martes, 1 de marzo de 2016

¿El cliente siempre tiene razón?

Comparto esta exposición que presenté en las  “V Jornadas Nacionales Abolicionistas sobre  Prostitución y Trata de Mujeres y Niñas/os” realizadas en Santa Fé, Argentina, en junio del  año 2015



¿El cliente siempre tiene razón?
Alberto B Ilieff

Es más que un lugar común decir que “el cliente siempre tiene razón”, es la base del sistema capitalista y consumista porque es al cliente a quien está dirigida la producción, porque es él quien con su dinero sostiene toda la maquinaria.
Esto lo saben los empresarios, los publicistas, los candidatos político-partidarios cuando les dirigen todas sus seducciones, cuando les crean aquellas insatisfacciones que, les dicen, serán cubiertas con aquel producto, con aquel gobierno.

Cuando hablamos de prostitución decimos que es un sistema el que actúa, el prostituyente, conformado por distintos actores, por nombrar algunos: proxeneta, tratante, hotelero, taxista, persona en prostitución, consumidores.
Sin embargo, la mayoría de los estudios se han realizado especialmente sobre las mujeres en prostitución. Gracias a  ellos llegamos a tirar abajo los mitos que las rodean y a  comprender su situación de víctimas, otros estudios se abocan a su recuperación. La esfera penal se dedica y persigue la acción de los proxenetas y tratantes. Es en este punto donde se hace evidente un hueco en el relato, algo que es sustraído de la escena, se hace notoria la injusticia que se comete al silenciar a la figura más importante: el cliente-consumidor. Quizá porque sea un personaje de perfil muy bajo, porque no hace asociaciones o sindicatos llamativos, no se dedica a marchas ni a salir por televisión. Mientras que el mundo de la prostitución queda reducido a la oferta, aún desde la misma etimología de la palabra (lo colocado adelante, a la vista) es lo que aparece, lo que es expuesto, cargado de redundancias desde aquella llamativa luz roja, el aspecto de la demanda no aparece con igual claridad. Es probable que el cliente se retraiga por compensación a este muestrario vivo en una especie de timidez adolescente.

Son sujetos esforzados que hacen malabares para sacar tiempo al tiempo, para silenciosamente moverse en el mundo prostibulario evitando el rechazo de una sociedad: una novia, una esposa, unos hijos y quizá también nietos, que no comprenderían sus  profundas necesidades.
No tiene horario, es el taxista que detiene media hora su ronda para ir al “privado”, el oficinista que seguramente, a hurtadillas, se estuvo entonando en el trabajo con algo de pornografía y sale apurado en la hora del almuerzo para ir a un departamento cercano a su oficina, el obrero que al final de la jornada antes de volver a su casa toma el colectivo al burdel. En definitiva, personajes de todo color, sin distinción de edad o condición social.



Por estas características es, quizá, que no conocemos sus voces, que no nos hemos dedicado a escucharlos. Si bien últimamente aparecen algunos estudios no creo que muestren a la persona real, sin maquillaje, al cliente de la prostitución en su sinceridad sin máscaras. Personalmente he realizado muchas entrevistas a prostituidores en las que si bien se pueden rastrear distintos elementos, por el marco en que se desarrollaron, no aparecen sus dichos emitidos sin maquillaje. En estas breves palabras pretendo acercarlos, en esta Jornada presentar su voz para ir reparando, cerrando ese punto ciego en el sistema prostituyente en el que ellos están.

No les traigo las palabras que ellos dicen a los entrevistadores, a los estudiosos, ni siquiera a los psicólogos, sino aquellas que se dicen entre pares, entre los que comparten un mismo entusiasmo. Son las que aparecen en algunas páginas y blogs de internet en los que se encuentran y comentan. Impresiona leer sus comentarios en estos sitios web porque ahí se revela la camaradería, como los sujetos sin conocerse, pues hablan desde seudónimos, hacen fichas de las mujeres, describen los lugares y por último hablan de su experiencia sexual con el deseo de que esto oriente a otros varones. Contribución desinteresada a la comunidad masculina.
 
Ashton Kutcher
Presento extractos de sus dichos en lo que me parece más significativo para poder conocerlos en su profundidad con la esperanza que a través de sus propias palabras podamos comprender sus motivos y también porque son escondidos, tapados para que no sean vistos.

Aclaro: estos comentarios son fuertes en su expresión y pueden herir la sensibilidad de algunas personas, han sido únicamente recortados dada su extensión y para poder exponer varios, no he modificado ninguna de las palabras ni la redacción usada.

