lunes, 31 de mayo de 2021

Preguntas y respuestas sobre pornografía (parte II)

 

Preguntas y respuestas sobre pornografía (parte II)

21/12/2020

 

Grupo feminista radical, apartidista, de ambito estatal. Divulgar el feminismo y promover y realizar acciones para la abolición de la prostitución, el alquiler de vientres, la pornografía y género

Continuando con nuestro trabajo sobre pornografía, en esta segunda parte nos detenemos en las propias “actrices”, los abusos que pasan y su sufrimiento. De nuevo con el formato de preguntas que, como en la entrega anterior, Maddi Beguiristain Garaikoetxea hizo a Mujeres por la Abolición.

 Las directoras porno “feministas” que son entrevistadas dicen que en el porno es legítimo representar todo tipo de fantasías porque se trata exclusivamente de ficción. ¿Qué opina de que en el porno se simulen situaciones de violación u otro tipo de escenas agresivas?

Para empezar, lo que ocurre ante una cámara NO ES FICCIÓN, le está ocurriendo a una mujer real, de carne y hueso. Y escenificar una situación de terror, miedo, algo tan terrible como una violación, o tener que simular una escena físicamente violenta, no puede desligarse de lo que sucede en la realidad, en la vida de estas mujeres.

Aunque se esté actuando o fingiendo, lo que se está relatando es palpable, y que una mujer tenga que gritar “por favor, no me violes” mientras un hombre la penetra, resulta, cuanto menos, atroz.

Escenificar algo tan horrendo puede llevar a las mujeres a revivir situaciones horribles, o incluso a sufrir mucha angustia por tener que interpretar algo tan cruel.

Por otro lado, para los hombres que “actúan” y para los hombres que “consumen” esos vídeos y esas escenas, esto supone que disfrutan, que sienten placer, se masturban y tienen orgasmos viendo cómo hay mujeres que sufren. Y el sufrimiento que ellos viven con placer, con el que ellos se corren, en sus mentes no deja de ser real.

Lo que deberíamos preguntarnos es: ¿Es acaso legítimo, razonable o éticoque haya hombres que disfruten imaginándose y viendo a mujeres siendo violadas? ¿De verdad podemos creer que esto puede ser compatible con una sexualidad sana (ya no digo ni feminista)?

-¿Existen mujeres que disfrutan el porno? ¿Cómo puede ser eso si en su opinión se trata de algo perjudicial para ellas?

Hay una frase fantástica de Lierre Keith que ayuda a comprender el que haya algunas mujeres que puedan “disfrutar” de su propia subordinación. Dice: “Lo brillante del patriarcado… (es que) no sólo naturaliza la opresión. También sexualiza los actos de opresión. Erotiza la dominación y la subordinación. Las institucionaliza como masculinidad y feminidad. Es decir, naturaliza, erotiza e institucionaliza la dominación y la subordinación. Lo brillante del feminismo, es que nos dimos cuenta”.

Efectivamente, las mujeres pueden llegar a naturalizar la opresión a tal extremo que den no sólo por normales, sino incluso como deseables, las relaciones sexuales basadas en la dominación-sumisión, y puedan así disfrutar del porno.

Pero es precisamente por esto que el feminismo debe cuestionar incluso el deseo, porque el deseo se construye, y porque a las mujeres, mediante la construcción de la feminidad, se nos ha enseñado a erotizar y disfrutar de nuestra propia subordinación. Las feministas creemos que esto no sólo es cuestionable, sino que ha de cambiar, porque supone una forma de mantener el status quo, y de hacer que las mujeres soporten todo tipo de violencias (en este caso la violencia sexual) y en todos los ámbitos (incluso en el ámbito de la pareja).

Citando a Patricia Hill-Collins, “las formas contemporáneas de opresión no fuerzan a las personas, rutinariamente, a someterse. En cambio, articulan un consentimiento hacia la dominación, de modo que perdemos la habilidad de cuestionarla y, por tanto, nos coludimos en nuestra propia subordinación”.

Por ende, la aceptación de la violencia que entraña la pornografía es la puerta a la aceptación de la violencia, en general, en las vidas de las mujeres. Por eso las feministas decimos que la pornografía “es real”, porque sus consecuencias son muy reales.

 

·         ¿En qué se diferencia el porno con una escena de sexo en una película? ¿Por qué considera una admisible y la otra no?

Las escenas de sexo que vemos en las películas, normalmente, son también un reflejo de las relaciones sexuales heterosexuales coitocentristas y falocentristas. Suelen mostrar actos sexuales centrados en el placer masculino, y exhiben una supuesta hipersexualidad femenina que, sabemos, no tiene nada que ver con la realidad (no hay más que ver los estudios sobre la brecha orgásmica, que demuestran que las mujeres heterosexuales son las que menos orgasmos obtienen, con respecto a otras mujeres, y también con respecto a los hombres, tanto hetero como homosexuales).

A este respecto, la “sexualidad en el cine” se asemeja a la sexualidad pornográfica. Al fin y al cabo, ambas se rigen por los mandatos del patriarcado.

 

No obstante, el objetivo de la pornografía es más explícito. Pasa de normalizar o naturalizar los roles de la masculinidad dominante (otorga poder absoluto a los hombres, en la escena y en sus casas) y de la feminidad sumisa (somete a las mujeres), a construir una sexualidad basada en estos roles.

La pornografía es uno de los pilares de los roles sexualesdel género. “El porno” idealiza una sexualidad en la que sólo entiende la interacción entre los sexos basada en una jerarquía. La pornografía es inconcebible fuera del marco de la opresión de las mujeres por parte de los hombres.

“El porno”, per se, es sexista, y condena a las mujeres a la servidumbre sexual, tanto a las “actrices” violadas frente a una cámara, como a las mujeres (e, incluso, niñas) que, a posteriori, padecerán eso en sus relaciones sexuales.

Y, por último, “el porno” es una de las bases, a día de hoy, de la cultura de la violación. Lo es, incluso de manera más firme que el sexo en las películas (aunque, como ya sabemos, en ellas lleguen a mostrarse también escenas de violaciones reales, como la de María Schneider en “El último tango en París”), porque lo hace sin máscara, sin camuflaje. “El porno” es explícitamente brutal, cruel, feroz… porque busca serlo, y porque quienes lo hacen saben que eso es lo que quieren los hombres.

Porque los hombres se acostumbran, y necesitan, y buscan actos sexuales cada vez más perversos y violentos, para satisfacer su deseo de poder. Y, para ello, se vuelcan en la pornografía, que les permite encontrar escenas cada vez más salvajes: desde violaciones (ni siquiera escenas en las que se “fingen”, sino violaciones reales, como sabemos que tienen páginas como Pornhub), sadomasoquismo, pederastia…

Por último, en la pornografía, las cámaras se dirigen hacia los orificios de las mujeres, porque imaginar a las mujeres, en su conjunto, haría que los hombres, quizá, atisbaran que, tras esos “agujeros” por donde han de penetrarlas, hay una persona.

La idea de la pornografía, su finalidad, es simple y llanamente deshumanizar a las mujeres hasta tal punto que los hombres puedan follarse sus agujeros sin pensar en lo que le pueda estar ocurriendo a quien los tiene, porque desaparece ese “quien”, y pasa a ser un “que”, un “algo”; la pornografía permite a los hombres no ver a las mujeres como seres humanos. La pornografía es un arma cargada y letal contra la empatía que un hombre pudiera mostrar a quien debiera ser su igual.



Como dice Gail Dines, “los sistemas ideológicos crean justificaciones para la desigualdad”, y “el porno” es un pilar fundamental para la desigualdad sexual y su justificación, hasta el punto de haber secuestrado por completo la sexualidad.

Dines explica que “El porno está, hoy en día, tan imbuido en nuestra cultura, que se ha convertido en un sinónimo de “sexo”, hasta el punto en que criticar el porno supone ganarse la etiqueta de “anti-sexo”… ¿Pero qué pasa si eres una feminista que es pro-sexo, en el verdadero sentido de la palabra: en el sentido de que eres pro-diversión, pro-placer, pro-lo maravilloso que puede llegar a ser el sexo, pero estás en contra de la pornografía (una forma de sexo que degrada, deshumaniza; un sexo que es típico y genérico, porque no se basa en la fantasía individual, el juego o la imaginación, sino que es el resultado de un producto industrial creado por aquellos que no se excitan con el contacto humano, sino con las ganancias que obtienen en el mercado)?”

