domingo, 13 de julio de 2014

Trastorno de Estrés Postraumático


Trastorno de Estrés Postraumático


Por Alberto B Ilieff







Uno de los trastornos centrales en las persona en prostitución y en las víctimas de trata de personas es el estrés postraumático.

El Trastorno surge como respuesta tardía o diferida a un acontecimiento o a una serie de acontecimientos estresantes o a una situación  de naturaleza excepcionalmente amenazante o catastrófica, que causarían por sí mismos malestar generalizado en casi todo el mundo (por ejemplo, catástrofes naturales o producidas por el hombre, combates, accidentes graves, el ser testigo de la muerte violenta de alguien, el ser víctima de tortura, terrorismo, de una violación o de otro crimen).

Ciertos rasgos de personalidad  o antecedentes de enfermedad neurótica, si están presentes, pueden ser factores predisponentes y hacer que descienda el umbral para la aparición del síndrome o para agravar su curso, pero estos factores no son necesarios ni suficientes para explicar la aparición del mismo. Es importante resaltar que cualquier persona sometida a determinadas situaciones que superen su posibilidad de procesar subjetivamente lo acontecido sufrirá estas consecuencias. Sus antecedentes no serán los responsables del estrés postraumático.

Se trata de una reacción orgánismica adaptativa ante una situación abrumadora que no puede ser elaborada. Para lograr la adaptación las personas desarrollan una nueva forma de vida  que implica cambios básicos en los modos de sentir, pensar y actuar.

Una cuestión importante al abordar este tema es que hay que estudiar el trastorno por estrés postraumático a lo largo del ciclo vital, por eso se llama postraumático. Incluso se debe considerar la posibilidad del  estrés retardado, llamado así porque  se manifiesta largo tiempo después de la experiencia traumática original y que, en general, se produce cuando la persona nuevamente se ve expuesta a un estímulo similar a aquel que la hubiere dañado.

Una de las características significativas de este  estrés abrumador en los casos de trata de personas y prostitución  es que está provocado por el hombre, a diferencia de los desastres naturales o enfermedades. Aquí el  origen es netamente humano, irrumpe la crueldad, ya no la inconciente de los elementos naturales donde no existe voluntad específica de dañar,  sino la consciente de un igual. De este modo se hace evidente la  destructividad colectiva sancionada socialmente, lo cual destroza  el tejido de la confianza humana. Un hecho azaroso o producto de la naturaleza no provoca tanto daño como el causado por otro ser humano precisamente porque se sabe es un acto conciente y dirigido hacia la persona que es victimizada. Esto hace que se pierda la capacidad de confiar en los demás, de establecer vínculos profundos significativos, lo que también hace que se impida el pedido de ayuda o la aceptación de la misma.

Ante estas situaciones el yo vulnerado se fragmenta, se produce un corte abrupto existencial, todo proyecto de vida es destrozado, los restos que quedan son armados fantasiosamente ya sin posibilidades concretas ni contacto con la realidad. Si la persona es reintegrada al medio social lo hará a partir de un  menor nivel de adaptación.



El Trastorno de Estrés Postraumático aún siendo una respuesta  adaptativa es la base de síntomas y síndromes, siendo una de las más significativas y abrumadoras las repetidas invasiones del presente por el pasado, el resurgimiento irruptivo de miedos y ansiedades, del entumecimiento de la conciencia, de las reacciones de alerta y de los flash-backs, que son el retorno repentino e intrusivo de los fenómenos disociativos en la consciencia total o parcialmente vigil.

Es común que se de  un estado de hiperactividad vegetativa con hipervigilancia, un incremento de la reacción de sobresalto e insomnio.
Los síntomas por su carácter irruptivo se acompañan de fuerte ansiedad y de depresión y no son raras las ideaciones suicidas. El consumo excesivo de sustancias psicótropas o alcohol puede ser un factor agravante.

Algunos otros signos son:

*      Emocionales: miedo, ira, pesadumbre, irritabilidad, depresión, pensamientos o intentos de suicidio, sensación de culpabilidad, de inutilidad, desesperanza, desinterés, sentimiento de vacío, dificultad para disfrutar.

*      Intelectuales: confusión, desorientación, indecisión, dificultad de concentración, problemas de memoria.

*      Físicos: tensión, fatiga, irritabilidad, insomnio, dolores mal definidos, taquicardias, nauseas, temblores, cambios en el apetito o en el impulso sexual.

*      Sociales: desconfianza, serias dificultades para establecer relaciones afectivas, problemas laborales o escolares, sensación de abandono o de ser rechazado.

