domingo, 28 de julio de 2019

Aprosex, OTRAS, AMMAR y el lobby proxeneta mundial


Aprosex, OTRAS, AMMAR y el lobby proxeneta mundial
Anna Prats
Mar 29

Hace unos meses centenares de personalidades (como Elena Poniatowska, Yayo Herrero, Isabel Coixet, Empar Pineda, Amaia Pérez Orozco, Justa Montero, Dolores Juliano y políticas como la diputada de En Marea, Ángela Rodríguez, y varias concejalas de igualdad) firmaron un manifiesto en apoyo al autodenominado Sindicato OTRAS, que entre otros aspectos recogía en sus estatutos «la prostitución por cuenta ajena como actividad sujeta a la legislación laboral», motivo por el cual fue impugnado por la Audiencia Nacional, debido a que eso significaría reconocer como legal una actividad penada como el proxenetismo.

Para hablar del lobby proxeneta, hay que empezar mencionando al Red Umbrella Fund. El Red
Umbrella Fund es, como ellos mismos se describen, «un nuevo mecanismo mundial innovador de concesión de subvenciones para y por los trabajadores sexuales» surgido en el 2012.

En su misma web explican que surgió después de que la Open Society Foundation (OSF), organización del multimillonario George Soros realizara un informe en 2006 con el objetivo de «promover una mejor financiación para este grupo en particular».

Ya en este hilo de Kalinda Marín se explicaba cómo «el multimillonario Soros» pedía «en la web de su mayor fundación (OSF) la total legalización de la prostitución, burdeles y otros negocios y admitía financiar asociaciones de “trabajadoras sexuales”»..

Según explica Julie Bindel, periodista de investigación, «Eugenio Zaffaroni, también fundador y asesor de la OSF, fue acusado de mantener prostíbulos y gerenciar una red de trata de mujeres en seis departamentos que posee en Buenos Aires, Argentina. Desde entonces, ha sido nombrado juez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. La OSF es un contribuyente significativo de Amnistía Internacional, Human Rights Watch (HRW), el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA (UNAIDS), así como de otros grupos de presión en favor de la prostitución de todo el mundo. Soros es el principal financista del lobby mundial en favor de la legalización de la prostitución y ha financiado informes sobre los cuales Amnistía Internacional basó su postura por la descriminalización total de la prostitución».

Kalinda Marín argumenta que, de esta forma, «se entiende que Amnistía Internacional, financiada por Soros, recomiende la derogación de las leyes que prohíben las actividades asociadas a la prostitución, como la organización general del negocio (es decir, pide que se despenalice el proxenetismo)», y que, de hecho, Amnistía Internacional «establece que el acceso a las mujeres prostituidas es un derecho humano fundamental».

Aprosex y la Network of Sex Work Projects (NSWP)
En el 2008, se organizó un «diálogo para conectar a los donantes con las organizaciónes de trabajadores sexuales» desde la OSF y la Network of Sex Work Projects (NSWP), que funciona a través de membresías y de la que forma parte Aprosex y otras organizaciones españolas como el Colectivo Hetaira o el Centro Alba.

Aprosex es miembro del NSWP
La NSWP, de la que es miembro Aprosex, recibió 60.000 dólares de la Open Society Foundation (OSF) en el año 2008. Actualmente la página donde aparece esta donación ha sido eliminada de la web de la OSF, pero aún es consultable a través de la web Archive.org, que permite consultar el archivo de las páginas web que ya han sido borradas.
 
Autora Alessandra Luna

No es de extrañar que organizaciones multimillonarias como la OSF inviertan en la regulación de la prostitución o en la despenalización del proxenetismo. Según la OIT (y así lo recoge el Documento de Política de la NSWP) el negocio de la prostitución supone entre el 2 y el 14% del PIB en los cuatro países encuestados. En Tailandia, por ejemplo, la industria prostituyente representó en 2015 el 10% del PIB de Tailandia.

Los donantes del Red Umbrella Fund
En 2009, los principales donantes interesados en invertir en el negocio del «trabajo sexual» (OSF, Oak Foundation, Mama Cash, Levi Strauss Foundation o American Jewish World Service) se reunieron para «definir aquellas áreas en el campo de los derechos de las trabajadoras sexuales en las que se necesita la atención de los donantes y elaborar una estrategia clara para su colaboración».

Aunque muchas veces desde estas organizaciones se alega que su objetivo es «promover la salud y los derechos humanos de los trabajadores sexuales», la realidad es bien distinta, pues desde el Red Umbrella Fund no se financian organizaciones que «provean exclusivamente servicios sociales o médicos ni tampoco las que busquen «la abolición» de la prostitución.

De hecho, uno de sus puntos clave y que pusieron como el primero en la lista para las reuniones del año 2008 entre donantes y “activistas” es «cambiar la percepción del púbico (de “víctimas” a “agentes activos”)».

TAMPEP, también financiada por el Red Umbrella Fund
A nivel europeo, la organización TAMPEP (The European Network for the Promotion of Rights and Health among Migrant Sex Workers) es una de las organizaciones que reciben financiación del Red Umbrella Fund. Aunque no se sabe la cantidad exacta, la cifra máxima que puede concederse es hasta 80.000 euros pagados en dos años, según la web del Red Umbrella Fund.

TAMPEP recibió en el 2017 la concesión de financiación por parte del Red Umbrella Fund.
¿Y por qué tiene relevancia a nivel español que TAMPEP reciba financiación por parte del lobby regulacionista mundial? Porque en el apartado de “Miembros y aliados” de la web de TAMPEP, encontramos que Aprosex, OTRAS y otras organizaciones españolas como Genera, Colectivo Hetaira, CATS o el Centro Alba son miembros y/o aliados de TAMPEP.