La industria de la pornografía tiene un poder inmenso, no sólo económico, sino también de control social, que es mayor que la de la industria del cine. Imaginemos qué significa esto.

·         ¿Es posible destruir el patriarcado si mantenemos la pornografía?

Evidentemente, no. Para acabar con el patriarcado es imprescindible, a su vez, acabar con toda forma de explotación sexual y reproductiva de las mujeres.

El patriarcado se fundamenta sobre el uso y, en el contexto del capitalismo, la mercantilización de la sexualidad y capacidad reproductiva de las mujeres. Cuando las mujeres son mercancía, algo que se puede obtener, algo a lo que se puede tener acceso previo pago, es porque las mujeres son concebidas como un grupo con una autonomía menor. Es porque nuestra libertad se ve restringida por los mandatos de la sociedad patriarcal, que nos convierte a las mujeres en la propiedad privada de los hombres.

La pornografía, al igual que la prostitución, no sólo es una vulneración clara de los DDHH de las mujeres, sino que es un atentado contra los cuerpos de las mujeres. Porque, efectivamente, prostitución y pornografía son la misma cosa: porque una es prostitución grabada, la pornografía, y la otra es a la que acuden los hombres que, gracias a la educación que reciben en la pornografía, buscan liberar sus deseos de dominar, violentar, violar… a mujeres en carne y hueso, la prostitución.

Como bien dice Andrea Dworkin, cuando habla de la explotación sexual de las mujeres, dice: “Prostitución: ¿qué es? Es el uso del cuerpo de una mujer para el sexo por parte de un varón. Él paga dinero, él hace lo que quiere. En el minuto que te mueves de lo que es la realidad, te mueves de la prostitución al mundo de las ideas. Hay mucho que discutir, pero estarás discutiendo ideas, no prostitución. La prostitución no es una idea. Es la boca, la vagina, el recto, penetrado usualmente por penes, algunas veces por manos, objetos, por un varón, y luego otro, y otro, y otro y otro.  Eso es lo que es.

Les pido que piensen sobre nuestros cuerpos, si pueden hacerlo fuera de lo que los pornógrafos han creado en sus mentes, las monótonas y muertas bocas y vaginas y anos de mujer. Les pido que piensen concretamente en sus propios cuerpos usados de esa manera. ¿Cuán sexy es? ¿Es divertido? La gente que defiende la prostitución y la pornografía quiere que sientan una pequeña emoción cada vez que piensen en algo clavado en una mujer. Yo quiero que sientan los tejidos delicados de su cuerpo que están siendo abusados. Yo quiero que sientas lo que se siente cuando pasa una y otra y otra y otra y otra y otra vez. Porque eso es lo que es la prostitución.



La prostitución es, en sí, un abuso del cuerpo de la mujer. Las que decimos esto somos acusadas de ser simples. Pero la prostitución es muy simple. En la prostitución, ninguna mujer se mantiene entera. Es imposible usar un cuerpo humano de la manera en que se usa el cuerpo de las mujeres en prostitución y tener un ser humano entero al final de eso, o durante, o al principio. Es imposible. Y ninguna mujer se completa después.”

·         En definitiva: ¿Qué papel juega el porno en el feminismo? ¿Pueden ir de la mano?

El feminismo, en su defensa de las libertades y derechos de las mujeres, tiene como única vía el abolicionismo de cualquier forma de explotación sexual de las mujeres.

Es decir, que no podemos quedarnos en la superficie, y pensar que “el porno puede cambiar”. Parafraseando a Audre Lorde, “las herramientas del amo no destruirán la casa del amo”; o sea, la pornografía en ningún momento nos será de utilidad a las mujeres, ni conseguirá ninguna forma de “liberación sexual”, puesto que su objetivo primordial es la de perpetuar una sexualidad machista, misógina, y eso es incompatible con una sexualidad libre, sana, ni mucho menos feminista.

Haciendo otra vez alusión a lo que explica Sheila Jeffreys sobre la pornografía como propaganda, dice Susan Brownmiller que “la pornografía, como la violación, es una invención masculina dirigida a deshumanizar a la mujer para reducirla a un objeto de acceso sexual y no a liberar su sensualidad de inhibiciones familiares o moralistas… La pornografía representa la esencia pura de la propaganda contra la mujer.” Es decir, la pornografía es, y será siempre, violencia contra las mujeres y, por ello, contraria al feminismo.


Asimismo, según afirma Helen Longino, “La pornografía miente cuando dice que nuestra vida sexual (la de las mujeres) es o debe estar subordinada al servicio del hombre, que nuestro placer consiste en darle placer a los hombres y no a nosotras mismas, que somos depravadas, y que estamos dispuestas a ser objeto de violación, esclavitud, tortura y asesinato. La pornografía miente explícitamente acerca de la sexualidad de la mujer, y a través de tales mentiras fomenta aún más mentiras acerca de nuestra humanidad, nuestra dignidad y nuestra personalidad”.

El feminismo es un movimiento de liberación de las mujeres como clase sexual, y para la consecución de esa liberación, hay que acabar con todo aquello que sostenga al patriarcado: la prostitución, la pornografía, los vientres de alquiler, el género…

Por eso, y para poder vivir nuestra sexualidad libremente, hay que ser feministas, y hay que abolir la pornografía.

 

Mujeres por la Abolición

 

 

 

Grupo feminista radical, apartidista, de ambito estatal. Divulgar el feminismo y promover y realizar acciones para la abolición de la prostitución, el alquiler de vientres, la pornografía y género

 Fuente

https://tribunafeminista.elplural.com/2020/12/preguntas-y-respuestas-sobre-pornografia-parte-ii/?fbclid=IwAR2PD5NL1e5pVetkGNJUC6hymkELmSrA1BAIy9je48xao8Uod24HVUn_lXg






 

Preguntas y respuestas sobre pornografía (Parte I )

 Preguntas y respuestas sobre pornografía (Parte I )

25/11/2020

AUTORA Mujeres por la Abolición

 Grupo feminista radical, apartidista, de ambito estatal. Divulgar el feminismo y promover y realizar acciones para la abolición de la prostitución, el alquiler de vientres, la pornografía y género

 

En momentos en que el uso de la pornografía aumenta, como ha podido comprobarse durante esta pandemia que nos afecta, es cuando más debemos ahondar en lo que significa, en el daño que produce  y en los sistemas de blanqueo que se quieren divulgar. Para ello, hemos preparado, a modo de preguntas y respuestas, un trabajo que pretende ser didáctico a la vez que serio.

 

 ¿Opina que el porno “mainstream” está hecho para el disfrute de un público masculino? ¿Por qué?

 

La pornografía se edifica sobre una sexualidad basada en la dominación masculina, violenta y sádica con respecto a las mujeres. Los hombres, en la pornografía, y con ésta mediante, logran disfrutar de un placer basado en el sometimiento de las mujeres, en la vejación, en la violencia física y sexual.

 

La pornografía, además, no solamente se nutre de las relaciones de dominación-sumisión que se dan entre hombres y mujeres en la sociedad patriarcal, sino que resulta imprescindible, a día de hoy, para su propia construcción: los niños y adolescentes aprenden, mediante la pornografía, a violentar sexualmente a sus pares, mediante prácticas sexuales cada vez más crueles, a las que se acostumbran, normalizando así que la misoginia es inseparable, indisociable, de la sexualidad, y de cualquier otra relación que entablen con las mujeres.

 

Tal y como lo explica brillantemente Andrea Dworkin (en Pornography, Men Possessing Women), “En el sistema de dominio sexual masculino que se da en la pornografía, no hay salida, no hay redención. El sexo de las mujeres es apropiado; su cuerpo es poseído, utilizado y despreciado: esto es lo que hace la pornografía, lo que nos demuestra la pornografía. El poder de los hombres en la pornografía es el poder de los soberanos, crueles y arrogantes, que no dejan de apropiarse y conquistar, por el placer del poder, y el poder del placer.”

