jueves, 31 de enero de 2013

Mitos sobre la prostitución


Mitos sobre la prostitución
por Alberto B Ilieff



Haremos una breve recorrida por los mitos más comunes acerca de la prostitución y de las personas que realizan esta actividad.

Estos mitos son repetidos a lo largo del tiempo sin el menos análisis crítico ni confrontación con la realidad.

Su finalidad es el control social, dar pseudorespuestas a preguntas o inquietudes que la gente puede hacerse y de esa manera cerrar el cuestionamiento, obturar el pensamiento. Es así como logran sostener esta actividad como algo “normal” cuando es una clara violación a los derechos humanos.

También permiten que pueda existir a ojos vista, y que puedan desarrollarse innúmeros delitos en su torno o por su causa como pueden ser el proxenetismo, la trata de personas, el abuso sexual comercial infantil (“prostitución infantil”), tráfico de drogas, corrupción, sin que desde los gobiernos se actúe punitivamente, cuando no favorezcan la decididamente.

Estos mitos permiten y autorizan que los hombres, quienes son principalmente los prostituidores o mal llamados “clientes”,  puedan seguir concurriendo a buscar de este modo su satisfacción sin cuestionamiento alguno, como algo “normal” y esperado en el varón. 


Habitación de prostíbulo. Foto Jorge Alberto




.- Es el oficio más viejo del mundo.

No hay datos científicos que demuestren que esto fue así. Es un mito que busca legitimar de alguna manera lo que no puede ser aceptado por su propio valer.

Al contrario de lo que dice, no en todas las épocas y culturas existió la prostitución, y allí dónde hay evidencias que la hubo, no siempre tuvo las características que muestra en nuestra época.

Los datos indican que en sociedades de las llamadas “primitivas” las mujeres aparecen ejerciendo actividades vitales a la par de los hombres y que hacen al mantenimiento de la comunidad (recolectoras, alfareras, artesanas, curadoras, etc), no hay indicadores de que la prostitución haya existido o tenido características importantes.

Aún si fuera así como narra el mito la actividad más vieja del mundo, eso no justifica su existencia. Según la Biblia el primer homicidio en la existencia de la humanidad fue el de Caín que mató a su hermano Abel, y no por eso vamos a decir que se debe reglamentar el asesinato.



Por otro lado la prostitución no puede ser considerada un “oficio”, el hecho que reporte dinero o especies a quien la ejerce no es suficiente para que se la considere como tal o como un trabajo. No existe la mediación necesaria, es el mismo cuerpo el que es la mercadería a transar.

Quienes ejercen esta actividad no lo hacen como resultado de una decisión vocacional, de niñas no soñaban, no jugaban a ser prostitutas.

La venta del cuerpo y el sometimiento a los abusos correspondientes podemos considerarla como una “opción”  impuesta por la cultura y  en especial por el patriarcado. La prostitución es una estrategia de sobrevivencia dictada por la falta de alternativas, no un oficio ni profesión.



.- La prostitución es un trabajo.

El hecho que una actividad produzca dinero no significa que necesariamente deba ser considerada socialmente como un trabajo.

Difícilmente un acto de violencia como es el uso de un cuerpo para la satisfacción de quien paga, pueda ser considerada una actividad laboral.

El trabajador vende su capacidad, su fuerza laboral, sus conocimientos, pero no presta su cuerpo para el uso de otro, hay una mediación.

Algunas personas en prostitución prefieren ser llamadas “trabajadoras sexuales” para no tener que enfrentarse a sí mismas con denominación común y de ese modo creen que se corren del estigma y discriminación social.

También existe una importante presión por parte de ongs, sindicatos, organismos internacionales que condicionan el financiamiento o la ayuda asistencial a que se autodenominen “trabajadoras”.

Detrás de todo esto se halla en proxenetismo y los tratantes que van penetrando la sociedad para que la prostitución y por ende sus actividades, sean consideradas trabajos y de ese modo terminen siendo favorecidos, pasando de criminales a industriales.

Algunos gobiernos erróneamente piensan que al reglamentar la prostitución podrán cobrar impuestos y de ese modo incrementar la tasa del producto bruto interno y disminuir la desocupación. Digo erróneamente porque la práctica ha demostrado que es más lo que se evade, el lavado de dinero y el aumento de los gastos por el incremento de los delitos anexos a la prostitución que el ingreso por el pago de impuestos.



