lunes, 27 de noviembre de 2017

Soltar las cadenas de la prostitución

Testimonio de prostitución

24 NOV 2017 -
TESTIMONIO

Soltar las cadenas de la prostitución

En el Día Internacional de la No Violencia Hacia la Mujer presentamos el relato de una mujer que logró salir del mundo de la prostitución y la explotación sexual. Un escenario que según ella es la suma de todas las violencias.
Natalia Herrera Durán - @Natal1aH




“Esta historia empieza como la de muchas otras. Llegué del campo a trabajar como empleada doméstica en una casa de familia en Bogotá. Tenía 12 años. A los 14 conocí a un hombre y por desespero me fui a vivir con él. Con él conocí el maltrato. Me golpeó decenas de veces, me humilló cuando traté de terminar la primaria y un día intentó ahorcarme. Así pasé años amargos, dando tumbos en comisarías de familia y en Medicina Legal, mostrando heridas y moretones.

Mientras buscaba ganarme la vida en una tienda, una clienta me ofreció trabajo atendiendo eventos como mesera. Yo accedí y así conocí la desolación. Durante un año fui secuestrada, violada y mutilada por hombres que pertenecían a un grupo armado. Me vendieron como una cosa y producto de esos abusos quedé en embarazo. Llegué al hospital sin saberlo, pensando que iba a morir de lo mal que me sentía. Tuve la ilusión de que al decir mi cédula saldría reportada como desaparecida. Nada, no apareció nada. Nadie me estaba buscando. Nadie puso un denuncio. No volví a hablar. Cuando salí del hospital casi me mata el desprecio de mi familia, la pobreza, la indolencia.

Con el tiempo y con la angustia de sacar adelante a mi familia, y luego entendí que por los abusos que había vivido, terminé atrapada en la prostitución. Allí me di cuenta de que era como estar secuestrada, pero esta vez frente a la Policía, la Fiscalía y otras instituciones. Un secuestro “normal” para un país que normaliza esta violencia como el “oficio más viejo del mundo”.

En ese camino de dolor conocí a personas que buscaron ayudarme. Personas que me dijeron y explicaron que eso de pelear por mi compañera que estaba endeudada por proxenetas para poder enviarle dinero a su familia era activismo, era defender derechos humanos. Que eso de que no saliéramos de las casas, ni para comprar algo de comer, no era normal. Tan lindas que nos veíamos, maquilladas y entaconadas, pero éramos presas. Algo que no es fácil de identificar. La mayoría contesta que están ahí porque quieren. La mayoría no sabe que es víctima de trata de personas o de inducción a la prostitución.

De hecho, antes de que yo entendiera que esto estaba sucediendo, llegué a creer que me estaban haciendo un favor. Ellos saben las debilidades que uno tiene, las utilizan, las manosean. Saben que uno no tuvo familia o la tuvo y no fue querido o cuidado, saben que debe dinero, que tiene hijos por quien responder. Se hacen amigos o esposos, lo que sea. Todo para asegurar las ganancias diarias de un cuerpo a su lado.

“Las internas”, por ejemplo, que en su mayoría son menores de edad, están confinadas en casas muy bonitas al norte de la ciudad. Son las niñas que no quedan registradas en las planillas de la Alcaldía. Son tratadas como mercancía. Los “clientes” son los tipos bien que no quieren que los vean en las zonas de tolerancia. Si se necesitan diez pocillos, diez pocillos traen de cualquier ciudad. Si se portan mal, las desaparecen. Aunque llegan de otros lados (la mayoría de las mujeres en situación de prostitución en Bogotá vienen de ciudades intermedias y pueblos), tienen, tenemos, historias en común: pobreza extrema, hemos sido abusadas por familiares de niñas, hemos tenido madres adolescentes, familias maltratadoras (si hemos tenido familia), y hemos vivido otras violencias y desprecios.

Conozco chicas que “trabajan” o viven en estratos altos, que han sido operadas, sofisticadas y endeudadas por la industria del sexo. Pero como sobreviviente y activista puedo decir que en este país no existe la “prostituta” o prepago estrato seis, feliz y libre de “ejercer”. Hay mujeres que otros han modelado al antojo de un prototipo, pero detrás de ese rostro o silueta perfecta y glamurosa hay poca educación, pobreza, una familia destrozada, hay violencia sexual durante la infancia. Cuando somos menores de edad, el Estado y la sociedad dicen: “¡Huy, Dios mío, las violaron!”. Pero cuando cumplen 18 años ya son "trabajadoras sexuales independientes" y el Estado dice no tener ninguna responsabilidad. Esas cadenas invisibles duelen.

El turismo extranjero, por ejemplo, está a la cacería de quienes no hayan estado en prostitución, niñas y mujeres campesinas o negras. Yo llegué a la prostitución, por ejemplo, porque respondía al prototipo de mujer campesina, indefensa, delgada, e ingenua. Pusieron precio por mí y una supuesta “amiga” me convenció diciéndome que si yo se lo daba gratis a un novio que me ponía los cachos por qué no iba a cobrar. Luego me enteré de que a ella le habían pagado más de un millón de pesos por venderme. A mí me dieron $300.000 y eso era muchísima plata para alguien que, como yo, ganaba $20.000 por trabajar 12 horas diarias. En el “oficio” algunas veces me obligaron a drogarme porque el cliente quería drogarse en compañía. La industria lo pide y hay que hacerlo, sin importar que sea una mujer que jamás haya oído hablar de eso.

Cuando era “prostituta” no sabía que habían cometido tantos delitos conmigo. Hoy, que ya lo sé, que trato de ser y sentirme sobreviviente me duelen aún más, como me duele la indiferencia de los funcionarios, que juzgan y te culpan de lo que has padecido. Quizás, porque conozco el discurso institucional, la famosa “ruta de atención”, el “protocolo de trata”, todo lo que difícilmente se aplica o llega a las mujeres violentadas. “¿Por qué no olvidas o te callas?”, me dicen. Pero no puedo. Yo no hablo de estas cosas simplemente porque fue un discurso chévere que escuché y me gustó. No. Yo lo he vivido. Lo he visto malvivir de cerquita y espero seguir aportando para que esto cambie”.

*Este relato es de una sobreviviente de trata y explotación sexual que salió del país por amenazas a su vida.

Fuente

https://colombia2020.elespectador.com/pais/soltar-las-cadenas-de-la-prostitucion

Nota: las negritas e imágenes están en el original






sábado, 25 de noviembre de 2017

La RedTraSex, el proxenetismo y las ambigüedades del lenguaje

De cómo se oculta un elefante tras una flor… La RedTraSex, el proxenetismo y las ambigüedades del lenguaje
POR · 11/11/2017

Como la sociedad tiene la “sospecha” de que la prostitución no es un trabajo socialmente aceptable, porque atenta contra la lucha de las mujeres por su liberación, a ese personaje, al capitalista, se lo denomina, como corresponde, de modo despectivo: proxeneta, cafisho, fiolo, etc. La RedTraSex y AMMAR llaman trabajo autónomo a la explotación sexual de las mujeres.

Rosana López Rodriguez
Trece Rosas

AMMAR juega constantemente con el secretismo y la ambigüedad del lenguaje al solo efecto de que no se sepa públicamente lo que realmente quiere. “No somos del Estado”, “ni regulacionismo ni abolicionismo”, “respeto a los derechos laborales”, etc., etc. En privado, las “compañeras” no se privan, sin embargo, de decir lo que piensan y de negociar, a espaldas de la sociedad, con los diferentes bloques de diputados y senadores para imponer por ley la regulación del trabajo sexual, proxeneta incluido. Se dicen ajenas al “regulacionismo”, pero reivindican los modelos “uruguayo” y “neocelandés”.1 Su “nuevo” proyecto es mantenido oculto y solo se ofrece a cuentagotas a público seleccionado, es decir, afín. Esa es la estrategia: que nadie sepa de dónde viene el ataque hasta que reciba el golpe en la mandíbula.



