ni la prostitución siempre respondo que todas las violencias machistas tienen un punto en común: la deshumanización.

La violación existe porque nos deshumanizan.

Los asesinatos machistas existen porque nos deshumanizan.

Los malos tratos (físicos y psicológicos) existen porque nos deshumanizan.

Y sí, los vientres de alquiler y la prostitución existen porque nos deshumanizan.

Eliminan cualquier connotación como persona para ser consideradas como un objeto más, una propiedad sobre la que decidir, que machacar o que violentar. Obviamente, este proceso no se lograría sin una desigualdad previa que nos considera inferiores

¿Cómo se convierte una mujer en objeto? Con dinero. Si algunos hombres han justificado, solo por hecho del casamiento o formalización de la pareja, que ella es parte de su “propiedad”, imaginen hasta qué grado se fortalece esa idea cuando hay dinero. Para convertir a una mujer en cosa, de la manera más rápida, extrema y eficaz posible, nada como el intercambio de dinero, como quien compra una muñeca hinchable.

¿Cómo normalizar y convertir la explotación en un acto comercial más? Con la perversión del lenguaje.

¿Cómo aplastar derechos de la mujer y convertirlos en mercancía? Con tres puntos en común que se pueden trasladar tanto a la prostitución como los vientres de alquiler.



“Es su libre consentimiento”. Nos dicen que la madre gestante es porque quiere, y que la prostituta es porque quiere. No nos dicen que la madre gestante vive en un país pobre y que no tiene alternativa. No nos dicen (o lo pasan por alto) que la prostituta puede ser una mujer sometida, pobre, o víctima de trata.
Para callar bocas ponen a la prostituta en un programa de televisión declarando que lo hace por libre elección, cuando algunos proxenetas (ver el libro de Mabel Lozano) admiten que llevan a esas mujeres por platós bajo amenazas de matar a sus familias en sus países de origen.
Luego añaden que “quién eres tú para decirle a ella qué hacer con su cuerpo”, cuando son los primeros en decir a esa mujer que someta su cuerpo a explotación y lo normalice. Mensajes como “déjala ser prostituta, que ella lo hace porque le gusta” o “déjala, que se queda embarazada para otros porque le gusta” validaría otras situaciones violentas como “déjala y no te metas en la relación, que hay mujeres a las que les gusta ser maltratadas” o “déjala y no le digas que es víctima, que ser violada puede ser su fantasía”. Eso, que hoy a una buena parte nos parece auténticas burradas, quedaría legitimado bajo ese libre consentimiento que anula cualquier ley o delito, y deja todo en manos de una ley del salvaje oeste.
“Es su trabajo”. Tanto en la prostitución como en los vientres de alquiler desaparece el concepto de explotación, y ponen de frente el derecho al trabajo o a la sindicación mientras ocultan los derechos humanos que van por encima. Porque no todo es trabajo y mucho menos es trabajo cuando se manipulan conceptos como producto, fuerza de trabajo o medio de producción.
Lo sorprendente es que gente de izquierdas se trague el cuento del “trabajo” teniendo una formación marxista en muchos casos. Lo sorprendente es que no se vea que en ninguna profesión su “oficina” o “lugar de trabajo” sea su propio cuerpo. Lo sorprendente es que considere trabajo una “profesión” con altísimos riesgos laborales, que lo anularía como tal. Lo sorprendente es que siempre que se habla de este tema surge la frase de “pues peor es trabajar en un McDonalds”. Y como siempre nos dicen que escuchemos a las prostitutas, pues eso, leed a Evelina Giobbe cuando responde: “‘Bueno, al menos cuando trabajas en McDonald’s no eres la carne’”.


“Hay trabajadoras, empresarios y clientes”. Como buen neoliberalismo, no hay producto sin empresarios y sin clientes. Empresarios en lugar de proxenetas o traficantes de bebés a la carta. Clientes en lugar de puteros o compradores de mujeres como vasijas para bebés. Cada vez que se dice “trabajadora sexual” se deja de nombrar a las víctimas de trata. Cada vez que se dice “empresario sexual” se deja de nombrar los delitos que representan. Cada vez que se dice cliente, se deja de nombrar a quien crea una relación económica de explotación o tráfico de personas.
Es la perversión de llamar servicio a una explotación, de llamar trabajo sexual a una esclavitud sexual, de llamar empresarios a proxenetas y a traficantes de bebés, de llamar cliente a proxenetas, puteros, y compradores de bebés…

No es casualidad que esta estrategia que anula los derechos de la mujer, que anula toda la tradición del feminismo contra la explotación de nuestra libertad sexual y reproductiva, surja en el nacimiento del capitalismo y se fortalezca en pleno neoliberalismo. No es casualidad que, por eso, nos vendan como un objeto del que hacer negocio, porque nos siguen viendo inferiores y porque la misoginia tiene muchas caras.

Fuente
https://blogs.publico.es/otrasmiradas/15271/alquilar-vientres-y-regular-la-prostitucion-neoliberalismo-100/