El Salón I. Otto Dix



.- Ganan mucho dinero y sin esfuerzo.

Esta visión de por sí implica un daño a la dignidad humana. El entorno de la humanidad, el mundo, deben ser acordes a esta condición, la obtención de dinero no puede ni debe invertir o quitar del lugar de dignidad que le corresponde a cualquier persona humana. El dinero no legitima ni vuelve socialmente útil ni conveniente a una actividad.

Por otro lado, el dinero no puede compensar el importante deterioro de la salud física y mental. Las personas en situación de prostitución sufren daños irreparables comparables con los de una persona que fue torturada o que combatió en una guerra.

La gran mayoría de las personas en situación de prostitución es muy pobre. Los proxenetas y tratantes son los que se enriquecen.

La trata y el tráfico de mujeres para las redes de prostitución es uno de los negocios más redituables, junto con el tráfico de drogas y de armas.



.-Lo hacen porque les gusta, disfrutan y ganan dinero.

Es un grave desconocimiento de la sexualidad humana, especialmente la de las mujeres, sostener que a una persona le puede gustar ser penetrada o usada de diferentes modos, incluso con golpes o heridas, por diez o más hombres desconocidos todos los días.

Las personas en prostitución sufren importante estrés por las situaciones que viven y el temor de lo que les puede pasar.

Según datos estadísticos, alrededor del 99% de quienes están en esta actividad, si pudieran las dejarían.

La mayoría llega a la prostitución siendo todavía niñas, entre los 12 y 14 años, cuando su posibilidad de discernir y de defenderse ante el mundo no esta construida. Sus historias están cruzadas por la violencia, vulneración de derechos, pobreza, engaños violaciones, exclusión y falta de educación y capacitación laboral.

No olvidemos que dentro de las personas en prostitución la mayoría son las víctimas de trata.

En la prostitución no hay placer, no hay gusto, no es una elección apenas es una opción de sobrevivencia cuando no hay otra posibilidad.



.-Lo eligieron de manera libre y voluntaria, nadie las obliga.

Alrededor del 98% de las personas en prostitución son o fueron  víctimas de trata de personas, lo que elimina toda posibilidad de elección personal y voluntaria.

Casi en su totalidad fueron captadas en la adolescencia, cuando estaban en formación y su futuro y personalidad fueron quebrados a esa temprana edad.

Las pocas que accedieron por “voluntad propia” también lo hicieron en esa época, presionadas por la historia social y familiar y sin poder acceder a otras opciones.

La exclusión social, las guerras, el tráfico de personas, la migración, el hambre, el aislamiento, empujan a las personas a la situación de prostitución donde aquellos que tienen mayor poder se aprovechan y valen de quienes están en esta situación de vulneración.

Las crisis económicas muestran que la prostitución y especialmente la de las mujeres son una variable, una válvula de escape.

Aquellos países con un mayor grado de igualdad y mejor estándar económico muestran que las personas en prostitución de ese país son las menos por lo que las “plazas” deben ser ocupadas con aquellas traídas mediante la trata de personas. O sea que cuando la sociedad brinda posibilidades acordes a la dignidad humana, las personas no se someten a la prostitución.



.- La prostitución VIP es libre, ganan mucho dinero y viajan

Esto parte también de una visión prejuiciada por una cultura basada en el uso del cuerpo como máquina para obtener dinero, siendo el beneficio económico la última justificación.

Las personas que se hallan en situación de prostitución VIP también están al servicio de quien tiene el poder del dinero, las VIP no son ellas sino sus “clientes”, sus prostituidores, ellas también son usadas para la satisfacción de quien paga, sus cuerpos también son simples objetos de consumo.

Probablemente estas hayan tenido más opciones de vida que las que parten desde la marginalidad, pero no han tenido herramientas mentales para poder sustraerse de la idea de ser cuerpo-objeto. Existe toda una cultura, y en estos casos la presión familiar se ve muy claramente, que las condiciona y resta posibilidades de elección. 


Una vez más el dinero aparece como justificativo y compensación por el daño sufrido.



Dos prostitutas



.- Lo hacen para darle de comer a sus hijos.

Este argumento socialmente construido busca disimular detrás del amor materno la violencia a la que están sometidas las personas, especialmente las mujeres.

Nunca el amor a los hijos debiera ser una causa de prostitución, solamente en sociedades desiguales, patriarcales, donde los padres no cumplen con sus deberes y abandonan a sus hijos al exclusivo cuidado de las mujeres, y donde los gobiernos no asisten a las más débiles, se pueden dar situaciones de este tipo.

