domingo, 12 de octubre de 2014

Prostitución, incompatible con una vida digna

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Prostitución, incompatible con una vida digna

Revista Sexología y Sociedad. 2014; 20(1)
ISSN 1682-0045
Versión electrónica
Prostitution and a dignified life are mutually exclusive
Lic. Kajsa Ekis Ekman
Periodista, activista y escritora; ha trabajado durante siete años en la lucha contra la prostitución en Suecia, al igual que a nivel internacional.
ekis@europe.com

RESUMEN
¿Por qué la prostitución es incompatible con la igualdad de género y la dignidad humana? La más eficaz y justa manera de combatirla es enfocarse en el cliente: el comprador de sexo, según el modelo sueco que ahora ha sido adoptado en Noruega, Islandia y Francia.
Palabras claves: prostitución, género, trauma, Suecia, legislación

ABSTRACT
Why is prostitution incompatible with gender equality and human dignity? The most efficient and fair way of fighting it is focusing on the client—the sex buyer—, according to the Swedish model which is now adopted in Norway, Island and France.
Key words: prostitution, gender, trauma, Sweden, legislation


 


La prostitución puede tener muchas formas. Puede ser muy directa, como la prostitución rutinaria de la calle: veinte pesos, pieza de hotel alquilada por hora, dinero entregado, penetración, próximo cliente. Puede ser muy sutil: una relación supuestamente amorosa, en la que el dinero se esconde tras regalos, viajes, perfumes, tragos, comida,... Puede existir en formas muy brutales, como el tráfico humano, que es la esclavitud moderna. Puede parecer voluntaria, como anuncios de escorts de lujo, que son en verdad «estudiantes» que se prostituyen en su tiempo libre.

Sin embargo, la prostitución se distingue de todas las otras relaciones. Es una forma muy particular de relación humana: la comercializada.

En la prostitución hay dos personas. Una que quiere tener sexo, que siente atracción, deseo y exaltación. Otra que no. La otra persona no siente ni deseo, ni amor, ni atracción. Ahí es donde entra la transacción económica.
Para que haya una transacción, tienen que estar presentes estos dos criterios: una persona que quiere y otra que no. El deseo mutuo no requiere transacción. La transacción entra cuando hay una desigualdad de deseo. Solo cuando una de las dos personas no quiere tener relaciones sexuales, surge el pago como una compensación por el deseo que falta. Si no fuera por el dinero, ella no estaría ahí. Es la base de la prostitución: la ausencia de deseo mutuo.
Se oye mucho hablar hoy día que prostituirse es una decisión propia, resultado de libre albedrío. Sin embargo, lo que busca la persona prostituida no es el sexo. Es el dinero. El sexo en sí, es sexo no deseado. Por tanto, la prostitución es el enemigo de la sexualidad libre, la igualdad de género y el deseo mutuo.

Estadísticas sobre la prostitución

En Suecia, durante los últimos treinta años se han realizado muchas investigaciones acerca de la prostitución. Los estudios científicos dieron un giro en 1977 con la investigación estatal que se publicó en 1981 con el nombre de Prostitution. Beskrivning. Analys. Förslag till åtgärder (Prostitución. Descripción. Análisis. Sugerencias para medidas) (1). Anteriormente se veía la prostitución como delincuencia y se aplicaban teorías de delincuencia social, considerando a la prostituta como un ser marginalizado. El clima político cambió a mediados de la década de los setenta y los investigadores empezaron a estudiar la prostitución como parte de la sociedad. Al descubrir que los clientes no eran seres marginalizados, pues muchas veces eran hombres de la clase alta (políticos, empresarios, abogados,…), ya no se podía considerar la prostitución como un fenómeno al margen, sino integral en la sociedad: un fenómeno que afecta a toda una sociedad.
 