Esta estrategia es la recomendada, como vimos, por las agencias internacionales proxenetas. No obstante, tarde o temprano tienen que decir la verdad. Obviamente, otra vez, camuflada en las ambigüedades del lenguaje. La palma, en este sentido, se la lleva un cuadro sinóptico muy ilustrativo que puede encontrarse en la página de la RedTraSex, que queriendo ocultar la realidad, termina mostrándola. En efecto, el nudo de la estrategia de la ambigüedad, creada para no enfrentar de golpe una oposición compacta sino para irla fragmentado y dividiendo, es la expresión “trabajo autónomo”.



Ambas palabritas están orladas por el prestigio de dos tradiciones políticas diferentes, el socialismo y el liberalismo. Por la primera, se perturba al público de izquierda: “¿cómo vas a estar en contra de las trabajadoras?” Por la segunda, atrae el apoyo inmediato de la burguesía liberal: “cada uno tiene derecho a hacer lo que quiere”. De ese cóctel ideológico explosivo, dejamos para el futuro el análisis de la prostitución como “trabajo” y nos concentraremos aquí en la cuestión de la “autonomía”, sin profundizar demasiado en todas las consecuencias filosóficas y las contradicciones que acarrea, para el feminismo y para cualquier política de liberación humana, un uso liviano de un concepto como ése.

El Diccionario de la Real Academia Española define “autonomía” de una manera, no podría ser otra, que da lugar a lecturas divergentes. Enumerando una serie de usos concretos, en la segunda acepción de la palabra, el DRAE la define como “Condición de quien, para ciertas cosas, no  depende de nadie”. Pero cuando habla, más abajo de “autonomía de la voluntad”, señala: “Capacidad de los sujetos de derecho para establecer reglas de conducta para sí mismos y en sus relaciones con los demás dentro de los límites que la ley señala”. Veamos cómo define “autónomo” el “trabajo” de las prostitutas la RedTraSex, es decir, AMMAR:

El trabajo sexual “autónomo” está definido como aquel que afecta a quien está en condiciones de elegir, porque no es menor de edad, ha hecho uso de esa posibilidad, porque no ejerce la prostitución contra su voluntad y no se encuentra en un espacio de trabajo insalubre, no le retienen un porcentaje elevado de sus ingresos ni se la obliga a trabajar demasiadas horas. Nótese que las especificaciones son lo suficientemente vagas como para que cualquier definición de “explotación laboral” sea discutible: ¿qué es “un porcentaje alto de sus ingresos” y a partir de qué patrón de medida se establece?; ¿cuántas son “demasiadas horas”?; ¿qué sería, exactamente “insalubre”? Pero este no es el fondo del problema.

Esta maniobra gira toda en torno de la “autonomía” como ejercicio de la “voluntad”, no como la de quien “para ciertas cosas, no depende de nadie”. En esta última expresión es que se basa la normativa legal sobre “trabajo autónomo”. El “autónomo” es el que no trabaja bajo patrón. En la definición de la RedTraSex, “autónoma” es la prostituta que trabaja para un patrón “bueno”.



En efecto, esta maniobra ha transformado la categoría “explotación”, que es una categoría técnica de la economía, que explica el funcionamiento del proceso de producción capitalista, en una categoría moral burguesa. En lugar de decir “trabajo producido en relaciones capitalistas, es decir, que consiste en la apropiación de plusvalía, valor enajenado al productor directo como consecuencia de la relación de dependencia de este último a raíz de la carencia de medios de producción y de vida”, la RedTraSex define la explotación a la manera burguesa, como simple “abuso”. Con esta maniobra, la central proxeneta ha hecho desaparecer al capitalista, dividiéndolo en dos personificaciones distintas: el que somete a sus prostitutas a un trabajo insalubre, largas jornadas y por poca plata, desde ahora “el malo”, y el que hace lo contrario, es decir, “el bueno”.

No hay capitalistas buenos y malos. Hay capitalistas. En el mundo de la prostitución, el trabajo asalariado, subordinado, en buenas o malas condiciones, supone la presencia de un patrón, un capitalista. Como la sociedad tiene la “sospecha” de que la prostitución no es un trabajo socialmente aceptable, porque atenta contra la lucha de las mujeres por su liberación, a ese personaje, al capitalista, se lo denomina, como corresponde, de modo despectivo: proxeneta, cafisho, fiolo, etc. La RedTraSex y AMMAR llaman trabajo autónomo a la explotación sexual de las mujeres.

Es cierto que las normas legales se han estirado para hacer aparecer como autónomo a personal “en relación de dependencia”, por la vía de la ficción del “contrato”. El “contratado” es obligado a “renovar” su precaria situación año a año, forma en la que su patrón se saca de encima todas las obligaciones que devienen de tener personal asalariado. Con el asunto de la “autonomía de la voluntad”, la RedTraSex, no solo defiende al proxeneta “bueno”, sino que va a hacerle más fácil todavía la vida al “malo”, escondiéndolo detrás de los “terceros involucrados”. El proyecto de AMMAR defiende a todos aquellos involucrados en el hecho de la prostitución como “terceras” partes que no están ligadas al acto en sí: la que recibe las llamadas, la que limpia y lava las sábanas, el dueño del hotel alojamiento, etc. Obviamente, un prostíbulo entero manejado “a contrato”, con mujeres “sujetos de derecho” que optan “voluntariamente” por prostituirse y que simplemente “alquilan” cuartos o comparten “telefonista”, ni siquiera entra dentro de la definición de trabajo autónomo “bueno”, porque, al no tener patrón, ellas eligen, finalmente, si quieren o no las condiciones en las que libremente entraron. Más perverso, imposible. Finalmente, era cierto: se puede esconder un elefante tras una flor.

NOTAS

1LatFem: “Ni regulacionismo ni abolicionismo: reconocimiento de derechos laborales”, 1º de noviembre de 2017, en latfem.org.

Fuente

http://razonyrevolucion.org/de-como-se-oculta-un-elefante-tras-una-flor-la-redtrasex-el-proxenetismo-y-las-ambiguedades-del-lenguaje/


Pornografía: la propaganda del patriarcado

PORNOGRAFÍA: LA PROPAGANDA DEL PATRIARCADO
3/29/2017
Por MICKEY Z.

​Texto original: http://worldnewstrust.com/pornography-the-propaganda-of-patriarchy-mickey-z
Traducción: Olga Baselga



“Radical significa simplemente 'agarrar las cosas desde la raíz'”. (Angela Davis)

Cada rama del activismo parece convencida de que “su” cuestión es la más urgente de todas, pero ninguno –con alguna excepción– de estos activistas parece dispuesto o preparado para comprender la raíz de todos los problemas de la justicia social.

Desde la cultura corporativa hasta la cultura de la violación, pasando por la violencia doméstica y la ambiental, podemos encontrarnos con que todos los sistemas de opresión y explotación derivan de la Supremacía Masculina.

Llámenlo patriarcado, misoginia, sexismo, privilegio masculino, o pónganle cualquier otro nombre: en todos los casos se trata de violencia machista, omnipresente e implacable violencia masculina a micro- y macro-escala.

[Video: https://youtu.be/3exzMPT4nGI]



Las cifras son tan impactantes como reales. La violencia, que crece casi sin control desde los cimientos de la supremacía masculina, ha extendido sus tentáculos igual que la supremacía blanca y la de clase, y ahora nos lleva al borde del desastre.

Pero antes de que me inunden con Male Tears™, antes de que los gritos de “no todos los hombres” retumben de punta a punta de los mares, me gustaría presentar el eje central de este artículo: la pornografía. Es la nueva Educación Sexual y es donde el patriarcado nos alcanza más insidiosa y eficazmente.

Permítanme decirlo claro: este artículo no versa sobre las trabajadoras sexuales, la pornografía “ética” o el feminismo liberal. Este artículo se centra en que la supremacía masculina es la piedra angular de la cultura dominante y, por tanto, la fuente primaria de toda violencia y opresión. Se centra en las palabras de Sheila Jeffreys: “La pornografía educa al público masculino”.