En todo caso esta situación jamás puede ser una justificación, al contrario, es indicadora de una sociedad y de un gobierno que abandona y excluye a quienes menos recursos tienen.



.- Son mujeres de vida alegre, vida liviana.

Sería interesante preguntarnos verdaderamente en qué consiste la alegría en esa vida de estar paradas en una esquina, en la ruta, en un burdel, casi sin ropas, esperando a que cualquiera pague la tarifa para penetrarla o hacer con su cuerpo lo que al prostituidor (“cliente”) le satisface.

Podemos también preguntarnos cuál es la alegría en los riesgos a la salud y hasta la propia vida que corren.

Este mito en realidad busca poner una venda sobre los ojos para que no vean el dolor, el sufrimiento, para que no sepan que el promedio de vida de una persona en prostitución es alrededor de los 35 años (travestis, transexuales) a 45 años. Quienes sobreviven terminan casi mendigando o entregándose por menos que una comida.

Si su vida fuera tan alegre, fácil, placentera, sana y plena, ¿por qué tienen que recurrir a las drogas para poder sobrellevarla?



.- La prostitución evita violaciones.

 Esto esconde el prejuicio de que los hombres necesitan de manera imperiosa su satisfacción sexual, que si no pueden “descargar” su sexualidad recurrirán a las violaciones. La sexualidad masculina es vista como necesaria, imperiosa, irrefrenable, poderosa. Todo esto también es un mito.

El violador obtiene su satisfacción en el total sometimiento de su víctima, en el daño que produce, en la humillación y vejación, en el uso del poder hasta el dominio que puede llegar hasta la muerte,  por eso el sexo prostitutario no lo atrae, si bien contiene estos elementos, los tiene en menor medida, y con el pago se disimulan. Este tipo de ejercicio de la violencia no es lo que busca el violador porque ahí la persona ya esta entregada, ya esta lista para ser usada.  El violador no paga, el placer esta en tomar, arrancar, forzar, y no deja nada a cambio, es simple y pura violencia sin disimulos.

El sexo con personas en prostitución y las violaciones son resultado de una raíz común, del menosprecio, la desvaloración de la mujer llegando a la abierta misoginia, es lo opuesto a la sexualidad abierta, libre, satisfactoria y consensuada en un marco de respeto mutuo.

En realidad este mito nos habla de una idea completamente devaluada del hombre y la masculinidad. Es convertir al hombre en un animal incapaz de controlar sus pulsiones a tal punto que puede llegar a violar y matar para satisfacerlas.

No hay ninguna prueba científica que demuestre este extremo.  La abstinencia sexual no necesariamente produce daño o enfermedad y siempre queda el recurso de la masturbación, sin hablar que estamos en una época en que acceder al sexo libre no ofrece mayores dificultades.



.- Les  gustan los hombres y el sexo en demasía.

Difícilmente se puede creer que el deseo o interés sexual que una persona tenga la puede llevar a tener relaciones sexuales sin elección, de manera indiscriminada, con varios hombres diferentes y con cualquiera que pague la tarifa. Para las personas en prostitución el “cliente”  no es una fuente de placer. No aceptan su presencia por deseo sexual sino por interés económico,  el cliente es un negocio.

Nunca hay que olvidar que no existe prostitución sin proxeneta lo que reafirma que el interés primero es el monetario.

Además la mayoría de las personas en prostitución son víctimas de trata de personas, lo que tira abajo cualquier argumento basado en el deseo o el gusto personal.



.- Son expertas en las artes amatorias.

El sexo prostibulario es sumamente pobre, el primer interés es que su prostituidor (“cliente”) eyacule lo antes posible y se vaya.

Las personas en prostitución no hacen nada que sea muy diferente de lo que pueden hacer las que no se hallan en esa situación, la diferencia es que aquí el límite lo impone la paga.



.-Es una actividad que se puede dejar cuando se quiera.

El mito dice que se puede ingresar a la actividad, obtener el dinero que se requiere y luego dejarla para seguir la vida normalmente.

Ya que alguien decida por sí misma ingresar a esta actividad nos tendría que alertar pues aceptar someterse al abuso sexual, aunque fuere por dinero, no es lo común.

