miércoles, 2 de agosto de 2023

Prostitución…el mundo al revés


 Prostitución…el mundo al revés

Amparo Mañes

Psicóloga por la Universitat de València. Feminista. Agenda del Feminismo: Abolición del género

 

Con frecuencia hemos visto películas en las que aparecen sufragistas o feministas que son ridiculizadas por defender los derechos de las mujeres en general, y la abolición de la prostitución en particular.

 

Igualmente vemos a diario cómo se afirma que las feministas son retrógradas, moralistas y reaccionarias por reclamar la abolición de la más antigua explotación humana, la prostitución. Mientras que los puteros y quienes les defienden, se presentan como gente de vanguardia, moderna y transgresora.

 

En cuanto a cuál de ambas posiciones es retrógrada y cuál transgresora, me pregunto desde cuándo es más moderno defender la prostitución -la más antigua institución patriarcal- que defender su abolición. O desde cuándo es más más transgresor reforzar el sistema patriarcal que cuestionarlo.

 

La acusación de moralista o retrógrado formulada al Feminismo no es solo injusta. Es que es mentira. Porque fue el Feminismo el que reclamó la libertad sexual de las mujeres con la feroz oposición de los hombres; que incluso hoy, aún mantienen una doble moral sexual. Porque, sin dejar de aprovechar en su beneficio la libertad sexual de las mujeres, luego no tienen empacho en apartar a las «demasiado accesibles». Eso sí que es ser moralista o retrógrado.

 

Lo que no se puede, como hacen, es confundir la libertad sexual con la prostitución, en la que una mujer, forzada por su pobreza y vulnerabilidad, es el «objeto» de un auténtico acto de onanismo masculino en el que la excitación sexual se debe a haber erotizado el poder sobre una mujer que no está en condiciones de negarse.

 

Es especialmente asombroso que se juzgue como «reaccionario o rancio» defender el derecho de las mujeres a una vida digna y libre de violencia, mientras se pretende considerar de lo más moderno seguir oprimiendo a las mujeres por medio de una brutal violencia sexual. Salvo, claro está, que esa gente tan «vanguardista» considere, en el más puro estilo patriarcal, que las mujeres somos inferiores y que, de entre nosotras, hay quienes ni siquiera son sujetos de ese básico derecho humano.

 

Por otra parte, y dejando de lado el intento de demonizar el Feminismo por reclamar la abolición de la prostitución con esos argumentos falaces que acabamos de exponer, seguro que, hablando de las mujeres prostituidas, han oído decir que la prostitución es fruto de su libre elección y que las «empodera» mucho.

 

De nuevo se acude a una clamorosa falsedad. Porque la única persona libre ahí es el putero: es él quien fija cuándo, cómo y qué quiere… sin que, en la inmensa mayoría de los casos, la mujer pueda poner condición alguna. Es el putero el que tiene un poder al que, en cambio, la mujer prostituida se ve obligada a renunciar. Por eso, ese tipo que dice cínicamente que la prostitución empodera a la mujer prostituida, es el primero que, además de negarle a ella cualquier poder y de cosificarla despiadadamente, la considera basura social, y se mea en su cara (a veces, literalmente).

 

Parece claro que, en materia de prostitución, la estrategia que se sigue es invertir los términos: llamar antiguo a lo que es más nuevo, retrógrado a lo que es transgresor, libertad sexual a lo que es prisión y empoderante a aquello que despoja de todo el poder.

 

En fin, estoy convencida de que, en prostitución, la única basura anticuada, retrógrada y reaccionaria es la gente que la defiende. Especialmente, y dejando aparte a los proxenetas, que son delincuentes «oficiales», los puteros. Esos puteros a quienes, debiendo también ser considerados delincuentes, toda una Secretaria de Estado de (des)Igualdad llama clientes y les ofrece garantías de no ser -ni siquiera- multados, aunque violen a una mujer que no les desea, a la que le provocan náuseas y que se tiene que drogar para soportarlo, demostrando -en su máxima expresión- lo despreciable y patriarcal de la figura del consentimiento, esa novedosa manera de decir ¿susto o muerte?

 

Lo más grave es que Unidas Podemos no es el único partido que defiende a los «pobres puteros». Hay demasiados partidos políticos defensores de la prostitución, por acción o por omisión a derecha e izquierda del espectro político. Y por eso es necesario que se sepa que cualquier partido que no sitúe la abolición de la prostitución como una prioridad de su agenda, es cooperador necesario del mantenimiento de esta brutal institución patriarcal y pueden aplicarse, en lógica consecuencia, los calificativos de anticuados, retrógrados y reaccionarios. Que no nos cuenten milongas.

 

#AboliciónProstitución


 Fuente

https://tribunafeminista.org/2023/05/prostitucionel-mundo-al-reves/






“El porno feminista no existe”


                                                                                        Mónica Alario, en la jornada abolicionista vasca.

 

“El porno feminista no existe”

MERTXE ARRATIBEL

29 MARTXOA, 2023

 

¿Porno y feminista son ideas compatibles? La filósofa feminista y especialista en esta materia, Mónica Alario Gavilán, lo niega rotundamente: “El porno feminista no existe. Esta idea apareció en los años ochenta en EE UU desde dentro de la industria de la explotación sexual y en un momento histórico en el que el movimiento feminista estaba centrado en criticar la pornografía y ésta peligraba. Decir que el porno feminista era posible fue una jugada maestra”.

 

Era también el momento histórico perfecto para que ese concepto pudiese calar. “Justo después de la revolución sexual, ninguna quería que la llamasen puritana, y la solución fue decir: estoy en contra de esa pornografía y a favor de esta otra”.