“Le digo que me gustaria follarla por detras y se pone a cuatro patas, y me lleva a su agujerito, mmmm, que placer, todo prieto, unos cuantos empujones y me corro.
Relajacion y vuelta a trabajo, esta vez con diferentes posturas, y por su vagina humeda, termina con un buen frances.
La verdad es que si quiero sexo anal e implicacion ya se ha donde ir, pero tambien soy de los que me gusta la variedad y no estar siempre visitando la misma persona.”


“…….La verdad es que es muy manejable, la puse en todas las posturas imaginables y me la folle desde todos los angulos. Finalmente me corri con una mamada que me vacio hasta la última gota. No ha estado mal.”

Me parece algo cara la relación calidad precio por lo que en un hipotetico ranking la pondría por detrás de Briguitte por ejemplo pero muy por delante de la docena de orcos que trabajan por Amara. Creo que es una chica que merece la pena probar, pero no estoy tan seguro sobre si vale la pena repetir.”

No hay cosa que más me joda en una Lumi, que te cobre 120€ y no te deje hacer lo que a tí te apetezca, ya que para eso pago

“No me he ido porque llevaba ya el calentón encima, pero ni de coña vale los 100 que cobra. Por 60 no sería mala opción del todo…. Mamada sin poco tiempo, polvo rápido y fuera. Le he pedido que me dé un masaje, para amortizar parte del dinero por lo menos”

Muy manejable y agradable de tocar. Tiene unas tetas de lo más suculentas. El frances sin goma
 
Sean Penn
“cobra 60 la media y 120 la hora, con estos precios espero un servicio excelente, pero no, parece que la chica se queria meter monja antes que puta, y se dedica a cobrar servicios y no hacerlos.
La tía una lerda, que ni picardia ni ostias que pone en el anuncio, ni besa, ni siquiera piquitos, te pone caras si le tocas, un frances de mierda... sosa, pero sosa,sosa, vamos lerda. No se implica en absoluto, autentica muñeca chochona, para meter y no mirar... pero es que la tía ni habla vamos.
Por mi parte, después de un rato de intentar hacer algo, me he mosqueado y largado de allí, no antes sin comentarle, que se dedicara a otra cosa, por que lo que es , por mi parte es el último idiota al que engaña, así que, aplicaros el cuento, y ponerla en vuestras listas negras.”

“aunque gemia se notaba que eran mas que forzados. las he visto mejores, pero no me quejo ya que me lo pasé bastante bien, era bastante warrilla, le metia el dedo en el culo y no me decia nada….
super manejable, culazo, cuerpazo. me quedo la duda de si me dejaria echarselo en la cara.”

“Estuve unos 50/55 minutos con ella, yo iba a lo que iba, a sodomizarla sin piedad, y es lo que hice. Al final la pobre gemia de dolor, pero aguantaba como una campeona.
La primera vez me corrí sobre sus labios y boca, y la segunda dentro de su culito en un maravilloso orgasmo.
En fin, salí contento de allí.”

(el subrayado es mío)


Podríamos hacer una análisis a partir de las palabras para acercarnos más a la comprensión del interior de estos sujetos, pero esto nos alejaría del objetivo que propongo que es mostrar a través de sus propios dichos, como la mujer es fragmentada en trozos de cuerpo sobre los que cae una mirada crítica, la persona no existe, nada que implique el reconocimiento de una subjetividad en esos cuerpos.

No es necesario interpretar nada, todo está ahí, es evidente la violencia, la misoginia que destruye a la mujer, le arrebata su interior y la rompe.



Desde la perspectiva de género sabemos que los varones somos los opresores y las niñas, niños, mujeres, trans son las oprimidas.
Desde el abusador de niños y niñas, el pederasta, hasta el putero, pasando por el violador, el golpeador, hasta el feminicida, hay un hilo conductor, esa línea que los une es la violencia. En todos estos casos el varón ejerce su sexualidad como herramienta ante alguien que por su edad, su condición o vulnerabilidad se halla en situación de sometimiento. No debemos olvidar que el patriarcado les ofrece la base cultural que justifica su accionar dominante y violento. En esto no hay Eros sino Tanatos, destrucción. Y no importa que lo digan como en los testimonios que arriba expuse, o hablen maravillas de las mujeres que son usadas o como los pederastas que califican su acto de “amor a los niños”, la acción en sí misma muestra su característica violenta, no es necesario ir más allá.
El ocultamiento del putero sirve también  para hacer desaparecer la relación de poder y sometimiento entre el poseedor del dinero-falo y la/el desposeído, la realidad de la economía capitalista en clara evidencia.
Hablamos del “cliente”, ahora con claridad señalémoslo y  llamémoslo prostituidor, pero no solamente a él sino todo el sistema prostituyente del que forma parte y, abriendo la mirada, también debemos incluir a esta  sociedad misógina que no solamente permite sino que publicita la violencia de género a tal punto que, bien estamos viendo, se permite llegar al asesinato, al feminicidio.
Los avisos prostituyentes de los diarios, los reportajes a personajes encargados de promover la prostitución, los espectáculos en que se cosifica a la mujer, son algunas muestras de la propaganda que se hace de la violencia de género.

