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martes, 21 de enero de 2020

REPERCUSIÓN EN LA SALUD DE LA PROSTITUCIÓN: Las huellas de la esclavitud en las mujeres


REPERCUSIÓN EN LA SALUD DE LA PROSTITUCIÓN: Las huellas de la esclavitud en las mujeres
La salud de las mujeres prostituidas

septiembre 18, 2019

Dra. Radfem y M.H. – Mujeres por la Abolición

El 17 de marzo de este año se publicaba en el diario Público un magnífico artículo de Nuria Coronado Sopeña en el que se entrevistaba al ginecólogo burgalés Abel Renuncio y a la psicóloga jurídica y forense Laura Redondo sobre el impacto de la prostitución en la salud de las mujeres sometidas a la misma.


En esta imprescindible reflexión, se ahondaba sobre el sufrimiento, tanto físico, emocional como vivencial de las mujeres que padecen esta lacra, y sobre la tortura que soportan sus cuerpos y mentes.

En Mujeres por la Abolición, queremos recopilar la evidencia científica que existe con respecto a la repercusión en la salud de la prostitución, con la intención de poder aportar datos y un argumentario sólido a las compañeras que peleamos por la abolición de esta forma de esclavitud, e incidir en las instituciones y en el ámbito sanitario (especialmente, en el personal que se dedica a atender a estas mujeres), razonando por qué acabar con la prostitución es una materia urgente.




Las marcas de la tortura: Impacto en la salud física

Como bien dice Abel Renuncio, “es imposible que fisiológicamente ningún cuerpo esté preparado para una explotación de ese tipo”. Y es que las mujeres en prostitución tienen que acostarse con entre 10, 20 e incluso 30 puteros al día.

Sin duda, estas relaciones sexuales continuadas, en las que no existe el deseo y, por lo tanto, sin la necesaria preparación, someten al cuerpo de las mujeres y, en particular, a su aparato genital, a un daño en ocasiones equiparable al de una agresión sexual y, por consiguiente, podemos encontrar desde irritaciones y erosiones vulvovaginales hasta desgarros.

Se estima que el 95% de las mujeres en situación de prostitución han sido abusadas sexualmente, y entre un 60-75% reporta haber sido violada durante la misma. Por lo tanto, y pese a que no contamos con cifras exactas en España (a pesar de que el Pacto de Estado contra la Violencia de Género incluyera la necesidad de realizar un análisis estadístico al respecto), podemos apreciar que las mujeres prostituidas son víctimas constantes y, sin embargo, invisibles, de las formas más brutales de violencia sexual.

A esto ha de añadirse que, a su vez, presentan una prevalencia mayor de diversas enfermedades ginecológicas y, en particular, infecciones de transmisión sexual (y, por ende, las consecuencias de las mismas, que abarcan desde la infertilidad hasta el cáncer, como el de cérvix).

De hecho, existe un estudio madrileño que calcula que hasta un 18% de las mujeres prostituidas padecen una o más ITS.

Según el Plan Nacional sobre el SIDA de CNE (Centro Nacional de Epidemiología), la prevalencia de VIH en mujeres en prostitución desde el 2000 permanece estable alrededor del 1%, aunque, por suerte, haya disminuido gracias al uso más consistente del preservativo desde los 90 (por las campañas de prevención del SIDA).

Se estima que, en los países y regiones de altos ingresos, como Europa, las mujeres en situación de prostitución tienen un mayor riesgo de contraer la infección por VIH que las mujeres de la población general, en una proporción hasta 13 veces superior.

Teniendo esto en cuenta, podríamos decir que, en la población prostituida, existe una epidemia de VIH (más del 1% de la población está infectada), y que el riesgo de estas mujeres es desproporcionadamente alto, y se correlaciona con prácticas punitivas que castigan a las mujeres prostituidas (criminalización, estigma, violencia por parte de los cuerpos policiales, falta de acceso a comida e inseguridad económica).

Asimismo, hay que considerar que, en muchos estudios, sólo se tiene en cuenta a aquellas mujeres que acuden a los servicios sanitarios a realizarse pruebas de detección de estas enfermedades o que pueden acceder a nuestro Sistema de Salud. No obstante, hay mujeres todavía más vulnerables que no llegan a percibir estos servicios y, por este posible sesgo, el riesgo de estas enfermedades es, probablemente, mayor en éstas. Por otro lado, también podría pensarse que quienes acuden son quienes tienen más problemas de salud… Es decir, que se trata de datos de difícil interpretación.

Es fundamental que seamos conscientes de una realidad ineludible: el riesgo de la salud sexual de las mujeres en prostitución es colosal.




Las huellas que no se ven: La herida psicológica

Ser víctima del sistema prostitucional conlleva consecuencias nefastas para la salud mental, debido a que la violencia que se padece es perpetua, incesante, y de una magnitud que, a veces, cuesta imaginar.

Las mujeres en situación de prostitución sufren una forma de violencia machista que se acentúa en lo que respecta al ámbito sexual (la violación por dinero), pero que también implica vejaciones, insultos, desprecios, cosificación (imprescindible para la violación), sexualización constante, y una merma de su persona, que puede acompañarse, en muchos casos, de golpizas, castigos físicos,… que incrementan la sensación de vulnerabilidad, soledad, tristeza y sufrimiento.

En primer lugar, es importante destacar que la herida psicológica que deja la prostitución es el resultado de un continuum de violencia en un sistema patriarcal. Es decir, las mujeres prostituidas llegan al sistema prostituyente debido a diferentes factores (abusos sexuales en la infancia, maltrato, violaciones, desamparo del sistema…) y que, cuando entran en este se sistema, se encuentran con todavía más violencia y misoginia.

No es de extrañar, por lo tanto, que la principal consecuencia psicológica sea el trastorno de estrés post-traumático (hasta el 68% de las mujeres prostituidas lo padecen), que se caracteriza por una “respuesta tardía o diferida a un acontecimiento estresante o situación de naturaleza amenazadora o catastrófica” (CIE-10). Éste incluye, entre otros síntomas, pesadillas con situaciones verdaderamente traumáticas que han sufrido (como las propias violaciones), con flashacks, ataques de pánico e, incluso, ideas autolíticas (que pueden conllevar intentos de suicidio).

A su vez, el abuso de sustancias es notorio y característico del sistema prostituyente, porque es promocionado por los puteros y por los proxenetas, quienes, conociendo la tortura psicológica que están sufriendo estas mujeres, se ofrecen a mitigarla con diversas drogas de abuso, como cocaína, alcohol…

Otra de las causas de este abuso de sustancias podría deberse al aislamiento social que padecen estas mujeres, que, por ejemplo, son cambiadas cada 21 días a diferentes prostíbulos; así no pueden establecer lazos estrechos con ninguna otra mujer, ni dentro ni fuera del club, afianzando así su dependencia para con sus explotadores.

Por ello, cuando Amelia Tiganus (superviviente de prostitución) afirma que “los prostíbulos son los campos de concentración de las mujeres pobres”, nos está relatando cómo dejando a las mujeres solas, desprovistas de sus amistades, de su familia, de su entorno seguro y, además, siendo castigadas cuando incumplen las órdenes de sus prostituyentes, se contribuye a un efecto clave: el desamparo y la sensación de abandono.

No podemos olvidar otros trastornos como los trastornos del estado de ánimo. Se ha visto que hasta un 56’4% de las mujeres prostituidas presentaba sintomatología propia de un trastorno depresivo, aunque en otros estudios realizados esta cifra alcanza al 67% de mujeres. Del mismo modo, los síntomas depresivos se asociaron tanto al padecimiento de ETG (enfermedades de transmisión genital) como al consumo de alcohol, ambas situaciones muy frecuentes en las mujeres que son prostituidas.


Pararse a pensar para poder actuar
Pero, ¿cómo puede la mente de alguien soportar tanta crueldad, tanto sufrimiento, tanta vulnerabilidad? Uno de los pilares con mayor relevancia para explicar esto se trata del abuso sexual en la infancia. Muchos relatos dentro de la prostitución comienzan con el abuso y las violaciones desde que estas mujeres son niñas. Así, numerosos estudiosos demostraban que alrededor de un 60% de las mujeres que eran prostituidas habían sido abusadas a una edad temprana. De esta manera, estas niñas aprenden que el abuso sexual y las agresiones son una condena de la que no hay escapatoria, y al no recibir la atención que requieren, asumen la inevitabilidad de la violencia como un estado perpetuo.

No podemos negar que la prostitución tiene un impacto deletéreo en la salud física, sexual y psicológica de las mujeres. Y tampoco podemos caer en la pasividad, y continuar contribuyendo al abandono que padecen las mujeres prostituidas.

La prostitución no sólo se ha de reconocer como una forma de violencia, sino que hemos de estudiar y profundizar en las consecuencias que ésta implica, y ponernos manos a la obra. Es imprescindible ampliar el estudio de sus repercusiones sobre la salud y, desde todos los frentes, actuar para poder ofrecer la mejor ayuda posible a las mujeres que se ven sumidas en ella.

No solo es una obligación profesional, sino que supone un imperativo moral oponerse a esta barbarie. Como profesionales de la salud, tenemos un compromiso: Concienciarnos. Para ello, es preciso que investiguemos, que estudiemos y hagamos un juicio crítico de la información que nos llega sobre esta cuestión. Sensibilicémonos para mejorar la atención que reciben. Trabajemos la empatía para con estas víctimas invisibles.

No podemos fallarles.

Bibliografía
Prostitution and Trafficking in 9 Countries: Update on Violence and Posttraumatic Stress Disorder. Article in Journal of Trauma Practice · January 2003
https://www.eldiario.es/sociedad/estigma-prostitutas-invisibiliza-agresiones-concebidas_0_844815924.html
https://www.thelancet.com/journals/laninf/article/PIIS1473-3099(12)70066-X/fulltext
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4297548/
Farley, M. Prostitución, tráfico y estrés postraumático.
Kramer, L., & Berg, E. (2003). A Survival Analysis of Timing of Entry into Prostitution: The Differential Impact of Race, Educational Level, and Childhood/Adolescent Risk Factors. Sociological Inquiry, 73(4), 511-528. doi: 10.1111/1475-682x.00069
Fernández, M. L. (2007). Aproximación a la prostitución femenina. En la calle: revista sobre situaciones de riesgo social, (6), 8-12.
Ziáurriz, T. U. (2011). La prostitución, una de las expresiones más arcaicas y violentas del patriarcado contra las mujeres. Pensamiento iberoamericano, (9), 293-312.
https://eciemaps.mscbs.gob.es/ecieMaps/browser/index_10_mc.html
Bagley, C. & Young, L. (1987) Juvenile prostitution and child sexual abuse: A controlled study. Canadian Journal of Community Mental Health 6: 5-26.
Browne, A., & Finklehor, D. (1986) Impact of child sexual abuse: A review of the research. Psychological Bulletin 99 (1): 66-77
Farley, M., Baral, I., Kiremire, M., & Sezgin, U. (1998) Prostitution in Five Countries: Violence and Posttraumatic Stress Disorder. Feminism & Psychology 8 (4): 415426.