 

No hay que olvidar, por supuesto, el papel que juega la pornografía en la violencia sexual (porque el resultado de estas dinámicas de dominación-sometimiento, cargan con la secuela de la normalización de la violación). Lo explica así Gail Dines, socióloga y autora de Pornland: “La implicación de la pornografía en la violación es compleja. Claramente, no todos los hombres que hacen uso del porno violan, pero la pornografía crea lo que las feministas llamamos “cultura de la violación”, mediante la normalización, legitimación y justificación de la violencia contra las mujeres. En una imagen tras otra, el sexo violento y abusivo se presenta como algo sexy y profundamente satisfactorio para todas las partes. Estos mensajes de la pornografía socavan las normas sociales que definen la violencia contra las mujeres como algo inaceptable o anormal, normas que ya son constantemente atacadas en una sociedad dominada por los hombres.

 

En la mayor parte de estas imágenes, la mujer no tiene una integridad corporal, barreras o límites que deban ser respetados. En su conjunto, estas imágenes nos cuentan que la violación de estos límites sería, en realidad, lo que ella está buscando y a su vez disfruta. Este es uno de los muchos mitos de la violación (rape myths) que el porno divulga entre sus usuarios. Imbuidos en el porno hay otros numerosos mitos, todos ellos con intención de presentar la agresión sexual como un acto consentido, en vez de como un acto de violencia.”

 

Si el porno “mainstream” está hecho para un público masculino, ¿Qué opina de estas directoras que intentan hacer un porno “para mujeres”?

Los hombres, ante la cámara, y tras ella, cuando se masturban con este contenido, erotizan y disfrutan de una sexualidad basada en el desprecio y violencia contra las mujeres. Las mujeres, por otro lado, aprenden a erotizar y disfrutar de su propia sumisión.

 

Sexualizar la indefensión y normalizar estas relaciones de poder, incluso en algo tan íntimo como las relaciones sexuales, y hasta en el contexto de las relaciones de pareja, es la táctica perfecta del patriarcado para que las mujeres no solamente no reconozcamos la violencia que se ejerce sobre nosotras, sino que también lleguemos a normalizarla, a aceptarla.

 

En palabras de Sheila Jeffreys, “las niñas aprenden a amar y a tener sentimientos sexuales en una posición de inferioridad, y la erotización de su indefensión forma parte de la construcción de la feminidad”.

 

A su vez, la propia Jeffreys añade “La pornografía como propaganda, según el análisis feminista, representa a las mujeres como objetos que adoran ser abusadas”. Y es que la pornografía, se le ponga el apellido que se le ponga, nunca puede ser feminista, porque su función es inherentemente misógina, dañina para las mujeres.

 

En ningún momento se nos ocurriría hablar de “esclavitud feminista”, o “maltrato feminista”; ¿cómo podríamos, entonces, plantearnos una especie de “violencia sexual feminista” o “explotación sexual feminista”? Es inconcebible.

 


 

¿Encuentra alguna diferencia entre lo que se llama el porno “mainstream” y el porno “feminista”, o cree que en el fondo son lo mismo?

Pretender que el abuso sexual de mujeres y niñas por dinero pueda ser feminista puede responder sólo a dos intenciones:

 

No querer ver lo que realmente sucede en la pornografía: la prostitución grabada de mujeres y niñas, torturadas y vejadas, violadas reiteradamente y grabar este tormento para que los hombres puedan masturbarse con ello.

Querer lucrarse de la explotación sexual de las mujeres: esto tiene un nombre: PROXENETISMO. Y debería penarse, de manera efectiva.

 

 

¿La mercantilización del sexo puede ir de la mano de una sociedad feminista?

Según dice Lisa Thompson, “el “sexo por dinero” es, por naturaleza, un acto de coerción. Si tienes que pagar a alguien, eso significa que (esa persona) no quiere tener sexo contigo.”

 

En el momento en que la sexualidad está sujeta a condiciones de compra-venta, dejamos de enmarcar la sexualidad en el deseo, y entramos en el juego patriarcal del consentimiento. Y el consentimiento es una trampa fatal para las mujeres. Ya lo dice Catherine MacKinnon: “La regla legal del consentimiento es tan perversa que la mujer puede estar muerta y haber consentido.”

 

Es por eso que las feministas abogamos, con contundencia, porque las relaciones sexuales se rijan, tanto desde el marco de la ley, como desde la perspectiva socioeducativa, por el deseo mutuo y el respecto, que den pie a unas prácticas sexuales consensuadas; NO “consentidas”, ni aceptadas, o toleradas, tampoco por dinero.

 

En palabras de Judith Bosch, “no me preguntes si consentí, pregúntame si deseaba”. Decir “él desea y ella consiente” forma parte de la estructura patriarcal de normalización de la violación, porque dibuja la sexualidad desde un prisma en que las mujeres debemos aceptar, tolerar, las relaciones sexuales iniciadas y dominadas por los hombres, que son los únicos que pueden desearlas, en este contexto.

 

Este marco del “consentimiento” no es más que una máscara para la coacción de las mujeres más vulnerables para las que, cuando no hay otra salida, su cuerpo, su sexualidad, se convierte en un bien explotable por terceros.

 

Esto resulta indefendible desde la perspectiva feminista. Las mujeres no somos objetos, no somos mercancía. Y, evidentemente, cualquier marco legislativo o industria que permita o, incluso, se beneficie de tal explotación sexual de las mujeres, no es más que otra expresión de la alianza entre patriarcado y capitalismo.

 

 

Si desde el feminismo se defiende la libertad de la mujer ¿no deberíamos apoyar a las mujeres si libremente deciden que quieren ser actrices porno?

Hay una frase de Ana de Miguel que ilustra perfectamente esta farsa de la supuesta “libre elección”: “Tomar el eslogan feminista de “Mi cuerpo es mío” para redefinirlo como “Tu cuerpo es tu mercancía” es la relación que quiere el neoliberalismo: todo es mercado, y el único límite es el consentimiento individual”.

 

De nuevo, tenemos que hablar del consentimiento, y plantearnos si, realmente, el consentimiento de las mujeres, en el patriarcado, es libre.

 

Cuando las mujeres, sistemáticamente, nos vemos abocadas a una situación de inferioridad, tanto económica como social, hasta el punto de normalizar la violencia en todos sus ámbitos, no podemos hablar de “libre elección”.

 

En un mundo en el que las mujeres no solo naturalizan la opresión, sino que llegan a sexualizarla, el abuso de poder y el aprovechamiento de la vulnerabilidad de las mujeres se convierten en “libre elección” para el discurso proxeneta.

 

 

 


Si tuviera las condiciones laborales adecuadas, ¿podría la pornografía llegar a ser como cualquier otro trabajo?

La prostitución, y su análogo grabado, la pornografía, no son trabajos. Llamarlas “trabajo sexual” supone blanquear, a través del lenguaje, la violencia sexual y la grave vulneración de los DDHH que se dan en las mismas.

 

Fuente

https://contrainformacion.es/el-regimen-juridico-de-la-prostitucion-en-espana-y-la-imperiosa-necesidad-de-una-legislacion-abolicionista/

 

 

 

Asimismo, las consecuencias que acarrean la prostitución y la pornografía para las mujeres, en cualquier aspecto de su vida, pero en particular para su salud, son inaceptables.

 

Las mujeres que se ven sometidas a estas formas de violencia sexual padecen secuelas físicas (desgarros vaginales, anales, lesiones provocadas por actos sexuales violentos), psicológicas (disociación para poder tolerar las violaciones, trastornos afectivos, altas tasas de consumo de alcohol y drogas…), y una gran patología derivada de las relaciones sexuales que llevan a cabo, muchas veces sin métodos de barrera que las protejan de diversas ITS.