“La pornografía es una maestra poderosa, tanto en materia de creencias como de conductas, y de hecho proporciona las condiciones ideales para el aprendizaje”, explica la Dra. Mary Anne Layden, Directora del Programa de Trauma Sexual y Psicopatología del Centro de Terapia Cognitiva. “Puede enseñar no sólo comportamientos sexuales específicos, sino actitudes generales hacia las mujeres y los niños, cómo son las relaciones y la naturaleza de la sexualidad”.

Layden continúa: “Aprendemos mejor cuando estamos excitad@s. Si algo activa nuestro sistema nervioso simpático, estamos mejor preparad@s para recordar la información recibida en ese momento. La excitación puede proceder de la emoción, la alegría, el miedo, el asco o la tensión sexual. Tendemos a recordar cualquier experiencia que tengamos en esos estados de excitación. Y el aprendizaje es mejor si se refuerza. El comportamiento recompensado es probable que se repita, mientras que si se castiga es menos probable que se repita. La excitación sexual y el orgasmo son experiencias muy gratificantes”.

Si se preguntan cómo podrían manifestarse estas “recompensas”, tenga en cuenta este estudio, donde se demuestra que la pornografía parece “inducir a sus espectadores a trivializar la violación”.

Permítame también decirlo claramente: no estoy aquí para descubrir la pólvora o hacer mansplaining. Para contextualizar más a fondo, lean a aquellos que han estudiado este problema pinchando en los múltiples hipervínculos de este artículo.



Y ya que están en ello, por favor, consideren también lo que dijeron feministas como:

·         Andrea Dworkin: “Cualquier violación del cuerpo de una mujer puede convertirse en sexo para los hombres; ésa es la verdad esencial de la pornografía”.

·         Sheila Jeffreys: “La pornografía como propaganda, según el análisis feminista, representa a las mujeres como objetos que adoran sufrir abusos, y enseña a los hombres cómo han de llevar a cabo la degradación y el abuso sobre las mujeres”.

·         Gail Dines: “La industria del porno ha secuestrado la sexualidad de toda una cultura y está echando a perder a toda una generación de niños. Y si destrozas a una generación de chicos, destrozarás a una generación de chicas”.

Tal vez la única posibilidad que tengamos de atajar ese daño y generar el cambio social drástico que necesitamos sea reconocer y abordar la fuente: La Supremacía Masculina. Un paso trascendental en esa dirección sería abordar una de sus ramas más maliciosas: la pornografía.

¿Qué podemos hacer cada un@ de nosotr@s, además de cambios a nivel personal? Como Gail Dines explica en el siguiente video, la respuesta puede estar en lo que podríamos llamar contra-reclutamiento, es decir, educación anti-porno, enfocándola como cuestión de salud pública.

[Video: https://youtu.be/_YpHNImNsx8]

Una vez más, les ruego que por favor se tomen el tiempo de abrir los enlaces incluidos en este artículo (más arriba y más abajo) antes de sacar conclusiones.

Otros recursos (http://gaildines.com/resources/)

Más recursos (http://stoppornculture.org/resources-2/organizations/)

Documentales relacionados (http://www.antipornography.org/documentaries.html)

Denunciar la pornografía infantil (https://report.cybertip.org/index.htm)


Mickey Z. es autor de 12 libros, el más reciente: Occupy this Book: Mickey Z. on Activism. Hasta que cambien las leyes o se quede sin fuerzas, se le puede encontrar en la Web aquí y aquí. Cualquier persona que desee apoyar su labor activista puede hacer una donación aquí.


 Texto original: “Pornography: The Propaganda of Patriarchy” by Mickey Z.

Fuente
 http://traductorasparaaboliciondelaprostitucion.weebly.com/





lunes, 20 de noviembre de 2017

Cómo la pornografía está deformando a una generación de hombres

Cómo la pornografía está deformando a una generación de hombres
5/5/2017

Texto original: http://nypost.com/2010/07/11/how-porn-is-warping-a-generation-of-men/
Traducido por Desobediencia y Felicidad


Hoy la pornografía no es la de la Playboy de tu papá. Si tecleas porno en Google no vas a ver nada parecido a los viejos posters, sino que vas a ser catapultado a un mundo de crueldad sexual y de brutalidad donde las mujeres son sujeto de castigos corporales sexuales y son llamadas por nombres humillantes. No sorprende cuán poco las mujeres realmente saben sobre el porno hoy, ya que la mayoría de las mujeres evitan entrar a esos sitios. No es lo mismo para los hombres que he conocido, en especial aquellos que están en edad universitaria e incluso chicos de secundaria. Han crecido con el porno y, para ellos, esta ha sido la principal forma de educación sexual.

Gail Dines

En el porno, el sexo no trata sobre hacer el amor. Los sentimientos y emociones que normalmente asociamos con ese acto – conexión, empatía, ternura, cuidado, afecto- están ausentes, y en su lugar están aquellos que normalmente asociamos al odio – miedo, asco, enojo, repugnancia y desprecio. En el porno, el hombre “hace el odio” a la mujer, como si cada acto sexual tuviera el propósito de entregar la mayor cantidad de degradación. Así sea asfixiándola o teniendo una relación sexual violenta, el objetivo del sexo porno es demostrar cuánto poder él tiene sobre ella. Y aun así, las mujeres son retratadas como si estuvieran disfrutando de las escenas. Imágenes como estas son ahora lugar común por todo internet y están moldeando la manera en que los hombres piensan sobre el sexo, las relaciones y la intimidad.


El tamaño de la industria hoy es impactante. Aunque los números fiables sean difíciles de encontrar, se ha estimado que la industria global ha alcanzado un total de u$s 96 billones en el 2006, con un mercado estadounidense de aproximadamente u$s 13 billones. Cada año, más de 13000 películas son estrenadas, y aun cuando tengan un presupuesto modesto, las ganancias de la pornografía rivalizan con la totalidad de los mayores estudios de cine de Hollywood.


Según Internet Filter Reviews, hay 420 millones de páginas porno en internet, 4,2 millones de páginas web, y 68 millones de solicitudes de búsqueda de pornografía a diario. Un estudio reciente de Optenet, una firma de seguridad online, mostró que aproximadamente un 37% de las páginas online tienen contenido pornográfico. Mientras tanto, el número de sitios porno se incrementó un 17% desde el año pasado.


Sin duda, el factor clave que lleva al crecimiento del mercado del porno ha sido el desarrollo de tecnologías que permiten a los usuarios comprar y consumir porno en privado, sin avergonzados viajes a locales sórdidos o videoclubes. Estas tecnologías también permiten que puedan ser visualizadas en cualquier lugar, en cualquier momento, incluso se espera que el mercado global de celulares para porno alcance los u$s 3, 5 billones este año, según Juniper Research radicada en Gran Bretaña.


Este es un negocio con un considerable impacto político, con capacidad de presionar políticos, caros litigios legales, y el uso de relaciones públicas para influir el debate público. Como la industria tabacalera, esto no es sólo un tema del consumo personal; sino que el negocio está siendo cada vez más capaz de desplegar una sofisticada y bien provista maquinaria de marketing, no sólo para incrementar sus beneficios sino para promover la imagen de la industria con una luz positiva. Es más, uno de los mitos clave que la industria promueve es que el porno es diversión que no le hace mal a nadie: que es todo sobre la fantasía y el juego, y que no deberíamos tomarlo demasiado en serio.




Mis entrevistas con hombres en edad universitaria cuentan una historia bien diferente. Cuando hablo con los hombres acerca de sus experiencias con el porno, queda claro que no todos se ven afectados de la misma manera, pero sí que les afecta a todos. Recuerden, esta es la generación que creció con porno por internet, y algunos estudios muestran que la primera visualización del porno es a los 11 años. A diferencia de las previas generaciones, estos chicos y hombres tienen un suministro de pornografía explícita 24 horas al día.