Algunas características acerca de la prostitución a nivel nacional y global:
El que compra es, en casi todos los casos, un hombre. La mayoría tiene trabajo fijo, una vida estable y proviene de la clase media o media alta (2). Lo más común es que tenga entre 30 y 50 años; la mayoría son casados con hijos (3). Algunos compran sexo por primera vez cuando su mujer está embarazada. El investigador sueco Jari Kuosmanen, especializado en el tema de la prostitución, divide a los que compran sexo en tres categorías: el que compra porque está obsesionado con el sexo; el hombre casado que dice que compra porque ya no tiene sexo dentro de su matrimonio; y los hombres que no saben cómo relacionarse con mujeres y que de hecho buscan una relación amorosa (2). La que vende es, en la mayoría de los casos, una mujer o una niña (4). Se estima que entre 2 y10 % son hombres o travestis. Hay estudios que demuestran un crecimiento de varones jóvenes que venden sexo (5). Es común ser muy joven cuando se entra en la prostitución: la edad más frecuente es 14 años, según estudios suecos y norteamericanos (6). En partes de Asia, la edad de entrada en la prostitución es aún menor (7). Esto demuestra que la prostitución es un fenómeno de género y tiene que analizarse en el contexto de la histórica opresión de la mujer. Las que entran en la prostitución tienen muchas cosas en común. La pobreza es un factor; la historia de abuso, otro. Según las investigadoras Mimi H. Silbert y Ayala M. Pines, 70 % de las prostitutas entrevistadas han sido víctimas de abuso sexual en la infancia y dicen que fue un factor importante en su camino hacia la prostitución (8). Buscan una manera de salir de su hogar, bien sea por abuso, por pobreza o por haber sido abandonadas o maltratadas por la familia. El estudio más amplio que se ha hecho hasta hoy de las personas en la prostitución a nivel internacional, fue realizado en 2003 por un grupo de psicólogos de varios países, dirigido por la psicóloga norteamericana Melissa Farley. Entrevistaron a 800 personas prostituidas de 9 países y encontraron que 71 % habían sido víctimas de abuso físico dentro de la prostitución; 63 % habían sido violadas dentro de la prostitución; 89 % querían dejar de prostituirse (9).
Estos hechos demuestran que la prostitución significa una desigualdad enorme en cuanto a:
género (ella mujer, él hombre); edad (ella menor, él mayor); situación económica (ella más pobre, él más rico); psicológica (ella inestable, él estable); origen (el de un país más rico que ella).

El crecimiento de la industria del sexo

Durante los últimos treinta años se ha visto crecer la prostitución mundialmente, volviéndose una verdadera industria del sexo. Desde 1998, cuando la Organización Internacional del Trabajo (OIT) recomendó, a través de su oficina asiática, la legalización de la industria del sexo para que los países pudieran sacar impuestos, varios países eligieron este camino (Alemania, Países Bajos, Nueva Zelanda, partes de Australia,…). Solo en Alemania, la industria del sexo generaba seis billones de euros cada año en la década de los noventa (10). Corporaciones multinacionales han entrado en la industria del sexo, y en Australia está hasta representado en la bolsa. Y la mafia entrega la mercancía, las mujeres. La ONU y la OIT estiman que entre dos y cuatro millones de seres humanos han caído víctimas del tráfico humano (4).

La legalización se efectuó en varios países con argumentos profeministas: iba a facilitar el estatus legal de las prostitutas y ayudarlas a obtener un seguro social, pagar impuestos y salir de la estigmatización. Sin embargo, no ha producido los resultados deseados. Alemania hizo un estudio en 2007 y llegó a la conclusión de que la legalización no había protegido a las mujeres de la violencia ni mejorado su situación y no había logrado disminuir los crímenes relacionados con la prostitución (11). Menos de 1 % de las prostitutas tenían un empleo fijo y 60 % no querían tenerlo en la industria del sexo, pues querían salir de la prostitución y buscar otro trabajo, si fuera posible (12).

Mitos y discursos acerca de la prostitución

La prostitución siempre se ha rodeado de mitos. Toda sociedad marcada por la prostitución crea su propia justificación para no tener que enfrentarla. Estos mitos pueden hacer de la prostitución algo banal, como en los chistes; algo eterno, como en la frase «la profesión más vieja del mundo»; algo divertido, como «la puta feliz»;  algo romántico, como en la literatura o el cine; algo inevitable, como en la idea de que «si se prohíbe, solo desaparece de la luz pero sigue igual».

Todos estos mitos rodean la prostitución de una burbuja que nos impide ver la tragedia que consiste en que un ser humano compra a otro. Un ser humano reduce a otro ser humano a un objeto, una mercancía: «Te compro. Existes para satisfacerme a mí.»