 

https://contrainformacion.es/repercusion-en-la-salud-de-la-prostitucion-las-huellas-de-la-esclavitud-en-las-mujeres/

 

(Entendemos que las consecuencias para la salud, como las consecuencias sociales – merma de los derechos y libertades de las mujeres- que se dan en pornografía son las mismas que en prostitución, porque el acto de compra-venta de personas, la violencia que esto, en sí mismo, supone y los riesgos a los que se somete a estas mujeres son los mismos).

 

La industria de la pornografía, que es la misma que la de la prostitución, no utiliza recursos para proteger a las mujeres, sino que pretende garantizar el buen estado de su “producto”, durante el tiempo que le sea útil. Y si estas mujeres enfermaran (VIH+, VPH,…), se aprovecharía, a su vez, de esta situación para pagarles menos, y grabar escenas con otros seropositivos… Así funciona el proxenetismo tras las cámaras.

 

Las medidas de reducción de daños (uso y reparto de preservativos, serologías para ITS y revisiones ginecológicas reiteradas) que lleva a cabo la propia industria, a su vez, consiguen aislar a las mujeres aún más. Les hacen sus propios tests, les atienden “profesionales” designados por los propios proxenetas… Si les preocupara su salud, acudirían a los Servicios Públicos; pero eso supondría que profesionales con cualificación y medios para detectar violencia machista podrían intentar ayudarlas a salir de la industria, y eso no les interesa.

Fuente

https://tribunafeminista.elplural.com/2020/11/preguntas-y-respuestas-sobre-pornografia-parte-i/






 

 

 

 

 

 

 

 

LOS RIESGOS PARA LA SALUD DE LA MADRE EN LA EXPLOTACIÓN REPRODUCTIVA

LOS RIESGOS PARA LA SALUD DE LA MADRE EN LA EXPLOTACIÓN REPRODUCTIVA

28 mayo, 2021

Ana Trejo Pulido

Por Ana Trejo Pulido, creadora de Stop Vientres de Alquiler

 

En la imagen la famosa Dra Nayana Patel (derecha), asistida por el Dr Harsha Vhadarka, están realizando una transferencia embrionaria a una mujer de la India, de la que no sabemos su nombre.

 

Este post incluye parte del capítulo 7 y el capítulo 8 del libro “En el nombre del padre: Explotación de mujeres con fines reproductivos y venta de bebés recién nacidos. Diez puntos básicos para conocer toda la verdad sobre el alquiler de vientres”. Autora: Ana Trejo Pulido.

 

Puedes descargarlo gratuitamente y leerlo completo  aquí.

 

Si te gusta comparte y ayuda a difundir la verdad sobre la #ExplotaciónREproductiva #StopVientresdeAlquiler

 

Los contratos de subrogación representan un ataque brutal a la soberanía sexual y reproductiva de las mujeres, a la soberanía sobre el propio deseo materno, así como una vulneración de derechos humanos fundamentales: derecho de filiación, derecho a la salud materna y reproductiva, derecho a la autodeterminación sobre el propio cuerpo, derecho al libre desarrollo de la personalidad, derecho a la intimidad, a la confidencialidad médica, derecho a la dignidad, a la integridad física y moral; y derecho a no ser vendida, traficada, ni explotada sexualmente. En este post abordo los riesgos de esta práctica desde el punto de vista de la salud mental, física y social de las mujeres que se ven abocadas a actuar como madres de alquiler.

 

La maternidad disociada en la explotación reproductiva

Los embarazos subrogados, por su propia naturaleza de embarazo altamente medicalizado, tecnificado, controlado y enajenado, es un proceso muy agresivo para la salud física y emocional de la mujer y entraña riesgos para el bebé recién nacido. Todos los riesgos para la salud física y mental de las madres de alquiler y sus criaturas se derivan de las condiciones de concepción, gestación y parto impuestas en los contratos de subrogación.

 

La Dra. Miriam Al Adib, ginecóloga y obstetra, señala que en el caso de la subrogación, como en cualquier otro embarazo, no se puede obviar la evidencia científica existente sobre la importancia de garantizar el vínculo madre-criatura para promover una buena salud física y mental de ambos: “respetar al máximo la fisiología del embarazo y el nacimiento, en un entorno que no sea hostil, evitar el estrés psicosocial de la gestante, que el tándem madre-bebé puedan tener las mejores condiciones para apegarse e influirse mutuamente” es crucial para garantizar la salud de la mujer y su bebé[1]. Ninguno de estos principios se cumple en el caso de la explotación reproductiva.

 

En la subrogación, todo el vínculo y reconocimiento materno-infantil, todo el proceso neuro-hormonal que conlleva la gestación y cuya función es generar el enamoramiento entre la madre y el bebé es truncado violentamente, es intencional y planificadamente interrumpido desde el inicio del embarazo cuando se pide a la madre que se desvincule emocionalmente del bebé que está gestando para otros; y culmina cuando el recién nacido, literalmente, es extraído del vientre de su madre y entregado a los compradores, a menudo momentos después del nacimiento; degradando aún más a la mujer y a la criatura.

 

Ekis Ekman afirma que todas las madres de alquiler, independientemente de si perciben la subrogación como una experiencia positiva o negativa, utilizan técnicas de desconexión de sus emociones para establecer una distancia mental con respecto a la experiencia que están viviendo. Es decir, viven sus embarazos disociadas, repitiéndose constantemente que la criatura que están gestando y sienten crecer en su interior pertenece a otra persona, tratando de negar el vínculo que de manera natural se va desarrollando a lo largo del embarazo[2].

 

Algunas agencias informan en sus sitios webs que: “aunque la gestante tiene claro que el bebé que gesta durante 9 meses no es su hijo (y así lo declara en el contrato de gestación subrogada), existe el conocido vínculo materno-fetal, pues el bebé se alimenta y crece gracias a las aportaciones de la mujer que lo gesta. Por esta razón, es inevitable que exista un pequeño sentimiento de pena o impotencia al entregar al bebé”. Afirman que “el coste emocional es grande y no todas las mujeres están capacitadas para ser gestantes en un proceso de subrogación de útero”[3]. Argumentan que esta sería una de las razones por las que las candidatas a ser madres sustitutas tienen que pasar por numerosas pruebas médicas y psicológicas, con el objetivo de evitar posibles consecuencias a nivel emocional. En realidad, los exámenes psicológicos están orientados a determinar si se podrá contar con la docilidad de la madre de alquiler a la hora de entregar al niño.[4]

 

En el contexto indio, la revisión de la literatura realizada por Patel y su equipo informa que los médicos que atendían a las madres de alquiler esperan que estas mujeres fueran tímidas, sacrificadas y complacientes y con control racional absoluto sobre sus emociones en todo momento. Encontraron que el personal médico trivializaba los problemas psicológicos y emocionales que enfrentan estas mujeres ya que consideraban que el dinero que reciben es una motivación suficiente para garantizar que los sentimientos hacia el bebé no se desarrollen. La crueldad del equipo médico también se destacó en algunas de las declaraciones de las mujeres que afirmaban que las enfermeras solían reprender a las mujeres si lloraban durante o después de la entrega del bebé[5].

 


Dadas las circunstancias en que tienen lugar estos embarazos, no resulta difícil anticipar que las madres desarrollarán emociones complejas por el bebé que gestan durante nueve meses. Kajsa Ekis Ekman explica que muchas madres sustitutas, tras entregar al recién nacido, describen una mezcla de aflicción, nostalgia, vacío y culpa, lo que lleva a un 30 por ciento de estas mujeres a someterse de nuevo a todo el proceso con el objetivo de redimir su culpa tratando de hacer feliz a otra nueva familia.[6]

 

Responsables del Ministerio de Justicia en Kiev llevan años viendo situaciones dramáticas, su director, Stanislav Kutsenko, cuenta que en los últimos dos años, unas 50 mujeres han solicitado quedarse con el bebé después de dar a luz[7]. Un informe del departamento de salud británico estima que del 4 al 5 por ciento de las madres sustitutas cambia de parecer y se niegan a entregar al niño[8].

