sábado, 16 de junio de 2018

La oscura razón por la que las estrellas porno siguen muriendo


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La oscura razón por la que las estrellas porno siguen muriendo

Este post es la traducción libre de ESTE artículo de Neelam Taylor. Por desgracia la fuente es la que es y como no nos gusta cómo se menciona a la Doctora Gail Dines lo hemos corregido. También hemos eliminado todas las imágenes innecesarias de mujeres hipersexualizadas que ilustran el artículo y que a nuestro parecer suavizan la denuncia que se está haciendo.

¿Quién va a creer a una estrella del porno que afirma haber sido violada?

Esta pregunta pone de manifiesto el silencio que sufren estas mujeres, que conduce inevitablemente a que su salud mental caiga empicado.

Cuatro jóvenes actrices porno han fallecido desde noviembre de 2017. La última ha sido Olivia Nova, de 20 años, a la que encontraron muerta en su casa de las Vegas, sin que se haya confirmado todavía la causa de su muerte.

El sitio web de pornografía Brazzers le dedica un tuit a una de ellas: Estamos devastados por la muerte de Yurizan Beltran. Nuestras condolencias a su familia y amigos. DEP.
Nova acababa de empezar su carrera en el mundo del entretenimiento para adultos en Marzo de 2017, pero el currículum de la actriz ya incluía películas con Brazzers, Naughty America, FTV Girls, New Sensations and Digital Sin.
La canadiense Syla Stylez murió súbitamente mientras dormía a los 35 años, el pasado noviembre.

August Ames, de 23 años, murió el 5 de diciembre. Ames, cuyo nombre real era Mercedes Grabowski, murió por causas desconocidas, aunque una amiga cercana declaró a Hollywood Life que la estrella se había suicidado tras luchar contra una depresión.

Yuri Beltran murió a los 31 años, menos de dos semanas después de Ames, el 14 de diciembre. La encontraron muerta, al parecer debido a una sobredosis.

Los problemas de salud mental siempre han sido un gran problema en el mundo del porno, pero el reciente aluvión de muertes de actrices porno tan jóvenes, plantea cuestiones muy serias acerca de cómo se trata a las mujeres en la industria.

Steve McKeown, psicoanalista fundador de MindFixers y dueño de la clínica McKeown Clinic, afirma:
“Casi el 90% de las mujeres en la industria del sexo dicen que quieren escapar pero que no tienen otra manera de sobrevivir. Además se ha comprobado que sufren trastorno de estrés postraumático similar al de los veteranos que han combatido en la guerra en casi en un 70% de casos.”

Hablamos también con la Doctora Gail Dines, autora de Pornland: Cómo el porno se ha apropiado de nuestra sexualidad, y de Pornografía: La producción y el consumo de desigualdad. Le preguntamos por qué está pasando esto y cómo podemos pararlo.

Aquí tenéis una charla TED de Gail dines sobre el crecer en una sociedad ‘pornificada’ (en inglés):
Dicho rápidamente, la actual campaña #MeToo, aunque está demostrando ser muy positiva para mujeres de cualquier otra la industria, está silenciando a las mujeres de la industria del sexo más que nunca.




Dines nos respondió:
“Imagina que todo el mundo está contando sus experiencias de acoso, agresión y violación y que la gente las está escuchando, y que tú sabes perfectamente que si das el paso y cuentas las tuyas, te responderán con un ‘pero qué esperabas, puta’.”

Vivimos en un mundo en el que el consentimiento de una mujer, para lo que a menudo es tortura sexual, se mantiene indefinidamente en el tiempo desde que firmó un contrato cuando tenía 18 años.

Como en cualquier otra industria, hay diferentes caras para la misma moneda. Las estrellas porno independientes en Europa, como Harriet Sugarcookie, son dueñas de sus propios negocios y controlan cada aspecto de su interpretación y de su carrera.

Sin embargo, la mayoría del porno mainstream que se ve en webs como Pornhub o Brazzers se rueda en estudios controlados por directores varones, donde las mujeres son a menudo arrastradas desde todas partes del mundo y explotadas por ‘proxenetas de maletín’.