 

Sin embargo, para Alario, no hay pornografía buena, como no hay prostitución buena, porque la pornografía equipara violencia con sexo y está contribuyendo a que los hombres se exciten con la violencia sexual. “La pornografía transmite que el sexo puede ser violento, pero no deja de ser sexo; es dominación masculina, pero no deja de ser sexo”, apunta. Ese pensamiento es el que está también detrás de la gran cantidad de agresiones sexuales que padecemos las mujeres en los ámbitos público y privado.

 

“Las feministas no estamos criticando el porno porque haya poca variedad -especifica-. Hacer variedades nuevas no arregla los problemas que señalamos”.

 

4 ideas fundamentales

Esta filósofa experta en violencia sexual participó en la I Jornada Abolicionista organizada por Euskal Herriko Feminista Abolizionisten Koordinakundea  (EHFAK) en Gasteiz el pasado sábado. Le acompañaron como ponentes las feministas supervivientes de la prostitución Sarah Berlori y Carol L.

 

Alario expuso las conclusiones de su tesis doctoral, una investigación de seis años sobre cómo la pornografía promueve la violencia sexual y se ha convertido además en la educadora sexual de las nuevas generaciones. Le preocupan, en particular “las consecuencias que para las mujeres y niñas pueda tener la equiparación de porno y sexo”.

 

Sus investigaciones, destacó, han arrojado cuatro “ideas fundamentales”:

 

1-Los hombres ejercen violencia sexual porque les excita sexualmente

 

Violan porque quieren, aunque existe un constructo social que transmite que violan porque necesitan. Alario se mostró crítica con la defensa de la prostitución hecha por el actor Telmo Irureta en los premios Goya. “Dice barbaridades como que tiene derecho al sexo. No, el sexo no es un derecho, es un deseo. Si tienes ganas y no quieren te aguantas y no pagas por violar”. A juicio de la filósofa, si la falta de deseo de una de las partes en la relación no excitara, no se podría ejercer la violencia sexual que se da en la prostitución. “Al final, todo en el patriarcado está ensamblado para que no pongamos la responsabilidad en quien la tiene, el hombre. Se dice: ese tío esta arrebatado por esa necesidad y la responsable es la mujer que ha despertado el deseo. Otro mito que apoya la violencia sexual es el de la fantasía de la violación, “la idea de que las mujeres tenemos el deseo de sufrir violencia sexual y por lo tanto no sería violencia”. Según explica, los grandes filósofos de la sexualidad y sexólogos han empleado la estrategia de hacer pasar los deseos de los hombres por deseos de las mujeres y la violación pasa de ser una responsabilidad de los hombres a nuestra. Lo que están diciendo es que un profundo deseo instintivo animal hace que las mujeres deseemos cosas en contra nuestra supervivencia e integridad. Es una desfachatez”. Aportó el dato de que 1 de cada 4 niñas sufre violencia sexual y la mayoría de los casos se dan dentro de las familias.

 

2-Los hombres tienen el poder de poner nombre a las cosas y a cualquier cosa que les excite se le llama sexo

 

Vivimos en una sociedad androcéntrica. La visión de los hombres genera la cultura dominante. La consecuencia es que “en la sociedad patriarcal cualquier cosa que excite sexualmente a los hombres pasa a ser denominado y considerado sexo, aunque de hecho no lo sea, aunque sea violencia”. Señaló que lo vemos todos los días en los medios de comunicación. “Nos encontramos con oxímoron como sexo no consentido, forzar a alguien a tener sexo o  tener sexo con menores. Nada de esto es sexo. Es violencia y es importante cambiar la terminología y llamar a las cosas por su nombre”. La misma manipulación semántica se produce al referirse a la prostitución. Se habla de cambiar sexo por dinero y matiza: “El sexo no se puede comprar. Es coacción. Se puede comprar un consentimiento viciado, pero no sexo”. Asume que “nos llamen puritanas por reivindicar que es necesario el deseo para mantener relaciones sexuales” y que “a las feministas que nos posicionamos contra porno nos acusan de antisexo” y subraya que “es curioso cómo funciona el lenguaje y cómo cala. No tenemos problemas con el sexo, sino con que se llame sexo a la violencia sólo porque excita a los hombres. Hablamos de justificar la violencia contra la mitad de la humanidad llamándola sexo”.

 

3-No es que en el porno los hombres se exciten a pesar de la violencia contra las mujeres, sino con esa violencia

 

“En los miles de formatos de la pornografía y todo el rato las mujeres expresan dolor y que son prácticas desagradables. A pesar de que les duela, de que aparezcan niñas, drogadas… Se excitan precisamente porque ellas no quieren y porque les duele. El video más visto, con 225 millones de visitas, es una violación colectiva. Los hombres se excitan con sensación de poder y eso hace que cada vez la pornografía sea más violenta, más humillante y más en contra de la humanidad y de los derechos básicos de mujeres y niñas”. La pornografía, resume, “no va de sexo sino de ejercicio de poder masculino y de supresión de la humanidad de las mujeres hasta la eliminación de su existencia. Este es su abanico y no hay límite. No hay ninguna barbaridad o forma de tortura que mi cerebro pueda imaginar que no encuentre en una página de porno y sea consumida impunemente por muchos hombres”.

 

4-Ver porno es muy duro para cualquiera que considere a las mujeres seres humanos

 

“Si consideramos a mujeres seres humanos dignos, somos capaces de identificar las más sutiles prácticas de denigrar, deshumanizar y humillar. Todos hombres que ven porno y se excitan no consideran a las mujeres seres humanos”. Estos hombres, entiende Alario, no empatizan con las mujeres y ello “permite explicar las magnitudes de violencia devastadoras. 4 de cada 10, como poco, son capaces de desconectar del sufrimiento y la vulnerabilidad de las mujeres y de comprar su cuerpo en contextos prostitucionales”.