 

A fin de evitar estas situaciones, algunas clínicas de subrogación proporcionan a las mujeres terapia psicológica y grupos de apoyo con el objetivo de que la mujer suprima o bloquee toda clase de vínculo hacia su futuro hijo o hija[9], ignorando el impacto que esta desconexión emocional del embarazo podría tener tanto en la salud de la madre, como del bebé. Por otro lado, el hecho de que la madre logre desvincularse emocionalmente y poner distancia con respecto a futuro bebé que está gestando en su interior, no va a impedir que el futuro bebé a medida que va creciendo se vincule y apegue a su madre[10].

 

En Ucrania, tal y como pasaba en la India[11], las madres sustitutas no suelen tener contacto con los compradores. La empresa Biotexcom, que controla dos tercios del negocio ucraniano[12], mantiene a las madres separadas de las parejas. Incluso en el diseño de las instalaciones médicas se refleja esta política, manteniendo aisladas a las mujeres de los compradores en todo momento. Por ejemplo, en la sala de ecografías, las madres son separadas de las parejas compradoras mediante mamparas que permiten a estos últimos ver las imágenes de las ecografías sin ver a la madre. Responsables de esta empresa afirman sin tapujos que “este proceso puede quebrar a una mujer si es demasiado emocional”, y que “no importa cuán fuertes sean, las madres sustitutas siempre están en un estado delicado justo después de dar a luz. Así que es mejor tener esa distancia entre la pareja y la mujer”[13].

 

La explotación reproductiva busca desde el inicio desvincular a la madre y a la criatura desde un punto de vista legal, emocional, físico y simbólico e implica una “fractura de los sistemas de apego” para los que tanto la mujer, como su futuro hijo han sido biológicamente preparados.

 

Riesgos para la salud de la mujer derivados de la explotación reproductiva

Los partidarios de esta práctica pasan por alto el hecho de que todo embarazo puede derivar en complicaciones como embolias, anemia, hemorragias, diabetes gestacional, hipertensión arterial, preeclampsia, eclampsia e incluso muerte[14]. Además, gestar una criatura que genéticamente no es propia supone un mayor riesgo de complicaciones graves como la preeclampsia[15].

 

La investigación realizada por la Dra. Woo y su equipo en 2018 aporta evidencia sobre los problemas de salud derivados de la explotación reproductiva. Este tipo de embarazos mostraron un mayor número de complicaciones obstétricas para las mujeres, como diabetes gestacional, hipertensión, mayor número de amniocentesis, más placentas previas, así como un mayor número de cesáreas; en comparación con los embarazos espontáneos de estas mismas mujeres. Los embarazos subrogados tuvieron tiempos de gestación más cortos y dieron lugar a un porcentaje mayor de bebés prematuros y un porcentaje mayor de bebés con bajo peso en comparación con los embarazos naturales[16].

 

Desde la perspectiva de la salud mental, el trabajo de Lamba publicado en 2018 sobre el bienestar psicológico y el vínculo prenatal de madres de alquiler muestra que las madres de alquiler tenían niveles más altos de depresión durante el embarazo y el posparto. El bajo apoyo social durante el embarazo, el ocultar la subrogación y las críticas del entorno familiar y social eran factores predictivos de mayor depresión en las madres de alquiler después del parto. Con respecto al vínculo prenatal, las madres sustitutas interactuaron menos con el feto y pensaron menos en él, en comparación con el grupo de control de madres, pero adoptaron mejores hábitos alimenticios y tenían más probabilidades de evitar prácticas poco saludables durante el embarazo[17].

 

El sitio web Surrogate.com describe los 8 pasos del proceso médico de la subrogación[18], los medicamentos que deberá tomar la mujer[19] así como algunos de los riesgos asociados a esta práctica, aunque enfatiza que la satisfacción que supone hacer realidad los sueños de una pareja que desea un bebé, supera con creces las molestias y riesgos que entraña la práctica[20].

 

Esta minusvaloración de los riesgos que entraña la práctica de la subrogación es común en el discurso publicitario de la industria independientemente de si se trata de países ricos o empobrecidos. En países como India a menudo se les dice a las mujeres que el embarazo subrogado será igual que el resto de sus embarazos y las madres de alquiler reciben escasa o nula información sobre las diversas pruebas realizadas, los procedimientos, la tecnología, etc. El proceso de consentimiento informado es inexistente o una mera representación en el que la mujer se limita a asentir y a mostrar acuerdo con la poca información que le ofrecen sobre el procedimiento médico y las condiciones del acuerdo de subrogación[21].

 

La investigación realizada por Sarojini Nadimpally en el contexto indio recoge los testimonios de madres de alquiler expresando su incomodidad al tener que seguir un tratamiento médico agresivo con medicación e inyecciones, que encontraron muy doloroso y cuyo procedimiento desconocían. Todas las decisiones sobre el embarazo son acordadas por los compradores, los médicos y los agentes, excluyendo a las madres de alquiler de la toma de decisiones sobre su embarazo. Las madres de alquiler expresaron su malestar ante este hecho y se sentían intimidadas en el ambiente hospitalario, lo que les hacía más difícil pedir información médica o negociar los términos del contrato.[22] También informaron que padecieron de náuseas, falta de apetito, hinchazón en las piernas, debilidad, movilidad reducida, aumento de peso después del parto o dolor persistente relacionado con la operación de cesárea, teniendo que adaptar su vida dentro y fuera de la casa a esta circunstancia[23].

 

Para lograr que el embarazo se produzca la mujer tendrá que someterse a una hiperestimulación hormonal inyectándose hormonas en el vientre durante semanas, tomar antibióticos y medicamentos inmunodepresores para lograr el embarazo[24]; lo cual en estos tiempos de pandemia del Covid-19 las pone en serio peligro de contagiarse del virus. La hiperestimulación hormonal produce dolor, que a veces exige hospitalización, fallo renal, posible infertilidad futura e incluso la muerte[25].

 

Una vez está preparado el cuerpo de la mujer se procede a la transferencia de embriones[26]. El deseo de los clientes de asegurarse la obtención de un bebé, junto al propio interés de la clínica en tener éxito[27], lleva a que a las mujeres se les implante a menudo múltiples embriones[28], lo cual está desaconsejado desde el punto de vista médico[29]. Los embarazos múltiples son embarazos de riesgo y se asocian a mayor riesgo de hipertensión, preeclampsia, diabetes gestacional y hemorragia postparto[30]. Además se incrementa la posibilidad de someter a la mujer a reducciones fetales que no dejan de ser intervenciones traumáticas[31], para deshacerse de los embriones sobrantes, cuando los compradores solo quieren un bebé, por ejemplo de un sexo concreto, o quieren gemelos pero no triples[32].

 


Desde el punto de vista de los bebés, los embarazos múltiples pueden derivar en nacimientos prematuros o pretérmino, con pesos de nacimiento inferiores al promedio. Los nacimientos prematuros implican una serie de riesgos como parálisis cerebral, dificultades de aprendizaje, desarrollo lento del lenguaje, dificultades de conducta, enfermedad pulmonar crónica y retrasos en el desarrollo[33].

 

Durante la gestación se realizan pruebas de amniocentesis u otras pruebas genéticas invasivas, que tienen riesgos y son dolorosas, para garantizar la integridad genética del gestado[34] y descartar el riesgo de malformaciones o determinadas anomalías genéticas. En caso de detectarse algún problema, se somete a la mujer a un aborto.

 

En un altísimo porcentaje de casos el parto es inducido y por cesárea para facilitar la organización del trabajo de la clínica, maximizar el número de nacimientos por día, facilitar que los compradores puedan asistir al nacimiento de la criatura que han comprado y para evitar cualquier riesgo para el bebé durante el parto[35].

 

La cesárea, que es una cirugía abdominal para extraer al bebé del útero de su madre, se realiza no por indicación médica, sino por imperativo del negocio. Las cesáreas conllevan riesgos bien documentados, incluyendo cortes quirúrgicos erróneos a la mujer y al bebé, infección, hemorragias, histerectomía, dolor severo y dolor a largo plazo en la zona de la pelvis, o en la cicatriz de la cesárea, e incluso muertes maternas relacionadas con la anestesia o con el mismo procedimiento. Los riesgos de las cesáreas para los bebés pueden incluir problemas respiratorios y reducir la bajada de sangre de la placenta al bebé al nacer; y a largo plazo, riesgos relacionados con diabetes infantil, asma, sensibilidades alimenticias y alergias[36].