AMMAR, Aprosex y las formaciones políticas “del cambio”
Otra de las patas del lobby regulacionista es AMMAR (Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina), muy ligada a las organizaciones de Aprosex y a OTRAS, y que de hecho fue uno de los colectivos firmantes en apoyo del pseudosindicato OTRAS. AMMAR, así como RedTraSex (organización y red de colectivos regulacionistas a nivel latinoamericano) de la que forma parte AMMAR, están ambas financiadas por el Red Umbrella Fund.

Representantes de AMMAR han sido relacionadas con casos de trata de mujeres en Argentina. En 2018, la Cámara Federal de Apelaciones de Mar del Plata, en Argentina, confirmó el procesamiento de María “Malú” López, referente de AMMAR, por explotar sexualmente a tres víctimas. Según el periódico La Capital, la encausada «regenteaba el lugar; administraba los ingresos, gastos y aplicaba “sanciones” a las víctimas si faltaban sin aviso previo; y se encargaba de conseguir viviendas para alquilar, aunque no figuraba en ningún contrato. Asimismo, también aleccionaba a las víctimas respecto a cómo actuar y qué decir en caso de un allanamiento: no debían nombrarla y sí les preguntaban, eran amigas o alquilaban juntas el lugar. Otro de los aspectos más turbios del accionar de López, según la Justicia, es que ofrecía un abogado para que las representase si se unían a la Asociación de Mujeres Meretrices de la Argentina (AMMAR), de la que formaba parte con gran incidencia».



Hace unos años, Aprosex publicó un manifiesto en su web con el título “Abolicionismo VS Feminismo” al cual está también adherido AMMAR (a parte de personajes públicos como Antonio Baños, ex cabeza de lista de las CUP o “feministas” como Desirée Bela); y su secretaria general, Georgina Orellano, ha sido invitada en diversas ocasiones a charlas organizadas por Aprosex en Barcelona.

Charla de Georgina Orellano organizada en Barcelona por Aprosex
Además, Georgina Orellano también fue invitada en 2015 a las Jornadas Feministas de Trabajo Sexual en Barcelona, organizadas por la Asociación Genera, la Asamblea Pro-Derechos Trabajo Sexual de Cataluña, la campaña Putas Indignadas, Aprosex, Lloc de la Dona y Calala Fondo de Mujeres (que está subvencionada por el Ayuntamiento de Barcelona y también es firmante del manifiesto en favor de OTRAS).

Según la web de AMMAR, las jornadas contaron “con el apoyo del Ayuntamiento de Barcelona” de Ada Colau y con la participación de Paula Ezkerra, Consejera del Distrito de Ciutat Vella por la CUP en Barcelona.

Como ya escribí en El Plural, Aprosex ha recibido más de 25.000 euros en subvenciones desde el año 2016 hasta el 2018, ambos incluidos, tanto desde el Ayuntamiento de Barcelona como desde la Diputación de Barcelona, según los datos extraídos del Boletín Oficial de la Provincia de Barcelona.

Georgina Orellano, la Secretaria General de AMMAR, en su “gira” por Europa el pasado octubre, visitó Sevilla, Cádiz y Barcelona, y dio una conferencia junto a Conxa Borrell, de Aprosex y OTRAS, “De puta a puta! El sindicalismo es el camino”.

También se vio en 2017 a Íñigo Errejón, (ex) miembro y uno de los fundadores de Podemos apoyando a AMMAR, mientras que actualmente podemos ver cómo el Ayuntamiento de Madrid de Manuela Carmena organiza una charla en la que se invita a Georgina Orellano y a “Linda Porn” a hablar de las “maternidades subversivas de las trabajadoras sexuales”.

Según la ONU, el 39% de los varones españoles ha pagado en alguna ocasión para “tener sexo”, y genera cinco millones de euros diarios. Esto convierte a España el primer estado de Europa y el tercero del mundo en demanda de prostitución y, por este motivo, no extraña que el lobby pro-proxenetismo tenga intereses económicos puestos en la despenalización de los burdeles o en la legalización de la prostitución en España.

Fuente





Alquilar vientres y regular la prostitución: neoliberalismo 100%


Alquilar vientres y regular la prostitución: neoliberalismo 100%
Ana Bernal-Triviño
Periodista

Los paralelismos que existen entre la prostitución y la subrogación se me hicieron evidentes de inmediato. Dos industrias se benefician de los cuerpos femeninos: una de su sexo y otra de su útero. Dos industrias comercializan funciones humanas básicas: la sexualidad y la reproducción. Y estas constituyen la base de la opresión histórica de la mujer y de su división permanente en ‘putas y santas’”.
Kajsa Ekis Ekman

Cada vez que me preguntan por qué no apoyo ni los vientres de alquiler ni la prostitución siempre respondo que todas las violencias machistas tienen un punto en común: la deshumanización.

La violación existe porque nos deshumanizan.

Los asesinatos machistas existen porque nos deshumanizan.

Los malos tratos (físicos y psicológicos) existen porque nos deshumanizan.

Y sí, los vientres de alquiler y la prostitución existen porque nos deshumanizan.

Eliminan cualquier connotación como persona para ser consideradas como un objeto más, una propiedad sobre la que decidir, que machacar o que violentar. Obviamente, este proceso no se lograría sin una desigualdad previa que nos considera inferiores

¿Cómo se convierte una mujer en objeto? Con dinero. Si algunos hombres han justificado, solo por hecho del casamiento o formalización de la pareja, que ella es parte de su “propiedad”, imaginen hasta qué grado se fortalece esa idea cuando hay dinero. Para convertir a una mujer en cosa, de la manera más rápida, extrema y eficaz posible, nada como el intercambio de dinero, como quien compra una muñeca hinchable.

