miércoles, 2 de agosto de 2023

Prostitución…el mundo al revés


 Prostitución…el mundo al revés

Amparo Mañes

Psicóloga por la Universitat de València. Feminista. Agenda del Feminismo: Abolición del género

 

Con frecuencia hemos visto películas en las que aparecen sufragistas o feministas que son ridiculizadas por defender los derechos de las mujeres en general, y la abolición de la prostitución en particular.

 

Igualmente vemos a diario cómo se afirma que las feministas son retrógradas, moralistas y reaccionarias por reclamar la abolición de la más antigua explotación humana, la prostitución. Mientras que los puteros y quienes les defienden, se presentan como gente de vanguardia, moderna y transgresora.

 

En cuanto a cuál de ambas posiciones es retrógrada y cuál transgresora, me pregunto desde cuándo es más moderno defender la prostitución -la más antigua institución patriarcal- que defender su abolición. O desde cuándo es más más transgresor reforzar el sistema patriarcal que cuestionarlo.

 

La acusación de moralista o retrógrado formulada al Feminismo no es solo injusta. Es que es mentira. Porque fue el Feminismo el que reclamó la libertad sexual de las mujeres con la feroz oposición de los hombres; que incluso hoy, aún mantienen una doble moral sexual. Porque, sin dejar de aprovechar en su beneficio la libertad sexual de las mujeres, luego no tienen empacho en apartar a las «demasiado accesibles». Eso sí que es ser moralista o retrógrado.

 

Lo que no se puede, como hacen, es confundir la libertad sexual con la prostitución, en la que una mujer, forzada por su pobreza y vulnerabilidad, es el «objeto» de un auténtico acto de onanismo masculino en el que la excitación sexual se debe a haber erotizado el poder sobre una mujer que no está en condiciones de negarse.

 

Es especialmente asombroso que se juzgue como «reaccionario o rancio» defender el derecho de las mujeres a una vida digna y libre de violencia, mientras se pretende considerar de lo más moderno seguir oprimiendo a las mujeres por medio de una brutal violencia sexual. Salvo, claro está, que esa gente tan «vanguardista» considere, en el más puro estilo patriarcal, que las mujeres somos inferiores y que, de entre nosotras, hay quienes ni siquiera son sujetos de ese básico derecho humano.

 

Por otra parte, y dejando de lado el intento de demonizar el Feminismo por reclamar la abolición de la prostitución con esos argumentos falaces que acabamos de exponer, seguro que, hablando de las mujeres prostituidas, han oído decir que la prostitución es fruto de su libre elección y que las «empodera» mucho.

 

De nuevo se acude a una clamorosa falsedad. Porque la única persona libre ahí es el putero: es él quien fija cuándo, cómo y qué quiere… sin que, en la inmensa mayoría de los casos, la mujer pueda poner condición alguna. Es el putero el que tiene un poder al que, en cambio, la mujer prostituida se ve obligada a renunciar. Por eso, ese tipo que dice cínicamente que la prostitución empodera a la mujer prostituida, es el primero que, además de negarle a ella cualquier poder y de cosificarla despiadadamente, la considera basura social, y se mea en su cara (a veces, literalmente).

 

Parece claro que, en materia de prostitución, la estrategia que se sigue es invertir los términos: llamar antiguo a lo que es más nuevo, retrógrado a lo que es transgresor, libertad sexual a lo que es prisión y empoderante a aquello que despoja de todo el poder.

 

En fin, estoy convencida de que, en prostitución, la única basura anticuada, retrógrada y reaccionaria es la gente que la defiende. Especialmente, y dejando aparte a los proxenetas, que son delincuentes «oficiales», los puteros. Esos puteros a quienes, debiendo también ser considerados delincuentes, toda una Secretaria de Estado de (des)Igualdad llama clientes y les ofrece garantías de no ser -ni siquiera- multados, aunque violen a una mujer que no les desea, a la que le provocan náuseas y que se tiene que drogar para soportarlo, demostrando -en su máxima expresión- lo despreciable y patriarcal de la figura del consentimiento, esa novedosa manera de decir ¿susto o muerte?