Muchos de los hombres con los que hablé creen que el porno es lo que las mujeres quieren, y se molestan y enojan cuando su pareja sexual, tal vez su esposa, su novia o el ligue de una noche, se niega a verse o comportarse como sus estrellas favoritas del porno. Las mujeres suelen negarse a realizar los actos sexuales que los hombres han disfrutado de mirar de forma rutinaria, y en comparación con los gritos orgásmicos y la gimnasia sexual del sexo porno, el sexo con mujeres reales les empieza a parecer aburrido y poco estimulante.


Un estudiante me dijo que “me encanta el porno y ensayo el sexo en mi novia, pero no está interesada. Dejé a la última chica con la que estaba porque quería dejar el sexo convencional. Eso no es para mí. Si las mujeres no quieren probar cosas diferentes, entonces no estoy interesado.


Estos hombres se acostumbraron tanto al sexo porno que algunos se decepcionan por su propia performance sexual. Cuando se comparan a sí mismo con actores fortalecidos por el Viagra, los tipos con los que hablé suelen admitir que se siente como fracasados sexuales y se preocupan de que algo vaya mal con ellos. Adam creció mirando el porno de su padre y sintió que “el porno me enseñó todo lo que sé sobre sexo. Mis padres nunca mencionaron la palabra sexo en casa, y la educación sexual en la escuela fue… un chiste. Tuve esta imagen de cuán genial el sexo podría ser, con los dos haciéndolo por horas. Entonces fue como un shock la manera en que resultó ser la cosa real…”


Lo que más problemático para muchos de estos hombres es que la mayoría necesitan ponerse las imágenes porno en la cabeza para poder satisfacerse sexualmente con sus parejas. Reproducen escenas porno en sus mentes, o piensan en tener sexo con su estrella de porno favorita cuando están con sus parejas. Dan estaba preocupado por su performance sexual con las mujeres. Me contó que “no me enfoco en la mujer sino en la última escena que miré”. Le pregunté si pensó que el porno le había afectado de alguna manera su sexualidad. Me dijo, “no lo sé. Empecé a mirar porno antes de tener sexo, entonces el porno es bastante de lo que yo aprendí sobre sexo. Puede ser un problema el pensar en el porno tanto como lo hago yo, especialmente cuando estoy con mi novia. Significa que en realidad no estoy realmente presente con ella. Mi cabeza está en alguna otra parte”.


El porno se volvió tan violento y degradante que ignoramos que estamos en peligro. Ahora estamos criando una generación de chicos en un porno violento y cruel y dado que las imágenes dan forma a la manera en que las personas piensan y se comportan, esto va a tener un efecto profundo en su sexualidad y en la cultura como un todo. El uso del porno es uno de las cuestiones más graves para la salud pública actual y precisamos que pararlo de raíz ahora antes de que traigamos al mundo una nueva generación de chicos con imágenes aún más duras.


Lamentablemente, no hay respuestas fáciles. Los padres y madres enfrentan un desafío técnico abrumador para evitar que sus chicos accedan al porno. Con educación y mayor concienciación, sólo podemos desear que la sociedad eventualmente se rebele, y que se haga socialmente inaceptable que haya un acceso tan fácil al porno, que los hombres gasten tanto tiempo mirándolo y, que nuestras ideas sobre la sexualidad se deformen tanto.


Gail Dines es autora de “Pornolandia: cómo el porno ha secuestrado nuestra sexualidad” (Beacon Press), publicado esta semana. (julio 2010)


http://traductorasparaaboliciondelaprostitucion.weebly.com/



Aún piensas que la prostitución es empoderadora tras escuchar a los «clientes»-prostituidores?

Aún piensas que la prostitución es empoderadora tras escuchar a los «clientes»-prostituidores?
9/19/2017
Por Julie Bindel  ​Publicado originalmente el 12 de agosto de 2017


Traducción del inglés: María Victoria Cincunegui ; Colaboracion: Atenea Acevedo
Original en inglés: http://www.independent.co.uk/voices/sex-work-punters-what-do-they-think-prostitution-exploitation-rape-danger-a7889511.html

 
Julie Bindel
Conocí a un putero que me dijo que la prostitución «evita violaciones» y, como consecuencia, si molestas feministas impidieran que los hombres 'consumieran prostitutas', se verían forzados a violar a «mujeres de verdad».


Cuando comencé a militar contra la violencia de género 35 años atrás, los agresores eran invisibles. Escuchábamos hablar casi siempre acerca de las víctimas, y el agresor era el hombre invisible. Lo mismo pasaba con las violaciones y con el abuso sexual infantil. En general, se ponía el foco en las mujeres sobrevivientes de tales atrocidades para que relataran su «recuperación» o cómo habían ayudado a otras mujeres a atravesar su calvario, mientras que la desnudez del rey resultaba visible tan solo para unas pocas personas. Por tal motivo, decidí que uno de los capítulos de mi próximo libro sobre el comercio global de sexo versaría sobre los «clientes»-prostituidores: este signo de interrogación, una nube de humo, un rostro pixelado, un hombre que rara vez tiene nombre.

Durante las conversaciones que mantuve para el libro con 50 sobrevivientes de comercio sexual, escuché mucho acerca de los prostituidores. Nada de lo cual es agradable, a menos que contemplemos los comentarios extraños del estilo «al menos se duchó» o «esa vez no me violó, así que sentí alivio».

Mi amiga Emma Humphreys, fallecida en 1998, fue quien primero me abrió los ojos respecto del abuso en el seno del encuentro entre el prostituidor y su prostituida. "¿Por qué lo hace?", me preguntó. "Su verga no se le caerá y él es quien elige hacerlo, no la mujer. Ella simplemente está desesperada o drogada o siente terror de su proxeneta".

Emma relata aquello que toda mujer inmersa en la prostitución sabe por demás. El prostituidor tiene casi todas las opciones, y la mujer, casi ninguna. Ellos pagan por sexo porque, sin el dinero de por medio, la mujer no prestaría su consentimiento. ¿De qué otra forma denominamos al sexo sin consentimiento?

He entrevistado a compradores de sexo desde 1999, año en el cual, junto a sobrevivientes del comercio sexual y otras activistas feministas, creamos un programa de reeducación para hombres que pagan por sexo en West Yorkshire. En el año 2009, yo era investigadora en el marco de un gran estudio realizado en seis países con hombres que pagan por sexo. Fui parte del equipo que entrevistó a 103 «clientes»-prostituidores en Londres. Más del 50% de los hombres, que fueron entrevistados exhaustivamente y cara a cara, admitieron que sabían que las mujeres por las que pagaban eran víctimas de trata, estaban siendo explotadas sexualmente o su libertad era coartada de alguna otra manera. No hubo ni uno de ellos que decidiera no tener sexo con la mujer prostituida al enterarse de esto.

Los hombres –en su mayoría, ingleses blancos– hablaron de cómo decidían con qué mujer tener sexo, lo cual solía basarse en cómo percibían la etnia o docilidad de la mujer. «Hice una lista mental. Me dije a mí mismo que estaría con diferentes razas, por ejemplo: japonesas, indias, chinas… Una vez que ya estuve con ellas, las tildo en mi lista. Es como una lista del supermercado», un putero me dijo. «Elegir y comprar tienen algo que ver con la dominación y el control», dijo otro.



Las mujeres no son nada más que una «escupidera para el semen de los hombres», como me dijo una mujer prostituida. Esto efectivamente se corresponde con los dichos de los hombres. «Una prostituta es como la descarga de una olla a presión», expresó uno. «Pagas por el servicio, casi como cuando vas a los servicios de la vía pública a orinar o defecar», comentó otro de los encantos.

En mi libro exploro cómo y por qué la sociedad en su conjunto compra y a la vez perpetúa la mitología alrededor de por qué los hombres pagan por sexo. Incluso entre hombres de izquierda, que arguyen ser profeministas, existe la idea de que el sexo masculino tiene la «necesidad» de una «descarga». Owen Jones, por ejemplo, al escribir acerca de un caso en el que tres jueces fueron despedidos por mirar pornografía mientras se suponía que estuvieran deliberando en los tribunales, reflexionó: «Nada de ello fue ilegal; sin embargo, se los avergonzó públicamente y fueron despedidos… Quién sabe, quizás, en su defecto, un juez tenso en busca de un leve y rápido alivio se concentraría mejor».