El comienzo sigue al trauma con un período de latencia cuya duración varía desde unas pocas semanas hasta alrededor de 6 meses. Se estudiaron casos en que la sintomatología surgió incluso mucho tiempo después.

El curso es fluctuante, pero se puede esperar la recuperación en la mayoría de los casos mediante un prolongado tratamiento psicoterapéutico que puede acompañarse con medicación.  Este trastorno en algunas personas puede tener durante muchos años un curso crónico y evolución hacia una transformación persistente de la personalidad

Esta alteración es compartida por las personas en prostitución y trata con los soldados que regresan de la guerra, la población de zonas en conflicto bélico o que han sufrido atentados terroristas.
Menos de un 5% de la población general sufre este síndrome, mientras que entre las personas en prostitución lo sufrirían cerca del 68%,  un porcentaje elevado comparado  con un 15% de los veteranos del Vietnam.

Las personas en prostitución se hallan constantemente sometidas a situaciones de violencia, el hecho de ser prostituida ya es un acto violento. Se calcula que el 82%, además,  ha sido agredida por los prostituidores-clientes, el 88% sufrió amenazas físicas, y  un 68% fue violada y el 46% más de cinco veces. El 87% sufren depresión por prostituirse.
Diaria y reiteradamente las personas que sobreviven con esta actividad sufren intenso miedo debido a los malos tratos y vejaciones que pueden sufrir, que pueden incluir golpes, quemaduras con cigarrillos, cortes, e incluso la muerte.
A todo esto debemos agregar  que  un 57% (algunos estudios indican más porcentaje)  habría sufrido abusos sexuales durante la infancia.

En su trabajo “Prostitución, tráfico y estrés postraumático”  Melissa Farley claramente expone:
“En Holanda donde la prostitución es legal al 60% fueron físicamente asaltadas y el 79% fueron prostituidas como resultado de coacción. Cualquiera que sea la ubicación física, la prostitución causa gran daño a las mujeres. Al margen de que el lugar de la prostitución sea interior o exterior, las mujeres prostituidas son constantemente violadas. Las mujeres en Chicago denuncian que han sido violadas frecuentemente tanto mientras ejercían la prostitución bajo techo como en la calle.”

“Las mujeres prostituidas describen la prostitución como “violación pagada” y como “violación doméstica llevada al extremo”. Hay muchas similitudes entre prostitución y apaleamiento. Las mujeres que se prostituyen reciben múltiples palizas cuando las mujeres no-prostitutas reciben una. Ser pegada por un prostituidor o por un proxeneta es como ser pegada por un marido o un novio. Las mismas partes del cuerpo son apaleadas. Suceden las mismas violaciones. Las mismas palabras son arrojadas hacia ellas. Maltratadores, como prostituidores, utilizan verbalmente el odio racial y sexista para transformar a la mujer en un objeto, así les pueden hacer cualquier cosa impunemente. Los mismos métodos de control empleados por los maltratadores en contra de sus parejas son utilizados por los proxenetas y los que viven a costa de la prostituta: abuso verbal, minimización y negación de la violencia física y abuso, explotación económica, aislamiento social, amenazas, intimidaciones, violencia física, acoso sexual y cautividad.”

“Dos tercios de las mujeres que se prostituyen en 9 países padecen de PTSD. Esta proporción de PTSD es una de las mayores localizada en estudios de población. Proporciones comparables de PTSD han sido registradas entre mujeres apaleadas que buscan refugio, veteranos de guerra, supervivientes de violación y supervivientes de torturas avaladas por el estado.” *



El uso de drogas y alcohol se agregan a este cuadro.
El resultado general es que el promedio de vida de las personas en prostitución es inferior al de la media poblacional, la mortalidad es 40 veces superior a la de la población general.

Es parte integrante de este síndrome y de otros que veremos, que la persona no vislumbra una salida, se siente prisionera de la situación, y en la mayoría de los casos lo está ya fuere por los tratantes, proxenetas o por su extrema vulnerabilidad. Los estudios indican que más del 90% dejarían definitivamente esta actividad si se les brindara el apoyo y las condiciones necesarias.

Para terminar, quiero recordar que para la  Organización Mundial de la Salud  el concepto de salud no implica únicamente la carencia de enfermedad, sino de manera integral,  la suma del bienestar físico, psíquico y social.  La prostitución y la trata de personas quiebran definitivamente  esta posibilidad.

*Este trabajo se puede hallar completo en
http://argentina.indymedia.org/uploads/2011/06/farley_cast.pdf








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