¿Cómo normalizar y convertir la explotación en un acto comercial más? Con la perversión del lenguaje.

¿Cómo aplastar derechos de la mujer y convertirlos en mercancía? Con tres puntos en común que se pueden trasladar tanto a la prostitución como los vientres de alquiler.



“Es su libre consentimiento”. Nos dicen que la madre gestante es porque quiere, y que la prostituta es porque quiere. No nos dicen que la madre gestante vive en un país pobre y que no tiene alternativa. No nos dicen (o lo pasan por alto) que la prostituta puede ser una mujer sometida, pobre, o víctima de trata.
Para callar bocas ponen a la prostituta en un programa de televisión declarando que lo hace por libre elección, cuando algunos proxenetas (ver el libro de Mabel Lozano) admiten que llevan a esas mujeres por platós bajo amenazas de matar a sus familias en sus países de origen.
Luego añaden que “quién eres tú para decirle a ella qué hacer con su cuerpo”, cuando son los primeros en decir a esa mujer que someta su cuerpo a explotación y lo normalice. Mensajes como “déjala ser prostituta, que ella lo hace porque le gusta” o “déjala, que se queda embarazada para otros porque le gusta” validaría otras situaciones violentas como “déjala y no te metas en la relación, que hay mujeres a las que les gusta ser maltratadas” o “déjala y no le digas que es víctima, que ser violada puede ser su fantasía”. Eso, que hoy a una buena parte nos parece auténticas burradas, quedaría legitimado bajo ese libre consentimiento que anula cualquier ley o delito, y deja todo en manos de una ley del salvaje oeste.
“Es su trabajo”. Tanto en la prostitución como en los vientres de alquiler desaparece el concepto de explotación, y ponen de frente el derecho al trabajo o a la sindicación mientras ocultan los derechos humanos que van por encima. Porque no todo es trabajo y mucho menos es trabajo cuando se manipulan conceptos como producto, fuerza de trabajo o medio de producción.
Lo sorprendente es que gente de izquierdas se trague el cuento del “trabajo” teniendo una formación marxista en muchos casos. Lo sorprendente es que no se vea que en ninguna profesión su “oficina” o “lugar de trabajo” sea su propio cuerpo. Lo sorprendente es que considere trabajo una “profesión” con altísimos riesgos laborales, que lo anularía como tal. Lo sorprendente es que siempre que se habla de este tema surge la frase de “pues peor es trabajar en un McDonalds”. Y como siempre nos dicen que escuchemos a las prostitutas, pues eso, leed a Evelina Giobbe cuando responde: “‘Bueno, al menos cuando trabajas en McDonald’s no eres la carne’”.


“Hay trabajadoras, empresarios y clientes”. Como buen neoliberalismo, no hay producto sin empresarios y sin clientes. Empresarios en lugar de proxenetas o traficantes de bebés a la carta. Clientes en lugar de puteros o compradores de mujeres como vasijas para bebés. Cada vez que se dice “trabajadora sexual” se deja de nombrar a las víctimas de trata. Cada vez que se dice “empresario sexual” se deja de nombrar los delitos que representan. Cada vez que se dice cliente, se deja de nombrar a quien crea una relación económica de explotación o tráfico de personas.
Es la perversión de llamar servicio a una explotación, de llamar trabajo sexual a una esclavitud sexual, de llamar empresarios a proxenetas y a traficantes de bebés, de llamar cliente a proxenetas, puteros, y compradores de bebés…

No es casualidad que esta estrategia que anula los derechos de la mujer, que anula toda la tradición del feminismo contra la explotación de nuestra libertad sexual y reproductiva, surja en el nacimiento del capitalismo y se fortalezca en pleno neoliberalismo. No es casualidad que, por eso, nos vendan como un objeto del que hacer negocio, porque nos siguen viendo inferiores y porque la misoginia tiene muchas caras.

Fuente
https://blogs.publico.es/otrasmiradas/15271/alquilar-vientres-y-regular-la-prostitucion-neoliberalismo-100/






5 Razones para preocuparse por la Política sobre Prostitución de Amnistía Internacional


5 Razones para preocuparse por la Política sobre Prostitución de Amnistía Internacional
6/6/2016


Apuesta que podría incrementar la trata de personas con fines de explotación sexual y reducir la calidad de vida de las personas en situación de prostitución.
Por Darren Geist

Traducción: Liliana M. Forero Montoya

Texto original: Read more: http://www.rollingstone.com/politics/news/6-reasons-to-be-wary-of-amnestys-prostitution-policy-20160601#ixzz4Achr1kfM
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El 26 de mayo, Amnistía Internacional lanzó su política de promoción de la despenalización de la prostitución adulta. En su informe, Amnistía enmarca la prostitución como "trabajo sexual", proxenetas como "legítimos empresarios del sexo" y a los prostituyentes como "clientes". Este abordaje de la prostitución es irresponsable y ha contado con la oposición de más de 600 organizaciones y lideresas defensoras de los derechos de las mujeres, derechos humanos y que combaten la trata de personas. En este artículo encuentra 5 razones por las cuales la política de Amnistía Internacional debería preocuparle:

1. Incrementará la trata de personas con fines de explotación sexual

Bajo el enfoque de Amnistía la prostitución no será legal (o legalizada y entonces regulada). En su lugar será despenalizada, con una limitada regulación o supervisión por parte del Estado. La prostitución ha sido despenalizada o legalizada en varios países, y los resultados han sido claros: la trata sexual y las actividades criminales se han incrementado o, en el mejor de los casos, permanecen constantes. Inclusive  Ámsterdam ha tenido que imponer mayores restricciones en su “industria de la prostitución” para lidiar con el creciente crimen organizado. Dinamarca, donde la prostitución fue despenalizada en 1999, tiene cuatro veces más Trata de personas que su vecina Suecia, aunque Suecia tiene una población 40 veces mayor.