Fuente






domingo, 28 de julio de 2019

Aprosex, OTRAS, AMMAR y el lobby proxeneta mundial


Aprosex, OTRAS, AMMAR y el lobby proxeneta mundial
Anna Prats
Mar 29

Hace unos meses centenares de personalidades (como Elena Poniatowska, Yayo Herrero, Isabel Coixet, Empar Pineda, Amaia Pérez Orozco, Justa Montero, Dolores Juliano y políticas como la diputada de En Marea, Ángela Rodríguez, y varias concejalas de igualdad) firmaron un manifiesto en apoyo al autodenominado Sindicato OTRAS, que entre otros aspectos recogía en sus estatutos «la prostitución por cuenta ajena como actividad sujeta a la legislación laboral», motivo por el cual fue impugnado por la Audiencia Nacional, debido a que eso significaría reconocer como legal una actividad penada como el proxenetismo.

Para hablar del lobby proxeneta, hay que empezar mencionando al Red Umbrella Fund. El Red
Umbrella Fund es, como ellos mismos se describen, «un nuevo mecanismo mundial innovador de concesión de subvenciones para y por los trabajadores sexuales» surgido en el 2012.

En su misma web explican que surgió después de que la Open Society Foundation (OSF), organización del multimillonario George Soros realizara un informe en 2006 con el objetivo de «promover una mejor financiación para este grupo en particular».

Ya en este hilo de Kalinda Marín se explicaba cómo «el multimillonario Soros» pedía «en la web de su mayor fundación (OSF) la total legalización de la prostitución, burdeles y otros negocios y admitía financiar asociaciones de “trabajadoras sexuales”»..

Según explica Julie Bindel, periodista de investigación, «Eugenio Zaffaroni, también fundador y asesor de la OSF, fue acusado de mantener prostíbulos y gerenciar una red de trata de mujeres en seis departamentos que posee en Buenos Aires, Argentina. Desde entonces, ha sido nombrado juez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. La OSF es un contribuyente significativo de Amnistía Internacional, Human Rights Watch (HRW), el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA (UNAIDS), así como de otros grupos de presión en favor de la prostitución de todo el mundo. Soros es el principal financista del lobby mundial en favor de la legalización de la prostitución y ha financiado informes sobre los cuales Amnistía Internacional basó su postura por la descriminalización total de la prostitución».

Kalinda Marín argumenta que, de esta forma, «se entiende que Amnistía Internacional, financiada por Soros, recomiende la derogación de las leyes que prohíben las actividades asociadas a la prostitución, como la organización general del negocio (es decir, pide que se despenalice el proxenetismo)», y que, de hecho, Amnistía Internacional «establece que el acceso a las mujeres prostituidas es un derecho humano fundamental».

Aprosex y la Network of Sex Work Projects (NSWP)
En el 2008, se organizó un «diálogo para conectar a los donantes con las organizaciónes de trabajadores sexuales» desde la OSF y la Network of Sex Work Projects (NSWP), que funciona a través de membresías y de la que forma parte Aprosex y otras organizaciones españolas como el Colectivo Hetaira o el Centro Alba.

Aprosex es miembro del NSWP
La NSWP, de la que es miembro Aprosex, recibió 60.000 dólares de la Open Society Foundation (OSF) en el año 2008. Actualmente la página donde aparece esta donación ha sido eliminada de la web de la OSF, pero aún es consultable a través de la web Archive.org, que permite consultar el archivo de las páginas web que ya han sido borradas.
 
Autora Alessandra Luna

No es de extrañar que organizaciones multimillonarias como la OSF inviertan en la regulación de la prostitución o en la despenalización del proxenetismo. Según la OIT (y así lo recoge el Documento de Política de la NSWP) el negocio de la prostitución supone entre el 2 y el 14% del PIB en los cuatro países encuestados. En Tailandia, por ejemplo, la industria prostituyente representó en 2015 el 10% del PIB de Tailandia.

Los donantes del Red Umbrella Fund
En 2009, los principales donantes interesados en invertir en el negocio del «trabajo sexual» (OSF, Oak Foundation, Mama Cash, Levi Strauss Foundation o American Jewish World Service) se reunieron para «definir aquellas áreas en el campo de los derechos de las trabajadoras sexuales en las que se necesita la atención de los donantes y elaborar una estrategia clara para su colaboración».

Aunque muchas veces desde estas organizaciones se alega que su objetivo es «promover la salud y los derechos humanos de los trabajadores sexuales», la realidad es bien distinta, pues desde el Red Umbrella Fund no se financian organizaciones que «provean exclusivamente servicios sociales o médicos ni tampoco las que busquen «la abolición» de la prostitución.

De hecho, uno de sus puntos clave y que pusieron como el primero en la lista para las reuniones del año 2008 entre donantes y “activistas” es «cambiar la percepción del púbico (de “víctimas” a “agentes activos”)».

TAMPEP, también financiada por el Red Umbrella Fund
A nivel europeo, la organización TAMPEP (The European Network for the Promotion of Rights and Health among Migrant Sex Workers) es una de las organizaciones que reciben financiación del Red Umbrella Fund. Aunque no se sabe la cantidad exacta, la cifra máxima que puede concederse es hasta 80.000 euros pagados en dos años, según la web del Red Umbrella Fund.

TAMPEP recibió en el 2017 la concesión de financiación por parte del Red Umbrella Fund.
¿Y por qué tiene relevancia a nivel español que TAMPEP reciba financiación por parte del lobby regulacionista mundial? Porque en el apartado de “Miembros y aliados” de la web de TAMPEP, encontramos que Aprosex, OTRAS y otras organizaciones españolas como Genera, Colectivo Hetaira, CATS o el Centro Alba son miembros y/o aliados de TAMPEP.

AMMAR, Aprosex y las formaciones políticas “del cambio”
Otra de las patas del lobby regulacionista es AMMAR (Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina), muy ligada a las organizaciones de Aprosex y a OTRAS, y que de hecho fue uno de los colectivos firmantes en apoyo del pseudosindicato OTRAS. AMMAR, así como RedTraSex (organización y red de colectivos regulacionistas a nivel latinoamericano) de la que forma parte AMMAR, están ambas financiadas por el Red Umbrella Fund.

Representantes de AMMAR han sido relacionadas con casos de trata de mujeres en Argentina. En 2018, la Cámara Federal de Apelaciones de Mar del Plata, en Argentina, confirmó el procesamiento de María “Malú” López, referente de AMMAR, por explotar sexualmente a tres víctimas. Según el periódico La Capital, la encausada «regenteaba el lugar; administraba los ingresos, gastos y aplicaba “sanciones” a las víctimas si faltaban sin aviso previo; y se encargaba de conseguir viviendas para alquilar, aunque no figuraba en ningún contrato. Asimismo, también aleccionaba a las víctimas respecto a cómo actuar y qué decir en caso de un allanamiento: no debían nombrarla y sí les preguntaban, eran amigas o alquilaban juntas el lugar. Otro de los aspectos más turbios del accionar de López, según la Justicia, es que ofrecía un abogado para que las representase si se unían a la Asociación de Mujeres Meretrices de la Argentina (AMMAR), de la que formaba parte con gran incidencia».



Hace unos años, Aprosex publicó un manifiesto en su web con el título “Abolicionismo VS Feminismo” al cual está también adherido AMMAR (a parte de personajes públicos como Antonio Baños, ex cabeza de lista de las CUP o “feministas” como Desirée Bela); y su secretaria general, Georgina Orellano, ha sido invitada en diversas ocasiones a charlas organizadas por Aprosex en Barcelona.

Charla de Georgina Orellano organizada en Barcelona por Aprosex
Además, Georgina Orellano también fue invitada en 2015 a las Jornadas Feministas de Trabajo Sexual en Barcelona, organizadas por la Asociación Genera, la Asamblea Pro-Derechos Trabajo Sexual de Cataluña, la campaña Putas Indignadas, Aprosex, Lloc de la Dona y Calala Fondo de Mujeres (que está subvencionada por el Ayuntamiento de Barcelona y también es firmante del manifiesto en favor de OTRAS).

Según la web de AMMAR, las jornadas contaron “con el apoyo del Ayuntamiento de Barcelona” de Ada Colau y con la participación de Paula Ezkerra, Consejera del Distrito de Ciutat Vella por la CUP en Barcelona.

Como ya escribí en El Plural, Aprosex ha recibido más de 25.000 euros en subvenciones desde el año 2016 hasta el 2018, ambos incluidos, tanto desde el Ayuntamiento de Barcelona como desde la Diputación de Barcelona, según los datos extraídos del Boletín Oficial de la Provincia de Barcelona.

Georgina Orellano, la Secretaria General de AMMAR, en su “gira” por Europa el pasado octubre, visitó Sevilla, Cádiz y Barcelona, y dio una conferencia junto a Conxa Borrell, de Aprosex y OTRAS, “De puta a puta! El sindicalismo es el camino”.

También se vio en 2017 a Íñigo Errejón, (ex) miembro y uno de los fundadores de Podemos apoyando a AMMAR, mientras que actualmente podemos ver cómo el Ayuntamiento de Madrid de Manuela Carmena organiza una charla en la que se invita a Georgina Orellano y a “Linda Porn” a hablar de las “maternidades subversivas de las trabajadoras sexuales”.

Según la ONU, el 39% de los varones españoles ha pagado en alguna ocasión para “tener sexo”, y genera cinco millones de euros diarios. Esto convierte a España el primer estado de Europa y el tercero del mundo en demanda de prostitución y, por este motivo, no extraña que el lobby pro-proxenetismo tenga intereses económicos puestos en la despenalización de los burdeles o en la legalización de la prostitución en España.

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5 Razones para preocuparse por la Política sobre Prostitución de Amnistía Internacional


5 Razones para preocuparse por la Política sobre Prostitución de Amnistía Internacional
6/6/2016


Apuesta que podría incrementar la trata de personas con fines de explotación sexual y reducir la calidad de vida de las personas en situación de prostitución.
Por Darren Geist

Traducción: Liliana M. Forero Montoya

Texto original: Read more: http://www.rollingstone.com/politics/news/6-reasons-to-be-wary-of-amnestys-prostitution-policy-20160601#ixzz4Achr1kfM
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El 26 de mayo, Amnistía Internacional lanzó su política de promoción de la despenalización de la prostitución adulta. En su informe, Amnistía enmarca la prostitución como "trabajo sexual", proxenetas como "legítimos empresarios del sexo" y a los prostituyentes como "clientes". Este abordaje de la prostitución es irresponsable y ha contado con la oposición de más de 600 organizaciones y lideresas defensoras de los derechos de las mujeres, derechos humanos y que combaten la trata de personas. En este artículo encuentra 5 razones por las cuales la política de Amnistía Internacional debería preocuparle:

1. Incrementará la trata de personas con fines de explotación sexual

Bajo el enfoque de Amnistía la prostitución no será legal (o legalizada y entonces regulada). En su lugar será despenalizada, con una limitada regulación o supervisión por parte del Estado. La prostitución ha sido despenalizada o legalizada en varios países, y los resultados han sido claros: la trata sexual y las actividades criminales se han incrementado o, en el mejor de los casos, permanecen constantes. Inclusive  Ámsterdam ha tenido que imponer mayores restricciones en su “industria de la prostitución” para lidiar con el creciente crimen organizado. Dinamarca, donde la prostitución fue despenalizada en 1999, tiene cuatro veces más Trata de personas que su vecina Suecia, aunque Suecia tiene una población 40 veces mayor.