En los últimos cien años ha habido un cambio de narrativa, o más bien una modernización. Como cualquier industria que quiere vender sus productos tiene que adaptar su publicidad a la época, lo mismo hace la industria del sexo.
Hace un siglo en Europa la prostitución era común y legal. Se llamaba en aquel entonces reglamentación. La justificación era que la prostitución era un fenómeno natural, necesario y biológico. La teoría elaborada por el higienista francés Parent-Duchâtelet a finales del siglo ix y el criminólogo italiano Cesare Lombroso a principio del siglo xx, era que el hombre necesitaba la prostitución. Si el hombre no tenía acceso a las prostitutas, no se iba a poder controlar, terminaría violando a damas decentes y derrumbando la civilización y el matrimonio. Parent-Duchâtelet la llamaba «el modelo del desagüe», con el significado de que al igual que una casa necesita un sistema de desagüe para mantenerse limpia, la prostitución era el desagüe de la civilización (13). Las mujeres prostitutas canalizarían todos los deseos sucios del hombre. En cuanto a la mujer prostituida, se decía que ella era biológicamente inferior, de otra raza, más débil, menos inteligente que otras mujeres, que no servía para nada más. Pero, «mientras más cae, más ayuda a la sociedad», decía Lombroso (14).

Este mito tiene semejanzas con las teorías que se utilizaban para legitimar la esclavitud y la colonización: a una raza inferior no se tiene que aportar los mismos derechos.

Era evidente, al principio del siglo xx, que este modelo había fracasado. El tráfico humano aumentaba cada año. En estaciones de trenes de las ciudades grandes de Europa, había proxenetas esperando a las jóvenes del campo que venían a la ciudad para buscar trabajo.

Al comienzo del mismo siglo, los países europeos se vieron obligados a investigar cuáles eran las causas de este tráfico. La Liga de Naciones, la predecesora a la ONU, hizo un estudio que concluyó que la prostitución legal causó el tráfico. A partir de ese instante, país tras país abandonó la reglamentación. Holanda fue el primer país de hacerlo en 1910 (15). Después de entonces la prostitución se fue desvaneciendo.

A partir de la década de los ochenta, empezó a crecer otra vez en Europa. Hoy se ha convertido en una industria global que genera mucha ganancia y que está vinculada no solo con la pornografía, sino con la mafia y los traficantes de drogas y armas. Países subdesarrollados ven sus jovencitas agredidas por la industria del sexo y turistas del sexo del mundo occidental.

En el caso de Tailandia, la gran industria del sexo ha afectado hasta el concepto de tailandesa, que en el Occidente se ha convertido en un sinónimo de «mujer prostituida». Lo mismo está pasando con las mujeres rusas, quienes se conocen en el Medio Oriente como «las Natashas».

Sin embargo, la justificación es diferente. Los tiempos han cambiado. Ya no se oye hablar de la inferioridad biológica de la prostituta ni de deseos naturales por parte del hombre.
Ahora tenemos la narrativa de la trabajadora del sexo. «Ella no es una víctima. ¡Es fuerte! Es una chica moderna, capaz, sabe lo que hace, vende lo que tiene.» Este mito ha sido fortalecido por la política de Holanda, cuyo gobierno, al prepararse para la relegalización de la industria del sexo que se efectuó en 1999, creó varias organizaciones con el fin de transmitir este mensaje: la prostitución es como un trabajo cualquiera. La industria del sexo representa alrededor de 5 % del producto nacional (16). Su industria del sexo es visible en ciudades como Ámsterdam, donde las mujeres se venden en escaparates. La mayoría de las prostitutas en Holanda no son holandesas, sino extranjeras. Según un estudio, 80 % de las prostitutas son de otros países de Europa del Este, África, Asia y América Latina (17).
 



El discurso de «trabajo sexual» combina los conceptos modernos y, especialmente, los discursos del movimiento feminista y la lucha de clases. Según este discurso, hablar de prostitución suena feo, viejo, trágico, y se sustituye por «trabajo sexual». Este término combina dos conceptos que han sido esenciales para la lucha de las mujeres: derecho al trabajo y a la sexualidad libre. En una forma de manipulación muy cínica, se asocia estos dos términos modernos a la prostitución.

Lo que tiene este mito de particular es que pretende elevar la figura de la prostituta a un nivel igual. Ya no se dice que es débil: es una chica como todas, es fuerte, sabe lo que hace. Vende, es empresaria, pero es muy importante para este mito establecer que no se vende a sí misma. Vende, pero no se vende. Es la empresaria, no la mercancía.