 

Lo más grave es que Unidas Podemos no es el único partido que defiende a los «pobres puteros». Hay demasiados partidos políticos defensores de la prostitución, por acción o por omisión a derecha e izquierda del espectro político. Y por eso es necesario que se sepa que cualquier partido que no sitúe la abolición de la prostitución como una prioridad de su agenda, es cooperador necesario del mantenimiento de esta brutal institución patriarcal y pueden aplicarse, en lógica consecuencia, los calificativos de anticuados, retrógrados y reaccionarios. Que no nos cuenten milongas.

 

#AboliciónProstitución


 Fuente

https://tribunafeminista.org/2023/05/prostitucionel-mundo-al-reves/






“El porno feminista no existe”


                                                                                        Mónica Alario, en la jornada abolicionista vasca.

 

“El porno feminista no existe”

MERTXE ARRATIBEL

29 MARTXOA, 2023

 

¿Porno y feminista son ideas compatibles? La filósofa feminista y especialista en esta materia, Mónica Alario Gavilán, lo niega rotundamente: “El porno feminista no existe. Esta idea apareció en los años ochenta en EE UU desde dentro de la industria de la explotación sexual y en un momento histórico en el que el movimiento feminista estaba centrado en criticar la pornografía y ésta peligraba. Decir que el porno feminista era posible fue una jugada maestra”.

 

Era también el momento histórico perfecto para que ese concepto pudiese calar. “Justo después de la revolución sexual, ninguna quería que la llamasen puritana, y la solución fue decir: estoy en contra de esa pornografía y a favor de esta otra”.

 

Sin embargo, para Alario, no hay pornografía buena, como no hay prostitución buena, porque la pornografía equipara violencia con sexo y está contribuyendo a que los hombres se exciten con la violencia sexual. “La pornografía transmite que el sexo puede ser violento, pero no deja de ser sexo; es dominación masculina, pero no deja de ser sexo”, apunta. Ese pensamiento es el que está también detrás de la gran cantidad de agresiones sexuales que padecemos las mujeres en los ámbitos público y privado.

 

“Las feministas no estamos criticando el porno porque haya poca variedad -especifica-. Hacer variedades nuevas no arregla los problemas que señalamos”.

 

4 ideas fundamentales

Esta filósofa experta en violencia sexual participó en la I Jornada Abolicionista organizada por Euskal Herriko Feminista Abolizionisten Koordinakundea  (EHFAK) en Gasteiz el pasado sábado. Le acompañaron como ponentes las feministas supervivientes de la prostitución Sarah Berlori y Carol L.

 

Alario expuso las conclusiones de su tesis doctoral, una investigación de seis años sobre cómo la pornografía promueve la violencia sexual y se ha convertido además en la educadora sexual de las nuevas generaciones. Le preocupan, en particular “las consecuencias que para las mujeres y niñas pueda tener la equiparación de porno y sexo”.

 

Sus investigaciones, destacó, han arrojado cuatro “ideas fundamentales”:

 

1-Los hombres ejercen violencia sexual porque les excita sexualmente

 

Violan porque quieren, aunque existe un constructo social que transmite que violan porque necesitan. Alario se mostró crítica con la defensa de la prostitución hecha por el actor Telmo Irureta en los premios Goya. “Dice barbaridades como que tiene derecho al sexo. No, el sexo no es un derecho, es un deseo. Si tienes ganas y no quieren te aguantas y no pagas por violar”. A juicio de la filósofa, si la falta de deseo de una de las partes en la relación no excitara, no se podría ejercer la violencia sexual que se da en la prostitución. “Al final, todo en el patriarcado está ensamblado para que no pongamos la responsabilidad en quien la tiene, el hombre. Se dice: ese tío esta arrebatado por esa necesidad y la responsable es la mujer que ha despertado el deseo. Otro mito que apoya la violencia sexual es el de la fantasía de la violación, “la idea de que las mujeres tenemos el deseo de sufrir violencia sexual y por lo tanto no sería violencia”. Según explica, los grandes filósofos de la sexualidad y sexólogos han empleado la estrategia de hacer pasar los deseos de los hombres por deseos de las mujeres y la violación pasa de ser una responsabilidad de los hombres a nuestra. Lo que están diciendo es que un profundo deseo instintivo animal hace que las mujeres deseemos cosas en contra nuestra supervivencia e integridad. Es una desfachatez”. Aportó el dato de que 1 de cada 4 niñas sufre violencia sexual y la mayoría de los casos se dan dentro de las familias.