Burdel. fuente diariocronica.com.ar
Estas conclusiones están respaldadas por tres recientes estudios de bases de datos globales. Los tres estudios — a World Development paper, University of Gothenburg study and NYU School of Law report — han encontrado que despenalizar la prostitución incrementa drásticamente la demanda de prostitución, al reducir el costo y el estigma asociado a la compra de sexo. Por ejemplo en Dinamarca, la demanda de prostitución aumentó en un 40% en un período de 7 años después de que se cambió la ley para despenalizar la prostitución. Sin embargo, la cantidad de “prostitutas voluntarias” no equipara el rápido crecimiento de los “consumidores”. En consecuencia, los proxenetas recurren a la trata de personas para mantener a sus “clientes abastecidos con sexo sin restricciones”.

2. Reducirá la calidad de vida para las personas en situación de prostitución, y obstaculizará los esfuerzos por brindarles protección y mejorar su atención en salud.

Amnistía argumenta que despenalizar la prostitución reducirá el estigma de la “industria”, mejorando así el acceso a la asistencia sanitaria y permitiendo que las prostitutas firmen contratos de trabajo y formen sindicatos de “trabajadoras”. Pero las afirmaciones de Amnistía no son compatibles con el peso de la evidencia.

La despenalización de la prostitución tiene típicamente el efecto que en economía y estándares laborales se llama “race-to-the-bottom”, donde las personas en situación de prostitución son presionadas a ofrecer más por menos. En Alemania, por ejemplo, a menudo las prostitutas deben permanecer 18 horas al día en los cuartos donde “trabajan”— difícilmente un “ambiente laboral sano”. De igual forma, deben ofrecer un rango más amplio de “servicios arriesgados”, incluyendo sexo sin condón, sexo anal, grupal,  BDSM y realizar las fantasías de tortura o violación de sus “clientes”.

En Nueva Zelanda las mujeres en los burdeles han reportado que "los hombres ahora demandan más que nunca por menos que nunca. Debido a que el comercio está socialmente aceptado, no existe ningún incentivo para que el gobierno brinde estrategias de escape y atención para las mujeres que desean salir de esto. Estas mujeres están atrapadas." Intentos para conformar sindicatos de “trabajadoras” han fallado en Holanda y de acuerdo con un estudio del gobierno Alemán, muy pocas “trabajadoras sexuales” tienen contratos  de trabajo. Todo esto resulta en el incremento de la explotación y el abuso de las personas en situación de prostitución.

Amnistía también argumenta que la despenalización mejorará el acceso de las “trabajadoras sexuales” a la atención en salud. Sin embargo, estudios de los gobiernos de Alemania (Germany) y Nueva Zelanda (New Zealand) revelan que ese mejoramiento no se presenta, de hecho, debido al incremento en la trata de personas y el empeoramiento de las condiciones de “trabajo”, la salud de las personas en situación de prostitución está en un mayor riesgo.

3. Ignora aspectos complicados sobre el consentimiento en la prostitución, la mayoría de personas en situación de prostitución son víctimas de explotación sexual.

En los últimos años el consentimiento sexual ha sido un tema álgido de debate — pero Amnistía ampliamente ha ignorado estas complejidades. Determinar qué se considera “prostitución voluntaria” es un tema bastante controversial. Sabemos que las personas en situación de prostitución provienen predominantemente de comunidades vulnerables. Sabemos que la “entrada a la prostitución” es a menudo precedida por un prolongado y sistemático trauma o vulneración, donde el abuso o la violación fueron las primeras experiencias sexuales de muchas de las mujeres en prostitución, y que la mayoría de ellas fueron víctimas de abuso y explotación sexual en su infancia y adolescencia. Sabemos que los explotadores sexuales seducen a sus víctimas, que sostienen relaciones “románticas” con ellas, antes de  aprovechar ese apego para explotarlas sexual y comercialmente. También sabemos que las mujeres “entran en la prostitución” a edades muy cortas. Si bien establecer las cifras exactas es imposible, varios estudios controversiales han puesto la edad media de entrada de entre 12 y 14; otros han encontrado que la mayoría entró antes de los 18, y un estudio internacional encontró que el 47 % entró antes de los 18. Bajo la ley de protección a víctimas de trata de Estados Unidos (Under the U.S. Trafficking Victims Protection Act), cualquier persona menor de 18 años en prostitución es considerada una víctima de trata sexual. Sin embargo, el enfoque de Amnistía invisibiliza la historia de explotación sexual o la edad de entrada al “trabajo sexual”, considerando que la prostitución es “consensual” a partir del día en que la víctima cumple 18 años.

Amnistía se basa en un informe problemático realizado por una comisión global de PNUD (UNDP report), este informe es tan radical que inclusive el “vender sexo” por una adicción a las drogas no genera ninguna alarma: "El trabajo sexual no es siempre un acto desesperado o irracional, es una elección realista vender sexo para mantener a la familia, pagar la educación o una adicción a las drogas”.  Aunque no todos los casos son trata sexual, es irresponsable considerar legitimar y despenalizar un tema tan plagado de explotación y abuso. Inclusive la “prostitución consensual” debe ser vista desde el contexto de la historia de explotación sexual de las personas en situación de prostitución y teniendo en cuenta que se trata de una industria predadora de las inseguridades y vulnerabilidades de principalmente niñas y adolescentes.



4. Alimenta la Cultura de la Violación.

El apoyo de Amnistía al comercio sexual alimenta la Cultura de la violación (rape culture) trivializando el sexo, debilitando la equidad de género (gender equality) y tratando el sexo como cosa (treating sex as something) que se puede comprar y vender (bought and sold).  Sin embargo el sexo es — y debería ser — tratado diferente de otras actividades. Es un acto exclusivamente personal y privado. La violación es categóricamente peor que otras formas de violencia, precisamente porque es una vulneración más íntima. Los derechos humanos han promovido leyes contra la violencia sexual partiendo del principio de que la actividad sexual merece una protección especial.

Despenalizar la prostitución lleva a unos extraños (y moralmente problemáticos) problemas legales. Si “cliente” y  “trabajadora sexual” llegan a un acuerdo sobre los “servicios” y el “cliente” va más allá de lo acordado, se trataría como un incumplimiento de contrato, robo o violación?  (theft of services or rape?).  Si la policía está investigando el incidente, ellos deberían en primera instancia atender el caso como una disputa contractual o un asalto sexual? Estos problemas son creados por el enfoque de Amnistía, en el cual el sexo es tratado como cualquier  producto o “mercancía”.

5. Promueve una forma de libertarismo económico, típico anatema de  derechos humanos.

En discusiones con Amnistía, ellos frecuentemente critican las restricciones a la prostitución como paternalistas, en tanto regulan la conducta privada de mujeres principalmente. Sin embargo, es la propuesta de Amnistía la que cambia la sexualidad del ámbito de lo privado a lo público. Una cosa es interferir en el ámbito privado, de las acciones individuales de la persona, y otra distinta que el gobierno regule la venta pública de productos y servicios.

El gobierno prohíbe un amplio rango de actividades económicas, y grupos como Amnistía usualmente abogan por regulaciones más robustas debido a sus preocupaciones por las violaciones a derechos laborales, condiciones de trabajo y abuso de trabajadores. Pero en este caso, la propuesta de Amnistía es despenalizar una industria conocida por ser altamente peligrosa, plagada de corrupción y violencia, frecuentemente, si no por definición explotadora sexual y con un alto riesgo de trata sexual. En su lugar, Amnistía debería adoptar el modelo Sueco o Nórdico (Swedish or Nordic), el cual ha tenido un gran éxito en reducir la trata y explotación sexual en la prostitución (sex trafficking and prostitution), al tiempo que amplía los servicios para las víctimas de explotación sexual .

La propuesta de Amnistía pervierte los principios de derechos humanos y derechos de la mujer. Sacrifica las preocupaciones y bienestar de la gran mayoría de personas en situación de prostitución, atrapadas en una brutal industria explotadora. Como resultado, Amnistía ha manifestado una posición que será de gran ayuda para proxenetas, tratantes y explotadores sexuales, y hará un gran daño a los derechos humanos de los hombres, mujeres y niñxs atrapados en la “industria del sexo”.

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https://traductorasparaaboliciondelaprostitucion.weebly.com/blog/june-06th-2016







martes, 23 de enero de 2018

No hay que creer lo que dicen los lobbys -la prostitución puede ser abolida y lo será

No hay que creer lo que dicen los lobbys -la prostitución puede ser abolida y lo será



Este post es la traducción libre de ESTE artículo de Julie Bindel, publicado en The Independent.


El modelo Neozelandés de descriminalización ha sido desenmascarado por las abolicionistas, como únicamente beneficioso para proxenetas y puteros. Las organizaciones lideradas por supervivientes del comercio sexual, aseguran que aquellos que dicen la verdad, no los explotadores ni los propagandistas, son los que muestran la prostitución como la violación de derechos humanos que realmente es.


Uno se los mitos más perniciosos sobre el comercio sexual, propagado por el lobby pro-prostitución, es que no puede abolirse. Si me hubieran dado un dólar cada vez que he oído que “la prostitución siempre ha existido y siempre existirá”, las organizaciones feministas nunca más se quedarían sin fondos.

Esta política del pesimismo define el consenso liberal de que la prostitución debe ser regulada en lugar de abolida. Y esta actitud es la antítesis del feminismo. “No decimos, la pobreza siempre existirá, construyamos más albergues”, me dijo una activista superviviente, durante la investigación que hice para mi libro sobre el comercio sexual global. “O, ‘siempre habrá violaciones, así que vamos a centrarnos en aliviar a las víctimas’, pero sí decimos este tipo de cosas sobre la prostitución”.

Las políticas y las creencias del lobby pro-prostitución son las más pesimistas y fatalistas de todos los movimientos que conozco. “Es la profesión más antigua del mundo”, dice el mantra, “la prostitución siempre ha existido y siempre existirá”. O, como dice la académica Catherine Hakim, los hombres quieren más sexo que las mujeres, y por tanto es inevitable que paguen por él.



Algunos activistas por los derechos de las trabajadoras sexuales, aseguran incluso que los hombres tienen que tener sexo cuando lo “necesiten”, o se verán obligados a violar. “La prostitución es el último recurso ante deseos sexuales no satisfechos. Violar sería menos seguro, como que te fuercen a hacer daño a alguien cuando estás tan frustrado que pasas el día masturbándote”, como dijo un putero en una entrevista para saber por qué pagaba por sexo. ¿Hay alguna visión más pesimista que esta sobre los hombres y la sexualidad masculina?.