 

 

El libro de Renate Klein, Surrogacy: A Human Rights Violation recoge múltiples testimonios de madres de alquiler indias como el que sigue: “Hubo muchos problemas con el parto, me pusieron de 15 a 20 botellas IV en sólo dos días. Al final me hicieron una cesárea. Estaba inconsciente cuando la pareja vino y se llevó al bebé. Ni siquiera se lo mostraron a mi marido. El bebé habría cumplido ahora tres años. Pero ni siquiera sé cómo es. Solía pensar que nos invitarían a América. Solía pensar en la madre como una hermana, pero todo se echó a perder. Olvidaron dejarnos una invitación, ni siquiera llamaron para ver si estaba viva o muerta. Ellos terminaron con lo que venían a hacer, recogieron al bebé y se fueron.”[37]

 

 

A las madres de alquiler se les suele administrar medicación para evitar la subida de la leche y por lo general, no se les permite amamantar para evitar la creación de un vínculo entre ella y el recién nacido[38]. En otras ocasiones, el acuerdo de subrogación puede incluir que la madre de alquiler se extraiga leche para alimentar al bebé recién nacido. Algunas agencias anuncian este servicio en sus sitios webs informando de los beneficios de la lactancia materna para la madre de alquiler como una recuperación posparto más rápida, una mayor satisfacción personal por ser aún más generosa; una pérdida de peso más rápida y unos 250 dólares semanales extra. Entre las desventajas señalan el tiempo y el esfuerzo extra dedicados a bombear y lavar las piezas del sacaleches, el esfuerzo adicional para enviar la leche o coordinar la recogida y entrega, y las molestias físicas que pueden surgir con la lactancia[39].

 

Finalmente nos encontramos con la ausencia de seguimiento y atención postparto. Por lo general, ni las agencias, ni las clínicas, ni los compradores asumen ninguna responsabilidad sobre la salud de la mujer después del parto. Las mujeres no reciben atención ni médica, ni psicológica durante la fase de recuperación postparto la cual suele ser lenta y complicada[40]. A nivel físico, las madres deberán recuperarse de la cesárea, pero no van a contar con asistencia sanitaria, ni ayuda de algún tipo, regresando a sus comunidades donde ejercen de cabeza de familia, acarrean con la mayor parte de las responsabilidades y se enfrentan al estigma social por haber realizado esta práctica.[41]

 


[1] Al Adib, Miriam. (2018) Gestación subrogada desde una perspectiva biomédica: lo que el debate científico puede añadir a la discusión ética. Dilemata. Revista Internacional de Éticas Aplicadas. https://www.dilemata.net/revista/index.php/dilemata/article/view/412000244. p.: 17

[2] Ekman, Kajsa Ekis. (2017).Op.cit. p.: 213.

[3] Bayonas, Amalia. (2017) Aspectos psicológicos. Gestante subrogada. Efectos, consecuencias y riesgos de la maternidad subrogada https://babygest.com/es/efectos-y-consecuencias-de-la-maternidad-subrogada/

[4] Ekman, Kajsa Ekis. (2017).Op.cit. p.:207

[5] Patel, A., Kumar, P., & Sharma, P. (2020). pp.: 10 y 11

[6] Ekman, Kajsa Ekis. (2017). Op.cit. p.:226

[7] Blanco, Silvia. (2018) El ‘salvaje este’ de los vientres de alquiler. El País. https://elpais.com/sociedad/2018/09/22/actualidad/1537636094_278287.html

[8] Ekman, Kajsa Ekis. (2017). Op.cit. p.:230

[9] Ekman, Kajsa Ekis. (2017). Op.cit. p.:213

[10] Véase, Comienza el vínculo. El Parto es Nuestro. https://www.elpartoesnuestro.es/informacion/embarazo/comienza-el-vinculo

[11] Pande, A (2014) Op. cit., p.: 619.

[12] Blanco, Silvia. (2018). Op.cit.

[13] Bobyn, Christopher. (2018). Op.cit.

[14] Stanford Children’s Health. (s/f). “Complicaciones del embarazo”. https://www.stanfordchildrens.org/es/topic/default?id=complicationsofpregnancy-85-P04296

[15] Ferrando, N. (2010). Riesgos en embarazo por ovodonación. Reproducción Asistida ORG: https://www.reproduccionasistida.org/riesgos-embarazo-ovodonacion/

[16] Woo, I., Hindoyan, R., Landay, M., Ho, J., Ingles, S. A., McGinnis, L. K., … Chung, K. (2017). Perinatal outcomes after natural conception versus in vitro fertilization (IVF) in gestational surrogates: a model to evaluate IVF treatment versus maternal effects. Fertility and Sterility, 108(6), 993–998. https://www.fertstert.org/article/S0015-0282(17)31941-6/fulltext

[17]  Lamba, N., Jadva, V., Kadam, K., & Golombok, S. (2018). The psychological well-being and prenatal bonding of gestational surrogates. Human Reproduction (Oxford, England), 33(4), 646–653. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5989605/

[18] Véase, American Surrogacy (2020). 8 Steps of the Surrogate Medical Process. Surrogate.com. https://surrogate.com/surrogates/pregnancy-and-health/medical-process-for-a-surrogate/

[19] American Surrogacy (2020) List of Medications Involved in Surrogacy. Surrogate.com.. https://surrogate.com/surrogates/pregnancy-and-health/list-of-medications-involved-in-surrogacy/

[20] Idem.

[21] La agencia International Fertility Centre muestra en este vídeo un ejemplo del proceso por el que tiene lugar el supuesto “consentimiento informado” de una mujer india que se va a prestar a alquilar su vientre. https://stopvientresdealquiler.wordpress.com/2018/02/05/consentimiento-informado-no-explotacion-reproductiva/

[22] Nadimpally, Sarojini. (2015). Op.cit. párr.: 22

[23] Nadimpally, Sarojini. (2015). Op.cit. párr.: 24

[24] Surrogate.com (2020). 8 Steps of the Surrogate…Op.cit.

[25] Sociedad Española de Fertilidad. (s/f) Síndrome de hiperestimulación ovárica. https://www.sefertilidad.net/docs/biblioteca/recomendaciones/sindromeHiperestimulacipor cientoC3por cientoB3n.pdf

[26] Bilbao, A. D., Faura, À. G., Gómez, M. B., Tomás, P. R., de Segura, D. R. G., & Salgado, S. (2020). La transferencia de embriones: cuándo y cómo se hace. Reproduccionasistida.org website: https://www.reproduccionasistida.org/transferencia-de-embriones/

[27] Nadimpally, Sarojini. (2015). op. cit. párr.: 24

[28] Lahl, Jennifer (s/f). Telling the Truth about Surrogacy in the United States. http://cbc-network.org/pdfs/CBC-Lahl_Telling_the_Truth_about_Surrogacy_in_the_United_States.pdf

[29] Bilbao, A. D., Ziarrusta, G. B., de Miguel, D. L. G., Fernández-Sánchez, M., Trolice, M. P., & Reus, R. (2018). Transferencia embrionaria: ¿Cuántos embriones hay que transferir? Reproduccionasistida.org: https://www.reproduccionasistida.org/numero-de-embriones-a-transferir/

[30]  Rodrigo, A., Caballero, M. A., & Salvador, Z. (2018). Riesgos del embarazo múltiple para la madre y los bebés. Reproduccionasistida.org: https://www.reproduccionasistida.org/riesgos-del-embarazo-multiple/

[31] de la Fuente Vaquero, D. P., & Salvador, Z. (2018, julio 19). Reducción de embriones o fetos en el embarazo múltiple. Reproduccionasistida.org: https://www.reproduccionasistida.org/reduccion-de-embriones/