Burdel. fuente diariocronica.com.ar
Estas conclusiones están respaldadas por tres recientes estudios de bases de datos globales. Los tres estudios — a World Development paper, University of Gothenburg study and NYU School of Law report — han encontrado que despenalizar la prostitución incrementa drásticamente la demanda de prostitución, al reducir el costo y el estigma asociado a la compra de sexo. Por ejemplo en Dinamarca, la demanda de prostitución aumentó en un 40% en un período de 7 años después de que se cambió la ley para despenalizar la prostitución. Sin embargo, la cantidad de “prostitutas voluntarias” no equipara el rápido crecimiento de los “consumidores”. En consecuencia, los proxenetas recurren a la trata de personas para mantener a sus “clientes abastecidos con sexo sin restricciones”.

2. Reducirá la calidad de vida para las personas en situación de prostitución, y obstaculizará los esfuerzos por brindarles protección y mejorar su atención en salud.

Amnistía argumenta que despenalizar la prostitución reducirá el estigma de la “industria”, mejorando así el acceso a la asistencia sanitaria y permitiendo que las prostitutas firmen contratos de trabajo y formen sindicatos de “trabajadoras”. Pero las afirmaciones de Amnistía no son compatibles con el peso de la evidencia.

La despenalización de la prostitución tiene típicamente el efecto que en economía y estándares laborales se llama “race-to-the-bottom”, donde las personas en situación de prostitución son presionadas a ofrecer más por menos. En Alemania, por ejemplo, a menudo las prostitutas deben permanecer 18 horas al día en los cuartos donde “trabajan”— difícilmente un “ambiente laboral sano”. De igual forma, deben ofrecer un rango más amplio de “servicios arriesgados”, incluyendo sexo sin condón, sexo anal, grupal,  BDSM y realizar las fantasías de tortura o violación de sus “clientes”.

En Nueva Zelanda las mujeres en los burdeles han reportado que "los hombres ahora demandan más que nunca por menos que nunca. Debido a que el comercio está socialmente aceptado, no existe ningún incentivo para que el gobierno brinde estrategias de escape y atención para las mujeres que desean salir de esto. Estas mujeres están atrapadas." Intentos para conformar sindicatos de “trabajadoras” han fallado en Holanda y de acuerdo con un estudio del gobierno Alemán, muy pocas “trabajadoras sexuales” tienen contratos  de trabajo. Todo esto resulta en el incremento de la explotación y el abuso de las personas en situación de prostitución.

Amnistía también argumenta que la despenalización mejorará el acceso de las “trabajadoras sexuales” a la atención en salud. Sin embargo, estudios de los gobiernos de Alemania (Germany) y Nueva Zelanda (New Zealand) revelan que ese mejoramiento no se presenta, de hecho, debido al incremento en la trata de personas y el empeoramiento de las condiciones de “trabajo”, la salud de las personas en situación de prostitución está en un mayor riesgo.

3. Ignora aspectos complicados sobre el consentimiento en la prostitución, la mayoría de personas en situación de prostitución son víctimas de explotación sexual.

En los últimos años el consentimiento sexual ha sido un tema álgido de debate — pero Amnistía ampliamente ha ignorado estas complejidades. Determinar qué se considera “prostitución voluntaria” es un tema bastante controversial. Sabemos que las personas en situación de prostitución provienen predominantemente de comunidades vulnerables. Sabemos que la “entrada a la prostitución” es a menudo precedida por un prolongado y sistemático trauma o vulneración, donde el abuso o la violación fueron las primeras experiencias sexuales de muchas de las mujeres en prostitución, y que la mayoría de ellas fueron víctimas de abuso y explotación sexual en su infancia y adolescencia. Sabemos que los explotadores sexuales seducen a sus víctimas, que sostienen relaciones “románticas” con ellas, antes de  aprovechar ese apego para explotarlas sexual y comercialmente. También sabemos que las mujeres “entran en la prostitución” a edades muy cortas. Si bien establecer las cifras exactas es imposible, varios estudios controversiales han puesto la edad media de entrada de entre 12 y 14; otros han encontrado que la mayoría entró antes de los 18, y un estudio internacional encontró que el 47 % entró antes de los 18. Bajo la ley de protección a víctimas de trata de Estados Unidos (Under the U.S. Trafficking Victims Protection Act), cualquier persona menor de 18 años en prostitución es considerada una víctima de trata sexual. Sin embargo, el enfoque de Amnistía invisibiliza la historia de explotación sexual o la edad de entrada al “trabajo sexual”, considerando que la prostitución es “consensual” a partir del día en que la víctima cumple 18 años.

Amnistía se basa en un informe problemático realizado por una comisión global de PNUD (UNDP report), este informe es tan radical que inclusive el “vender sexo” por una adicción a las drogas no genera ninguna alarma: "El trabajo sexual no es siempre un acto desesperado o irracional, es una elección realista vender sexo para mantener a la familia, pagar la educación o una adicción a las drogas”.  Aunque no todos los casos son trata sexual, es irresponsable considerar legitimar y despenalizar un tema tan plagado de explotación y abuso. Inclusive la “prostitución consensual” debe ser vista desde el contexto de la historia de explotación sexual de las personas en situación de prostitución y teniendo en cuenta que se trata de una industria predadora de las inseguridades y vulnerabilidades de principalmente niñas y adolescentes.