Creer en esa posibilidad es creer en la ficción,  la realidad muestra que quien ingresa a la prostitución sufre un daño muchas veces irreparable a su autoestima además de otros daños psicológicos que luego actúan como impedimentos para dejarla. Por otro lado los proxenetas no aceptan perder una de sus fuentes de ingreso.

Ni que hablar de la mayoría de las personas en prostitución que son las que provienen de la trata de personas quienes no tienen ninguna posibilidad de decisión sobre su propia vida, mucho menos de dejar esa actividad.



.- Es libertinaje.

 La prostitución es lo contrario a una conducta sexual libre, aunque esta fuere con muchas personas,  pues lo que se busca no es el placer,  sino que la motivación esta dada por el beneficio económico.


Señoritas de Avignon. Pablo Picasso. 1907


.- La reglamentación de la prostitución protege a las personas en prostitución.

La experiencia de los países que han reglamentado la prostitución demuestra que esto es un mito, que las personas en prostitución continúan tan desprotegidas o más que antes. Digo más porque al ser ahora una actividad reglamentada y considerada “trabajo” ya no pueden acceder a las ayudas asistenciales.

En esos países el mayor porcentaje de personas en prostitución continúan en situación ilegal pues de ese modo evitan pagar impuestos, someterse a revisaciones médicas, y sobre todo quedar fichadas como “prostitutas” o si se prefiere “trabajadoras sexuales”. Por otro lado los proxenetas fomentan este sector en negro para obtener ganancias libres.

Las personas en situación de prostitución son contratadas en los burdeles, que continúan en manos de los proxenetas pues son ellos los que tienen el capital, y las condiciones de estos contratos están fijadas por ellos mismos.

El 98% de las personas en prostitución que provienen de la trata de personas, obviamente, quedan fuera de este supuesto arreglo.

Paralelamente se ha visto un incremento de la persecución policial hacia aquellas que no se hallan reglamentadas o bajo la protección de un proxeneta, o sea que en este sentido, la situación no varía.

A quienes sí se mejora y mucho es a los proxenetas y tratantes porque de criminales pasan a ser “industriales” “comerciantes” y además a través de los prostíbulos pueden lavar su dinero y también el de otros.



.- Legislar sobre la prostitución (regularla, reglamentarla) es una medida progresista, propia de países desarrollados.


Raramente pueda llamarse progresista una política que concuerda punto por punto con la más tradicional y conservadora acerca de la mujer en general, de la división entre las privadas, buenas, madres y esposas, mujeres de su casa y las otras, las públicas, malas, de cualquiera.

No puede ser progresista una política que en lugar de promover los derechos de quienes están en situación de vulnerabilidad, que en lugar de asistir a quienes realmente lo necesitan, pretenden ayudarlas cambiando el nombre pero dejándolas en igual situación de desamparo.

Suecia, que no se puede decir que sea un país atrasado en cuanto a derechos, ha promovido una ley que es ejemplar, la penalización del prostituidor, “cliente”; Holanda, considerado ícono en la reglamentación de la prostitución, esta dando marcha atrás con esta política, Francia se ha declarado plenamente abolicionista.

Estos países en la práctica vieron que la reglamentación acarrea más consecuencias indeseables a nivel social que beneficios (aumento de la prostitución infantil, de la trata de personas, del tráfico de drogas entre otros).



.- La solución es prohibirla

Las sociedades que practicaron el prohibicionismo  han demostrado que es totalmente ineficaz porque no modifica las condiciones que sostienen a la prostitución. No educa en el sentido de una sexualidad libre y placentera exenta de violencia.

Al mismo tiempo la situación de las personas en prostitución empeora pues son ellas las que son multadas o terminan encarceladas y no los proxenetas o tratantes.



.- Si no existiera oferta no habría demanda o la mujer es la  instigadora.

Esta inscripto en la cultura patriarcal que el hombre debe adueñarse de la sexualidad de la mujer sin tomarla en cuenta.

Es el varón el que necesita reafirmar su poderío o volcar la violencia contenida hacia los más débiles en quienes están en situación de desprotección usando sus genitales como arma de agresión.

La trata de personas existe para nutrir a los burdeles de mujeres y niñas, los burdeles requieren mujeres y niñas para entregar a los prostituidores “clientes”.



.- Legislar sobre la prostitución (regularla, reglamentarla) es un acto de realismo porque seguirá existiendo a pesar de todo.