 Fuente: 

http://andra.eus/el-porno-feminista-no-existe/?fbclid=IwAR1775GhInN-ZKQ0SdX7yx9lvdiSAhu-pp4PHqccuwG9tm27xESRKq1rTZ8

 

Nota: la imagen y las negritas son copia del original.







miércoles, 26 de julio de 2023

“No es real, es ficción”: Nacho Vidal se refiere a la industria del cine para adultos

 

Estos comentarios de este “actor porno”  resultan valiosos en cuanto habla de la trastienda de lo que es el negocio de la pornografía y muestra los daños que causa.

El entrevistado aduce que muchas escenas son ficción, que partes están elaboradas con inteligencia artificial, pero eso no exime a la pornografía de ser una escuela perversa de sexualidad. Ante la represión que sigue existiendo sobre la sexualidad, el placer compartido, la pornografía aparece como una opción para los jóvenes de saber acerca de cómo se procede en una relación sexual. Al mismo tiempo reproduce el esquema misógino social.

Al mismo tiempo representa la segmentación del ser humano producida por esta sociedad al convertirlo únicamente en cuerpo, y a su vez, de ese cuerpo solamente determinadas zonas. La persona como integridad desaparece.

Pareciera ser una eficaz reproductora, trasmisora de parámetros culturales basados en sistemas como por ejemplo el patriarcal y el capitalismo en la medida en que si existe y avanza es porque produce grandes ganancias.

La pornografía se incluye dentro de la perversión del deseo, de las prácticas.

Alberto B Ilieff


“No es real, es ficción”: Nacho Vidal se refiere a la industria del cine para adultos

La industria del cine erótico mueve millones en todo el planeta.

11/5/2023

 

La industria de la pornografía mueve millones y millones, no solo de dólares, sino de euros al rededor del mundo. De acuerdo con Rankia, se estima que al menos circulen unos 100.000 millones de dólares.

 

Según Tele Madrid, tan solo en España, el 70 % de los consumidores de estas producciones son hombres de edades que oscilan entre los 25 y 40 años y el 30 % restante, son mujeres.

 

Así, muchos consumidores de este tipo de contenido creen que todo lo que sucede ahí, es real, o que las relaciones sexuales suceden tal como se muestra allí, un poco exagerado (incluyendo posturas, sonidos, rendimiento, etc).

 

Nacho Vidal dijo que no recomienda trabajar en la industria del porno

Nacho Vidal habla de su trabajo y revela su estado de salud mental: “Estaba deprimido, no quería hacer nada”

Sobre esto, una autoridad en ese tema es el afamado actor español Nacho Vidal, quien recientemente estuvo en entrevista con el periodista Jordi Évole en su programa Lo de Évole, y habló sobre diferentes temáticas, su salud, y la industria del séptimo arte en su rama erótica.

 

El actor también expresó: “Mira, yo... Hubo un momento en que cogí conciencia y me puse a trabajar con preservativo, y a no coger más del cuello, y no más del pelo, y no nalguear, porque venían los niños jóvenes y me decían: ‘¡Tío, yo cojo a mi novia y hago todo lo que le haces tú a las actrices porno!’”.

 

“Y yo ‘¡oh! ¡Cuidado!, que esto no es el sexo. ¡Esto es cine! No es real. Es ficción’. Y entonces empecé a entender que los chavales estaban tomando eso como el sexo”, agregó.

 

Además, dijo que la forma en la que se hacen las cosas ahora, ha cambiado: “La pornografía de ahora no tiene nada que ver con la que yo hacía. No hay contacto visual (mientras mostró con los dedos los ojos de ambos), pasión, no hay conexión”.

 

“Juego 6000 euros contigo a que en 5000 escenas conmigo no vas a encontrar una en la que no bese a la chica”, expresó el artista, quien también habló del tema de salud, luego de pasar tantos años allí.

 

“Yo no tengo ninguna dependencia de drogas. Mi fin de semana era comprarme un gramo, 8 latas de cerveza y masturbarme 8, 10, 12 horas. Solo”, indicó, haciendo alusión a que el placer sexual, no lo es todo en la vida. “Deprimido, no quería ver a nadie, no quería hacer nada”, agregó.

 

“Yo no le recomiendo a nadie que se dedique al porno”. ¿Por qué?, cuestionó Évole, ante lo que él contestó, con un deje de lamento: “Porque te van a ver toda tu pu** vida en internet. Yo he sido más años Nacho Vidal, que Ignacio Vidal”, manifestó.

 

“Yo soy un pringao (ingenuo) y me han metido ahí... porque me han metido ahí. Y en todo he sido un pringao. Yo he sido una buena persona. No soy un hijo de pu**. No me merezco ese final. Yo he vivido demasiado como para terminar solo en la oscuridad”, añadió.

 

Sin embargo, el actor no desconoce la cantidad de dinero que mueve esta industria: “He ganado muchísimo más dinero del que yo me podía esperar cuando trabajaba de portero o de pizzero y me lo reventé a lo grande”.

 

Las declaraciones del actor desdibujan lo que muchas personas a lo largo de la historia han idealizado, en cuanto al cine, independientemente del género que se esté hablando.

 

 Fuente:

https://www.semana.com/gente/articulo/no-es-real-es-ficcion-nacho-vidal-se-refiere-a-la-industria-del-cine-para-adultos/202338/

Nota: las letras en negrita y el subrayado son copia del original.





La industria del género es preparación corporativa para el transhumanismo

 

Desde la época de los pensadores griegos en occidente se ha segmentado el ser humano en partes separadas y muchas veces antagónicas: cuerpo, alma, psique, espíritu, razón. Aquello hoy se ve retomado desde la óptica capitalista tomando al cuerpo como una mercancía más, como un objeto susceptible de ser intervenido y puesto en el mercado. Son los negocios que han tomado las riendas de la ciencia e imponen sus interpretaciones.