Pero entonces, ¿cuál es la mercancía? Lo que se ha transformado en objeto en este discurso, es el cuerpo. Según este mito, ella vende su cuerpo, como si ella y el cuerpo fueran dos cosas distintas. Como si el cuerpo hiciera el trabajo mientras ella está detrás contando los billetes. Como si la boca, el órgano sexual, sus brazos, su vientre y su pecho no fueran partes de ella.

También se dice «ella vende sexo», como si el sexo fuera un objeto ajeno: «Mira, te dejo aquí tres kilos de sexo, te mando la factura.» En realidad, el sexo sigue siendo un acto en el que la persona tiene que estar físicamente presente.

Testimonios de mujeres prostituidas de varias partes del mundo tienen algo en común: las mujeres en prostitución hablan de estrategias de autodefensa.

S., una mujer sueca que estuvo en la prostitución durante dos años, dice:
Lo que sentí, durante el acto, fui que subí a mi persona a la cabeza. Desde entonces, entro en otra realidad. Así no sentía que tenía un cuerpo. No tenía ninguna sensación. Me apagué totalmente. Podían hacer cualquier cosa con mi cuerpo sin que lo sintiera [18].

E., una mujer francesa, dice:
Siempre hago una distinción. En la cama, siempre hay una sábana que separa el cliente de lo que es mío. Nunca dejo que se acueste en mis sábanas. Mis sábanas son mías; ahí duermo, siento mis olores. Esto puede parecer raro ya que hay contacto entre su piel y la mía. Alguien podría pensar que mi piel me es más cercana que la sábana, pero no.  El cuerpo no es el mismo cuerpo: el cuerpo que le doy al cliente es otro, no es mío [19].

Sin comunicarse entre sí, mujeres en la prostitución adoptan estrategias de defensa para no tener que sentir lo que es sexo no deseado. Un estudio noruego identificó seis estrategias de autodefensa: apagarse (pensar en otra cosa o tomar drogas/alcohol); establecer fronteras físicas (no dejar que el cliente la toque en alguna parte, como la boca o los brazos); limitar el tiempo; esconder su propio ser (usar otro nombre, otro tipo de ropa, no hablar de su vida personal); engañar al cliente; evitar clientes que te pueden gustar demasiado (20).
Jorge Barudy, psiquiatra chileno, ha dicho: «La prostitución es para una sociedad lo que el incesto es para la familia.»

La legislación sueca

Hay un tercer camino que no es legalizar ni ignorar la prostitución: concentrarse en la demanda. Durante los últimos quince años, el debate internacional acerca de la prostitución ha empezado a concentrarse cada vez más en la demanda. Proviene de la percepción de que la prostitución no se trata de quién vende, sino de quién compra. Es una respuesta diferente a la cuestión: ¿quién es la prostitución? En vez de contestar, como siempre se había hecho: la prostituta; este enfoque contesta: el cliente. El cliente es el origen de la prostitución; su deseo de comprar hace de una mujer una prostituta. El cliente realmente tiene libre albedrío. Y más importante: el cliente es el que realmente puede parar la prostitución.

El enfoque en la demanda tiene varias formas, según el país y la región. En Inglaterra y partes de los Estados Unidos se han establecido john schools, centros de reeducación del cliente. El programa puede incluir información sobre las consecuencias de la prostitución, una ponencia de una persona exprostituida, riesgos de VIH y discusión sobre igualdad entre hombre y mujer (21).

En 1999 Suecia fue el primer país del mundo en adoptar una ley contra la compra del sexo. Esta ley fue el resultado de una lucha de treinta años del movimiento feminista. Se basa en la idea de que la prostitución es incompatible con la igualdad de género. Castiga al cliente, quien paga una multa o puede ir a la cárcel, mientras a la prostituta no se castiga.
Catorce años después, esta ley ha sido muy eficaz para reducir la demanda. Ha reducido el número de hombres que pagan por sexo de 1/8 a 1/13, según la investigación estatal. En Alemania, el número de hombres que compran sexo es de alrededor de 1/4 (22).
Mientras una minoría de los suecos estaba de acuerdo con la ley anteriormente, hoy 80 % de la población está de acuerdo. La ley ha logrado cambiar las normas de la sociedad: comprar sexo no es un derecho.