Este mito cierra todo debate y acción posibles al dar por acreditado que siempre existirá la prostitución y por lo tanto es inútil todo lo que se haga en contra.

Es la contracara del primero de los mitos que tratamos, el que dice que siempre existió o que es el oficio más viejo del mundo. En ambos casos se niegan los factores sociales que promueven esta actividad y la posibilidad de modificación.

Bajar los brazos ante una práctica abusiva es decretar el cese de la cultura, de los valores y los derechos. De seguir esta práctica de aceptación “realista” también tendríamos que dejar de bregar a favor de la vida y la no violencia.

Aún cuando la prostitución, en este momento, no pueda ser totalmente extirpable, eso no significa que la sociedad no deba establecer políticas públicas encaminadas a disminuir y acotar prácticas que violan los derechos más fundamentales como son la dignidad, la propia integridad y el derecho al desarrollo personal integral.






La mayoría de las IMAGENES han sido tomadas desde la web, si algún autor no está de acuerdo en que aparezcan por favor enviar un correo a  alberto.b.ilieff@gmail.com y serán retiradas inmediatamente. Muchas gracias por la comprensión.
En este blog las imágenes son afiches, pinturas, dibujos, no se publican fotografías de las personas en prostitución para no revictimizarlas.








sábado, 26 de enero de 2013

Feminismo y abolicionismo. Rosario Carracedo Bullido


Carrecedo Bullido

Feminismo y abolicionismo 
 - Rosario Carracedo Bullido

La prostitución o, más pertinentemente, el acceso masculino por precio al cuerpo de las mujeres constituye una práctica social inmemorial, arcaica y antigua como la supremacía masculina sobre las mujeres. En efecto, la prostitución es una versión más, de las modalidades en que se manifiesta y asegura el principio de la autoridad patriarcal y no difiere, en su fundamento, de otras formas en que se hace ostensible el ejercicio de la supremacía o del poder. La mutilación genital femenina, la violencia relacionada con la dote, la autorización legal atribuida a los maridos para castigar física o psicológicamente a las mujeres, las violaciones masivas en tiempos de guerra, por igual la prostitución, constituyen una muestra del catálogo que permiten evidenciar el lugar que corresponde ocupar a las mujeres.

El poder político, en su versión civil o religiosa, ha organizado y participado activamente, también desde tiempos inmemoriales, en la selección de las mujeres que han de estar disponibles para ser usadas pública y colectivamente por los varones y en las condiciones en que se realizan tales usos.
En la época de Solón (640-558 a.C.) encontraremos disposiciones que organizan el mercado de la carne y las circunstancias de acceso a la corporalidad de las mujeres; durante la Edad Media la teología católica aportará la excusa moral que proporciona racionalidad y legitimidad a dichas prácticas, y al dispositivo prostibulario, estimándose que en la escala penitencial lleva menor pena la fornicación con mujer soltera y sin vínculo estamental que la fornicación con mujer casada, con religiosa, con varón o con bestia. Durante el siglo XIX será la razón sanitaria la inspiración de la normativa que justifica la organización del sistema prostitucional.


Cortesana veneciana. Tintoreto


Los reglamentaristas contemporáneos, continuadores de la tradición pro-prostitución, son los nuevos ideólogos que han tomado el relevo para la pervivencia de tales prácticas. Ellos, modernos y liberales, convergen con unanimidad, aunque con pluralidad de razonamientos, aparentemente diferentes, en convalidar y legitimar el uso sexual de las mujeres.
La industria del sexo forma parte de los fervorosos partidarios de la reglamentación de la prostitución. El proxenetismo organizado[1] reivindica su aportación social, afirmando el carácter de entretenimiento o de ocio de su actividad, una actividad cuyo objeto y materia prima consisten precisamente en poner a disposición de la demanda y en el mercado una variedad suficiente de mujeres para consumo sexual. Los grupos mediáticos tan sesudos, en ocasiones, en el análisis de los conflictos sociales convergen con las demandas de aquellos, su cuenta de resultados[2] permite una recta deducción de sus motivaciones.

Y entre el elenco de sectores pro-prostitución, también contamos con los liberales que, ajenos a las motivaciones económicas, se muestran partidarios de la reglamentación n, por ser fervientes defensores, según dicen, de la libertad. Ellos convienen en estimar y señalar enfáticamente que la prostitución forma parte de las elecciones personales y censuran con insistencia la intromisión que representa la crítica feminista a la institución de la prostitución.
Claro que tal punto de vista liberal, no rinde cuenta del hecho nada baladí de que sean precisamente las mujeres, abrumadora y mayoritariamente, y no los hombres, las que toman o acceden a tales elecciones.