El movimiento abolicionista es el más optimista de todos. Se atreve a ser idealista. Como dice el brillantísimo Gary Younge, el idealismo es crucial para quienes quieren cambiar el mundo para mejorarlo. Sin idealismo o visiones utópicas, dice Younge, no es posible concebir el tipo de mundo que queremos habitar en el futuro. Yo estoy de acuerdo -un mundo sin prostitución no sólo es posible, es inevitable. Si el feminismo tiene éxito y derroca al patriarcado para dejar sitio a una sociedad verdaderamente igualitaria, la prostitución, un sistema que está supeditado a la opresión y el abuso de las mujeres y las niñas por parte de los hombres; no podría existir.

Los gobiernos que han legalizado el comercio sexual hace mucho que se deshicieron de cualquier visión crítica, pero el movimiento abolicionista se está abriendo paso en un buen número de estos países. Renate van der Zee, una periodista que vive en Holanda, forma parte de la nueva ola de abolicionistas que se niegan a aceptar la expansión de la violación comercial de mujeres en situaciones desesperadas. Antes, Van der Zee estaba convencida de que la legalización era la única opción para controlar el comercio sexual, pero cambió de opinión tras haber investigado la industria.

En 2013 se publicó el libro de Van der Zee, De Waarheid Achter de Wallen (La verdad detrás del Barrio Rojo), y la autora ahora está involucrada en el modesto pero creciente movimiento abolicionista de Holanda. “Hace cinco años habría sido impensable que hubiera un movimiento abolicionista en este país, pero hoy en día está creciendo y va camino de ser muy próspero”, me contaba ella misma.




Alemania, donde el comercio sexual es legal, recientemente ha sido desenmascarado como una cloaca de abuso, gracias a las feministas que se atreven a criticar el proxenetismo de estado.

El año pasado fui a la primera conferencia abolicionista que se celebró en Melbourne, Australia, titulada: “La opresión más antigua del mundo”. Melbourne es una ciudad en la que muchos restaurantes prohíben que se le den al cliente los restos de comida por motivos sanitarios, pero cuyo gobierno defiende los burdeles legales. Entrevisté a un grupo de supervivientes del comercio sexual que están haciendo campaña para derogar la ley, y tuve la oportunidad de estar con las abolicionistas que están haciendo campaña contra la venta legal de mujeres y niñas.

Mientras los activistas por los derechos de las trabajadoras sexuales intentan que veamos a los proxenetas como hombres de negocios, las abolicionistas queremos que pasen a la historia.

Cada vez más países alrededor del mundo están estudiando el modelo abolicionista (antes conocido como modelo nórdico, pero ahora adoptado por otras naciones, incluyendo Francia e Irlanda) como vía para abordar el comercio sexual, en lugar del ya desacreditado modelo de legalización. El modelo de descriminalización de Nueva Zelanda también ha sido desenmascarado por las abolicionistas como únicamente beneficioso para los proxenetas y los puteros. Las organizaciones lideradas por supervivientes del comercio sexual, como Space International, aseguran que aquellos que dicen la verdad, no los explotadores ni los propagandistas, son los que muestran la prostitución como la violación de derechos humanos que realmente es.

Como dijo una vez la gran escritora feminista Andrea Dworkin: “Ciertamente la libertad de las mujeres nos debe parecer más importante que la libertad de los proxenetas”. El crecimiento del movimiento abolicionista asegurará que aquellas que levanten la voz sobre el comercio sexual, serán escuchadas y creídas. La misma tradición de orgullo de las mujeres que se niegan a ser silenciadas sobre la violencia de género, la violación y el abuso sexual a menores; será la que haga que las supervivientes del comercio sexual acaben siendo reconocidas como las expertas, y no aquellos que obtienen réditos o se benefician de la venta de carne de mujer.


https://somoslamitad.wordpress.com/2017/09/14/no-hay-que-creer-lo-que-dicen-los-lobbys-la-prostitucion-puede-ser-abolida-y-lo-sera/





sábado, 25 de noviembre de 2017

La RedTraSex, el proxenetismo y las ambigüedades del lenguaje

De cómo se oculta un elefante tras una flor… La RedTraSex, el proxenetismo y las ambigüedades del lenguaje
POR · 11/11/2017

Como la sociedad tiene la “sospecha” de que la prostitución no es un trabajo socialmente aceptable, porque atenta contra la lucha de las mujeres por su liberación, a ese personaje, al capitalista, se lo denomina, como corresponde, de modo despectivo: proxeneta, cafisho, fiolo, etc. La RedTraSex y AMMAR llaman trabajo autónomo a la explotación sexual de las mujeres.

Rosana López Rodriguez
Trece Rosas

AMMAR juega constantemente con el secretismo y la ambigüedad del lenguaje al solo efecto de que no se sepa públicamente lo que realmente quiere. “No somos del Estado”, “ni regulacionismo ni abolicionismo”, “respeto a los derechos laborales”, etc., etc. En privado, las “compañeras” no se privan, sin embargo, de decir lo que piensan y de negociar, a espaldas de la sociedad, con los diferentes bloques de diputados y senadores para imponer por ley la regulación del trabajo sexual, proxeneta incluido. Se dicen ajenas al “regulacionismo”, pero reivindican los modelos “uruguayo” y “neocelandés”.1 Su “nuevo” proyecto es mantenido oculto y solo se ofrece a cuentagotas a público seleccionado, es decir, afín. Esa es la estrategia: que nadie sepa de dónde viene el ataque hasta que reciba el golpe en la mandíbula.



Esta estrategia es la recomendada, como vimos, por las agencias internacionales proxenetas. No obstante, tarde o temprano tienen que decir la verdad. Obviamente, otra vez, camuflada en las ambigüedades del lenguaje. La palma, en este sentido, se la lleva un cuadro sinóptico muy ilustrativo que puede encontrarse en la página de la RedTraSex, que queriendo ocultar la realidad, termina mostrándola. En efecto, el nudo de la estrategia de la ambigüedad, creada para no enfrentar de golpe una oposición compacta sino para irla fragmentado y dividiendo, es la expresión “trabajo autónomo”.



Ambas palabritas están orladas por el prestigio de dos tradiciones políticas diferentes, el socialismo y el liberalismo. Por la primera, se perturba al público de izquierda: “¿cómo vas a estar en contra de las trabajadoras?” Por la segunda, atrae el apoyo inmediato de la burguesía liberal: “cada uno tiene derecho a hacer lo que quiere”. De ese cóctel ideológico explosivo, dejamos para el futuro el análisis de la prostitución como “trabajo” y nos concentraremos aquí en la cuestión de la “autonomía”, sin profundizar demasiado en todas las consecuencias filosóficas y las contradicciones que acarrea, para el feminismo y para cualquier política de liberación humana, un uso liviano de un concepto como ése.

El Diccionario de la Real Academia Española define “autonomía” de una manera, no podría ser otra, que da lugar a lecturas divergentes. Enumerando una serie de usos concretos, en la segunda acepción de la palabra, el DRAE la define como “Condición de quien, para ciertas cosas, no  depende de nadie”. Pero cuando habla, más abajo de “autonomía de la voluntad”, señala: “Capacidad de los sujetos de derecho para establecer reglas de conducta para sí mismos y en sus relaciones con los demás dentro de los límites que la ley señala”. Veamos cómo define “autónomo” el “trabajo” de las prostitutas la RedTraSex, es decir, AMMAR:

El trabajo sexual “autónomo” está definido como aquel que afecta a quien está en condiciones de elegir, porque no es menor de edad, ha hecho uso de esa posibilidad, porque no ejerce la prostitución contra su voluntad y no se encuentra en un espacio de trabajo insalubre, no le retienen un porcentaje elevado de sus ingresos ni se la obliga a trabajar demasiadas horas. Nótese que las especificaciones son lo suficientemente vagas como para que cualquier definición de “explotación laboral” sea discutible: ¿qué es “un porcentaje alto de sus ingresos” y a partir de qué patrón de medida se establece?; ¿cuántas son “demasiadas horas”?; ¿qué sería, exactamente “insalubre”? Pero este no es el fondo del problema.

Esta maniobra gira toda en torno de la “autonomía” como ejercicio de la “voluntad”, no como la de quien “para ciertas cosas, no depende de nadie”. En esta última expresión es que se basa la normativa legal sobre “trabajo autónomo”. El “autónomo” es el que no trabaja bajo patrón. En la definición de la RedTraSex, “autónoma” es la prostituta que trabaja para un patrón “bueno”.



En efecto, esta maniobra ha transformado la categoría “explotación”, que es una categoría técnica de la economía, que explica el funcionamiento del proceso de producción capitalista, en una categoría moral burguesa. En lugar de decir “trabajo producido en relaciones capitalistas, es decir, que consiste en la apropiación de plusvalía, valor enajenado al productor directo como consecuencia de la relación de dependencia de este último a raíz de la carencia de medios de producción y de vida”, la RedTraSex define la explotación a la manera burguesa, como simple “abuso”. Con esta maniobra, la central proxeneta ha hecho desaparecer al capitalista, dividiéndolo en dos personificaciones distintas: el que somete a sus prostitutas a un trabajo insalubre, largas jornadas y por poca plata, desde ahora “el malo”, y el que hace lo contrario, es decir, “el bueno”.

No hay capitalistas buenos y malos. Hay capitalistas. En el mundo de la prostitución, el trabajo asalariado, subordinado, en buenas o malas condiciones, supone la presencia de un patrón, un capitalista. Como la sociedad tiene la “sospecha” de que la prostitución no es un trabajo socialmente aceptable, porque atenta contra la lucha de las mujeres por su liberación, a ese personaje, al capitalista, se lo denomina, como corresponde, de modo despectivo: proxeneta, cafisho, fiolo, etc. La RedTraSex y AMMAR llaman trabajo autónomo a la explotación sexual de las mujeres.

Es cierto que las normas legales se han estirado para hacer aparecer como autónomo a personal “en relación de dependencia”, por la vía de la ficción del “contrato”. El “contratado” es obligado a “renovar” su precaria situación año a año, forma en la que su patrón se saca de encima todas las obligaciones que devienen de tener personal asalariado. Con el asunto de la “autonomía de la voluntad”, la RedTraSex, no solo defiende al proxeneta “bueno”, sino que va a hacerle más fácil todavía la vida al “malo”, escondiéndolo detrás de los “terceros involucrados”. El proyecto de AMMAR defiende a todos aquellos involucrados en el hecho de la prostitución como “terceras” partes que no están ligadas al acto en sí: la que recibe las llamadas, la que limpia y lava las sábanas, el dueño del hotel alojamiento, etc. Obviamente, un prostíbulo entero manejado “a contrato”, con mujeres “sujetos de derecho” que optan “voluntariamente” por prostituirse y que simplemente “alquilan” cuartos o comparten “telefonista”, ni siquiera entra dentro de la definición de trabajo autónomo “bueno”, porque, al no tener patrón, ellas eligen, finalmente, si quieren o no las condiciones en las que libremente entraron. Más perverso, imposible. Finalmente, era cierto: se puede esconder un elefante tras una flor.

NOTAS

1LatFem: “Ni regulacionismo ni abolicionismo: reconocimiento de derechos laborales”, 1º de noviembre de 2017, en latfem.org.