La cosificación de las personas y su explotación son normas. Es en este punto en que esta temática se relaciona directamente con la prostitución, con la trata de personas, con los intentos de despenalizar y, por ende, legalizar el proxenetismo, reglamentar la prostitución. Conceptos como libre albedrío, consentimiento, elección, buscan legitimar estas explotaciones y violaciones de los Derechos Humanos.

Alberto B Ilieff


La industria del género es preparación corporativa para el transhumanismo

Ciencia, Derechos humanos, Feminismo, Sociedad 12 junio, 2023 Jennifer Bilek

 


La industria del género es preparación corporativa para el transhumanismo

“Si entendemos el mecanismo y los motivos de la mente grupal, ahora es posible controlar y regir a las masas de acuerdo con nuestra voluntad sin que ellas lo sepan”. (Edward L. Bernays)

 

Transgénero no es un tipo de persona. Es el nombre de una serie de presiones corporativas que preparan a niños y adultos para la disociación del cuerpo industrial, abriendo así a la humanidad a más intrusiones corporativas en nuestros cuerpos. Es la colonización de humanos, apuntando directamente a la próxima generación. Es, como afirma la renombrada transhumanista Martine Rothblatt, “la vía de acceso al transhumanismo”.

 

La palabra transgenerismo no es apta para la comunicación. No define nada con claridad, sino que oscurece la industria que se manifiesta en su nombre. Es un término general impreciso, bajo el cual se asientan demasiadas ideas en conflicto, lo que permite que sus rasgos definitorios se modulen cada vez que alguien critica su ideología y los mercados formados a su alrededor. Instituir la identidad de género como un concepto legal deconstruye lo que significa ser humano, ya que somos una especie biológica y sexualmente dimórfica. Lo que sucede es que el estado corporativo está deconstruyendo el sexo como un paso hacia la alienación de nuestra humanidad. Las interminables discusiones sobre la “identidad de género” oscurecen este hecho.

 

Durante una década, un lenguaje codificado progresivamente de disociación corporal ha tomado forma simultáneamente en el paisaje de múltiples civilizaciones occidentales. Términos como identidad de género, transición, disforia corporal, hombres embarazados, portadores de cuello uterino, género binario y “espectros” sexuales de varios tipos se han repetido sin descanso en los principales medios de comunicación. Estos términos, usados ​​repetidamente, disocian a los individuos de sus realidades sexuadas. Ahora están integrados en nuestras estructuras legales bajo el marco de los derechos humanos.

 

Cuando vemos a la humanidad y nuestras realidades sexuadas como otra frontera para abrir mercados para la especulación corporativa, lo que se conoce como un «movimiento de derechos humanos» para las personas que desconocen su sexo comienza a tomar otra forma.

 

«La inclusión es más que una causa social. Es una oportunidad de negocio. Es el momento de maximizar el crecimiento de tu negocio».

–Consultoría DMI

 

La disociación del cuerpo como una identidad progresista y liberadora es promovida a los niños por organizaciones activistas, corporaciones, Hollywood, las industrias de la música, la moda y la belleza, por el establecimiento médico, en las redes sociales y en las escuelas. El poder del mensaje de que disociarse del propio cuerpo sexuado es progresivo proviene de su implacable saturación en los principales medios de comunicación, un oligopolio que construye una narrativa hegemónica y muchos de cuyos medios cuentan con el apoyo de BlackRock y Vanguard, dos empresas de inversión multinacionales estadounidenses con billones de dólares en activos y un interés concertado en esta narrativa.

 

Authentic Brands Group recibió una inversión de $875 millones de BlackRock en 2019. Authentic Brands Group posee 50 marcas, incluida Sports Illustrated, que ahora presenta a dos hombres «trans» en sus portadas. Su marca Aeropostale dona dinero a causas LGBT de su colección “género neutral”.

 

Vanguard es el mayor accionista de Marqeta Inc., una plataforma global de emisión de tarjetas de crédito. Visa, con Marqeta Inc., es compatible con Daylight, la nueva «tarjeta de crédito queer» y plataforma de banca digital. Daylight comercializa su tarjeta para vender procedimientos de fertilidad con tecnología médica asistida a la comunidad lesbiana y gay y a aquellos niños a los que ahora se les ofrece la invitación de comprar sexos sintéticos (la T y la Q en LGBTQ+) a costa de su futura fertilidad. Es la primera plataforma bancaria LGBTQ+ de tecnología financiera, o fintech.

 

Global Market Insights proyecta una tasa de crecimiento anual compuesta del 11,5 % entre 2023 y 2032 para las cirugías destinadas a crear características sexuales sintéticas. Esta tasa de crecimiento no considera las tendencias crecientes en las cirugías de acortamiento de la clavícula, las operaciones en los pies de los hombres para que parezcan más pequeños o las complicaciones creadas por estas operaciones innecesarias para atacar y reorganizar el sexo y otras características de cuerpos jóvenes sanos para ayudar a los hombres a verse como el sexo opuesto, como eunucos, o como ambos sexos. Este análisis de mercado no incluye las drogas peligrosas que se usan en los jóvenes, como los bloqueadores de la pubertad y hormonas sexuales cruzadas. El aumento de las ventas de anestesia, antibióticos y medicamentos anti-rechazo vinculadas a la creación de partes del cuerpo sintéticas utilizadas para ocultar socialmente el sexo tampoco se tienen en cuenta en el mercado de crecimiento proyectado. Los suministros médicos, la investigación, las clínicas y la capacitación especial para cirugías nuevas y complejas no se contabilizan en las ganancias proyectadas.