 

2-Los hombres tienen el poder de poner nombre a las cosas y a cualquier cosa que les excite se le llama sexo

 

Vivimos en una sociedad androcéntrica. La visión de los hombres genera la cultura dominante. La consecuencia es que “en la sociedad patriarcal cualquier cosa que excite sexualmente a los hombres pasa a ser denominado y considerado sexo, aunque de hecho no lo sea, aunque sea violencia”. Señaló que lo vemos todos los días en los medios de comunicación. “Nos encontramos con oxímoron como sexo no consentido, forzar a alguien a tener sexo o  tener sexo con menores. Nada de esto es sexo. Es violencia y es importante cambiar la terminología y llamar a las cosas por su nombre”. La misma manipulación semántica se produce al referirse a la prostitución. Se habla de cambiar sexo por dinero y matiza: “El sexo no se puede comprar. Es coacción. Se puede comprar un consentimiento viciado, pero no sexo”. Asume que “nos llamen puritanas por reivindicar que es necesario el deseo para mantener relaciones sexuales” y que “a las feministas que nos posicionamos contra porno nos acusan de antisexo” y subraya que “es curioso cómo funciona el lenguaje y cómo cala. No tenemos problemas con el sexo, sino con que se llame sexo a la violencia sólo porque excita a los hombres. Hablamos de justificar la violencia contra la mitad de la humanidad llamándola sexo”.

 

3-No es que en el porno los hombres se exciten a pesar de la violencia contra las mujeres, sino con esa violencia

 

“En los miles de formatos de la pornografía y todo el rato las mujeres expresan dolor y que son prácticas desagradables. A pesar de que les duela, de que aparezcan niñas, drogadas… Se excitan precisamente porque ellas no quieren y porque les duele. El video más visto, con 225 millones de visitas, es una violación colectiva. Los hombres se excitan con sensación de poder y eso hace que cada vez la pornografía sea más violenta, más humillante y más en contra de la humanidad y de los derechos básicos de mujeres y niñas”. La pornografía, resume, “no va de sexo sino de ejercicio de poder masculino y de supresión de la humanidad de las mujeres hasta la eliminación de su existencia. Este es su abanico y no hay límite. No hay ninguna barbaridad o forma de tortura que mi cerebro pueda imaginar que no encuentre en una página de porno y sea consumida impunemente por muchos hombres”.

 

4-Ver porno es muy duro para cualquiera que considere a las mujeres seres humanos

 

“Si consideramos a mujeres seres humanos dignos, somos capaces de identificar las más sutiles prácticas de denigrar, deshumanizar y humillar. Todos hombres que ven porno y se excitan no consideran a las mujeres seres humanos”. Estos hombres, entiende Alario, no empatizan con las mujeres y ello “permite explicar las magnitudes de violencia devastadoras. 4 de cada 10, como poco, son capaces de desconectar del sufrimiento y la vulnerabilidad de las mujeres y de comprar su cuerpo en contextos prostitucionales”.

 Fuente: 

http://andra.eus/el-porno-feminista-no-existe/?fbclid=IwAR1775GhInN-ZKQ0SdX7yx9lvdiSAhu-pp4PHqccuwG9tm27xESRKq1rTZ8

 

Nota: la imagen y las negritas son copia del original.