Fuente

http://razonyrevolucion.org/de-como-se-oculta-un-elefante-tras-una-flor-la-redtrasex-el-proxenetismo-y-las-ambiguedades-del-lenguaje/


viernes, 11 de agosto de 2017

¿Qué quiere AMMAr? [i] Un esbozo de análisis del programa y la estrategia de la Asociación de Mujeres Meretrices de la Argentina



17/07/2017
¿Qué quiere AMMAr? [i] Un esbozo de análisis del programa y la estrategia de la Asociación de Mujeres Meretrices de la Argentina[1]

Este confusionismo no es expresión de ignorancia o contradicción inconsciente. Es la forma necesaria que asume una estrategia que no puede mostrar abiertamente sus objetivos, que no puede decir lo que realmente quiere. Es, por lo tanto, la expresión de una estafa política. El problema no es de ellas. Esta confusión les suma. El problema que deben plantearse las/los abolicionistas es si están preparadas/os para responder a la altura de las circunstancias.
Rosana López Rodriguez
Grupo de Investigación sobre Género-CEICS

Toda organización política que se precie de seriedad a la hora de sentar posiciones sobre problemas concretos, se toma su tiempo para examinar con el mayor detalle posible las cuestiones en disputa. En este caso, la prostitución, un tema que genera amplias controversias en un campo ya de por sí controversial, como el del género. Buscando organizar un programa para intervenir en el campo, nos propusimos, antes que nada, conocerlo.

Aprovechando recursos a mano y tratando que nuestro ejercicio de reflexión sirviera a otros interesados en el asunto, durante el primer cuatrimestre,en el marco de la materia Historia Argentina III B que se dicta en la FFyL (UBA), llevamos adelante una experiencia que resultó extremadamente positiva: el Taller Abierto de Historia de Género. Los objetivos más importantes del Taller eran, por un lado, brindar al público asistente, que excedió con mucho la cursada de la materia, herramientas para el debate crítico a partir de la presentación de distintas posturas. Por otro, que nosotros, en tanto organización y a través de las militantes que participamos de esa doble adscripción académica y política, pudiéramos ir construyendo un mapeo del campo y una posición al respecto. Entre los resultados inmediatos se encuentra el “debate” que sostuvimos con la organización AMMAr. El uso de las comillas se debe a la peculiaridad que asumió el mismo y las conclusiones que de él sacamos. Veamos primero los hechos.

Con el antedicho propósito en mente, desde fines de febrero comencé a contactar a las participantes del Taller, con el criterio de presentar al público asistente las distintas posiciones y perspectivas que hoy por hoy se plantean como un debate, tanto académico, como político y social. Los ejes elegidos fueron Trata y Prostitución. El ejercicio de la prostitución divide aguas en el movimiento de mujeres. Por un lado, las regulacionistas entienden que la prostitución es un trabajo y que, por lo tanto, las condiciones de ese desempeño laboral debieran estar reguladas por el Estado, como cualquier otro. La otra posición es la del abolicionismo, que considera la prostitución como una actividad socialmente inaceptable, no feminista, una de las violencias más extendidas que ejerce el patriarcado, en especial, sobre las mujeres, trans y travestis pobres. Hay muchos matices y otras posturas que no desarrollaremos aquí.



Cuando uno observa el campo de disputa en el cual se ha tomado partido por una u otra posición, se entiende rápidamente que el regulacionismo tiene una sola organización que lo motoriza, AMMAr (Asociación de Mujeres Meretrices de la Argentina). Esta “soledad” le otorga, sin embargo, una cohesión estratégica que su contraparte no tiene. En efecto, el campo del abolicionismo tiene distintas organizaciones que lo representan, no siempre llevando adelante una lucha unificada, producto de programas distintos, resultados a su vez de diversas formas de encarar los temas y no menos diversos anclajes de clase. Así tenemosRATT (Red Alto al Tráfico y a la Trata), AMADH (Asociación Mujeres Argentinas por los DDHH), Madres víctimas de Trata oFuria Trava, por mencionar solamente algunas de las más conocidas y sin incluir allí a las organizaciones ligadas a partidos (como Las Rojas, Pan y Rosas o Plenario de Trabajadoras).

Las mesas de las exposiciones quedaron conformadas según esa variedad disponible. El pequeño gran detalle que, solo al comienzo nos asombró, visto el grado de belicosidad que se despliega en el campo, fue que las adversarias no se enfrentan en discusiones públicas. Consecuentemente, el debate no sería inmediato. Una mesa para AMMAr, una para el abolicionismo, otra para trata y dos obras de teatro. En la mesa de abolicionismo participaron Florencia Guimaraes García (militante de Furia Trava y del PC) y el licenciado Edgardo Calandra (en representación de RATT). Por su parte, en la mesa de lucha contra la trata estuvieron Margarita Meira (de Madres Víctimas de Trata) y las integrantes del equipo de ACCT (Acciones Coordinadas Contra la Trata) mostrándonos los resultados de las investigaciones con su equipo de antropología y arqueología forense. Cabe señalar que, en esta última mesa, así como Meira expresa una declarada postura abolicionista, las compañeras de ACCT no se pronuncian en ningún sentido.

El primer contacto con Georgina Orellano, para organizar la mesa sobre prostitución, data al menos del 5 de marzo. Así fue cómo, después de haberle ofrecido todas las fechas posibles, la secretaria general de AMMAr optó por el 12 de mayo. Hasta aquí todo bien. Los problemas empezaron después. Poco antes del 12, tuvimos conocimiento de que ese día habría paro de docentes universitarios; dado que el Taller era una actividad abierta a todo el público, buscamos un espacio en el cual pudiéramos mantener el compromiso. Conseguimos la Biblioteca Nacional. Cuando me comuniqué con Orellano para informarle este cambio, me dijo que no podía venir porque tenía que viajar y cuestionó la organización “no equitativa”, “no democrática” del Taller, dado que, según ella, como las mesas que continuaban a la suya tenían una “bajada de línea abolicionista”, eso significaba que, “por más que intentáramos ser plurales, es muy desigual que abramos nosotras y todas las clases que siguen tengan perspectiva abolicionista”. Aclaramos que nosotros, hasta ese momento no teníamos ninguna posición tomada y que la existencia de mesas separadas obedecía a que nadie quería sentarse con nadie. Obviamente que, si nuestro ánimo hubiera sido ese, simplemente podríamos haber suspendido la actividad con la excusa del paro, o directamente no ofrecer lugar alguno a AMMAr ni a nadie que expresara su postura. Por el contrario, conseguimos para ellas nada más ni nada menos que el auditorio Jorge Luis Borges de la Biblioteca Nacional (hecho que fue resaltado positivamente por una de las militantes de AMMAr que formó parte de la mesa).

Lo cierto es que, hasta ese momento (incluso hasta después de la segunda mesa, del 19/5), ni desde el Taller, ni desde la cátedra, ni desde RyR habíamos manifestado posturas abolicionistas, porque aún no teníamos resuelta esa discusión (de hecho, todavía tiene que ser votada en el próximo plenario). Simplemente, le ofrecimos un espacio a gente que aceptó voluntariamente intervenir. Incluso, como cátedra, que es la institución convocante, no existe ninguna preceptiva al respecto, más allá de ofrecer a los alumnos y al público en general, todas las perspectivas posibles de los debates que motorizamos desde hace años, en los que cuidamos siempre de invitar a todos los involucrados.

Orellano me preguntó si podía asistir María Riot en su lugar. Por supuesto, aceptamos. Dado que nosotros grabamos las charlas que hacemos y las subimos a la web, en particular porque mucha gente del interior del país sigue nuestras actividades, habíamos consultado por escrito a dos de las participantes (Melisa de Oro y Cherry Vecchio) respecto de la posibilidad de filmarla mesa. A Riot y Sofía les pregunté ese mismo día. Riot, Melisa de Oro, Sofía Compañía y Cherry Vecchio (todas afiliadas a AMMAr), expusieron delante de la cámara a la vista de todo el mundo, durante larga hora y media, con algunas preguntas del público, que las trató siempre respetuosamente. En mi carácter de coordinadora de la mesa, escuché muy atentamente y, sin dudas, aprendí mucho.

La semana del 19, en la charla de abolicionismo, los asistentes plantearon críticas a algunas de las posiciones que se habían vertido el viernes anterior. Guimaraes no solo discutió esas posiciones, sino que en su cuenta de Facebook contó lo que le habían dicho. Apenas Guimaraes hizo público esto, María Riot me increpó por mensaje privado, diciéndome que tenía que desmentir, dada mi condición de organizadora, los dichos de Guimaraes, porque ellas no habían manifestado semejantes cosas. Mi respuesta fue que estando todo filmado, esto podría ser desmentido cuando se subiera la charla. En ese momento, Riot se mostró apurada para que la charla del 12 se hiciera pública, además de que pretendía que yo tomara partido, negando públicamente algo que ellas habían expresado, claro que en otros términos.[2]

Poco tiempo después, habiendo hecho un balance, en términos personales aun, realicé una intervención en el muro de Alika Kinan, donde cuestionaba dos caballitos de batalla del regulacionismo. Uno, el de la sororidad; el otro, el del “feministómetro”. Más adelante veremos cuáles son esos argumentos. Orellano y sus compañeras me respondieron de manera violenta con acusaciones ad mulierem. Recibí una catarata de amenazas públicas (cartas documento) y privadas (denuncias en el ámbito laboral). Según interpretó la secretaria general, las había acusado de ser “busca maridos”, de hacer peligrar matrimonios, haciendo una lectura literal de expresiones que son del orden de lo político general. Ni qué decir que las otras participantes de la mesa se despacharon con insultos del mismo tenor, incluso peores.

Esta lamentablemente larga excursión sobre hechos en apariencia banales, sirve para poner al lector en el contexto de lo que aquí se va a examinar. Porque lo primero que me causó impresión fue la violencia innecesaria para con quien no tuvo otra cosa que un trato amable y respetuoso, como se puede ver en las reacciones de las involucradas luego de la mesa y antes de que estallara el escandalete. Lo que me llevó a reflexionar sobre el asunto: ¿al servicio de qué programa estaba semejante actitud? ¿Por qué no puede debatirse en términos relativamente civilizados en este campo? Entendiendo que “el método hace al programa”, me pregunté, en este caso concreto, ¿qué esconde AMMAr detrás de esta metodología política?