La idea de que mirar pornografía –sinónimo de prostitución filmada y fotografiada– libera tensiones es un justificativo clásico entre los prostituyentes, tal como ilustra el comentario anterior. En uno de los viajes de investigación que hice para mi libro a Holanda, país en donde el comercio sexual fue legalizado en el año 2000, conocí a un putero que me dijo que la prostitución «evita violaciones» y, como contrapartida, si molestas feministas impidieran que los hombres 'consumieran prostitutas', se verían forzados a violar a «mujeres de verdad». Este es uno de los más perniciosos de todos los mitos acerca de la prostitución. En primer lugar, que nos digan que los hombres están programados para violar si no tienen sexo es una aberración y debería ser aborrecida por todas las personas  feministas. Es una de las visiones más pesimistas y equivocadas que he escuchado acerca de la sexualidad masculina. Aunque igual de peligrosa es la visión de que algunas mujeres deben ponerse a disposición de los hombres para ser violadas, así «otras» mujeres pueden permanecer a salvo del ultraje.

Pagar por sexo no es una necesidad y tampoco es un derecho humano. Sin embargo, sí constituye un derecho para las mujeres y niñas el crecer en un mundo en que la prostitución sea una reliquia del pasado.

El libro sobre el comercio global de sexo de Julie Bindel será publicado por Palgrave McMillan el 27 de setiembre de 2017

Fuente:

http://traductorasparaaboliciondelaprostitucion.weebly.com/




martes, 17 de octubre de 2017

El marxismo pro-prostitución es revisionista y un disparate misógino.

El marxismo pro-prostitución es revisionista y un disparate misógino.
3/28/2017

Texto original: https://medium.com/@JonahMix/pro-prostitution-marxism-is-revisionist-woman-hating-nonsense-2bdd45633f75#.mu576fvzd


Un fantasma recorre Twitter: el fantasma del liberal con avatar de hoz y martillo.




Comunismo: Quizá lo entiendas como eso que los simpatizantes de Bernie Sanders  te dicen que no son. O si tienes suerte, lo entiendes como la ideología que aboga por el derrocamiento de la burguesía y el establecimiento de una sociedad dirigida por la clase obrera en la cual la producción se basa en términos de necesidad humana.

Como probablemente no lo conozcas es como una ideología que defiende el trabajo asalariado, la explotación y la mercantilización. Sin embargo, lamentablemente se ha vuelto común para los comunistas tanto dentro como fuera de la red hacer exactamente esto al apoyar la prostitución.

Sí, hombres que reivindican ser guerreros contra la dominación de una clase sobre otra celebran una industria en la cual una clase… bueno, domina a otra. Andrea Dworkin estaba en lo cierto como siempre cuando dijo, “sólo cuando el cuerpo de las mujeres se vende con fines lucrativos, los izquierdistas abogan por el libre mercado.”

Antes de comentar porqué este nuevo amor por el capitalismo sexual es un absurdo despreciable, déjenme decirles: No espero que todos los que lean esto sean comunistas. No me considero un comunista ortodoxo, aunque tengo una fuerte admiración y apoyo por los movimientos revolucionarios que surgieron en el siglo pasado. Sí espero que la mayoría de la gente que lea esto tenga una noción básica de historia, lógica y ética, pues es todo lo que necesita para darse cuenta de lo estúpida que es esta idea del marxismo pro-prostitución.  

Empecemos con historia. No se puede negar que los principales gobiernos comunistas vieron la prostitución como un sistema contrarevolucionario. Uno de los primeros actos de Castro en el poder fue deportar o arrestar a los proxenetas extranjeros y los puteros que abusaron de las cubanas pobres en la Habana. Mao estableció la reeducación y la capacitación para el trabajo de ex prostituidas y prohibió el proxenetismo.

Enver Hoxha, uno de los grandes defensores de la igualdad de las mujeres en la historia comunista, se esforzó mucho por abolir la prostitución en el ejército albanés, incluso poniendo en riesgo su propio poder.  Caramba, el mismo Marx afirmó varias veces que la prostitución era la expresión de la opresión del trabajador por el capitalismo y Lenin lo vio de la misma manera como anticomunista.

Eso sí, esto por sí solo no prueba nada. El marxismo es una ciencia inmortal, constantemente sujeta a replanteo y reformulación (que no revisión). Aun siendo absolutamente posible que tanto Marx, Mao, Hoxha, Castro como Lenin estuvieran equivocados acerca de la prostitución. Incluso considerando que esos hombres hubieran sido varias veces responsables de algunas atrocidades, pregunto: ¿Por qué los varones marxistas pueden examinar las decisiones tomadas por líderes comunistas y llegar a ver su apoyo a la liberación de las mujeres como la única posición que vale la pena criticar?

He encontrado hombres que defienden fervientemente el Gran Terror de Stalin pero condenan a Mao por su “putofobia”. Hombres que no pueden cuestionar una palabra de Pol Pot pero se apresuran a despreciar a Castro por su “negatividad sexual”. No tiene por qué creer en  las historias de horror de la propaganda occidental para ver  aquí una crisis de prioridades. Pero si hay algo aún más descaradamente anti-comunista que el revisionismo histórico de este marxismo pro-prostitución, es su tergiversación de la teoría marxista para justificar la venta del cuerpo de las mujeres.

Aquellos con los que he hablado – tanto fuera como dentro de la red- no tardan en soltar las mismas (y falsas) consignas liberales: El Modelo Nórdico no funciona, la legalización reduce la trata, las mujeres prostituidas pueden sindicalizarse, etc. Quizás lancen algunos términos de moda como “autonomía” o “consentimiento”, como si el marxismo permitiera que estas ideas fueran coherentes dentro del capitalismo, imperialismo y colonialismo.

Un nuevo giro repentino de los comunistas pro-prostitución es la afirmación de que la despenalización de la prostitución significa que “las trabajadoras sexuales se apoderan de los medios de producción”. ¡Cierto! El sueño de Marx de una sociedad justa  dirigida por trabajadores es el de una mujer pobre anunciando sus servicios  a tipos blancos de clase media en Backpage. ¡La revolución ya está aquí!    

La misoginia en una reivindicación como la suya es casi difícil de entender. Afirmar que la prostitución de cualquier tipo es apoderarse de los medios de producción implica que manos, boca y genitales de una mujer sean de por sí los medios de producción susceptibles de ser expropiados. Quite la jerga comunista y obtendrá esto: El cuerpo de la mujer es una máquina para producir sexo. Los hombres emplean esa máquina colocando dinero o recursos en ella. El sexo que resulta es un producto para ser consumido.

Dígame, ¿cuál es la diferencia entre esta visión supuestamente marxista y progresista y la de los activistas por los derechos masculinos? La visión de cualquier ser humano como medio de producción es fundamentalmente anti-comunista. En todo caso, es la síntesis de una lógica capitalista que pretende tratar a los seres humanos como recursos.

El hecho de que los así llamados marxistas se alineen con posturas conservadoras anti-feministas que ven el sexo como un recurso producido por el cuerpo de las mujeres para el consumo masculino, habla del estado deplorable en el que se encuentra el auténtico socialismo revolucionario.

En la práctica, estos llamados comunistas (que son realmente capitalistas sexuales) no están seguros de cómo funcionaría la prostitución en una sociedad comunista. Y deberían no estarlo, porque cualquier respuesta sincera es horripilante.

Un vistazo rápido de antecedentes: las naciones socialistas tienen economías de planificación centralizada estructuradas para atender las necesidades de la gente. Si bien la idea de que los trabajos están repartidos mecánicamente por una oficina sombría sin interés ni pasión es un mito, todos los países que siguen la estructura marxista-leninista controlan la estructura y la función del mercado de trabajo. Las escuelas se diseñan a menudo para clasificar a los estudiantes a una edad temprana en base a sus diferentes habilidades y los cupos para estudiantes de ingeniería, medicina, carpintería, arquitectura y otros son determinados a nivel nacional por los comités de planificación.