4. Alimenta la Cultura de la Violación.

El apoyo de Amnistía al comercio sexual alimenta la Cultura de la violación (rape culture) trivializando el sexo, debilitando la equidad de género (gender equality) y tratando el sexo como cosa (treating sex as something) que se puede comprar y vender (bought and sold).  Sin embargo el sexo es — y debería ser — tratado diferente de otras actividades. Es un acto exclusivamente personal y privado. La violación es categóricamente peor que otras formas de violencia, precisamente porque es una vulneración más íntima. Los derechos humanos han promovido leyes contra la violencia sexual partiendo del principio de que la actividad sexual merece una protección especial.

Despenalizar la prostitución lleva a unos extraños (y moralmente problemáticos) problemas legales. Si “cliente” y  “trabajadora sexual” llegan a un acuerdo sobre los “servicios” y el “cliente” va más allá de lo acordado, se trataría como un incumplimiento de contrato, robo o violación?  (theft of services or rape?).  Si la policía está investigando el incidente, ellos deberían en primera instancia atender el caso como una disputa contractual o un asalto sexual? Estos problemas son creados por el enfoque de Amnistía, en el cual el sexo es tratado como cualquier  producto o “mercancía”.

5. Promueve una forma de libertarismo económico, típico anatema de  derechos humanos.

En discusiones con Amnistía, ellos frecuentemente critican las restricciones a la prostitución como paternalistas, en tanto regulan la conducta privada de mujeres principalmente. Sin embargo, es la propuesta de Amnistía la que cambia la sexualidad del ámbito de lo privado a lo público. Una cosa es interferir en el ámbito privado, de las acciones individuales de la persona, y otra distinta que el gobierno regule la venta pública de productos y servicios.

El gobierno prohíbe un amplio rango de actividades económicas, y grupos como Amnistía usualmente abogan por regulaciones más robustas debido a sus preocupaciones por las violaciones a derechos laborales, condiciones de trabajo y abuso de trabajadores. Pero en este caso, la propuesta de Amnistía es despenalizar una industria conocida por ser altamente peligrosa, plagada de corrupción y violencia, frecuentemente, si no por definición explotadora sexual y con un alto riesgo de trata sexual. En su lugar, Amnistía debería adoptar el modelo Sueco o Nórdico (Swedish or Nordic), el cual ha tenido un gran éxito en reducir la trata y explotación sexual en la prostitución (sex trafficking and prostitution), al tiempo que amplía los servicios para las víctimas de explotación sexual .

La propuesta de Amnistía pervierte los principios de derechos humanos y derechos de la mujer. Sacrifica las preocupaciones y bienestar de la gran mayoría de personas en situación de prostitución, atrapadas en una brutal industria explotadora. Como resultado, Amnistía ha manifestado una posición que será de gran ayuda para proxenetas, tratantes y explotadores sexuales, y hará un gran daño a los derechos humanos de los hombres, mujeres y niñxs atrapados en la “industria del sexo”.

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sábado, 27 de julio de 2019

La falacia del porno ético y feminista.


La falacia del porno ético y feminista.
25/06/2019
Autora
Nerea Sanchís Rodríguez
Analista y activista feminista. Psicóloga Social. En el Partido Feminista de España.

La aceptación de la pornografía significa el declive de la ética feminista y el abandono de la política feminista; la aceptación de la pornografía significa que las feministas abandonan a las mujeres (Andrea Dworkin 1946-2005)

Hace algunos días leí una entrevista a una actriz porno española afincada en Berlín, que publicaba El País en su sección de belleza y moda, dicha entrevista cuanto menos me resulto muy inquietante. (https://smoda.elpais.com/belleza/porno-etico-berlin/)

El titulo decía así: El porno del futuro se llama porno ético y viene de Berlín, su autora lejos de platear una postura desde la crítica feminista, aplaude dicha propuesta berlinesa, con entusiasmo y furor, como si de una revolución se tratara.
Y esta actitud de algunas mujeres, también me inquieta y me entristece por la falta de conciencia que aún existe en relación a la cultura de la violación, promovida por la pornografía, toda la pornografía.
La pornografía no puede ser buena, ni ética, ni feminista, porque al igual que la prostitución es una institución patriarcal y un negocio. Uno de los pilares más importantes de la industria del sexo (IS), que comparte mucho con la prostitución, empezando por la mercantilización de los cuerpos, donde de nuevo las más perjudicadas son las mujeres y niñas que alimentan esta industria todopoderosa.

Nada más leer el título de la entrevista ya no me cabía la menor duda de por dónde irían los tiros. Un ensalzamiento del porno como vía para la liberación sexual, como la herramienta que nos hará ser felices y sexualmente completas. Como botón de muestra al principio de dicho artículo se puede leer lo siguiente: el creciente éxito de la pornografía alternativa es una consecuencia más de la capacidad de reinvención y del espíritu de libertad que siguen rompiendo muros en una ciudad cosmopolita y abierta.

Comienza el despliegue neoliberal, considerar un avance la explotación sexual de millones de mujeres y niñas/os, bajo el paraguas del todo vale cuando colocamos detrás la etiqueta de alternativa, diversa, inclusiva, ética o incluso feminista. Por supuesto, el feminismo aquí pierde todo su valor contracultural y se convierte en una etiqueta pervertida, que sirve a la IS de colchón para lavar las conciencias y adormecer a la gente.