¿Sororidad con quién?
El texto que desató la furia de las militantes de AMMAr es un post bastante modesto en el que reaccionaba contra la ideología de la “sororidad”, a mi juicio, una trampa ideológica que impide la clarificación programática y la acción política coherente. Diluye, además, en un falso “nosotras” contradicciones centrales a la vida social, que organizan, no solo la subordinación de la mujer, sino también la ilusión del supuesto “colectivo”. En ese texto breve y sin muchas pretensiones, manifesté que la sororidad es una trampa porque obliga a aceptar un programa que se opone al propio y a establecer una alianza en la cual las que se nos oponen son las que dirigen. La “sororidad” urbi et orbi exige no discutir las posiciones y aceptarlas, incluso cuando van contra nuestros intereses. Por ejemplo, el patriarcado sostiene la fórmula de la “mujer buena” y la “mujer mala” (la que es esposa y madre y la que sirve al placer). Las feministas batallamos para que esa división se termine y reivindicamos el ejercicio de la sexualidad en el marco del deseo, de la elección, no mediada por el dinero y otras formas de poder opresor. Las mujeres seremos tan libres como los hombres cuando podamos decir “no” y sea “no” y cuando logremos expresar abierta y sencillamente nuestros “sí”. Sin embargo, cuando una fracción de mujeres reclama para sí ese desdoblamiento patriarcal, cuando se nos dice que “ya que la sociedad es así, nosotras podemos sacar partido de ello”, lo que encontramos es que una parte del “colectivo” destruye todas las luchas por la liberación sexual de las otras y a la vez, solidifica el patriarcado. Estas “sororas” quieren que nosotras les aceptemos su programa, que comprendamos que tienen que “trabajar”, sin reparar en que lo que ellas hacen destruye todo lo que hacemos nosotras. Obviamente, la sororidad se convierte en una mentira cuando no es recíproca: nosotras debemos ejercerla con ellas, pero ellas no lo hacen con nosotras.

Obviamente, para las feministas, los que defienden la prostitución no forman parte de ese colectivo, simplemente por lo que acabamos de decir. Eso lleva a Orellano y las suyas a acusarme de poseer el “feministómetro”. Esa acusación, que consiste básicamente en pretender monopolizar lo que es de todas (el feminismo), funciona, en realidad, como una chicana para que nadie pueda evaluar ni cuestionar las acciones políticas que otros realizan. Es decir, es una forma de censura política. En nombre de una supuesta “democracia” de género, tenemos que aceptar que cualquiera que se diga feminista lo es. Lo cual, además de ser una estupidez conceptual, impide delimitar cuál es el terreno/programa en el que vamos a luchar. Por lo tanto, el punto de partida de cualquier política feminista es rechazar esta “democracia” y reivindicar que no cualquiera que se diga feminista lo es. Consecuentemente, ni toda mujer ni todo feminismo es mi aliado, mi “sorora”. Esta conclusión sirve para avanzar en la pregunta: ¿el programa de AMMAr debe ser defendido por el feminismo, en particular, el que yo defiendo, el feminismo socialista? ¿Son Orellano, Riot, De Oro, mis “sororas”?

El liberalismo prostituyente
Los argumentos de AMMAr para justificar la prostitución son muchos. Pero el fondo filosófico del asunto es la reivindicación de la “autodeterminación”. Cuando AMMAr reivindica tal cosa, entra claramente en el feminismo liberal, es decir, burgués, es decir, patriarcal. La idea básica de este “feminismo” que reivindica que con nuestros deseos y nuestros cuerpos tenemos derecho a hacer lo que queramos, es la negación del carácter social de la vida. Es el individualismo burgués en estado puro. Esta “autodeterminación” es imposible, porque NADIE puede hacer CUALQUIER COSA. Obviamente, es una ideología que calza perfecto con quienes pueden hacer muchas cosas más que el común de los mortales, los burgueses. En este campo, las burguesas. Es la ideología propia de los dueños de la propiedad.

En ese sentido, la reivindicación “es mi cuerpo, con él hago lo que quiero” es falsa y anti-social. Nadie puede hacer lo que se le dé la gana, ni vivir de CUALQUIER ACTIVIDAD, porque vivimos en sociedad y los individuos no pueden exceder las necesidades sociales. El robo existe, los ladrones por decisión propia también, así como la necesidad de sobrevivir y la dificultad para obtener los medios materiales. Entonces, ¿tendría la sociedad que regular el “trabajo” de los ladrones? Podríamos dar una enorme cantidad de ejemplos en el mismo sentido (los sicarios, los violadores, etc.) y nos encontraríamos con el mismo resultado: los deseos del individuo no pueden convertirse en el derecho soberano. Entre otras cosas porque no habría forma de decidir entre derechos contradictorios: el cuerpo de la mujer violada es suyo, no quiere que la violen; el cuerpo del violador es suyo, quiere usarlo. Para quien crea que estos son argumentos extremos, pensemos en el anti-abortismo que se ampara en derechos “de conciencia” y que permite que jueces, médicos, etc., interpongan su ideología al derecho de la víctima de la violación. El que crea que esto sigue siendo abstracto, ojo que Macri está preparando un proyecto en este sentido, que va a llenar los hospitales públicos de anti-abortistas y va a aislar a los solidarios. En vistas de que no cualquier voluntad debe ser aceptada socialmente, es que digo que el feminismo liberal miente y que es una afirmación del statu quo. Miente cuando dice que somos individuos libres y que tenemos derecho a reclamar lo que nos venga en gana. El feminismo liberal no es realmente feminista, solo lo es para algunas mujeres. Y eso no es feminismo.

AMMAr no tiene un programa feminista y no solamente porque sus representantes son liberales, sino también porque, con su reivindicación del trabajo sexual (de eso se trata cuando se dice que tienen derecho a hacer lo que quieran con sus cuerpos) subordinan su deseo y el nuestro al yugo del poder social que detenta el patriarcado. AMMAr afirma que la prostituta lo es por elección y que ella “pone las condiciones en su trabajo”. Al mismo tiempo, señala que el trabajo sexual es un trabajo como cualquier otro: “hay clientes buenos, otros violentos, aburridos, etc, etc, etc y es lo mismo que una vendedora que atiende bien sin mirar a quién”. Qué feliz sería la vida de la clase obrera si pudiéramos apropiarnos del lema “Yo si quiero trabajo y si no, no.” Es más, no existiría la explotación si esa frase representara nuestras vidas. La prostituta no está allí siguiendo su “deseo”, sino la necesidad material. Se trata de un intercambio en el cual el deseo de la prostituta no tiene ninguna importancia, ni para ella ni para el cliente. Lo único que cuenta es el deseo del “cliente”, del propietario de esa mercancía llamada dinero. De esa manera, el mandato patriarcal según el cual el deseo de la mujer no tiene importancia, se cumple, justifica y refuerza con la prostitución.

Este liberalismo es el que lleva a las representantes de AMMAr a acusar a todas las que las critican con el mote de “moralista” o “anti-sexo”. Nadie les ha dicho que el sexo es sucio, indigno, ni ninguna otra de las peroratas religiosas, simplemente hemos dicho que la sexualidad no debe mercantilizarse. Cuando entran en juego el dinero y la necesidad, el deseo y la voluntad se esfuman del panorama. Sexualidad oprimida y explotada por el imperio de (la inmensa mayoría) de los varones, no. El putero siempre es machista, porque ejercita su poder sometiendo la sexualidad de otros/as y esto lo diferencia de los compradores en una tienda, en la cual no se pone en juego un intercambio jerárquico.


El sindicalismo patronal encubierto
Esta eliminación de todo criterio de clase en relación al fenómeno de la prostitución, da como resultado un sindicalismo patronal que se encubre detrás de un discurso “progre”. Lo de “se encubre” es literal. Mi primera actitud con relación a AMMAr fue clásicamente abolicionista: dado el tipo de actividad del que hablamos, todo intento de prohibirla, al menos en la sociedad capitalista, lleva a consecuencias peores. De allí que no soy “prohibicionista”. Esta distinción decanta en una actitud tolerante hacia el trabajo autónomo, pero en un rechazo del proxenetismo. Por eso, el “proyecto de AMMAr”, tal cual figura en su página web, de claro corte “autonomista” me pareció interesante, hasta que descubrí que ese no era su proyecto, según la propia Orellano me confesó… Le pedí que me facilitara el texto del nuevo proyecto y no recibí respuesta alguna.

Cuando una tarea, trabajo o actividad se ordena por medio de leyes, decretos, estatutos y otras formas legales, se dice que esa actividad está reglamentada o regulada. Pues bien, aun cuando a todas luces los proyectos de AMMAr son regulacionistas o reglamentaristas, ellas niegan sistemáticamente ser tal cosa. En la charla de la Biblioteca Nacional, ante mi requerimiento de aclaración respecto de este punto, María Riot dijo que “la regulación y la reglamentación son modelos del Estado, nosotras no somos ni reglamentaristas ni regulacionistas, somos trabajadoras sexuales”. Esta es una afirmación que suelen expresar recurrentemente, pero que se contradice con su práctica efectiva. Mientras niegan ser regulacionistas, se reúnen con legisladores y políticos por todo el país presentando proyectos de ley que son, en sí mismos, no solo un reconocimiento del Estado sino una exigencia de regulación estatal. En su página, por ejemplo, publican lo siguiente:
“Desde AMMAR nuestra tarea se encuentra enmarcada en la lucha por la defensa de los derechos de las Mujeres Trabajadoras Sexuales y a pesar de tener posturas encontradas jamás militaremos en contra de aquellas mujeres que han ejercido el Trabajo sexual y que hoy le exigen al estado reinserción laboral y acceso a políticas públicas, creemos que una política pública no invalida a la otra. Así como ellas quieren empleo formal nosotras queremos que el estado le dé un marco legal a nuestra actividad. (…) Cuando nosotras como Trabajadoras Sexuales decidimos en una asamblea exigirle al Estado la regulación de nuestro Trabajo, sabíamos que nos íbamos a encontrar con piedras en el camino…”

La primera inquietud que permanece irresuelta es ¿por qué AMMAr niega por un lado lo que sostiene en otro? Veremos cómo el oscurantismo, la ambigüedad y la confusión también forman parte de la estrategia.

Las leyes argentinas son abolicionistas, no prohíben el ejercicio autónomo de la prostitución, no penalizan a la prostituta ni al cliente. Lo que sí está penalizado es el proxenetismo, vale decir, la prostitución no puede ejercerse con patrón. Cuando AMMAr pretende que se regule el trabajo autónomo, se queja de que las “cooperativas” de prostitutas están prohibidas (por ser consideradas asociaciones empresarias) y de que los abusos policiales no son combatidos, una puede, legítimamente entender que están criticando el abolicionismo puramente formal del Estado argentino. Y que su lucha consiste en superar ese formalismo en la vida real. Con esta postura, veía yo un camino de cierta coincidencia y posible colaboración con AMMAr: si lo que quieren es que el Estado regule el trabajo autónomo y combata el proxenetismo, al mismo tiempo que se eliminan los abusos policiales, las razzias, la violencia contra las compañeras que ejercen la prostitución, los allanamientos, etc., aunque no estemos de acuerdo con el fondo del asunto (si o no a la prostitución como tal) se abre un campo de colaboración en la práctica. Ninguna organización seria puede condenar a una compañera que se ve arrastrada a prostituirse, ni puede avalar la violencia policial y para-policial, ni puede negarle auxilio a toda una capa de la clase obrera obligada a tal explotación y opresión. Pero, como quedó claro en la charla y puede verificarse después en innumerables intervenciones, el “proyecto” de AMMAr no es la prostitución autónoma. Volvamos a la historia.