Las cifras sobre prostitución son tozudas y contundentes, en el Informe del año 2000 del Fondo de Población de Naciones Unidas se estimaba que cada año 4 millones de mujeres y niños, especialmente niñas, ingresan en los prostíbulos del mundo para ser consumidas sexualmente; por su parte Pino Arlacchi[3], en el año 2002, remarcaba que en el sureste asiático, en sólo una década, 33 millones precisamente de mujeres y niñas habían sido víctimas de la trata con fines de prostitución.

La procedencia de las mujeres en situación de prostitución no deja margen a las elucubraciones. Los datos son de nuevo obstinados en los informes nacionales, por igual en los internacionales, elaborados en el último siglo acreditan que en la década de los 60 las mujeres prostituidas que abastecían los prostíbulos nacionales eran mujeres desafiliadas socialmente (madres solteras, mujeres institucionalizadas ...), en los 90 las toxicómanas constituirán el grueso de la población prostituida, actualmente, gracias a la mundialización del mercado, en general, y de la carne, en particular, las inmigrantes de los países con economías dislocadas (rumanas, nigerianas, brasileñas, ucranianas.. .) son las encargadas de satisfacer las demandas en los países desarrollados.

Curiosa, cuando menos, deviene esta libertad cuyo ejercicio practican esencialmente mujeres, en situación de vulneración y de exclusión social.

Estos liberales denuncian, con vehemencia, la impertinencia de toda apelación ética en el análisis de la prostitución, al fin y al cabo, para ellos, estar en prostitución no es más que la puesta en práctica de una elección, de una libertad que inscriben o sitúan en el ámbito de la autodeterminación n sexual.

Ahora bien lo que no aclaran, ni mencionan es quiénes son los titulares de la libertad sexual que se ejercita. ¿Se refieren a las mujeres en prostitución? No, obviamente no.




La sexualidad nada tiene que ver con las mujeres en prostitución. Estar en prostitución es soportar un día tras día, jornada tras jornada, sucesiva y diariamente, la intromisión sobre tu corporalidad, una invasión practicada por un hombre y luego otro, otro, otro y un sinfín de hombres. No, las mujeres en prostitución no ejercitan su libertad sexual, soportan los actos de vulneración porque superviven en la prostitución. Para ellas los servicios prestados en esas condiciones no constituyen prácticas sexuales, y mucho menos deseadas.

Entonces ¿a qué libertad aluden estos liberales?, ¿a quiénes se refieren, sin mencionarlos, estos paladines de la prostitución? He aquí la cuestión, ellos hablan de sus iguales, de ellos mismos, de los usuarios de la prostitución, ellos presuponen y estiman como legítimo el derecho al uso del cuerpo de las mujeres.

Reivindican como normal y aceptable la existencia de centros de diversión y entretenimiento que se publicitan, por ejemplo como “establecimientos de mamadas”[4], y estiman como inocentes y atractivas prácticas sexuales, la oferta de servicios que insertan los diarios nacionales (francés natural, griego profundo). Ellos reivindican sus privilegios y representaciones, se sienten autorizados para reducir a las mujeres a una mera corporalidad, a una mera anatomía. Sus razones y prácticas avalan su consideración patriarcal de que la función de las mujeres no es otra que estar al servicio sexual de los hombres.

La normalización y organización de las prácticas masculinas de acceso por precio al cuerpo de las mujeres que reclaman los reglamentaristas, constituye una propuesta equivalente a aceptar como legítima la violencia sexual que comporta la prostitución bajo la excusa de que el dinero transmuta la agresión en un mero intercambio comercial.

La prostitución ha existido y sigue existiendo a estas alturas porque existe un explícito consentimiento social, que autoriza la cosificación de las mujeres y que autoriza, igualmente, a los hombres a hacer uso comercial de las mujeres. Y porque existe un mercado prostitucional institucionalizado que incluye un variado abanico de sectores que obtienen beneficios, legal o ilegalmente, de la explotación sexual de mujeres y niñas.


Marsella, marinero y chica. Otto Dix

La opción entre reglamentación  y abolición no es un debate sobre opciones individuales, ni sobre supuestas elecciones, es un debate político sobre modelos sociales, sobre el sistema de organización y sobre sus valores.