La persona en prostitución desde un principio es quien es mostrada, colocada en su desnudez ante la vista pública, no es ella la que esta invisibilizada, por el contrario,  es el putero quien está realmente quitado de la escena, sacado del pensamiento y la visión, guardado y protegido,  y de este modo su papel de dueño no es conmovido.
Esto es así porque cuestionar al consumidor de prostitución también implica poner la mirada sobre  el lugar de quien tiene el poder-dinero y su peligroso privilegio de someter y abusar de quienes están en situación de inferioridad, lugar del capital en relación al trabajador, del poderoso en relación al vulnerado.
Cuestionar al prostituidor es también poner en la mira a toda la sociedad creadora de desigualdad y sus sistemas de sometimiento y humillación. Es decir que la violencia naturalizada, instituida, es parte integral de este sistema de relaciones, no es un fenómeno externo o consecuencia de otra cosa,  constituye la esencia misma del sistema de opresión y explotación que se hace mucho más claramente con aquellas que desde el patriarcado son estructuralmente vulneradas, las mujeres.
Esto nos trae a un eje que debe ser central en toda esta temática: la prostitución siempre es un hecho social, no individual.
La pregunta entonces debe dejar de ser  “¿por qué la mujer se prostituye?” para ser ¿por qué la sociedad genera la prostitución como institución? ¿cuáles son las condiciones de posibilidad para que exista y sea sostenida una violencia de este tipo?

Si decimos que la institución prostitución implica violencia, desigualdad, estrategias de poder  a través del lugar que se otorga al “cuerpo” y lo que se puede hacer con él dentro de este esquema, el dinero como piedra de toque y justificación, estamos hablando de algo que trasciende la mera individualidad y por lo tanto al propio “cuerpo” para mirar directamente al sistema prostituyente basado en el prostituidor y su dinero y por el a la sociedad toda.

Ante esto, ¿qué caminos tomar?
Reconozco el valor que el dictado de leyes tiene dentro del estado de derecho como señalador de conductas consideradas valiosas o disvaliosas para una sociedad en determinado momento histórico, por eso, penalizar al prostituidor es un avance importante que lo sacará definitivamente del anonimato para ponerlo en el centro de la acción, máxime en un sistema abolicionista en el que la persona en prostitución no es perseguida penalmente. Desde la experiencia sueca otros países se han sumado a la penalización: Noruega, Islandia, Corea del Sur, Canadá, Irlanda del Norte y hace muy poco tiempo Francia.

Obviamente esta será solamente una forma de indicación en la medida en que no se dirijan capacitaciones sobre esta temática a los poderes del Estado y especialmente al personal policial, o sea, haya una verdadera voluntad política para la aplicación de la ley. En Suecia fue necesario un importante trabajo de capacitación a funcionarios judiciales y policiales para lograr su efectiva aplicación.

También es cierto que el derecho penal va detrás de los hechos y no los soluciona, por eso me parece fundamental dedicar nuestros esfuerzos para lograr una verdadera educación sexual integral, basada en el género, como modo de abrir a las generaciones que nos suceden nuevas posibilidades de relación consigo mismo, con su propia sexualidad y con las/los otros y ayudar a las actuales a replantearse su postura desde una visión igualitaria.
 
Stop, zona de prostitución. Gustavo Vázquez King
El prostituidor fue educado para reproducir una sociedad desigual, para mantener el estado actual de división entre los que mandan y los que obedecen en función de un sistema clasista en que la jerarquía esta también basada en el uso de la violencia, aún la legal. La sexualidad también es usada para reproducir este mismo esquema de poder, la prostitución, el prostituidor, son los encargados de poner en caja, de reglar y hacer que se adapte a la norma general a una sexualidad que de otro modo estaría librada al deseo y a la propia satisfacción.

Debemos confiar que un cambio duradero procederá desde las bases, desde los niños y jóvenes, serán estos quienes, luego con su pensamiento y acciones nuevas modificarán la institución de la sociedad.

Educar en libertad, valores humanistas, en la igualdad, es poner las bases hacia un cambio duradero que llevará de por sí a la caída del sistema prostituyente.

Junio 2.015






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En este blog las representaciones son afiches, pinturas, dibujos, no se publican fotografías de las personas en prostitución para no revictimizarlas; salvo en los casos en que se trate de documentos históricos.

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