[32] Nadimpally, Sarojini. (2015). op. cit. párr.: 24

[33] Asociación de Padres de Niños Prematuros. APREM (2009). Datos niños y niñas prematuros… http://aprem-e.org/wp-content/uploads/2019/05/APREM-DatosNinosPrematuros.pdf

[34] Bayonas, D. A., Rodrigo, A., & Mestre, C. (2016, noviembre 16). Pruebas médicas a la gestante antes y durante el embarazo. Babygest.com: https://babygest.com/es/control-medico-de-la-gestante/#pruebas-geneticas-invasivas-y-no-invasivas

[35] Nadimpally, Sarojini. (2015). Op.cit. párr.: 23

[36] Coalición para mejorar los servicios de maternidad CMSM. (s/f). Los Riesgos del Nacimiento Por Cesárea Para La Madre y El Bebe. https://www.elpartoesnuestro.es/sites/default/files/public/documentos/parto/cesarea/3.-por ciento20Lospor ciento20Riesgospor ciento20delpor ciento20Nacimientopor ciento20Porpor ciento20Cespor cientoC3por cientoA1reapor ciento20Parapor ciento20Lapor ciento20Madrepor ciento20ypor ciento20Elpor ciento20Bebe_CIMS.pdf

[37] Renate, Klein (2017). Op.cit. p.: 402

[38] Nadimpally, Sarojini. (2015). Op.cit. párr.: 23

[39] The Egg Donor, & Surrogacy Program. (s/f). Breastmilk for surrogacy: To pump or not to pump. Hatch.us: https://www.hatch.us/blog/breastfeeding-after-surrogacy

[40] Nadimpally, Sarojini. (2015). Op.cit. párr.: 25

[41] Lamba, N., Jadva, V., Kadam, K., & Golombok, S. (2018). Op.cit. pp.: 647-648

Fuente

https://stopvientresdealquiler.wordpress.com/2021/05/28/los-riesgos-para-la-salud-de-la-madre-en-la-explotacion-reproductiva/

Rosa Cobo: “Quien vea la pornografía y la prostitución fuera del capitalismo no ha entendido nada”

Rosa Cobo: “Quien vea la pornografía y la prostitución fuera del capitalismo no ha entendido nada”

Entrevista a la socióloga y autora del libro 'Pornografía. El placer del poder' (Ediciones B, 2020)

Sara Montero El sábado, 19 de diciembre de 2020

Termina el día y te quedas solo en la habitación. No concilias el sueño tras un día de estrés en el trabajo o el instituto. Tienes el móvil en la mano. Vídeos porno numerosos, gratuitos y a un clic. Quizá en dos días repitas esta rutina, habrá un tercero. Tú piensas que es tu intimidad, pero es algo que replican millones de hombres todos los días. Es una estructura, configura tu mirada, tus relaciones y es un negocio millonario. Y todo sobre la base de la misoginia. En el libro Pornografía. El placer del poder (Ediciones 8, 2020), la socióloga Rosa Cobo anima a pararse a pensar, a hacerse preguntas y a ser crítico con un sistema que está creando un nuevo relato patriarcal.

 

Cobo plantea interrogantes cuyas respuestas pueden resultar incómodas, pero que considera esenciales. Para documentarse, ha visto cientos de vídeos porno. Ha navegado por bukakes, incestos simulados, fotogramas que muestran a mujeres aniñadas, violaciones ficticias... Pocos días antes de que la profesora de Sociología de Género se siente a hablar con cuartopoder, el New York Times publicó un artículo de investigación en el que denunciaba que Pornhub permitía que cualquiera suba un vídeo sin controlar que no estén protagonizados por menores o que el origen no sean agresiones sexuales. El artículo ha provocado que la plataforma tenga que eliminar 10 millones de vídeos. 

 

Tras la investigación, Cobo se confiesa preocupada por lo que las nuevas generaciones, sin educación sexual, están aprendiendo sobre sexo en el porno. Y recuerda: “Yo no hablo de todos los varones, sino de los que agreden, de los nuevos bárbaros del patriarcado”.

 

-Usted dice en el libro que cuando se critica la prostitución o la pornografía, se contraargumenta que la crítica es moral y, de esta manera, se difumina la cuestión política de ambos temas, ¿cree que estamos perdiendo la capacidad de ver las estructuras de poder en temas como el porno o la prostitución?

 

Sí, la influencia ideológica tan enorme e invasiva del capitalismo neoliberal hace que a quienes estamos en la izquierda, en el feminismo o en las filas del pensamiento crítico a veces nos resulte costoso identificar las estructuras de poder que explotan a los individuos. Por un lado, expresamos nuestra solidaridad con los individuos explotados, pero al mismo tiempo no vemos con la suficiente precisión las estructuras de poder que los oprimen.

 

- Cuando hablamos del porno hablamos de estructura de poder también empresarial e internacional como es la industria del porno, ¿cuesta relacionar un acto íntimo como puede ser la masturbación con una gran trama empresarial?

 

"La pornografía y la prostitución son las dos caras de la misma moneda"

 

-La pornografía y la prostitución son las dos caras de la misma moneda. Es la conclusión a la que he llegado tras años de estudiar las dos. Esa moneda es la industria de la explotación sexual. Es la segunda o tercera, en términos de beneficios a escala global en las economías ilícitas. Es muy importante señalar que una buena parte de la pornografía transita en el mundo de a economía ilegal, como es la explotación sexual.

 

Es difícil ver la sexualidad, que tiene que ver con el placer, la gratificación y la intimidad, convertida en una industria.

 

-Usted también aprecia racismo y clasismo en algunos vídeos que vemos en los grandes contenedores de porno. Dice que en muchos vídeos ser migrante, empleada o esclava es “fuente de erotismo”.

 

-La pornografía es una narrativa que se articula a través de estereotipos que funcionan en la sociedad, como que los negros tiene una sexualidad insaciable. Eso ya lo sabíamos, pero hasta que yo no he estado estudiando los vídeos pornográficos, no he llegado a comprender la extraordinaria fuerza que tienen todos esos estereotipos.

 

Más allá de esos estereotipos, esta industria está dirigida por grandes y medianos empresarios proxenetas. Quienes trabajan en esta industria y la habitan es gente que tiene condiciones de enorme vulnerabilidad y grandes faltas de recursos, ¿quiénes son los sectores sociales que tienen esas condiciones? En Europa, indudablemente, las mujeres migrantes, como son la mayoría de las que están en la prostitución. Quien quiera ver la pornografía y la prostitución fuera del capitalismo no ha entendido nada. Es el capitalismo el que ha articulado esta industria y la ha convertido en un mercado enormemente beneficioso.

 

-Usted dice que el porno impone una nueva normatividad para la mujer. Las coloca como servidoras sexuales y servidoras precarizadas.

 

"Hay cientos de vídeos pornográficos donde el argumento fundamental es la violencia masculina"

 

Yo he hablado de servidoras sexuales, servidoras domésticas, servidoras reproductivas y servidoras laborales. El capitalismo neoliberal nos está otorgando a las mujeres unos espacios específicos dentro del mercado. Uno de esos espacios es la explotación sexual. Sí hay una propuesta de convertirnos en servidoras sexuales, igual que con las mujeres de las maquilas hay un intento, bastante exitoso, de convertirlas en servidoras laborales. Es decir, se deja atrás la idea del trabajo para convertirnos en servidoras. No digo yo que no ocurra también en otros casos, pero nosotras estamos analizando a las mujeres.

 

En el porno hay una propuesta de cómo debe ser definida y resignificada la feminidad y la masculinidad normativa. Ellas son definidas como seres sexuales, no cuentan sus deseos. El deseo masculino es unilateral, no se negocia. Los varones son definidos como seres ensimismados en sus deseos, agresivos, violentos, hay cientos de videos pornográficos donde el argumento fundamental es la violencia masculina. A mí me parece que es inaceptable.  Los adolescentes replican las prácticas que ven ahí. Esto es lo que digo en el libro.

 

                                                                           Rosa Cobo


-Usted dedica alguna línea a Mayo del 68. En los 60 se pone en marcha ese relato de la libertad sexual que llega hasta hoy, ¿nos engañaron un poco a las mujeres para estar siempre disponibles sexualmente?¿Al final los únicos que tenían libertad sexual eran ellos?