Recordemos que le había pedido a Orellano el texto del nuevo proyecto, infructuosamente. Aproveché la charla para volver sobre el punto. Recibí la siguiente respuesta por parte de Melisa de Oro:
“Ese proyecto de ley fue presentado como una emergencia para neutralizar una movida muy fuerte de las corrientes abolicionistas que querían imponer en ese momento la penalización al cliente (…). Fue un emergente, no fue muy discutido. Salió por una necesidad estratégica. (…) Hoy por hoy (…) estamos buscando una ley más consensuada, que respete las distintas modalidades de trabajo (…) porque está el trabajo en la calle, está el trabajo en departamentos privados, en lugares de alterne (…). Estamos buscando un proyecto que sea lo menos reglamentarista posible que contemple todas las modalidades de trabajo, que respete la diversidad (…)”

 Como se ve, todo muy vago, frente a una pregunta concreta. En este ocultamiento hay un tufillo a maniobra. Aunque no se entra en detalles, Melisa de Oro reconoce que esta nueva ley es más “amplia” que las anteriores. Amplia quiere decir que pretende regular también el proxenetismo. Puede parecer a simple vista una extrapolación indebida o una exageración interpretativa. Pero, entre los reclamos de AMMAr, uno de los caballitos de batalla actual es la defensa de los derechos laborales de las trabajadoras sexuales, el acceso a la jubilación y a la obra social. Considerando que se puede ser monotributista y obtener una jubilación sin necesidad de esta ley, los indicios hacia la reglamentación del trabajo con patrón se acumulan. Para eso, basta con dejarlas hablar:
“Muchas chicas prefieren trabajar en privados (…) porque en el privado, con patrón, de alguna manera, tiene seguridad, siempre alguien que cuida, no tiene que hacerse cargo de los gastos del departamento, tiene la clientela fija. Sí, suele haber, como pasa en muchos otros trabajos, como las docentes que trabajan para academias, o las peluqueras, un porcentaje que se lleva, digamos el… socio capitalista, para decirlo de alguna manera, que se lleva un porcentaje del trabajo, que, bueno, puede rondar entre el 30 y el 50% en promedio. Pero, mi amor, si a mí me consiguen diez clientes por día a 500 pesos, me llevo 5 lucas ese día.”

Melisa de Oro dixit. En una entrevista con Leonor Silvestri, Melisa, ahora con el nombre de Stella d’Vita, lo dijo aún más claramente:
“Yo estoy a favor del trabajo bajo patrón. (…) Puede ser que en un departamento privado atiendas más, pero lo cobrás muy bien. (…) El dueño del lugar se lleva un porcentaje (…) El problema no está en el porcentaje, el problema es cuánto gano. (Si hubiera un sindicato y con una ley y paritarias) podríamos fijar en un máximo de 30 el porcentaje, por ejemplo.”[3]

Queda aquí explícita la asunción de la explotación social como normal y deseable, bien que confundiendo “porcentaje” con “plusvalía”, al más puro estilo liberal. Por su parte, María Riot reforzó las explicaciones dadas en la charla:
“Si ustedes trabajan, seguramente tienen jefes, empleadores; esos empleadores y jefes en nuestros trabajos son llamados proxenetas y fiolos. Para las abolicionistas, esos nombres tienen una carga negativa y peyorativa que solo en nuestro trabajo el trabajar para alguien es un delito. (…) El trabajo sexual es el único trabajo en que estás obligada a ser independiente porque si vos decidís trabajar para alguien vas presa o sos una víctima que debe ser rescatada.”

Casi no hace falta aclarar nada más. Aunque por si a algún desavisado no le resultare suficiente, Melisa de Oro sigue:
“A mí no me interesa bajo ningún punto de vista ser empresaria del sexo (…) pero es la única profesión, la única rama del comercio donde cuando vos adquirís la experiencia y el dominio del área y la especialidad, el knowhow, el expertisse, ya estás vieja, tenés que jubilarte y morirte de hambre, en lugar de poder aprovechar ese recurso que sí se aprovechaba en años anteriores, en siglos anteriores, donde existía la regenta o la madama. No estoy justificando las modalidades antiguas, estoy explicando un fenómeno en el cual la puta vieja tenía una continuidad laboral y un prestigio social. Ahora a la puta vieja la tiramos a la basura, la tiramos a ser empleada doméstica por dos pesos.”

“No aclares que oscurece”, podríamos decir. La intención de AMMAr, cuando pretende reglamentar un “trabajo como cualquier otro”, es clara: legalizar el proxenetismo. El asunto toma forma escrita incipiente en los proyectos impulsados por la organización en diferentes provincias y a nivel nacional. En 2013, Osvaldo López, de Nuevo Encuentro, senador nacional por Tierra del Fuego, presentó en el Congreso Nacional “un proyecto elaborado por AMMAr para regular el trabajo sexual autónomo, para darle un marco legal”. Este es el proyecto del que hablamos más arriba y que perdió estado parlamentario. AMMAr volvió a la carga en otras dos ocasiones, aunque la estrategia ahora se concentraba en las provincias. El segundo intento fue en Mendoza en el 2014, presentado de la mano de la diputada Lorena Saponara, del FpV. También en el 2014, el diputado Rodolfo Canini (del Bloque Encuentro Frente Grande-Nuevo Encuentro) de Neuquén, presentó en su provincia el mismo proyecto que Saponara. Estos proyectos provinciales hablan de trabajo “autónomo”, pero consagran como autoridad de aplicación al Ministerio de Trabajo, entidad cuya presencia es innecesaria si no hay una relación laboral de por medio. Si se tratara de trabajo autónomo, el responsable debiera ser la autoridad que regula las relaciones comerciales, no las laborales. Esta presencia del Ministerio de Trabajo insinúa ya la reglamentación de otras relaciones. Su presencia en forma tan vaga es coherente con la estrategia que veremos más abajo.

Las representantes de AMMAr se enojan cuando se las trata de “fiolas” y consideran esa expresión como insultante. Concedamos que ellas mismas, como dice Melisa de Oro, no quieran ni estén interesadas en ser proxenetas o “empresarias del sexo”. Es cierto que decirles “fiolas” podría representar, en ese caso, un insulto. Sin embargo, eso no borra el hecho de que ellas defienden al proxeneta como un patrón igual a cualquier otro. Dicho de otra manera, AMMAr es regulacionista y quiere legalizar al burgués “del sexo”. Concedamos que las militantes de AMMAr solo pretenden legalizar una situación en la que sus afiliadas puedan actuar de modo abierto, salir de la clandestinidad. Concedamos también que eso, desde su punto de vista solo interesado en sus afiliadas, pueda requerir el “blanqueo” del cafisho. Bien. Díganlo así: queremos la reglamentación, somos reglamentaristas, queremos blanquear al proxeneta, porque el trabajo sexual es un trabajo como cualquier otro. Si así lo dijeran, podríamos estar o no de acuerdo, pero al menos tendríamos un campo de disputa claro en el cual debatir sin necesidad de andar escondiendo el verdadero objeto de controversia. La pregunta es ¿por qué AMMAr prefiere embarrar la cancha? ¿Por qué no dice abiertamente lo que quiere?



 La estrategia de AMMAr
AMMAr está dando una batalla política que abarca todos los terrenos de la vida social. Las abolicionistas han subestimado la unidad, la inteligencia y la fuerza de esta intervención. Las reglamentaristas saben muy bien que defender abiertamente la regulación, es decir, el blanqueo del proxenetismo, resulta igual que llevarse las paredes por delante. En particular, desde el despliegue del discurso de la “trata”, del cual nos ocuparemos en otro momento. Consecuentemente, AMMAr ha diseñado una estrategia que consiste en la “victimización”, el desarrollo de un discurso “progresista”, un enfoque gradualista y una aproximación lateral.

El tono general de las intervenciones de AMMAr es la “victimización”. AMMAr se presenta como defensora de “víctimas”: las prostitutas son trabajadoras superexplotadas como consecuencia de la clandestinidad a la que están sometidas por los prejuicios sociales, la policía y la Iglesia. De allí que sus militantes intenten siempre colocar a sus oponentes en el campo de la “yuta” y el “clero”. Subsidiaria con esta posición en el campo del debate, es la adopción de un discurso “progresista” que va desde el simple liberalismo (“tengo derecho a usar mi cuerpo como quiera”, “tengo derecho a hablar y ser escuchada”) al posmodernismo reaccionario (“todo es relativo”, “nadie tiene la verdad”), pasando por un populismo seudo-izquierdista anti-clerical (“las que nos critican son monjas frígidas”) y una reivindicación del feminismo muy sui generis. La función de este discurso “progre” es atacar al abolicionismo en su propio campo y quitarle las banderas que históricamente lo nutrieron. En un clima ambiente corrido hacia la izquierda, como el que vive la Argentina desde el 2001, una reivindicación “menemista” del proxenetismo hubiera sido, sencillamente, un suicidio. El discurso de AMMAr, entonces, es inexplicable sin los dispositivos ideológicos desarrollados por el kirchnerismo, en particular, por los intelectuales que le dieron ese tono “rojizo” al final de su gestión. El derecho a la “identidad”, la reivindicación de los derechos humanos y hasta de los animales, la lucha contra la discriminación, todo eso está detrás del discurso que examinamos. Un discurso que puede volverse rápidamente cínico y posmoderno, como de hecho sucede cuando AMMAr habla directamente por boca de sus mentoras ideológicas, como Marta Lamas, Mabel Bellucci o Virginie Despentes.

Precisamente, porque reconocer al proxeneta como buen burgués es difícil de tragar para el consenso espontáneamente abolicionista que reina en la Argentina, la estrategia de AMMAr es gradualista. Es decir, el asunto no se plantea directamente, los proyectos no dicen “liberen al proxeneta”. Primero, se trata de cambiar las ideas dominantes en la sociedad sobre la prostitución. En este punto, el primer paso es la constitución de AMMAr como sindicato en el marco de la CTA. La vinculación con el movimiento obrero les da ya esa pátina de “causa popular”, que se hace más fuerte cuando se incorporan al movimiento feminista y al kirchnerismo. De allí la importancia de captar personajes públicos provenientes de ese espacio, desde Malena Pichot hasta Florencia Kirchner, pasando por Víctor Hugo Morales, o incluso maniobras de propaganda espurias (como en el caso de Nora Cortiñas) y que no excluyen el amedrentamiento de opositores.[4]Ello va de la mano de una exposición mediática creciente, desde la concurrencia a cuanto programa de radio y televisión las invite hasta su propio espacio radial semanal de dos horas (“Servicio completo”). También forma parte de esta línea estratégica, la inserción internacional, ya sea en instituciones reglamentaristas (RedTraSex) o en las Naciones Unidas y la OEA. Todo está al servicio de cambiar la imagen pública de la prostitución, preparando a la población para aceptarla.