La prostitución no es una práctica ajena a las relaciones de género, por ello el debate sobre la prostitución exige imperativamente formularse un juicio normativo previo sobre si es admisible o no, compatible o no, con un proyecto de sociedad igualitaria, el acceso por precio al cuerpo de las mujeres.

Cuando una sociedad reglamenta la prostitución y organiza el mercado de la carne, no se limita a establecer un modelo normativo, si no un sistema de valores, y cuando se reglamenta la prostitución se opta por un mensaje inequívoco: es legítimo el uso comercial del cuerpo de las mujeres.
Las políticas pro regulación o legalización lejos de favorecer a las mujeres prostituidas, representan la confirmación institucional de un modelo social que garantiza el uso colectivo sobre una clase de mujeres, las más desfavorecidas y excluidas socialmente.

Encarar el problema de la prostitución porque existe no requiere precisamente que aseguremos su pervivencia, si no que pongamos en marcha mecanismos encaminados a erosionar que subsista y se mantenga.

El compromiso con la igualdad entre sexos es una apuesta sin excepciones a la consecución de tal objetivo y una cosa es que convivan y pervivan conductas contrarias a ese derecho (como la discriminación n salarial o la violencia machista en las relaciones de pareja) y otra muy distinta es que el modelo social por el que se opté institucionalice, normativice y autorice tales conductas, tal y como proponen los reglamentaristas.

Actuar contra la industria del sexo y contra el proxenetismo debe constituir una prioridad de la política criminal de nuestro país, la sanción punitiva de todos los que organizan, promueven, favorecen la captación de mujeres para su explotación sexual, merece un severo reproche penal.

Expresar la deslegitimación  y desaprobación social hacia los hombres que compran cuerpos de mujeres constituye una estrategia imprescindible y resulta un modelo equivalente a las políticas puestas en marcha contra la violencia en las relaciones de pareja. Actuar sólo protegiendo a las mujeres maltratadas contra la violencia machista se ha rebelado como un modelo de intervención insuficiente, ya que tal intervención por sí misma no impide que tales conductas sigan reproduciéndose, de ahí que fuera necesario actuar contra los autores de la violencia. Idénticas estrategias son necesarias ante el fenómeno de la prostitución.

Reforzar las políticas de igualdad de oportunidades y crear condiciones laborales que eviten que las mujeres sin recursos se vean abocadas a formar parte de la población prostituida constituye una acción política prioritaria.

De esto hablamos las abolicionistas, de implementar medidas que conduzcan a acabar, de una vez, con las prácticas masculinas de acceso por precio al cuerpo de las mujeres.

Rosario Carracedo Bullido es Abogada. Portavoz de la Plataforma Estatal de Organizaciones de Mujeres por la Abolición de la Prostitución[ 5]





[1] Aplicamos este término a los lobbys económicos que debidamente organizados y con ánimo de lucro promueven, facilitan y favorecen la captación de mujeres y niñas con fines de explotación sexual.
[2] En la edición del pasado 22 de octubre de 2004, el semanario Alba recontaba las ganancias de la prensa escrita por la publicación de anuncios de contactos señalando que El País recaudaba anualmente unos 5 millones de euros, seguido de cerca por el Mundo, ABC y La Razón.
[3] Responsable de la Oficina de Naciones Unidas para el control de la droga y prevención del crimen.
[4] Una animada calle de Bangkok, donde se concentran los clubes para turistas, anuncia sus diversiones como establecimientos de mamadas.
[5] La Plataforma Estatal de Organizaciones de Mujeres fue constituida inicialmente por las Asociaciones siguientes: Alecrín y Figa de Vigo; la Asociación Villa Teresita, la Comisión de Investigación de Malos Tratos a Mujeres, el Instituto para la Promoción de Servicios Sociales Especializados de Madrid; la Asociación Clara Campoamor de Bilbao; la Asociación de Mujeres de la Noche Buscando el Día de Alicante; la Asociación Aimur de Almería, la Asociación de Mujeres Separadas y Divorciadas, la Asociación de Asistencia a Mujeres Violadas de Cataluña; la Plataforma 8 de Marzo de Sevilla. Posteriormente a esta Plataforma han ido incorporándose otras organizaciones de mujeres.

http://www.larepublica.es/spip.php?article3409# forum7484 
23:56h. del Viernes, 29 de diciembre.





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