 

El gran cambio de marca

La palabra transgenerismo es un cambio de marca de la palabra transexualismo, que tiene sus raíces en el fetichismo travesti. Transexualidad es el término coloquial para la parafilia autoginefilia, por la que los hombres, excitados por la fantasía de sí mismos como mujeres, usan ropa estereotipada de mujer, específicamente ropa interior, para satisfacer una compulsión sexual. Esto solía ocurrir en privado. Cuando la farmacología y la tecnología hicieron posible que el diminuto número de hombres con este fetiche escalara sus comportamientos a facsímiles de biología femenina o características sexuales sintéticas construidos quirúrgicamente, la transexualidad echó raíces en la industria médica.

 

A medida que avanzan la tecnología y los productos farmacéuticos para realizar cirugías sintéticas más realistas, el crecimiento del mercado obliga a la sociedad a aceptar públicamente esta parafilia y la ideología desarrollada a su alrededor que niega nuestra realidad biológica, elevándonos por encima y desarraigándonos del mundo real. Una parafilia de hombres adultos es difícil de vender, pero envuelta en el discurso de los derechos humanos y cooptando la rebeldía natural de la juventud, da en el clavo del marketing.

 

Global Market Insights informa que «los crecientes casos de disforia de género y los sólidos avances en los procedimientos de reasignación de sexo impulsarán las perspectivas del mercado». Además, afirman que “la introducción de nuevas políticas gubernamentales que apoyen la cirugía de reasignación de sexo debería motivar a una gran parte de la población a optar por estos procedimientos”. Esta remodelación de la humanidad va en aumento porque es posible. La promoción de estas cirugías, para las cuales nuestras sociedades están siendo modificadas, está impulsando la demanda. Los avances en IA, genética, recolección de datos, biotecnología, tecnología reproductiva e implantes neurológicos, que suceden junto con la comercialización de la disociación del cuerpo para los jóvenes, generarán mayores ganancias para el complejo tecno-médico y más intrusiones íntimas en nuestra biología en el futuro.

 

Cuando se lanzó inicialmente el cambio de marca de la transexualidad comercializada para niños hace una década, se enmarcó como un tratamiento para la disforia corporal, un problema de salud que anteriormente afectaba a una parte minúscula de la población. Cuanto más se promovía en los principales medios de comunicación, más rápido aumentaba el número de niños que reclamaban una identidad sexual alternativa. Rápidamente se enmarcó como un estilo de vida progresista, deseable y vanguardista para los jóvenes. Mujeres jóvenes que se han sometido a mastectomías de sus senos sanos posan para anuncios corporativos de ropa interior, crema de afeitar y líneas de productos femeninos, además de caminar en pasarelas de moda y aparecer en las portadas de las revistas, mientras se ha establecido un entorno amenazador para cualquiera que no acepte la narrativa de que esto corresponde a un derecho humano.

 

¿Por qué los gobiernos están revisando rápidamente las sociedades basadas en el reconocimiento de la realidad del dimorfismo sexual de nuestra especie para adaptarse a lo que alguna vez fue una pequeña fracción de hombres con parafilia? La autoginefilia, o más coloquialmente, el transexualismo, reduce la humanidad sexuada de las mujeres a partes adquiribles para mitigar las fijaciones de los hombres. Ha sido renombrado como “transgenerismo” para preparar a los jóvenes hacia la disociación del cuerpo, abriéndolos a la comercialización y experimentación para la ingeniería de la evolución de nuestra especie.

 

Nunca ha habido un supuesto movimiento de derechos humanos que haya ganado el apoyo del mundo corporativo, los gobiernos y la industria financiera como lo que ahora se enmarca como «nuevos sexos». Durante una década, las estructuras filantrópicas, políticas, legales y de derechos humanos, la industria tecnológica y las casas financieras más grandes del mundo han apoyado derechos especiales para las personas que reclaman una identidad sexual sintética, una identidad posible gracias a la tecnología tecno-médica. Complejo que se beneficia de ellos y utiliza el marco de los derechos humanos de lesbianas, gais y bisexuales para impulsar una narrativa de progresismo.

 

El fin de la humanidad

Cuando el sexo es abolido como una categoría significativa, también lo es la humanidad tal como la conocemos. Este es el punto de la floreciente industria del género. Más allá de la especulación -de la que hay mucha- con identidades recién construidas que requieren toda una vida de atención médica y reproducción asistida una vez que los pacientes infantiles son esterilizados, se prepara al público. Evalúa su aceptación de las intrusiones biomédicas que cambian la forma en que nos vemos a nosotros mismos. ¿Aceptará la gente el abuso sexual de niños si cree que es de buena fe? ¿Hasta dónde podemos llegar con nuestras intrusiones tecno-médicas en los humanos y el ataque a la humanidad de las mujeres como seres sexuados diferentes de los hombres?

 

En un paisaje donde reina la reproducción tecnológica, tener sexo por diversión será el único objetivo del acto sexual, mientras sigamos siendo humanos. Este paisaje está siendo cultivado por hombres promovidos por los más altos niveles de gobierno y cuyo objetivo es cambiar las leyes sobre lo que constituye la masculinidad y la feminidad. Hombres como Rachel Levine, Sam Brinton, Danica Roem y Petra De Sutter son figuras decorativas que nos ayudan a prepararnos como ciudadanos para abolir la frontera sexual entre hombres y mujeres.

 

Creer que todas nuestras instituciones y leyes están cambiando rápidamente porque las entidades corporativas poderosas se preocupan por las personas que tienen dismorfia corporal es un absurdo tan grande que, al creerlo, bien podríamos vivir dentro de un culto global. Estamos tan instalados en una realidad virtual construida corporativamente, donde algunas personas viven fuera de los parámetros de nuestra especie sexualmente dimórfica, que no podemos ver que hemos sido adoctrinados.