No hay nada malo en esto, por supuesto, pero ¿qué significa eso para la existencia de la prostitución en estas sociedades? ¿Apoyan estos marxistas pro-prostitución un comité de planificación que decide el número de “trabajadoras sexuales” a la par que el número de trabajadores agrícolas o de la construcción? ¿Cómo calcularía el estado cuántas mujeres necesitan estar disponibles para que los trabajadores follaran? ¿Las escuelas empezarían a dirigir a las niñas hacia la prostitución desde bien temprano si no mostraran aptitud para otras ocupaciones?


Si hubiera escasez de mujeres en la prostitución, ¿podría el Estado reasignar a otras para llenar las vacantes? ¿podrían las mujeres negarse a follar con hombres y mantener su estatus y su seguridad dentro de la república obrera? Estas no son preguntas de listillo. No son conjeturas. Son elementos básicos de lo que los comunistas pro-prostitución están defendiendo. Y si usted no puede contestar a estas preguntas sencillas sin sonar como el encargado de una compleja organización de trata sexual, pregúntese porqué.

El apoyo de los marxistas a la prostitución traiciona todo el núcleo del proyecto comunista: crear una sociedad en la que nadie vive a costa de la explotación de otra persona. Ignora la rica historia de la resistencia comunista a la explotación de las mujeres, tergiversa la ideología de Marx para justificar un nivel de cosificación que incluso la mayor parte de los capitalistas no pueden igualar y no proporciona ni siquiera una explicación básica de cómo esta utópica “industria del trabajo sexual” podría funcionar ajena a la violación y a la trata de personas. 

El porqué los marxistas han adoptado una posición a partes iguales misógina, incoherente y absurda es difícil de explicar más allá de la rancia misoginia. Después de todo, incluso si la prostitución fuera un trabajo como cualquier otro, el apoyo entusiasta que recibe de la izquierda sería injustificado. Pero es el rol central en el mantenimiento de la relación de poder entre hombres y mujeres el que lleva ese respaldo desde lo innecesario hasta lo activamente opresivo.

No hay manera de concebir el sexo como un trabajo sin reducir los cuerpos de las mujeres a una máquina productora de sexo para ser empleada por hombres y decididamente no necesitamos marxistas que defiendan una visión que celebra la mercantilización de nuestras relaciones y trata a los cuerpos humanos como medios para un fin. Eso ya lo tenemos. Se llama capitalismo.  


Fuente
http://traductorasparaaboliciondelaprostitucion.weebly.com/

La imagen es del original

domingo, 10 de septiembre de 2017

Porno a la fuerza, el lado oscuro de la industria del entretenimiento en Japón

Esta historia es calificada como trata de personas, delito transnacional, violatorio de los Derechos Humanos. Estos relatos y otros nos muestran como la pornografía es una forma de violencia que emerge de estos delitos o directamente se trata de prostitución. Las “estrellas” que aparentemente ganan muchísimo dinero son simples formas de marketing.
Trata de personas, prostitución, y en este caso pornografía, son una continuidad. Los nombres crean la ilusión de ser cosas diferentes, pero no es así. Son todas formas de violencia en las que fundamentalmente niñas, niños y mujeres son sometidos y dañados.
Alberto B Ilieff



Porno a la fuerza, el lado oscuro de la industria del entretenimiento en Japón
Cada año, decenas de jóvenes son convencidas por "cazatalentos" para filmar escenas sexuales, con la promesa de entrar al mundo del espectáculo.
Viernes, 26 de mayo de 2017
               
Las jóvenes llegan a la industria de la pornografía a base de presión y engaños por parte de "cazatalentos".
TOKIO (EFE) -
Tenía 23 años y soñaba con ser una estrella musical cuando un hombre la abordó en una concurrida zona de Tokio y le ofreció trabajar como modelo. Ella cayó en la trampa, una red de engaños y coacciones que arrastra en Japón a miles de jóvenes a participar en filmes X cada año.

Aroma Kurumin, cuyas escenas sexuales grabadas en 2013 aún circulan por internet pese a sus esfuerzos por erradicarlas, es una de las muchas víctimas embaucadas por productoras niponas de películas AV (pornográficas), un fenómeno que comienza a salir a la luz en Japón y ante el cual el gobierno ha decidido al fin actuar.

"Pensé que era la oportunidad para cumplir mi sueño", relata la joven, cuya pesadilla comenzó con una entrevista y una sesión de fotos desnuda -le prometieron que solo tendría que posar así una vez- para una conocida revista amarillista.

La "agencia de modelos" la citó para otra sesión fotográfica y un rodaje en Saipán, en las Islas Marianas del Norte, donde se encontró rodeada de hombres que la presionaron hasta que accedió a rodar escenas sexuales por las que más tarde cobraría un salario ínfimo.

"Todo sucedió demasiado rápido. Si me oponía a algo, me decían que era la mejor vía para iniciar una carrera musical, e insistían hasta que cedía", señala Kurumin, educada en un país donde la mujer nunca debe llevar la contraria, y menos una joven.




Aroma Kurumin es el seudónimo que emplea ahora esta veinteañera como youtuber y activista para concienciar a otras chicas y evitar que muerdan el anzuelo de la poderosísima industria nipona del entretenimiento.

Estos conglomerados mediáticos acaparan cadenas de televisión, discográficas, editoriales, agencias de "talentos" o productoras AV, y son una máquina de engullir aspirantes a estrellas que resultan presas fáciles en manos de profesionales del engaño.

"El problema existe desde hace años aunque ahora se empieza a hablar de él", dice Aiki Segawa, portavoz de la ONG de apoyo a víctimas del tráfico sexual Lighthouse, quien añade que el fenómeno "sigue siendo tabú en Japón".

Esta organización basada en Tokio ha recibido más de 40 solicitudes de ayuda de chicas obligadas a rodar porno en lo que va de año, y ha visto crecer el número de peticiones desde una sola en 2012 hasta un centenar en 2016.

El perfil habitual de la víctima es una joven de entre 18 y 25 años -aunque también hay 5% de varones- y aspirante a una carrera en la moda, la música o el cine.

Además de "cazatalentos" que abordan a las chicas en la calle, los métodos de captación incluyen anuncios en revistas, online e incluso en camiones publicitarios, que prometen jugosos sueldos para trabajos como modelo o azafata a tiempo parcial.

Las interesadas acuden a entrevistas donde se les persuade de firmar contratos poco claros, y luego se les chantajea de diversas formas para participar en los rodajes. También ha habido casos de amenazas físicas y agresiones, e incluso violaciones grabadas y distribuidas como películas, señala la portavoz de Lighthouse.

Un informe reciente de otra ONG, Human Rights Now, recoge el caso de una joven que se suicidó al no poder soportar que los videos X en los que aparecía no dejaran de distribuirse.

Las víctimas se sienten "demasiado avergonzadas o asustadas para pedir ayuda o para hablar de su experiencia", subraya Segawa, quien añade que las afectadas "se culpan a sí mismas y se creen únicas responsables de su situación".

27% de las jóvenes contratadas por "agencias de talentos" han sido requeridas para grabar escenas sexuales, y 8% accedió, según una encuesta entre unas 2,500 aspirantes a estrellas llevada a cabo a comienzos de año por el gobierno, que ha puesto en marcha una campaña de concientización.

Las ONG reclaman normativas laborales más estrictas para prevenir los abusos, un mayor control sobre las "agencias de talentos" o que los filmes X se rueden bajo supervisión para garantizar que todos los actores participan de pleno consentimiento.

Segawa, no obstante, admite la "dificultad" de controlar al monstruo de la industria nipona del porno, la mayor del mundo con una facturación anual 4,400 millones de dólares y con una proyección creciente en China y otros mercados.