Dines nos revela un dato desgarrador recogido por ella misma a partir de las entrevistas que ha hecho a actrices porno, y es que una de las primeras cosas que hacen los directores cuando tienen una actriz nueva es contravenir alguna de las normas que se recogen en su contrato, como método para descomponerla.

La Doctora Gail Dines, fundadora y presidenta de Culture Reframed, nos contó:
“Lo que sé, porque he estado haciendo este trabajo durante muchos años y porque he trabajado con muchísimas mujeres que están en la industria del porno y otras que han podido salir; es que dada la violencia que se ejerce sobre sus cuerpos y las enfermedades que contraen, acaban sufriendo trastorno de estrés postraumático porque las violan regularmente en el set de rodaje.

Que hayan firmado un contrato no quiere decir que estén consintiendo lo que sucede en el set porno. Muchas de ellas no están preparadas para lo que les van a hacer. Muchas de ellas son jóvenes, piensan que van a ser una ‘pornstar’ como lo fue Jenna Jameson. No están preparadas para la violencia.”

Dines recalcó que la mayoría de las actrices no deberían recibir el nombre de ‘estrellas del porno’ sino simplemente ‘actrices porno’, puesto que la mayoría de ellas nunca llegan al nivel de estrella y simplemente se las fuerza a ‘actuar’, antes de acabar sumidas en la pobreza y con la ‘suerte’ de dejar la industria con la ropa puesta.

La potente máquina de relaciones públicas de la industria de la pornografía nos dibuja un escenario en el que la mayoría de las mujeres que ‘trabajan’ en ella están ‘empoderadas’ y disfrutan grabando porno. Y puede que algunas de ellas lo hagan, pero Dines asegura que ‘todas las actrices porno dicen lo mismo mientras siguen involucradas en la industria’.

Gail Dines, profesora emérita en el Wheelock College de Boston explica:
“Estás con tres hombres, uno con su pene en tu boca por un lado, otro con el pene en tu vagina, otro con el pene en tu ano, y tus dos manos masturbando a otros dos hombres, así que tienes a cinco hombres rodeándote, estás siendo embestida por sus penes fortalecidos por la viagra, que luego eyaculan sobre tu cara. ¿Cómo consigues siquiera levantarte del suelo después de eso? Piensa lo que debe costar.
Te levantas, estás cubierta del semen de cinco hombres, todos y cada uno de tus orificios están inflamados, irritados y en carne viva, y al día siguiente tienes que levantarte y hacer lo mismo otra vez, y tienes que hacer como que te gusta, y sabes que hay muchos hombres haciéndose pajas con esa imagen tuya. Es una experiencia emocional insoportable.
Si entrevistas a cualquier mujer que está ahora mismo trabajando en la industria de la pornografía, siempre dirá que le encanta.”

La doctora Gail Dines nos explicó que hay que hablar con las mujeres que ya están fuera de la
industria, porque cuando están dentro nunca te lo cuentan, “para empezar porque las despedirían, y porque emocionalmente, ¿cómo van a admitir lo que está pasando si tienen que levantarse mañana para ir a otra grabación?”



Dines continúa explicándonos: “Muchas de las mujeres con las que he hablado me dijeron ‘sabes que si me hubieras preguntado hace unos años, te habría contado la mejor historia que has escuchado nunca sobre lo maravilloso que es y lo empoderada que me sentía’. Es todo mentira. Es una manera de protegerte a ti misma psicológicamente de la violencia que están ejerciendo sobre ti.




 “Creo que la industria del porno necesita prestar atención internamente a estos suicidios/muertes y crear algún tipo de red de apoyo entre compañeras o algún programa terapéutico. – La estrella porno Olivia Nova hallada muerta en las vegas a la edad de 20 años.”
Muchas actrices le han contado a Dines que tras la primera grabación porno que hacen ‘algo cambia en ellas’ —una respuesta que ella traduce en que ‘se convierten en víctimas de violación’.

Estas mujeres están experimentando constantemente este trauma físico y emocional derivado de las agresiones sexuales a las que son sometidas, pero son ‘silenciadas para siempre en virtud de una decisión que tomaron a los 18 años que las llevó a entrar en la industria del sexo sin comprender sus ramificaciones’.

Dines ha creado una especie de impreso de consentimiento informado, resaltando la falta de transparencia en los contratos que actualmente se les da a las mujeres que empiezan en la industria de la pornografía.