 

Martine Rothblatt, el empresario estadounidense y transhumanista transexual autoproclamado que cree que el transgenerismo es la vía de acceso al transhumanismo, es un hombre con un plan para deconstruir el dimorfismo sexual con el objetivo final de sacar a los humanos de su biología y crear a Dios con la tecnología. Se mezcla con gente de los niveles más altos de la política, la tecnología, los productos biofarmacéuticos, Hollywood y la red de negocios LGBT. En 2016 dio una conferencia en Canadá sobre la necesidad de «transhumanistas tecnológicos» para el primer marco legal para la aprobación de proyectos de ley de género en todo el mundo. Trabajó para la NASA y ayudó en el Proyecto Genoma Humano a nivel de la ONU. Es dueño de una corporación biofarmacéutica, una granja de xenotrasplantes y una corporación de impresión de órganos en 3D. Ha creado también una religión de desencarnación con su mentor William Sims Bainbridge. Ha construido un robot de su esposa y da conferencias sobre la fusión de la humanidad con la inteligencia artificial y la sensibilidad de la misma.

 

Rothblatt ha estado escribiendo sobre los cambios en la humanidad que deconstruirán el dimorfismo sexual desde 1995. Compara el dimorfismo sexual con el apartheid sudafricano. Ha escrito sobre el futuro tecnológico de la reproducción, donde los humanos, unidos a la tecnología, no necesitarán copular.

 

La Dra. Heather Brunskell-Evans, filósofa académica del Reino Unido, informó en 2021 de una cita de Gendered Intelligence (GI), un grupo de presión global «transgénero» que aboga por permitir a los niños manipular sus características sexuales. GI afirma que la libertad de los niños y jóvenes radica en «desmantelar el poder culturalmente adscrito de lo biológico». Esta es una declaración fascinante. El mensaje de GI parece claro: la realidad biológica del sexo es una construcción social, que se percibe que ejerce demasiado poder.

 

Un informe del Ministerio de Defensa del Reino Unido publicado recientemente detalla los avances en la remodelación humana, no solo en lo que respecta al Ministerio de Defensa, sino también a nuestras vidas como seres humanos. “El mejoramiento humano tiene el potencial de impactar cada faceta de nuestras vidas e incluso cambiar el significado de lo que significa ser humano. Podría desafiar los conceptos filosóficos, nuestros sistemas de creencias y los marcos éticos y legales de formas que no hemos previsto”, afirma.

 

¿No estamos presenciando esos cambios ahora, en la nueva industria del género, enmarcada como un movimiento de los derechos humanos? Cuando se habla de bloqueadores de la pubertad, medicamentos que han demostrado causar daños irreversibles, Gendered Intelligence afirma: «Es importante que los niños y los jóvenes… puedan experimentar, cambiar de opinión, probar nuevos estilos, expresarse». Están abogando por que los niños tengan rienda suelta para elegir cambiar sus características sexuales y usar drogas peligrosas para hacerlo. Las leyes se están ajustando rápidamente en muchos países simultáneamente para permitir la despatologización de la incorpórea, con la ayuda de ONGs LGBT, multimillonarios y organizaciones “transgénero”.

 

Seguir el rastro

El presidente Biden aprobó recientemente un proyecto de ley en el que la «identidad de género» anulará los derechos de las mujeres basados ​​en el sexo. El lenguaje está siendo manipulado para oscurecer la realidad sexuada de hombres y mujeres. ¿Es plausible que Biden no entienda lo que está haciendo? Biden fue vicepresidente bajo Obama, con la ayuda financiera de los Pritzkers, una de las familias más ricas del mundo. Jennifer Pritzker, una de las élites de los Pritzkers, es un hombre «trans». Junto con su familia, ha gastado millones de dólares para reformar nuestras instituciones y estructuras sociales para redefinir el sexo como un sentimiento. Obama fue el primer presidente en utilizar la palabra transgénero en un discurso sobre el Estado de la Unión. También convocó una reunión especial para estudiantes «transgénero» en la Casa Blanca en 2015, lo que le valió el título de «Presidente trans».

 

La abolición corporativa de nuestra realidad sexuada allana el camino para que la humanidad se libere de las leyes físicas del universo. Nos proyecta a una realidad virtual de la que ahora estamos al borde del precipicio, donde no somos una especie sexualmente dimórfica. Zoltan Istvan, excandidato presidencial y transhumanista, declaró que “Ocurrirá una gran guerra transhumanista entre aquellos que adoptan tecnología radical en sus cuerpos y aquellos que no…. Aquellos que estén del lado de la tecnología y la IA ganarán”. En 2015, se volvió filosófico y combinó falsamente la orientación sexual con la incorpórea transhumanista.

 

Bainbridge, Rothblatt, De Sutter, Pritzker e Istvan son parte de una tendencia creciente de transexuales y tecnófilos de alto perfil que nos preparan para la realidad virtual más allá de nuestra evolución actual en la biosfera. Mark Zuckerberg, Ray Kurzweil, Yuval Harari, Joe Rogan y Peter Thiel son solo un puñado de hombres de alto perfil que han predicho, algunos con alarma, otros con satisfacción, que seremos empujados a evolucionar hacia un estado incorpóreo en fusión con AI. Con la rápida transformación de las sociedades y las leyes para eliminar el sexo y la utilización de los niños como conejillos de indias, es hora de que los tomemos en serio.