Fuente:

http://expansion.mx/tendencias/2017/05/26/porno-a-la-fuerza-el-lado-oscuro-de-la-industria-del-entretenimiento-en-japon




sábado, 9 de septiembre de 2017

Diario de una religiosa rebelde: la monja de clausura que rescata a las mujeres trans de las adicciones y la prostitución

Testimonio de prostitución


Diario de una religiosa rebelde: la monja de clausura que rescata a las mujeres trans de las adicciones y la prostitución

Mónica Astorga es monja de clausura. Desde hace 11 años ayuda a mujeres trans a recuperarse de las drogas y el alcohol y a tener trabajos formales para salir de la prostitución. Dice que la Iglesia "es machista" y pregunta: ¿Quiénes somos para decirle a una gay, una lesbiana o una mujer trans qué tiene que hacer con su vida?
Por Gisele Sousa Dias 9 de septiembre de 2017
gsousa@infobae.com


Mónica y sus amigas trans. Kati, a su izquierda, abraza a su perro (Gentileza Pablo Isola)


Cuando Mónica conoció a Katy tenían casi la misma edad pero sus vidas estaban en dos extremos. Mónica era monja de clausura en el monasterio de las Carmelitas Descalzas, en Neuquén. Katy era una mujer trans que sobrevivía con la prostitución desde la adolescencia, tenía VIH y era alcohólica. La monja se sentó con Katy y con otras dos mujeres trans que estaban en la misma situación, les dijo que había que hacer algo con sus vidas y, para buscar un hilo del que tirar, les preguntó cuáles eran sus sueños: una dijo que quería ser cocinera, otra dijo que quería tener su propia peluquería. Katy, que ya veía en qué condiciones terminaban las vidas de sus compañeras de la calle, le dijo: "Yo quiero una cama limpia para morir".


La hermana Mónica. Atrás, Katy (“soñaba con una cama limpia”), Victoria (“soñaba con ser peluquera”) y Luján (“quería ser cocinera”).

"Fue hace 11 años y para mí esa frase fue un detonante", cuenta a Infobae Mónica Astorga Cremona (52) desde el monasterio en el que vive, en las afueras de Neuquén, y el canto cercano de los gallos la ubican en su contexto. En ese entonces, Katiana Villagra (54) -Katy- vivía en una habitación precaria a pocas cuadras del centro de Neuquén junto a otras mujeres trans que tampoco tenían más opción que prostituirse. Los vecinos querían que se fueran, por eso a Katy le incendiaron la habitación.

"¿Ves? -dice ahora Katy-. Así era y sigue siendo la vida de una travesti. Si no te morías de una forma, te mataban de otra". Se refiere a la muerte joven por las complicaciones del VIH, a las adicciones, a los hombres que las buscan en la ruta y luego las atacan o las asesinan, a los abusos de la Policía y de los proxenetas y a las emboscadas de los mismos vecinos.


Mónica y Katy. “Ella se puso nuestra mochila al hombro”, dice Katy sobre “La hermana Mónica”.

"Cuando conocí a Mónica -sigue- yo veía que cada vez que una de mis compañeras de la calle llegaba a la etapa final del VIH, la mandaban a morir a casa. Como la mayoría fuimos desarraigadas, expulsadas de nuestras familias, nos acompañábamos en la fase final entre nosotras. Yo reparaba en que las camas estaban siempre sucias, y era por la medicación que había que darles y por la comida que había que tratar de pasarles por unos tubos. Y me parecía tan triste morir así, tan jóvenes y en una cama tan sucia".

Katy estaba convencida de que ella era la próxima. Vivía con VIH y tenía poco más de 40 años, cuando el promedio de vida de las mujeres trans es de 35 años, según datos de la Asociación de Lucha por la Identidad Travesti-Transexual (ALITT).

"No las aceptaba nadie -recuerda Mónica-, tampoco la Iglesia que es tan machista. Tenían que salir a prostituirse después de las 2 de la mañana, porque antes estaban los más jóvenes que les tiraban piedras y botellazos. Y tenían que esconderse antes del amanecer, porque a la mañana los padres llevan a los chicos al colegio. Por eso yo digo que son y siguen siendo la basura de la sociedad: la basura se saca a la noche y de día tiene que desaparecer para que la ciudad amanezca limpia".

No había forma de que alguien les alquilara un lugar donde vivir. Hasta que una señora les alquiló su casa y explicó por qué: un día, mientras su marido le pegaba, una mujer trans dejó su parada en la ruta, intervino y le dio una advertencia al golpeador: 'si le seguís pegando, te muelo a palos yo". Mónica, de a poco, empezó a tocar contactos para ver cómo ayudarlas a dejar la prostitución.




Armaron una peluquería y Katy empezó a coser en una cooperativa. "Pero no fue nada fácil, había que motivarlas todos los días. Ellas venían de ganar mucha plata en una noche y te imaginas lo que ganaban en un taller de costura. Ellas decían que tenían que vivir el hoy: ganaban mucho y gastaban mucho porque sabían que sus vidas iban a ser cortas". Katy empezó a atender el taller de costura desde temprano pero seguía estando enferma: "Desayunaba vino", cuenta Mónica.

La monja entendió que el alcohol era lo que le había dado fuerza y anestesia para vivir la vida que tenía, y le tuvo tanta fe y paciencia que Katy lo logró. Hace 7 años dejó la prostitución. Después, empezó un tratamiento en Alcohólicos Anónimos y hace 4 años y cinco meses que está "limpia". Ahora dirige su propio taller de costura: se llama "Renacer". "Ay, perdón", dice Katy, y hace un silencio breve al otro lado del teléfono. Es que cuando nombra a Mónica y cuenta lo que significó que alguien le tuviera fe después de 30 años lejos de su familia, se emociona.

El boca en boca hizo el resto: desde aquel día en que Katy le dijo a Mónica aquello de la cama limpia, ya pasaron por el monasterio 90 mujeres trans. Hoy, una de ellas es asesora de una concejal, otra trabaja en la Dirección de Diversidad; otra en la Oficina de Violencia contra la mujer, y dos de ellas pudieron acceder a los cupos para mujeres trans en empresas privadas. Una trabaja en un Rapipago como cajera, la otra en una clínica como mucama.




Por lo que hace, Mónica recibe críticas, amenazas e insultos, no sólo en sus redes sociales. "El otro día, una tía me gritó 'tantos niños abandonados y vos protegiendo a esos trolos enfermos, habría que matarlos a todos'. Me dolió mucho, aunque agradezco recibir esos insultos porque me ayudan a sentir lo que sienten ellas desde que se levantan hasta que se acuestan", dice Mónica. "Acá se juegan varias cosas que generan resistencias. A muchos les choca que una Carmelita Descalza y encima mujer esté metida en un lugar que nadie quiere tocar".

La misión de una monja de clausura es, en esencia, la oración y el silencio. Pero si hay algo que la Hermana Mónica no hace es callarse. "Hace poco, una mujer muy creyente me preguntó: ¿Usted les dice que viven en el pecado, no? Y yo pienso: ¿Vos quién sos para cerrarle las puertas de la Iglesia a una mujer trans? ¿Quién sos para decirle que tiene que vestirse como hombre? ¿Quién sos para decirle a un gay o una lesbiana qué puede hacer con su vida? Eso confundimos dentro de la Iglesia, nos creemos tan perfectos que pensamos que tenemos autoridad para decirle al otro quién tiene que ser", opina.


Con Lizzy Tagliani, en julio, cuando pasó a visitar a Mónica por el taller de costura.

Pero entre los insultos, Mónica también recibe mails del Papa Francisco, a quien conoce desde que era Jorge Bergoglio. En uno, el Papa le escribió: "En la época de Jesús, los leprosos eran rechazados así. Ellas son los leprosos de la actualidad. No dejes el trabajo de frontera que te tocó". La vida de Mónica también recibió el interés de una periodista rosarina que plasmó su historia en un libro llamado "Acariciar las heridas".


Mónica y Kiara, una mujer trans que acaba de cambiar su nombre en el DNI. Es guía de turismo y está estudiando para tener una peluquería canina.