Me pregunto si muchos de los defensores/as del porno ético, se han parado a realizar conexiones, se han detenido a preguntarse sobre el macabro plan de la IS, que no es otro que seguir legitimando la violación y la mercantilización de los cuerpos de las mujeres. Me temo que no, porque al igual que ocurre con la prostitución hay muchos intereses en juego, entre ellos manipular y engañar para mantener intacto el sistema patriarcal y capitalista. Valga decir que este intento de ocultar y embellecer las prácticas que oprimen a las mujeres, pasa con la prostitución cuando se la denomina trabajo sexual o con los vientres de alquiler cuando se habla de gestación/maternidad subrogada, eufemismos muy peligrosos para mantener intacto el negocio.



En la pornografía, el lobby de la industria del sexo opera de la misma forma que en la prostitución y los vientres de alquiler, utilizan a mujeres para defender sus dominios, bajo el manto de la libre elección, el empoderamiento, el glamour, el éxito, el altruismo, la solidaridad etc.
Mujeres bien posicionadas en la industria que dicen ser feministas y éticas, como algunas conocidas actrices o directoras porno feministas. Hablan como si ellas fueran las inventoras de sus narrativas en la escena, cuando se adhieren a la perfección a la misoginia que construye la pornografía.
Así, algunas representan (y promueven como algo natural y deseable) la fantasía del pedofilo/pederasta en sus filmes, caracterizándose de adolescentes. También el deseo de dominación extrema de los machos, cuando nos cuentan en sus vídeos como iniciarse en la práctica BDSM como si nada, todo, eso sí, bajo el consentimiento y la ética…
La misma actriz a la que se entrevista en este artículo del País, habla con total naturalidad de como ella misma se convierte en un objeto sexual: En la peli yo me convierto en un objeto e interviene también Parker Max, hacemos BDSM, body marking y masturbacion (decir que muchas de estas prácticas como las que engloba el BDSM, son productos directos de la relación de poder que establece el patriarcado entre hombres y mujeres)

Me preocupa mucho que esta actriz, pueda llegar a convertirse en educadora sexual como ella misma se autodefine y que todo este falso movimiento de liberación, placer y respeto se extienda, puesto que en Berlín ya han producido una serie que se llama Sex School, diseñada con fines educativos, que cuenta con relatos de diferentes personas implicadas en la industria del sexo. Y lo más preocupante de todo, es que todas estas propuestas están empezando a tener apoyo del mismo gobierno del SPD (Partido Socialista Demócrata de Alemania) encabezado por el alcalde de Berlín Michael Müller, el cual incluye en su agenda política una medida para destinar parte del presupuesto dedicado al cine, a apoyar el porno ético e incluirlo en la parrilla televisiva.

Una distopía, la pornografía convertida oficialmente en una herramienta para la educación afectivo-sexual. ¿Esa es la educación de calidad y feminista que queremos instaurar? ¿una educación promovida por la industria del sexo, donde el bondage, los juegos de sumisión-dominación, el sadomasoquismo y el sufrimiento son erotizados y amparados en el todo vale si hay consentimiento?.
Desde luego no voy a aceptar como revolucionario, positivo y feminista que la erotización de la violencia sea un instrumento educativo. Y que la mercantilización de los cuerpos de las mujeres sea visto como algo natural, ético y liberador porque ellas así lo eligen, como en la prostitución.
No quiero pasar por alto el mantra del consentimiento, al que tanto aluden los y las defensoras del porno ético, las feministas han trabajado durante décadas y siguen trabajando para deconstruir esta categoría patriarcal del consentimiento. En nombre del mismo toda agresión, violación y brutalidad que se cometa contra nosotras, puede borrarse de un plumazo. Toda la responsabilidad recae en nosotras, dejando impunes y limpios a los hombres que perpetran la violencia. Lo mismo ocurre en la prostitución y como no, en la pornografía. Esta es una escuela de poder y este poder también lo vemos reflejado en la justicia, cuando hay jueces y abogados que hablan de fiesta y jolgorio, de sexo pornográfico, y no de violación.

¿No estaremos alimentando exactamente lo contrario de lo que tratamos de erradicar, con esto del porno ético, alternativo, consentido? Es decir, la cultura de la violación.
¿No nos recuerda esto al discurso de la libre elección en la prostitución? siempre y cuando ella lo decida, lo quiera y lo acepte es bueno, siempre y cuando ella lo soporte todo vale. Sin pensar en las condiciones sociales, económicas y culturales de las mujeres, como si el porno saliera de la nada. ¿Quienes son las mujeres en la pornografía? me atrevo a decir sin mirar cifras o consultar estudios, que ocurre lo mismo que en la prostitución, chicas jóvenes, muchas de ellas menores de edad, muchas captadas por las mafias colindantes a la IS, muchas en situación de prostitución, muchas pobres y migrantes…
Todo esto debería alejarnos y mucho de pensar en un paraíso pornofeminista, también a las propias mujeres que nos hemos educado con el boom de la IS desde los 80´ y que aprendimos a erotizar la violencia, la sumisión y que aunque mucho menos que los hombres, también vimos porno y aprendimos a excitarnos con estas imágenes como si fueran algo inocuo, sin reparar en el daño que esto supone para nuestra psique y nuestra sexualidad.
El porno ético o como quiera que lo llamen es otra trampa más de la implacable IS, para naturalizar la violación y para seguir enriqueciéndose de la misma, generando cantidades ingentes y escandalosamente altas, beneficios de los que los estados se aprovechan. No es casualidad que los gobiernos llamados demócratas promuevan tales prácticas. Sabemos que el negocio de la pornografía es uno de los más rentables del mundo, generando la friolera cantidad de cien mil millones de dólares al año.