 Fuente:

https://www.elviejotopo.com/topoexpress/industria-del-genero-es-preparacion-corporativa-para-el-transhumanismo/?fbclid=IwAR2XEFADv7nG82NQG9ef93VEktA87RgjXMYsfbIxyq4I0BVsxoQXR54NPlU

Nota: las letras en color y la imagen están en el original.

miércoles, 1 de febrero de 2023

Trata de personas y pornografía: No, nada de “libre decisión”

 

Trata de personas y pornografía: No, nada de “libre decisión”

LUIS LUQUE

16 ENERO, 2023

 

 



La imagen de una actriz porno sonriendo ante la cámara en un filme del género puede ser la “prueba definitiva” de que, si está metida en ese mundo, es por su propia voluntad. Nada más tranquilizador que ese gesto para quien, tratando de que la conciencia no le encienda una bombilla roja, quiera ver en el rostro risueño de la joven un salvoconducto para su afición a estos productos. Es “porno ético”, qué duda cabe.

 

Detrás de la cámara, sin embargo, puede estar alguien con un arma de fuego apuntando a la muchacha, o pronosticándole una paliza como no se ha visto si no se muestra particularmente “entusiasta”. Les ha ocurrido a chicas (y a chicos) en situación de vulnerabilidad por sus malas circunstancias familiares o económicas, o por ignorancia, a quienes gente con apariencia de respetabilidad han atraído con falsas promesas de trabajo como modelos, actores, etc. Personas que han firmado “contratos” que las obligan a filmar escenas de alto contenido sexual que derivan sin demasiado protocolo en pornografía. Una vez “en ambiente”, ¿qué más da algún que otro exceso? ¿Qué importa traspasar este límie o aquel otro, aunque se incumpla lo pactado?

 

Si la persona no acepta ir a más, a actos de mayor violencia y degradación, el “empresario” dispone de métodos más coercitivos. Los ha sufrido la joven canadiense Jessa Dillow Crisp, obligada por sus familiares a filmar vídeos de este tipo ya desde que era menor de edad. Según testimonió para un artículo de la organización Fight The New Drug (FTND, de activismo contra la pornografía), “me apuntaban con un arma y me decían que si no seguía haciendo lo que me decían, me dispararían. Me estaban violando, pero yo tenía una sonrisa en el rostro. Tuve que actuar como si lo disfrutara”.

 

Si para lograr que alguien acceda a actuar en estas tragedias reales intervienen la coacción o el engaño, o ambos, no se puede hablar de decisión libre, por mucho que la chica o el chico exhiban una sonrisa Colgate. Son personas traficadas, tratadas como objetos: “cosas” vendibles, aprovechables, desechables…

 

No, no lo disfrutan, con lo que ya puede ir desperezándose la conciencia del consumidor “ético”.

 

La violencia, muy presente

Con ayuda de la responsable de un refugio para víctimas de trata con fines de explotación sexual, Jessa pudo escapar de una red de tráfico y pornografía en 2010, y se radicó desde entonces en EE.UU. El suyo es un ejemplo de superación: en lugar de aislarse en su dolor, enmudecer, anularse, tomó la senda de los estudios universitarios, obtuvo un máster en Salud Mental y fundó una ONG contra la trata de personas, BridgeHope, en Denver, Colorado. Con sus conocimientos y preparación, ha impartido formación sobre el tema a funcionarios del Departamento de Estado, del de Seguridad Interna y de la Fuerza Aérea de EE.UU.

 

La joven, que ha accedido a contestar varias preguntas de Aceprensa, sabe de lo que habla cuando aborda la relación entre el porno y la trata.

 

— ¿Cuál es el perfil típico de una persona víctima de trata con fines de explotación en esta industria?

 

— Es imposible definirlo, porque la industria de porno se mueve en función de la demanda de los compradores. Allí donde los traficantes detecten una demanda de pornografía, allí donde haya gente dispuesta a pagar por esto, hacia allí se dirigirán y crearán víctimas, que no encajan en un molde específico: pueden ser niños, niñas, adolescentes, mujeres y hombres, individuos LGBTQ+, no binarios, queer…

 

– ¿Podría darse algún porcentaje aproximado de cuántas de las personas que participan en vídeos pornográficos son víctimas de la trata?

 

— Me es imposible cuantificar ese porcentaje, pero lo que sí puedo decir es que todos los materiales fílmicos de abuso sexual infantil son trata, y los datos indican que la edad promedio a la que filman a víctimas menores de edad es a los 12,8 años (Bouché, 2018). De hecho, un término muy común de búsqueda de material pornográfico es adolescente (Waugh, 2015).

 

Por otra parte, Polaris (2020) muestra, con datos acopiados por la National Human Trafficking Hotline –una línea de ayuda–, que el porno es la tercera forma más común de tráfico sexual de adultos y menores.

 

En general, como afirman mis amigos de FTND (2022), “si alguien es engañado, manipulado o coaccionado para la producción de pornografía, eso se califica legalmente como tráfico sexual. Por ejemplo, si un actor porno se presenta en el plató y descubre que la escena es mucho más agresiva o degradante de lo que le habían dicho, y su agente lo amenaza con cancelar sus otras contrataciones si no sigue adelante con esta, se califica legalmente como tráfico sexual” (párrafo 20), lo que básicamente significa que la trata dentro de la pornografía es más común de lo que uno podría imaginar.

 

“Aunque parte de la pornografía sea consentida, es imposible distinguir qué es pornografía ‘ética’ y qué es trata”

 

— Si es común la trata, lo es entonces la violencia acompañante…

 

— La violencia física se emplea a menudo como forma de control. En mi caso se utilizó tanta, que si alguien me decía algo o me amenazaba con un objeto para obligarme psicológicamente a hacer cosas que no habría hecho por libre albedrío o elección, las hacía. Todo lo que los espectadores podían ver era mi sonrisa, pero las armas que me apuntaban durante la filmación no las captaban los camarógrafos.

 

— ¿No existe entonces, para el consumidor, una manera eficaz de identificar si la persona es víctima de la trata o si realiza esas escenas con plena responsabilidad y consentimiento?