No es solo el efecto de la ley en sí: también se ha hecho un trabajo enorme para informar al público y educar a la policía. Se han establecido tres centros de acogida y ayuda para las personas prostituidas. Centros de acogida existen en Estocolmo, Gotemburgo y Malmö; ofrecen servicios gratuitos de terapia, comadrona, ginecóloga y apoyo social. Nadie obliga a las personas prostituidas a acudir al centro. No se trata de reeducar, sino de ofrecer el servicio que la mujer necesita. Dejar la prostitución tiene que ser decisión propia.

Desde 1999, Noruega e Islanda han adoptado leyes parecidas, y se debate hoy en Francia y en Alemania.

Conclusiones

La prostitución se basa en la desigualdad de deseo: una persona que quiere, otra persona que no quiere. Detrás hay pobreza, desigualdad de género y generalmente una historia de abuso o abandono. La industria del sexo ha crecido en los últimos treinta años; se ha comercializado y ha tenido que acudir a la esclavitud para satisfacer la demanda. La legalización no ha logrado poner fin a la esclavitud ni proteger a las mujeres de violencia. La justificación contemporánea de la prostitución se basa en el concepto «trabajo sexual». El cuerpo se ha transformado en mercancía.

Para poder sobrevivir en la prostitución, la prostituta desarrolla muchas veces estrategias de autodefensa. Estas estrategias conducen a la alienación del ser humano. Concentrarse en la demanda es la manera más eficaz de reducir la prostitución. La prostitución no es compatible con una vida digna y una sexualidad libre y mutua.


 



Referencias

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Kuosmanen J. Male clients of prostitution in Sweden. Universidad de Gotenburgo; 1999.
Människohandel för sexuella ändamål och prostitution. Länsstyrelsen Västra Götalands län; 2011.


A Global Alliance Against Forced Labour. Global Report under the Follow-Up to the ILO Declaration on Fundamental Principles and Rights at Work. ILO; 2005:10, 14-15.
Sexuell exploatering av barn i Sverige. SOU 2004 Jun 22;71.
Mårtens T, Frankel M. Vad har mitt liv med Lilja att göra? Atlas 2004.
Weisberg DK. Children of the Night: A Study of Adolescent Prostitution. Lexington Mass., Toronto; 1985.
Silbert MH, Pines AM. Early sexual exploitation as an influence in prostitution. Social Work 1983.
Farley M et al. Prostitution and trafficking in nine countries: An update on violence and posttraumatic stress disorder. En Prostitution, Trafficking and Posttraumatic Stress. Haworth Press; 2003:33-4.
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Report by the Federal Government on the Impact of the Act Regulating the Legal Situation of Prostitutes. Federal Ministry for Family Affairs, Senior Citizens, Women and Youth. BMFSFJ 2007:19.
Ibíd:17.
Parent-Duchâtelet A. La prostitution à Paris au xixe siècle. Seuil; 1981.
Lombroso C, Ferrere G. Criminal Women, the Prostitute and the Normal Woman. 2004.
Jeffreys S. The Idea of Prostitution. Spinifex Press; 1997.
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Louis M-V. Le corps humain mis sur le marché. Le Monde Diplomatique 1997 Mar.
Nagata M, Lundbom S. Att leva med prostitutionserfarenhet – kvalitativa intervjuer med fyra kvinnor. Stockholms Universitet; 2007.
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Hoigård C, Finstad L. Backstreets. Prostitution, Money and Love. Pennsylvania State Press; 1992:64.
Ver por ejemplo http://www.demandforum.net/john-school/
Ver http://www.kvinnojouren.se/fakta/mans-vald-mot-kvinnor/prostitution-och-sexkop

Bibliografía para consultar

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Mam S. El silencio de la inocencia. Editorial Destino; 2006.
Moran R. Paid For: My Journey Through Prostitution. Spinifex Press; 2013.
Rapport mondial sur l’exploitation sexuelle—La prostitution au cœur du crime organisé. Fondation Scelles; 2012.
Raymond J. Not a Choice, Not a Job: Exposing the Myths about Prostitution and the Global Sex Trade. Spinifex Press; 2013.

FECHA DE RECEPCIÓN DE ORIGINAL: 15 de noviembre de 2013
FECHA DE APROBACIÓN PARA SU PUBLICACIÓN: 24 de febrero de 2014
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