No quiero tampoco pasar por alto, donde se está fraguando esta propuesta, Berlín-Alemania, paraíso europeo del turismo sexual junto con España. Alemania, donde la prostitución se regulo en el año 2002, como promesa de protección y liberación para las mujeres y ha ocurrido todo lo contrario. Alemania se ha llenado de campos de concentración de mujeres y niñas migradas, muchas raptadas por lovers boys, provenientes en su gran mayoría de los países pobres de Europa del Este, gran parte de ellas menores de edad y con historias de abusos sexuales y violaciones a sus espaldas. Verdaderas prisiones, que nada tienen que ver con el placer, la libre elección o el éxito, si no con la brutalidad de los hombres machistas que antes de ir de putas se educaron en la pornografía.
Berlín , que cuenta con uno de los megaburdeles más grandes de Europa, el Artemis, donde llegan los aviones repletos de turistas para violar mujeres. Alemania, el país de la tarifa plana, cerveza, salchicha y acceso ilimitado a mujeres. No me extraña que desde Berlín este tomando fuerza esta propuesta falaz de liberación, donde la IS y el proxenetismo gozan de tan buena salud. Donde cada año se celebra uno de los más influyentes festivales de porno, que marcan tendencia en toda Europa, el Porn Film Festival. Donde ahora pintan un futuro con escuelas enseñando porno ético y con alcaldes socialdemocratas promoviendo la cultura de la violación en el cine y las artes.

La pornografía ha sido, es y siempre será un instrumento más de dominación y una escuela para la violencia más atroz que se comete contra las mujeres.
La sexualidad no está representada en la pornografía, sino la misoginia y el dolor histórico que el patriarcado ha impreso en nuestros cuerpos.

Una educación afectivo sexual es muy urgente, una educación donde no se escenifique la violación, una educación libre de mandatos, de estereotipos, donde de verdad el placer y no el dolor se ponga en el centro. Es fundamental comenzar desde la infancia, dar herramientas a las niñas y niños para cuidarse, amarse a sí mismas/os y entre ellas/os, respetarse, autodescubrirse y descubrirse mutuamente bajo un modelo de relación igualitario, alejado de los roles sexistas y del patriarcado.
Es urgente enseñar a las niñas a quererse y aceptarse y a los niños a no invadir, ni intimidar. Es decir, romper con las leyes del agrado y del domino, y erradicar la cultura falocentrica y heteronormativa que nos imponen prácticamente desde que nacemos.
Dejémonos de falacias. Los muros del patriarcado solo se derrumbaran cuando acabemos con la cultura de la violación y la agresión sexual y eso solo ocurrirá cuando la prostitución y la pornografía queden abolidas.

Artículos consultados:
https://smoda.elpais.com/belleza/porno-etico-berlin/

Fuente






Viaje al corazón del capitalismo


                17-07-2019
Viaje al corazón del capitalismo
Lluís Rabell
lluisrabell.com

Una feliz casualidad hizo que cayeran en mis manos –y que leyese uno tras otro– dos magníficos libros, imprescindibles para entender el mundo en que vivimos: “Capitalismo y democracia. 1756-1848”, obra póstuma del insigne historiador Josep Fontana, y “La prostitución”, reciente trabajo de investigación de Rosa Cobo, profesora de Sociología de Género en la Universidad de A Coruña. El primero, significativamente subtitulado por su autor “Cómo empezó este engaño”, versa sobre los orígenes del capitalismo y los caminos por los que acabó imponiéndose en todos los continentes, configurando la civilización que conocemos. El segundo se refiere al capitalismo tardío de la globalización neoliberal. Y, a través del análisis de la prostitución, convertida en vector de la nueva economía mundial y pilar de una nueva configuración de la dominación patriarcal, nos lleva –como dice la propia autora– “al corazón del capitalismo”. Las nuevas esclavitudes del siglo XXI, que encuentran en la trata y explotación sexual de millones de mujeres y niñas uno de sus máximos exponentes, resuenan en la arena de la historia como el eco siniestro del expolio colonial y el comercio negrero sobre los que se levantaron las grandes fortunas de las metrópolis.
 
Rosa Cobo

Demuestra Josep Fontana en su documentado estudio que el capitalismo no surgió de ninguna evolución natural, sino de una violenta lucha de clases en que los poseedores acabaron imponiéndose por la fuerza. El desarrollo capitalista se basó “inicialmente, en arrebatar la tierra y los recursos naturales a quienes los utilizaban comunalmente y en liquidar las reglamentaciones colectivas de los trabajadores de oficio con el propósito de poder someterlos a nuevas reglas que hiciesen posible la expropiación de gran parte del fruto de su trabajo”. Un proceso en el que la esclavitud desempeñó un papel central. “El auge de la esclavitud a finales del siglo XVIII y en la primera mitad del XIX, dice Fontana, no se puede interpretar como una continuidad del pasado, sino que se trata de un fenómeno nuevo, que Dale Tomichha denominado “la segunda esclavitud”, indisolublemente vinculado al ascenso del capitalismo. Una de las más grandes mentiras de la historia oficial del capitalismo es aquella que le atribuye un papel central en la lucha por el abolicionismo, cuando la realidad es que el progreso de la industrialización habría sido imposible sin los esclavos”.