 

— No hay forma de diferenciar, a la vista, entre quien está ahí por elección y quien es víctima de trata y está siendo forzado. Aunque parte de la pornografía sea consentida, es imposible distinguir qué es pornografía “ética” y qué es trata. Además, hay que tener en cuenta que muchas personas que eligen el porno como ‘profesión’ a menudo son violadas, obligadas a hacer cosas que no figuran en sus contratos, y experimentan violencia y traumas extremos durante el rodaje. La industria perpetúa el daño en beneficio económico de los productores.

 

                   Jessa y su esposo, John Crisp (foto: cortesía de la entrevistada)

 

Cuando el porno pone el listón

La violencia en el porno trasciende, sin embargo, el plató. Si el consumidor entiende que las prácticas que ve en pantalla son perfectamente reproducibles, el sufrimiento y la degradación hincarán el colmillo en otras personas.

 

FTND subraya que los traficantes y los abusadores sexuales utilizan estos materiales para preparar a sus víctimas, reducir sus inhibiciones y desensibilizarlas para que “normalicen” lo que, acto seguido, les sucederá a ellas (sobre esta práctica testificaron recientemente ante miembros del Senado francés varias víctimas de trata). La mencionada web cita el testimonio de Elizabeth Smart, una muchacha de Salt Lake City que en 2002, a los 14 años, fue secuestrada durante nueve meses.

 

Según narró Smart, su captor la obligaba a ver pornografía antes de atacarla sexualmente. “Estaba obligada a hacer las cosas que hacían estas mujeres en las fotos. Era casi como si estuvieran poniendo el listón, estableciendo el estándar de lo que mi secuestrador me iba a obligar a hacer después… Casi sentía como si esa pornografía fuera mi sentencia”.

 

Una sentencia que, de forma distinta, pero igualmente negativa, afecta también al espectador y a las personas con las que este se cruce en la vida real. Hay múltiples estudios sobre el tema, uno de ellos muy reciente, el de un equipo británico-estadounidense que examinó los comportamientos de 2.815 consumidores de porno de Alemania, Taiwán, EE.UU. y Corea del Sur. Los investigadores constataron que el visionado de estos materiales incidía de modo notable, en las personas muestreadas, en el desarrollo de una actitud de “cosificación sexual” hacia otras.

 

“La aceptación de la cosificación sexual puede conducir a la aceptación de la violencia contra las mujeres –apuntan–, pero también hay datos que sugieren que no hacen falta formas extremas de cosificación sexual (por ejemplo, una agresión) para afectar negativamente a las víctimas, pues incluso una cosificación sexual sutil en el día a día puede perjudicar el bienestar emocional de las víctimas”.

 

“Aquellas imágenes no definen quién soy”

 

Del pantano del porno nadie sale limpio. Las víctimas, las que menos, y su recuperación es ardua. Jessa, que como experta en salud mental ha hablado con cientos de supervivientes, nos habla de un proceso difícil: “Dado que la curación dura toda la vida, encontrar recursos como vivienda, atención médica, de salud mental y becas para su educación es muy difícil, y se necesitan más servicios para evitar que estas personas vuelvan a ser explotadas”.

 

Tampoco salen indemnes quienes hunden a estas personas en el fango, ni quienes disfrutan del espectáculo desde la orilla. Hay varios perjuicios, y muy interconectados.

 

“El usuario de pornografía suele referir pensamientos negativos sobre sí mismo y dificultades para conectar sexualmente con su pareja”

 

— ¿Cómo se traduce el daño en la vida personal de los consumidores y en sus relaciones sociales?

 

— A nivel neurológico, cuando las personas se autocomplacen sexualmente ante estímulos externos, experimentan una oleada del neurotransmisor del bienestar llamado dopamina, lo que crea una correlación entre pornografía y placer. La dopamina no solo desempeña un papel en las cualidades adictivas del porno, sino que, a medida que una persona sigue consumiéndolo, puede desarrollar una tolerancia a este. Así, lo que solía desatar el subidón de dopamina en el pasado puede requerir otras formas y tipos de porno para crear sensaciones similares de placer. Esto a veces conduce al uso ilícito de material de abuso sexual infantil y/o a la compra de personas que son objeto de trata en el comercio sexual.

 

Por otra parte, el usuario de pornografía suele referir una menor autoestima, menor confianza, más experiencias de depresión y ansiedad, así como pensamientos negativos sobre sí mismo. Además, manifiesta dificultades para conectar sexualmente con su pareja, para fomentar una relación emocional y física con ella.

 

— Por último: a las personas obligadas a participar en vídeos pornográficos, ¿les es posible superar esos recuerdos desagradables y evitar que influyan en sus vidas una vez rescatadas?

 

— Como profesional de la salud mental y como superviviente de la pornografía, creo que es posible curarse y sobreponerse a los recuerdos desagradables de haber sido explotada en el porno, aunque también es increíblemente difícil. Al igual que es difícil recuperarse de una operación quirúrgica importante, hacerlo de las heridas sexuales, físicas y emocionales relacionadas con la explotación que tiene lugar en la producción de pornografía es extremadamente arduo. Requiere no solo trabajo duro y perseverancia, sino un dedicado equipo de profesionales formados que estén equipados para guiarla a una a través del proceso de recuperación.

 

Personalmente, he tenido que aprender a vivir sabiendo que las imágenes de mi humillación, mi violación y el dolor sádico que sufrí se siguen comprando en todo el mundo, lo que significa que sigo siendo objeto de trata y explotación a través del porno. Hoy, sin embargo, soy una superviviente, escritora, oradora, poetisa, esposa, profesional de la salud mental y estudiante de doctorado. Aquellas imágenes no definen quién soy.

 

Fuente:

https://www.aceprensa.com/sociedad/pornografia/trata-de-personas-y-pornografia-no-nada-de-libre-decision/

Nota: las imágenes y palabras en negrita están en el original.