Este gradualismo en el planteo, obliga a AMMAr a esconder su verdadero proyecto, que solo va apareciendo de manera lateral, oblicua, tratando de seguir la línea de menor resistencia. Así, la reglamentación del trabajo “autónomo” se plantea de modo tan laxo que entran allí todas las formas sociales posibles de la prostitución. Como sus militantes lo admiten, el “autonomismo” es solo una pantalla. Una pantalla necesaria porque la verdad no puede ser dicha porque generaría una enorme resistencia. Aquí, la forma de aproximación es por la vía del embellecimiento del trabajo sexual: se elige, se gana bien, se tienen los mismos problemas que en cualquier otro trabajo, es la liberación del deseo de la mujer, se brinda un servicio “social”, se elimina la trata, etc. Cuando se les pregunta por experiencias concretas en las que no parece constatarse lo que afirman, siempre eluden la respuesta. La intervención de las militantes de AMMAr se vuelve, entonces, sumamente contradictoria: se reivindican feministas mientras tratan de tontas a las que no cobran; se reconoce la miseria de la prostituta callejera y se afirma que se gana aquí más que en cualquier otra alternativa laboral; se reclaman derechos laborales propios de trabajadores asalariados mientras se reivindica la cooperativa empresarial.

Este confusionismo no es expresión de ignorancia o contradicción inconsciente. Es la forma necesaria que asume una estrategia que no puede mostrar abiertamente sus objetivos, que no puede decir lo que realmente quiere. Es, por lo tanto, la expresión de una estafa política. El problema no es de ellas. Esta confusión les suma. Atrae a mucha gente “progre” ignorante políticamente hablando y reaccionariamente posmoderna. Gracias a esto, AMMAr va copando, lenta pero sin pausa, todos los espacios tradicionalmente abolicionistas y expulsando de ellos a sus opositoras.[5] El problema que deben plantearse las/los abolicionistas es si están preparadas/os para responder a la altura de las circunstancias.

[1]Este texto es la primera parte de una serie de artículos dedicados al tema que serán publicados en sucesivos números de El Aromo.
[2]Después de estallado el escándalo, Riot me amenazó con una carta documento si subía el video de la charla.
[3]Véase “Trabajo sexual en primera persona: Stella d’Vita”, en https://www.youtube.com/wacht?v=75OLM1GrX04&t=1490s
[4]Margarita Meira, la responsable de Madres Víctimas de Trata, siempre cuenta cuántas cartas documento ha recibido de parte de AMMAr en sus fútiles intentos para evitar que las cuestionara y las nombrara públicamente. La última vez en que una representante del sindicato “apuró” a Meira fue durante el último 3J cuando pretendió que Margarita, que estaba parada al lado de Cortiñas en el palco, se sacara la pechera de su organización.
[5]Véase los casos de la expulsión de abolicionistas de la red social RIMA o Transfeministas Trabajando y Transfeministas Cooperando. Sin embargo, los casos más importantes de expansión de la presencia de AMMAr en el campo abolicionista son los del espacio Ni una menos y el del Encuentro Nacional de la Mujer.
COMENTARIO
Pablo  20/07/2017 a las 18:30
Se equivocan grueso al comparar la decisión de una mujer de prostituirse con la decisión de cualquier otra persona de cometer un delito (asesinato, violación, robo, etc). En un caso la mujer que decide prostituirse no provoca un daño a nadie (en todo caso a nadie más que a ella misma). Es lo mismo que lo que hace quien decide empezar a drogarse o quien decide empezar a fumar o quien decide empezar a tomar alcohol.
Es lo contrario del que comete un delito y que provoca un daño a un tercero. No existe un derecho, una autodeterminación de dañar a otros porque, precisamente, lo que ocurre en estos casos es que se vulnera la voluntad del otro.
La decisión de prostituirse, cuando existe realmente y no es por coerción, entra en el terreno de la autonomía personal. Esa autonomía personal está limitada en el capitalismo por la necesidad material y en ese caso la prostituta decide tan libremente como decide el que “elige” ir a trabajar a la zafra o a una obra en construcción o a la cosecha de maíz. No tiene ni más ni menos autonomía.
Por lo tanto lo que habría que explicar entonces cuál es el fundamento por el cual el sexo no puede ser objeto de intercambio mercantil.
Existen relaciones de intercambio en las que se involucra la sentimentalidad, el cariño, y nadie plantea que exista algo repudiable en el intercambio mercantil. Por ejemplo, quien gusta de cuidar personas, niños, discapacitados, que siente cariño e igualmente cobran por su trabajo. Incluso se valora monetariamente si quien se dedica a cuidar personas es además de responsable, cariñoso, empático, simpático, etc. Es decir, eso tiene un precio.
¿Cuál es el fundamento entonces para repudiar que una mujer quiera exigir una paga a cambio de tener sexo? No me queda claro el fundamento de tal postura. Es como si existiera algo sagrado en lo sexual que impide toda consideración mercantil al respecto.
Por otra parte, el principio de autonomía personal es una conquista de las revoluciones burguesas que tiene que ser defendido y no menospreciado como se hace en la nota.

Responder
Lucía Sangiorgio  23/07/2017 a las 22:06
“En un caso la mujer que decide prostituirse no provoca un daño a nadie (en todo caso a nadie más que a ella misma)”

Es interesante que admitas aunque sea marginalmente el daño que puede causar en la persona, para luego dejar bien claro que ese posible daño no entra en tu análisis.

“La decisión de prostituirse, cuando existe realmente y no es por coerción, entra en el terreno de la autonomía personal. ”

El terrorismo machista es literalmente un sistema institucionalizado de coerción y represión orientado a explotar la sexualidad de las mujeres. Pensá en eso un rato y luego preguntate qué entendés por “autonomía personal”.

” la prostituta decide tan libremente como decide el que “elige” ir a trabajar a la zafra o a una obra en construcción o a la cosecha de maíz. No tiene ni más ni menos autonomía.”

Cínico y negacionista. Mala combinación.

“Por lo tanto lo que habría que explicar entonces cuál es el fundamento por el cual el sexo no puede ser objeto de intercambio mercantil.”

No, a negadores crónicos, culos acomodados que no corren el riesgo de venderse en el mercado de los violadores y femicidas, hay que ignorarlos y combatirlos.

No querés una explicación querés repetir una fantasía que se cae a pedazos y muestra quién sos en realidad.

” Incluso se valora monetariamente si quien se dedica a cuidar personas es además de responsable, cariñoso, empático, simpático, etc. Es decir, eso tiene un precio.”

Pero no tiene un precio solamente en plata, por eso las personas sin alma no lo entienden. Que a todo lo que se le pone precio en esa platita que tanto te gusta y tan bien entendés, todo tiene un correlato en un precio que SIEMPRE se paga, pero los varoncitos negacionistas nunca se interesan en cuál es ese precio ni quién lo paga porque saben lo único que les importan: que no van a ser ellos.

“¿Cuál es el fundamento entonces para repudiar que una mujer quiera exigir una paga a cambio de tener sexo? ”

Ni siquiera leiste, ¿no?

Se repudia que LOS VARONES se aprovechen de una diferencia de poder para reafirmar y perpetuar el rol sexual de las mujeres en la sociedad.

“Es como si existiera algo sagrado en lo sexual que impide toda consideración mercantil al respecto.”

Te referís a cosas sagradas como:
– La violencia sexual es la más común y más extendida contra las mujeres.
– La violencia sexual es el problema n°1 de las mujeres trabajadoras en su espacio de trabajo.
– La violencia sexual contra niñas y niños totalmente impune en la familia, la iglesia y el poder político.
– La violencia sexual institucional por parte de todas las expresiones del Estado y la enorme mayoría de instituciones de la sociedad
– La explotación sexual siendo el 3 negocio ilegal más rentable del planeta después del tráfico de armas, y de drogas
– Las secuelas físicas y emocionales de por vida que deja la prostitución incluyendo las formas más graves de estrés postraumático

¿Ya te parece lo bastante sagrado o seguimos?

“Por otra parte, el principio de autonomía personal es una conquista de las revoluciones burguesas que tiene que ser defendido y no menospreciado como se hace en la nota.”

Contame, señor autónomo, cuántas veces entregaste tu culo a cambio de algo.

Responder
Nadie  24/07/2017 a las 03:23
“Véase los casos de la expulsión de abolicionistas de la red social RIMA o Transfeministas Trabajando y Transfeministas Cooperando”.
Es claro que en el segundo grupo podían coexistir las abolicionistas siempre y cuando no cuestionen el trabajo de quienes publicaban (que realmente trabajaban por su cuenta) planteando los servicios en un contexto exclusionista hacía los cisvarones ya que esa es la tematica del grupo. Cuando no se daba el caso eran expulsadas, similar era el caso de T. Cooperando.
http://razonyrevolucion.org/que-quiere-ammar-un-esbozo-de-analisis-del-programa-y-la-estrategia-de-la-asociacion-de-mujeres-meretrices-de-la-argentina-rosana-lopez-rodriguez/


[i]  [i] ¿Qué es Ammar? Según se define en su página, http://www.ammar.org.ar/-Quienes-somos-.html, tienen como: ““Nuestra Visión
Lograr que el Estado garantice los derechos humanos y laborales de las Trabajadoras Sexuales en la Argentina.
Nuestra Misión
Defender los derechos humanos y laborales de las Trabajadoras Sexuales de la Argentina.
Por qué luchamos...
El Proyecto Ammar se fundamenta en la auto-organización de un sector de mujeres que hemos sido excluidas, discriminadas, marginadas y sometidas históricamente a todo tipo de maltratos.
Buscamos fortalecernos mediante la defensa de la libertad laboral a través de conocer y ejercer nuestros derechos humanos y de generar estrategias para el cuidado de nuestra salud integral.
Las trabajadoras sexuales de Ammar somos mujeres adultas, que ejercemos este trabajo por consentimiento propio y de manera autónoma.
Las Trabajadoras Sexuales somos triplemente marginadas: por ser mujeres, por ser pobres y por ser trabajadoras sexuales.
Podemos hablar de “trabajo sexual” y no de “prostitución” como resultado de una larga batalla ideológica y política en el marco de la concepción de los derechos humanos y el respeto por la libre determinación de las mujeres. Y creemos que es necesario conseguir las condiciones dignas para realizar nuestro trabajo y así salir de la clandestinidad a la que nos exponen constantemente. Por esa razón nos organizamos como sindicato.”
Es necesario precisar algunas inexactitudes. En primer lugar el llamado “trabajo sexual” no está reconocido en la Argentina. La Argentina es un país abolicionista desde su misma Constitución Nacional, en ese sentido no se persigue ni castiga a las personas en prostitución sino a quienes lucran con su explotación sexual, incluidos los tratantes de personas, los prostíbulos están prohibidos por ley nacional.
Se llaman “sindicato” pero no está reconocida como tal esta organización, no solamente porque no es aceptada esta actividad como “trabajo” sino porque quien sería la contraparte empresarial son los proxenetas-tratantes, quienes son considerados delincuentes.
En realidad Ammar responde a un amplio y generoso financiamiento que exige se denominen del modo que lo hacen y se dediquen casi exclusivamente al lobby a efectos de obtener una ley que reglamente-regule la actividad y de ese modo abrir el camino al reconocimiento del proxenetismo, trata de personas, como una actividad también legal.
Existen organizaciones de personas en prostitución que no se reconocen como trabajadoras y solicitan del Estado medios para dejar la actividad. Estas organizaciones no tienen apoyo económico ni político por lo que su actividad la desarrollan por sus propios medios y sin la trascendencia pública que tienen la del lobby proxeneta-tratante.
Alberto B Ilieff