Después de recibir premios de parte de asociaciones lésbico-gays, Mónica empezó a viajar por el país para hacer un diagnóstico más preciso: "En Santiago del Estero, una chica trans me contó que la habían violado entre 7 hombres, no podía caminar. Les hacen lo que quieren y si te morís, te morís. El otro día una me contaba que un hombre fue a buscarla y cuando quedó sexualmente satisfecho empezó a golpearla. Le decía 'me hiciste caer puto de mierda, desaparecé de acá'. A los tres días fue a buscarla de vuelta".

A veces las golpean, otras directamente las matan. A mediados de agosto, Mónica viajó a Tucumán porque una chica trans de 31 años había aparecido asesinada y desnuda detrás del Lawn Tennis. La habían asfixiado contra el piso, por eso tenía pasto y tierra en la boca. Como rara vez estos crímenes se visibilizan, la monja empezó a llevar su propia lista de travesticidios: lleva contados 19 en los últimos dos meses.

Viendo cómo eran sus vidas adultas, Mónica decidió empezar a destejer la trama: ¿Qué habría sido de sus vidas si no las hubieran expulsado de sus casas y del colegio?, se preguntó. Así, se puso en contacto con Gabriela Mansilla, una mamá que pudo escuchar lo que le pasaba a uno de sus mellizos y logró que, a los 6 años, pudiera cambiar su nombre de varón en el DNI por el que había elegido: Luana. Lo que sigue ocurriendo con la niñez trans dejó perpleja a Mónica.

"El otro día me llamó Gabriela. Tenía que ir a dar una charla a un colegio católico de Quilmes. La llamaron porque había una nena trans de 5 años y los padres de varios alumnos le habían mandado a decir a la nena, a través de sus hijos, que la iban a matar a palos. Cuando Gabriela fue, algunos padres la insultaron, otros se levantaron y se fueron. Muy poquitos se quedaron a escuchar", cuenta Mónica.


La foto forma parte del libro “Acariciar las heridas”, de María Laura Favarel (Pablo Isola)

"Los padres no mandan a sus hijos a los cumpleaños de estos chicos. ¿Y sabés qué pasa cuando son más grandes? Mirá, el año pasado me invitaron a dar una charla a alumnos de 4° año de Medicina del Hospital Austral. A mí me pareció una cosa de locos y se los dije: 'La verdad, no me entra en la cabeza que yo le tenga que explicar a médicos y a futuros médicos cómo tratar a un ser humano", cuenta.

Después, se despide. En el monasterio están haciendo alfajores y dulces artesanales. Katy también se despide: tiene que terminar de coser 50 ambos que le encargaron en una clínica.

Fuente:


Nota: las fotografías aparecen en la noticia original





domingo, 3 de septiembre de 2017

La otra cara de la pornografía que el lobby del cine X trató de ocultar
Ismael López trabaja como periodista en el mundo del porno: denuncia desde irregularidades con los pagos o con los análisis de sangre hasta un lobby del sexo con fuerte relación con la prostitución.


Foto de archivo de un rodaje porno

MADRID
02/09/2017
BEATRIZ ASUAR GALLEGO

Hace unos meses Ismael López publicó por internet Escúpelo, un libro que cuenta la historia de un joven periodista que vive en el backstage del Cine X, escribiendo para personajes de moda y siendo testigo de los abusos de la industria. Ismael relata esta historia contando su vivencia en un casting porno y con la que busca desvelar el "funcionamiento corrupto de esta industria" y "promover el pensamiento crítico sobre el negocio".

Sin embargo, el autor ha retirado el libro de la red, y afirma que la mayoría de artículos escritos sobre él también han sido despublicados. Varias colaboradoras que participaron en la difusión de Escúpelo también han borrado sus escritos: "Por presiones se ha eliminado todo", cuenta para Público el autor. "Presiones del lobby de la pornografía", asegura.

Durante un par de años, Ismael estuvo trabajando como colaborador de varias revistas, publicando artículos en los que "explotaba la faceta humana de las actrices, como mujeres fuertes e independientes que hace esto como algo vocacional". Entonces, cuenta que tenía una imagen muy mitificada del porno, hasta que asistió a "un rodaje real" en el que vio diferentes abusos que le llevaron a tomar la decisión de alejarse por completo de este mundo.
Ismael cuenta que en los casting porno como en el que él estuvo los hombres suelen pagar en torno a unos 1.000 euros por participar. Pero las mujeres no pagan, si no que cobran. “Un casting lo puedes interpretar como quieras, yo personalmente, creo que es una forma de prostitución con cámaras. De hecho, la diferencia para mi entre un proxeneta y determinados productores porno es que tienen una cámara que graba en HD” declara el autor.

El escritor y periodista Ismaél López


De esta forma, se esconden eventos de prostitución como si fuesen rodajes pornográficos o "eventos deluxe", afirma el autor. "El truco es vender algo que es prostitución pero sin decirlo" señala, afirmando que de esta forma muchas actrices porno participan en estos eventos sin estar bien informadas de lo que va a ocurrir.

"Yo solo conozco la punta del iceberg de los abusos que ocurren" cuenta el escritor, pero en esta parte pequeña que dice conocer ya denuncia abusos sexuales, "la brutalidad de los chicos durante las escenas sexuales era insoportable". Según él, vivió violencia durante el rodaje, vio quejas y vio que no se hizo nada: "Daba la impresión de que la idea de los asistentes era valer su dinero".

También señala irregularidades con temas relacionados con la salud. Para las producciones porno suelen contar que se realizan análisis de sangre, pero Ismael dice que solo ha visto "análisis por contrato: te sacar una gotita de sangre y se moja en un papel y por lo visto te dicen si tiene SIDA, pero consultando posteriormente con médicos eso es falso. No tiene ningún tipo de veracidad".

Otro irregularidad es la economía en negro: "Yo he visto más economía en negro que normal. No he visto declarar muchos impuestos…" Y es cierto que son conocidos varios casos de actores y productores imputados por economía en negro. "Esto supone un serio peligro porque no estás dado de alta a la seguridad social por lo que si pasa algo puedes tener muchos problemas. No critico a las actrices, pero es un problema para la salud".

Dice que no puede dar cifras del dinero que mueve el porno por la gran parte del dinero en negro. Sin embargo, afirma que, como en cualquier empresa, los altos cargos ganan en exceso, las actrices de élite también, pero la mayoría de ellas – que no lo son y que no tienen voz ni en los medios ni en la industria - tienen cachés muy bajos y que es "imposible que se mantengan solo con el dinero que ganan de ahí". Y volvemos al tema de la prostitución: "En muchos casos la pornografía sube el precio de la prostitución, el caché como prostituta. El porno crea prostitutas más caras", y por esto, se recurre a la prostitución.


Portada del libro Escúpelo de Ismaél López

¿Es posible un porno feminista?
Caras nuevas del mundo de la pornografía se declaran feministas. Hay productoras que dicen hacer porno feminista. ¿Es posible realmente cumplir con esto? "Si se busca algo positivo para la mujer debería empezarse a hablar de los delitos y del silencio que ocurre dentro de la industria. Un negocio que coerciona, amenaza y tapa el dolor ajeno no puede ser feminista". Ismael aprovecha para denunciar que el giro de la pornografía hacia el feminismo y la izquierda está mercantilizado.
Esta corriente parece que ha conseguido convertir el porno (y de paso, la prostitución) en una forma de empoderamiento femenino aludiendo al argumento de la "libre elección". Sin embargo, el autor dice que no ve ninguna diferencia entre éste porno "nuevo" y el de hace años: "entrevistas pactadas, mujeres que se retuercen nada más tocarlas y tipos que gimen como bestias. ¿Quizás el plano esté más cuidado y los actores saben quién es Da Vinci? Ya te digo que desde que lo vi por dentro me di cuenta de que era el mismo perro con distinto collar".
A pesar de la despublicación del libro, Ismael dice que no se ha rendido y que quiere seguir investigando sobre pornografía. Está trabajando en una segunda edición de Escúpelo, y afirma que, seguramente, en unos meses habrá más información.

Fuente
http://www.publico.es/sociedad/cara-pornografia-abusos-dinero-negro-prostitucion.html

Nota: las imágenes pertenecen a la publicación original