Actualmente están firmando un contrato que da consentimiento para lo siguiente:
Perder para siempre el control de la parte más íntima de tu vida, mientras vivas e incluso después de muerta (porque las imágenes permanecerán durante mucho tiempo después de tu muerte). Exponer tu cuerpo ante quién sabe cuántos millones de consumidores de pornografía que te verán como una ‘puta’ o una ‘zorra’.
Nunca podrás recuperar el control sobre estas imágenes y serán propiedad de y distribuidas por la industria del porno. En caso de que decidieras que no quieres que tus imágenes pornográficas sigan circulando por las diferentes plataformas, tendrás recursos legales limitados (si es que tienes alguno) para prevenirlo, y lo más probable es que no vayas a recibir dinero por dichas imágenes ni por su distribución más allá del pago inicial.
La posibilidad de que sucedan estas cosas en el set de grabación: Violación anal/vaginal/oral; Rasgados vaginales o anales; Prolapso rectal (condición en la cual el recto pierde los anclajes normales que lo mantienen fijo en el interior del cuerpo, lo que permite que se deslice al exterior a través del orificio anal); Aborto espontáneo en caso de estar embarazada; Ser forzada a llevar a cabo actos sexuales que claramente estableciste en tu contrato que no harías; Daños a implantes mamarios que pueden suponer una rotura que obligue a retirarlos; Desarrollar trastorno de estrés postraumático debido al abuso al que someterán tu cuerpo y tu alma.
Contraer numerosas ETS, muchas de las cuales son resistentes a los antibióticos.
Ser atacada en las redes sociales por los pornógrafos a los que denuncies para prevenir que se sigan distribuyendo tus imágenes. Hay muchas posibilidades de que te lancen a sus abogados, que investiguen cada detalle de tu vida pasada y presente, que te difamen en las redes sociales presentándote como mentalmente inestable, como una puta, una criminal etc.
Si les dieran este tipo de contrato a las jóvenes, ¿crees que lo firmarían?

A la sociedad le cuesta digerir el concepto de que el hecho de que una mujer esté formando parte de un vídeo pornográfico, no quiere decir que esté consintiendo. Y de hecho lo más probable es que no lo esté haciendo.

Gail Dines reta a los hombres a ver estos vídeos después de eyacular y cuando no están excitados. Nos reta a verlo con detenimiento y observar a la chica, a plantearnos si ella realmente quiere estar ahí y a pensar en el dolor que está sufriendo.

La distinción que se hace entre las mujeres que están en la industria y las que no, contribuye a su aislamiento y a su silencio.

Dines nos cuenta:
“Todas las mujeres son potencialmente vulnerables y susceptibles de ser arrastradas a la industria del sexo. Todas estamos a un proxeneta de distancia de la industria del sexo. Como sociedad preferimos pensar que hay un grupo de mujeres que simplemente son diferentes al resto de nosotras.

Son mujeres que quieren ser ser folladas analmente, vaginalmente, oralmente, quieren que eyaculen sobre ellas, que las ahoguen con una polla, que se les pongan los ojos en blanco. Son sólo una panda de zorras, putas y rametas, no son como tú. Y esto es una gran mentira.

Nunca ha habido una mujer en el mundo que deba ser separada de esa manera del resto de nosotras para recibir toda la repulsión y la violencia sexual que estos hombres perpetran.

 “Dato reconfortante sobre la gente que gobierna nuestro país: ha habido 24.473 intentos de acceder a contenidos pornográficos desde los ordenadores y dispositivos conectados a las Casas del Parlamento Británico desde las elecciones generales. Eso son 160 veces al día.”
Cuando ves porno, estás favoreciendo una industria basada en el maltrato y la tortura sexual de miles de mujeres.

La industria actual tal y como está establecida, tal y como funciona a día de hoy, está conduciendo a un preocupante deterioro de la salud mental de las mujeres involucradas en ella, porque son completamente silenciadas.

Necesitamos una campaña como #MeToo para las mujeres de la industria del sexo que actualmente no tienen a nadie que dé testimonio de su dolor.

Fuente
https://somoslamitad.wordpress.com/2018/01/17/la-oscura-razon-por-la-que-las-estrellas-porno-siguen-muriendo/





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