 

-Eso nos explicaron las feministas de la tercera ola, que no aceptaban el modelo de sexualidad que proponían ellos. Fue una propuesta hecha para los varones a los varones. Sostenía que las mujeres teníamos que estar sexualmente disponibles siempre. Eso lo podemos ver por cómo es la publicidad, la pornografía, el canon de belleza... Fueron  procesos intensivísimos de la sexualización de lo femenino.

 

Hubo otra propuesta feminista que consistía en obtener placer, gratificación sexual, de una forma compartida y en la intimidad. Son dos propuestas de sexualidad que arrancan de los 60, pero hay una enorme desproporción entre ellas. La primera ha sido articulada por el mercado y el mercado tiene mucho poder.

 

La otra hay quien la vive en la intimidad, pero a mí me preocupa la juventud que consume pornografía. No están consumiendo ese modelo de sexualidad más humano, que satisface los deseos de ambas partes, sean los que sean. Lo importante es que no te los impongan.

 

-Citando a Celia Amorós, usted habla de las heterodesignaciones patriarcales. Por un lado tenemos un feminismo fuerte y crítico, por otro, cientos de vídeos pornográficos en internet imponiendo significados machistas sobre el sexo. Habla de nuevos modelos de masculinidad hegemónica, ¿cuáles son?

 

-Hablo de tres modelos, aunque es solo una aproximación. Hay un sector minoritario masculino que en sí mismo constituye una herida en las entrañas del patriarcado porque se ha distanciado críticamente de algunos de sus privilegios. Son nuestros aliados, comprenden la lucha feminista y entienden que la desigualdad es excesiva. Probablemente son muy pocos y es muy difícil saberlo.

 

Hay otro sector de varones, que creo que es mayoritario en una sociedad como la española,   que aceptan a regañadientes los espacios de libertad e igualdad que hemos conseguido las mujeres. Ellos aceptan que las mujeres estén en el mercado laboral y tengan carreras, pero luego son muy estrictos en el control sobre la esposa y la familia. La familia es un espacio que se democratiza con mucha dificultad en términos de la autonomía de las mujeres. Nosotras seguimos siendo las que se encargan de la familia, de los hijos y del trabajo reproductivo.

 

Luego hablo de otro sector de varones, que no sé cuál es su dimensión, que está detrás de las economías ilegales, los feminicidios, la prostitución y buena parte de la pornografía. Son los que tratan de proponer un nuevo modelo de lo que tiene que ser un hombre y una mujer. La pornografía es el lenguaje que han encontrado para hacer valer esa propuesta.

 

-Usted habla de que hay hombres que para justificar que ven porno agresivo intentan elaborar un discurso positivo sobre él. Esto incluye procesos de “desconexión moral” que dan lugar a un “entumecimiento emocional”, ¿qué mecanismos operan?

 

-¿Puede un hombre estar masturbándose viendo escenas de niñas y después apartar esa mirada cuando ve a las amigas de sus hijas o a las niñas en general?¿La pornografía crea una mirada masculina hacia todas las mujeres? Esas son las preguntas que me hice. Es imposible no hacértelas después de ver pornografía.

 

También sé que hay consultas de psicólogas que están comenzando a recibir hombres, y también mujeres aunque menor medida, que tienen una enorme dificultad para poder tener una vida sexual que su pareja acepte porque se han habituado a excitarse con las prácticas pornográficas de una violencia extraordinaria. Llegan a las consultas con mucha angustia.

 

-Siempre se dice que el sexo es ficción, que no hay que confundirlo con la realidad. ¿Los casos que comenta sugieren que el consumo masivo de pornografía podría derivar en disfunciones sexuales?

 

-En muchos casos sí. La pornografía se ha globalizado, en el sentido fuerte del término, desde 2008. Aún no tenemos suficientes investigaciones para saber los efectos que va a tener, que yo creo que van a ser extraordinariamente peligrosos. A mí me preocupan las chicas adolescentes y preadolescentes, aunque también los chicos.

 


-¿Por qué?

 

"Las primeras experiencias sexuales de los chicos no son con chicas, sino con vídeos pornográficos"

 

-Las primeras experiencias sexuales de los chicos no son con chicas, sino con vídeos pornográficos. La pornografía se ve a un solo clic y la ve gente muy joven, cuya primera experiencia ha sido con una práctica violenta. Y no hablo de golpes, asfixias e incestos, que también hay muchos vídeos sobre esto, sino de vídeos pornográficos en los que los varones ponen en pie su deseo y son ellas las que tienen que satisfacerlo. Es un acto violento porque no hay reciprocidad. Estos chavales, que han tenido sus primeras experiencias con este tipo de vídeos, pueden tratar de replicarlas con las chicas.

 

Creo que esto puede provocar una enorme insatisfacción en las chicas, que no encuentran su sexualidad cumplida o satisfecha con prácticas violentas y que no tiene en cuenta lo que a ellas les gustan.

 

-Usted dice que el siglo XXI va a haber una lucha por el contrato sexual.

 

- Es el corazón del sistema patriarcal. El contrato sexual comienza con una política de distribución de las mujeres: una para cada varón y unas pocas para todos. Así tenemos el matrimonio y la prostitución como las dos grandes instituciones que regulan la sexualidad. Ese contrato sexual tiene unas características. Hay cuerpos que no deben ser tocados por los varones: los de las niñas. El incesto es la ley de las leyes que marca no solo el paso a la cultura y la comunidad, sino una especie de límite que el sistema patriarcal.

 

Yo lo que he visto en la pornografía, y jamás pensé que lo vería, es la relevancia y el crecimiento en el contexto pornográfico que está tomando el imaginario del incesto. Esto quiere decir que hay una propuesta de romper el contrato sexual a favor del reforzamiento de los privilegios patriarcales.

 

-Es cierto que en los grandes contenedores de porno vemos vídeos titulados “jovencita”, “alumna con el profesor”, “incesto”, ¿por qué en el porno sí se traspasa ese límite?¿qué mecanismos operan para que veas un vídeo que simula un incesto si luego en la vida real te parece una aberración?

 

- He tratado de interpretar eso, de acercarme. Esto es un fenómeno lo suficientemente complejo que requiere más investigaciones. Yo mantengo una hipótesis, que seguramente te parecerá exagerada, pero la mantengo. Creo que lo que los varones querían hacer en privado, ahora lo quieren hacer en público. No quieren tener límites y barreras. ¿Todos los varones? No, sino esa fratría masculina que no quiere que las mujeres tengan un proyecto de vida autónomo. Son ese grupo de varones que agreden, lo que yo llamo los nuevos “bárbaros del patriarcado”. Son los que no quieren abandonar el mundo de los privilegios patriarcales y cada vez quieren tener más y más poder.

 

-De hecho, usted dice que los hombres quieren abandonar los privilegios de la misoginia también sufren presiones.

 

-La pornografía es un universo lleno de sentido. Les envía un mensaje para que no se distancien de los privilegios masculinos: las mujeres están ahí para que puedan acceder a sus cuerpos cuando quieran. Es muy difícil comprender la pornografía mainstream si no la interpretas con estas claves. La brutalidad es demasiada.

 

-Más allá de la pornografía, en el cine o las series vemos muchos cuerpos sexualizados. Vamos a Instagram y vemos fotos continuamente en posturas sensuales, ¿se está pornificando buena parte de nuestra cultura visual?

 

-Eso es lo que sostiene Natasha Walker. Yo te diría que la pornografía está teniendo una gran influencia en la alta y baja cultura. Se han escrito muchos libros sobre pornografía en los que se habla de ella como transgresión y fantasía. Todo lo que vemos ocurre en la realidad. La penetración doble no es simulada, es verdad, pero la otra parte es quién consume esto y cómo influye en sus novias y sus compañeras.

Fuente

https://www.cuartopoder.es/cultura/2020/12/19/rosa-cobo-quien-vea-la-pornografia-y-la-prostitucion-fuera-del-capitalismo-no-ha-entendido-nada/