La otra gran mentira concierne a la configuración de las democracias modernas que, lejos de emanar del nuevo orden social, han sido moldeadas por los choques entre las clases populares y los grandes propietarios, temerosos desde la gran revolución francesa de los anhelos de justicia de los miserables. “La Commune, escribirá el filósofo marxista Walter Benjamin, pondrá fin a la fantasmagoría que domina las primeras aspiraciones del proletariado. (…) La ilusión de que la tarea de la revolución proletaria sería la de acabar la obra de 1789 en estrecha colaboración con la burguesía se disipa como una aparición. Esta quimera domina la época que abarca desde 1831 a 1871, de la insurrección de Lyon a la Commune. La burguesía nunca ha compartido semejante error. Su lucha contra los derechos sociales empieza desde la revolución del 89. (…) En1831 reconoce en el Journal des débats: “Todo manufacturero vive en su manufactura como los propietarios de una plantación entre sus esclavos”.

El capitalismo ha templado su alma mediante la horca, el látigo y la bayoneta de la contrarrevolución. “Y en las hogueras donde ardieron las brujas”, añadiría sin duda Silvia Federicci. En efecto. La tarea de moldear una clase de productores, sometida a sus designios, comportó igualmente que el orden emergente adecuase las relaciones patriarcales preexistentes a sus nuevas necesidades, relegando a la mujer a la esfera privada – espacio destinado a la reproducción de la fuerza de trabajo. Pero Fontana mira al pasado para desentrañar el presente. El avance del capitalismo, contenido por la acción del movimiento obrero, nos dice, desde la Commune hasta la revolución rusa y sus distintas réplicas, “se ha desatado de nuevo a partir de las últimas décadas del siglo XX y prosigue en el siglo XXI (…), pero ahora con una ambición mayor. (…) El ascenso de un capitalismo depredador sigue imparable”.

Son esos rasgos depredadores, inscritos en el ADN del capitalismo, los que pone de relieve Rosa Cobo en su riguroso análisis de la prostitución y las industrias del sexo. “Capitalismo global y prostitución son dos fenómenos sociales que han crecido y avanzado al mismo tiempo. A medida que se han globalizado las políticas económicas neo-liberales, ha aumentado la industria del sexo. (…) Esas políticas han disparado la brecha entre personas ricas y pobres, en cada sociedad y a escala global. El resultado ha sido una crisis muy profunda del contrato social que se pactó tras la Segunda Guerra mundial en Europa…”.

La socióloga americana Saskia Sassen dice que hoy “el filo del sistema es un espacio de expulsiones”. O, como explica la propia Rosa Cobo: “Hasta los años ochenta del siglo XX la prostitución apenas ha tenido impacto económico en las cuentas nacionales. Su dimensión más relevante ha sido la poderosa arca patriarcal sobre la que originariamente se edificó esta práctica social. Si embargo, la aparición del capitalismo global cambia el rostro de la prostitución y la convierte en parte fundamental de la industria del ocio y del entretenimiento.” Las cifras producen vértigo. En 2002, el gobierno coreano estimó que la prostitución represento el 4,4% del PIB. La industria de sexo representaba por esas fechas en Holanda el 5% del PIB. En China se estima que esta industria constituye un 8% de su economía. Países enteros cuyas economía están deprimidas se incorporan al mercado global exportando sus mujeres e incluso sus niñas. La economía legal y la ilícita se entrelazan hasta configurar un negocio colosal a escala internacional; un negocio en el que la mercancía lo constituyen los cuerpos de las mujeres, deshumanizadas y transformadas en meros objetos sexuales a disposición de las apetencias de los hombres. Según Naciones Unidas, más de cuatro millones de mujeres son anualmente objeto de trata con finalidad de explotación sexual. Medio millón de ellas tienen como destino Europa. Oferta y demanda se retro-alimentan en una espiral que parece imparable. La edad de la entrada en la prostitución es cada vez más temprana. El investigador quebequés Richard Poulin habla de una “pedofilización de la prostitución”.



Sin embargo, el gran mérito del trabajo de Rosa Cobo es mostrar que la expansión de este fenómeno responde a la vez a la necesidad del sistema patriarcal, desestabilizado por el empuje del feminismo, de reestructurar sus dispositivos. Nada refuerza tanto la preeminencia, hoy contestada, de los varones como la institución de la prostitución, un espacio en que el dominio del hombre sobre la mujer se restablece plenamente. Y, además, lo hace con tal potencia que proyecta su imaginario sobre el conjunto de la sociedad. Aquella sociedad que instituye en su seno la existencia de una reserva de mujeres a disposición de todos los hombres certifica de modo inapelable la opresión de género. Así pues, la prostitución, junto a la expansión de una pornografía que normaliza la violencia y la vejación la mujer y a la industria de los vientres de alquiler, aparecen como otras tantas manifestaciones de una estrecha alianza entre el capitalismo global y el patriarcado en fase de reorganización. Una alianza que está desatando una auténtica guerra contra las mujeres. En lo material y en lo simbólico.

El capitalismo, un sistema cuyo alumbramiento fue asistido por la violencia “como su imprescindible partera”, prolonga hoy su existencia generando nuevas servidumbres. Tal es el significado de la expulsión de millones de mujeres de sus países de origen – y de sus propios proyectos vitales – para ser prostituidas en las grandes metrópolis. La prostitución, nos explica Rosa Cobo, crece en la intersección de la desigualdad, la opresión de género y el expolio colonial. El capitalismo no puede subsistir, ni reproducirse, sin recurrir una y otra vez a la esclavitud. El camino hacia el socialismo es ya inseparable del combate por abolir todas sus manifestaciones.

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